sábado, 31 de octubre de 2009

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno



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«Unamuno» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Unamuno (desambiguación).


































Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno.JPG

Retrato de D. Miguel de Unamuno por Ascensio Martiarena (1926).
Nombre Miguel de Unamuno
Nacimiento 29 de septiembre de 1864

Bilbao, España
Defunción 31 de diciembre de 1936

Salamanca, España
Ocupación Escritor, filósofo
Nacionalidad Bandera de España España
Movimientos Generación del 98

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao; 29 de septiembre de 1864Salamanca; 31 de diciembre de 1936) fue un escritor y filósofo español. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios.










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Biografía


Miguel de Unamuno nació en la calle Ronda del casco viejo de Bilbao. Era el tercer hijo y primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes. A los diez años, al acabar sus primeros estudios en el colegio de San Nicolás y a punto de entrar en el instituto, asiste como testigo al asedio de su ciudad durante la Tercera Guerra Carlista (lo que luego reflejará en su primera novela, Paz en la guerra).


Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de sobresaliente en 1883, a sus diecinueve años. Al año siguiente se doctora con una tesis sobre la lengua vasca: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. En ella anticipa su idea sobre el origen de los vascos, contraria a las afirmaciones del nacionalismo vasco que propugnaban una raza vasca no contaminada por otras razas.


En 1885 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología y publica un artículo titulado «Del elemento alienígena en el idioma vasco» y otro costumbrista, «Guernica», aumentando su colaboración en 1886 con el Noticiero de Bilbao.






Banderas de Bilbao y flores rojas y blancas en el homenaje a Miguel de Unamuno, en la Plaza Unamuno, a unos cien metros de la casa natal del escritor, en el Casco Viejo de Bilbao.



En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y el novelista y folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último.


Polemizó con Arana, que iniciaba su actividad nacionalista, ya que consideraba a Unamuno como vasco pero «españolista» debido a que Unamuno, que ya había escrito algunas obras en euskera, consideraba que ese idioma estaba próximo a desaparecer y que el bilingüismo no era posible. «El vascuence y el castellano son incompatibles dígase lo que se quiera, y si caben individuos no caben pueblos bilingües. Es éste de la bilingüidad un estado transitorio».[1]


En 1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la Exposición Universal y se inaugura la torre Eiffel.


El 31 de enero de 1891 se casa con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. Con motivo de estas oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, amistad que se irá intensificando hasta el suicidio de aquél en 1898. En 1901 es nombrado Rector de la Universidad de Salamanca.


El 11 de octubre de 1894 ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao y colabora en el semanario Lucha de clases de esta ciudad, abandonando el partido socialista en 1897 y sufriendo una gran depresión.


En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido por sus compañeros decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y al dictador Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero él se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya, en el País Vasco francés, hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su vuelta a Salamanca, entró en la ciudad con un recibimiento apoteósico.


Miguel de Unamuno se presenta candidato a concejal por la conjunción republicano-socialista para las elecciones del 12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama el 14 de abril la República en Salamanca. Desde el balcón del ayuntamiento, el filósofo declara que comienza «una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido». La República le repone en el cargo de Rector de la Universidad salmantina. Se presenta a las elecciones a Cortes y es elegido diputado como independiente por la candidatura de la conjunción republicano-socialista en Salamanca. Sin embargo, el escritor e intelectual, que en 1931 había dicho que él había contribuido más que ningún otro español —con su pluma, con su oposición al rey y al dictador, con su exilio...— al advenimiento de la República, empieza a desencantarse. En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila de su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio, a título honorífico, de la Universidad de Salamanca, que crea una cátedra con su nombre. En 1935 es nombrado ciudadano de honor de la República. Fruto de su desencanto, expresa públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, el gobierno, Azaña.[2]






Universidad de Salamanca, de la que Unamuno fue rector.



Al iniciarse la guerra civil, apoyó inicialmente a los rebeldes. Unamuno quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de julio la práctica totalidad del consistorio salmantino es destituida por las nuevas autoridades y sustituida por personas adictas, Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde, el comandante Del Valle. En el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados, declarando que representaban la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana, lo que causa tristeza y horror en el mundo, según el historiador Fernando García de Cortázar.[2] Azaña lo destituye, pero el gobierno de Burgos le repone de nuevo en el cargo. Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. A finales de julio, sus amigos salmantinos, Prieto Carrasco, alcalde republicano de Salamanca y José Andrés y Manso, diputado socialista, habían sido asesinados, así como su alumno predilecto y rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila Hernández. En la cárcel se hallaban recluidos sus íntimos amigos el doctor Filiberto Villalobos y el periodista José Sánchez Gómez, éste a la espera de ser fusilado. Su también amigo, el pastor de la Iglesia anglicana y masón Atilano Coco, estaba amenazado de muerte y de hecho fue fusilado en diciembre de 1936. A principios de octubre, Unamuno visitó a Franco en el palacio episcopal para suplicar inútilmente clemencia para sus amigos presos.[3]


Unamuno se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación durante el acto de apertura del curso académico (que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Raza), el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la Universidad. Varios oradores soltaron tópicos acerca de la «anti-España». Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso en pie y pronunció un apasionado discurso. «Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...».


En ese punto, el general José Millán-Astray (el cual sentía una profunda enemistad por Unamuno, que le había acusado inopinadamente de corrupción), empezó a gritar: «¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?». Su escolta presentó armas y alguien del público gritó: «¡Viva la muerte!». En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló: «¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!». Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de «¡Viva España!». Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno, que dijo:


Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de «¡Viva la muerte!». Esto me suena lo mismo que «¡Muera la vida!». Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (...) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...

Furioso, Millán gritó: «¡Muera la inteligencia!». En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: «¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!». Unamuno no se amilanó y concluyó: «¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España».


La esposa de Franco, Carmen Polo, toma del brazo a don Miguel y le acompaña a su casa, rodeados de su guardia personal,[4] lo que evita que el incidente acabe en tragedia. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El proponente, el concejal Rubio Polo, reclamó su expulsión «...por España, en fin, apuñalada traidoramente por la pseudo-intelectualidad liberal-masónica cuya vida y pensamiento [...] sólo en la voluntad de venganza se mantuvo firme, en todo lo demás fue tornadiza, sinuosa y oscilante, no tuvo criterio, sino pasiones; no asentó afirmaciones, sino propuso dudas corrosivas; quiso conciliar lo inconciliable, el Catolicismo y la Reforma; y fue, añado yo, la envenenadora, la celestina de las inteligencias y las voluntades vírgenes de varias generaciones de escolares en Academias, Ateneos y Universidades».[5] El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como rector.[6]


Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa, en un estado, en palabras de Fernando García de Cortázar, de resignada desolación, desesperación y soledad.[2] A los pocos días, el 20 ó 21 de octubre, en una entrevista mantenida con el periodista francés Jérôme Tharaud (común y erróneamente atribuida al escritor Nikos Kazantzakis):


Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de sí misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral. Si el miserable gobierno de Madrid no ha podido, ni ha querido resistir la presión del salvajismo apelado marxista, debemos tener la esperanza de que el gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. (...) Insisto en que el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional, ya que España no debe estar al dictado de Rusia ni de otra potencia extranjera cualquiera, puesto que aquí se está librando, en territorio nacional, una guerra internacional. Y es deber también traer una paz de convencimiento y de conversión y lograr la unión moral de todos los españoles para reestablecer la patria que se está ensangrentando, desangrándose, envenenándose y entonteciéndose. Y para ello impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad, como a las veces tratan. Que no es camino el que se pretenda formar sindicatos nacionales compulsivos, por fuerza y por amenaza, obligando por el terror a que se alisten en ellos, ni a los convencidos ni convertidos. Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.

Y a los pocos días, en esta ocasión sí con Kazantzakis:


En este momento crítico del dolor de España, sé que tengo que seguir a los soldados. Son los únicos que nos devolverán el orden. Saben lo que significa la disciplina y saben cómo imponerla. No, no me he convertido en un derechista. No haga usted caso de lo que dice la gente. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré —pronto— y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario.





Plaza de Unamuno, en su barrio natal, durante el homenaje anual que le rinde el Ayuntamiento de Bilbao



El 21 de noviembre, escribe a Lorenzo Giusso:[2]


La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...

Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el transcurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos. A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista.[3] A su muerte, Antonio Machado escribió:[2] «Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo».


Obra


Narrativa


La obra narrativa de Miguel de Unamuno, en orden cronológico, es la siguiente:



  • Paz en la guerra (1895), obra en la cual utiliza el contexto de la tercera guerra carlista (que conoció en su niñez) para plantear la relación del yo con el mundo, condicionado por el conocimiento de la muerte;

  • Amor y pedagogía (1902), que une lo cómico y lo trágico en una reducción a lo absurdo de la sociología positivista;

  • Recuerdos de niñez y mocedad (1908) es una obra autobiográfica. En ella el autor vasco reflexiona sobre los primeros años de su vida en Bilbao;

  • El espejo de la muerte (1913), libro de cuentos;

  • Niebla (1914), obra clave de Unamuno, que él caracteriza con el nombre «nivola» para separarla de la supuesta forma fija de la novela;

  • En 1917 escribe Abel Sánchez, donde invierte el tópico bíblico de Caín y Abel para presentar la anatomía de la envidia;

  • Tulio Montalbán (1920) es una novela corta sobre el problema íntimo de la derrota de la personalidad verdadera por la imagen pública del mismo hombre;

  • También en 1920 se publican tres novelas cortas con un prólogo de gran importancia: Tres novelas ejemplares y un prólogo;

  • La última narración extensa es La tía Tula (1921), donde se presenta el anhelo de maternidad ya esbozado en Amor y pedagogía y en Dos madres;

  • Teresa (1924) es un cuadro narrativo que contiene rimas becquerianas, logrando en idea y en realidad la recreación de la amada;

  • Cómo se hace una novela (1927) es la autopsia de la novela unamuniana;

  • En 1930, Unamuno escribe sus últimas novelas: San Manuel Bueno, mártir, en la que habla de un sacerdote que predica algo en lo que él no logra creer; y Don Sandalio, jugador de ajedrez.


Novela


En la época literaria que rodeaba al autor por entonces, se exigían unos rígidos patrones de procedimiento a la hora de escribir y publicar una novela: una temática particular, líneas de tiempo y acción específicas, convencionalismos sociales... una especie de guión no escrito pero aceptado por todos. Y esto suponía a Unamuno un corsé del que pretendería desprenderse de alguna forma, para expresarse en sus páginas como estimara oportuno. Su solución fue inventar un nuevo género literario, al que bautizó como «nivola», y de esta forma, no podría obtener crítica ninguna en lo referente a reglas de estética o composición, porque sólo debería atender a las reglas que él mismo hubiese diseñado para su nuevo género. Así lo expresa en el prólogo de Niebla (1914):


[...] He oído también contar de un arquitecto arqueólogo que pretendía derribar una basílica del siglo X, y no restaurarla, sino hacerla de nuevo como debió haber sido hecha y no como se hizo. Conforme a un plano de aquella época que pretendía haber encontrado. Conforme al proyecto del arquitecto del siglo X. ¿Plano? Desconocía que las basílicas se han hecho a sí mismas saltando por encima de los planos, llevando las manos de los edificadores. También de una novela, como de una epopeya o de un drama, se hace un plano; pero luego la novela, la epopeya o el drama se imponen al que se cree su autor. O se le imponen los agonistas, sus supuestas criaturas. Así se impusieron Luzbel y Satanás, primero, y Adán y Eva, después, a Jehová. ¡Y ésta sí que es nivola, u opopeya o trigedia! Así se me impuso Augusto Pérez. Y esta trigedia la vio, cuando apareció esta mi obra, entre sus críticos, Alejandro Plana, mi buen amigo catalán. Los demás se atuvieron, por pereza mental, a mi diabólica invención de la nivola. Esta ocurrencia de llamarle nivola —ocurrencia que en rigor no es mía, como lo cuento en el texto— fue otra ingenua zorrería para intrigar a los críticos. Novela y tan novela como cualquiera otra que así sea. Es decir, que así se llame, pues aquí ser es llamarse. ¿Qué es eso de que ha pasado la época de las novelas? ¿O de los poemas épicos? Mientras vivan las novelas pasadas vivirá y revivirá la novela. La historia es resoñarla.

Filosofía


La filosofía de Unamuno no fue una filosofía sistemática, sino una negación de cualquier sistema y una afirmación de fe «en sí misma». Se formó intelectualmente bajo el racionalismo y el positivismo. Durante la época de su juventud, escribió artículos en los cuales se apreciaba claramente su simpatía por el socialismo, y tenía una gran preocupación por la situación en la que se encontraba España.


La influencia de algunos filósofos como Adolf von Harnack provocó el rechazo de Unamuno por el racionalismo. Tal abandono queda de manifiesto en su obra San Manuel Bueno, mártir, donde la metáfora de la nieve cayendo sobre el lago ilustra su postura en favor de la fe —la montaña sobre la cual la nieve crea formas, paisajes, frente al lago, donde ésta se disuelve y se transforma en nada—.


Para él la muerte es algo definitivo, la vida acaba. Sin embargo, pensaba que la creencia de que nuestra mente sobrevive a la muerte es necesaria para poder vivir. Desde luego, se necesita creer en un Dios, tener fe, lo cual no es racional; así siempre hay conflicto interior entre la necesidad de la fe y la razón que niega tal fe. Es considerado uno de los predecesores de la escuela existencialista que, varias décadas después, encontraría su auge en el pensamiento europeo. Así estudió danés para leer directamente a Søren Kierkegaard (1813–1855), a quien en sus obras solía llamar, en su peculiar y cordial estilo, «hermano».


La preocupación por España se manifestó en los ensayos recogidos en sus obras:



  • En torno al casticismo (1895);

  • Vida de Don Quijote y Sancho (1905);

  • Por tierras de Portugal y España (1911).


Durante la guerra y a partir de agosto de 1936, Unamuno comenzó a tomar apuntes para un libro que no llegaría a escribir y en el que plasma su testamento político: El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas.


Sus obras más puramente filosóficas son:



Poesía


Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte.


Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas destacan: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y Cancionero (1953).


Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.


Dedicó a la ciudad estas bellas palabras: «Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla».


Tosco y prosista, nunca se le ha reconocido por versos armoniosos y trabajados, sino por estrofas breves, castellanas y muy personales: en palabras de Ramón Irigoyen, prologuista de Niebla en la edición de El Mundo, Unamuno siempre fue un «eyaculador precoz del verso», haciendo referencia a su escaso detenimiento en la revisión de sus poemas conclusos, en comparación con otros poetas de la época tales como Machado o Juan Ramón Jiménez.


Teatro


La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que obtuviera un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad individual, la fe como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son tratados en La esfinge (1898), La venda (1899) y El otro (1932). Actualiza la tragedia euripidea en Fedra (1918) y traduce la Medea (1933) de Séneca.


El teatro unamuniano tiene las siguientes características:



  1. Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la tragedia griega clásica.

  2. Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve despojada de todo artificio. Es una escenografía, simplificada al máximo.

  3. Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de los personajes y, sin duda, de su interior.


Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán, Azorín y, más tarde, Federico García Lorca.


Epistolario


Miguel de Unamuno reflejó en su abundante Epistolario, las impresiones de viajes a lo largo de la geografía salmantina. Era un enamorado de Las Arribes, Sierra de Francia, La Alberca...


Bibliografía



  • Emilio Salcedo. Vida de don Miguel, Editorial Anaya, Salamanca, 1964 (con importantes aportaciones de testigos presenciales de los hechos).

  • Julián Marías. Miguel de Unamuno, Espasa Calpe, Madrid 1943, 220 págs. Recogido, posteriormente, en Obras, Editorial Revista de Occidente, Madrid, 1960. Vol. V.

  • Jesús Blázquez. Miguel de Unamuno y Bernardo G. de Candamo: amistad y epistolario (1899–1936). Madrid: Ediciones 98, 2007.

  • Laín Entralgo, Pedro (1988). Cajal, Unamuno, Marañón. Tres españoles. Círculo de Lectores. ISBN 978-84-226-2474-5.

  • Laureano Robles. Miguel de Unamuno: los Arribes del Duero. Salamanca, 1998. Dep. legal: S. 806 1998.


Referencias




  1. «Miguel de Unamuno».

  2. a b c d e Fernando García de Cortázar, Los mitos de la Historia de España, capítulo «La tercera España», pp. 294–295, ISBN 84-08-05714-6.

  3. a b Paul Preston, Franco, capítulo 7: «La forja de un Caudillo: agosto–noviembre de 1936», pp. 242–243, ISBN 84-397-0241-8.

  4. Paul Preston, Las tres Españas del 36, capítulo 2: «José Millán Astray. El novio de la muerte», pp. 91–92, ISBN 84-01-54068-2.

  5. «Unamuno continúa siendo "celestina" y "antipatriota". El PP rechaza dejar sin efecto el acuerdo municipal que expulsó al escritor de su escaño de concejal en Salamanca», reportaje del diario El País, 29 de diciembre de 2006

  6. Un documento excepcional: el manifiesto de Unamuno a finales de octubre–principios de noviembre de 1936, por Manuel María Urrutia, de la Universidad de Deusto.



Véase también



jueves, 29 de octubre de 2009

Catulo

Cayo Valerio Catulo



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Cayo Valerio Catulo
Catull Sirmione.jpg

Busto del poeta romano Gaio Valerio Catullo en Sirmione
Nombre Cayo Valerio Catulo, Gaius Valerius Catullus
Nacimiento h. 87 a. C.

Verona, actual Italia
Defunción h. 57 a. C., aunque muchos estudiosos aceptan las fechas 84 a. C. – 54 a. C.

Roma
Ocupación Poesía

Cayo Valerio Catulo (Gaius Valerius Catullus, en latín) (Verona, actual Italia, h. 87 a. C. – Roma, h. 57 a. C., aunque muchos estudiosos aceptan las fechas 84 a. C. – 54 a. C.) fue un poeta latino.










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[editar] Biografía


Nació en Verona, en la Galia Transpadana, en una familia influyente (su padre era amigo de Julio César, al que Catulo sin embargo despreciaba, quizá a causa de la sequedad de su estilo literario).


Estudió en Roma pasando allí varias temporadas y al fin se estableció el 62 a. C., introduciéndose en los cenáculos literarios de sus amigos, los llamados despectivamente por Cicerón poetas neotéricos: Helvio Cinna, Licinio Calvo, Valerio Catón, Cornificio, Furio Bibáculo y los eruditos Marco Terencio Varrón y Cornelio Nepote. Los neotéricos se caracterizaban, en primer lugar, por una gran afición a la poesía griega alejandrina de Calímaco y, en segundo lugar, por el deseo de cultivar una lírica refinada y concisa, de un perfecto acabado formal.


Se enamoró de una dama muy bella y licenciosa, Clodia, casada con Quinto Cecilio Metelo Céler, gobernador de la Galia Cisalpina, y hermana del tribuno de la plebe Publio Clodio Pulcro, enemigo de Cicerón. Clodia, sin embargo, que aparece en sus versos con un nombre de valor métrico equivalente, Lesbia (que declara la común afición de los amantes a la poetisa griega Safo de Lesbos), tras concederle sus encantos, le fue infiel a la primera ocasión y dejó a Catulo debatiéndose entre el odio y el amor, como expresa en su conocido dístico: Odi et amo. Quare id faciam? fortasse requiris / Nescio, sed fieri sentio et excrucior («Odio y amo. ¿Cómo es posible?, preguntarás acaso. No lo sé, pero siento que me ocurre y me atormenta»).


De la violenta pasión que despertó en Catulo tardó en recuperarse a duras penas: Una salus haec est, hoc est tibi pervincendum. / Hoc facias sive id non pote, sive pote! («Una sola salvación hay para ti: esto debe superarse. ¡Hazlo puedas o no puedas!»). Pero la agonía se prolongó merced a los arrepentimientos de la amante, mera excusa para nuevas y fallidas reconciliaciones: Nulli se dicit mulier mea nubere malle quam mihi, / non si se Iuppiter ipse petat. / Dicit: sed mulier cupido quod dicit amanti, / in vento et rápida scribere oportet aqua. («Con nadie más que conmigo dice mi amada que se uniría, / ni aunque Júpiter mismo se lo pidiera. / Eso dice: pero lo que dice la mujer enamorada a un amante / conviene escribirlo en el viento y en el agua rápida»). Fue una inspiración excepcional para uno de los corpora de lírica amorosa más intensos de todos los tiempos. Lateralmente, en sus poemas también se refleja, directa o indirectamente, una relación homosexual con un joven de nombre Juventio (poemas XXIV y XCIX Ad Iuventium). Murió a los 30 años de edad según algunos estudiosos, según otros a los 33.


La originalidad de Catulo consiste en haber sido el primero en haber iniciado la elegía romana con sus rasgos específicos de subjetividad, autobiografismo e intimidad, menos presentes en sus correlatos griegos.


[editar] Obra


En su estado actual, el corpus catuliano consta de unas 116 poesías, 102 encabezadas por una dedicatoria a Cornelio Nepote que sin duda debió pertenecer a una compilación anterior, aparentemente distribuidas en tres grupos. El primero, hasta la composición 60 inclusive, comprende poemas líricos cortos, en metros varios, de asuntos sacados de los más diversos acontecimientos de la vida: poesías amorosas, otras dirigidas a amigos o enemigos, improvisaciones ingeniosas, anécdotas, sátiras, y un breve himno a Diana.


Las composiciones del tercer grupo, de carácter análogo a éste, se distinguen por su común forma métrica: el dístico elegíaco; comprenden desde el poema 69 hasta el final. Por último, las de la parte central, o sea, las composiciones 61 a 68, se caracterizan por su mayor extensión, así como por la importancia de su asunto: los números 61 y 62 son epitalamios o himnos nupciales: el primero, en metros líricos-, estrofas de tres glicónicos y un ferecracio-, está escrito con ocasión de las bodas de Manlio Torcuato, y el segundo, en hexámentros, parece ser solo un ejercicio literario; el número 63 es un poema narrativo, en galiambos, que relata una versión de la leyenda frigia de Atis; el 64 es un extenso epilío en hexámetros, llamado habitualmente Epitalamio de Tetis y Peleo por el asunto que le sirve de pretexto y que da pie a extensas disgresiones narrativas, descriptivas y líricas; el 65, en dísticos elegíacos, es una especie de epístola dedicatoria, a Hortensio Órtalo; el 66 es una traducción, en aquel mismo metro, de un epilío de Calímaco, La cabellera de Berenice; el 67 es un largo epigrama dialogado, también en dísticos elegíacos, en el que Catulo hace referir a la puerta de cierta casa de Verona una curiosa sarta de indiscreciones sobre sus dueños; y el 68 es una extensa elegía de caracter subjetivo, en forma de epístola, dirigida a un amigo de Catulo, llamado unas veces Manlio y otras Alio, en la que el poeta, aparentemente respondiendo a las solicitudes de aquél, a las que al principio dice no poder acceder por razón de la pena que le agobia con ocasión de la reciente muerte de su hermano, habla de sus amores con Lesbia, en cuyo inicio Malio desempeñó un papel fundamental, e intercala una larga digresión, a la manera alejandrina, acerca de los de Laodamia y Protesilao, el primer caído al poner pie en tierra troyana, lo cual le brinda pretexto para una segunda digresión relativa a la muerte de su propio hermano en aquel mismo país.


Aparte de la referida norma aparente de clasificación, exclusivamente externa, no se descubre en el actual al libro de Catulo ninguna otra: la cronología no es tenida en cuenta, como puede verse muy bien en los poemas referentes a Lesbia, el primero de los cuales -en el orden del tiempo- lleva el número 51, mientras el último lleva el l11, y sólo en algunos casos, y aun sin gran rigor, el asunto justifica la agrupación de algunas composiciones, como por ejemplo las 2 y 3, relativas al gorrión de Lesbia, las 41, 42 Y 43, seguramente alusivas las tres a Ameana, o las 88, 89, 90 y 91, relativas a Gelio, aunque también aludan a este personaje la 74, la 80 y la 116.


Parece lógico que, si el poeta hubiera dispuesto personalmente la edición de este libro, habría seguido un orden más racional, y al mismo tiempo no es verosímil que Catulo hubiera creído oportuno publicar, en una misma colección, y separados caprichosamente unos de otros, todos los poemas que hacen referencia a sus amores con Lesbia, que tan distintos estados de ánimo reflejan. De haber querido hacerlo, lo más probable es que los hubiera dispuesto cronológicamente o por lo menos según algún plan que justificara la diferente actitud que en ellos queda consignada.


Podemos dividir estos 116 poemas en:



  1. Poemas de diatriba: en este grupo podemos encontrar poemas como los que el poeta escribe a sus amigos Furio y Aurelio (XI, XV, XVI, XXI, XXIII, XXVI, en relación íntima con los del acto de Juvencio, a los cuales podría estimarse unidos), los de César y sus partidarios principalmente Mamurra (XXIX, LII relacionado con el XIV y el LII, LVII, LXIV, XCIII, XCIV, CV, CXIV, CXV), los de Gelio, ligados como los de Rufo, Egnacio y otros, a los del cielo de Lesbia (LXXIV, LXXX, LXXXVIII, LXXXIX, XC, XCI, XCVI), los de Rufo (LIX, LXIX, LXXI, LXXVII), los de Egnacio (XXXVII, XXXIX), los de Amiana (XLI, XLIII),los de Aufilena (CX, CXI), y el de la querida de Varo (X), el de Asinio (XII), los malos poetas (XIV), Sufeno (XIV); Talo (XXV), Memio y Pisón (XXVII, relacionado con el X), Afeno (XXX), Vibenio y su hijo (XXXIII), Vosulio (XXXVI, relacionado con el XCV), Rávido (XL), Sestio (XLIV), Porcio y Soiratión (XLVII relacionado con los IX, X, XII; XXVIII), Galo (LXXVIII), Lesbio (LXXIX), Arrio (LXXXIV), Emilio (CVII), Vectio (XCVIII), Silón (CIII), Cominio (CVIII) y Nasón (CXII); hay además algunos poemas cuyo destinatario no ha sido identificado; son estos el XVII y el LXVII, dirigidos a ciertos personajes de Verona y el LX y el CVI.

  2. Poemas de amor: aquí podemos encontrar los poemas escritos a su eterna amada Lesbia como lo son, II, III, V, VII, VIII, XI, XXXVII, tal vez XLII, XLIII, LI, LVIII, LXVIII b, LXX, LXXII, LXXV, LXXIX, LXXXIII, LXXXV, LXXXVI, LXXXVII,XCII, CIV, CVII, CIX, los escritos a Juvencio (XXIV, XLVIII, LXXXI, XCIX) y el ultimo escrito a Ipsitilia (XXXII).

  3. Poemas de amistad: en este grupo encontramos los poemas escritos a Veranio y Fabulo (IX, XII, XIII, XXVIII, XLVII), los de Calvo (XIV, L, LIII, XCVI), los que se refieren a la muerte del hermano del poeta (LXV, LXVIII, a y b, CI), los de Cornelio (I ,CII), los de Cinna (XCV, CXIII), y los de Flavio (VI), Varo (X), Cecilio (XXXV), Cornificio (XXXVIII); Cicerón (XLIX), Carmerio (C), el CII, que cabe dentro de este grupo, está dirigido a un amigo no identificado todavía.

  4. Poemas de reflexión personal: IV, XXVII, XXXI, XLV, XLVI, LXXIII, LXXVI. En ellos se manifiesta la postura íntima de Catulo con respecto de la amistad, el amor, la desilusión, las cosas religiosas. Mucho dejan ver, por lo mismo, de lo que pensaba en su soledad frente a la vida y la muerte.[1]


[editar] Curiosidad


Carl Orff, músico alemán, que puso música a algunos de los versos encontrados en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Carmina Burana), también puso música a los Catulli Carmina, añadiendo un prólogo y un epílogo de su propia creación.


[editar] Referencias




  1. Bonifaz Nuño Rubén, Catulo, Carmenes. 1969.



[editar] Bibliografía



  • Catulo, Gayo Valerio; Tibulo, Albio (1993). Poemas; Elegías. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1632-9.

  • — (2005). Poemas. Ed., trad., com. de Ana Pérez Vega y Antonio Ramírez de Verger. Huelva: Fundación El Monte. ISBN 84-96373-53-3.

  • — (6ª ed. 2008). Poesía completa. Edición bilingüe. Traducción de Juan Manuel Rodríguez Tobal. Madrid: Hiperión. ISBN 978-84-7517-583-6.



Sobre Catulo



  • Fresán, Javier (2007). Catulo libre y claro. Hesperya, nº 6, ISSN: 1886-7960, 12-13.

  • Wilder, Thornton (1958). Los idus de marzo. Buenos Aires: Editorial Emecé.


[editar] Enlaces externos


Commons



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  • Colabora en Wikisource. Wikisource contiene obras originales de o sobre Catulo., trad. verbum ad verbum de Ana Pérez Vega, 2008 (donación de la autora)


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jueves, 22 de octubre de 2009

Peter Singer

Peter Singer


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Peter Singer
Peter Singer 01.jpg
Filosofía occidental
Filosofía contemporánea
Nacimiento6 de julio de 1946 (63 años)
Escuela/TradiciónAnalítica · Utilitarismo
Intereses principalesÉtica
Influido porJohn Stuart Mill · Henry Sidgwick
R.M. Hare · Jeremy Bentham
Influyó aPeter Unger · Colin McGinn
Roger Crisp · Iain King
Dale Jamieson · Gregory Pence

Peter Albert David Singer (nacido el 6 de julio de 1946, en Melbourne, Victoria, Australia). Filósofo utilitarista australiano de Derecho y más tarde de Filosofía en la Universidad de Monash, Melbourne. Posteriormente marcha a la Universidad de Oxford, donde toma contacto con el utilitarismo ético mediante la lectura de autores en lengua inglesa, como Jeremy Bentham y John Stuart Mill. Allí participa de protestas contra la guerra de Vietnam, y también tiene lugar su «conversión» al vegetarianismo, por influencia de algunos estudiantes, que le despertaron el interés por la ética aplicada a los animales.


A partir de ese momento inicia su camino hacia una renovación de la ética práctica, aplicada sobre todo al ámbito de la relación humana con la vida (bioética), hasta que en 1975 publica su obra más famosa, "Liberación Animal" (Animal Liberation). En ella propone una ética que, partiendo del hombre, se dirija también hacia el resto de los animales, atacando lo que él llama "especismo" o creencia en la superioridad de una especie (en este caso el hombre) sobre el resto. La ética práctica de Singer abarca desde temas tan polémicos como abogar por un trato ético a los animales, el aborto, la eutanasia, la pobreza y distribución de ingresos, entre otros.









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Vida y carrera [editar]


Peter Singer en la Universidad de Oxford

Los padres de Singer fueron vieneses judíos que escaparon de la anexión de Austria a Alemania, y volaron a Australia en 1938. Sus abuelos no fueron tan afortunados: sus abuelos paternos fueron detenidos por los nazis y llevados a Łódź, desde donde nunca más tuvieron noticias de ellos. Su abuelo materno murió en Theresiendstadt.[1]


El padre de Singer era importador de té y café, mientras su madre era médico. Asistió al Colegio Escocés. Después de la escuela, Singer estudió leyes, historia y filosofía en la Universidad de Melbourne, obteniendo su grado académico en 1967. En 1969 recibió un MA por su tesis titulada ¿Por qué debería yo ser moral?.


Ganó una beca para estudiar en la Universidad de Oxford, obteniendo el Bachillerato en Filosofía en 1971 con una tesis sobre la desobediencia civil, supervisada por R. M. Hare, y posteriormente publicada como libro en 1973 (Democracia y Desobediencia Oxford: Clarendon Press, 1973, ISBN 0-19-824504-1). Después de ser lector en la Universidad de Oxford, pasó a ser profesor visitante en la Universidad de Nueva York por 16 meses. Volvió a Melbourne en 1977, donde ha pasado la mayoría de su carrera. Ha trabajado en la Universidad de Monash y en instituciones ligadas a ella, y en 1999 obtuvo la cátedra DeCamp de bioética en el "Center of Human Values" de la Universidad de Princeton, en EE. UU. Es líder desde 1993 de la Plataforma animalista "Proyecto Gran Simio", y autor del libro del mismo nombre junto con la pensadora italiana Paula Cavalieri.[2] [3] [4] [5] [6] [7] [8] [9] [10] [11]


Liberación animal [editar]


Liberación animal (publicado en inglés en 1975; edición española en 1999) ejerció una influencia decisiva en las organizaciones que luchan por los derechos de los animales. Singer acepta la justificación de la existencia de los derechos mediante la derivación de principios utilitaristas, en particular mediante la aplicación del principio de minimización del sufrimiento.[12] Singer acepta que los derechos de los animales no coinciden con los derechos humanos, así escribe en Liberación Animal: "Sin duda existen diferencias importantes entre los humanos y otros animales, y éstas originarán diferencias en los derechos que poseen".[13] Singer ve un paralelismo entre los derechos de los animales y los derechos de la mujer; así comienza esta obra con el análisis de una comparación realizada por Thomas Taylor contra Mary Wollstonecraft en el s. XVIII. Según Taylor, si el razonamiento de Wollstonecraft en defensa de los derechos de la mujer eran correctos, entonces también "las bestias" deberían poseer derechos. Taylor creyó haber reducido al absurdo la tesis de Wollstone. Singer ve en el análisis una implicación lógica; el modus tollens de Taylor es el modus ponens de Singer.


En Liberación animal Singer se opone a lo que denomina especismo: discriminación de un ser vivo por el sólo hecho de pertenecer a una determinada especie. Defiende el derecho a una igual consideración de todos los seres capaces de sufrir. Así considera que conceder menor consideración a seres porque tengan alas o pelaje no es más justo que discriminar a alguien por el color de su piel. En concreto, expone que mientras que los animales dan muestra de menor inteligencia que el ser humano medio, muchos seres humanos con retraso mental grave muestran una inteligencia comparable a la animal, y que por ello la inteligencia no justifica que se otorgue menor consideración a los seres no humanos que a los humanos con retraso mental. Singer no condena especificamente que se utilicen animales para el consumo humano, siempre que los métodos que se utilicen para matarlos no conlleven ningún tipo de sufrimiento, pero concluye que la solución más práctica, para evitar controversias, es adoptar una dieta vegetariana o conforme al veganismo. Singer condena también la vivisección, aunque cree que algún experimento animal puede ser aceptable si el beneficio (traducido a mejora del tratamiento médico etc.) supera al daño causado a los animales utilizados. Dado el carácter subjetivo del término "beneficio", ésta - y cualquier otra visión utilitarista - son objeto de controversia. No obstante Singer explicita qué seres humanos que sientan de forma parecida a los animales podrían ser objeto de experimentación si se aplica la regla de que el beneficio supere al sufrimiento. Así un mono y un bebé podrían ser igualmente utilizables para experimentos, desde un punto de vista moral y en igualdad de condiciones. Si realizar un experimento con un bebé no es justificable, Singer defiende que tampoco lo es con animales, en cuyo caso los investigadores deberían hacer sus experimentos haciendo simulaciones con ordenadores o mediante otros métodos. Respecto a la vivisección, la considera sólo ligeramente especista al tener en cuenta que la pertenencia a una misma especie puede ser causa justificable que lleve a la decisión de utilizar al animal no humano.[14]


Ética aplicada [editar]


Su libro más extenso Ética Práctica[15] analiza en detalle porqué y cómo deben sopesarse los intereses de los individuos. Su principio de la consideración igual de intereses no dictamina la igualdad de tratamiento de estos intereses, porque diferentes intereses determinan un tratamiento diferente. Por ejemplo: todos tienen interés en evitar el dolor, pero pocos tienen interés en cultivar sus habilidades. Su principio justifica no sólo el diferente tratamiento para intereses diferentes, sino que permite diferentes tratamientos para el mismo interés cuando disminuye la utilidad marginal, por ejemplo, el interés por alimentarse de una persona hambrienta es superior al mismo interés de alguien satisfecho en su alimentación y que momentáneamente siente hambre.


Entre los intereses humanos más importantes están evitar el dolor, desarrollar las habilidades, satisfacer las necesidades básicas de comida y albergue, disfrutar de relaciones interpersonales provechosas, ser libre de escoger según las propias preferencias sin interferencia, y "muchos otros intereses". Pero el interés fundamental por el que pide un tratamiento igualitario es por la capacidad de "sufrir y/o disfrutar". Sostiene que los intereses siempre deben evaluarse en función de las características concretas del ser. Favorece un modelo de vida tipo "viaje" que sopese el error de vivir la vida pro grados, lo que frustra las metas de la vida. El modelo de "viaje" es tolerante con un cierto grado de frustración de los deseos y explica porqué las personas que han emprendido sus viajes no son reemplazables. Solamente el interés personal en continuar viviendo explica el sentido de este modelo. Éste también explica la prioridad que Singer da a los intereses por sobre los deseos y placeres triviales. Requiere la idea de un punto de vista imparcial para comparar los intereses. Ha vacilado sobre si el objetivo preciso es la cantidad total de intereses satisfechos o el interés más satisfecho entre los seres que ya existen antes de que se tomara la decisión. La segunda edición de "Ética Práctica" contradice lo sugerido en la primera edición, en que el total y la existencia previa de decisiones deben combinarse. En la segunda edición se defiende el utilitarismo de la preferencia y la satisfacción, incorporando el modelo del "viaje" y aplicando sin invocar la primera edición. Pero los detalles son borrosos y Singer mismo admite que no está "enteramente satisfecho" con este tratamiento.[16]


La conducta ética está justificada por razones que van más allá de la prudencia para "algo más grande que lo meramente individual". Singer identifica esto que va más allá de las razones morales como "algo universal", específicamente en la frase "amar al prójimo como a tí mismo", intepretado por él como una demanda para considerar los intereses personales con el mismo peso con que los otros consideran sus propios intereses. Esta universalización, que Singer dibuja desde Kant hasta Hare,[17] es crucial para separarlo de los pensadores como Hobbes o David Gauthier, que empatizan razón y prudencia. La universalización lleva directamente al utilitarismo, dice Singer, con la fuerza de la reflexión de que el propio interés no piede contar más que los intereses de los otros, los que uno debe sopesar y actuar de manera de maximizar los intereses de los afectados. La universalización de Singer aplicada a los intereses sin referencia a quién los ostente, mientras que la kantiana se aplica al juicio racional de los agentes (en el reino de los fines kantiano o la posición original de Rawls), Singer considera la universalización kantiana como injusta para los animales.[18] Como para los Hobbesianos, Singer da una respuesta al final de la "Ética Práctica", arguyendo que las razones del auto-interés apoyan la adopción de un punto de vista moral, como la paradoja del hedonismo, que aconseja que la felicidad se encuentra más que se busca, y la mayoría de las personas siente necesidad de relacionarse a algo más grande que sus propias preocupaciones.


"Ética Práctica" incluye un capítulo que aboga por la redistribución radical de la riqueza para paliar la pobreza absoluta (Capítulo 8: "Ricos y Pobres"), y otro sobre el caso de reubicación de refugiados a larga escala en países industrializados (Capítulo 9: "Los de dentro y los de fuera"). Mientras que la naturaleza, el medio ambiente "no sintiente" no tiene valor intrínseco para un utilitario como Singer, la degradación medio ambiental es una profunda amenaza para la vida sintiente, y por esta razón los ambientalistas tienen derecho a hablar de la naturaleza salvaje como un "herencia de la humanidad".[19]


Aborto, eutanasia e infanticidio [editar]


Consistente con su teoría ética general, Singer sostiene que el derecho a la vida está graduado y definido por ser persona, lo que significa que es un ser racional y auto consciente. Desde su punto de vista, el argumento central contra el aborto es equivalente al siguiente silogismo:



  • Está mal matar a un ser humano inocente

  • El feto humano es un ser humano inocente

  • Entonces, está mal matar a un feto humano[20]


Su argumento contra el silogismo "clásico" es que, mientras el feto es a todas luces un miembro de la especie humana, no es una persona, definida como un ser auto consciente que se reconoce a sí mismo en el tiempo. Mientras la pertenecía a la especie humana no es relevante, sí que lo es la personalidad.[21]


Singer clasifica la eutanasia como voluntaria, involuntaria y no voluntaria. La eutanasia voluntaria es la que cuenta con el consentimiento del sujeto involucrado.


El libro "Repensando la Vida y la Muerte: el colapso de nuestra Ética Tradicional" ofrece un exhaustivo examen de los dilemas éticos relacionados con los avances de la medicina. Él cuestiona el valor y la calidad de la vida humana como valores en relación al aborto y otros controversiales dilemas éticos. [ISBN-13: 978-0-312-14401-2]


Pobreza mundial [editar]


En "Hambre, Riqueza y Moral", uno de los mejores ensayos filosóficos de Singer, arguye que es moralmente indefendible la injusticia de que algunas personas vivan en abundancia mientras otras mueren de hambre. Singer propone que toda persona capaz de ayudar a los pobres debiera donar parte de sus ingresos a asociaciones de ayuda a los pobres y otros esfuerzos similares. Singer razona que, cuando uno vive de manera confortable, una nueva compra para aumentar la comodidad carecerá de la importancia moral de salvar la vida de otra persona (Un punto de contención es hasta qué punto una persona puede decir que vive "confortablemente" y en la obra no se deja especificidad de este ítem). Singer mismo declara que dona un 25% de sus ingresos a instituciones de ayuda pública como OXFAM y UNICEF. En la reflexión sobre este tema que hace en "Ética Práctica", declara: "Si podemos prevenir algo malo sacrificando algo de significancia comparable, debemos hacerlo; la pobreza absoluta es mala, y si hay alguna pobreza que podemos prevenir sacrificando algo de significancia comparable, debemos hacerlo para prevenir la pobreza absoluta".


Otros temas [editar]


Zoofilia [editar]


En 2001, Singer aclara el artículo de Midas Dekker "Dearest Pet: On Bestiality",[22] diciendo que "las actividades de mutua satisfacción" de naturaleza sexual pueden darse eventualmente entre humanos y animales. Singer explica que Dekker cree que la zoofilia podría ser ilegal si involucra lo que él considera como "crueldad", pero que de otro modo no causa horror ni rechazo.


Como sea, Singer no respalda esta posición, sino que la explica. Cree que mientras el sexo entre especies no es normal ni natural,[23] no constituiría una transgresión de nuestro estatus como seres humanos, porque los seres humanos son animales, más específicamente, grandes simios. Algunos grupos religiosos y organizaciones por los derechos animales han condenado sus declaraciones, mientras que organizaciones como PETA han expresado su apoyo con precauciones.[24]


Psicología social [editar]


Singer también ha trabajado en el campo de la psicología social. Sus escritos han aparecido en Greater Good Magazine, publicados en el Greater Good Science Centar de la Universidad de California-Berkeley. Las contribuciones de Singer incluyen la interpretación de la investigación científica en las raíces de la compasión, el altruismo y las relaciones humanas pacíficas. El artículo de Singer "¿Puedes hacer el bien comiendo bien?" examina la ética de alimentarse de productos de procedencia local.


Biología evolutiva y política liberal [editar]


En "Un darwiniano de izquierda",[25] Singer traza un plan para la política de izquierda adaptando los principios del darwinismo y la biología evolutiva.[26] Dice que la psicología evolutiva sugiere que los humanos tienden naturalmente al auto interés. Además, alega que a pesar de la evidencia de estas tendencias egoístas es natural, no deben ser tomadas como un derecho. Concluye que la teoría de juegos (el estudio matemático de la estrategia) y los experimentos psicológicos dan esperanzas que este autointerés de las personas les permita hacer sacrificios a corto plazo para el bien de otros, si la sociedad provee de las condiciones adecuadas. Singer arguye que aunque el ser humano sea egoísta y demuestre tendencias competitivas naturales, tiene una capacidad sustancial para la cooperación, y que esto es también una selección evolutiva importante.


Críticas [editar]


La posición de Singer ha sido criticada y desafiada por muchas grupos, preocupados por lo que ven como un ataque a la dignidad humana, desde defensores de los discapacitados hasta grupos pro-vida y personas que consideran que no se puede quitar a la religión del debate ético.


Algunos argumentan que el utilitarismo de Singer es un llamado a la eugenesia. El economista americano Steve Forbes cesó sus donaciones a la Universidad de Princeton en 1999 porque Singer alcanzó por honores un puesto en la institución.[27] El cazador de nazis Simon Wiesenthal escribió a los organizadores suizos de un libro al que Singer fue invitado a escribir que "un profesor de ética...que justifica el derecho a matar a recién nacidos incapacitados... en mi opinión es inaceptable para representar a personas de vuestro nivel".[28] Marc Maurer, presidente de la Federación Nacional de la Ceguera, organización central para los ciegos en Estados Unidos, criticó fuertemente a Singer por apoyar la eutanasia de bebés discapacitados, lo que podría llevar a que otros adultos o niños discapacitados sean evaluados bajo una línea de valor.[29]


Algunos comentaristas han expresados su desaprobación por el artículo publicado por Singer revisando la discusión sobre la zoofilia.[30]


Filósofos y éticos de otras escuelas, como la deontología o la ética de la virtud han encontrado en el trabajo de Singer, argumentos contra el utilitarismo y el consecuencialismo (la asunción de que la moralidad del acto debe evaluarse en función de sus consecuencias). Su reclamo es que el utilitarismo puede dejar la puerta abierta a la eugenesia o el infanticidio bajo ciertas circunstancias. Singer ha argumentado en su contra que muchas personas lo juzgan por lecturas de segunda mano y frases cortas sacadas de contexto, no por la lectura de sus libros o artículos.[31]


Singer ha experimentado las complejidades de muchos de estos temas en su propia vida. Su madre sufrió la enfermedad de Alzheimer. Él dijo: "creo que esto me ha hecho ver cuán difíciles son estos temas para las personas que lo sufren".[32] En una entrevista con Ronald Bailey, publicada en diciembre del 2000, explicó que él no era la única persona que debía tomar decisiones sobre su madre, pues tiene una hermana. Dijo que si de él dependiera, probablemente su madre no estaría viva.[33] (La señora murió poco después). Este incidente ha dado lugar a acusaciones de hipocresía en su contra.[34] [35] [36] [37] [38] [39] [40] [41]


Defensores de los derechos animales han realizado diversas críticas a los planteamientos de Peter Singer. Así, autores como Joan Dunayer o Gary Francione defienden que el hecho de poseer la capacidad de sentir supone tener intereses, que deben ser respetados; por tanto, no está justificado el uso de animales no humanos aun cuando ello pudiera redundar en un beneficio social. Asimismo, Peter Singer defiende una reforma de la legislación que afecta a los animales no humanos, mientras que los defensores de los derechos animales rechazan el mismo concepto de propiedad aplicado a los animales.


Acerca de la ética práctica que propone Singer el filósofo español Fernando Savater, comenta (...) El problema es cuando la ética se proyecta exclusivamente sobre la salvaguardia de lo sensorial. En Singer parece que lo importante es que se salvaguarde del dolor, del proceso del dolor, a los seres que pueden descubrirlo. Lo cual yo no creo que sea verdad ni entre los seres humanos. Ni siquiera de los humanos creo que la única ética sea la de evitar sin más el dolor.[42]


Meta ética y cuestiones teóricas [editar]


El pensamiento de Singer también se ha enfocado en temas de meta ética y teoría, incluyendo el por qué un sistema ético debería ser escogido sobre otros. En "El Círculo que se expande",[43] arguye que la evolución de la sociedad humana da apoyo al punto de vista utilitarista. En este ámbito, el razonamiento ético ha existido desde los tiempos primitivos haciendo que las bandas cooperen, se comprometan y hagan decisiones grupales de supervivencia. Argumenta: "En una pelea entre miembros de un grupo formado por seres razonantes, la demanda por la razón es la demanda por una justificación que pueda ser aceptada por el grupo como un todo."[44] Por esto, la consideración de los intereses de los otros ha sido parte necesaria de la experiencia humana. Singer cree que el análisis contemplativo pueda hacernos aceptar el utilitarismo:


"Si he visto que desde un punto de vista ético soy sólo una persona dentro de la sociedad, y mis intereses no son más importantes desde el punto de vista de la totalidad, como los intereses mismo de mi propia sociedad, estoy listo para ver que, desde un punto de vista más amplio, mi sociedad es sólo una más entre diferentes sociedades, y los intereses de mi propia sociedad no son más importantes, desde una perspectiva más global, que los intereses similares de los miembros de otras sociedades... Tomando el elemento imparcial en el razonamiento ético para su conclusión lógica, significa primero, aceptar que debemos tener preocupación por la igualdad de todos los seres humanos".


Singer dice que viéndose a uno mismo como igual a otros en una sociedad, y al mismo tiempo viendo a esta sociedad como fundamentalmente superior a otras sociedades, puede causar disonancia cognitiva. Este es el sentido en que la razón puede empujar a las personas a aceptar una postura utilitarista más amplia.[45] Críticos como Ken Binmore dicen que la disonancia cognitiva aparentemente no es tan fuerte, desde que las personas usualmente -y a sabiendas- ignoran los intereses de sociedades lejanas como similares a los propios, y que este "debe" se aplica solamente si se acepta la premisa básica de Singer de la igualdad de varios intereses.[46]


Una línea alternativa tomada por Singer acerca de la necesidad de la ética[47] es que vivir la vida ética puede ser, para todos, más satisfactorio que buscar sólo ganancias materiales. Invoca la paradoja hedonista, notando que aquellos que buscan obtener beneficios materiales rara vez encuentran la felicidad que buscan. Teniendo un propósito más amplio en la vida se puede obtener más felicidad en el mediano plazo. En esta cuenta, el comportamiento imparcial de auto sacrificio importa especialmente en vistas del propio interés analizado desde perspectivas más amplias.


Singer también arguye implícitamente que una férrea defensa del utilitarismo no es crucial en su trabajo. En "Hambre, Riqueza y Moralidad" comienza diciendo que le gustaría ver hasta qué punto un aparentamente inocuo y bien respaldado principio puede llevarnos: el principio de que renunciando a un pequeño placer podamos aliviar el dolor de otro. No podemos negar que este principio implica radicales conclusiones -por ejemplo, de que la gente rica es muy inmoral si no renuncian a ciertos lujos para donar su dinero a la lucha contra el hambre. Si este razonamiento es válido, o no es muy inmoral preferir pequeños lujos frente salvar muchas vidas, o esas personas ricas son muy inmorales. Como Singer arguye en el mismo ensayo, independientemente de la solidez de su defensa del utilitarismo, su argumento tiene valor en la medida en que expone el conflicto entre las creencias y acciones de muchas personas.


Publicaciones [editar]



  • Animal Liberation: A New Ethics for our Treatment of Animals, New York Review/Random House, New York, 1975; Cape, London, 1976; Avon, New York, 1977; Paladin, London, 1977; Thorsons, London, 1983. Harper Perennial Modern Classics, New York, 2009.

  • What Should a Billionaire Give - and What Should You, The New York Times, 2006

  • Democracy and Disobedience, Clarendon Press, Oxford, 1973; Oxford University Press, New York, 1974; Gregg Revivals, Aldershot, Hampshire, 1994

  • Animal Rights and Human Obligations: An Anthology (co-editor with Thomas Regan), Prentice-Hall, New Jersey, 1976. 2nd revised edition, Prentice-Hall, New Jersey, 1989

  • Practical Ethics, Cambridge University Press, Cambridge, 1979; second edition, 1993. ISBN 0-521-22920-0 0521297206

  • Marx, Oxford University Press, Oxford, 1980; Hill & Wang, New York, 1980; reissued as Marx: A Very Short Introduction, Oxford University Press, 2000; also included in full in K. Thomas (ed.), Great Political Thinkers: Machiavelli, Hobbes, Mill and Marx, Oxford University Press, Oxford, 1992

  • Animal Factories (co-author with James Mason), Crown, New York, 1980

  • The Expanding Circle: Ethics and Sociobiology, Farrar, Straus and Giroux, New York, 1981; Oxford University Press, Oxford, 1981; New American Library, New York, 1982. ISBN 0-19-283038-4

  • Hegel, Oxford University Press, Oxford and New York, 1982; reissued as Hegel: A Very Short Introduction, Oxford University Press, 2001; also included in full in German Philosophers: Kant, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche, Oxford University Press, Oxford, 1997

  • Test-Tube Babies: a guide to moral questions, present techniques, and future possibilities (co-edited with William Walters), Oxford University Press, Melbourne, 1982

  • The Reproduction Revolution: New Ways of Making Babies (co-author with Deane Wells), Oxford University Press, Oxford, 1984. revised American edition, Making Babies, Scribner's New York, 1985

  • Should the Baby Live? The Problem of Handicapped Infants (co-author with Helga Kuhse), Oxford University Press, Oxford, 1985; Oxford University Press, New York, 1986; Gregg Revivals, Aldershot, Hampshire, 1994. ISBN 0-19-217745-1

  • In Defence of Animals (ed.), Blackwells, Oxford, 1985; Harper & Row, New York, 1986. ISBN 0-631-13897-8

  • Ethical and Legal Issues in Guardianship Options for Intellectually Disadvantaged People (co-author with Terry Carney), Human Rights Commission Monograph Series, no. 2, Australian Government Publishing Service, Canberra, 1986

  • Applied Ethics (ed.), Oxford University Press, Oxford, 1986

  • Animal Liberation: A Graphic Guide (co-author with Lori Gruen), Camden Press, London, 1987

  • Embryo Experimentation (co-editor with Helga Kuhse, Stephen Buckle, Karen Dawson and Pascal Kasimba), Cambridge University Press, Cambridge, 1990; paperback edition, updated, 1993

  • A Companion to Ethics (ed.), Basil Blackwell, Oxford, 1991; paperback edition, 1993

  • Save the Animals! (Australian edition, co-author with Barbara Dover and Ingrid Newkirk), Collins Angus & Robertson, North Ryde, NSW, 1991

  • The Great Ape Project: Equality Beyond Humanity (co-editor with Paola Cavalieri), Fourth Estate, London, 1993; hardback, St Martin's Press, New York, 1994; paperback, St Martin's Press, New York, 1995

  • How Are We to Live? Ethics in an Age of Self-interest, Text Publishing, Melbourne, 1993; Mandarin, London, 1995; Prometheus, Buffalo, NY, 1995; Oxford University Press, Oxford, 1997

  • Ethics (ed.), Oxford University Press, Oxford, 1994

  • Individuals, Humans and Persons: Questions of Life and Death (co-author with Helga Kuhse), Academia Verlag, Sankt Augustin, Germany, 1994

  • Rethinking Life and Death: The Collapse of Our Traditional Ethics, Text Publishing, Melbourne, 1994; St Martin's Press, New York, 1995; reprint 2008. ISBN 0-312-11880-5 Oxford University Press, Oxford, 1995

  • The Greens (co-author with Bob Brown), Text Publishing, Melbourne, 1996

  • The Allocation of Health Care Resources: An Ethical Evaluation of the "QALY" Approach (co-author with John McKie, Jeff Richardson and Helga Kuhse), Ashgate/Dartmouth, Aldershot, 1998

  • A Companion to Bioethics (co-editor with Helga Kuhse), Blackwell, Oxford, 1998

  • Ethics into Action: Henry Spira and the Animal Rights Movement, Rowman and Littlefield, Lanham, Maryland, 1998; Melbourne University Press, Melbourne, 1999

  • Bioethics. An Anthology (co-editor with Helga Kuhse), Blackwell, 1999/ Oxford, 2006

  • A Darwinian Left, Weidenfeld and Nicolson, London, 1999; Yale University Press, New Haven, 2000. ISBN 0-300-08323-8

  • Writings on an Ethical Life, Ecco, New York, 2000; Fourth Estate, London, 2001. ISBN 0-06-019838-9

  • Unsanctifying Human Life: Essays on Ethics (edited by Helga Kuhse), Blackwell, Oxford, 2001

  • One World: The Ethics of Globalization, Yale University Press, New Haven, 2002; Text Publishing, Melbourne, 2002; 2nd edition, pb, Yale University Press, 2004; Oxford Longman, Hyderabad, 2004. ISBN 0-300-09686-0

  • Pushing Time Away: My Grandfather and the Tragedy of Jewish Vienna, Ecco Press, New York, 2003; HarperCollins Australia, Melbourne, 2003; Granta, London, 2004

  • The President of Good and Evil: The Ethics of George W. Bush, Dutton, New York, 2004; Granta, London, 2004; Text, Melbourne, 2004. ISBN 0-525-94813-9

  • How Ethical is Australia? An Examination of Australia's Record as a Global Citizen (with Tom Gregg), Black Inc, Melbourne, 2004

  • The Moral of the Story: An Anthology of Ethics Through Literature (co-edited with Renata Singer), Blackwell, Oxford, 2005

  • In Defense of Animals. The Second Wave (ed.), Blackwell, Oxford, 2005

  • The Way We Eat: Why Our Food Choices Matter, Rodale, New York, 2006 (co-author with Jim Mason); Text, Melbourne; Random House, London. Auudio version: Playaway. ISBN 1-57954-889-X

  • Eating (co-authored with Jim Mason), Arrow, London, 2006

  • Stem Cell Research: the ethical issues. (co-edited by Lori Gruen, Laura Grabel, and Peter Singer. New York: Blackwells. 2007.

  • The Bioethics Reader: Editors' Choice. (co-editor with Ruth Chadwick, Helga Kuhse, Willem Landman and Udo Schüklenk). New York: Blackwells. 2007.

  • The Future of Animal Farming: Renewing the Ancient Contract (with Marian Stamp Dawkins, and Roland Bonney) 2008. New York: Wiley-Blackwell.

  • The Life You Can Save: Acting Now to End World Poverty. New York: Random House 2009

  • Practical Ethics, second edition. Cambridge University Press. En español: Ética Práctica. Ediciones AKAL, 2009 ISBN 978-84-460-3069-0


Notas [editar]



  1. Douglas Aiton: Ten Things You Didn't Know about Professor Peter Singer; The Weekend Australian magazine, February 27-27, 2005

  2. Sitio web universitario de Peter Singer (en inglés)

  3. Centro para la Filosofía Aplicada y la Ética Pública (en inglés)

  4. Peter Singer. Fuentes sobre la obra de Singer: artículos de libros, entrevistas, revisiones de artículos

  5. Biografía de Peter Singer (en inglés)

  6. Peter Singer debate sus puntos de vista en un panel de la BBC/RSA en Londres, Sep 5, 2006 (en inglés)

  7. Comentario de Peter Singer a la serie "La Ética de la Vida"

  8. "Pobreza global y ayuda internacional (en inglés)" Entrevista de radio Philosophy talk|Philosophy Talk

  9. Artículo de Singer en Greater Good Magazine acerca de la ética de alimentarse "localmente"

  10. La solución de Singer a la pobreza global (en inglés)

  11. Peter Singer y derechos animales (en inglés) (PDF)

  12. Su compañero utilitarista John Stuart Mill defiende los derechos del individuo en On Liberty (1859) e introduce la frase: "Es correcto decir que renuncio a cualquier ventaja que podría argumentarse de la idea de que el derecho abstracto es una cosa independiente de la utilidad".

  13. Op. cit., p. 2.

  14. Gareth Walsh, "Padre del activismo por los animales respalda la experimentación con monos (en inglés)", The Sunday Times (UK), Noviembre 26, 2006.

  15. Practical Ethics, Cambridge: Cambridge University Press, 1979, ISBN 0-521-22920-0; second edition, 1993, ISBN 0-521-43363-0.

  16. Practical Ethics, p. xi

  17. Practical Ethics, p. 11

  18. Animal Liberation, pp. 211, 256

  19. Practical Ethics, p. 269

  20. Aborto 1995

  21. Taking Life: Humans (en inglés) 1993

  22. "Heavy Petting (en inglés)", Nerve, Marzo 2001.

  23. En una entrevista, Singer dijo que "no apoya tener sexo con animales" porque tener sexo con otras personas es "más divertido". (The Colbert Report, Comedy Central, 11 Diciembre, 2006.)

  24. Sarah Boxer. "Si, pero alguien preguntó la opinión de los animales?", The New York Times, 9 Junio, 2001.

  25. A Darwinian Left: Politics, Evolution, and Cooperation, New Haven : Yale University Press, 2000, ISBN 0-300-08323-8.

  26. "Una izquierda darwinista", Letras Libres, mayo de 2008 (en español).

  27. Steve Forbes retira apoyo financiero a Princeton por la contratación de Singer (en inglés)

  28. Don Felder, "Profesor Muerte trabajará en Princeton, Jewish World Review, Octobre 28, 1998, en inglés.

  29. Independencia y la Necesidad de Diplomacia (en inglés)

  30. "Animal Crackers", The Wall Street Journal, Marzo 30, 2001 (en inglés).

  31. "El objetivo de mi argumento es elevar el status de los animales en lugar de disminuir la situación de cualquier persona" (Practical Ethics, p. 77).

  32. Citado en Michael Specter, "El Filósofo Peligroso", The New Yorker, Septiembre 6, 1999 (en inglés).

  33. Ronald Bailey, "La Búsqueda de la Felicidad", Reason (magazine), Diciembre 2000.

  34. Conversaciones inexpresables con HARRIET MCBRYDE JOHNSON (en inglés)

  35. Robert P. George escribe: Estaba equivocado con Peter Singer (en inglés)

  36. Bendición a Peter Singer - por Rabino Avi Shafran (en inglés)

  37. El valor de la vida humana es incuestionable por Shmully Hecht (en inglés)

  38. Declaración de Marca Bistro, presidente del Consejo Nacional (EE.UU) de la Discapacidad: Respecto a la contratación de Peter Singer (en inglés)

  39. Contra la filosofía de Peter Singer - Fondo por la Defensa y Educación de los Derechos de los Discapacitados (DREDF) (en inglés)

  40. Cómo matar a un niño boliviano (en inglés) por Anthony Daniels, The New Criterion, Vol. 19, No. 10, June 2001

  41. [http://www.re-public.gr/en/?p=154 Animales, humanos, personas: las problemáticas implicaciones de la noción de "derechos animales" de Peter Singer por Josef Bordat (en inglés)

  42. Entrevista a Fernando Savater

  43. The Expanding Circle: Ethics and Sociobiology, New York: Farrar, Straus and Giroux, 1981, ISBN 0-374-23496-5.

  44. The Expanding Circle p. 93

  45. The Expanding Circle p. 119

  46. Ken Binmore, Natural Justice, Oxford : Oxford University Press, 2005. ISBN 0-19-517811-4.

  47. Último capítulo de Ética Práctica.


Véase también [editar]



Enlaces externos [editar]