martes, 17 de noviembre de 2009

los cimientos para la divergencia abierta, neuroeconomía.

los cimientos para la divergencia abierta
servido por virginiawoolf 15 noviembre 2009 2 comentarios


(Nuevamente mi blog me impide acceder a contestar los comentarios, debe ser una maldición así que contesto con otro post).



Durante el siglo XIX los economistas alemanes y estadounidenses insistían en una interpretación muy diferente de las etapas de desarrollo. Para ellos todas las etapas anteriores se asociaban al modo de producir bienes, y juzgaban un grave error clasificar la siguiente etapa de desarrollo de otra forma. Esta diferencia de opinión sentó los cimientos para la divergencia abierta durante el siglo XIX entre la política económica alemana y estadounidense y la que prescribía la teoría inglesa. Para los economistas ingleses la última etapa era del “comercio”, mientras que para los alemanes y estadounidenses era la de la “industria”.



Éste es el punto clave en el que se desvía la actual economía estándar, descendiente de la “era del comercio” de Adam Smith, de la economía basada en la producción, descendiente de la economía continental europea (en particular alemana) y estadounidense.



La teoría moderna del comercio internacional de David Ricardo, tras ignorar la importancia de la tecnología y la producción, como he dicho antes, insiste en que el libre comercio entre una tribu del Neolítico y Silicon Valley tenderá a enriquecer a ambas partes. La teoría del comercio del Otro Canon, por el contrario, insiste en que el libre comercio no beneficiará a ambas partes hasta que hayan alcanzado la misma etapa de desarrollo.



Al concentrar su análisis en el comercio y no en la producción, la teoría económica inglesa, y más tarde neoclásica, fue equiparando poco a poco todas las actividades económicas entendiéndolas como cualitativamente iguales. Las teorías de la producción que se añadieron más tarde a esta tradición anglosajona de la economía -la teoría estándar actual- la veían esencialmente como un proceso consistente en añadir capital al trabajo, de una forma bastante mecánica comparable al riesgo de plantas genéticamente idénticas que crecen en condiciones idénticas.



La economía desarrolló, por utilizar la frase de Schumpeter, “la opinión pedestre de que es el capital per se el que impulsa el motor capitalista”.



Los textos estándar de economía no tienen en cuenta que las diferencias tecnológicas dan lugar a enormes variaciones en la actividad económica y por consiguiente también crean oportunidades muy diferentes para añadir capital al trabajo de una forma potencialmente rentable.



La primera revolución industrial se produjo esencialmente en la producción de tejidos de algodón. Los países sin ese sector industrial -las colonias- no tuvieron revolución industrial. Todos entienden la importancia de la revolución industrial, pero la teoría del comercio internacional de Ricardo pretende convencernos de que las tribus de la Edad de Piedra se harían tan ricas como los países industriales con tal que adoptaron el libre comercio. No estoy presentando un espantajo fácil de combatir; ésta fue de hecho la concepción que configuró el orden económico mundial después del final de la Guerra Fría.



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Todo esto nos lleva a pensar en lo importante que es la adaptación a los cambios tecnológicos y en cuanto al comercio internacional es muy importante también la economía de escala, y esto propiciado por lo anterior, por el desarrollo tecnológico y no a revés, es decir, no es el libre comercio el que propicia el cambio tecnológico, al menos no en un principio.



Cuando el proceso de expansión se invierte y la masa y escala necesaria desaparecen el sistema colapsa. Después de 1980 los sistemas económicos nacionales sometidos a la terapia de choque colapsaron como le sucede a la red de líneas aéreas que pierde el cincuenta por 100 de sus pasajeros de la noche a la mañana. La pérdida repentina de volumen provocada por la terapia de choque destruyó las actividades basadas en la escala, protegiendo únicamente las actividades con rendimientos constantes o decrecientes (el sector de los servicios tradicionales y la agricultura). Esta interrelación de factores explica por qué los teóricos de la economía basada en la experiencia desde James Steuart (1713-1780) hasta Friedrich List, insistían en la importancia del gradualismo en la implantación del libre comercio.



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De todas formas, tú lo reconoces también en tu comentario Giacomo, la necesidad de un proteccionismo que tiene que ver con un gradual desarrollo de las economías nacionales.



De lo contrario también estas economías pueden verse llevadas hacia atrás a un proceso de primitivización. La idea de progreso que emergió durante el Renacimiento contiene también en su seno la posibilidad de su opuesto, una regresión. De hecho, la idea del Renacimiento nació viendo pastar a las ovejas entre las fabulosas ruinas de la antigua Roma y al redistribuir algunos antiguos textos. Auge y declive y estaban inextricablemente entrelazados. Progreso y modernización -como solía denominarse al desarrollo en la década de 1960- se convierten al invertirse en regresión y primitivización. Las actividades económicas, las tecnologías y los sistemas económicos en su totalidad pueden retroceder durante algún tiempo a modos de producción y tecnologías que parecían historia pasada. Los sistemas basados en rendimientos crecientes, sinergias y efectos sistémicos requieren una masa crítica; la necesidad de escala y volumen da lugar a un “tamaño mínimo eficiente”.



Te dejo con esta idea que habla el experto economista Erik Reinert:



"El economista alemán Johann Heinrich von Thünen (1783-1850) confeccionó un gráfico de la sociedad civilizada con cuatro círculos concéntricos en torno a un núcleo de actividades con rendimiento creciente: la ciudad. Alejándose del centro de la ciudad decrecía gradualmente el uso del capital y aumentaba gradualmente el de la naturaleza. Cerca de la ciudad se producen los bienes más perecederos; derivados de la leche, vegetales y fruta, mientras que el grano para el pan se produce más lejos, y en la periferia queda la caza en la selva virgen. Los economistas actuales han redescubierto el planteamiento que exponía Von Thünen de la geografía económica, pero algunos pasan totalmente por alto el punto crucial en el que él insistía: que las actividades urbanas con rendimientos crecientes necesitan protección arancelaria para poner en funcionamiento todo el sistema".



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El problema aquí en España es sin duda el que no podemos competir en los aspectos más avanzados de las tecnologías, o bien vamos emulando a los demás, que ya es algo, pero tenemos que competir en otras actividades que no son igual de rentables que las tecnológicas, como son los servicios, el importante sector de los servicios y el turismo, tenemos que ser competitivos, pero tenemos también que hacer sacrificios creo yo, porque lo que David Ricardo no dice de su teoría, en verdad, es que la especialización de un país en una actividad no es suficiente, porque no todas las actividades son cualitativamente iguales. Por tanto esa es la diferencia.



Pero por eso yo contemplaba con optimismo la situación porque realmente las cifras aunque son recesivas, pero no son peores que en la eurozona, y porque es fundamental mantener un espíritu crítico pero no pesimista, porque el pesimismo es lo peor de todo, es lo que termina condicionando todo el desarrollo posterior hacia otra recesión. Hemos por tanto de hacer un esfuerzo todavía más, y como tú dices también en tu artículo, en el que me baso para construir este post, tendremos que seguir algunos consejos más o menos conservadores o propios de los ahorradores, pero también imaginativos y propios de la economía creativa. Ahora no se puede seguir solamente a Keynes o a los clásicos, no es una disyuntiva, yo creo que hay que seguirlos a todos y buscar en cada momento la curva de la economía, porque hay que estar cambiando constantemente de estretegia, ahora hay que vender y mañana hay que comprar, así lo veo yo más o menos.



Me he basado en otros textos de expertos sobre todo en los economistas que he citado, por eso se me ha alargado mucho este comentario también. Pero en fin espero que dé para leerlo toda la semana siguiente, por si se puede sugerir algun aspecto más de la cuestión.



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Gracias por tu opinión Giacomo, que también para tus estudios de economía puede tener un interés actual.



un saludo cordial!

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las economías emergentes, neuroeconomía y baja autoestima
servido por virginiawoolf 15 noviembre 2009 1 comentarios






Creo que no se puede echar toda la culpa de nuestros problemas a EEUU y a China, por mucho que tengan su gran parte, por supuesto, al ser las grandes potencias económicas que son, pero en España la crisis tiene un aspecto muy importante que la hace específicamente nuestra, y es que ha sido debida a la burbuja inmobiliaria sobre todo, y esto como causa específica que la ha agravado mucho más, aparte del efecto que pudiera tener por los activos y las subprimes americanas y su influencia en el mercado financiero.



Y por otra parte el comercio chino y su gran potencia emergente en la economía mundial, tenemos que contar que si aquí en España y en la economía hemos aceptado la entrada del mercado chino es por el efecto también positivo que ello causa en la economía. Claro que también por otra parte causa una competencia que bien podríamos llamar desleal en precios y capacidad de producción. Pero en primer lugar crea un efecto positivo en el valor añadido que crean su productos, y esto es lo bueno que crea para la economía también de nuestro país.



Por ejemplo, "es magnífico ser el país en donde se diseña la ropa y en donde se controla la venta de la misma -las tiendas por todo el mundo, las de las cadena de Zara, por ejemplo-; ahí está el valor añadido. Donde se confecciona no es la clave; se confecciona donde menos vale la mano de obra": según opina Gustavo Mata, asesor y experto financiero de nuestro país.



Se puede poner también el ejemplo de los zapatos. Al perder pendiente la curva de aprendizaje, la presión sobre los salarios creció, y poco a poco la producción de zapatos se trasladó a regiones más pobres. Estado Unidos exportó zapatos durante mucho tiempo, pero ahora importa prácticamente todos los que consume. Este fenómeno -que los países ricos exporten en los sectores con un gran desarrollo tecnológico, e importen en los sectores con escaso desarrollo tecnológico- está relacionado con lo que en la década de 1970 dos profesores de la Escuela Empresarial de Harvard que describieron el fenómeno, Raymond Vernon (1913-1999) y Louis T. Wells, denominaron “ciclo vital del producto” en la teoría del comercio internacional.



Mira cómo en Japón, porque esto mismo ya pasó también allí, -junto con la deflación y la burbuja inmobiliaria- y en la integración de los paises de asia oriental en cambio se renovaron. Creo que los trabajadores deberían aprender a renovarse, pero tendría el gobierno que ponerles los medios suficientes de renovación tecnológica que precisasen. Aunque ellos pongan de su parte, el gobierno tiene una gran responsabilidad sobre ello también.



Erik Reinert dice: Con el tiempo, el crecimiento económico se manifiesta en la forma de mayor productividad y nuevos productos que satisfacen nuestras necesidades. Sin embargo, el aumento de productividad se distribuye muy desigualmente entre las diversas actividades económicas.



El problema es que aquí no se implementa con nuevas tecnologías, se cierra y no se puede hacer nada. Este modelo de mejora tecnológica sucesiva difiere radicalmente del viejo modelo colonial estático, que podemos denominar “modelo del callejón sin salida”. Estoy basándome en lo que escribe Erik Reinert, un economista noruego-estadounidense.



Este economista muy sagaz en sus análisis escribe:



“Si se produce un cambio tecnológico, el país pobre que sigue el modelo del callejón sin salida pierde su producción. Mientras que la integración de Asia oriental ha seguido en su mayor parte el principio de los “gansos voladores”, las relaciones económicas de Estados Unidos con sus vecinos meridionales se ha caracterizado en su mayor parte por el principio del “callejón sin salida”.”



Hace algunos años, por ejemplo, Japón producía ropa barata, consiguiendo aumentos de productividad que elevaron tanto el nivel de vida a “modo difusivo”, que ya no se podía producir rentablemente allí un producto relativamente poco sofisticado como un vestido. De su producción se hizo cargo Corea del Sur, mientras que Japón mejoraba gradualmente su industria pasando a fabricar algo un poco más sofisticado como eran los televisores. Cuando Corea del Sur mejoró la ropa se fabricó durante un tiempo en Taiwán, hasta que allí sucedió lo mismo: los costes de producción aumentaron demasiado. La producción se desplazó entonces a Tailandia y Malasia, y la historia se repitió. Finalmente, la producción de ropa se desplazó a Vietnam. Pero en el ínterin toda una serie de países habían aprovechado la producción de ropa para elevar su nivel de vida: todos ellos habían pasado sucesivamente por la misma curva de aprendizaje, y todos ellos se habían hecho más ricos. Esta dinámica requiere, por supuesto, que el ganso que va en cabeza siga implementando continuamente nuevas tecnologías.



Situaciones en las que la dinámica descrita en las curvas de aprendizaje se puede utilizar para enriquecer a los países, mejorándolos tecnológicamente unos detrás de otros, y eso es lo que tendríamos que hacer aquí y claro que tiene la culpa Zapatero y en general los responsables de la economía, también los bancos que sólo buscan el propio beneficio, sin pensar en el beneficio de un país.



Yo lo plantearía como que estamos ante un callejón sin salida. Y es porque no hay integración ni regional ni del sector de la productividad.



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China es el gigante que emerge, claro está.



El que China haya entrado en el comercio mundial con esa gran fuerza es porque los bajos precios de las exportaciones chinas benefician también al país que es importador.



Frente a los temores proteccionistas de los EEUU en un mundo globalizado las cifras del comercio bilateral son irrelevantes, en otras palabras mientras China trabaja con muy poco margen y bajos salarios, las compañías norteamericanas y las demás extranjeras obtienen beneficios formidables.



Desde ese mismo enfoque, "está claro que la responsabilidad que a veces se imputa a los fabricantes chinos por sus bajos precios no se debe tanto a su esfuerzo en costes para competir entre ellos, sino sobre todo a la capacidad que los grandes distribuidores en destino tienen de estrangular a su proveedores al disfrutar de un fuerte dominio del acceso al consumo final con sus redes de puntos de venta y su gran proporción de cuota de mercado", según el economista español Ramón Tamames.



Forma de explotación que se hace todavía mayor con las marcas blancas que crean los propios distribuidores, de modo que los precios a que deben fabricarlos los proveedores se envilecen más y más desde el punto y hora en que el gran distribuidor siempre está en la posición de poder cambiarse a otro más sumiso que le haga el producto por un precio idéntico o incluso menor.



Hablamos del valor añadido, y de esos márgenes entre los proveedores y también hablamos del consumo final, lo que yo me he ahorrado en mi consumo doméstico al comprar en una tienda china, despues lo puedo emplear en comer en un restaurante de mi barrio o en comprar un producto de tecnología, y por tanto voy dejando riqueza en otras actividades productivas.



Por eso digo que aquí el gobierno tiene una gran responsabilidad también en preparar a los trabajadores del futuro, en la curva del aprendizaje y en asumir los cambios tecnológicos de las actividades, para ser productivas, si no sucederá como dicen esos economistas que estaremos en pocos años en una nueva crisis crediticia y de déficit de nuestra deuda pública.



Yo creo que el sector de la construcción tendrá que renovarse, y a partir de ahí tenemos que seguir creando y construyendo casas pero ya sin esa gran inflación, y por otra parte, tendremos que renovarnos. También viene Ikea y quita cuota de mercado a los mercaderes de muebles españoles, pero aún así lo permitimos. Sin duda, tendremos que aprender de otros países a renovarnos, tendremos que especializarnos en buscar nuevas cuotas de mercado en otras actividades, quizás, pero tendremos que esforzarnos sin duda.



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Por otra parte está el problema de la neuroeconomía y nuestra baja autoestima. Cuando España no se ha comportado como el peor país de la Eurozona, es cierto que ha bajado nuestro PIB, que hemos creado mayor numero de desempleo despues de Irlanda.



Pero la verdad es que en la nota del PIB del 2º trimestre de 2009 de Eurostat se ve cómo la tasa interanual de nuestro PIB ha caído menos que el promedio de la eurozona, mucho menos que el de Alemania o países más avanzados tecnológicamente como Finlandia y lo mismo que los EEUU.



Por otra parte se nos dice que somos menos productivos que esos países, pero también en productividad estamos por encima del promedio europeo, igual que en nuestra renta por habitante, entonces ¿por qué la percepción es tan negativa? Porque no somos tan competitivos, pero nuestras exportaciones aunque han caído no han caído menos que el comercio internacional.



Pero es que el Gobierno español transmite un mensaje pesimista y de poca confianza sobre la recuperación a diferencia de Obama. Aunque el año pasado el Gobierno gastó absurdamente su credibilidad negando la crisis.



Pero llegamos a la esencia del pesimismo, tenemos la mayor tasa de paro de Europa después de Letonia. Aquí el dato es irrefutable y sin duda es nuestra prioridad para la próxima década pero hay que explicar que en la última década España ha recibido casi cinco millones de inmigrantes y que ahora hay 1.2 millones desempleados. Que en el último año hemos destruido 1.5 millones de empleo pero que hemos aumentado nuestra base de ocupados un 50% en el último ciclo que hemos creado uno de cada tres empleos que se han creado en la Eurozona, el doble de empleos que Alemania y el triple que el Reino Unido y no sé si eso será un milagro económico o no somos conscientes de ello.



Por eso, ahora vienen muchos agoreros echando nuestra economía hacia atrás, hablando de la devaluación del dolar y la del yuan, y de como esto afectará a todas las economías y más a la nuestra por su poca especialización en la productividad. Pero yo creo que tenemos que ir haciendo mejor lo que sí sabemos hacer, y que hemos demostrado que sí sabemos hacerlo. Turismo, construcción aunque más selectiva y sin inflación engañosa, y todos los servicios que hemos construido alrededor de estas actividades.



Se puede objetar que este empleo es de mala calidad pero en 1994 sólo había 6 millones de asalariados con contrato indefinido y ahora son 11.5 millones y que casi el 30% de los ocupados tiene estudios universitarios.



Yo me pregunto por tanto si la excesiva percepción negativa es un reflejo de nuestra baja autoestima y limita nuestro potencial de crecimiento y es muy fácil responder afirmativamente.



Según dice el economista español José Carlos Díez: "La neuroeconomía nos enseña que los humanos ponderamos mucho en nuestra toma de decisiones la información reciente por lo que el excesivo pesimismo condiciona la recuperación y la volatilidad cíclica de la economía española pero no su potencial. En la crisis de 1992 nadie apostaba por el futuro de la economía española ni un duro y cuando venga la recuperación, que ya está cerca, irán olvidando la crisis y volveremos a tener un ciclo expansivo, boom inmobiliario, desequilibrios, etc. El problema es que al pesar la información reciente las expectativas son adaptativas y tardarán bastante tiempo en olvidar la crisis, cómo sucedió en 1992".



Los países que consiguen prevalecer en las explosiones de productividad -como Irlanda en la tecnología de la información y Finlandia en los teléfonos móviles- experimentan un fuerte aumento de los salarios reales. Pero aquí con el sector automovilístico tenemos un problema y es que no forman parte de un nuevo producto, ni de una explosión de productividad.



Las industrias automovilisíticas nacieron en un sistema basado en la nación, que era quien los fabricaba y protegía con su industria, y despues esa tecnología otros países la copiaban aunque la economía de escala fue la que propugnó que se pudiera alcanzar una mayor difusión.



La protección sin embargo de la propiedad intelectual en los productos de las nuevas tecnologías que están preotegidas al comercializarla, y la creciente proporción de artículos patentados en el comercio mundial profundizará inevitablemente la brecha económica entre países ricos y países pobres, y en el sector del automóvil no pasa lo mismo porque no tienen esa protección pero la economía de escala es la que lo sostiene y solamente se pueden producir en determinados sitios.



Hoy día sin embargo, con la producción de China y Vietnam se han producido modelos en que a salarios más bajos se ha creado una producción mayor e igualmente competente, y esto influye sin duda en el sector del automóvil.



Pero si aquí no nos especializamos en coches, porque la economía de escala hoy día está basada en países que ofrecen sueldos más bajos, y tampoco nos podemos especializar en microsoft como otros países ricos porque hay una serie de patentes o copyrights que lo protegen, entonces si esas actividades que son las que producen la riqueza no emergen hacia nuestra economía, ¿qué nos queda?



Yo creo que tenemos que confíar en nuestro potencial.



Si nuestros políticos de verdad demostraran la capacidad para trabajar en favor del interés público y general, si se dirigieran a pensar en el bien común y no sólo en el beneficio privado, podríamos creer en ellos de nuevo. Pero hoy día la gestión política en favor de lo público y del interés común brilla por su ausencia. Si de verdad hablaran claramente y lo demostrasen, como se demuestran las cosas.



Los estados podrán soportar el deficit un año o dos pero más no, y la capacidad de endeudamiento adquirida ya la estamos poniendo al límite, sólo gracias al superavit que tuvimos en los anteriores años.



Se necesita una gran capacidad política, y también ser consciente de que las decisiones políticas no son neutrales y que la economía necesita de ellas, por encima de todo, pues así es como se genera la riqueza de todos, en construir salarios de “rentas medias” para todos, y no salarios de ricos y salarios de pobres.



Creamos un sector potente de la construcción pues démosle el auge que debe tener ajustando o remodelando la capacidad de trabajo y consiguiendo atraer nuevas inversiones, la demanda de otros países o extranjeros, y por supuesto bajando los costes, bajando los precios, volviendo a poner las cosas en su sitio. Si estos directivos que se han enriquecido no lo hacen, y no se sacrifican, mal puede verse que esto salga adelante.



Si no demuestran la capacidad estos gobernantes, muy pocos vamos a salir vivos de esta. Porque aquí en este país es como si todo lo que hacemos lo tirásemos por la borda, y no le diésemos la importancia que tiene.



La combinación de la producción con un sector industrial primordialmente basado en la nación creó y ha creado en la historia económica del siglo XIX -por ejemplo en la industria automovilística- condiciones únicas para subir los salarios reales gracias también al poder sindical. Esto tiene que ver con un factor que los economistas manejan muy mal: el poder económico y político. Pero por eso tenemos que ver a los políticos como los responsables directos y a la democracia participativa y social, somos todos los responsables si no sabemos salir de esta crisis.


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lo dijo giacomo 15 noviembre 2009 | 11:32 AM

Interesante artículo, activo y optimista

AUnque me gustaria resaltar que lo que tenemos es un serio problema de organización en el terreno industrial. Y un serio problema en el terreno universitario y de formacion. Creo haber leido que el Gobierno pretende tomar la misma politica que en Alemania en cuanto a reduccion de horas y mantenimiento de la plantilla.Para evitar el sobrestockage y la situacion de paro (El PiB en Alemania ha caido igual o más que en España pero el paro se ha mantenido más o menos estable). Eso es posible en una Industria bien estructurada en España lo veo dificil y en parte porque la Industria Española pelea con la industria China

El comercio internacional sin duda en términos generales es beneficioso. Y tiene respaldo solido teorico desde David Ricardo a Krugman

Eso no quita para que el que no pueda competir le convenga ser proteccionista en el corto plazo. Por eso en los periodos de crisis en la Historia ha habido un repliegue nacional. La gente obviamente no quiere perder empleo ni nivel de vida

Eso a la larga es negativo (Por ejemplo. el intervencionismo en España a principios del XiX ocasionó que la gente tuviera que pagar el doble por el trigo español frente al trigo que venia de EEUU. Eso hace que haya que pagar salarios más altos (subsistencia) y haya poco margen o ninguno para hacer nuevas inversiones

En general es un problema de plazos Cada doctrina o rama defiende el suyo

Keynesianismo- Corto plazo
Austriacos- Medio plazo
Economistas clásicos- Largo plazo

Y claro está... influye mucho la forma de ver la vida y los valores que proyectes hacia ella

Creo que lo inteligente es saber combinar

Un saludo

lunes, 16 de noviembre de 2009

Alice Miller

Alice Miller



De Wikipedia, la enciclopedia libre





Alice Miller (nacida en 1923) es una psicóloga conocida por su trabajo en maltrato infantil y sus efectos en la sociedad así como en la vida de los individuos. Nació en Polonia, pero creció y estudió en Suiza. Obtuvo su doctorado en filosofía, psicología y sociología en 1953 en Basilea. En 1986 Miller fue galardonada con el premio Janusz Korczak por la Liga Antidifamación. Tiene dos hijos adultos.










Contenido


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"Culpabilizando" a los padres [editar]


La introducción a su primer libro, El drama del niño dotado publicado en 1979, contiene un famoso párrafo que resume la perspectiva de Miller: "La experiencia nos enseña que, en la lucha contra las enfermedades psíquicas, únicamente disponemos, a la larga, de una sola arma: encontrar emocionalmente la verdad de la historia única y singular de nuestra infancia".[1]


Miller se desencantó de su propia profesión, el psicoanálisis, después de muchos años de practicarlo. Sus primeros tres libros fueron resultado de una investigación sobre lo que sentía eran importantes puntos ciegos en dicho campo. No obstante, cuando publicó su cuarto libro Miller ya no creía que el psicoanálisis era viable de forma alguna.[2]


Basándose en la psicohistoria, Miller ha analizado a Virginia Woolf, Kafka y otros: vidas en que ha encontrado relaciones entre los traumas de su niñez y el devenir de sus vidas.[3] Miller cree que todos los casos de enfermedad mental, crimen y caer en sectas son ocasionados por traumas infantiles y un dolor interno no procesado con la ayuda de algún alma solidaria que ella llama "testigo iniciado". En su cosmovisión este modelo abarca todas las formas de abuso infantil, incluyendo aquellas comúnmente aceptadas como cachetes o nalgadas a los hijos, que ella llama pedagogía negra (schwarze Pädagogik).[4]


Miller culpa a los padres de las neurosis y psicosis de la humanidad. En nuestra cultura "No toques a los padres es la ley suprema", escribió Miller. Incluso los psiquiatras, psicoanalistas y psicólogos clínicos tienen un miedo inconsciente de culpar a los padres de los trastornos mentales de sus clientes. Según Miller, los profesionales de salud mental también son criaturas de la pedagogía negra internalizada en sus propias infancias. Esto explica por qué el mandamiento "Honrarás a tus padres" ha sido uno de los blancos principales en la escuela de psicología de Miller.[5]


Miller llama al electroshock para tratar a la depresión "una campaña en contra de los recuerdos". También critica el consejo de los psicoterapeutas a sus clientes de perdonar a sus padres abusivos. Para Miller eso sólo impide el camino a la recuperación: recordar y sentir el dolor de nuestra niñez. "La mayoría de los terapeutas temen esta verdad. Trabajan bajo la influencia de interpretaciones destructivas sacadas tanto de religiones occidentales como orientales, que predican perdón al otrora maltratado niño". El perdón no resuelve el odio sino que lo encubre de manera muy peligrosa en el adulto ya crecido: produciendo el desplazamiento hacia chivos expiatorios, tal como Miller arguye en sus psicobiografías de Hitler y Bartsch, ambos víctimas de un horrendo vapuleo parental.[6] [7]


El común denominador en los escritos de Miller consiste en explicar por qué los seres humanos prefieren no conocer su propia victimización en la niñez. El mandato inconsciente del individuo, el no ser consciente de cómo fue tratado en la infancia, conduce al desplazamiento: el irresistible impulso de repetir formas traumatogénicas de parentela en la siguiente generación de hijos.[8]


Resumen de sus libros [editar]


El siguiente es un breve resumen de los libros de Alice Miller.


Por tu propio bien (1980) [editar]


Miller presenta aquí la tesis de cómo los traumatogénicos métodos alemanes de crianza produjeron a un Hitler y a un asesino en serie de niños alemán llamado Jürgen Bartsch. En esta obra Miller introduce el término "pedagogía negra". Los niños aprenden a tomar partido, "por su propio bien", por el punto de vista de sus padres en contra de ellos mismos. Para Miller, el proceso pedagógico tradicional es manipulación, y resulta en que el adulto ya crecido acata las autoridades, incluso si son líderes tiránicos o dictadores como Hitler. Miller incluso arguye que abandonemos el término "pedagogía" en favor de la palabra "apoyo": algo similar a lo que los psicohistoriadores llaman la forma de apoyo en puericultura.[9]


Du sollst nicht merken (1981) [editar]


A diferencia de los posteriores libros de Miller, este está escrito en un estilo académico. Es la primer crítica de Miller al psicoanálisis, al que acusa de parecerse a las pedagogías negras que describió en Por tu propio bien. Miller es crítica tanto de Freud como de Jung. Hace un examen exhaustivo de la teoría freudiana de la libido edípica: un artilugio que convenientemente culpa al niño del abuso sexual de los adultos. Miller también critica a Kafka, quien fue maltratado de niño por su padre pero que cumple la función políticamente correcta de reflejar el maltrato en novelas metafóricas en lugar de denunciarlo.[10]


La llave perdida (1988) [editar]


Este libro es básicamente una psicobiografía de Nietzsche, Picasso, Käthe Kollwitz y Buster Keaton. (En el último libro de Miller, El cuerpo nunca miente publicado en 2005, la autora incluye análisis similares de Dostoievski, Chéjov, Schiller, Rimbaud, Mishima, Proust y James Joyce.)


Según Miller, Nietzsche no vivió en una familia amorosa y su legado filosófico es una metáfora de un impulso inconsciente de rebelión en contra de la opresiva tradición teológica de su familia. Su sistema filosófico está errado porque Nietzsche fue incapaz de hacer contacto emocional con el niño maltratado que llevaba dentro. Aunque Nietzsche fue castigado severamente por un padre que enloqueció cuando aquél era un niño pequeño, Miller no acepta la teoría genética de la locura. Más bien, interpreta el quebranto psicótico de Nietzsche como resultado de una tradición familiar de puericultura prusiana.[11]


El saber proscrito (1988) [editar]


En este libro más personal, Miller confiesa que ella misma fue maltratada en su infancia. También introduce el fundamental concepto milleriano de "testigo iniciado": una persona que está dispuesta a apoyar a otra persona dañada, empatizar con ella y ayudarle a obtener un entendimiento de su pasado biográfico.


El saber proscrito también es autobiográfico en otro sentido. Marca la apostasía total y definitiva de Miller de su propia profesión, el psicoanálisis. La sociedad colude con las teorías de Freud a fin de cegarse ante la verdad de la propia infancia, una verdad que las culturas humanas han "proscrito". Irónicamente, los sentimientos de culpa inculcados en nuestras mentes desde nuestros más tiernos años refuerzan nuestra represión incluso en la profesión psicoanalítica.[12]


Abbruch der Schweigemauer (1990) [editar]


Escrito en las postrimerías de la caída del Muro de Berlín, Miller censura la cultura humana entera. El "muro del silencio" (Schweigemauer) es el muro detrás del que la sociedad —la academia, los psiquiatras, el clero, los políticos y los medios de comunicación— han buscado protegerse: negando los efectos destructivos del maltrato infantil para la mente. Miller continúa la confesión autobiográfica iniciada en El saber proscrito sobre su abusiva madre. En su libro Pictures of a Childhood: Sixty-six Watercolors and an Essay, Miller dice que la pintura le ayudó a ponderar hondo en sus memorias. En algunas de sus pinturas Miller muestra a la bebé Alice empañada, algunas veces por una madre maligna.[13]



Traicioné a esa pequeña niña [...]. Sólo en años recientes, con la ayuda de la terapia que me capacitó poco a poco a levantar el velo de la represión, pude permitirme experimentar el dolor y la desesperación, el estado de indefensión y la justificada furia de esa niña maltratada. Sólo entonces la dimensión del crimen en contra de la niña que otrora fui se hizo clara y transparente.[14]


Libros publicados [editar]



  • El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo (Das Drama des begabten Kindes, 1979, en español 1985), edición actual Tusquets Editores, enero 2008, ISBN: 978-84-8310-566-5

  • Por tu propio bien: raíces de la violencia en la educación del niño (Am Anfang war Erziehung, 1980), edición actual Tusquets Editores, marzo 2009, ISBN: 978-84-8310-567-2

  • (Du sollst nicht merken, 1981)

  • (Bilder einer Kindheit, 1985)

  • La llave perdida (Der gemiedene Schlüssel, 1988), edición actual Tusquets Editores, enero 2002, ISBN: 978-84-7223-390-4

  • El saber proscrito (Das verbannte Wissen, 1988), edición actual Tusquets Editores, octubre 2009, ISBN: 978-84-7223-177-1

  • (Abbruch der Schweigemauer, 1990)

  • El drama del niño dotado (fábula) (Das Drama des begabten Kindes, 1994), nueva edición de la obra original, enteramente revisada y ampliada, Tusquets Editores, junio 2009, ISBN: 978-84-8383-167-0

  • (Wege des Lebens - sieben Geschichten, 1998)

  • La madurez de Eva (Evas Erwachen, 2001), Ediciones Paidós, enero 2002, ISBN: 978-84-493-1178-9

  • El cuerpo nunca miente (Die Revolte des Körpers, 2004), edición actual Tusquets Editores, marzo 2007, ISBN: 978-84-8310-439-2

  • Salvar tu vida (Dein gerettetes Leben, 2007), edición actual Tusquets Editores, septiembre 2009, ISBN: 978-84-8383-174-8

  • (Bilder meines Lebens, 2006)

  • (Jenseits der Tabus, 2009, PDF sin costo en alemán)


Notas [editar]





  1. Miller, Alice (2001). El drama del niño dotado. Barcelona: TusQuets, pp. 15.

  2. Capps, Donald (1995). The child’s song: the religious abuse of children. Louiseville, Kentucky: Westminister Knox Press, pp. 3-20.

  3. Miller, Alice (2005). El cuerpo nunca miente. Barcelona: TusQuets, pp. 37-41 & 48-50.

  4. Miller, Alice (1985). Por tu propio bien. Barcelona: TusQuets, pp. 17-95.

  5. Miller, Alice (1991). Breaking down the walls of silence. NY: Dutton/Penguin Books.

  6. Miller: Por tu propio bien: raíces de la violencia en la educación del niño (op. cit.)

  7. Miller, Alice (1998). El saber proscrito. Barcelona: TusQuets.

  8. Miller, Alice (1984). Thou shalt not be aware: society’s betrayal of the child. NY: Meridan Printing.

  9. Miller: Por tu propio bien (op. cit.)

  10. Miller: Thou shalt not be aware: society’s betrayal of the child (op.cit.)

  11. Miller, Alice (1991). La llave perdida. Barcelona: TusQuets.

  12. Miller: El saber proscrito (op. cit.)

  13. [1] – pintura de Miller

  14. Miller: Breaking down the walls of silence, (op. cit.), págs. 20s




Véase también [editar]



Enlaces externos [editar]





sábado, 31 de octubre de 2009

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno



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«Unamuno» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Unamuno (desambiguación).


































Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno.JPG

Retrato de D. Miguel de Unamuno por Ascensio Martiarena (1926).
Nombre Miguel de Unamuno
Nacimiento 29 de septiembre de 1864

Bilbao, España
Defunción 31 de diciembre de 1936

Salamanca, España
Ocupación Escritor, filósofo
Nacionalidad Bandera de España España
Movimientos Generación del 98

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao; 29 de septiembre de 1864Salamanca; 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios.










Contenido


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Biografía


Miguel de Unamuno nació en la calle Ronda del casco viejo de Bilbao. Era el tercer hijo y primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes. A los diez años, al acabar sus primeros estudios en el colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista (lo que luego reflejará en su primera novela, Paz en la guerra).


Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de sobresaliente en 1883, a sus diecinueve años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. En ella anticipa su idea sobre el origen de los vascos, contraria a las afirmaciones del nacionalismo vasco que propugnaban una raza vasca no contaminada por otras razas.


En 1885 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología y publica un artículo titulado «Del elemento alienígena en el idioma vasco» y otro costumbrista, «Guernica», aumentando su colaboración en 1886 con el Noticiero de Bilbao.






Banderas de Bilbao y flores rojas y blancas en el homenaje a Miguel de Unamuno, en la Plaza Unamuno, a unos cien metros de la casa natal del escritor, en el Casco Viejo de Bilbao.



En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y el novelista y folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último.


Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno como vasco pero «españolista» debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras en euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo no era posible. «El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado transitorio».[1]


En 1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la Exposición Universal y se inaugura la torre Eiffel.


El 31 de enero de 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. Con motivo de estas oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, amistad que se irá intensificando hasta el suicidio de aquél en 1898. En 1901 es nombrado Rector de la Universidad de Salamanca.


El 11 de octubre de 1894 ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao y colabora en el semanario Lucha de clases de esta ciudad, abandonando el partido socialista en 1897 y sufriendo una gran depresión.


En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya, en el País Vasco francés, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento apoteósico.


Miguel de Unamuno se presenta candidato a concejal por la conjunción republicano-socialista para las elecciones del 12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama el 14 de abril la República en Salamanca. Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza «una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido». La República le repone en el cargo de Rector de la Universidad salmantina. Se presenta a las elecciones a Cortes y es elegido diputado como independiente por la candidatura de la conjunción republicano-socialista en Salamanca. Sin embargo, el escritor e intelectual, que en 1931 había dicho que él había contribuido más que ningún otro español —con su pluma, con su oposición al rey y al dictador, con su exilio...— al advenimiento de la República, empieza a desencantarse. En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila de su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio, a título honorífico, de la Universidad de Salamanca, que crea una cátedra con su nombre. En 1935 es nombrado ciudadano de honor de la República. Fruto de su desencanto, expresa públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, el gobierno, Azaña.[2]






Universidad de Salamanca, de la que Unamuno fue rector.



Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de julio la práctica totalidad del consistorio salmantino es destituida por las nuevas autoridades y sustituida por personas adictas, Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde, el comandante Del Valle. En el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados, declarando que representaban la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana, lo que causa tristeza y horror en el mundo, según el historiador Fernando García de Cortázar.[2] Azaña lo destituye, pero el gobierno de Burgos le repone de nuevo en el cargo. Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. A finales de julio, sus amigos salmantinos, Prieto Carrasco, alcalde republicano de Salamanca y José Andrés y Manso, diputado socialista, habían sido asesinados, así como su alumno predilecto y rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila Hernández. En la cárcel se hallaban recluidos sus íntimos amigos el doctor Filiberto Villalobos y el periodista José Sánchez Gómez, éste a la espera de ser fusilado. Su también amigo, el pastor de la Iglesia anglicana y masón Atilano Coco, estaba amenazado de muerte y de hecho fue fusilado en diciembre de 1936. A principios de octubre, Unamuno visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos.[3]


Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación durante el acto de apertura del curso académico (que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Raza), el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad. Varios oradores soltaron tópicos acerca de la «anti-España». Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso en pie y pronunció un apasionado discurso. «Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...».


En ese punto, el general José Millán-Astray (el cual sentía una profunda enemistad por Unamuno, que le había acusado inopinadamente de corrupción), empezó a gritar: «¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?». Su escolta presentó armas y alguien del público gritó: «¡Viva la muerte!». En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló: «¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!». Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de «¡Viva España!». Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno, que dijo:


Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de «¡Viva la muerte!». Esto me suena lo mismo que «¡Muera la vida!». Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (...) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...

Furioso, Millán gritó: «¡Muera la inteligencia!». En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: «¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!». Unamuno no se amilanó y concluyó: «¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España».


La esposa de Franco, Carmen Polo, toma del brazo a don Miguel y le acompaña a su casa, rodeados de su guardia personal,[4] lo que evita que el incidente acabe en tragedia. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El proponente, el concejal Rubio Polo, reclamó su expulsión «...por España, en fin, apuñalada traidoramente por la pseudo-intelectualidad liberal-masónica cuya vida y pensamiento [...] sólo en la voluntad de venganza se mantuvo firme, en todo lo demás fue tornadiza, sinuosa y oscilante, no tuvo criterio, sino pasiones; no asentó afirmaciones, sino propuso dudas corrosivas; quiso conciliar lo inconciliable, el Catolicismo y la Reforma; y fue, añado yo, la envenenadora, la celestina de las inteligencias y las voluntades vírgenes de varias generaciones de escolares en Academias, Ateneos y Universidades».[5] El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.[6]


Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado, en palabras de Fernando García de Cortázar, de resignada desolación, desesperación y soledad.[2] A los pocos días, el 20 ó 21 de octubre, en una entrevista mantenida con el periodista francés Jérôme Tharaud (común y erróneamente atribuida al escritor Nikos Kazantzakis):


Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de sí misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral. Si el miserable gobierno de Madrid no ha podido, ni ha querido resistir la presión del salvajismo apelado marxista, debemos tener la esperanza de que el gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. (...) Insisto en que el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional, ya que España no debe estar al dictado de Rusia ni de otra potencia extranjera cualquiera, puesto que aquí se está librando, en territorio nacional, una guerra internacional. Y es deber también traer una paz de convencimiento y de conversión y lograr la unión moral de todos los españoles para reestablecer la patria que se está ensangrentando, desangrándose, envenenándose y entonteciéndose. Y para ello impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad, como a las veces tratan. Que no es camino el que se pretenda formar sindicatos nacionales compulsivos, por fuerza y por amenaza, obligando por el terror a que se alisten en ellos, ni a los convencidos ni convertidos. Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.

Y a los pocos días, en esta ocasión sí con Kazantzakis:


En este momento crítico del dolor de España, sé que tengo que seguir a los soldados. Son los únicos que nos devolverán el orden. Saben lo que significa la disciplina y saben cómo imponerla. No, no me he convertido en un derechista. No haga usted caso de lo que dice la gente. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré —pronto— y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario.





Plaza de Unamuno, en su barrio natal, durante el homenaje anual que le rinde el Ayuntamiento de Bilbao



El 21 de noviembre, escribe a Lorenzo Giusso:[2]


La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...

Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el transcurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos. A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista.[3] A su muerte, Antonio Machado escribió:[2] «Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo».


Obra


Narrativa


La obra narrativa de Miguel de Unamuno, en orden cronológico, es la siguiente:



  • Paz en la guerra (1895), obra en la cual utiliza el contexto de la tercera guerra carlista (que conoció en su niñez) para plantear la relación del yo con el mundo, condicionado por el conocimiento de la muerte;

  • Amor y pedagogía (1902), que une lo cómico y lo trágico en una reducción a lo absurdo de la sociología positivista;

  • Recuerdos de niñez y mocedad (1908) es una obra autobiográfica. En ella el autor vasco reflexiona sobre los primeros años de su vida en Bilbao;

  • El espejo de la muerte (1913), libro de cuentos;

  • Niebla (1914), obra clave de Unamuno, que él caracteriza con el nombre «nivola» para separarla de la supuesta forma fija de la novela;

  • En 1917 escribe Abel Sánchez, donde invierte el tópico bíblico de Caín y Abel para presentar la anatomía de la envidia;

  • Tulio Montalbán (1920) es una novela corta sobre el problema íntimo de la derrota de la personalidad verdadera por la imagen pública del mismo hombre;

  • También en 1920 se publican tres novelas cortas con un prólogo de gran importancia: Tres novelas ejemplares y un prólogo;

  • La última narración extensa es La tía Tula (1921), donde se presenta el anhelo de maternidad ya esbozado en Amor y pedagogía y en Dos madres;

  • Teresa (1924) es un cuadro narrativo que contiene rimas becquerianas, logrando en idea y en realidad la recreación de la amada;

  • Cómo se hace una novela (1927) es la autopsia de la novela unamuniana;

  • En 1930, Unamuno escribe sus últimas novelas: San Manuel Bueno, mártir, en la que habla de un sacerdote que predica algo en lo que él no logra creer; y Don Sandalio, jugador de ajedrez.


Novela


En la época literaria que rodeaba al autor por entonces, se exigían unos rígidos patrones de procedimiento a la hora de escribir y publicar una novela: una temática particular, líneas de tiempo y acción específicas, convencionalismos sociales... una especie de guión no escrito pero aceptado por todos. Y esto suponía a Unamuno un corsé del que pretendería desprenderse de alguna forma, para expresarse en sus páginas como estimara oportuno. Su solución fue inventar un nuevo género literario, al que bautizó como «nivola», y de esta forma, no podría obtener crítica ninguna en lo referente a reglas de estética o composición, porque sólo debería atender a las reglas que él mismo hubiese diseñado para su nuevo género. Así lo expresa en el prólogo de Niebla (1914):


[...] He oído también contar de un arquitecto arqueólogo que pretendía derribar una basílica del siglo X, y no restaurarla, sino hacerla de nuevo como debió haber sido hecha y no como se hizo. Conforme a un plano de aquella época que pretendía haber encontrado. Conforme al proyecto del arquitecto del siglo X. ¿Plano? Desconocía que las basílicas se han hecho a sí mismas saltando por encima de los planos, llevando las manos de los edificadores. También de una novela, como de una epopeya o de un drama, se hace un plano; pero luego la novela, la epopeya o el drama se imponen al que se cree su autor. O se le imponen los agonistas, sus supuestas criaturas. Así se impusieron Luzbel y Satanás, primero, y Adán y Eva, después, a Jehová. ¡Y ésta sí que es nivola, u opopeya o trigedia! Así se me impuso Augusto Pérez. Y esta trigedia la vio, cuando apareció esta mi obra, entre sus críticos, Alejandro Plana, mi buen amigo catalán. Los demás se atuvieron, por pereza mental, a mi diabólica invención de la nivola. Esta ocurrencia de llamarle nivola —ocurrencia que en rigor no es mía, como lo cuento en el texto— fue otra ingenua zorrería para intrigar a los críticos. Novela y tan novela como cualquiera otra que así sea. Es decir, que así se llame, pues aquí ser es llamarse. ¿Qué es eso de que ha pasado la época de las novelas? ¿O de los poemas épicos? Mientras vivan las novelas pasadas vivirá y revivirá la novela. La historia es resoñarla.

Filosofía


La filosofía de Unamuno no fue una filosofía sistemática, sino una negación de cualquier sistema y una afirmación de fe «en sí misma». Se formó intelectualmente bajo el racionalismo y el positivismo. Durante la época de su juventud, escribió artículos en los cuales se apreciaba claramente su simpatía por el socialismo, y tenía una gran preocupación por la situación en la que se encontraba España.


La influencia de algunos filósofos como Adolf von Harnack provocó el rechazo de Unamuno por el racionalismo. Tal abandono queda de manifiesto en su obra San Manuel Bueno, mártir, donde la metáfora de la nieve cayendo sobre el lago ilustra su postura en favor de la fe —la montaña sobre la cual la nieve crea formas, paisajes, frente al lago, donde ésta se disuelve y se transforma en nada—.


Para él la muerte es algo definitivo, la vida acaba. Sin embargo, pensaba que la creencia de que nuestra mente sobrevive a la muerte es necesaria para poder vivir. Desde luego, se necesita creer en un Dios, tener fe, lo cual no es racional; así siempre hay conflicto interior entre la necesidad de la fe y la razón que niega tal fe. Es considerado uno de los predecesores de la escuela existencialista que, varias décadas después, encontraría su auge en el pensamiento europeo. Así estudió danés para leer directamente a Søren Kierkegaard (1813–1855), a quien en sus obras solía llamar, en su peculiar y cordial estilo, «hermano».


La preocupación por España se manifestó en los ensayos recogidos en sus obras:



  • En torno al casticismo (1895);

  • Vida de Don Quijote y Sancho (1905);

  • Por tierras de Portugal y España (1911).


Durante la guerra y a partir de agosto de 1936, Unamuno comenzó a tomar apuntes para un libro que no llegaría a escribir y en el que plasma su testamento político: El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas.


Sus obras más puramente filosóficas son:



Poesía


Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte.


Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas destacan: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y Cancionero (1953).


Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.


Dedicó a la ciudad estas bellas palabras: «Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla».


Tosco y prosista, nunca se le ha reconocido por versos armoniosos y trabajados, sino por estrofas breves, castellanas y muy personales: en palabras de Ramón Irigoyen, prologuista de Niebla en la edición de El Mundo, Unamuno siempre fue un «eyaculador precoz del verso», haciendo referencia a su escaso detenimiento en la revisión de sus poemas conclusos, en comparación con otros poetas de la época tales como Machado o Juan Ramón Jiménez.


Teatro


La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que obtuviera un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad individual, la fe como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son tratados en La esfinge (1898), La venda (1899) y El otro (1932). Actualiza la tragedia euripidea en Fedra (1918) y traduce la Medea (1933) de Séneca.


El teatro unamuniano tiene las siguientes características:



  1. Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la tragedia griega clásica.

  2. Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve despojada de todo artificio. Es una escenografía, simplificada al máximo.

  3. Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de los personajes y, sin duda, de su interior.


Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán, Azorín y, más tarde, Federico García Lorca.


Epistolario


Miguel de Unamuno reflejó en su abundante Epistolario, las impresiones de viajes a lo largo de la geografía salmantina. Era un enamorado de Las Arribes, Sierra de Francia, La Alberca...


Bibliografía



  • Emilio Salcedo. Vida de don Miguel, Editorial Anaya, Salamanca, 1964 (con importantes aportaciones de testigos presenciales de los hechos).

  • Julián Marías. Miguel de Unamuno, Espasa Calpe, Madrid 1943, 220 págs. Recogido, posteriormente, en Obras, Editorial Revista de Occidente, Madrid, 1960. Vol. V.

  • Jesús Blázquez. Miguel de Unamuno y Bernardo G. de Candamo: amistad y epistolario (1899–1936). Madrid: Ediciones 98, 2007.

  • Laín Entralgo, Pedro (1988). Cajal, Unamuno, Marañón. Tres españoles. Círculo de Lectores. ISBN 978-84-226-2474-5.

  • Laureano Robles. Miguel de Unamuno: los Arribes del Duero. Salamanca, 1998. Dep. legal: S. 806 1998.


Referencias




  1. «Miguel de Unamuno».

  2. a b c d e Fernando García de Cortázar, Los mitos de la Historia de España, capítulo «La tercera España», pp. 294–295, ISBN 84-08-05714-6.

  3. a b Paul Preston, Franco, capítulo 7: «La forja de un Caudillo: agosto–noviembre de 1936», pp. 242–243, ISBN 84-397-0241-8.

  4. Paul Preston, Las tres Españas del 36, capítulo 2: «José Millán Astray. El novio de la muerte», pp. 91–92, ISBN 84-01-54068-2.

  5. «Unamuno continúa siendo "celestina" y "antipatriota". El PP rechaza dejar sin efecto el acuerdo municipal que expulsó al escritor de su escaño de concejal en Salamanca», reportaje del diario El País, 29 de diciembre de 2006

  6. Un documento excepcional: el manifiesto de Unamuno a finales de octubre–principios de noviembre de 1936, por Manuel María Urrutia, de la Universidad de Deusto.



Véase también