Consolatione philosophiae
(una historia comentada de la filosofía
y la moral)
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Aranguren y la etica intrasubjetiva
Los filósofos no tienen entre sí otra solidaridad que la de la búsqueda y la filosofía apenas es más que un conjunto de cuestiones incesantemente planteadas y vueltas a replantear, de problemas siempre abiertos , de perplejidades que nos asaltan una y otra vez: el suplicio de Tántalo, el castigo de Sísifo o la condena de las Danaides son, en verdad, los mitos emblemáticos del oficio.
A Aranguren se le debe una extremadamente sugerente caracterización de la metafísica como un “sistema de preguntas” que los metafísicos se han atrevido a responder, con la insufrible presunción que les es propia, tan sólo en la medida en que ils n'ignorent passez. Y pocos recordatorios me parecen, en fin, tan saludables para el gremio como el de “la importancia de no verlo claro”. Pero por lo que a mí respecta me gusta definir la perplejidad diciendo que, ante todo, es un estado de tensión.
Platón ya definía a la filosofía en esos términos cuando la presentaba, como a Eros hijo de Penia y Poros, “de la indigencia y la opulencia”-, a la manera de un estado de tensión inapaciguable entre la indigente ignorancia y la opulenta certeza.
A diferencia de la perplejidad, que -como la propia filosofía a la que alimenta- consiste en tal tensión, la ignorancia podría pecar de escéptica y la certeza de dogmática.
Más la perplejidad no es ni lo uno ni lo otro y lejos de reducirse a dogmatismo o a escepticismo -”esas dos formas de intolerancia”- constituye si así puede decirse el único padecimiento filosófico capaz de inmunizarnos contra ambas.
Sylphides (de la mano de javier muguerza)
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Hago honor también a dos comentarios que me permití hacer ayer en dos blogs diferentes que por sus temas nos pueden servir ahora aquí de ilustración:
Lo dijo Sylphides a Francisco Arias Solís: Aranguren
Conocí a Aranguren un verano -creo que del 94, ahora dudo-, en Avila, estuve mucho tiempo cogida a su mano, porque estábamos en una fiesta de despedida y se nos permitió bailar a todos junto con él.
Su mente era clarividente pese a su edad ya elevada, a pesar de que ya le faltaba su mujer, inspiraba afecto en los ultimos años de su vida y por eso yo me puse a su lado, y recuerdo cómo hablaba.
En esos días de celebración de conferencia recuerdo que en broma se atrevió a empezar su discurso dando las gracias a Franco, en su opinión, y sin rencor ninguno, porque gracias a él pudo viajar a California y a EEUU y aprender fuera de nuestras fronteras, y esto le sirvió como parte de su gran sabiduría y magisterio. Después también recuerdo alrededor de este viaje que nos habló del rapto de Europa y del mito de Europa, como si la sed de emigración estuviera en el anhelo de todo hombre desde la historia antigua.
Su belleza humana se acrecentaba con su sabiduría y su edad.
Casi nadie de cuantos en España se interesan por la Etica y sus aledaños deja de deberle algo a Aranguren, y aunque él no es maestro que tolere la fidelidad escolástica sino que más bien ha alentado la infidelidad de sus discípulos, desde luego uno de los grandes frutos de su magisterio es su discípulo Javier Muguerza, que actualmente cuenta con 71 años y del que además han surgido nuevas mentes, no me cabe duda.
Aranguren fue el primero allá por los años cincuenta en recordar la necesidad de que la comunidad filosófica española recobrase a los filósofos del exilio. Y José Ferrater Mora fue a su vez el primero en responder desde fuera.
Aquí y allá en aislados focos de esta u otra Universidad ellos fueron organizando lo que cabría llamar "la resistencia filosófica". Cuantos hoy se dedican -o nos dedicamos tímidamente- en España a la filosofía tienen contraída con ellos una deuda impagable y, para acabarlo de decir todo, en buena parte impagada.
Jose luis Aranguren había sido discípulo de Ortega -como bien dices- y que -al igual que otros compañeros suyos como Pedro Laín- lo seguía siendo de Zubiri.
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Como Aranguren ha recordado recientemente antes de dejarnos entre nosotros la ética por antonomasia -llamada en otros tiempos "ética general"- era ética individual, a diferencia de la ética social, llamada "ética especial". Hoy se han vuelto las tornas y no parece haber más ética que la social y comunitaria, por lo que se hace imperioso -sin desdeñar por ello la importancia de lo que acostumbramos a llamar "filosofía moral y política"- reivindicar los fueros de la ética individual.
O por decirlo con el expresivo giro del propio Aranguren, los fueros de una "ética intrasubjetiva", más atenta al diálogo en el que cada uno de nosotros consistimos que al diálogo colectivo en el que centra su atención casi exclusiva la "ética intersubjetiva".
El carácter "macroético" de la ética discursiva resultará por lo demás perfectamente compatible con la condición de "ética de mínimos" que Adela Cortina le atribuye cuando compara la "utopía de la comunicación" con otras utopías más fuertes o de "máximos".
Es cierto que la ética de Ortega no es una ética deontológica como la kantiana, según hubo Aranguren de recordar hace unos cuantos años en un debate a un obtuso filósofo escolástico; pero no es menos cierto que descansa en un imperativo tan categórico como el de Kant: el imperativo pindárico "Llega a ser el que eres".
Pues tal vez algo de eso, de su maestro, es lo que Aranguren también hoy nos querría contagiar.
El hombre necesita una nueva revelación y esa revleación sólo puede venirle de la razón histórica.
Tal vez podamos llegar a contemplar la aurora.
Se declara una servidora de usted, Sylphides.
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lo dijo sylphides a Daven: Maestro Hakuin
Las preguntas que carecen de "respuestas" no por eso carecen de "sentido", contra lo que siempre han creído los positivistas de todo género y condición, de suerte que la imposibilidad de contestarlas vendría a ser compatible en ocasiones con la vivencia más exacerbada de la necesidad de plantearlas, que es en lo que en definitiva consiste la perplejidad.
De ahí que el maestro zen no pudiera contestar sino con la acción o la práctica, de modo que en el momento de reaccionar el guerrero no tuviese duda de cómo era su acción.
Claro que un guerrero así -por cierto ha puesto usted a mi Jerónimo, lo cual me da mucha alegría- con su rudimentario artilugio o herramienta de cazar, entendería mejor así el propósito de su acción.
Pues la pregunta wittgensteiniana "¿Y qué si no hago lo que debo?" podría dar paso aún a la crucial pregunta "¿por qué debo hacer lo que debo?" o, para reformularla de otro modo, "¿por qué ser moral?", demasiadas preguntas, dirá usted.
Y por proseguir en nietzscheana vena se esconde siempre un humano, demasiado humano "¿qué quiero hacer?" y bajo la afirmación de lo que quiero llamada a responder a esa pregunta se esconde todavía la primordial afirmación de lo que soy, el "soy" del imperativo pindárico -distinto del imperativo kantiano, aun si no menos categórico que este último- "Llega a ser el que eres".
La escisión con la que kantianamente se inaugura la ética inextinguiblemente se alimenta de semejante tensión entre lo que históricamente somos o hacemos, a título individual o colectivo, y lo que moralmente -históricamente pero también trascendiendo a la historia.- juzgamos que debemos ser o hacer.
Y aunque sea la pregunta con la que empieza la ética "¿qué debo hacer?", tampoco es la pregunta con la que acaba la ética, "¿y qué si no hago lo que debo hacer?"
Pero son demasiadas preguntas para un maestro zen, aunque no dudo de su sabiduría para poder responderlas con su gran magisterio para el arte de la práctica y de la acción sabia.
Sylphides
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lo dijo sylphides corrigiendo: 13 Enero 2008 11:10 PM
He olvidado inmergida en el pensamiento absolutamente las normas de cortesía.
Por lo que me disculpo y le hago saber además de otra norma que me complace compartir aquí:
El "talante racionalista", elevado a actitud y hasta a estilo, que nos cautiva de un maestro, es menester decir que una misma es una discípula no-escolástica de un maestro que detesta la idea de crear escuela.
Servidora de usted,
sylphides
Creer en la filosofía es un signo de buena salud. Lo que no lo es, es ponerse a pensar. Aunque pensar sea en verdad en lo que consiste la filosofía, pero no todo se debe parar ahí, hay que actuar también.
O si no se puede terminar como Pascal -con todos mis respetos- pero con todas sus locuras de los santos, o bien como Nietzsche que se supo defender de la santidad pero terminó dando rienda sueltas a sus inclinaciones naturales y a todas las locuras de los griegos trágicos.
Hay también que entender que la filosofía siempre va por detrás de la ciencia, es un saber último y compilador de otros, tenemos que por tanto asumir lo que se hace desde otros saberes, la filosofía lo único que puede decir es la orientación de lo que se está haciendo y si ésta debe cambiar hacia otro saber o dirección. Pero no puede más y aunque en otra ocasion he dicho que la ciencia embrutece el cerebro porque reduce la capacidad metáfísica del hombre, hemos de plegarnos con todo a ella, porque la ciencia también pone los límites de lo que puede conocer el hombre.
Sin otro particular, te agradece tu comentario y se despide con un beso!
sylphides
Crítica de la utopía
Al eclipse de la categoría de reificación no ha sido ajena la penetración en sus filas del estructuralismo, que presumía de ser una filosofía social sin sujeto y era de hecho el producto irreflexivo del proceso histórico de cosificación social que lo había acabado liquidando.
Tanto el “Estado Unido” de Zamiatin cuanto el del “Mundo Nuevo” de Huxley persiguen fines no innobles -como la felicidad de sus súbditos, aun si ésta linda allí con la despersonalización y la imbecilidad de los mismos-, desvirtuados por el uso de medios deplorables, como un poder capaz de cercenar todo asomo de libertad.
Pero para el partido en cuyo nombre habla O'Brien, “el poder no es un medio sino un fin”. Su ideología no es, pues, la del Gran Inquisidor -para quien “el mal es un medio destinado a hacer posible el bien”- sino la del poder por el poder sin detenerse en reflexiones sobre el bien ni el mal, poder cuyo ejercicio conduce en el extremo no ya a la destrucción mental o física del individuo -como en el caso de D-503 o de John el Salvaje en las novelas respectivas de Zamiatin y Huxley-, sino a su destrucción moral, como en el caso de Winston Smith de Orwell.
La novela de este último pudiera interpretarse más bien como un vaticinio a treinta y tanto años vista, como una meditación en torno a los estragos de la ideología del poder por el poder; una ideología que, tras haber trocado en un rostro anodino la torva faz con que Orwell la retrata, vendría en definitiva a coincidir con la de las organizaciones políticas burocratizadas y sujetas a la famosa ley de hierro de Michels, la ideología asumida y encarnada por el burocratic personality type de Merton o el organization man de Whyte y cuya promoción desde el Estado conducirá a hacerla plasmar en la sociedad totalmente administrada de Horkheimer hacia la que, en efecto, nos encaminamos, si no estamos ya en ella.
Así como los movimientos totalitarios fueron un día llamados “ortodoxias sin doctrina”, las concreciones políticas de la ideología del poder por el poder merecerían más bien llamarse “maquinarias ideológicas desideologizadas”, esto es, carentes de principios, y constituyen el ardid del que la astucia de la razón instrumental se ha seguido valiendo en 1984 para reproducir -sin duda desdramatizándola, pero también, por eso mismo, incrementando nuestra indefensión- la pesadilla de 1984.
Es muy posible pues que nos estemos efectivamente acercando -aun si en un sentido muy distinto del de la frase marcusiana- “al final de la utopía”, lo que explicaría el arrollador auge, no menos innegable, de ese otro género que la filosofía social conoce hoy bajo el nombre de “crítica de la utopía”.
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lo dijo Ifigenia 13 Febrero 2008 11:47 PM
Apostar a la desaparición de los instintos guerreros, creer en la generalización, el ver lejos, demasiado lejos: la utopía es presbicia de los pueblos viejos.
Los pueblos jóvenes no buscan la escapatoria de una ilusión, ven las cosas bajo el prisma de la acción.
¿Qué otra cosa quieren las estructuras societarias viejas sino disminuir nuestras inquietudes por medio del terror y revigorizarnos triturándonos?
Mientras en los jóvenes aviva su furor, hace valer su trasfondo bárbaro y les mantiene despiertos.
Cuando los pueblos viejos adoptan una ideología se les embota, mientras les dispensa esa pizca de fiebre que les permite ese ligero empujón de lo ilusorio...
Por tanto ¿utopía, divagación o barbarie?
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lo dijo Daven 14 Febrero 2008 03:43 PM
Estimada señorita:
Es innoble mezclar el estructuralismo, no como ya filosofía sino como yacimiento de explicaciones dentro de la antropología, con la novela de George Orwell 1984 o la de Huxley A brave new world. Ambas parten de perspectivas totalitaristas-cientifistas no confluyentes con el estructuralismo antropológico, centrado recuerdo en los lazos familiares, los sistemas hereditarios, los rituales de emancipación y casamiento, y otros temas como ve de temática muy antropocéntrica. Así pues, hago la amonestación de demagogia a la autora, y le conmino a leer "Tristes Trópicos" o "La estructuras elementales del parentesco" de Levi Strauss, para que centre de nuevo su tiro. Minerva no dudaría de expulsarla de su bosque.
"El error ajeno hay que dejarlo allí"
(Marco Aurelio)
Quede suyo, refractario y antagonista por defecto
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo Andrómeda 14 Febrero 2008 09:12 PM
A Ifigenia:
Una suma con toda posibilidad inacabable resumiendo en optimismo o pesimismo el saldo de la historia.
Y ni siquiera es casual que el horizonte sólo nos parezca alcanzable cuando estamos parados.
Pero si la noche y la niebla de la disutopía han hecho desaparecer de nuestro campo de visión todo horizonte, más de una razón, tal vez las únicas razones, para no estarnos quietos provengan de la utopía ética, de la crítica de la utopía o disutopía.
A Zarza, Otredad, Firmin, no quiero parecer demoledora, tan sólo quería recordar estas obras del pensamiento humano que hablan sobre la relevancia del poder y que me parecen reales y necesarias de tenerlas presentes. Y más ahora cuando parece que vivimos en un apogeo, en un crescendo de posibilidades. Los momentos de apogeo y de decadencia se suceden vertiginosamente, aunque en nuestras sociedades complejas cuesta definirlos claramente.
A Daven: Es cierto que he mezclado el "estructuralismo" haciendo una especie de conexión entre la sociología y la antropología. Por otra parte también nos encontramos con el "constructivismo" de Robert Merton para explicar los sistemas modernos de burocratización de las sociedades.
Tal vez no corresponda atacar -y no creo que lo ataque- al estructuralismo de Levi, de quien he leido esa obra última que señalas hace ya un tiempo, pues lo que hace es en cierto modo dejar descubiertas ciertas formas de estructuras de la sociedad que en sí se manifiestan por una fuerza colectiva, por genealogía familiar e institucional, pero no me desdigo de lo que he dicho referente a que el estructuralismo deja fuera al sujeto. Mas bien éste siempre responde a una necesidad cultural. Se trata de ver en él una modalidad de funcionalidad no crítica sino meramente descriptiva de la realidad social y a este carácter sirve con fines metodológicos.
Que el estructuralismo sea el producto irreflexivo de un proceso histórico no es hacer demagogia, créame, sino hacer un flaco favor al estructuralismo al ver en él una herramienta del designio al que le llevó una sociedad determinada, desde esta funcionalidad tanto el estructuralismo como el constructivismo, para mí, constituyen herramientas de análisis y comprension de la sociedad. Pero que como filosofias no son suficientes en ellas mismas.
Creo que Minerva está muy contenta de que yo esté en su bosque, de lo contrario, créame, no estaría ahora en él, pues no es que yo la haya elegido precisamente sino que he venido a ella cuando menos me lo esperaba.
Lo que compromete nuestra libertad individual, por descontado, no garantiza que no continúe habiendo alienación, como tampoco garantiza que no continúe habiendo causalidad social y sigue siendo apremiante, y lo es incluso más que nunca, en la tecnología social de nuestros días, so pena de que ésta se reduzca lisa y llanamente a “ingeniería social”.
Atentamente, y me despido de todos mis contertulios, un abrazo!
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existencialismo, neopositivismo, ética universal
Una ética universal -esto es, intersubjetivamente válida- de la responsabilidad colectiva parece hoy tan necesaria como imposible, vale decir con Apel. Lo que equivale a decir que de acuerdo con una bien conocida caracterización de la tragedia como punto de confluencia de la necesidad y de la imposibilidad, la mentada situación paradójica es lisa y llanamente una situación trágica.
En esa situación se encuentran inmersos no sólo el positivismo, clásico o de nuestro siglo, sino asimismo los epígonos de este último -como sería el caso de la filosofía analítica- y hasta sus precursores, si damos en considerar tal al Wittgenstein del Tractatus Logico-Philosophicus que emplazaba en él a la ética más allá de lo que se puede decir. Apel recuerda a este respecto la célebre carta de Wittgenstein a Ludwig von Ficker de 1919 en la que añadiendo que el libro se componía de dos partes -la escrita y la no escrita- y que esta segunda era realmente la importante pues su silencio acerca de la ética habría constituido la mejor expresión de lo que muchos intentaron articular y a lo sumo sólo lograron balbucir.
Entre esos balbuceos Apel incluye los de tradiciones de pensamiento tan aparentemente alejadas de la que venimos considerando como el existencialismo, de Kierkegaard a Jaspers, de la misma manera que compara el decisionismo analítico con la ética sartriana de la situación, llegando incluso a hablar de “una complementariedad entre objetivismo ciencista y subjetivismo ético” -o, como alguna vez también se ha dicho, entre (neo)positivismo y (neo)romanticismo- en la que cabría ver una carácterística fundamental del pensamiento contemporáneo.
La acusada persistencia de actitudes neopositivistas en la filosofía de la ciencia y la presumible resurrección del existencialismo -o de actitudes existencialistas y en general neorrománticas, bajo otros ropajes filosóficos- en la filosofía moral de nuestra última hora contribuirían a confirmar, en opinión de Apel, aquella complementariedad.
Pero por sugestiva que resulte la tesis apeliana de la complementariedad, quedarse en ella equivaldría a algo así como a quedarse en la comprobación de que las siluetas de nuestros actuales continentes geográficos se complementan o se corresponden entre sí, mas sin llegar a preguntar -a la manera de la teoría de la deriva continental- por un posible origen común que dé razón de tal correspondencia o complementariedad, lo que en nuestro caso nos lleva a remontarnos a un continente originario, a saber, el continente de la Ilustración.
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lo dijo Andrómeda
Voy a traeros un ejemplo de un existencialista para que se comprenda mejor las actitudes misóginas o misantrópicas, según el caso.
La percepción del drama misógino de Kierkegaard, atenazado por la fobia hacia la paternidad u horror a hacer nacer que es no querer haber nacido y tentado de abandonarse a la filia del seductor por el “instante” y salvarse de esta manera del aprisionamiento en el engranaje infernal de las generaciones, tensión que el pensador danés resolvería a través del “amor cortés” entendido como una forma de muerte en vida que es abiertamente comprensiva y hasta se diría que simpacética.
Después de todo los mitos kierkegaardianos tienen en común el ser personajes “a-genealógicos” o “anti-genealógicos”, como lo atestiguan su Fausto, su Don Juan e incluso su Abraham, por no hablar de su Antígona, cuya interpretación contrasta con la cínicamente patriarcal debida a Hegel. Y en tanto que precursor no ya del existencialismo de un Sartre sino de un “nominalismo” cabría considerarlo un autor predilecto aquí.
De una lectura de Nietzsche la misoginia nietzscheana podría tener raíces más profundas que las que asoman en sus “espantosas diatribas” contra las mujeres, para decirlo con palabras de la hermana de Nietzsche, quien las atribuía a la “nefasta inspiración” de Schopenhauer: Nietzsche busca la genealogía de algo para descubrir su origen, pero en el fondo lo que hay es una misoginia.
Si el sello del padre no da la legitimidad, en los orígenes está que somos nacidos de mujer, luego es una genealogía impugnada pero que lleva a una misoginia que representa, por otro lado, rasgos patriarcales.
Pero sin merma de suspicacia también debemos posarnos con piedad sobre la historia de la filosofía.
Así se demuestra con Sören Kierkegaard en el estudio de “la subjetividad del caballero” a la luz de las paradojas del patriarcado que hace Celia Amorós, en que el “caballero de la subjetividad” es interpretado desde la perspectiva de una crisis de legitimación patriarcal que deja al individuo en la situación del sujeto que ha de enfrentar por cuenta propia el sentido de su existencia. Los individuos abandonados de un dios, producto del relajamiento y la problematización de los vínculos genealógicos causada por la historia cada vez más degradada ya no tienen pruebas de que dios sea su padre. La misoginia kierkegaardiana inducida por el desvalimiento y no por la prepotencia da pie a que la crítica feminista de las actitudes misóginas esté exenta aquí de misandria.~
Agradezco aquí vuestra participación a Ifigenia, Brunoperu y Otredad. Creo que sin ánimo de dificultar su lectura quería dejar aquí algo de lo que se ha pensado en esta labor filosófica en nuestro país para las mujeres.
Un abrazo.
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Andrómeda
Romanticismo y modernidad
lo dijo Andrómeda
Queridos amigos:
intentaré constestar por pasos.
A Clitemnestra, Pasolosdías, Aura etérea, y Luis Alfonso, que preferís o elegís cierto aspecto irracional, al parecer, pero que a mi modo de ver no lo sería tanto, dependiendo de una crítica racional.
A Daven que prefiere mantenerse del lado de la conciencia, y asumir como parte de esa motivación, la de las "estructuras" condicionantes, vamos a decirlo así.
Hablas de la Ilustración versus romanticismo, mientras que Luis alfonso apunta más a un lado espiritual -llámese religioso o no del budismo-, para mí o se asume toda la realidad o bien estamos en una realidad a forfait.
Todas estas corrientes en sí no están libres de contradicciones.
Yo no creo que el proyecto de la razón de la Ilustración se frustrara por culpa del Romanticismo, es más la Ilustración sin la "herencia romántica" ya le dije sería un mero o vulgar positivismo.
El peligro de frustración de este proyecto vino sobre todo con la postmodernidad y con los postmodernos, Lyotard, Rorty, llámense, que fueron los que criticaron más directamente el papel de la razón.
El Romanticismo más bien viene a cubrir la añoranza de la religión precisamente que fue destruida por la razón ilustrada, aún así no la ataca directamente sino que viene a llenar una oquedad que deja.
La añoranza de la religión que indujo un día a hablar de una ilustración insatisfecha no podría ser acallada, en cualquier caso, por la satisfecha autocomplacencia de una sociedad desilustrada.
Por lo que podemos también preguntarnos: si la capacidad de integración social de la tradición religiosa, que la Ilustración sacudió e hizo estremecer, no podría encontrar alguna equivalencia en el poder de unificar y generar consenso de la razón.
La autoconciencia de la modernidad discurre vertebrada en torno a figuras que se han mostrado preocupada por el mundo que perdimos.
Creo que debemos asumir el proyecto de la modernidad, estimado señor Daven, como habla Habermas, como una "proyecto -todavía- inconcluso". Y no como hablan sus oponentes que se trata de un proyecto que no hay que completar sino que hay que revisarlo. Mas una revisión de tal proyecto sería al margen de la razón.
Pero Habermas se enfrenta a los que en vez de reemplazar una "razón excluyente" por una "razón comprehensiva" tratan de oponerla a lo "otro de la razón".
Y aquí también quiero contestar al resto de los comentarios, a Otredad, y Atenea.
"Lo otro de la razón" vendría a ser la naturaleza, el cuerpo humano, la fantasía, el deseo, los sentimientos o, mejor dicho, “todo eso en tanto en cuanto la razón carece del poder de anexionárselo”.
Pero Habermas -para quien en sus diversas configuraciones a lo largo de la historia la razón puede y debe ser criticada desde la perspectiva de lo otro que ella misma- apunta que semejante crítica no dejaría, en última instancia, de ser una crítica racional.
Por tanto, llevemos la razón hasta sus extremos de la crítica y no acabemos con el proyecto de la Ilustración tampoco.
Realmente el comentario del señor Daven es el que tiene más enjundia y no por conceptualismos sino porque volvemos a la historia de las ideas y de la razón y porque me toca usted otra vez al señor Platón.
La razón que otro tiempo igualaba a los hombres -si no de hecho, al menos sí en principio- comenzó a dividirlos, sacudida por toda clase de inclinaciones e intereses.
Calicles pudo aducir, así, que la moral no es otra cosa que un invento de los débiles para contrarrestar la hegemonía de los poderosos.
No es de extrañar que en medio de esta descorazonadora situación, el mensaje de Platón se alzase en lontananza como un augurio de restauración de la razón, una y la misma para todos y garante de unos valores en los cuales cupiese confíar aun cuando acaso no cupiese alcanzarlos.
¿Por qué no habla de Hegel o de Nietzsche o de horkheimer o de Marx entre los filósofos ideólogos de una razón como representación de voluntad de poder, y de un sistema igualitario?
No creo que toda la culpa la tenga Platón.
Y comprendo también sus razones como yo no abrazaría tampoco la necesidad del platonismo, mas no pude plenamente porque, en última instancia, el error, la fealdad y el mismo mal siempre me parecieron menos inhumanos que las ideas de verdad, belleza o bien.
El proyecto de la razón más ambicioso que el hombre haya soñado nunca acometer es, como sabes, el de la instauración de una sociedad sin clases.
Y sólo en una sociedad así tendría sentido hablar de esa razón patrimonio de todos.
En cuanto a las religiones, y me dirijo a Luis Alfonso, quisiera añadir que para identificarse con una doctrina venida de lejos, habría que adoptarla sin restricciones: ¿Cómo se compagina consentir en las verdades del budismo y rechazar la trasmigración, base misma de la idea de renunciamiento? ¿Y suscribir a los Vedas, aceptar la concepción de la irrealidad de las cosas y comportarse como si existieran? Inconsecuencia inevitable para todo espíritu educado en el culto de los fenómenos.
La sonrisa de Buda, esa sonrisa que flota sobre el mundo, no ilumina nuestros rostros. A lo máximo concebimos la dicha, y las religiones de la revelación se recrean demasiado en el dolor como para poder adoptarlas de buen grado, como retoños de una tradición masoquista.
Por último he de añadir que la pretensión de universalidad no implica una sociedad de comunicación como un totalitarismo igualitario, en cuanto esta no está consumada en sí misma, sino que siempre debe estar abierta al diálogo.
Y que la oportunidad del disenso mas que del consenso es lo que mide la verdadera progresividad de una democracia.
Hay otros temas que quedan pululando, el problema lingüístico y decir algo sobre Pavlov, todavía, intentaré contestarlo en otro comentario.
Mientras tanto quedáis con mi mayor estima. Un abrazo.
lo dijo Daven
Estimada señorita:
Habla en serio del romanticismo como una vuelta a la Religión. Está usted hablando con Lord Gordon Byron y no ha habido Dios del que no me haya reído, blasfemado y enseñado la posaderas. Si le escuchara mi amigo Shelley, cuantas chanzas sobre monjas y curas inventamos en Italia.
La Religión y su actividad de cohesión. Ya veo por donde va. Allá usted con su neo-paganismo. La religión ha de ser superada, es su fatalidad. No convence a la razón, no hay razón ni evidencia necesaria para prescribir un Dios. Toda la física cuántica y los modelos cosmologicos apoyan tal aserto. ¿Es pues, necesario, a efectos sociales?. Nos estamos insultando pues, somos deficientes mentales. ¿Necesitamos esa muleta y esos sacerdotes que viven de promesas falsas para vivir mejor?. Ya me sé ese cuento.
La única religión sin protagonismo deísta es el taoísmo. Por eso mismo es la más inatacable y la más seductora, en mi opinión. Alcanza todo y lo deja todo intacto, promueve la no-acción como forma de gobierno. Promueve la consciencia dialéctica.
Así que le dejo aquí mis calzoncillos sucios, delante del altar de Buda y que me tire un rayo en la cabeza o me llene de Karma malo, a mi me da lo mismo.
Soy ateo, y si alguien es más ateo que yo, quiero conocerle para aprender de él.
Se despide cortésmente de usted y de este tugurio con olor a incienso y cirio rancio.
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo Almudena
Mañana os contesto a todos, si eso.
Besos
lo dijo Andrómeda a Daven
En el sentido que hablas de lógica lingüística, tal como lo hace Wittgenstein, creo que esa distinción es la misma que cabe efectúar entre argumentos de poder y argumentos de validez.
Los argumentos de validez son los que responden a las mismas reglas lingüísticas, y asegurar las condiciones de la validez de estas reglas significa que estamos dentro de un proceso argumentativo, y que ello también implica un elemento de incondicionalidad. Veracidad de la pretensión, verdad del contenido asertivo, validez de la norma, corrección del proceso, inteligibilidad de los comunicantes.
Tal elemento argumentativo es más importante a veces que el contenido descriptivo de la realidad en cuanto tal, porque lo que importa parece ser es la capacidad de entendernos y todo lo que podemos expresar con el lenguaje.
No obstante está también la distinción entre un consenso fáctico o “convención” y un “consenso racional” o contrafáctico.
Es decir, las reglas lingüisticas no sólo nos permiten expresarnos sino que también nos permitirían "criticar" las propias reglas del lenguaje, y abordar una crítica racional de las instituciones existentes dentro de dicha comunidad y dicho contexto.
Y esto es lo verdaderamente relevante de este aspecto lingüístico, su aspecto institucional.
Otra cosa es la realidad fáctica, y las cuestiones sobre el poder, pero sobre esto mejor hablamos en otra ocasión.
Quede suya, Andrómeda.
lo dijo Andrómeda a Daven
Abocados a formas degradadas de sabiduría, enfermos de duración (dureé), en lucha con esa tara que nos repele tanto como nos seduce, en lucha con el tiempo, estamos constituidos de elementos todos los cuales concurren en hacer de nosotros rebeldes divididos entre una mística llamada que no tiene ningún lazo con la historia y un sueño sanguinario que es su símbolo y su nimbo.
Si tuviéramos un mundo nuestro, ¡poco importaría que fuese el de la piedad o el de la risotada! nunca lo tendremos, ya que nuestra posición en la existencia se sitúa en el cruce de nuestras súplicas y de nuestros sarcasmos, zona de impureza en la que se mezclan suspiros y provocaciones.
Estoy citando a Cioran, creo que de la mística escojo la parte de la risotada de buda y de lo ateo escojo la parte de la no-acción que me parece la afirmación de la realidad racional contrafáctica.
Andrómeda, agnóstica, ex-tempore y griega.
lo dijo andrómeda apostillando
El romanticismo viene a llenar el hueco que ha dejado la religión: no quiere decir que vaya otra vez a traerla, la intepretación que se hace de mi texto no debe ser ésa. Una no implica la otra, pero sí el mundo de los sentimientos, de la naturaleza, el romanticismo es más bien una vuelta a los valores clásicos y griegos.
Yo no tengo ninguna añoranza por la religión y que ésta venga a cubrir un hueco que no pudiera cubrir la razón.
No, me gustaría aclarar esto.
Otra cosa es cuando en otro momento hablé de los universos simbólicos de legitimación y de la infuencia de las religiones monoteístas en la cultura occidental y en la burocracia para crear esta realidad de universalidad que después va a ser sustituida en la Ilustración por el proyecto de la razón como patrimonio universal del hombre.
Esto es lo que quisiera aclarar para no volver a ser malinterpretada, pues usted con su mente poliédrica también le gusta sacar del discurso toda clase de sustancia.
Desde luego espero que esta idea no le parezca una barbaridad, pues está aceptada así por los historiadores de la modernidad.
Sinceramente de usted.
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Freud y el monoteísmo
Algunos términos del propio Freud cuando aborda el vasto problema del monoteísmo surgido de la religión judía sirven para comprender bien alguna fijeza del sistema occidental, en que figuran las técnicas de comunicación gracias a las cuales “persiste la tradición eficiente en la existencia de los pueblos”.
La teología monoteísta elaborada por la Escolástica aristotélica plasma la vieja envoltura marchitada en lo sucesivo en las naciones católicas del Occidente cristiano. Se llega así a la herencia arcaica, acumulaciones sedimentarias, en ese trabajo de olvido, donde poco a poco las nuevas calificaciones intervienen para modernizar periódicamente la envoltura del sistema.
Partiremos de una observación de Freud sobre la persecución antisemita: “No olvidemos la última de las causas del antisemitismo; recordemos que todos los pueblos que en la actualidad practican el antisemitismo se convirtieron al cristianismo en una época relativamente reciente y a menudo porque fueron coaccionados a hacerlo bajo amenaza de muerte. Se podría decir que todos ellos están “mal bautizados” (schlecht getauft) y que bajo una delgada capa de cristianismo (unter einer dünnen Tünche von Christentum), han seguido siendo lo que fueron sus antepasados bárbaros politeístas”.
Estas palabras son fuertes, muy fuertes. Reúnen ua experiencia muy antigua, anterior a las concordancias establecidas por Weber: el estudio del espíritu monoteísta por Augusto Comte, que supo identificar bajo el monoteísmo la aspiración a “dirigir activamente el movimiento mental”. Semejante acercamiento ilustra cómo juega para Occidente el lazo entre lo teológico y lo político.
Si la sociología religiosa estuviese completamente libre en sus movimientos (lo que evidentemente no sucede), no dejaría de señalar el lado salvaje de las creencias o prácticas recuperadas por el catolicismo europeo y el carácter bastante frágil de la envoltura donde se encuentran refugiados, escondidos con gran cuidado, tantos pedazos y trozos recogidos en los más diversos pueblos, cuya amalgama produjo la cultura llamada europea.
Aquí proporcionaré mi testimonio.
Todavía se podía ver hace muy pocos años en el centro de Normandía a los adoradores del Trueno hacer ostentación de su cristianismo (“cuando truena Dios habla”), donde el etnógrafo menos advertido vería lo que la llamada sociología religiosa prefiere no ver; pues ello supondría poner al normando en el rango de bámbara, es decir, del Negro, e invertir el buen orden que ante todo debe confortar a cierta ciencia de las religiones.
Pero también semejante ejemplo muestra a cada uno la delgada capa de cristianismo y que las parcelas de las que se componen las grandes agrupaciones modernas, dotadas de unidad, es decir, disponiendo de una lengua (la lengua nacional), se mantienen entre ellas por alguna activa dirección mental.
El Político ha abierto su vía por el esfuerzo del monoteísmo, cuyo resultado conocemos: el gran hombre heroico y la ciencia del Poder.
Que traen además la cuenta exacta de los movimientos infligidos a esta cultura desde la Reforma y la efervescencia del capitalismo.
sylphides (texto apoyado en la lectura de Pierre Legendre).
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lo dijo Manuel 16 Diciembre 2007 10:33 PM
la cultura europea es una mezcla de pueblos
lo dijo sylphides a manuel 16 Diciembre 2007 11:28 PM
sí, pero lo importante es darse cuenta de cómo esta creencia ha sido debilitada en favor de la otra, la de una europa nacida de la escolástica aristotélica-medieval, de la cristiandad, donde obtienen el fundamento asímismo los modernos estados nacionales (centralistas y descentralizados), y como a partir de aquí se vuelve a dirigir la mente en una unidad de impulso.
Es muy poco lo que sabemos de los fundamentos modernos del estado, porque esconde una gran amenaza de terror, y porque hoy día hemos alcanzado un nivel de desarrollo que cualquier idea o ideología está permitida, pero nada de eso es así en su verdadero anclaje cultural.
Nadie ha comprendido al judaísmo pero en su ideología hay mucho de todo lo que guarda en sí el seno del sistema del estado moderno.
lo dijo otredad 16 Diciembre 2007 11:50 PM
En la actualidad -y desde hace algunas cuantas-, la religión viene siendo, como en prácticamente todo, un medio de poder. Se dirigen grupos cuyo centro pudiera tener algo del pensamiento original, pero ni la religión es "sagrada" para los que se consideran creyentes.
No sabía que te gustaba Gustave Doré. "Andrómeda" siempre ha estado entre mis ilustraciones preferidas.
Un abrazo
lo dijo gourmandise 17 Diciembre 2007 12:38 AM
hola! que buen artículo! Y que bellas las imágenes de tu post sobre vos misma!
bellas.
Saludos
lo dijo otredad 17 Diciembre 2007 12:48 AM
Espero, de corazón te lo digo,que estas fiestas sean especiales para tu 2007.
Seremos ya dos las que pongamos música clásica como fondo.
lo dijo Pasolosdias 17 Diciembre 2007 10:26 AM
El catolicismo europeo suele criticar, por ejemplo, al catolicismo caribeño, el santero, dicen que es brujería. ¿No somos nosotros iguales?
El cristianismo triunfó en Roma, adaptándose a los dioses de las ciudades, de los elementos y las profesiones, a los diosecillos domésticos. Hay un santo para cada cosa y cada casa, una virgen para cada ciudad. El catolicismo es politeista, qué duda cabe, yo mismo rezo al santo de los poetas, San Juan de la Cruz, yo también tengo estampita de la virgen de mi ciudad, Ntra. Señora de la Almudena.
Ahora entramos en el solsticio de invierno, Jesús no nació un 25 de Diciembre, sino un 1 de Marzo, inaugurando la era piscis. Vino bien el poner la fecha de la Natividad un 25 de Diciembre, para adaptarlo a la fiesta del sol -¿era así?-. Lo mismo con el solsticio de verano, noche de San Juan, fiesta pagana que recibe el verano.
Yo esta riqueza no la cambio por la austeridad calvinista, sin carnaval, sin una Sta Bárbara para las tormentas, sin un San Esteban para los viajes.
Pasolosdías, excomulgado por Calvino, salvado por Ntra. Sra. del Amor Hermoso.
lo dijo sylphides a otredad 17 Diciembre 2007 02:36 PM
Freud mostró suficientemente la relación entre la progresión de la tolerancia y el debilitamiento de los lazos amorosos de los que se alimenta el sentimiento religioso.
Y esto lo sabe también el poder del estado, hay una buena ciencia, un buen texto que sirve para recuperar al fiel súdito, se juega con los lazos del amor o de la sumisión, esto es así, una buena ciencia pubicitaria, así es como se construye el poder y la escolástica es la gran maestra de todo ello, sólo que sus liturgias, sus antiguas imágenes han caído para sustituir a otras.
Por supuesto que se permite que existan religiones, sectas y que haya libertad de culto, esto lo permite el estado de las nuevas sociedades pluralistas, pero hay un límite que está en el mismo estado, y no queramos ir mas allá, son muchas las estructuras de dependencias creadas hacia él, de ahí que por mucho que digamos que se vive una crisis del estado nacional, ello no debe llevar a minimizar la función de dominacion y de legitamación que detenta en la vida. A veces se tira demasiado de las mamas del estado y otras estamos sometidos a él simplemente por una funcion de origen jerárquico, de poder. De manera que si caen los de arriba lo único que puede pasar es que se repongan por otros, es la figura paternalista del estado.
otro abrazo para ti
lo dijo sylphides a pasolosdias 17 Diciembre 2007 03:06 PM
Todo este tipo de creencias, de ídolos, están admitidos en la imaginería cristiana pero hay que decir que pertenecen a un segundo orden de creencias incluso para la misma iglesia que tiene su calificación de los doctores, hoy para muchos de nosotros no pasan de ser fetichismo religioso y perdón porque sé que te parece desconsiderado y porque te hablo desde una tierra donde aquí la imaginería se vive con la misma devoción que si fueran personas vivas. Aquí cada dos por tres hay una procesión y yo pregunto “oiga ¿esto qué es?” Me miran como si yo fuese una extranjera y me dicen “el via crucis del señor”, y nada más.
Pero lo que te quiero decir es que todo eso está integrado en la amalgama de culturas que forma nuestro acervo cultural, andalucía es muy mariana pero tambien lo es italia, pero además de eso, que digamos es una religiosidad de segunda fila y bien llevada por la teología eclesiastica al uso, sin embargo hay todavía una amalgama más profunda de culturas, que se enfrentan con la calificación de ser tildadas de salvajismo y de culturas primitivas.
Sobre ello casi no se sabe nada, lo que se ha podido investigar o se está investigando pero siempre fue censurado en la edad media, como saber peligroso. Porque en definitiva con aquellos medios y también con la excomunión y diversos modos cultos y otros no tan cultos hicieron una buena ciencia del poder, con todos sus artilugios, sus textos, su casuística, dirigieron un pensamiento, en un sentido único y monoteísta. Esto con todo es signo de progreso, y ya no podemos volver atrás, o tal vez sí debamos volver, y mirar lo que realmente hemos sido, porque lo que sí es cierto es que la iglesia siempre ha censurado la verdad, por mucho que haya producido un buen mito, su buen texto del amor entre hermanos, como ahora también se hace, cuando se predica un texto de los derechos humanos/sociales, lo importante es que esta creencia llegue a todos.
Y hasta cierto punto creo que vivimos no obstante un proceso de liberación de tanto poder omnímodo, desde hace muy poco.
lo dijo sylphides a gourmandise 17 Diciembre 2007 03:14 PM
Si el Poder nos ama y cómo debemos amarlo, son cuestiones que están en el centro de la Escolástica.
Señalémoslo también, todos los nacionalismos occidentales han jugado con ello para asentar sus viejos Estados, y luego las gigantescas burocracias que les sucedieron.
Semejante discurso, enunciando brutalmente la ciencia por la Autoridad y designando lo herético bajo una doctrina universal, ya no es sostenido ni sostenible; al menos en apariencia, pues
las publicidades organizan actualmente el manejo por el sesgo de una ciencia de la sonrisa, sobre el tema encantador: todos somos amigos.
Bueno, no te asustes con este discurso pertenece a lo que estudiamos como ciencia en el Derecho, a las relaciones entre psicoanálisis y derecho.
saludos.
lo dijo sylphides a santurrón 18 Diciembre 2007 01:02 PM
Actualmente la Publicidad anuncia la omniscencia, prodiga las amenazas, erotiza los productos etiquetados por los que deciden el marketing, los posters ofrecen al buen(a) joven y por la misma costumbre prescrita, no las santas Imágenes sino siempre la alegoría de un santurrón, un catecismo que enumera y recuenta los ídolos del amor.
Es decir, opera con los recuerdos y las imágenes que nos ligan a un lazo de recuerdo infantil, juegan con nuestro subconsciente infantil, no se prodigan las imágenes de los que están arriba o dirigen la razón sino la de un buen "santurrón", que nos enseña que mamá nos espera con el fierabrás de la abuela, o que tenemos que hacer la colada, etc., son todos mecanismos para unir la conciencia.
Las modernas técnicas de la publicidad operan también con esta significación, el milagro de la sumisión y la religión del Poder repiten la ficción perpetua de las máscaras y de las insignias, elocuente en sus grandes figuraciones políticas: la creencia sexual y sus clasificaciones, el juego del goce y del castigo, un círculo de clausura conde se encierra el orden, esta temática está en todas partes.
sylphides
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lo dijo gourmandise a sylphides 18 Diciembre 2007 05:56 PM
hola sylphides, como va?
en esta oportunidad te molesto porque deseo saber cómo es que haces para colgar esas fotos, dibujos, etc, en tu blog en la parte en dónde hablas de vos misma.
Gracias!!!
Saludos
la moral de esclavos
lo dijo Domovilu a Sylphide 18 Diciembre 2007 06:12 PM
Para entender eso que dice Freud sobre antisemitismo, cristianismo, etc, y por qué surgen esas reacciones... Yo creo que lo más apropiado es "Genealogía de la Moral", de F. Nietzsche. Ahí se analiza el meollo del asunto. Y las conclusiones del autor quizás reflejan bien un tácito sentimiento esencial europeo.
lo dijo sylphides a domovilu 18 Diciembre 2007 08:05 PM
Sí, estoy de acuerdo contigo.
Nietzsche es uno de los filósofos que critican la moral vigente a partir del estudio del origen de los principios morales que rigen Occidente desde Sócrates.
La genealogía de la moral pretende responder a las preguntas que él mismo se plantea: ¿En qué condiciones se inventó el hombre esos juicios de valor que son las palabras bueno y malvado? ¿Y qué valor tienen ellos mismos? ¿Han frenado o han estimulado hasta ahora el desarrollo? ¿Son signo de indigencia, de empobrecimiento, de degeneración de la vida?
Nietzsche es contrario a todo tipo de razón lógica y científica, y por ello lleva a cabo una crítica feroz a la razón especulativa y a toda la cultura occidental en todas sus manifestaciones: Religión, Moral, Filosofía, Ciencia, Arte...
Nietszche se preocupa primero de la cuestión de cómo nace el judaísmo, y consiguientemente, cómo el cristianismo nace también de aquí y de una transgresión de los valores.
Nietzsche distingue dos clases: la de los señores y la de los esclavos. La clase de los señores a su vez está compuesta de dos castas: la guerrera y la sacerdotal, las cuales valoran aristocrática o sacerdotalmente.
Ambas castas son rivales. De esa rivalidad se da el salto de una moral de señores a una moral de esclavos, ya que los sacerdotes movilizan a los esclavos (débiles, enfermos) contra los guerreros (clase dominante). Esa movilización es posible invirtiendo los valores aristocráticos, creando una moral de esclavos (con los judíos comienza la moral de los esclavos) heredada y asumida por el cristianismo. Solo así el sacerdote triunfa sobre el guerrero.
Me ha aportado mucho que traigas esta mención,
el primer tratado de esta obra se titula «Bueno y Malo» (Gut und Böse). Bueno y malvado, es una psicología del cristianismo, donde hace un análisis del surgir del espíritu del resentimiento contra los valores naturales o nobles. Este análisis es un primer paso para llegar a la transvaloración de todos los valores.
El Segundo tratado es una psicología de la conciencia: «culpa», «mala conciencia», etc. El ateísmo consiste en no tener deudas con los dioses: en una segunda inocencia. La crueldad aparece como uno de los más antiguos trasfondos de la cultura.
El tercer tratado es una psicología del sacerdote: ¿Qué significan los ideales ascéticos? El ascetismo es una crueldad consigo mismo y con los demás. Hasta ahora no ha habido en la tierra más que un ideal ascético. Pero ahora hay un nuevo ideal: El Superhombre.
Como ves Nietzsche también se contradice consigo mismo, se da cuenta de que la cultura nace de una transvaloración de los valores pero ese ideal guerrero para él sigue siendo el fundamento primigenio del orden, pero despues habla de un superhombre y de un ideal ascético, es decir, él mismo tiene un orden de valores que se impondría también al ideal guerrero.
Pero lo indudable de su aportación es que sa da cuenta antes que nadie de cómo se configura esa inversión del orden para que pueda nacer la cultura.
gracias, me has hecho muy feliz por traerme este libro, muchos saludos!
lo dijo sylphides a gourmandise 18 Diciembre 2007 08:11 PM
Tienes primero que subir la foto como si fueras a publicar un nuevo artículo, es decir, la subes al texto, y desde allí la copias,
después entras en "sobre mí" y allí la tienes que pegar, normalmente opta por la posición central y una medida que no sea superior a 220x300.
un beso
lo dijo gourmandise a sylphides 19 Diciembre 2007 01:53 AM
gracias!! sos lo más! siempre ahí a la mano, para lo que sea.
Gracias!!
un besito
lo dijo Domovilu a Sylphide 19 Diciembre 2007 04:41 PM
Hola Sylphide!
Disculpa que ayer no te alcancé contestar. Es que ya me iba, y estas cosas hay que razonarlas con calma, no a las apuradas. Te daré ahora mi brevísimo análisis y conclusiones sobre el libro en cuestión, y por qué lo traje a colación en este contexto.
Como decías, Nietzsche distingue allí entre dos “Castas”. Digamos que son los Oprimidos y los Opresores, ¿de acuerdo? Solo que como él ha optado por idealizar a los violentos les otorga apelativos honorables. Y como ha optado por despreciar a los pacíficos, entonces les adjudica motes deleznables. Aquí es imprescindible destacar un (llamémoslo) “error” de Nietzsche: no se le ocurrió pensar que pueda haber una tercera categoría de personas, seres humanos conscientes de su Dignidad Humana, que ni aplastan ni se dejan aplastar. En suma: su juicio describe a las mil maravillas la situación que imperaba en Europa durante la Edad Media, época del mayor apogeo del dominio eclesiástico; pero no se condice en absoluto con nuestra situación actual, y ni siquiera con el entorno histórico-social en que él mismo se desenvolvió.
Ahora bien: de ambos impulsos –el de dominar y aplastar, y el de compadecerse y proteger a los más débiles–, ¿cuál es genuinamente europeo, y cuál es una infiltración foránea? Quisiéramos poder decir que ambos son inherentes a la naturaleza humana, y punto. Pero histórica y culturalmente se podría concluir como él, que el amor por la guerra, el ejercicio de la opresión y la violencia por mero placer, ha sido la característica de romanos y “bárbaros” (es decir, los pueblos “bárbaros” que invadieron el Imperio Romano propiciando su caída) por igual. Mientras que la misericordia y la compasión consideradas “virtud” son ideales judíos implantados en Europa a través del cristianismo (cristianismo = judaísmo diluido y adaptado al paganismo).
A la vista de esto, el conflicto es inevitable y, la mayoría de las veces, deberá producirse a modo personal en el interior de cada europeo: por un lado, queremos “disfrutar” haciendo “lo que queremos” sin traba alguna. Por otra parte, casualmente lo que queremos y nos produce placer suelen ser actos que a nuestra conciencia (adiestrada por la moral judeo-cristiana) repugnan. Si reprimimos esos deseos, la renuncia nos dolerá y eso despertará nuestro rencor. Y si los satisfacemos, nuestra conciencia no nos concederá sosiego, y también entonces se despertará nuestro rencor.
Así que el rencor está ahí –hermano inseparable del conflicto–, en el interior de cada europeo. La cuestión ahora es, ¿contra qué o quién dirigirlo?
En los últimos siglos, muchos europeos han optado por dirigir sus iras contra el cristianismo y sus instituciones. Pero antes que se abriera esa válvula de escape, el cristianismo en sí era “intocable”, nadie se hubiese atrevido a levantar una mano o rebelarse contra él (y esto sigue siendo cierto para muchos cristianos cuya fe se ha mantenido más o menos incólume a pesar de la ola de ateísmo actual). Ergo, al europeo promedio no quedaba más remedio que descargar sus iras contra los judíos. Porque en su fuero íntimo (lo admitiese conscientemente, o no) sabía que sus insoportables dilemas éticos los sufría, en definitiva, “por culpa de los judíos”. De no haber sido por ellos y por ese predicador judío con sus primeros seguidores también judíos que salieron a impartir lecciones de moral al mundo pagano, cada cual podría seguir haciendo “lo que quiere” libre y espontáneamente, sin remordimientos de conciencia.
Y así hemos regresado a lo que decía Freud…
P.D.: claro que podría seguir "disertando"; pero no te quiero “robar” el Post, jé-jé.
lo dijo sylphides a domovilu 20 Diciembre 2007 01:25 AM
Por una parte hay que distinguir la edad media y estado fuedal con la antigüedad.
El judaísmo no es que se distinga en su ideal por una virtud, el judaísmo el su origen responde a la realidad de su éxodo, pueblo que es llevado primero a egipto y luego a persia y babilonia donde sólo le queda el destino de su esclavitud.
Por tanto, los valores nobles no pertenecen al judío sino a los señores de las otras grandes civilizaciones que los acogen.
Lo que pasa es que la rivalidad entre la casta sacerdotal y la casta guerrera es lo que conduce a la rebelión de los esclavos alentada por los señores. Esto es lo que dice Nietzsche y de ahí la transvaloración de todos los valores.
Una moral de esclavos, sí, pero con todo el refinamiento de los textos de la antiguedad hebraica. De ahí nace una moral también del resentimiento, por haber sido esclavizados.
Cuando después se impone el cristianismo sobre el judaismo y sobre las culturas paganas de roma, entonces ya empieza otra lógica diferente.
Una vez vence el cristianismo como ideal de valor universal es cuando tras cierto momento de oscurantismo después se impone con el imperio carolingio la etapa de una gran cruzada y a su vez la escolastica medieval con su estado eclesiastico que se refugia en los monasterios erige toda una labor de comentario del texto y de fundamenteación del poder a través de la ley.
A partir de aqui nunca le deberá tanto occidente al derecho romano y al derecho de la escolatica medieval, de donde proceden todas las grandes burocracias.
Lo importante aquí es que ya esto no se puede invertir porque esta es la señal de la cultura. Ahora se ha cambiado el estado eclesial por el estado laico, pero los motivos de la unidad siguen elaborando sus doctrinas.
El ideal guerrero no es un buen ideal y tampoco para Niezsche, el habla mas bien de una voluntad de poder, de un superhombre que debe tener ciertas cualidades.
Y también por este orden quiere invertir los valores, porque lo que el denuncia es la inversión primera. La que llevó al judaismo a rebelarse.
Después Freud mas bien lo que hace es ver en esta fuerza el motivo de cómo vence la idea del monoteísmo, y al mismo tiempo busca en la violencia cultural también el modo como el cristianismo ha triunfado.
Luego ya a partir de ahí la historia de los distintos pueblos europeos o proximos a oriente se han ido elaborando pero siguiedo el impulso de la modernidad y de los nuevos estados.
Hoy ya no podemos decir que ninguna etica o religion reponde a una inversion de valores, hoy responden a sus propias concepeciones simbolicas, a un universo de legitimacion del orden, ya no buscan la revolución, no.
Lo que paso después de la segunda guerra mundial con los judios es una cuestion de definicion de fronteras dentro del contexto de la comunidad internacional. Pero lo importante es ver cómo se afirma una definicion global y universal al mismo tiempo que se van derivando las singularidades etnicas de cada pueblo, y hoy dia avanzamos cada vez mas en este otro sentido aunque integrado con el resto.
Por tanto hay que tener en cuenta no sólo el origen de esa moral, sino el momento en que se erige como triunfante, donde a partir de ahí todo el pasado se censura y no tiene nada que ver con el futuro. Esto es así como propio de los grandes artilugios portadores con los que opera el poder y su ciencia. Lo demás ya es historia y es pasado, queramoslo o no es así.
bueno, gracias por tu mención y este tema que es de gran interés al menos filosófico y antropológico y un saludo!
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Sobre ello me vuelve a escribir a título privado Domovilu:
Hola Andrómeda!
¿Sabes? Respecto de nuestra vieja controversia sobre la Genealogía de Nietzsche, la verdad es que al final desistí de continuar, por puro hastío no más. Había preparado material y nunca te lo dejé. Ahora, creo que sería oportuno enviártelo en privado así, por correo-e. Por lo demás, no necesitas responderme. O sea, haz como quieras, pero no te sientas obligada por mi parte. Al contrario: yo preferiría que te lo leyeses con calma y sin apuro, y arribases a las conclusiones que te parezcan más genuinamente sinceras y honestas, y no que te apresures a replicarme por el mero afán de replicar.
Entiéndeme: lo que terminó por cansarme en LdA son los estériles e interminables debates públicos, que a nadie ayudan y a todos dejan con un desagradable sabor amargo. Creo que cuando el debate es público, entra en juego el sentido del orgullo personal, y por eso todos nos atrincheramos cada cual en su postura, sin dignarnos siquiera recapacitar en lo que está diciendo el oponente. Por eso al final de tanta discusión, nunca se llega a ningún lado.
Habrás visto que cerré definitivamente mi viejo Blog, y en su reemplazo me abrí otro completamente diferente. Supongo que nadie lo interpretará así, y tanto mejor para mí: pero esa insólita resolución significa que en cierto modo, yo misma he decidido cerrarme definitivamente. En fin: a partir de ahora puedes visitarme en http://www.librodearena.com/domovilu
Aunque dudo que mi nueva página te interese.
Y si no, todavía conservo el viejo estilo en La Coctelera. Precisamente porque allí nadie lee a nadie, allí todavía me siento en plena libertad de desahogarme diciendo lo que realmente pienso.
Domovilu.
P.D.: Dime: ¿Qué opinión te merecería alguien que, hallándose en plena posesión del óleo de "La Gioconda" original, lo cambiase por una bonita copia a la acuarela? Esto, en respuesta a ciertos planteos que has hecho en otros lados.
Domovilu.
La Genealogía del… ¡Nazismo!
Cita: Por mi parte, no se van a erigir más ídolos. (Ecce Homo, prefacio)
Como ya dije en LdA hace medio año, mi primer encuentro con Nietzsche se produjo a través de “Más allá del Bien y del Mal”, libro que me fascinó, y en el que encontré un montón de material de reflexión. Podría haberme quedado con esa primera impresión positiva, de no haber sido porque a la postre mi curiosidad prevaleció, y fui leyendo más y más libros suyos. Todavía con “Ecce Homo” podía empeñarme en interpretar las palabras del filósofo de manera tal que aquellas significasen lo que a mí me hubiese gustado oír, que es más o menos como hacen la mayoría de sus adoradores.
Pues sí: él mismo, que aspiraba a convertirse en un Martillo pulverizador de ídolos, acabó transformándose en ídolo a su vez. Por eso se lo ha revestido de una sacralidad intocable… A Nietzsche no se lo puede tocar: es tabú. No se puede reconocer, por ejemplo, que fue un precoz predicador de los ideales del nazismo. Para desengañarse, es menester ESTUDIAR (no solo leer) la “Genealogía de la Moral”. Entonces y para el que QUIERA ver, quedarán pocas dudas.
Es evidente que muchos se rehúsan a captar, p. e., lo que Nietzsche entiende por “resentimiento”. Para él, “resentimiento” es que se trate de inculcar en los “nobles” (es decir, los prepotentes) sentimientos de bondad y misericordia, que los lleven a sentirse remordidos por su cotidiano ejercicio de la violencia. Y lo que él considera “odio”, no es más que tratar de “civilizar” al ser humano, inculcándole modales más moderados en reemplazo de los bárbaros y bestiales característicos del salvaje (esos modos crueles y agresivos que él considera “nobles”).
Y Nietzsche no se contradice en absoluto cuando (en otros trabajos suyos, pues en la “Genealogía” propiamente dicha no menciona el tema) reclama “austeridad” de su Superhombre. Esa “austeridad” no es sino el imperativo de liberarse de prácticamente todos los sentimientos que nosotros consideramos “humanos”. El “noble” debería liberarse tanto del amor como del odio, de la misericordia como de la saña y el afán de venganza. En su lugar debe quedar apenas sí el sentido del honor, del deber y de la pertenencia a una casta. El Superhombre DEBE destruir, debe aniquilar, debe arrasar, debe torturar y asesinar PORQUE ES NECESIARIO e inevitable, no por placer ni por ira o venganza.
Y como ya me cansé de resumir y explicar, dejemos que Niezsche hable por sí mismo (todas las citas que siguen a continuación están tomadas, por estricto orden de aparición, de la “Genealogía de la Moral”):
“En todas las lenguas, la palabra ‘Bueno’ deriva de una misma transformación de ideas: la idea de ‘distinción’, de ‘nobleza’ en el sentido de rango social, es la idea de donde nace y se desarrolla la idea de ‘bueno’. Y este desarrollo es paralelo a la transformación de las nociones de ‘vulgar’, ‘plebeyo’, ‘bajo’, en la noción de ‘malo’.”
“El latino ‘malus’ pudo designar al hombre plebeyo de color moreno y cabellos negros, al autóctono preario del suelo itálico, que se distinguía mucho por el color, de la raza dominadora y conquistadora de los rubios arios.”
“¿Quién nos garantiza que la democracia […] no sea un monstruoso efecto de atavismo, de tal modo que la Raza de los Conquistadores y Señores, la raza de los arios, esté en camino de sucumbir por completo?”
¡Pregunta retórica, si las hay! ¿No te recuerda los histriónicos discursos alarmistas de otro predicador de la supremacía de la ‘Raza Aria’?
“Los juicios de la aristocracia se fundan en una buena musculatura, en una salud floreciente y lo que a esto contribuye: la guerra, las aventuras, la caza, la danza, los juegos y ejercicios físicos […]”
“Los judíos, con formidable lógica, echaron por tierra la aristocrática ecuación de ‘bueno’, ‘noble’, ‘poderoso’, ‘hermoso’, ‘feliz’, ‘amado de D’s’. Y con el encarnizamiento del odio, afirmaron: ‘Solo los desgraciados son los buenos, los pobres, los impotentes, los pequeños son los buenos; los que sufren, los necesitados, los enfermos, los lisiados son los piadosos, son los benditos de D’s; solo a ellos pertenecerá la bienaventuranza. Por el contrario, vosotros que sois nobles y poderosos, seréis para toda la eternidad los malos, los crueles, los codiciosos, los insaciables, los impíos, los réprobos, los malditos, los condenados’.”
“Del odio judío, […] el odio transmutador de los valores, […] salió una cosa incomprensible: un amor nuevo, la más profunda y sublime forma del amor […] Pero el nuevo dominio de la pureza, de la luz, de lo sublime persigue los mismos fines que el odio: la victoria, la conquista, la seducción.”
A continuación del texto citado, sigue el dislate mayor de todo el libro (cuyas venenosas palabras textuales no quiero ni puedo citar, pero resumo): que “los judíos crucificaron a Jesús a propósito para que, sin apercibirse de ello, los gentiles cayesen en la ‘trampa’ de seguir su doctrina, judaizándose”. Es decir, Nietzsche se mantiene en la tradicional línea antisemita del mito de la “Conspiración Judía”. Como lo expresa con cínica claridad líneas abajo:
“La redención del género humano está en buen camino: todo se judaíza, se cristianiza y se aplebeya a ojos vistas.”
O sea: nuestra ‘civilización’ actual no es sino el producto de la influencia del judaísmo. ¡Y eso es ‘terrible’!
“Preguntad a los esclavos cuál es el ‘malo’, y señalarán al personaje que para la moral aristocrática es el ‘bueno’; es decir, el poderoso, el dominador.”
“Todas las razas nobles han dejado huellas de barbarie a su paso […] Esa audacia de las razas nobles […], en la imaginación de las víctimas se resumía en la idea de ‘bárbaro’, ‘malvado’…”
¿Entiendes?: lo ‘real’ es la ‘audacia de la nobleza’; en cambio, la acusación de ‘bárbaros’ y ‘malvados’, clamada a gritos desde la tierra arrasada, por la sangre que los violentos derraman por placer, ¡eso es pura ‘imaginación’!
“Los dos valores opuestos, ‘bueno y malo’, mantuvieron durante miles de años un combate largo y terrible […] El símbolo de esta lucha […], es ‘Roma contra Judea, Judea contra Roma’ […] Nótese que hoy […] en todas partes donde el hombre está civilizado o tiende a estarlo, la humanidad se inclina ante tres judíos y una judía (Jesús, Pedro, Pablo y María).”
Y ahora escoge: ¿Judea, o Roma? ¿La misericordia JUDÍA que recibiste a través del Xtianismo (¡consérvalo!, pues parece que no tienes alternativa mejor); o la ‘saludable’ y ‘noble’ costumbre romana de divertirse a costa del sufrimiento ajeno, de hacer de la carnicería un espectáculo público, Juegos Circenses en que los gladiadores se combatían a muerte, y los prisioneros políticos eran entregados a las fauces de las fieras? Escoge pues, pero hazlo con cuidado…
“Sin crueldad no hay goce […] El castigo es una fiesta.”
Una fiesta para el torturador, claro, que no para su víctima. Pero desde que Nietzsche ha tomado partido por los torturadores, porque ellos son los ‘nobles’…
“En aquel tiempo en que la humanidad no se avergonzaba de su crueldad, la vida sobre la tierra era más serena y feliz.”
Léase: ‘¡Y el Canibalismo nos hará felices!’ ¿Qué me dices?
“La importancia de un ‘progreso’ se mide por la magnitud de los sacrificios que requiere. La humanidad en masa sacrificada en aras de los más fuertes, ¡he aquí un progreso!”
En menos palabras: ‘Auschwitz: ¡he aquí un progreso!’ ¿Qué dirás ahora? ¿O todavía conservas dudas?
“Sería necesario un género de espíritus diferente a los actuales, espíritus fortalecidos por la guerra y por la victoria, en quienes la conquista, las aventuras, el peligro y el dolor fueran necesidades; […] sería necesaria una malicia sublime y consciente, la malicia de la salud plena; sería necesaria […] una gran salud [...] Será necesario que venga ese hombre redentor […] Ese hombre que nos liberará del ideal actual y de su natural consecuencia […] es necesario que venga un día…”
Pues bien, ese ‘redentor’ ya ha venido, todos sabemos cómo se llama y en qué consistió su ‘redención’. ¿A qué agregar estériles palabras, entonces?
Cita: Por mi parte, no se van a erigir más ídolos. (Ecce Homo, prefacio)
Y digo yo, ¿tan falto de liderazgo e ideales está nuestro mundo, que debe seguir encandilado los sermones de un enfermo psiquiátrico? Por cierto, ya advertí hace mucho… que soy iconoclasta.
Lecturas auxiliares recomendadas:
César Vidal: Los incubadores de la Serpiente (capítulo II). Anaya & Mario Muchnik. Salamanca, 1997.
Primo Levi: Los hundidos y los salvados (5º capítulo). El Aleph Editores. Barcelona, 2005.
Carl Amery: Auschwitz, ¿comienza el S. XXI? Hitler como precursor.
Claudia Koonz: La conciencia nazi. Paidós. Barcelona, 2005.
Adolph Hitler: Mi lucha (es menester realizar un estudio comparativo de este texto y la “Genealogía” de Nietzsche, para ver hasta qué punto uno ha bebido del turbio manantial del otro).
Y mi respuesta es la que sigue:
Lo leeré con más detenimiento, por lo pronto me parece una labor de investigación buena pero tiendes a ideologizar demasiado, creo yo.
El otro día en el blog de almadeguerrero se estuvieron exponiendo algunas de la razones que llevaron al nazismo, casi todas fueron de índole histórica, moral o de técnicas de aleaccionamiento de las masas. Pero nadie dijo que fuese porque Nietzche había escrito la genealogia de la moral. Tampoco Platón con su idealismo absoluto creo que tenga la culpa. Ni Hegel. Había unas causas históricas más precisas, incluso creo que tú estuviste allí.
De todas formas, considero que está en el pensamiento de Niezsche la plasmación de lo que después sería el reflejo de una realidad.
Lo que me lleva a pensar en el devenir de un pueblo, que puede ser judío o no, imagínate el momento histórico que le tocó vivir, un pueblo esclavizado por Egipto y despues por Babilonia. ¿Cómo se sentiría? Enclavado entre varias fronteras. Habiendo creado un libro, un antiguo testamento, que en ese momento era toda una obra sublime de su cultura.
Ayer estuve viendo una película sobre egipto, "Sinuhe el egipcio", y la idea de Atón como un solo dios, es muy probable que ellos la cogieran de aquí.
Pero todo esto es historia de hace dos mil años y más, por tanto mi interés responde a comprender también lo que ha podido trascender hasta hoy.
Y hoy es evidente que han pasado muchas cosas. Aunque yo no soy especialista en derecho internacional.
Lo cierto es que Nietszche lo unico que da son las claves del mecanismo psicológico porque surgió la diáspora judía, igual que la rebelión de otros pueblos, como el propio cristianismo después, o la revolución francesa y, en general, todas las revoluciones, el exaltado no es el noble, sino el humillado, el que no tiene clase social y además, es el que termina ganando, a veces porque la clase guerrera se le alía; en el caso del judaísmo venció por la alianza de la clase noble babilónica que estaba en disputa con la guerrera. Y en justicia es así.
Pero hoy hay otros mecanismos para dirimir las resoluciones internacionales sobre conflictos y esperemos que primen ellas por encima de los intereses de unos pocos.
Un saludo cordial.
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Motivos por los que surgió el nazismo:
lo dijo Ex miembro de este blog.
Es un problema complicado. Para ello es conveniente referirse a las reseñas históricas. Nadie se alia con ideas radicales asi como asi... ten en cuenta que los alemanes siempre han sido un pueblo culto, no son precisamente gente ignorante. Lo que pasa es que les habia caido encima la 1ª Guerra Mundial, el Pacto de Versalles los dejó bajo mínimos monetarios por años, se supone que iban a estar pagando daños de guerra hasta 1984!, una barra de pan en 1920 costaba miles de marcos. Ante la oleada de sentimientos nacionalistas contra ideas políticas advenedizas, surgieron partidos radicales que satisfacian necesidades de familias de clase media y alta, la mas numerosa.
Es un problema delicado.
lo dijo Almadeguerrero a ex-miembro 18 Marzo 2008 12:12 PM
Si a todo eso le añadimos la inclinación humana a sentirnos "elegidos" en cualquier circunstancia, podemos entender que sea fácil que alguien, ante tanta tribulación nos diga "tu dolor no será en vano, sino que tiene un fin superior". Y puestos a elegir entre una vida mísera y sin sentido y una vida mísera y trascendente, nos dedicamos a quemar judios... o quemar libros, o quemar ánimos...
Estoy de acuerdo contigo.
Un saludo.
lo dijo Ange 18 Marzo 2008 12:16 PM
La mayoria de la gente, por no decir toda, necesita lideres. El resto sigue como un cancer, cuando te das cuenta, ya estan ahí las metastasis, si te avisan antes, gritas a la paranoia y a la hipocondria.
lo dijo BB 18 Marzo 2008 12:24 PM
Te recomiendo un libro:"Entre dos patrias"
No recuerdo el autor, lo siento, pero tal vez te despeje alguna duda.
Un beso Alma y hasta después de vacaciones.
lo dijo Almadeguerrero a Ange y BB 18 Marzo 2008 12:40 PM
Es cierto que hay cierto borreguismo en el genoma humano. Así nos va. Un beso.
BB, si bb no conduzcas. Yo ando entre dos aguas, suena mejor que eso de las dos patrias... jejeje... Felices vacaciones y un beso sin vacaciones.
lo dijo elabasilica 18 Marzo 2008 01:16 PM
Somos tribu, desgraciadamente, en el peor sentido de la palabra. Precisamos de un gurú que nos afiance en nuestras inestables razones, que asuma nuestros miedos y los diluya, que tome como propias las responsabilidades que son nuestras. El gurú vela por nosotros, nos protege, alimenta, cuando las cosas van mal, toma las riendas (ejem, o eso nos hace creer)... sólo hemos de pagar el "pequeño" tributo de nuestra libertad íntima. Pero somos tribú que necesita a su gurú y a su hechicero. El Chamán que nos aplana el camino y no libera de la responsabilidad de pensarlo y construirlo. Sólo tenemos que seguirlo.
Pena que seamos tan sectarios y manipulables... pena.
perdón por mis reflexiones en voz alta
lo dijo El llanero solitario 18 Marzo 2008 01:24 PM
Pacto de Versalles de 1919, donde Francia pensaba resarcirse hasta de la derrota de la Guerra franco prusiana de 1870 + crisis económica del 29 + la patología humana de necesitar salvadores+ una agit prop que incluso copió luego Stalin a través de un personaje legendario, Willi Münzenberg, y luego pasó a las izquierdas. De las derechas posteriores al nazismo se puede hablar otro día.
lo dijo dr. j 18 Marzo 2008 01:54 PM
Fue Hitler quien copió a Lenin. Recomiendo la lectura de El orientalista y de las Historias de Berlín de Isherwood. El sistema educativo alemán incluía obras protonazis desde después de la primera guerra mundial, y desde mediados del XIX, la lingüística comparada de Max Müller hablaba de la supremacía aria.
lo dijo El llanero solitario ataca de nuevo 18 Marzo 2008 02:05 PM
Sobre Willi Münzenberg y quién copió a quién , remito a "Sefarad", de Antonio Muñoz Molina pero sobre todo a "El fin de la inocencia" de Stephen Koch, Tusquers, 1997. Que Lenin fuera el primer, no lo niego, pero lean , lean...y relajénse
Lo dijo Alma de guerrero:
Esto lo he sacado de una noticia:
Ron Jones, profesor de historia en California, no supo responder a esta pregunta de uno de sus alumnos, así que comenzó un pequeño experimento. Primero, inculcó una gran noción de disciplina a sus alumnos, asignando a cada uno de ellos una tarea, creó el movimiento llamado "la tercera ola" e incluso creó un saludo (muy parecido al nazi) y un logo. El experimento cobró vida, y al tercer día, el número de alumnos de la clase aumento significativamente de 30 a 43, al final del día eran más de 200, el experimento se le había ido de las manos...
Esta curiosísima noticia nos muestra qué tipo de elementos son necesarios para instaurar un nuevo orden. Simplemente los elementos que se añaden son los particulares de cualquier secta, partido político, grupo o banda organizada: un saludo, una función definida para cada miembro y una justificación moral a todo eso.
El resultado es un grupo cuyas ideas se instauran en lo más íntimo del ser humano, allí donde sentimos que nuestra labor obedece a un "bien superior".
El pueblo alemán, con más o menos penurias económicas, no siguió a alguien que saciara su hambre ni la rabia de sentirse vapuleados por Europa, simplemente cayó en la debilidad de encontrar de nuevo un motivo para identificar su camino en solitario hacia la gloria reservada para ellos, los elegidos.
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lo dijo Andrómeda:
Otra característica es que no se respeta el derecho ni las instituciones jurídicas, por ese camino no se respetan los derechos humanos de nadie.
Las identidades culturales y la globalización
La reconstrucción de las nuevas identidades surgidas en el proceso de globalización pueden definirse dentro de las identidades culturales y nacionales que emergen como consecuencia de la inadecuación o caducidad del Estado-nación en el contexto de la globalización y del final del monopolio identitario en el plano cultural y nacional y de las nuevas identidades producidas por los procesos migratorios.
La globalización, a su vez, es entendida como el proceso de globalización neoliberal de la técnica y de la economía y los diversos proyectos de recreación de los discursos identitarios con vistas sobre todo a examinar la transformación del vínculo social y del contrato político que se manifiesta en la redefinición de la igualdad, en la fragmentación de la ciudadanía y en la transformación de la soberanía.
A pesar de la decadencia de las identidades compartidas que acostumbra a ligarse al triunfo del proceso de la globalización, el diagnóstico de desaparición o al menos de irrelevancia de la identidades se ha revelado precipitado como ingenuo. Y del mismo modo resulta errónea la creencia de la identificación acrítica entre globalización y universalidad. Contrariamente a lo que puede sostener una caracterización tentadora no es éste un rasgo definitorio del proceso. Sí, es cierto que la cuestión identitaria experimenta transformaciones notables y que quizá no disponemos todavía de respuestas adecuadas, más allá de intuiciones, para explicar el intrincado juego de adaptación y lucha por construir una coherencia compleja como la que caracteriza al proceso experimentado por los inmigrantes, por ejemplo.
Aceptaré la tesis de Castells (1977) para quien la clave interpretativa de la tensión acerca de la identidad es el proceso de “construcción de sentido, atendiendo a un tributo cultural o un conjunto relacionado de atributos culturales a los que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido”, cosa que implica la centralidad de las identidades culturales.
El repliegue identitario, la identidad de resistencia frente a la globalización aparece como una enfermedad de la democracia, una patología reactiva ante la globalización, según el paradigma de las “identidades asesinas” y de los “inintegrables culturales”.
Hay confusiones acerca del riesgo que comportaría el incremento de la multiculturalidad con vistas al mantenimiento del pluralismo y de la misma democracia. Se discute por un lado el modelo de interculturalidad tantas veces propuesto como una especie de ungüento mágico de tan escasa entidad conceptual como de dudosa virtualidad política, y por otra parte, está la controvertida cuestión de la lealtad política, todavía impregnada de cierto prejuicio hobbesiano que traduce no tanto un estrecho republicanismo cívico al estilo de rousseau como un comunitarismo simplista y esencialista, ajeno tanto al liberalismo como al comunitarismo pluralista o comunitarismo liberal.
Los retos que estas cuestiones plantean frente al principio de igualdad y la formulación de este principio en el constitucionalismo contemporáneo radica en la supuesta universalidad que supera todo presupuesto etnocultural particularista. Hoy parece claro que esta universalidad está “contaminada”, que no arranca de un superación del humus cultural, dicho de otra manera, el precio de la igualdad ha sido la uniformidad impuesta y el sacrificio de las identidades que no responden al canon nacional estatal y que han sido sustituídas por la imposición de una identidad de legitimidad que, al fin y al cabo, no resiste la crisis del estado-nación y es manifiestamente inadecuada ante los retos de la democracia (plurinacional, pluriétnica).
Es importante revisar el impacto de la globalización en la crisis de la noción de soberanía y, en particular, en la necesidad de abandonar una definición monista. Esta fue una exigencia histórica del momento fundacional del estado-ación que, sin embargo, se suele presentar como un postulado lógico, quizá habría que reconocer que lo que nos ha de importar más no son tanto las condiciones de transformación del estado como las condiciones de transformación y garantía de la democracia.
Podemos discutir aquí un modelo de ciudadanía, la ciudadanía cosmopolita, supuestamente favorecida por la globalización frente a la ciudadanía fragmentada, de definición comunitaria anclada en las identidades primarias. La confusa relación entre ciudadanía e identidad cultural se abre aquí.
El concepto de ciudadanía convierte al ciudadano frente al extranjero en sujeto privilegiado de derechos y en particular de los políticos. La ciudadanía es un vínculo de identidad, de pertenencia y de reconocimiento, y es esta dimensión básica de la “pertenencia” la que parece más necesitada de justificación. La condición de pertenencia parece un bien privilegiado, accesible tan sólo mediante la posesión de una identidad previa, prepolítica, vetada a los que quedan fijados en la condición de no-ciudadanos por su identidad esencialmente diferente, ajena por alógena, o bien ajena por anómica o desviada respecto al canon normal “nacional”.
Estamos en expresión de Petrella ante un incremento de la ciudadanía “mutilada”, por este motivo, una globalización fragmentada como la que vivimos no puede dejar de agudizar la crisis del vínculo social, la marea creciente de lo que ha sido denominado como el mundo de los sin, de los que caen a través de las mallas cada vez más deshilachadas de la red social.
Queremos contribuir a revisar un falso antagonismo: el que enfrenta las aspiración a la universalidad que definiría la democracia global al particularismo/relativismo del narcisismo de las pequeñas identidades, de ámbito local. Esto significa discutir la noción de pluralismo cultural teniendo como eje de reflexión la necesidad de transformar la democracia y la política.
Esto significa corregir postulados importantes del modelo de legitimidad de la democracia liberal, como el principio de neutralidad cultural en la esfera pública o la irrelevancia de la cuestión identitaria para la ciudadanía y el reconocimiento de la pluraldad de marcos hermenéuticos de la situación prepolítica.
Esto nos obliga al mismo tiempo a reconocer que el principio-guía de autonomía moral no puede ser presentado como si fuese ajeno al individuo que es indefectiblemente identidad histórica y singular. Y eso a pesar de las innegables dificultades de este concepto que justifica el dictum de Wittgenstein sobre el “infierno de la identidad”.
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Sylphides
lo dijo jorio maia 8 Diciembre 2007 07:22 PM
Los mecanismos de integración social y política en el modelo de globalización puede perder este status simbólico de capacidad para crear comunidad y transformarse en factores de privilegio.
Entre otras cosas está la crisis del principio de igualdad que resulta atacado por la adopción del modelo de globalización que conocemos como capitalismo anglosajón.
Por otro lado, la no-regulación del mercado global que constituye la divisa de la globalización arruina la igualdad y fomenta la exclusión.
Espero que esta visión contribuya a ver ciertos riesgos que contrae este tipo de teoría globalizadora. Arruina al mismo tiempo el refugio de las identidades de legitimidad ante la incapacidad de la mediación estatal y propicia de esta manera la atomización del vínculo social y el repliegue a identidades primarias.
un cordial saludo
lo dijo sylphides a jorio maia 8 Diciembre 2007 07:34 PM
ante todo, gracias por su visita, me siento muy honrada.
Sí, se manifiesta su crítica en la crisis, valga la redundancia, del principio de igualdad, que liga la libertad del individuo y la cohesión social a los mecanismos de la economía liberal capitalista,
frente a ello vale decir que es posible hablar de otro modelo de capitalismo, como el llamado capitalismo "renano" o europeo, que entiende la igualdad como factor de libertad y que trata de asegurar la libertad individual y la cohesión social mediante el fomento de la igualdad que sustrae a los individuos, especialmente a los más vulnerables, de la arbitrariedad del libre mercado y de la lógica del beneficio puro.
No es el pluralismo lo que amenazaría la igualdad, sino la incapacidad de entenderlo más allá de la reducción liberal a la garantía de las preferencias individuales.
La cuestión consiste en saber cómo las nuevas identidades, las identidades múltiples en que se reconstruye la singularidad, pueden negociarse, transformarse, convertirse en vectores de identidad visibles, legítimos; en elementos de inclusión en el espacio público.
un beso
lo dijo jorio maia 8 Diciembre 2007 08:00 PM
Por mi parte, subrayaría el hecho de que detrás del pretendido cosmopolita se esconde a menudo un cosmopaleto, por utilizar un parónimo.
Parece sostenible que el único universalismo aceptable es el que sigue la ratio de la universalización de los derechos humanos y del reconocimiento de la condición de sujeto de todo ser humano como tal. Pero este “como tal” a diferencia de lo que a veces se sostiene, no lo hace intercambiable con cualquier otro, sino que subraya su particularidad, que es lo que lo individualiza y por eso no es defendible el modelo robinsoniano de exención de supuestos que hoy nos predican los liberales.
Y aún así este universalismo ha de hacer frente a críticas como aquellas que provienen del incremento y de los cambios cualitativos del fenómeno de la multiculturalidad.
Por todo ello quizá es más fructífero el planteamiento del cosmopolitismo plurinacional por complejización. Este modelo que tiene en cuenta las diferencias entre cultura y civilización puede ofrecer un buen punto de partida para matizar el debate sobre la falsa tensión entre universalismo y exigencias de reconocimiento de idntidades particulares.
Bueno, espero que esto te ponga a pensar un poco, un saludo afectuoso.
lo dijo sylphides a jorio maia 8 Diciembre 2007 08:11 PM
ya entiendo: el cosmopolita no es quien pertenece al ámbito cosmopolita, sino quien se construye como tal desde la múltiple pertenencia; cosa que en lugar de surgir del desarraigo identitario (substituido por la condición de consumidor global), parte de estas raíces para insertarse en el mundo.
Es quizá también el sentido de la conocida propuesta de bauböck sobre ciudadanía transnacional que paradójicamente empieza como empezó por aquello que es local, por las ciudades, que pueden recuperar la residencia como condición de ciudadanía y hacer posible una ciudadanía múltiple, transnacional.
Pero con relación a los efectos sociales no es necesario profundizar demasiado para encontrar efectos negativos de esta tensión (o falsa tensión) entre cultura y civilización: clandestinización de ciertas prácticas, aparición del síndrome de resistencia y victimización del grupo frente a la mayoría, perjuicios para la auténtica víctima, que en los casos de escisión ve destruida la unidad familiar y cuestionados sus lazos con la misma familia, experimenta el rechazo del propio grupo y con el rechazo, la negación de su identidad.
gracias por sus comentarios siempre sabios e instructivos, saludos fraternos.
lo dijo otredad 9 Diciembre 2007 02:22 AM
Una noche fría, no te lo pongo en duda, sylphides, pero dudo -¡desde luego que lo dudo!- que la tuya carezca de contenido desarrollando de esa manera.
Lo mejor de conceder libertad a las palabras que se escriben es la libertad también en la interpretación -acertada siempre-de cada lector. A tí te ha sugerido aquéllo, y yo me alegro de que hayas probado el sabor de mi texto, tan "sepia" como este ya domingo.
Mi noche sí que está vacía: leo tu post y creo que soy yo quien entra en crisis de identidad jajajaja.
Wagner maravilloso, esperaba por tus actualizaciones algo suyo viendo tus -geniales- gustos musicales.
Un abrazo, a ver si se acorta el frío.
lo dijo sylphides 9 Diciembre 2007 02:36 AM
gracias, otredad, tu comentario viene a aliviar el languideciente frío y me entran ganas de reírme y ya entro en calorcilla, y además eres valiente por enfrentarte con este post que me surgió en el estudio que hice anoche de este tema, y yo misma me enfrento a tales conceptos que se deberán aplicar en grandes foros y conferencias quizá de política universal, ya veremos, porque hoy día todos estos conglomerados territoriales están cambiando y ya no nos podemos aferrar así como así a las entidades de estado-nación,
ni tampoco al pequeño postulado de la "preferencia nacional", ni a esas identidades asesinas como fobotipo: la del otro, la de los nacionalismos periféricos, la de las minorías no integradas, la de los pueblos indígenas que se resisten “románticamente” a la religión de la modernidad democracia, desarrollo/progreso y derechos humanos-, la de los creyentes de otras confesiones, a los que se los presenta como fundamentalistas, y la de los inmigrantes inasimilables, incompatibles.
un gran abrazo
lo dijo Domovilu a Sylphide 10 Diciembre 2007 04:35 PM
Esperando que no se me expulsará de esta casa por responder con mi habitual rudeza a tan docta exposición; veré si consigo objetar desde la experiencia histórica de la humanidad.
El fenómeno de la emigración-inmigración no es nuevo en absoluto. Prácticamente ha existido siempre. Innumerables han sido los grupos e individuos humanos que se han desplazado a lo largo de la Historia, con resultados diversos.
Quienes quisieron renunciar a su identidad original en aras de una mejor integración en su lugar de acogida, lo han hecho. Quienes prefirieron conservar sus lazos comunitarios internos, costumbres, lengua, y demás factores identitarios de origen, también lo hicieron. Unos y otros quizás no accedieran a una “ciudadanía de 1ª clase” en la primer generación, pero (por lo menos desde hace unos 200 años y en la mayoría de los países “occidentales”) lo habitual es que sí lo consigan en la segunda generación, ya nativa, sin desmedro de que conserven todavía la identidad cultural heredada de sus padres no nativos.
En cuanto a los países receptores de inmigrantes, al principio suele surgir un temor lógico ante lo que se prevé que será una pérdida o dilución de la propia identidad, que se cree se verá socavada por la presencia en el seno nacional, de tantos individuos y grupos de diverso origen cultural. En la práctica, a la postre la cultura mayoritaria se impone forzosamente sobre las distintas minorías fragmentadas; de modo que, en términos generales, la identidad cultural del país anfitrión queda resguardada. Aunque, eso si, es posible que sufra pequeñas modificaciones, por lo general enriquecedoras y constructivas.
Por último: el Japón de la Era Meiji nos demuestra que es posible abrirse al mundo, al comercio internacional y al progreso científico-tecnológico, sin renunciar por ello ni en un ápice a un antiquísimo y rico legado cultural propio.
lo dijo sylphides a domovilu 10 Diciembre 2007 06:21 PM
en lo que respecta a los derechos humanos, a la democracia, al respeto a las diferencias entre cultura y civilización, todo eso hay un acuerdo mayoritario en que se debe respetar.
Y como tú dices es cuestión de asimilación de una generación a través de otra. Lo cierto es que es innegable el respeto de los derechos humanos (y esto lo subrayo así porque no estoy de acuerdo con una de las bases que tú escribes hoy en tu post, en cuanto al tratamiento que le das a las NNUU),
y además hay que desechar el modelo robinsoniano, de neoliberalismo, donde la unica logica es la del beneficio puro, habría que hacer alguna distinción entre cultura y desarrollo de civilización para poder respetar desde el valor de la diferencia lo que también tu dices, el enriquecimiento y la integración para evitar el desarraigo identitario, la clandestinización de ciertas prácticas.
Me parece interesante tu aportación y gracias por participar, un saludo!
~
Libertarismo, individualismo:
el Estado y el individuo
lo dijo Daven
Ilustración de una torpeza extrema como ha quedado señalado durante todo el debate.
La fatal lucha entre el mero individuo contra la burocracia está expresado en una novela tremenda llamada "El Proceso" de Franz Kafka. Se hablaba allá de los residuos del imperio austro-húngaro. De ahí a asimilar todos los modelos estatales, y sus innegables beneficios, con "su" experiencia personal hay una falla insalvable.
Pero no nos faltemos el respeto, ya sabemos de que pié cojea usted y la narrow-vision que aporta desde hace meses.
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo sylphides
No, nos engañemos, hoy es el propietario industrial el que está metido en el Estado.
Y son muchos los que tiran de sus mamas.
Es un artilugio que está en el subconsciente de la civilización.
Lo sorprendente es que se pueda construir un Estado y que al mismo tiempo estemos volviendo a los albores de la civilización, a los primitivismos y los arcaismos, en definitiva todo cabe en él.
Y lo mejor de todo es que cuando hay alguna disfunción del mercado interviene, como parece que va a tener que intervenir si siguen subiendo el precio de los cereales.
En mi experiencia no soy ni una individualista ni una sometida al estado del bienestar, como ya dije.
saludos!
Libertarismo, individualismo
Estimada Domovilu:
De algún modo la concepción estructuralista que Foucault formuló con una frase tan bella -el sujeto humano es una sombra que desaparecerá con la misma facilidad con que las olas del mar borran una huella en la arena- coincide con la experiencia de cada cual.
Para los anarquistas como Bakunin el Estado, cualquier Estado, constituye el principal enemigo, lo que convierte a la política en la encarnación del mal sin paliativos. Marx sabe distinguir entre un Estado autocrático (como el bonapartista, el bismarckiano o la Rusia de los zares) y el Estado liberal burgués, lo que abre a la clase obrera la puerta a una participación en la actividad política, disfrutando del reconocimiento y la protección legal del Estado democrático y llegando a poder servirse a esos efectos de la propia máquina electoral de este último.
El liberalismo que anima a los simples liberales a presentarse como libertarios y que amaneza empantanarnos a nosotros en disquisiciones puramente verbales. A mi modo de ver la más profunda de esas raíces habríamos de buscarla en la aparente coincidencia del liberalismo y el libertarismo en la apología del individualismo; o dicho de otro modo, sería la ambigüedad de esta última noción que nos ocupa la responsable del embrollo que nos ocupa. Habremos de parar mientes en la cuestión del individualismo.
En la caracterización de Macpherson, los supuestos del individualismo posesivo se dejan resumir en el siguiente punto: la sociedad, consistente ante todo en una serie de relaciones mercantiles, es una invención humana para la protección de la propiedad que el individuo tiene sobre su persona y sobre sus bienes y, consecuentemente, para el mantenimiento de relaciones de cambio debidamente ordenadas entre individuos considerados como propietarios. Como Macpherson apunta, la sociedad de que aquí se habla es tanto sociedad civil como sociedad política, pues la civilización que saca al hombre del estado de naturaleza es también la que -al menos formalmente- lo convierte en ciudadano y en súbdito de un Estado; y la consagración formal de ese principio vendría a ser, justamente, la instauración del sufragio universal.
Quede con esto satisfecha la devoradora opacidad del Estado sobre todo, sinceramente suya,
Sylphides
lo dijo sylphides a lucanor
estimado amigo:
El individualismo posesivo -que hasta el siglo pasado parecía suficiente, o cuando menos indispensable, para fundamentar el cuerpo entero de la teoría política liberal- hizo crisis con la aparición de la sociedad política de una fuerza hasta entonces existente sólo en la sociedad civil: el movimiento obrero organizado en el que se asociaban quienes no tenían otra propiedad que su fuerza de trabajo, lo que a su vez obligaría a las clases socialmente dominantes a organizar su propia clase política y hasta, en caso necesario, a subordinar a esta última el aparato estatal mismo (la irrupción de los fascismos en la escena europea de nuestro siglo no sería, como tantas veces ha sido interpretada, sino una acentuación extrema de aquella última tendencia).
Desde un punto de vista teórico, sin embargo, cabría decir que el individualismo así entendido era ya insuficiente desde el instante mismo de su surgimiento, pues, como Marx oportunamente había hecho ver, la inoperancia de la abstracta concepción liberal del individuo -que permite hablar de robinsonianos individuos, naturalmente independientes, que conciertan contratos entre sí cuando hace al caso- se pone de evidencia si se piensa, son sus propias palabras, que “el individuo, el hombre, no es posible sin la sociedad”.
En Rousseau hay también la invitación a que los individuos acorten cuanto puedan la distancia que separa al hombre del ciudadano, invitación que lleva hasta el extremo de repudiar el gobierno representativo y otorgar la soberanía a una asamblea de individuos en la que estos puedan hacerse oír sin mediaciones.
Y de ahí que ni siquiera tenga nada de extraño que -pese a una aversión hacia Marx posiblemente basada en idéntico prejuicio o interpretación insuficiente de su pensamiento- hasta él mismo acabará haciendo un hueco a a la teoría del contrato en la tradición marxista.~
Sin embargo, todo lo que significa burocratización, tecnocracia y desideologización política parece ser una caraterización actual de la racionalización de las sociedades postindustriales y a mi modo de ver volver a pensar éstas características en los términos del revisionismo marxiano y en términos weberianos y habermasianos, nos da una nueva concepción mucho más crítica y realista, no cabe relegar que el determinismo científico-social en el que se mueven tanto Kant como Marx aquí es criticado, pero no lo que es su aportación fundamental a la teoría social, como elemento sustentador de las sociedades y en tanto que los sujetos interactúan como individuos libres y no alienados.
Cordialmente, quede de usted,
sylphides
Marx, revisión y el concepto de alienación:
alienación y comunidad de hombres libres
Cuando los hombres se relacionan entre sí por la vía de la acción recíproca, pues la auténtica interacción sólo es posible con una relación entre sujetos, la concepción de dicha interacción como una relación entre un sujeto y un objeto conduciría obviamente a su degradación, pues entraña invariablemente la objetualización de algún sujeto; o apurando al extremo la analogía del trabajo, la explotación de unos sujetos por otros, tras de haber estos objetualizado a los primeros.
Y es precisamente esa “cosificación” u objetualización de los sujetos a lo que, en sus Manuscritos económico-filosóficos dio Marx el nombre de “alienación”. Aun cuando el nombre mismo acabara por caer en desuso en sus obras de madurez, difícilmente el Marx teórico social podría haberse olvidado de la alienación, como tampoco es fácil que lo hiciera el Marx revolucionario.
Al reparar en que la sociedad -producto al fin y al cabo de los hombres- puede escapar al control de éstos como lo hacía la escoba del aprendiz de brujo, Marx nos puso, en efecto, sobreaviso de que la capacidad de imposición de las leyes científico-sociales -que aparentemente objetualizan, o cuasi-objetualizan, al hombre, siquiera en la medida en la que lo convierten en objeto de explicación y predicción científica- no es en rigor menor que la de las leyes científico-naturales que explican y predicen los movimientos orbitales de los astros, lo que acaso constituya una de sus contribuciones capitales a la teoría social.
Aceptando el modelo determinista de ciencia en el que Marx, no menos que Kant, se hubo de mover en su tiempo, por más que ambos se hallasen familiarizados con la regularidad estadística, el sometimiento del hombre a la legalidad científico-social parecía reproducir, a este nuevo nivel de causalidad, el resto del determinismo a nuestra libertad de la famosa antinomia kantiana, sin que a Marx le cupiera solventarla relegando la libertad de los sujetos a un trasfondo “nouménico” supuestamente compatible con nuestra “fenoménica” aceptación de la causalidad social, pues aceptar la imposición de esta última como si su necesidad fuera de hecho ineluctable equivaldría ni más ni menos que a dejar de actuar como sujetos.
Marx no tuvo ocasión de reparar en esta importantísima precisión metodológica que de haberle sido hecha observar, tal vez le habría inducido a mostrarse más cauteloso en el asunto de sus tan traídas y llevadas predicciones.
Mas precisamente por ello reviste mayor mérito su confianza en que los hombres -sin los que no sería posible para él la instauración de ninguna legalidad causal en el seno de la sociedad- pudiesen libremente contribuir a la cancelación de cualquier género de determinismo social. La ciencia social habría cumplido su ciclo dando paso a una comunidad de individuos libres.
Para aducir una de sus razones, pensemos en que la incitación a la desobjetualización de los sujetos -acaso no tan apremiante como en tiempos de Marx desde la perspectiva de una ciencia social que ha dejado de ser concebida en términos deterministas y en la que, por lo tanto, nuestra sumisión a leyes puramente estadísticas se diría que ya no compromete nuestra libertad individual (lo que, por descontado, no garantiza que no continúe habiendo alienación, como tampoco garantiza que no continúe habiendo causalidad social)- sigue siendo apremiante, y lo es incluso más que nunca, en la tecnología social de nuestros días, so pena de que ésta se reduzca lisa y llanamente a “ingeniería social”.
Una reducción ésa que prolonga, en las concretas realizaciones del marxismo, la alienación con que el marxismo pretendía acabar, y a la que presumiblemente no es ajeno el reduccionismo instrumentalista de la concepción de la racionalidad cuya unilateralidad estamos deplorando.
Mas como quiera que ello sea, y salvo para los contumaces ideólogos de la interpretación “laborista” del marxismo, lo cierto es que esa especie de homo faber que sería el homo laborans -o laborem exercens, como le llamaría el más alto dignatario de la Iglesia católica con el sagaz sentido de la oportunidad que Dios reserva de ordinario a sus representantes en la Tierra- anda en la actualidad de capa caída.
Superficialmente hablando su más inmediato rival parece ser el homo ludens que no es tampoco que digamos un invento de ayer ni antesdeayer.
Pero aunque algo haya de eso, la verdadera alternativa a que se enfrenta el hombre contemporáneo no es la del goce de las múltiples delicias del “bazar psicodélico” -un tanto desabastecido últimamente, tras el abrupto cerrojazo a la ilusión de la opulencia relativa de las pasadas décadas- en lugar de la rígida observancia de la moral puritana del trabajo, que no hay que confundir, después de todo, con el marxismo.
En su dimensión más profunda, el juego mismo envuelve o presupone una forma de interacción. Y lo que para nosotros es más importante, ésta última envuelve o presupone la comunicación por medio de algún tipo de lenguaje, la “interacción comunicativa” que acompaña a, o se encuentra en la base de, cualquier otro género de interacción. Nada de extraño tiene, entonces, que el nuevo modelo de hombre que reclama en la actualidad nuestra atención sea el del homo loquens, esto es, aquel cuya sociabilidad se manifiesta -al menos tanto como, si acaso no más que, en el trabajo- en su capacidad de comunicación con sus semejantes.
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Tecnocracia y despolitización.-
Por ejemplo, Marx no previó que la creciente interdependencia entre investigación científica y tecnología acabaría convirtiendo a la ciencia en fuerza productiva predominante, como tampoco le fue dado prever que la intervención creciente del Estado para paliar las disfunciones de la sociedad de mercado acabaría modificando de manera no menos importante el cuadro de las relaciones sociales vigentes de producción.
En el capitalismo tardío, lo primero fomenta la creencia de que el funcionamiento del sistema social constituye un problema de orden técnico más bien que de orden práctico, en tanto lo segundo contribuye a reforzar la lealtad de unas masas despolitizadas al Estado benefactor a cambio del mantenimiento de un nivel relativamente estable del bienestar social.
Tecnocracia y despolitización se complementan mutuamente y conducen a la pérdida de función de la participación democrática en las tareas de decisión, confiada cada día más a los “expertos” o limitada a la periódica elección plebiscitaria de líderes alternativos cuya representatividad parece tener bastante más que ver con su capacidad para “representar” su propio liderazgo, como si de actores se tratase, que con la “representación” de sus electores.
El caso es que la teoría crítica en la que francfortianamente Habermas hace consistir el marxismo se haya necesitada de revisión.
Fenómenos tales como la lucha de clases o el de la falsa conciencia -cuya conceptuación jugaba un papel clave en aquella teoría- han de ser, por ejemplo, objeto de reinterpretación.
Aun así el antagonismo clasista no ha sido eliminado, los mecanismos de regulación del conflicto social han conseguido al menos relegarlo a un estado de “latencia”; y de la conciencia tecnocrática imperante cabe decir que es “menos ideológica” que cualquiera de las ideologías precedentes, lo que ciertamente no hace sino incrementar su poder de imposición.
El marxista ortodoxo siempre podrá alegar que el análisis habermasiano de recambio recae sobre un modelo de sociedad todavía lejos de una posible implantación a escala planetaria y susceptible, allí donde se halle efectivamente implantado, de experimentar la convulsión de crisis económicas al estilo clásico.
Para su consuelo, Habermas ni siquiera necesita excluir esta última posibilidad, limitándose a apuntar la del surgimiento de crisis de otro estilo, como las llamadas crisis de motivación y de legitimación.
Y le guste ello o no al marxista ortodoxo, los factores que entran en juego en este tipo de crisis -como sucede con el déficit de participación a que aludíamos- se dan también, y en no menor medida que en las sociedades capitalistas, en las sociedades de socialismo burocrático y autoritario.
En última instancia, dicho déficit representa en el ámbito de la interacción un deterioro comparable al representado por la explotación económica en el ámbito del trabajo. Y su superación habría de constituir un objetivo emancipatorio no menos apremiante que la superación de esta última, como lo es el de hacer posible entre los hombres una comunicación libre de dominación.
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sylphides
Comentarios:
lo dijo lucanor 3 Enero 2008 08:09 PM
Te saludo de nuevo, Sylphides, y aprovecho tu análisis para expresar una perplejidad personal al hilo de lo que cuentas. Siempre me ha parecido que el marxismo objetualiza al hombre asignándole un lugar en la sociedad y desposeyéndole de su condición de sujeto decisor de su destino. ¿Como encuentras posible que una sociedad organizada pretenda hacer libres a sus ciudadanos? Yo diría que, más que una antinomia, parece una contradicción. Como en todas sociedades diseñadas, dígase la espartana, la de Platón, la de Campanella, en la de Marx la libertad sería el precio a pagar por la seguridad económica.
¿Voy mal por ahí?
Un saludo cordial (prometo detenerme más otro día)
lo dijo Zarza 3 Enero 2008 08:44 PM
Querida Esther, siempre te leo con atención, es mucho lo que aprendo de ti, pero reconozco que en este post me he perdido. Pero bueno, te dejo un beso cariñoso y un abrazo.
lo dijo sylphides a lucanor 3 Enero 2008 08:59 PM
estimado amigo:
El individualismo posesivo -que hasta el siglo pasado parecía suficiente, o cuando menos indispensable, para fundamentar el cuerpo entero de la teoría política liberal- hizo crisis con la aparición de la sociedad política de una fuerza hasta entonces existente sólo en la sociedad civil: el movimiento obrero organizado en el que se asociaban quienes no tenían otra propiedad que su fuerza de trabajo, lo que a su vez obligaría a las clases socialmente dominantes a organizar su propia clase política y hasta, en caso necesario, a subordinar a esta última el aparato estatal mismo (la irrupción de los fascismos en la escena europea de nuestro siglo no sería, como tantas veces ha sido interpretada, sino una acentuación extrema de aquella última tendencia).
Desde un punto de vista teórico, sin embargo, cabría decir que el individualismo así entendido era ya insuficiente desde el instante mismo de su surgimiento, pues, como Marx oportunamente había hecho ver, la inoperancia de la abstracta concepción liberal del individuo -que permite hablar de robinsonianos individuos, naturalmente independientes, que conciertan contratos entre sí cuando hace al caso- se pone de evidencia si se piensa, son sus propias palabras, que “el individuo, el hombre, no es posible sin la sociedad”.
En Rousseau hay también la invitación a que los individuos acorten cuanto puedan la distancia que separa al hombre del ciudadano, invitación que lleva hasta el extremo de repudiar el gobierno representativo y otorgar la soberanía a una asamblea de individuos en la que estos puedan hacerse oír sin mediaciones.
Y de ahí que ni siquiera tenga nada de extraño que -pese a una aversión hacia Marx posiblemente basada en idéntico prejuicio o interpretación insuficiente de su pensamiento- hasta él mismo acabará haciendo un hueco a a la teoría del contrato en la tradición marxista.
~
Sin embargo, todo lo que significa burocratización, tecnocracia y desideologización política parece ser una caraterización actual de la racionalización de las sociedades postindustriales y a mi modo de ver volver a pensar éstas características en los términos del revisionismo marxiano y en términos weberianos y habermasianos, nos da una nueva concepción mucho más crítica y realista, no cabe relegar que el determinismo científico-social en el que se mueven tanto Kant como Marx aquí es criticado, pero no lo que es su aportación fundamental a la teoría social, como elemento sustentador de las sociedades y en tanto que los sujetos interactúan como individuos libres y no alienados.
Cordialmente, quede de usted,
sylphides
lo dijo sylphides a zarzaflordesabiduría 3 Enero 2008 09:14 PM
querida zarza:
Como fueran aquellas palabras del profeta Jeremías
que dicen: O vos omnes qui transitis per viam, attendite et videte si est
dolor sicut meus, yo intentaría rogarles que tengan la bondad de escucharme.
Así me refiero a en qué situación me he colocado como en lo que yo también me he perdido, pero no en la intención que es lo que me basta aquí.
Y muchas gracias, un gran beso.
lo dijo Daven 3 Enero 2008 10:10 PM
Estimada señorita:
Sin duda estoy desbordado por tanto conocimiento y analogías, a menudo chocantes a mi parecer, enfocando la filosofía de Marx, evitando al mismísimo Marx.
Puedo preguntarle desde mi ingenuidad. ¿Realmente ha leído usted a Karl Marx o solo a los intérpretes de la más descomunal teoría socio-económica pergueñada por un solo hombre?
Es que yo no lo encuentro en ninguna parte de esta página, disculpe si me equivoco.
Después de aclarar esta cuestión tal vez insolente, me propongo hablar de Marx, pero no del Marxismo.
Afectuosamente suyo,
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo sylphides a daven 3 Enero 2008 10:31 PM
Estimado signore:
Alguien dijo que la clase obrera era la heredera de la filosofía clásica alemana y no sólo para mayor gloria del pensamiento idealista de la modernidad, sino también para mayor desdicha de la propia clase obrera.
No he leído sino en algunos fragmentos el Capital de Marx, pero le prometo que lo haré, entre otras cosas como una satisfacción.
Y Luckács, uno de sus grandes intérpretes, que oscila entre identificar al proletariado con los obreros insurrectos de los frentes de guerra y las barricadas urbanas o con los trabajadores de las fábricas y colectividades socializadas, acaba por identificarlo con el partido en tanto que organización, puesto que en definitiva no sabe otorgar otros atributos a su representación del proletariado que los del sujeto clásico-moderno de la dominación.
Esta identidad del proletariado como sujeto histórico-universal y el sujeto de la dominación explica la miseria del proletariado como representación. Ya en la misma obra de Luckács el proletariado se confunde muchas veces con el partido de concepción leninista, es decir, la organización de funcionarios o profesionales de la revolución.
¿Esto explicaría también su misma aberración a la interpretación de lo que ha dado de sí el marxismo?
Mi interés es, por supuesto, las revisiones críticas de la actualidad y concebir también la transformación que ha experimentado nuestra sociedad democrática y social, no olvidemos la cantidad de derechos laborales que hay introducidos en nuestros códigos laborales actuales, todo ello expresa un testimonio tácito hacia la descomunal labor de un hombre como el que nos trae.
Cordialmente, sylphides
lo dijo otredad 4 Enero 2008 12:49 AM
Tu post me ha ayudado a completar lo que sabía del tema. Enriqueces, como siempre.
Un abrazo
lo dijo gourmandise 4 Enero 2008 12:49 AM
hola!! que bueno que estás por estas arenas again.
Sólo para saludarte.
Buenas noches, buen descanso.
lo dijo sylphides a amigas 4 Enero 2008 01:57 AM
Estimadas amigas, otredad y gourmandise, gracias por venir y aportarme algo más a mi solipsismo y racionalismo libertario y arenícola.
¿Será esto suficiente para saber cómo me he de decidir en la vida, llegado el momento de la acción?
Pues más que un Sísifo metido a crítico me declaro un buho de Minerva.
Gracias, un beso.
lo dijo otredad 4 Enero 2008 02:02 AM
Lo es,lo es...hace 19 años llegué a la Tierra.
¿Sabes?Yo también creo que será un buen año, al menos pienso poner todas las ganas para que así sea.
¡¿Cómo que no creo en los astros?!¡Si tú eres un sol! ;)
Un fortísimo abrazo
lo dijo Catarsis 4 Enero 2008 03:56 AM
Íntima amiga
si sabes quien soy, guarda
este secreto
lo dijo sylphides 4 Enero 2008 10:42 PM
Tu pobre corazón ganó turbio desmayo
por miedo a descubrir mi secreto,
y entonces me ganó.
sylphides
Rousseau, Habermas, la pretensión de universalidad, alianza y contrato:
la pretensión de universalidad o la filosofía de la sospecha
Pero si la sospecha acerca de la ética no nos libera de ella, ¿qué podríamos decir de la sospecha acerca de su pretensión de universalidad?
La sospecha de Nietzsche y la de Marx parecen ir en esa dirección cuando el primero apunta que la moralidad podría no ser, después de todo, más que un recurso de los impotentes para evitar por medio de ella ser sojuzgados por los poderosos; o cuando el segundo la descalifica como un fraude haciendo ver que -aun así pudiera hablarse de principios morales universales- su puesta en ejercicio dentro de una sociedad concreta acabaría de modo inevitable desvirtuándolos y poniéndolos al servicio de la estrategia de la clase dominante, que tiende a la preservación de su dominio, y ello tanto más fraudulentamente cuanto más hincapié se haga en la presunta universalidad de esos principios.
Ninguna de tales objeciones merece ser tomada a la ligera ni cabe, por lo tanto, despacharlas en un par de palabras. Pero por lo que a mí respecta, me inclino a sospechar -también puedo tener modestamente derecho a la sospecha- que tanto la una como la otra se enderezan a poner de relieve que la pretensión de universalidad no es exactamente lo mismo que la universalidad consumada más bien que a arruinar la pretensión en sí de universalidad.
Al fin y al cabo, tanto el “superhombre” nietzscheano como el “hombre genérico” marxista pertenecen a la misma familia del “hombre en cuanto hombre”. Y todo lo que Marx y Nietzsche advierten es que las condiciones para su respectiva instauración no están dadas cuando ambos escriben, como por lo demás la propia historia de la ética se había encargado ya de demostrar cumplidamente para entonces.
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Cuando la sociedad se vio corroída por lo que se ha llamado los “ácidos del individualismo”, semejante individualismo cobraría aspectos muy diversos y tanto positivos como negativos, desde el libre examen de los textos sagrados al egoísmo interesado del homo economicus de la “Fabula de las abejas” de Mandeville.
Pero lo decisivo era la remisión a la conciencia individual de cualquier determinación del bien moral, Kant cuya ética había recogido la pretensión de universalidad se hace cargo mejor que nadie de esta nueva exigencia. Ya no se trata de un codigo moral o de la institucion eclesiástica encargada de preservarlo como ocurría en la sociedad medieval.
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La fuente de inspiración de Marx parte de la formulación del mito de la identidad de este modo: “Sólo cuando el hombre individual reabsorba al ciudadano abstracto del Estado, sólo cuando el individuo haya reconocido y organizado sus forces propres como fuerzas sociales y, en consecuencia, no vuelva nunca a separar de sí mismo la fuerza social bajo la forma de fuerza política, sólo entonces se habrá dado cima a la emancipación humana” ¿Cómo no reparar en que la alusión, en francés, a las “propias fuerzas” del hombre constituye una cita literal de Rousseau, se trata de un texto literalmente impensable sin Rousseau.
Pues dejando a un lado a Aristóteles -que nunca tuvo pese a alguna apariencia mas bien superficial, veleidades contractualistas y se opuso firmemente al convencionalismo político de los sofistas- y a Marx -que pasa por un resuelto crítico del contractualismo, lo que no empece a su estrecha vinculación, aun si inconfesada, con el pensamiento rousseauniano-, ¿qué es Rousseau además de lector atento de Aristóteles y precursor de Marx en más de un punto, sino un teórico -y hasta el teórico por antonomasia- del contrato social?
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La visión del mundo del teísta moral con que cierra su libro la ética de Kant, una visión del mundo que, mutatis mutandi, Kant no pudo prever en lo que Marx y Freud tendrían que decir acerca de la condición humana.
La moralidad, como toda forma de cultura, comporta esencialmente la inhibición de las inclinaciones naturales de los hombres; y habría que preguntarse si el precio pagado por su imposición en represión -y, en definitiva, en insania mental- no es demasiado alto, cualesquiera que sean las ventajas que haya podido reportar. ¿No obraríamos cuerdamente, en consecuencia, olvidándonos del adjetivo “bueno” y sobre todo, de su contrario, el adjetivo “malo”- y tratando de esta manera de recuperar la inocencia perdida?
La síntesis en cuestión entre el rotundo objetivismo de la concepción marxiana del desarrollo de las fuerzas productivas y el no tan rotundo, aunque argüible, intersubjetivismo de la del desarrollo de las relaciones sociales de producción no se consuma tanto en Marx cuanto en el marxismo posterior, dentro de lo que se destaca como la revisión crítica del marxismo aportada por la escuela de Frankfort, tanto de los clásico de la misma, como Horkheimer, Adorno, Marcuse como de sus epígonos, como Habermas, en el caso de su Teoría de la acción comunicativa.
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Dejando atrás la ética, la teoría habermasiana de la razón -en su doble vertiente de crítica de (la hegemonía de) la racionalidad teleológica y de llamada de atención sobre una alternativa (o complementaria) racionalidad comunicativa- se convertirá ella también en una pieza de teoría social. Por una parte, y a la vez que hace suyas -matizándola- la tradicional crítica francfortiana de la “razón instrumental”, Habermas la transforma en una crítica -asimismo matizada- de la “razón funcionalista” como pura autorregulación del sistema social, desde la que sugiere una inversión del recorrido de la historia del pensamiento sociológico que -siguiendo una trayectoria, si hay que decirlo todo, peregrina- lo reconduzca desde Parsons a Marx pasando por Weber (von Parsons über Weber zu Marx). Por otra parte, Habermas -tras realizar el papel desempeñado en esa historia por el pensamiento de Mead, es decir, el sesgo comunicativo impuesto por este último a la teoría social (die Kommunikationstheoretische Wende)- pasa a reinterpretar el marxismo mismo, encerrado hasta ahora en el “modelo de la relación sujeto-objeto”, desde el punto de vista del “modelo de la relación sujeto-sujeto”: de lo primero sería un exponente la teoría de la alienación como “cosificación” en la línea de Luckács e incluso en la de Adorno y Horkheimer; mientras que lo segundo habría de reportar, entre otras ganancias, la posibilidad de entender y practicar la superación de la alienación como superación de la “comunicación distorsionada”.
Un argumento vendría a esquematizarse, a grandes rasgos, como el engarce de una conclusión con una o más premisas que le sirven de garantía en un sentido “algo más fuerte” que la simple deducibilidad de aquélla a partir de éstas, pues para reputar de convincente a un argumento es menester tener en cuenta el contenido “sustantivo” de las mismas y no prescindir de él como lo hace la lógica formal.
Ahora bien la satisfacción de la pretensión de validez de la aserción o la prescripción originarias -que no coincide con la de la pretensión de validez lógico-formal de la inferencia mediante la que han sido deducidas de sus respectivas premisas- no depende tampoco para Habermas de la confianza social depositada en las instituciones de la ciencia o la moral vigentes en nuestra sociedad, pues ello equivaldría a confundir -confusión en la que, en su opinión, tiende a incurrir el análisis toulminiano- el “correlato institucional” (institutionelle Ausprägung) de la argumentación con su fuerza generadora de consenso en virtud de su “articulación interna” (Argumentationsform).
En última instancia, esa articulación descansa -tanto en el caso de la argumentación científica como en el de la argumentación moral- en un “principio”. En el primero de ambos casos, el principio en cuestión sería aquél -llámese de inducción, corroboración o comoquiera que la filosofía de la ciencia desee denominarlo- en virtud del cual una hipótesis alcanza en nuestra consideración rango de ley científica.
En el segundo, se trataría más bien de aquel principio -al que da Habermas el nombre de “principio de universalización”- destinado a colmar la aspiración de nuestras máximas morales, para decirlo en términos kantianos, a ser también consideradas leyes universales. Su discusión es el objeto de esta última aproximación habermasiana a la ética comunicativa o discursiva.
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sylphides
y Javier Muguerza.
Comentarios:
lo dijo hilo de Ariadna 4 Enero 2008 09:23 PM
Como diría Marcuse: "Los citoyens no son ciertamente hombres cualesquiera, sino hombres que son o se han hecho de otra manera”.
Por la vía de la "estructura pulsional" este autor habla de la formación de una voluntad racional.
Parece un texto lleno de sabiduría y conceptos nuevos, un saludo afectuoso.
lo dijo sylphides 4 Enero 2008 09:39 PM
Estimada Ariadna:
Para Habermas esa lógica de la argumentación o del discurso sería una “lógica pragmática” -más bien que sintáctica o semántica como la estricta lógica formal- que se ocupa de determinar en qué estriba la “capacidad de convencimiento” (Triftigkeit) de los argumentos en orden a la obtención discursiva de un consenso en torno a un juicio dado, donde por “argumento” habría ahora que entender la base o justificación que nos motiva a reconocer como satisfecha la pretensión de validez de dicho jucio, tanto si éste consiste en un aserto como si en un precepto.
Para decirlo en dos palabras, frente a la “monológica” razón centrada en el sujeto, Habermas nos invita a recurrir a una razon dialógica o “razón comunicativa” (kommunikative Vernunft) cuyo ejercicio implica el diálogo entre los miembros de una “comunidad de sujetos”.
~
En cuanto a toda esa crítica sobre la "falsa conciencia", Marcuse intenta superarla así, se vale de la vía de la "estructura pulsional" de la razón para complementar a Rousseau con Freud.
El "ciudadano" es ya el hombre que, en virtud de su razón, de su estructura pulsional, no solamente es capaz de distinguir entre el interés general y el interés privado e inmediato, sino que, en un caso dado, lo es también de actuar en contra de este mismo.
Pero esta razón tendría que estar siempre "prediscursivamente" dada, en términos marcusianos, si ha de contribuir a la formación de una voluntad que sólo gracias a dicha contribución sea racional. Y eso basta para marcar la distancia que separa a la posición de Marcuse de la de Habermas, haciendo innecesario proseguir aquí el debate.
Sinceramente es complicado de entender y Habermas es un filósofo complicado, ruego seáis benévolos conmigo, porque yo estoy tratando de entenderlo.
Un beso al hilo de Ariadna!
lo dijo otredad 5 Enero 2008 12:05 AM
Enrevesado, sí. Te iré siguiendo.
Un abrazo
lo dijo sylphides 5 Enero 2008 12:21 AM
Muchas veces revélase a mi mente
el estado a que la filosofía me ha sometido,
y en fuerza de emoción pienso y me pido:
“¿Sufrirá más dolor algún viviente?"
Ya hice los brindis debidos a ti por tu gran día, esperando que todo haya transcurrido feliz,
un beso!
lo dijo Catarsis 5 Enero 2008 12:52 AM
Todo es historia:
los yugos, las cadenas.
Libre es quien busca.
lo dijo sylphides a catarsis 5 Enero 2008 01:00 AM
osoki hi no
tsumorite, toki
mukashi kana
Los días lentos
se apilan, evocando
un viejo antaño.
BUSON
lo dijo zenon 5 Enero 2008 08:46 AM
Amiga mía,
Ya veo que herida de folosofemas andas por el espacio virtual, y me alegro que hayan gentes, aún, que de aquesta manera luchen con molinos de viento agitados por los vientos arrebatados y espirales de las razones y las sinrazones. Hace tantos años que decidí guardar el curioso titulo de licenciado en esas cosas –dícense filosofía- que ha resultado grato a mi ser- o lo que sea que soy, pues vacuidad le llamaría budha- traer a mi memoria el recuerdo de un sepelio.
Debía ser un día cualquiera y en la caja reposaban ya los restos de aquella esperanza, llamada revolución por algunos; aunque ostentó otros nombres como sabiduría, solidaridad, atrevimiento místico. No te negare que creí ver llorar incluso a la fría sombra del arquitectónico Aristóteles, que se ocultaba tras las verjas del panteón escolástico. Sin embargo, ya que los has nombrado, quienes andaban realmente tristes eran los chicos de Frankfurt, con Horkheimer a la cabeza. Ortega, no muy lejos de ellos, buscaba en la circunstancia el origen de su pena. Rodeado de todo esto, me sentía tan embargado por la tristeza que busque rápidamente cambiar de compañía. Y mientras Shopenhauer, chico, no se lo tomaba tan a pecho y me invitaba a buscar en otros cementerios, más orientales, la puerta de salida, se sentó en el suelo indolentemente, con su mirada de sifilítico enajenado, el buenazo de Federico (Nieztche) que habían llevado al evento cogido con una correa el cuello, como un perro en hora de paseo, que se turnaban por sostener su hermana y un montón de obispos nazis disfrazados de franciscanos y, también, algún socialista bienpensante de última hora. Tomé la mano de Federico (Nietzche) cuando a modo de réquiem de un piano lejano fueron llegando las notas de la revolucionaria sonata de Federico (Chopin).
Así permanecíamos los viejos amantes de la sabiduría sabiendo que, tras el entierro, cada cual cerraría la verja de su memoria a tal evento y seguiría como si nada hubiera acaecido con la muerte de la esperanza, convencidos de que sólo con la utopía cabe sobrellevar la vida. Sólo que la inocencia recién perdida dejaba a Utopía reducida al minúsculo espacio que albergan nuestros cráneos atormentados.
En esto pensaba cuando, sin venir a cuento, resonaron en el aire -tan sólo para mis oídos, creo- la siguiente estrofa de Federico: “Ay, Soledad de mis pesares/ caballo que se desboca/ al final encuentra la mar/ y se lo tragan las olas”; y me fui del sepelio pensando que la filosofía y quienes pretendimos detentarla, no éramos más que aquel caballo desbocado que, quizás, ya se estaban tragando las olas del fin de la Historia, predicho por un estúpido japonés americano que no había acudido al entierro.//un beso y gracias por vuesa visita.
zenon
lo dijo zenon 5 Enero 2008 08:51 AM
Obviamente el último Federico, se apellidaba García Lorca.
Otro beso
lo dijo carlino 5 Enero 2008 12:57 PM
Ummm, creo modestamente que mezclas "Moral" y "Etica" sin explicar o tener presente su diferencia. La diferencia entre la "Moral" y la "Etica" es que la "Moral" Siempre deriva de una concepción religiosa mientras que la "Etica" prescinde de la religión y es laica. Así podemos hablar de una "Moral" cristiana, una "Moral" Budista, una "Moral" Islámica, etc... mientras que solo podremos hablar de una "Etica" Ciudadana, una "Etica" Política, una "Etica" mercantil, una "Etica" Revolucionaria, etc...
Me ha gustado mucho tu bitácora o diario, nunca más utilizaré el barbarismo "Blog" y te añado como amigo.
Salud y Amistad
lo dijo sylphides a zenon 5 Enero 2008 04:36 PM
Estimado Zenon:
Como advirtiera a este respecto Albert Camus: “En teoría, la palabra revolución conserva el sentido que tiene en astronomía, esto es, el sentido de un movimiento que consiste en el cierre de un ciclo. Pero por eso mismo puede decirse que aún no ha habido ninguna auténtica revolución en la historia y que si la hubiera tendría que ser la definitiva. A la espera de esa revolución, si es que ha de haberla, la historia de los hombres es, en cierto sentido, la suma de sus rebeliones sucesivas”.
Una suma con toda posibilidad inacabable salvo que el horizonte utópico pudiese al fin ser alcanzado, resolviéndose en optimismo o pesimismo el saldo de la historia. Pero no está muy claro que de esa imaginería escatológica se siga algún provecho revolucionario.
Y ni siquiera es casual que el horizonte sólo nos parezca alcanzable cuando estamos parados. Lejos de inducirnos al quietismo, la ética como utopía -la utopía ética- nos podría, en cambio, seguir dando -incluso si la noche y la niebla de la disutopía han hecho desaparecer de nuestro campo de visión todo horizonte- más de una razón, tal vez las únicas razones, para no estarnos quietos.
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Pero somos los grandes decrépitos, apesadumbrados por los antiguos sueños, por siempre ineptos para la utopía, técnicos de fatigas, enterradores del futuro, horrorizados por los avatares del viejo Adán.
El Arbol de la Vida no conocerá ya primavera: es un leño seco; con él harán ataúdes para nuestros huesos, nuestros sueños y nuestros dolores.
Bueno, este útimo pensamiento pertenece a Cioran, que es un filósofo enterrador de muchas utopías, muchas veces él busca el horror, más en la propia lucidez (sobre todo de algunas instituciones) que en la estupidez de las masas, en parte o mucho porque le tocó vivir el momento de los fascismos políticos.
Afectuosamente, Sylphides.
lo dijo gourmandise 5 Enero 2008 04:37 PM
Hola sylphides, como va?
te molesto un ratito porque estoy queriendo poner en mi blog un contador, para las visitas, y no se comop ahcerlo, quizá tu podrias ayudarme.
Saludos y gracias una vez más!
lo dijo sylphides a carlino 5 Enero 2008 05:07 PM
La diferencia entre estos dos términos "moral" y "ética" lo es por una cuestión metodológica. La ética incluye la reflexión crítica acerca de la moral, tiene la concepción de un sistema, se establece como metaética, no se pregunta sólo por lo que ocurre sino por lo que debe ocurrir, incluye una filosofía de la ciencia, unos principios lógicos. Ello hace que podamos hablar de ética aristotélica, por su concepción como sistema de ética, así como también podemos hablar de ética kantiana, porque se refieren a sistemas de ética. Si embargo, es más pertinente hablar de moral estoica o de moral epicúrea.
En cuanto a vincular la palabra moral a una o varias religiones se suele hacer así, precisamente porque aunque éstas conllevan un código moral, sin embargo, no tienen esa sistematicidad logica ni incluye una lógica sistemática, aunque hay que decir que todas las religiones se inscriben en este principio de pretensión de universalidad, y que, hoy día, como una utopía, todavía las religiones pueden estar abiertas también a una posiblidad de diálogo universal entre religiones, lo cual sería deseable.
Pero sí, puede hablarse, por lo mismo, de ética eclesiástica porque ella misma a través de la historia aristotelico-canonica ha pergeñado un sistema, aunque no se trata de una metaciencia. O se podría hablar de ética budista por la misma razón, porque pertenecen a tradiciones culturales y a sistemas de pensamiento universales.
La pretensión de universalidad que contienen en ellos estos sistemas no es criticable, sino cuanto se decida que ésta está consumada y al estarlo así ya no permite más la reflexión crítica y por tanto no permite una vía a la misma pretensión de universalidad que se terminaría ahogando. Y esto ocurre con todas las morales que son dogmáticas o que existen dentro de aquellas sociedades en que se imponen como elemento de dominación.
Concebir, por tanto, una pretensión de universalidad -que es el tema que nos trae y he expuesto- conlleva estar abierto siempre al diálogo.
Gracias por tu atención, saludos cordiales!
lo dijo sylphides a gourmandise 5 Enero 2008 05:19 PM
hola, gourmandise, tienes que ir al contador que yo tengo, por ejemplo, pincha donde dice "free counter", a continuación te da tres pasos: en el primero eliges el tipo de numero que te gusta, en el segundo tienes que rellenar tus datos personales y en el tercero: te saldrá un recuadro que te da un código.
Pues bien justo lo copias y despues lo pegas en "sobre mí".
Espero que te salga bien, un beso
lo dijo zenon 5 Enero 2008 05:43 PM
Ay, Sílfide, amig@
Pues que del Revolutionibus no hablaba yo precisamente. Te diré que siempre he sospechado que a Copérnico se le toma como coartada con demasiada frecuencia. Las revoluciones que pretende la carne joven o el joven espíritu crítico, nada tienen que ver con las de los astros, por mucho que Alberto bromee con ello (¿era una broma o era mentecato?)
Nada que objetar o todo.
El discurso sobre la ética, si hacemos abstracción de la mística y lo trascendental posiblemente inexistente, se reduce al mero discurso sobre el interés o el beneficio. En ese sentido podríamos dejarlo a los economistas, por poner un ejemplo. Pienso modestamente que quienes creímos que la filosofía debería moverse al matemático modo, como la ética de Spinoza, al final acabamos por darnos de narices con el misterio o la economía, tal como te decía hace un instante. Las piruetas del lenguaje queriendo generar metalenguajes infinitos para aproximarse al infinito mismo, o a lo desconocido, tal parece una muñeca rusa: es decir, al final tenemos lo mismo que al principio, pero más pequeño. Todas ellas son iguales, por mucho que una se encierre en la profundidad de la otra.
Witgenstein rompió la olla, y la rompió con razón (valga la redundancia, tratándose de la mismísima olla de la Razón y de su progenitor el Lenguaje). No hay nada que decir, posiblemente por que no se puede.
Pero quedan dos caminos –es un apunte, amiga mía- La Belleza y la Mística. El arte en tanto que creador, quizás nos acerca al misterio de la Creación o del Cosmos. La mística, en tanto que experiencia interior e intransferible, no debe seguir siendo infantilmente rechazada. Siento que el individuo prevalezca; pero en fin…Cualquier mística debe asumir a Kant y superarlo…(es una opinión, claro; pero te aseguro que se funda en la Experiencia, una ramera para aquellos filósofos que tan sólo usan la lengua, y me refiero, claro está, a la de carne)
Esa experiencia no presupone a Dios, o algo similar, menos que la pretensión de fundar una ética universal o no cualesquiera. Preferiría pensar que no le sucederá, a la poca filosofía que nos queda, lo mismo que a la psicología que prevalece en las universidades capitalistas o materialistas: que una pedantería “seudocientifista” acabe resultando en tal reduccionismo que les quite todo sentido y credibilidad. El modelo científico, el positivismo y cierto racionalismo se agotan en su adecuado objeto; cuando se aplican a otras cosas son miopes y por supuesto acaban confundiendo la revolución con el Corte Ingles.
¡Un besazo, filósofa!
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lo dijo sylphides corroborando como colofón 5 Enero 2008 06:10 PM
Aunque quizás tal diálogo no acostumbra a ser emprendido con vistas a alcanzar algún acuerdo, como quiera que ello sea lo que está claro es que un acuerdo semejante sólo sería posible a través del diálogo.
El caso sin embargo es que uno puede hallarse convencido no sólo de la posibilidad del diálogo racional sino de la insoslayable necesidad de recurrir a él si desea alcanzar un acuerdo genuino, pero sin que no obstante ello le lleve a sostener que dicho acuerdo tendría que estar asegurado por adelantado para que quepa hablar de auténtico diálogo.
Tal vez esta es la mejor crítica que Javier Muguerza le hace a Habermas, el hecho que no podemos pretender que el acuerdo esté asegurado, aun cuando Habermas lo introduce como una garantía que siempre se puede alcanzar en el futuro.
Pero en lo que se refiere al diálogo filosófico constituye efectivamente el meollo de la concepción habermasiana de la racionalidad que no es sino una variante de la teoría clásica de la argumentación -llamada por Aristóteles “dialéctica” precisamente por basarse en el modelo del diálogo -según la cual el cometido capital de la razón consiste en “dar razón” (logón didónai) de lo que decimos.
Compartir el universo de la sofística quiere decir compartir el "universo del discurso", pero claro esto no significa una indirecta apología de la sofística, ni caer en disquisiciones puramente verbales y en otras aporías o sofismas, figuras mal entendidas del antitheton, o antítesis, que bien abre la abstracción al empirismo -como decía el otro día el amigo Daven-, y no en figuras como la antypophora, que son una variable engañosa.
Creo que toca otro día hablar algo más detallado de la lógica, tanto sus postulados de verdad/falsedad, como el de un tercer principio, el de tercio excluso, que es el que abre precisamente camino a la dialéctica, al incluir una posibilidad más en la "indeterminación" y la "contingencia" de ciertos futuros.
Que también en la lógica, como en el resto de nuestra vida racional, quepa la posibilidad de que estalle un día el conflicto y nos veamos eventualmente privados -hasta que un hipotético consenso la restaure- de ese último asidero que era la racionalidad formal, he ahí una idea capaz de alimentar nuestras más angustiosas pesadillas. Pero que nada dice por sí misma en contra de la racionalidad. Pues es precisamente en semejante tejer y destejer de estallidos conflictivos y acuerdos consensuales en lo que el diálogo consiste. Y ésa y no otra es la tarea de la razón.
Entre tanto, sinceramente quede de ustedes,
sylphides.
Socialización y mundo nómico:
mundo nómico y mundo numinoso
A través de la socialización primaria, del mundo nómico de la vida, aprendemos las recetas o el aprendizaje que nos dan una garantía de lo que somos y, en definitiva, la estructura de nuestra instalación primaria ante la vida, la realidad primera se forja aquí, la concebimos a través de las cosas que tienen nombre, que se reflejan y las aprendemos así en nuestra primera socialización y en el lenguaje, y esta forma o visión del mundo nos da seguridad porque es real y luego es muy difícil de cambiar, cuando incorporamos una estructura de socialización secundaria en nuestro modo de vida.
Los estereotipos colectivos del acervo cultural están en la sedimentación del lenguaje, se transmiten por educación, en la primaria socialización o por la familia, y son, por tanto, muy difíciles de borrar.
Y a veces alguien permanece con la voz oculta y privada de su presencia simbólica, son cuerpos que están en la realidad pero no se representan, porque la tradición los ignora, porque constituyen un mundo numinoso para la ley y la conciencia social.
A veces la madre está oculta aquí e ignorada y privada de su voz, porque ella misma no se puede defender ni hablar pero todo se andará y cobrará mayor conciencia psicológica y ya la está cobrando con el cambio y la evolución de los tiempos.
La mujer tiene un cuerpo que es un “positum” (está puesto) pero no tiene un valor. Claro que la maternidad es y ha sido siempre un valor para la mujer y para la cultura, pero no hemos de verla como un peligro para la civilización y para el hombre, o como algo numinoso y oscuro, como antes fue vista, y la mayor tolerancia social tiene que saber incluir este especial valor con iguales cargas y derechos dentro del ámbito cultural de la mujer y en su esfera pública y privada.
La familia es una estructura primordial de socialización primaria y de aprendizaje del mundo como “mundo nómico”, es decir, no discutimos las recetas primarias que aprendemos en ella, las aceptamos como tal, damos la realidad como presupuesto dado de hecho, como comprensiones compartidas (taken for garanted), como garantía que tenemos dada.
Esta realidad constituye una estructura de racionalización primaria, que se forma por modelización de la realidad. Al tener este carácter primario determinan el comportamiento y el bagaje cultural sedimentado en los individuos y no por ello podemos desecharlas a un segundo orden o plano.
La realidad la concebimos a través de aquí, lo que no tiene nombre es como si no existiera, y vamos dando un nombre a lo que se corresponde con lo que aprendimos en ella, como si fuese consustancial o el único mundo perceptible.
Le despojamos, por ello, de atributos críticos, a la conciencia real le otorgamos una forma inconsciente que está introyectada en nosotros a través de nuestros miedos y nuestros actos reflejos, porque nos garantizan la seguridad del grupo social, porque nos dan un vínculo con el grupo familiar y un valor nómico y real en el que formamos un papel necesario dentro de la experiencia de la vida. Por tanto el mundo numinoso de los miedos lo expurgamos de ella, está introyectado en el subconsciente colectivo, arrojado fuera de la realidad, no tiene nombre, no existe.
De ahí la importancia que tiene para la cultura y para la institución social la funcionalidad socializadora de la familia como forma primaria de racionalización y de internalización de la conciencia para saber lo que es la estructura nómica de la vida y las normas sociales al respecto que la representan.
Pero hay que saber que la primaria racionalización de la vida no es suficiente, que hay otro mundo más allá, que hay otros lenguajes y otras visiones que se pueden y deben incorporar y hay que rectificar y revisar conceptos y concepciones, para poder otorgar un nuevo valor a las cosas, un valor más correcto, más conformado con ella de esta manera.
Se pueden poner muchos ejemplos a través de las leyes de cómo se han ido venciendo estos miedos a través de la cultura y la evolución y la tolerancia de los tiempos. Baste mencionar, por ejemplo, cómo hasta hace muy poco lo hijos se distinguían entre legítimos e ilegítimos, o como el infanticio o parricidio cometido por la madre podía tener un movil “honoris causa” si se hacía para ocultar la deshonra de su famila, todos estos conceptos hoy día se han quedado obsoletos ante los nuevos planteamientos liberalizadores de las nuevas leyes que nos hemos dado y ante la superación de una visión errática y dogmática de la ley y de los miedos introyectados en la sociedad. Por tanto, avancemos sobre un nuevo mundo nómico, un mundo que quite valor al numinoso y al oscuro y otorgue un nuevo brillo y valor a la realidad.
El lenguaje es la única herramienta que tenemos muchas veces pues para dar existencia y otorgar realidad a aquellas cosas que ahora permanecen ocultas o calladas, y sin embargo tienen un sitio y no las vemos, y un valor, por ello es necesario que demos un sentido de valor a las cosas y las nombremos conscientemente en lo que son y como son dentro de todas las demás cosas.
“En la socialización primaria, pues, se construye el primer mundo del individuo. Su peculiar calidad de firmeza debe atribuirse, al menos en parte, a la inevitabilidad de la relación del individuo con sus otros significantes del comienzo. El mundo de la infancia, con su luminosa realidad, conduce por tanto a la confianza no sólo en las personas de los otros significantes, sino también en sus definiciones de la situación. El mundo de la infancia es masivo e indudablemente real. Probablemente no podría menos de ser así en esta etapa del desarrollo de la conciencia. Sólo más adelante el individuo puede permitirse el lujo de tener, por lo menos, una pizca de duda. Y, probablemente, esta necesidad de un protorrealismo en la aprehensión del mundo resulte pertinente tanto filogenética como ontogenéticamente. De cualquier forma, el mundo de la niñez está constituido como para inculcar en el individuo una estructura nómica que le infunda confianza en que “todo está bien”. El descubrimiento posterior de que algunas cosas distan de estar “muy bien” puede resultar más o menos chocante según las circunstancias biográficas, pero en cualquiera de los casos es probable que el mundo de la niñez retenga su realidad peculiar en la retrospección y siga siendo el “mundo del hogar” por mucho que podamos alejarnos de él en épocas posteriores, hacia regiones que no tengan nada de familiar para nosotros.” Peter L. Berger y Thomas Luckmann, “La construcción social de la realidad”.
lo dijo otredad 5 Diciembre 2007 02:37 PM
El mundo adolece de muchas carencias,desde luego que tienes razón, y que en tus categorías se incluya una llamada "mujer" es de suma importancia.
Sin embargo, no sé qué tipo de "evolución" sostiene una sociedad tan sujeta al conformismo, la comodidad, el dinero y un et cétera.
Un post con fuerza, comprometido, como debe ser :)
Un abrazo
lo dijo Jorio maia 5 Diciembre 2007 06:20 PM
Es un tema muy filosófico. Como la vida cotidiana está dominada por el motivo pragmático, el conocimiento de receta, o sea, el conocimiento que se limita a la competencia pragmática en quehaceres rutinarios ocupa un lugar prominente en el cúmulo social de conocimiento. Pero siempre hay conocimientos que se quedan a mis espaldas. En el acopio del conocimiento.
Esta es mi posible respuesta al problema, un saludo
lo dijo sylphides a otredad 5 Diciembre 2007 08:48 PM
tenemos que por una parte la sociedad es un producto humano, el hombre y el mudo social interactúan, la sociedad es una realidad objetiva (externalización y objetivación de la realidad), y por ultimo el hombre es un producto social (internalización), estos son los momentos dialécticos de la realidad social, si uno de estos tres momentos se omite el análisis de la realidad social será distorsionado. Las instituciones están ahí, el lenguaje construye el edificio de la legitimación, los procesos de habituación y de institucionalización sirven para crear integración funcional o lógica, pero el hecho empírico queda en pie y a priori no puede suponerse.
Muchas áreas de comportamiento sólo son relevantes para ciertos tipos de colectivos, ciertas diferencias pre-sociales, como el sexo, o diferencias producidas en el curso de la interacción social como las que engendra la división del trabajo no tienen por qué integrarse en un sólo sistema coherente, los ritos de fertilidad, los cazadores que sólo pueden ellos dedicarse a pintar en las cavenas o los ancianos que tienen otros ritos sagrados, en fin.
Por eso me gustaría creer que somos un producto de la sociedad pero que ante todo la sociedad es una realidad y un producto humano, si de verdad no nos gusta cambiémosla empezando por uno mismo.
gracias por tu capacidad de reflexión y comparto otro abrazo contigo.
lo dijo sylphides a jorio maia 5 Diciembre 2007 09:05 PM
Hola, me gustaría reflexionar mas sobre lo que dices en cuanto a qué es lo que nos une en ese conocimiento compartido.
Cuando el individuo reflexiona sobre los momentos sucesivos de su experiencia tiende a encajar sus significados dentro de una estructura biográfica coherente, esta tendencia va en aumento a medida que el individuo comparte sus significados y su integración biográfica con otros. Es posible que esta tendencia a integrar significados responda a una realidad psicológica y ese analisis de reciprocidad significativa responde a una necesidad de cohesión, es decir, a procesos de institucionalización.
Pero la lógica no reside en las instituciones sino en la manera cómo estas son tratadas y el lenguaje proporciona la superposición fundamental al orden institucional, pues la conciencia reflexiva se superpone a él. Pero el carácter significativo de la acción humana es a mi modo de ver lo que da consistencia a todo. Las instituciones pues se integran de facto.
A nivel preteorico toda institución posee un cuerpo de conocimiento de receta transmitido, un conocimiento que provee las reglas de comportamiento, los roles y el satutus que ha de desempeñarse.
Bueno con esto aclaramos algo más de la sociologia del conocimiento.
un fraternal saludo!
Stuart Mill.-
essay on liberty
El tema atañe a la imposición legal de la moralidad y ha sido formulada la cuestión de formas diferentes. El hecho de que una conducta sea inmoral según los estándares comunes ¿es suficiente para justificar que esa conducta sea punible por el derecho?, ¿es moralmente permisible imponer la moralidad como tal?
A esta pregunta John Stuart Mill dio una enfática respuesta negativa en su ensayo Sobre La Libertad hace ciento cincuenta años, y la famosa frase en que formula su respuesta expresa la tesis central de su ensayo. “La única finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás”. Y para identificar los diferentes temas que quería exceptuar, añadió: “Su propio bien, físico o moral, no es justificación suficiente. Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría feliz, porque, en opinión de los demás, hacerlo sería más acertado o más justo”.
Esta doctrina advierte Mill sólo es aplicable a los seres humanos “en la madurez de sus facultades”: no es aplicable a niños o sociedades atrasadas.
Viene a decir que “el daño a tercero” es lo más relevante en la justificación de la condena de una acción inmoral. Y a su vez, nos dice que como temas relevantes de justificación para poder imponer una moral no pueden ser el puro goce físico o espiritual de la persona, ni tampoco es suficiente el concepto de felicidad propio ni el que tendrían los demás. Es decir, que en lo que atañe a la imposición de la coerción legal no es suficiente un criterio de hedonismo o utilitarismo sin más, en estos criterios siempre uno puede justificar su apartamiento de éllos y dirigirse sobre sus propios criterios de felicidad o utilidad.
Sólo se podría aceptar una moralidad o imponerla siempre que esta no dañase a los demás, como criterio más relevante y último.
Algunos críticos han argumentado que la línea que Mill intenta dibujar entre las acciones en que el Derecho puede interferir, y aquellas en que no, es ilusoria. “Ningún hombre es una isla”, y en una sociedad organizada es imposible identificar clases de acciones que no dañan a nadie o a nadie excepto al individuo que las hace.
Otros críticos han admitido que tal división se puede hacer pero insisten en que es dogmático por parte de Mill limitar la coerción legal a la clase de acciones que dañan a otros. Hay buenas razones señalan estos críticos para exigir conformidad con la moralidad social y para sancionar las desviaciones, incluso cuando éstas no dañan a otros.
No me propongo defender todo lo que dijo Mill ya que, personalmente, creo que existen razones diferentes a la “prevención del daño a otros” que justifican la coerción legal de las personas. Pero en el más específico de los temas que son relevantes en la imposición de la moralidad, me parece que Mill acierta.
sylphides
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comentarios -
lo dijo El Mapache 7 Diciembre 2007 06:10 PM
Los criterios morales implican juicios de valor..... son de apreciación subjetiva e individual , por lo tanto me parece que ninguna autoridad está facultada para abrogarse el derecho de aplicar la coerción en ese sentido.
Que las damas usaran sombreros adornados con plumas se consideró inmoral hace algunos siglos. Pero hoy nos reiríamos de una ley que prohibiera su uso por razones morales.
"Cuando cambian los hombres, cambian también los principios y los valores"
Un beso
lo dijo Zarza 7 Diciembre 2007 06:41 PM
Pasé a leerte y dejarte un beso. Cuando tocas temas tan profundos necesito tiempo para reflexionar y ya luego es tarde para dejarte un comentario. Pero tu me comprendes.
lo dijo sylphides a mapache 7 Diciembre 2007 06:58 PM
querido mapache, sí, eso es precisamente lo que sostiene el ensayista clásico y liberal Mill, y sólo en el caso de que se hiciera daño a los demás, se podría prohibir.
intento traer estos textos para reflexionar yo también, y porque merecen importancia éste en particular por el momento y la historia en que se produjo, en el nacimiento de las sociedades pluralistas, un besito
lo dijo sylphides a zarza 7 Diciembre 2007 07:17 PM
querida zarza, me gusta mucho que te pases, comprendo que es un texto teórico lo que no le quita profundidad e importancia en su momento histórico.
Es un problema que habitualmente se plantea cuando nos preguntamos si se puede legalizar la distribución de drogas, la prostitución o la homosexualidad, que esta ultima hasta hace muy poco estaba ilegalizada y perseguida al menos en sus manifestaciones publicas, aunque ya no. La prostitución aunque se considera inmoral sin embargo está tolerada por diferentes tipos de sociedades, aunque no se puede decir que esté totalmente legalizada, salvo en paises como holanda o alemania que tienen regulaciones administrativas y en cuanto al problema de las drogas, éste precisamente es el que plantea mas reacciones contrarias precisamente por el principio que declara Mill, el de no causar daño a los demás con nuestras conductas morales, y en este caso se sabe que con su distribución, su venta y su explotación se causan daños físicos a las personas, por la fuerte adicción que causan, aunque el enriquecimiento y el beneficio es tal en los grupos que la explotan que se han vuelto grupos guerrileros o utilizan la violencia, es decir, que la violencia misma es lo que se debe perseguir en estos casos, y es difícil detener el consumo, no obstante, por otra parte.
muy honrada con tu presencia y un beso.
lo dijo otredad 8 Diciembre 2007 02:23 PM
También me parece que Stuart Mill acierta con su pensamiento,pero, como Mapache decía,"los criterios morales implican juicios de valor" y juega un papel importante la percepción individual, lo que lo hace subjetivo. Además,hay multitud de cosas que deberían prohibirse por ser perjudiciales, pero a grandes grupos proporcionan poder,bienes económicos, así que ahí quedan.
Parece que el problema es casi siempre el mismo,¿no?
Un abrazo
lo dijo sylphides a otredad 8 Diciembre 2007 06:16 PM
hay prácticas por ejemplo que se hacen habitualizaciones y que no son sino la puerta de entrada a la corrupción, y hablo de muchos organos admnistrativos del gobierno, ya sabemos, la forma cómo se adjudica el suelo y se convierte en urbano y otra serie de cosas que no podemos controlar objetivamente, aún así aquí estamos, las comisiones creadas artificalmente de que viven todos los bancos, por ejemplos, etcetera.
un besito y gracias por venir.
lo dijo Pasolosdias 8 Diciembre 2007 09:48 PM
Te voy a contar una anécdota, tú que eres lectora tanto de Mill como de Pessoa.
Yo tenía en la universidad un profesor de economía bastante severo -en el fondo era hasta benevolente-, pues resulta que una compañera mía fue a reclamar por la nota de un examen, llevando un libro de Pessoa -lectura habitual junto a Saramago y otros entre los alumnos de humanidades-. Este profesor, muy dogmáticamente, le ordenó: "no, no lea usted a Pessoa, no pierda el tiempo, lea usted a Stuart Mill si quiere aprobar."
Obvio es que las dos lecturas son compatibles, y Dios nos libre de la gente de un solo libro.
Por lo demás, es innegable la importancia de este pensador, Mill. También es notoria su clarividencia, en aquellos tiempos, al tratar el tema de la igualdad entre hombres y mujeres.
Un beso.
lo dijo sylphides a pasolosdias 8 Diciembre 2007 10:00 PM
me resulta una anécdota entrañable, y que me la cuentes ahora de ese modo, porque yo he llegado a Mill un poco casi obligada y empujada por las circunstancias y soy lectora pero de referencias casi hacia él, aunque por supuesto me consta la existencia de su libro "La esclavitud femenina" o "The subjection of women", que me viene bien que me lo recuerdes para darle un vistazo en estos días. Yo soy en verdad lectora a ráfagas, tal y como van los tiempos de rápido.
Espero que te encuentres bien, un beso
Kant.-
El antihedonismo ético de Kant
El rigorismo lleva a Kant a despreciar éticamente los sentimientos de empatía que pudiera albergar cualquier corazón humano.
Esas almas que encuentran un verdadero placer en distribuir alegría en torno suyo, realizan actos benéficos sin duda pero totalmente carentes de valor moral, de acuerdo con la concepción kantiana. En tales casos, “semejantes actos, por muy conformes que sean al deber, por muy dignos de amor que sean no tienen un valor moral verdadero.”
Por el contrario el hombre con escasas dotes para la filantropía que sea por lo demás honrado aunque frío de temperamento e indiferente a los dolores ajenos, ¿no encontrará, sin embargo, en sí mismo un cierto germen capaz de darle un valor mucho más alto que el que puede derivarse de un temperamento bueno?
Esta singular y pesimista concepción de la naturaleza humana no sólo dará lugar a un rechazo injustificable del hedonismo universal como teoría ética, sino, lo que es mucho más grave propiciará una concepción restringida y estrecha de la moralidad fundamentada no en el amor sino en el frío respeto.
Así en Kant la omisión de los deberes de amor es simplemente falta de virtud (peccatium) pero la omisión del deber que surge del respeto debido a cada hombre en general es vicio.
Como quiera que las inclinaciones naturales son, según Kant, de algún modo perversas, y que el ser humano sólo es dado a amarse a sí mismo espontáneamente, la moral nunca se propondrá como finalidad la persecución de la felicidad propia, y si acaso se propone la búsqueda de la ajena es sólo en tanto ello suponga violencia para nuestras naturales inclinaciones.
Como indica en la “Metafísica de las costumbres” (1797), “buscar para mí mismo bienestar no es directamente un deber, pero bien puede serlo indirectamente, es decir, defenderse de la pobreza como una gran tentación para los vicios. Ahora bien, en tal caso lo que constituye mi fin y a la vez mi deber no es mi felicidad, sino mantener la integridad de mi moralidad”.
La contraposición entre el punto de vista kantiano y la tradición teleológica griega resulta evidente. Para Platón, Aristóteles o Epicuro, como se recordará, la vida feliz y la vida virtuosa formaban un continuo o, mejor aún, concordaban amigablemente. El pietismo kantiano introduce ahora una fisura y pone al ser humano en la disyuntiva de elegir entre ser virtuoso o ser feliz.
La felicidad, por consiguiente, no es una meta ni un fin moral, sino acaso el premio a nuestras acciones virtuosas, que no se experimenta al obrar bien en esta vida sino en un mundo ultraterreno en el que las dos partes del supremo bien, la felicidad y la virtud, se reconcilian.
La felicidad no es una conquista humana, ni la acompañante inseparable de la virtud, como las éticas ilustradas exigen, la vida humana es destierro, y “la moral no es propiamente la doctrina de cómo nos hacemos felices sino de cómo debemos llegar a ser dignos de la felicidad”.
Añade Kant los postulados propios de sus creencias religiosas, a saber, que “sólo después cuando la religión sobreviene se presenta también la esperanza de ser un día partícipes de la felicidad en la medida en que hemos tratado de no ser indignos de ella”.
De donde se infiere claramente que de no existir otra vida todos los esfuerzos humanos por ser virtuosos no encontrarán gratificación psicológica alguna.
No obstante esta concepción puritana y penosa de la ética y del deber como compulsión, como limitación y freno a nuestros deseos y pasiones, existen en la ética kantiana múltiples ocasiones en que el deber se exhibe exultante como el triunfo de una pasión más fuerte (aunque kant no admitiría tal caracterización) sobre las pasiones vulgares y cotidianas.
Pero kant es mucho más que un pietista atormentado o un místico puritano, pues como él indica los seres humanos encuentran su liberación y emancipación en el mundo moral, que el ser humano busca la autodeterminación, la ilustración y el esclarecimiento, pero tal vez la psicología kantiana que lo fundamenta no está bien adecuada, pues no se trata de liberarse de las pasiones sino de remodelarlas, de hacerlas mas gratificantes.
Sería, no obstante, injusto ignorar los importantes logros de Kant, como su valoración de la autoestima que delata su amor por la virtud.
En la Crítica de la razón práctica hace un elogio de la persona honrada a quien le van mal las cosas en la vida precisamente a causa de su honradez. “¿No le mantiene firme siempre la conciencia de haber conservado su dignidad y honrado a la humanidad en su persona, de no tener motivo para vergonzarse de sí mismo y evitar el espectáculo interior del exámen de sí mismo?”
El eco del daimón socrático resulta patente.
En algunos momentos lúcidos de su obra hay como un atisbo de cierto hedonismo sutil como cuando afirma: “¿Es que no hay palabra alguna que señale no un goce como la palabra felicidad, pero sí una satisfacción en la existencia propia que tiene necesariamente que acompañar la conciencia de la virtud?”
La respuesta que Kant se da, atenazado por los prejuicios religiosos, y a pesar de ello en tensión continua en su búsqueda de a autonomía de ser humano, por encima incluso de las verdades reveladas, es que sí existe. Sí contestará Kant y esa palabra es el contento de uno mismo (Selbstzufriedenheit), que “significa siempre una satisfacción negativa en su existencia que nos da la conciencia de no necesitar nada”.
En su afán casi desesperado en no rendirse a la evidencia de la fuerza del goce y el placer moral, Kant reclama la independencia de las inclinaciones y denomina intelectual el contento que se deriva de la vida virtuosa.
El sentimiento de compasión y de simpatía tierna por el contrario cuando precede a la reflexión sobre qué sea el deber y se convierte en fundamento de determinación, “es pesado incluso a las personas que piensan bien... y produce el deseo de liberarse de él y someterse sólo a la razón legisladora”.
De este modo para Kant ningún sentimiento placentero puede anteceder al cumplimiento del deber ya que éste es patológico y sigue el orden natural, que para él está reñido con el orden moral. Cuando se erige la eudemonía, el principio de la felicidad, en vez de la eleuteronomía, el principio de la libertad de la legislación interior, entonces la consecuencia es la muerte de toda moral.
El antihedonismo kantiano no es siempre igual de contundente, pero sí excesivo por lo que se refiere a la búsqueda de la felicidad personal. Respecto a nuestro deber de promover la felicidad ajena, la posición kantiana es ambigua, vacilante y cambiante a lo largo de sus distintas obras. Unicamente en la “Metafísica de las costumbres” se plantea como fines que son a la vez deberes, “la propia perfección y felicidad ajena”.
Como argumenta Kant que cada uno desee espontáneamente ser feliz esto no puede constituirse en un deber ya que el deber “implica coerción hacia un fin aceptado a disgusto”.
Como resulta evidente se contrapone a toda la tradición ética, desde Platón hasta Mill, estos aseguran que el deber sólo puede basarse en aquello que haríamos con gusto si poseyésemos la capacidad de amor, amistad, desprendimiento, generosidad o empatía suficiente.
Es cierto que la insistencia en el respeto a los demás ocupa el primer plano en la ética kantiana. Según una de las formulaciones del imperativo categórico se nos indica “obra de tal suerte que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”, “porque el hombre no puede ser utilizado únicamente como medio por ningún hombre sino siempre a la vez como fin y en esto consiste su dignidad”.
Pues como dice en Metafisica de las costumbres “el mandato del deber no se basa en las ventajas o inconvenientes que se siguen de su cumplimiento para el hombre al que debe obligar ni siquiera para otro.” Respecto a la felicidad general tiene sus reservas y no incita a un amor patológico y a él se extiende el rechazo de la búsquedad del goce.
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Es mérito indudable de Kant el acierto singular de haber explicitado la forma de los imperativos morales frente a las máximas meramente prudenciales, por lo que ello le coloca entre los filósofos de la moral más esclarecidos y preeminentes de todos los tiempos.
Una máxima prudencial sólo aconseja acerca de los medios idóneos según los fines elegidos.
Por el contrario lo que Kant hace es convertirlo en una máxima universal, un imperativo moral o categórico, así desde un punto de vista ético afirma: “no debo obrar nunca más que de modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal”, o como afirma también; “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.” O también como se expresa en otro lugar: “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza”.
Esta idea asímismo reaparece en la Crítica de la razón práctica, en la formulación de la ley fundamental de la razón práctica, donde se dice: “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como legislación universal.”
Deriva de esta voluntad autolegisladora un reino de los fines en el cual el ser humano legisla y obedece al mismo tiempo.
(Immanuel Kant , Königsberg, 1724-1804)
sylphides
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16 comentarios - Escribe aquí tu comentario
lo dijo Jardin perfumé 20 Diciembre 2007 02:03 AM
Muchos han interpretado la ética kantiana como una ética más digna, al proponer la ley de la libertad, que las éticas teleológicas del bienestar, basadas en la “ley del deseo”, ¿tú piensas que esto es así?
El antihedonismo kantiano parece demasiado contundente, por lo que se refiere a la búsqueda de la felicidad personal. No se trata de un hedonismo psicológico, está claro, pero tampoco una actitud antihedonista puede resolverse eludiendo de esta manera tan "burda" con perdón el problema de los sentimientos naturales, del egoísmo incluso de los sentimientos empáticos por los demás, de los que buscan la felicidad ajena. ¿No crees?
Me parece de gran interés no obstante tu post, gracias, un beso.
lo dijo Pasolosdias 20 Diciembre 2007 03:57 PM
"Cuando se erige la eudemonía, el principio de la felicidad, en vez de la eleuteronomía, el principio de la libertad de la legislación interior, entonces la consecuencia es la muerte de toda moral."
¿Y si fuera al revés? ¿No sería la muerte de todo el goce por lo que merece la pena vivir?
Muchos han indicado al influencia kantiana sobre los totalitarismos más alienantes, al igual que la emancipación del sujeto que propone ha sido señalada como salvación ilustrada.
Kant me intriga como personaje:estricto horario, mañana de trabajo, tertulia con amigos, paseo en el minuto exacto por la plaza, dicen las malas lenguas que los vecinos ponían el reloj en hora tras su paso.
Sin embargo su filosofía no la tragué nunca muy bien. Su famoso imperativo, por el que no se ha de vivir de otra manera que no se desee que sea norma universal, puede ser interpretado como honesta autenticidad o como intolerancia, yo prefiero quedarme con lo primero, pero lo segundo ha sido perjudicial.
Hay un lema kantiano que sí me gusta, a ver si logro que se entienda:
No hay que ser bueno para ser bueno, basta con quererlo, y aplicar la bondad. De esta manera, llegará un momento en que la adaptación a ese hábito será un hecho, y serás bueno.
Más o menos dicho así.
Inclino mi cabeza ante tí.
lo dijo otredad 20 Diciembre 2007 03:59 PM
Como insistía mi profesor de filosofía en sus acaloradas explicaciones sobre el tema de Kant: "la intención es lo que cuenta".
¿Cómo llevas el optimismo?Espero que bien.
Un fuerte abrazo
lo dijo Zarza 20 Diciembre 2007 05:10 PM
Sin empatía nos invadiría una frialdad imposible de sobrellevar. Ya de por sí somos demasiado egoistas. La felicidad es completamente subjetiva, nosotros la creamos y nosotros mismos la gozamos.
Y ahora un apunte personal : el comentario que has dejado en mi blog me ha emocionado mucho. Te siento como una persona muy generosa, no cambies.
Besitos.
lo dijo Aura intoxicada de filosofia a Mi querida Mariposa! 20 Diciembre 2007 06:50 PM
Querida Mariposa, siento que me he intoxicado de tanta filosofia... sobre el amor!! y solo concluyo que el amor es un milagro, una luz radiante que proyecta su alegría-de-vivir hacia el exterior, como una fuerza que cura, y genera más amor,... Así, como lo hace tu al aletar! al acercarnos a estos temas; complicados quebra cabezas!! ¡¡ importantes!
"El amor es un sentimiento que existe en todo ser viviente. El amor es un sentimiento de des-cubrimiento. El que ama primero siente admiración, y en su admiración se produce el sentimiento de respeto..."
y termino diciendo: que yo te admiro; respeto como piensas... y me hace feliz de que seas mi amiga...
por que la amistad es otra forma de amar!
un abrazo!
lo dijo sylphides a jardin perfumé 21 Diciembre 2007 09:52 PM
El tema de la dignidad, la autoestima, que ya inauguró Sócrates con el daimon Kant lo lleva a su momento cenit, está en el centro de su filosofía y es su gran logro filosófico.
Las críticas que se le hacen a Kant respecto a la forma de tratar a los sentimientos naturales es lo que va a condicionar toda la corriente de pensamiento crítico y de metaética que va a venir después de él, tanto en un intuicionismo como en un emotivismo, como también en una ética descriptivista o prescriptivista.
Pero sin duda hay que resaltar que lo que Kant puso en tela de juicio fue que las cosas por el hecho de tener una explicación natural tengan que ser así y no puedan ser de otro modo, es por ello que detrás de todas las corrientes críticas después vendrá otra corriente renovadora, el neokantismo, que volverá a retomar a Kant, precisamente porque se encontrará en él, en la formulación del imperativo categórico, una forma posible de fundamentar racionalmente la conducta humana.
Por una parte con Kant se denuncia el naturalismo como lo había hecho Hume y después lo hará Moore que también en ello se siente deudor de Kant aunque Moore es intuicionista es decir no admite que lo bueno pueda ser descubierto o demostrado segun reglas científicas o probado sino que es una verdad "autoevidente" o intuitiva. Por ello muchas veces podremos encontrarnos con hechos diferentes y contradictorios y ambos ser correctos porque exponen diversos puntos de vista o diversas actitudes morales.
Y ello implicará para una etica kantiana que se tiene el convencimiento de que el mundo debe ser creado por la moral, el convencimiento de una ética creadora de un mundo mejor como lo tuvo Kant y como despues en el siglo XX tendrá aquí la impronta más clara que será retomada por pensadores de la talla de Habermas y Rawls.
gracias por venir y feliz año, un beso
lo dijo El Mapache 21 Diciembre 2007 10:01 PM
Hoy no vengo a comentar, sino a dejarte mi saludo de fin de Año:
Que recibas lo mejor en estos días y el año que viene.... como dice la bien aventuranza (no recuerdo su origen) "Que puedas vivir tus sueños".
Besos y abrazos para tí, querida amiga. desde mi Guate.
lo dijo sylphides a pasolosdias 21 Diciembre 2007 10:11 PM
lo dijo sylphides a pasolosdias
Kant se levantaba a las 6 se preparaba sus clases almorzaba en alguna taberna con sus amigos y a las 6 en punto salia a dar un paseo con su sirviente leal y despues se dedicaba a estudiar de 7 a 10 y se acostaba y así todos los días. Pero lo que sí es cierto es que su primera obra la "Crítica de la razón pura" tuvo la suerte de ser elogiada y bien criticada entre los demas profesores y la comunidad académica lo que le valió ese mérito y ese reconocimiento a pesar de ser una de sus obras más difíciles de tratar, no obstante este mismo reconocimiento pudo alimentar la vida de Kant y de sentirse lleno ya así, en definitiva consagró su vida como un intelectual al estudio y lo hizo porque también obtuvo este reconocimiento al mismo tiempo, en propia vida, no como otros casos que son un poco mas desgraciados.
Y dejando ahí el tema de su biografía, habría que decir algo más de su pensamiento, amigo pasolosdias, evidentemente si nos adentramos en un emotivismo o en un intuicionismo ético que ven la influencia que tienen los sentimientos en el hombre y la asumen bien como tendencias o influencias donde surgen corrientes o donde las personas más infueyentes dirigen lo que debe considerarse como bueno o bien se trata de “actitudes” diferentes si se contradicen, en definitiva, cuando nos adentramos en estas otras éticas se cae, por un lado, en un relativismo escéptico en ética, no podemos demostrar lo que es bueno o malo salvo por intuiciones o autoevidencias. Y en buena lógica también se cae en un dogmatismo o en una verdad dogmática al quererla imponer sin tener mas que una pura intuicion de ella.
Por tanto también desde una pura arbitrariedad podemos negar la libertad e imponer la tiranía, esto no lo podemos olvidar, los dos extremos son malos para el dogmatismo o los sistemas totalitarios.
Pero después seguiremos hablando con zarza de la “empatía” y también te daré la razón en lo que me dices.
Te deseo que lo pases muy bien con tus amigos y familiares por estas fechas, pero estaremos también por aquí, un besito.
Emotivismo e intuicionismo
Comentarios:
lo dijo sylphides a otredad
La intención será un concepto relevante para las filosofías lingüísticas que vendrán después de Kant, la intencionalidad del lenguaje es más importante a veces que el sentido gramatical, la intencionalidad expresa también el sentido de la acción, porque hoy dia el lenguaje se entiende como acción no sólo como pensamiento.
En cuanto a mi optimismo estoy ya mejor, cuando he visto resuelto con dedicación algunos imprevistos que me han venido. Creo que estas navidades empiezan con trabajo para mí, pero es una buena tónica.
Un gran abrazo también para ti y mis deseos de mucha paz y felicidad!
lo dijo sylphides a zarzaflordenavidad 21 Diciembre 2007 10:45 PM
Debemos al filósofo escocés naturalista Hume la original idea de la "empatía", en su Tratado de la naturaleza humana, a causa de su famoso pasaje del es-debe (Is Ought passage) donde se critica el tránsito de lo que es, más allá de los conocimientos humanos, a lo que debe ser; pues bien para Hume esto depende de nuestros sentimientos universales de "empatía", mediados por el punto de vista del espectador imparcial.
Es cierto que si nos comportásemos espontáneamente de una manera sympathetica la moral y la etica tendrían escaso papel socializador. Sin embargo, los deberes sólo echan raíces cuando se interconexionan con esos sentimientos de empatía más o menos tímidos e incipientes que asoman en el subsuelo de nuestra personalidad.
De lo contrario no produciremos sino seres inhibidos que, como sugería Freud en su trabajo “El malestar de la cultura” volverán contra sí mismos el odio que sentían hacia los demás.
La ética intuicionista de Moore (y esto también lo digo para pasolosdias) se cimenta en valores puramente individualistas ya que lo que percibimos o intuimos como el supremo bien o lo bueno en sí que no precisa ningún otro aditamento para ser valioso, aquello que es, según sus propias palabras la raison d'être of virtue, está constituido por los placeres derivados de las relaciones entre los hombres (obsérvese la veta aristotélica y epicúrea en la alta valoración de la amistad y el goce de los objetos hermosos).
Posiblemente sea propio del hombre civilizado una “vida buena” en la que se satisfagan las demandas más elevadas del espíritu, una vida en la que los valores estéticos tengan el puesto más destacado.
Pero Moore se declara vinculado a su precursor Kant en el modo en que se hace esa escisión entre el mundo de los hechos y el de los valores, para ambos es preferible la construcción de un mundo mejor.
Pero también aqui su error estriba, como en Kant, en tratar de desvincular de lo natural el ámbito de la ética cuando la misión de la ética es desarrollarlo y mejorarlo, no ignorarlo.
La cuestión a debate radica precisamente en determinar en qué consite mejorar el mundo y cuál es el mundo mejor, sobre qué base podemos justificar nuestras afirmaciones acerca del mejor y el peor de los mundos.
Es innegable que resulta de sumo interés esta hipótesis acerca de la propagación de creencias, criterios y normas éticas o morales, en sentido general o simpathetico. Pero si abandonamos la utilización laxa de tales términos y nos encontramos en lo que debería ser en lo moral o ético como axiológicamente paradigmatico, encontramos que son posibles importantes objeciones a un tipo de conducta basada en el predominio psicológico, político económico de unos individuos sobre las ideas que los otros tengan acerca de cómo conducir sus vidas.
Pero no quiero ponerme excesivamente teórica ahora, ya no más, la generosidad, Zarza, que tu dices, es porque la recibo mas que por otra cosa, porque también yo me siento en deuda por todo lo que aprendo con vosotros, aunque a veces parezco pesada, ¿verdad?, yo también me emociono con vuestros comentarios de cariño, son tan buenos para mí!, cuídate mucho y no dejes de regalarnos esos versos tan singulares, que brotan de un encanto personal. Felices fiestas y un beso!
lo dijo sylphides a aura de quetzalcoatl 21 Diciembre 2007 10:58 PM
Kant respecto a la felicidad general tiene sus reservas y no incita a un amor patológico y a él se extiende el rechazo de la búsqueda del goce.
Como resulta evidente se contrapone a toda la tradición ética, desde Platón hasta Mill, estos aseguran que el deber sólo puede basarse en aquello que haríamos con gusto si poseyésemos la capacidad de amor, amistad, desprendimiento, generosidad o empatía suficiente.
Sobre esto sólo cabe decir, como tú bien dices y como dice también Zarza, guiarnos por nuestros sentimientos de simpatía y de empatía hacia los demás, crear emotivismo en cierta forma, pero intentar buscar una regla de imparcialidad para no ser tampoco excesivamente individualistas o egoístas.
Todo lo que me dices me enriquece mucho, en tu poesía y en tu forma de construir tu realidad alrededor de tus seres, creo que das vida y que para ti este valor es sumamente importante en todo ello, sabes crear cuentos, llegar a la gente no con una emotividad simple sino con un sentimiento real, con encanto, y ese talento personal para crear cuentos te mantiene cerca de la realidad también de los niños que es muy importante comprenderla porque todos hemos sido niños también, por eso tu vocación educadora está para mí llena de toda admiración y espero que lo hagas muy bien. Gracias por todo lo que dices gentilmente sobre mí, es todo tan auténtico, tan de recibo, tan de ti!, gracias mi buena amiga!, seguiremos visitándonos, y ahora a reír con la familia, mis mejores deseos de felicidad, un abrazo.
lo dijo sylphides a mapache 21 Diciembre 2007 11:04 PM
¡Oh alma hermosísima!
¡Feliz quien te contempla!
Tus palabras atajaron mi gran desvarío, cuando quería
decir: «¡Oh Dulzura, bendita seas!»
Te deseo todo lo mejor para ti y tu familia! Ojalá sí, yo creo mucho en mis sueños, podamos vivirlos!, un beso!
lo dijo Jose 22 Diciembre 2007 11:50 AM
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Un saludo
lo dijo otredad 22 Diciembre 2007 03:55 PM
Con trabajo, ahora entiendo por qué no regresabas.
Aquí siempre estaremos esperándote.
lo dijo gourmandise a sylphides 22 Diciembre 2007 05:26 PM
hola linda Sylphides, antes que nada deseo agradecerte por tu ayuda para conmigo, ya haz visto mi nuevo "sobre mi", y te lo debo en gran parte a tí, y deseo saludarte por éstas fiestas que están llegando, que estes bien, y que tus sueños vallan encontrando el camino hacia vos.
Un saludo afectuoso, desde una tierra de sol y ajíes!
A propósito, que bello que es lo que haz publicado en tu "sobre mí".
lo dijo sylphides a otredad y gourmandise 22 Diciembre 2007 08:56 PM
gracias por vuestras palabras de ánimo y apoyo, ¿qué sería de mí sin vosotras?,
a mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta se había extraviado.
muchos saludos afectuosos!
~
La represión de la libido, Freud y Jung
Probablemente, la contribución más significativa que Freud ha hecho al pensamiento moderno es la de intentar darle al concepto de lo inconsciente (que tomó de Eduard von Hartmann, Schopenhauer y Nietzsche) un estatus científico (no compartido por varias ramas de la ciencia y la psicología). Sus conceptos de inconsciente, deseos inconscientes y represión fueron revolucionarios; proponen una mente dividida en capas o niveles, dominada en cierta medida por voluntades primitivas que están escondidas a la consciencia y que se manifiestan en los lapsus, actos fallidos y los sueños.
Freud postula también la existencia de un preconsciente, que describe como la capa entre el consciente y el inconsciente (el término subconsciente es utilizado popularmente, pero ya no forma parte de la terminología psicoanalítica). La represión, por su parte, tiene gran importancia en el conocimiento de lo inconsciente. De acuerdo con Freud, las personas experimentan a menudo pensamientos y sentimientos que son tan dolorosos que no pueden soportarlo. Estos pensamientos y sentimientos (al igual que los recuerdos asociados a ellos) no pueden, según sostuvo, ser expulsados de la mente, pero sí pueden ser expulsados del consciente para formar parte del inconsciente.
Observó, además, que el proceso de la represión es en sí mismo un acto no consciente (es decir, no ocurriría a través de la intención de los pensamientos o sentimientos conscientes).
Freud estaba especialmente interesado en la dinámica de estas tres partes de la mente (el ello, el superyo y el yo) . Argumentó que esa relación está influenciada por factores o energías innatos, que llamó pulsiones. Describió dos pulsiones antagónicas: Eros, una pulsión sexual tendente a la preservación de la vida, y Tánatos, la pulsión de muerte. Esta última representa una moción agresiva, aunque a veces se resuelve en una pulsión que nos induce a volver a un estado de calma, principio de nirvana o no existencia, que basó en sus estudios sobre protozoos (Más allá del principio de placer).
Freud también creía que la libido maduraba en los individuos por medio del cambio de su objeto (u objetivo). Argumentaba que los humanos nacen "polimórficamente perversos", en el sentido de que una gran variedad de objetos pueden ser una fuente de placer. Conforme las personas van desarrollándose, van fijándose sobre diferentes objetos específicos en distintas etapas: la etapa oral (ejemplificada por el placer de los bebés en la lactancia); la etapa anal (ejemplificada por el placer de los niños al controlar sus defecaciones); y luego la etapa fálica. Propuso entonces que llega un momento en que los niños pasan a una fase donde se fijan en el progenitor de sexo opuesto (complejo de Edipo) y desarrolló un modelo que explica la forma en que encaja este patrón en el desarrollo de la dinámica de la mente. Cada fase es una progresión hacia la madurez sexual, caracterizada por un fuerte yo y la habilidad para retardar la necesidad de gratificaciones.
Freud "neurotizó" la sexualidad al relacionarla con conceptos como incesto, perversión y trastornos mentales. Ciencias como la antropología y la sociología argumentan que el patrón de desarrollo propuesto por Freud no es universal ni necesario en el desarrollo de la salud mental, calificándolo de etnocéntrico por omitir determinantes socio-culturales.
Freud esperaba probar que su modelo, basado en observaciones de la clase media austríaca, fuese universalmente válido. Utilizó la mitología griega y la etnografía contemporánea como modelos comparativos. Acudió al Edipo Rey de Sófocles para indicar que el ser humano desea el incesto de forma natural y cómo es reprimido ese deseo. El complejo de Edipo fue descrito como una fase del desarrollo psicosexual y de madurez. También se fijó en los estudios antropológicos de toteísmo, argumentando que refleja una costumbre ritualizada del complejo de Edipo (Tótem y tabú). Incorporó también en su teoría conceptos de la religión católica y la judía; así como principios de la sociedad victoriana sobre represión, sexualidad y moral; y otros de la biología y la hidráulica.
Otro elemento importante del psicoanálisis es la relativamente poca intervención del psicoanalista para que el paciente pueda proyectar sus pensamientos y sentimientos en el psicoanalista. A través de este proceso, llamado transferencia, el paciente puede reconstruir y resolver conflictos reprimidos (causantes de su enfermedad), especialmente conflictos de la infancia con sus padres.
Diversos movimientos feministas critican a Freud por explicar a la mujer como un hombre sin falo y por el concepto de "envidia del pene". Las minorías sexuales critican también su teoría por considerar a la homosexualidad una perversión. El gran impacto cultural de las teorías de Freud sobre el desarrollo psicosexual popularizó la idea de la homosexualidad como una enfermedad, aumentando en la primera mitad del siglo XX la internación de homosexuales en institutos de salud mental. Al considerarlo una patología, tanto Freud como muchos de sus seguidores impidieron que personas homosexuales se formaran como psicoanalistas. El
Jung,
Jung, en principio mantiene una relación muy estrecha con Freud, éste le nombra su sucesor, pero después diferencias sobre todo en elconcpeto de la libido, les hace separarse. Jung coge también otro camino se interesa más por oriente y lo esotérico, por el inconciente colectivo, mientra que Freud evoluciona ma´s hacia laas raíces del orgien de las civilizaciones y lo hace desde el punto de vista de una genealogía religiosa y con el concepto de monoteísmo.
A nivel teórico, el comienzo de la separación de Jung respecto a Freud se produjo cuando el primero extrapoló el concepto de libido más allá de las cuestiones netamente sexuales. La noción de libido que utilizaba el psiquiatra suizo, aludía más bien a una idea de energía psíquica en abstracto (el Élan vital de Henri Bergson), cuyo origen y cuyo destino no eran exclusivamente sexuales. Jung ha sido prolífico en acuñar términos que ya son típicos en psicoanálisis, y en psicología en general, tales como: complejo (y más específicamente: complejo de Electra), introversión, extraversión, inconsciente colectivo, arquetipo, individuación.
Sus investigaciones a menudo incursionaron en terrenos aparentemente alejados del suyo, como la alquimia (Psicología y Religión, 1937; Psicología y Alquimia, 1944); profundizando en el estudio de conceptos como inconsciente colectivo, arquetipo (como fundamento para la existencia de mitos universalmente repetidos), o sí-mismo (ente distinto del «yo», que alude a la integridad del sujeto y abarca su inconsciente).
Como se ha mencionado, un concepto clave en su obra es el de inconsciente colectivo, al que Jung consideraba constituido por arquetipos. Ejemplos de estos arquetipos son la máscara, la sombra, la bestia, la bruja, el héroe, el animus y el anima. También identificaba como arquetípicas ciertas imágenes en concreto, como las representaciones del mandala. Para elaborar su concepto de arquetipo, Jung se inspiró en la reiteración de motivos o temas en diversas mitologías de las más remotas culturas: creyó haber hallado temas comunes inconscientes, que la humanidad reiteró apenas con ligeras variantes, según las circunstancias.
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sylphides
Teoría del mal y la culpa
Si yo no me hubiese desprendido de mi ego de esa forma, en que negué a lo que más quería, tal vez ahora yo arrastraría otras culpas, porque la vida es así, y no creas que formarme una identidad mía haya sido lo más importante, sino el ser coherente con la realidad de la vida y no ser creo egoísta.
La conciencia de culpa podría definirse como algo que no me afecta sólo a mí, en cuanto a infractor, sino al universo entero, al que amenaza con sumirlo en el caos y la incertidumbre.
Se caracteriza como la ansiedad que sigue a la transgresión no de una ley sino de un tabú.
Para Freud, por ejemplo, no hay duda que el tabú se ubica en el reino de lo sagrado.
Los tabúes por tanto son cultura y también viceversa, pues “una cultura sin tabúes vendría a ser algo así como un círculo cuadrado”. Y a nuestra participación en ellos le debemos la misma distinción moral entre el mal y el bien, por este orden.
Pues de acuerdo con las premisas que anteceden sólo conoceríamos lo que es bueno conociendo primero lo que es malo, así como únicamente conocemos lo que es malo al realizar el mal nosotros mismos.
El hecho de unir el sentimiento de culpa al hecho religioso pertenece a una época, que marca también la ruptura con lo religioso en el hombre. Freud suele hablar también de represión, de inhibición de inclinaciones naturales, de fuerzas o pulsiones que están reprimidas en el inconsciente, para darle un sentido científico y despojado del sentido cristiano de culpa.
Pero en el sentimiento de culpa, del que yo hablo al principio, y del que digo que rompo con algo muy querido para unirme tal vez a otro algo, veo ese mismo lazo del que hablaba Freud o Kolakowoski, o del que habló Dostoiesvky cuando dijo: "Si dios ha muerto todo está permitido". Y veo también la huella de Jung cuando inaugura un concepto del inconsciente colectivo como arquetipo de una huella que está en un antepasado mitico del hombre.
Es decir, hemos renunciado a algo para darnos a otro algo más poderoso y que no tiene que ver con un ego personal o un individualismo sino con algo que trasciende a todo eso. Algo que respondería a un inconsciente colectivo, tal vez una pulsion mayor, incluso el mismo sentido de la vida, o la pulsion de matar, aunque no es este el caso normal de una ilusión joven.
No, en mi caso, a pesar de que el sentimiento de culpa nació con una gran desilusion y un abandono y mas que eso con una perversion radical de mí y de lo que yo creía que podía tener de lo mejor en mí. Pero si hay algo que se ha roto, yo no creo que haya sido del todo. Cuento aquí con las palabras de María Zambrano cuando nos dice que en el paso de la vida al final nos volvemos a reconciliar con las huellas de nuestro pasado.
sylphides
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Freud, una teoría sobre la culpa
lo dijo sylphides
Estimado pasolosdías:
Voy a contestarte empezando por aquello que Freud llama el malestar de la cultura: Toda forma de cultura -viene a decirnos Freud- comporta esencialmente la inhibición de las inclinaciones naturales de los hombres; y habría que preguntarse si el precio pagado por su imposición en represión -y, en definitiva, en insania mental- no es demasiado alto, cualesquiera que sean las ventajas que haya podido reportar.
¿No obraríamos cuerdamente, en consecuencia, olvidándonos del adjetivo “bueno” y sobre todo, de su contrario, el adjetivo “malo”- y tratando de esta manera de recuperar la inocencia perdida?
La gran aportación de freud consiste en el descubrimiento del inconsciente humano, hoy eso es irrefutable, más cuando se sabe que de lo que conocemos del cerebro sólo un dos por ciento es consciencia, mientras que el inconsciente ocupa el mayor lugar.
En fin freud asumió más en profundidad el concepto del inconciente y del superyo de la cultura cuando se dio cuenta de que los lazos que unían la existencia de los pueblos dependían de la cultura y con formas del inconsciente de la misma.
En la introducción al psicoanalisis vemos una obra mas general pero en totem y tabú se resuelven estos planteamientos mas radicales y en moises y el monoteismo.
Freud mostró suficientemente la relación entre la progresión de la tolerancia y el debilitamiento de los lazos amorosos de los que se alimenta el sentimiento religioso.
Se refiere, sobre todo, al papel desempeñado por la conciencia de culpa en la constitución moral de nuestra especie tal y como la conocemos.
La conciencia de culpa, por lo demás, no sólo no consiste en la aserción de la corrección o incorrección de este o el otro “juicio de valor”, sino que no cabe tampoco reducirla al temor de la sanción legal, teniendo más que ver con un sentimiento de pavorosa desolación ante una acción que infringe el orden cósmico y, por tanto, no me afecta sólo a mí, en cuanto a infractor, sino al universo entero, al que amenaza con sumirlo en el caos y la incertidumbre.
Freud puede así caracterizarla como la “ansiedad que sigue a la transgresión no de una ley sino de un tabú”. La presencia del tabú es a la vez el pilar inamovible de cualquier sistema moral, en cuanto diferente de un sistema penal, que aspire a ser viable y un componente integral de la vida religiosa. Ni la religión es una colección de enunciados acerca de la vida de Dios y la Providencia, los cielos y el infierno, ni la moralidad tampoco es un conjunto codificado de pronunciamientos normativos, sino la adhesión vivida a un orden de tabúes. Y para Freud no hay duda que el tabú se ubica en el reino de lo sagrado.
En su opinión carece de fundamento la expectativa de que en una sociedad en la que todos los tabúes hayan sido hechos desaparecer y de la que se haya evaporado la conciencia de culpa, la “coerción legal” baste a hacerse cargo de mantener en pie la entera fábrica de la vida comunal y evitar la disolución de los lazos humanos entre sus miembros.
Los tabúes por tanto son cultura y también viceversa, pues “una cultura sin tabúes vendría a ser algo así como un círculo cuadrado”. Y a nuestra participación en ellos le debemos la misma distinción moral entre el mal y el bien, por este orden.
Y es posible que la mayor grandeza del legado freudiano estribe justamente en haber hecho comprender que la persecución de un “ideal de la razón”, antes podría verse obstaculizado que impulsado por nuestro abandono a la “falsa ilusión del optimismo”. Y estas son ya palabras mayores.
Por un lado esos sueños e ilusiones perturbadores que se quedan en abandono y por otro la razón. (Y aquí pienso por ejemplo en la oposición que tu tienes en tu carta entre neptuno y saturno, que puede alumbrarte suficientemente).
Hemos tocado el problema de un Prometeísmo en el hombre. A veces un humanismo radical nacido para sustituir a la religión de la sumisión del hombre a la tiranía de dios ha acabado por amenazar al género humano con una esclavitud mayor que la que nunca otra religión había alentado.
Al hacer a la gente agudamente consciente de la contingencia y la finitud de la vida, de la corruptibilidad del cuerpo, de los límites de la razón y del lenguaje, del poder del mal en nosotros, y al concentrar esa consciencia en la doctrina del mal o de la culpa se enfrentó el hombre religioso al prometeísmo de la ilustración y hubo de ser inevitablemente reprendido por su inclinación antihumanista. Aún así también todo sentimiento humanista radical puede hacer que nos olvidemos de los lazos reales y el sustrato subconsciente que liga a la cultura.
Por tanto debo decir que no podemos escapar a la influencia del inconsciente humano, de forma que actuamos y reaccionamos automáticamente y sin darnos cuenta de las cosas que pasan o suceden, como un mecanismo de conservación humano, y mucho de esto tiene un reflejo en un sentido de tabú o en un mecanismo de cultura, a la vez que en un instinto de supervivencia, y no podemos saber por qué actuamos así, tal vez mejor no saberlo porque ello está en función de otras leyes que tienen que ver con la vida y la reproducción de la misma.
No hemos por tanto tampoco ser especialmente aflictivos a todo lo sensible, sino tomarlo como una parte más de nuestro conocimiento e intuición.
Muchas veces nos torturamos con cosas que en parte significan una atadura y unas ganas de romper con ellas, pero no sabemos como hacerlo y se nos presentan así en forma de premonición o en sueños pero que no son sino un reflejo sencillo o intrincado de la realidad.
Pero lo dejo también a vuestra consideración y experiencia pues lejos de mi pretensión que esto sea un monólogo por mi parte.
Servidora de usted,
sylphides.
lo dijo kitti a Pasolosdías
Tío, eres un fenómeno. No puedo dejar de pensar que eres guionista de monólogos. Me he tronchado con tu texto. ¡Si hasta me celo de naná!
Soy forofa de Sigmundo, casi me gusta tanto como Iker Jiménez. Sobre todo, me entusiasma leer biografías suyas. ¡Qué follonero era!
Pero has olvidado algo fundamental: la influencia que ha tenido en ese genio que fue Hitchcock. Ahí fue dónde empezó mi interés por él, con la película "Recuerda".
Un beso de tu fan
kitti
PD: A mí también me gusta mucho Jung. Creo haber leído que tuvo ciertos devaneos con los nazis, ¿será un bulo de los freudianos después de su ruptura con el Maestro?
lo dijo Pasolosdias a sylphides
Recién hemos vuelto a la norma normal, pies en el suelo, cabeza en las nubes.
Has entrado aquí a traer algo de sensatez, y es de agradecer el esfuerzo que te tomas.
"Bueno" y "Malo", inocencia perdida, no sabes tú lo que me llegan esas palabras, ¿sabes una cosa? El castigo del génesis, tengo esa sensación permanente, es un castigo del hombre hacia el hombre, desde que el ser humano creyó saber qué era el bien y qué era el mal, qué era lo bello y qué era lo feo, perdió la inocencia en la que la desnudez -entiende como esto autenticidad sin más- no era calibrada desde lo establecido como norma.
De acuerdo también en la sustitución de los dioses por prometeo, los dos últimos siglos vienen cargados con una fe en la razón letal, las cosas son así, quien no lo cree así vive engañado y engaña a los demás: ha de morir.
Luego lo personal, el abandono a las ilusiones perturbadoras, ¡y tanto! La sal de la vida, lo llamo yo, fatal para la tensión, pero a ver de qué sirve una patata si no tiene sazón. En lucha con Saturno, sí, dándole la razón a Neptuno, sí. Es que Neptuno me da las armas, y aun estoy esperando a que el viejo maestro me enseñe a dar uso a las suyas, no hay instruccíones para el electrodoméstico que nos facilita la vida, ya lo ves tú, en extraño idioma vienen, y si se hace caso es peor, el mundo no funciona bien, Sylphides, no puedo colaborar con aquella normativa que tiene el mundo echo una mierda. Fíjate en la economía, que se supone es la salud de un estado, lo bien que funciona, lo mal que funciona, y las dos facciones claman a la diosa razón, pidiendo la palmadita en la espalda, y el descalabro de las inmobiliarias, y los inmigrantes que al menos tenían el trabajo de albañil y que ahora ya sobran las casas, como no les contraten para derrumbarlas...
Es todo muy complicado, y yo no sé nada, hablar contigo me recuerda a los tiempos de la universidad, cuanto más estudiaba más extenso era el campo que se me abría ante los ojos, más necio y más torpe a cada cucharadita de cultura que me comía.
Con toda mi admiración, te doy las gracias.
Yo seguiré por aquí, peleándome conmigo mismo, ya lo dijo Siddharta, quien no haya ganado la batalla interior, ¿cómo va a ganarla fuera?
Lo dijo sylphides a pasolosdias:
Hola, gracias por tus siempres agradables y positivas palabras, sólo quiero hacerte una apreciación más.
Creo que el sentido correcto de lo que he querido decir en cuanto a las ilusiones, y es el sentido que le da Freud, es que son ellas las "falsas ilusiones" de optimismo las que nos abandonan a nosotros, por cansancio, agotamiento o por rigidez de la vida también, (de ahí que yo esto lo relacione con la oposición de tu saturno-neptuno que está en tu carta astral), y porque es algo que tiene relación con tu personalidad, creo yo.
Es decir, no es que nos abandonemos a las ilusiones para escapar de la realidad, es que ellas mismas son una realidad tiránica y desconsoladora, las más de las veces. Por eso el cambio de los dioses por los prometeos aunque tentador para un humanismo, ha sido sin embargo frustrado por estas razones.
La solución tendremos que buscarla, como no, en el inconsceinte humano que es el que se aprovecha de todo ello, tal vez eso es lo que tú me quieres decir. Somos una conciencia en un vasto mundo de insconciencias, y estamos lanzados a la vida de este modo, casi todo es un disfraz de la inteligencia que esconde la vida instintiva y orgánica detrás de sí.
Por tanto más que hacer caso a nuestra ilusiones conscientes deberíamos hacer caso a las que son de tipo premonicional o inconsciente, que se presentan sin pensarlas.
Al menos eso es lo que se puede extraer de lo reconciliable entre lo irreconciliable. Y un cierto racionalismo cuanto menos en la interpretación de estos sueños figurativos y estos impulsos que sentimos.
Sin más, le deseo un agradable día!
~
lo dijo kitti:
¿Qué puedes decir sobre Lacan, la escuela del psicoanalisi que él ha heredado? Entre tú y yo: es el goce lacaniano esto que a las mujeres nos inspira. No tenemos remedio. La que diga lo contrario está asfixiando al significante. ¡Ahhhhh, la forclusiónnnnnnn..!!!!!!!!!!!!!
lo dijo Andrómeda a kitti
Sí, en ese sentido soy lacaniana. El lenguaje graba en el consciente lo que decimos pero en el inconsciente se graba la parte contraria.
Lacan al introducir el concepto simbólico del lenguaje en relación con el inconsciente, es como si se introdujera un mecanismo inconsciente de "represión" también que está ínsito en la propia definición del goce y que lo reproduce a él, creando esa forma trágica que tú has sabido expresar a través de algunas de esas obras literarias o artísticas, como Yerma de Federico García Lorca.
lo dijo Andrómeda 28 Febrero 2008 04:23 AM
Estimada Kitti:
En la relación con el complejo de Edipo vemos muy claramente cómo se relaciona el elemento del lenguaje como símbolo y cultura en el inconsciente individual y su desarrollo.
El psicoanálisis justifica la fusión imaginaria entre madre e hijo por el proceso de maduración del niño y la necesidad absoluta que tiene, dentro del útero hasta su nacimiento, con el otro, su madre.
Es esta fusión, implícitamente presentada como un prolongar la fusión orgánica de la preñez, la que resultaría absolutamente imprescindible romper para que el niño se constituya en sujeto.
La quiebra de la fusión por un tercero -que llamamos padre, ley, Nombre-del-Padre, etc- permitiría la entrada en lo simbólico y el acceso al lenguaje.
El tercero evitaría que la fusión acabara en el caos de la psicosis y contribuiría a que todo adoptara un orden.
Sin embargo ¿qué hace el tercero sino marcar y reiterar a otro nivel una separación que ya existe durante la preñez gracias a la placenta y a la salida de la cavidad uterina?
Me parece que la separación de la madre y el otro del hijo existe mucho antes de que adquiera sentido por el “lenguaje” (que es la instancia de separación que atribuye el psicoanalisis).
Mientras que el único modo de constituirse el sujeto en el imaginario cultural, es decir, a través de la pérdida del paraíso, expulsión o exclusión traumatizante, conflicto de edipo, etc, no es que sean del todo falsos pero son los únicos modos que sobrevienen al concebir el advenimiento del lenguaje y ante la instancia de un tercero.
Todo ello nos lleva a preguntar ¿por qué tan singular ceguera en todo cuanto se refiere a la relación de la madre con el hijo?
Sinceramente, Andrómeda.
lo dijo kitt a Andrómeda 28 Febrero 2008 07:04 AM
Al final de mi post "¿Qué quiere..., mantuve un diálogo con BB y cyrano sobre el complejo de Edipo en unos términos más próximo a la IPA por no meterme en un discurso más lacaniano, como has hecho tú que resulta más críptico aunque sin duda más rico y elaborado.
Me adhiero totalmente a tu pregunta final.
Besos
Wittgenstein
lo dijo sylphides a pasolosdías:
Has empezado el artículo de una forma muy elevada y reuniendo a grandes cabezas filosóficas pero veo que lo has terminado entre las sutilezas de esa gran música barroca y un poco la propia locura que se desata intrascendente de todo.
Wittgenstein que habló del "infierno de la identidad" y que se dio cuenta de que podían haber multiplicidad de lenguajes acerca de la realidad, también dijo que la ética, por consiguiente, se hallará más allá de lo que se puede decir y habrá que emplazarla a ella también en el dominio de lo "inefable", de lo que llamará Wittgenstein lo “místico”, a saber, aquello sobre lo que, no siendo posible hablar más vale guardar silencio.
Pero Wittgenstein no era un irracionalista ético más bien se vio obligado a poner límites a la racionalidad científica para así hacer un hueco a cosas más importantes que la ciencia.
Los neopostivistas que aplaudieron la consigna wittgensteiniana de silencio la interpretaron en el sentido de que en efecto más vale callar mas no porque haya algo acerca de lo cual guardar silencio, sino porque en rigor no hay nada que decir.
Pero esta interpretación de los neopositivstas sólo hemos de interpretarla así como una interpretación y a mi modo de ver no es la correcta.
Lo que ellos aceptaron es la inmersión de la ética en el más absoluto irracionalismo. Sólo cabe que intentemos contagiar emocionalmente a nuestro interlocutor de nuestras propias actitudes o persuadirle -mediante un hábil despliegue de nuestra capacidad retórica- para que se comporte como nosotros deseamos que lo haga.
En definitiva la ética cae en el irracionalismo o en el emotivismo de la persuasión psicológica.
Pero wittgenstein todavía hará una harta labor de sopesación y no renunciará como digo a un racionalismo en ética. Más bien se vio obligado, como ya digo, a poner límites e hizo finalmente suya la tesis de los analíticos del lenguaje, sobre la existencia de pluralidad lingüística. Por lo que para él un "código moral" aceptado puede tener coherencia, un “código moral” es un lenguaje como lo pueda ser un paradigma científico, por más que no se trate de un lenguaje compuesto de enunciados o de juicios de hecho, sino de imperativos, normas o juicios de valor.
En fin, esto que digo no es moco de pavo, y otro día hablaremos de otros filósofos al pie de una mesa, tendría el gusto de que me presentases a Freud que debe quedar muy lucido junto a ti con tu neurosis. A ver si nos da un buen diagnóstico que nos permita desentrañar el oculto subconsciente de tu cerebro.
En fin la pura desentrañeidad del alma.
Muchos saludos de su inefable y afectuosa amiga,
sylphides
Wittgenstein
La filosofía analítica surge -como el resto de las filosofías auténticamente contemporáneas- de ese contexto de crisis del pensamiento de la burguesía. Para ceñirnos sólo al caso de su representante más eminente, algún historiador ha subrayado con acierto que la Viena de Wittgenstein es también la Viena de Musil o de Schönberg, cuya narrativa o cuya música constituyen un indicio tan válido como la filosofía wittgensteiniana lo pueda ser de las vicisitudes de la cultura burguesa en la primera mitad del siglo XX.
Los filósofos analíticos fueron siempre conscientes de un hecho, a saber, que “el lenguaje es comunicación” o por lo menos de que lenguaje y comunicación se coimplican de algún modo. De las tres áreas clásicas de la seiótica -sintaxis, semántica y pragmática-, la pragmática era la Cenicienta, la que había despertado no menos interés y parece clara esta dimensión gracias a la obra de lo qe se ha dado en llamar el ultimo Wittgenstein.
El eje en torno al cual se desenvuelve dicha orientación no es otro que la función del lenguaje en tanto que medio de counicación, donde al hablar de la función comuicativa del lenguaje y darle prioridad sobre cualquier otra se entiende que cualquier uso del lenguaje consiste básicamente en “decir algo a alguien” y en tal sentido entraña un acto de comunicación.
Y hay que señalar que es esa transición de la sintaxis a la pragmática pasando por la semántica en la concepción analítica del lenguaje la que indica el camino de despegue de la propia filosofía analítica respecto del positivismo.
Los inicios de dicho giro lingüístico en la obra de Wittgenstein a quien hemos presentado como un pionero de la concepción del lenguaje como comunicación, esto es, de la concepción pragmática del lenguaje, es lo que marca la ruptura de la filosofía analítica con el postivismo.
El Wittgenstein de que hablo es el Wittgenstein maduro de las “Investigaciones filosóficas” publicadas postumamente en los años cincuenta. Pero con anterioridad al filo de la primera guerra mundial había publicado otra gran obra, el “Tractatus Logico Philosophicus” que no siendo en manera alguna una obra postivista influyó decisivamente en el neopositivismo.
¿Cuál era en efecto esa concepción del lenguaje en el Tractatus contra la que el propio Wittgenstein sería luego el primero en reaccionar?
La verdad o falsedad de un enunciado únicamente puede decidirse al compararlo con la realidad. Y esa comparación entre lenguaje y mundo -caracterizable a su vez como la totalidad de los hechos posibles- la podemos llevar a cabo porque entre ambos se da un riguroso isomorfismo, es decir, porque uno y otro coinciden entre sí estructuralmente. El lenguaje por excelencia parece ser en un tal caso el lenguaje científico.
Y en efecto a él se reduce según Wittgenstein cuanto puede ser dicho pues fuera de él sólo nos queda el ámbito de lo inefable.
De donde se deduce que puede hablarse de “verdad” en la medida en que hay una correspondencia entre el mundo y su representación lingüística, entre la realidad y el lenguaje.
Pero, ¿y si no hubiera nada a que poder llamar el lenguaje y en su lugar tuviéramos multitud de lenguajes diferentes, cada uno de los cuales impusiera visiones asimismo diferentes de eso que antes llamábamos la realidad?
El Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas fue el primero en adelantar esta sugerencia un tanto inquietante, acompañada de la sugerencia de que lo esencial para que haya lenguaje es que la actividad en que consiste pueda ser compartida por los miembros de una comunidad, la comunidad de quienes lo hablan y alcanzan a comunicarse mediante él.
Para volver al Tractatus de Wittgenstein si el mundo es la totalidad de los hechos está claro que en él no caben los valores, puesto que los valores no son hechos. De donde se desprende que, si el lenguaje y realidad son isomorfos, tampoco en el lenguaje quedará ya lugar para la ética. La ética, por consiguiente, se hallará más allá de lo que se puede decir y habrá que emplazarla a ella también en el dominio de lo inefable, de lo que llamará Wittgenstein lo “místico”, a saber, aquello sobre lo que, no siendo posible hablar más vale guardar silencio.
Wittgenstein no era ciertamente un irracionalista ético. Más bien habría hecho suya la confesión de Kant según la cual se veía obligado a poner límites a la racionalidad científica para así hacer un hueco a cosas más importantes que la ciencia.
Pero también cabría decir que su Tractatus que constituye un fiel retrato del hombre de nuestro tiempo, quien -tras rendir el obligado culto a la razón teórica encarnada por la ciencia- se encuentra inerme y, lo que es peor, mudo ante las demandas de la razón práctica.
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Los neopostivistas que aplaudieron la consigna wittgensteiniana de silencio la interpretaron en el sentido de que en efecto más vale callar mas no porque haya algo acerca de lo cual guardar silencio, sino porque en rigor no hay nada que decir.
En consecuencia, aceptaron sin pestañear -al menos en un primer momento- la inmersión de la ética en el más absoluto irracionalismo.
Cuando decimos a alguien que algo es bueno o que ese algo debe hacerse, no hay posibilidad de argumentar en pro de nuestras convicciones y sólo cabe que intentemos contagiar emocionalmente a nuestro interlocutor de nuestras propias actitudes o persuadirle -mediante un hábil despliegue de nuestra capacidad retórica- para que se comporte como nosotros deseamos que lo haga.
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Naturalmente que esta no es una descripción excesivamente edificante del asunto.
Y los filósofos analíticos trataron de embellecerla recurriendo (en tanto ahora que postpositivistas) a la tesis del “pluralismo lingüístico” que Wittgenstein había acabado haciendo suya.
Un “código moral” es un lenguaje como lo pueda ser un paradigma científico, por más que no se trate de un lenguaje compuesto de enunciados o de juicios de hecho, sino de imperativos, normas o juicios de valor.
Y entre quienes compartan las premisas de un código moral determinado siempre cabe la posibilidad de discutir racionalmente.
Ahora bien, así como en el caso de la racionalidad científica veíamos que ésta tropezaba con limitaciones -no era posible el ejercicio de la racionalidad entre dos o más paradigmas contrapuestos, no era posible la racionalidad interparadigmática- , de la misma manera ahora tendríams que el ejercicio de la racionalidad ética parece hallarse confinado al interior de un código moral.
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No se me oculta que el debate entre la concepción absolutista y la relativista del bien o la verdad pertenece a un debate tan antiguo como la propia filosofía: se halla en el trasfondo de las controversias de Sócrates con Protágoras o Galucón y Adimanto y, desde luego, cruza buena parte de la obra de Nietzsche desde la Gaya ciencia hasta la Genealogía de la moral.
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Cuando hablo de una concepción intralingüítica o convencional quiero decir que en ella el bien y la verdad no nos vendrían dados o impuestos desde fuera sino que serían construidos por nosotros.
Que serían, esto es, convenciones acordadas por los miembros de la comunidad, pero donde convencional no querría decir lo mismo que arbitrario, sino coo algo logrado por medio de un consenso racional.
Aquel debate presupone asimismo una confrontación entre las que cabría a su vez llamar una concepción monológica y una concepción dialógica de la racionalidad.
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Un intérprete tan sagaz del pensamiento de Wittgenstein como Derek L. Phillips ha tratado asimismo de reunir los escasos y dispersos pronunciamientos wittgensteinianos sobre la “historia natural de la especie humana” con vistas a sugerir partiendo de ellos una tercera vía entre el absolutismo y el relativismo: el lenguaje sería como el hombre un producto a la vez histórico y natural, en tanto que histórico su consideración nos pondría a salvo de cualquier veleidad absolutista, en tanto que natural y dado que -con él- los hombres somos lo que somos y estamos hechos como lo estamos nos permitiría escapar al relativismo.
El lenguaje es un producto de la actividad humana en el mundo y, por ende, de los hechos de la naturaleza física y humana. Pero, al mismo tiempo, el lenguaje es también productor de significados y de nuevas formas humanas de actividad. Por eso Wittgenstein no se muestra dispuesto a refrendar que los hechos de la naturaleza determinan completamente nuestro lenguaje, mientras, por otro lado, se resiste a afirmar que los hechos de la naturaleza sean en su totalidad creaciones de nuestro lenguaje.
La posición de Wittgenstein difiere en consecuencia de la del relativista para el que el lenguaje determinaría lo real y la del absolutista que simplemente invertiría esta relación.
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lo dijo daven:
En cuanto a la lógica, está demostrado por Gödel y determinado por un artículo famosísismo de Alfred Tarsky (busque, busque) lo siguiente: Certeza absoluta de verdad y razón pura están en mutua relación. Solo aquellos lenguajes que se apoyan en una lógica de primer orden tienen un concepto de verdad unívoco. Los fundamentados en lógicas de segunda orden, como la aritmética, tienen una verdad unívoca salvo en asertos que expliciten semánticamente que no son demostrables, en ese caso estos asertos son indecidibles. En el caso de ciencias que estén apoyados en lógicas difusas o conceptos contingentes, la verdad no tiene garantía eterna, ni razón que las soporte.
Yo no soy un dios, ni usted una diosa, baje pues de las nubes.
Sylphides imaginariamente a daven
Creo que entre los dos estamos haciendo historicismo de la razón, tal vez como Marx y Hegel lo hicieron de la filosofía y como ellos hubieran querido seguir haciéndolo, en su comprensión dialéctica de la historia.
Porque estoy haciendo la crítica de la razón ilustrada por eso hablo de una razón que se refiere a la subjetividad porque en ese momento histórico nace la razón con el ideal emancipatorio del hombre, primero en la escisión entre verdad y fe y después en la instauración de sus derechos en tanto hombre y en su libertad personal y en su propiedad.
Frente a esta razón ilustrada es frente a la que se encuentran Hegel y Marx, y por eso hago esta comparación, enfrentándolas en la dialéctica del pensamiento.
De Wittgenstein me interesa también lo que viene después de él, si con el se produce una escisión y superación del positivismo. Tenemos que decir que de él surgirá despues el neopostivismo.
Es decir, no creamos que Wittgenstein y de él después no se van a derivar corrientes que pongamos puedan ser incluso dañinas para la propia interpretación más correcta de Wittgenstein.
En cuanto a la frase de Tarsky se radicaliza en el no cognoscitivismo ético, en que pertenece al reino de lo inefable, en la contingencia. Y ya en Aristóteles tenemos los principos de esta lógica, en cuanto que sólo podemos predicar la verdad y falsedad de las proposiciones enunciativas, y de los enunciados sobre necesidad y contingencia (de segundo orden, así llamados despues por Austin y la filosofia analítica) dice ya Aristoteles que solo se puede decir de ellos no acerca de su verdad sino de su relación de necesidad, contigencia o no necesidad de los mismos.
Por tanto, vemos que caemos también en un error lingüístico, en un sofisma, en cuanto analizamos los enunciados de segundo orden. Porque si no se pudiera predicar algun tipo de verdad acerca de ellos estaríamos comentiendo galimatías de cada dos por tres.
Por tanto es necesario que se den unas pretensiones de validez acerca de los mismos, sobre la veracidad de las afirmaciones, la verdad de los enunciados proposicionales, la inteligibilidad de la comunicación y el correctivo en cuanto al procedimiento y su pretensión de corrección y validez.
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Al hilo de ariadna:
lo dijo sylphides
Al hilo de la lectura, sobre un hilo, así es como yo me encuentro, mucho genio y fuerza al violín, al hilo de ese maldito "yo", así, bueno, como siempre te digo que disfrutes de tus sueños.
Cuando haya liquidado todos sus vestigios, cuando la vida y la de los otros deje de parecerse a unos títeres de cuyos hilos tirará para reírse, una diversión de fin de los tiempos. Será entonces el ser puro.
Concepciones de justicia.-
John Rawls, la concepción de la justicia
La concepción de la justicia probablemente más influyente en los últimos tiempos es la del norteamericano J. Rawls.
En su obra “Una teoría de la justicia”, que data de 1971, presenta una elaborada argumentación destinada a justificar unos principios de justicia aplicables a las instituciones sociales y que si se respetan darían como resultado una sociedad bien ordenada.
En concreto parte de la idea de contrato social de Locke, Rousseau y Kant, que pretende llevar a “un nivel más alto de abstracción”. Crea para ello una situación hipotética, la posición originaria, en la que se sitúa a ciertos agentes que han de establecer por consenso los principios de justicia aplicables a la sociedad futura.
Precisamente para asegurar la vigencia de estas reglas procesales y la imparcialidad de quienes se encuentran en la posición originaria, Rawls introduce el concepto de “velo de la ignorancia”: supone que esos agentes se encuentran privados de ciertos conocimientos, aunque naturalmente deben ser ciertas cosas para poder discutir racionalmente.
Así no deben conocer a qué sociedad pertenecerán, cuál será su estatus social, su suerte en la distribución de las dotes naturales, los datos particulares de su plan racional de vida...; pero sí los hechos generales acerca de la sociedad humana, los principios de la economía política, las leyes de la psicología humana...
Pues bien, los individuos situados en la posición originaria y bajo el velo de la ignorancia deben “jugar” hasta llegar por consenso a la formulación de los principios de la justicia.
En opinión de Rawls el consenso se lograría en torno a los dos siguientes principios:
Primer principio: “Cada persona ha de tener un derecho igual al más amplio sistema total de libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos”.
Segundo principio: “Las desigualdades económicas y sociales han de estar estructuradas de manera que sean para: a) mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de ahorro justo (principio de diferencia), y b) unido a que los cargos y las funciones sean asequibles a todos, bajo condiciones de justa igualdad de oportunidades”.
Como se ve, la enunciación del segundo principio pone de manifiesto que Rawls presupone que una sociedad justa es una sociedad desigualitaria. Ello se debe a que él piensa que una sociedad con ciertas diferencias socioeconómicas es más eficiente (produce más bienes) que otra en la que rija una igualdad absoluta; y la existencia de más bienes a repartir posibilita que los individuos peor situados puedan salir beneficiados con respecto a la otra situación.
Pero para ello (para ponerse de acuerdo en este principio, que viene a ser una forma de entender la regla de justicia de Perelman) se requiere que los jugadores sean individuos racionales, esto es capaces de apreciar las consecuencias de sus acciones; autointeresados, en cuanto persiguen su propio interés; no envidiosos, por lo menos dentro de ciertos límites, pues aceptan que otros individuos puedan estar en una situación social y económica más ventajosa, si de esa forma mejora también su propia situación (y siempre y cuando se haya respetado el principio de igualdad de oportunidades); y dotados del “sentido de justicia” que, en su opinión, todo ser racional desarrolla bajo “condiciones sociales normales”.
El centro de la teoría de Rawls parece estar en una concepción de la racionalidad que combina la noción de lo racional con la de lo razonable.
Racional significa aquí la acción dirigida a la satisfacción de los deseos o los fines de un agentee: lo que para cada cual (o para cada grupo) constituye el bien o lo bueno. Lo razonable supone que el agente está dispuesto a gobernar sus acciones por un principio de imparcialidad desde el cual él y los demás pueden razonar en común. La clave (y de ahí la influencia de Kant) estaría en la prioridad de lo justo, de lo correcto, sobre lo bueno; de lo razonable sobre lo racional.
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Andrómeda
Concepción discursiva y comunitarista de justicia
La concepción discursiva de J. Habermas.
La concepción de la justicia de Habermas tiene muchos puntos de contacto con la de Rawls. En ambos casos, los principio sy las reglas morales justificadas son las que resultan de un determinado procedimiento en el que se respetan determinados criterios. Y tanto en el método como en los resultados a los que llega, la ética discursiva habermasiana (muy vinculada a la del filósofo K. O. Apel) tiene una fuerte inspiración kantiana, si bien Habermas -como se verá- sustituye el paradigma individualista kantiano por el discursivo o dialógico.
Habermas distingue esencialmente dos conceptos de acción social: la acción estratégica y la acción comunicativa. La primera está orientada al éxito, y la segunda a la comprensión intersubjetiva, la cual alcanza su plenitud en el ejercicio sin trabas de la comunicación. Se trata de una distinción paralela a la que acabamos de ver en Rawls entre lo racional (sería la racionalidad estratégica) y lo razonable (la racionalidad discursiva).
El planteamiento de Habermas parte de que las acciones (las acciones lingüísticas) dirigidas a la comprensión mutua presuponen que el hablante erige una pretensión general de validez, que se puede especificar así: cuando afirma algo sobre el mundo objetivo, el hablante pretende que su enunciado es verdadero en sentido estricto; cuando formula una norma erige la pretensión de que lo ordenado por la norma es correcto; cuando expresa, por ejemplo, un deseo, que el mismo es sincero; y cualquiera que sea el acto de habla de que se trate, el hablante pretende que pueda entenderle. En definitiva, en los procesos de comunicación lingüística en los que cada uno de los hablantes no trata de imponerse al otro, sino de alcanzar un acuerdo, de comprenderse mutuamente, se presupone el reconocimiento recíproco de cuatro pretensiones de validez: verdad, corrección, veracidad e inteligibilidad.
Ese paso de la acción al discurso (el discurso racional) se caracteriza porque es una forma de comunicación que remite a una situación ideal de habla o de diálogo, lo cual significa que los que participan en el mismo presuponen que lo que dicen es verdadero o correcto si todos los dialogantes potenciales, en una situación de total libertad e igualdad, podrían asentir a ello. La verdad o la corrección, por lo tanto, se define en términos consensuales, pero no se trata de un consenso fáctico sino de un consenso racional o ideal; la clave del criterio de objetividad que elabora Habermas se encuentra en el respeto a las reglas de las discusión racional: verdadero o correcto es aquello a lo que se llegaría por consenso si se respetaran esas reglas.
Pues bien, aplicado a la moral, la ética discursiva viene a decir que están moralmente justificadas aquellas normas cuyas consecuencias puedan ser aceptadas por todos los afectados; o sea, los participantes en un discurso racional llegarían por consenso a establecer ese principio general de la ética.
Se trata como se ve de una nueva versión del imperativo categórico kantiano que tiene la peculiaridad de que ahora no está formulado ya en términos individuales, sino sociales: moral no es actuar de acuerdo con una máxima que cada uno puede querer sin contradicción alguna como ley universal, sino según una máxima que todos de común acuerdo puedan querer como norma universal.
Habermas considera que a través de ese principio se puede justificar el Estado de Derecho y una serie amplia de derechos fundamentales que incluiría los derechos individuales, los derechos de ciudadanía (a pertenecer a una determinada asociación de sujetos jurídicos), los derechos procesales (a la protección de los otros derechos), los derchos políticos (a participar en los procesos de formación de la voluntad común) o los derechos sociales. Las relaciones entre el Derecho (de los estados democráticos) y la moral serían para él de complementariedad: el Estado de Derecho hace posible extender el principio del discurso al campo de la acción humana regida por el Derecho.
La concepción comunitarista
La concepción de la justicia como imparcialidad de Rawls y la ética discursiva de Habermas difieren en algunos extremos, pero vienen a coincidir en dos postulados fundamentales, en torno a los cuales gira el debate ético contemporáneo. Uno de ellos es el del carácter racionalista (cognoscitivista) de la ética, esto es, la idea de que las cuestiones éticas pueden ser discutidas racionalmente y de que es posible fundamentar principios éticos de validez objetiva (con la precisión que hemos visto respecto al último Rawls). El otro es el del carácter individualista de la ética, entendido el individualismo, no en sentido ontológico o epistemológico, sino estrictamente ético.
Esto quiere decir que no se niega la existencia de entidades supraindividuales: la sociedad no está formada únicamente por individuos, sino también por grupos.
Tampoco se pretende que la razón haya de concebirse epistemológicamente en términos de una relación entre un sujeto y un objeto, como ocurre en el esquema -individualista- kantiano; al contrario, la razón se configura en términos dialógicos, como una relación intersubjetiva.
Pero se parte de que los únicos agentes morales son los individuos autónomos y que, por tanto, los derechos individuales no pueden ser sacrificados en nombre del bienestar general o de una determinada concepción de la vida buena encarnada en las instituciones concretas de una sociedad.
La crítica principal a la concepción universalista e individualista de la ética procede últimamente del llamado comunicatrismo. La idea fundamental aquí es que el hombre no puede concebirse como un individuo aislado, sino como un ser social, como parte de una unidad superior, de una comunidad (la familia, la nación...). En consecuencia, lo que importa, lo que tiene valor moral es, ante todo, el bien de la comunidad y no los derechos (y los correlativos deberes) de los individuos.
A la ética de los deberes, basada en la obediencia de las normas, debería sustituirle una ética de las virtudes, que gira en torno a la formación del carácter, a la educación de los sentimientos para disponer a las personas hacia el bien.
Sin embargo, según MacIntyre (uno de los adalides del movimiento) en nuestras sociedades contemporáneas ya no es posible el discurso ético, pues para ello se necesitaría poseer una noción común y compartida del bien del ser humano, lo cual dejó de existir con la Ilustración y con la ética del individualismo basada en el principio de la autonomía. Su proyecto consiste por ello en tratar de reconstruir cierto tipo de asociaciones o de comunidades que otorguen unidad de fines a la vida de los seres humanos y permitan que surjan de nuevo las correspondientes virtudes.
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Andrómeda
Etica discursiva
Sólo podemos predicar la verdad/falsedad de los enunciados descriptivos o proposiciones enunciativas, que son aquellas que se construyen con el verbo ser: es/no es una cosa.
Pero, por otra parte, como ya dijo Aristóteles, enunciando la lógica, hay proposiciones que no son descriptivas sino que son prescriptivas o valorativas, tambien llamadas de segundo orden, pues bien de estas proposiciones no se puede predicar la verdad/falsedad, sino tan sólo la necesidad/contingencia/obligatoriedad/facultad de las mismas.
Es por ello que tú que te mueves dentro de la ciencia eres dado a no expresarte o, como tú mismo dices, a no escribir mucho, porque pretendéis que os movéis sólo en el terreno de las leyes científicas y así sólo podéis formular juicios de verdad/falsedad.
Y no es tontería porque parece que se ha hecho un hábito en ti y te pesa por ello tener que dar otros elementos de justificación o fundamentación de las normas, tener que explicarte en otros momentos, te cuesta todo aquello que tiene que ver con el consenso, con la realidad contrafáctica y pragmática.
Por lo pronto se tiene la creencia de que fuera del terreno de lo científico sólo nos movemos entre la persuasión y el convencimiento -en el mejor de los casos- y en el peor, entre un puro intuicionismo en ética y un emotivismo, que se mueve por corrientes de ideas de acuerdo con la fuerza de ciertas personas más influyentes.
Por lo que el relativismo ético es un hecho, cuanto si no la pura arbitrariedad, lo que puede redundar en una negación de la libertad o en un dogmatismo cuando queremos imponer como verdad dogmática algo de lo que sólo tenemos una intuición.
La escisión entre un mundo de los hechos y un mundo de valores es una cuestión que se abre con un naturalista como Hume e incluso que está presente en un intuicionista como Moore, pero es sobre todo Kant quien formula más claramente esta concepción, pues lo que él viene a poner en tela de juicio es que las cosas por el hecho de tener una explicación natural tengan que ser así y no puedan ser de otro modo.
Hume habló de la “empatía” frente a la simple “simpatheia” o espontaneidad, y estableció unos deberes que se interconexionen con nuestros sentimientos de acuerdo con el punto de vista del “observador imparcial”.
Aún así la formulación del imperativo categórico kantiano vino a suponer una concreción mayor de lo que podría ser la formulación de un principio de universalización.
Y desde la ética discursiva o de la racionalidad se estableció en unos nuevos parámetros de una lógica “pragmática”, no sólo sintáctica o semántica, sino desde la acción y desde el consenso: moral es actuar de acuerdo con una máxima que cada uno pueda querer sin contradicción alguna como ley universal, a lo que se añade también, y según una máxima que todos “de común acuerdo” puedan querer como universal.
No tengo más remedio que insistir en estos conceptos de filosofía y de seguir repitiéndolos porque tendemos a cosificar la realidad, a enunciar como verdad/falsedad enunciados que no son puramente descriptivos sino que se mueven dentro de la acción y el pragmatismo de la necesidad/obligatoriedad, incluso a veces de la indeterminación.
Por tanto, en buena lógica, debemos hacer una buena filosofía del lenguaje.
De lo contrario, si nos contraemos a la negación en la expresión, si decimos que no podemos hablar en ética de casi nada, como dijo Wittgenstein, aún sabiendo el valor que en su momento tenía lo que él dijo no sólo para la ciencia sino para la ética, pero si esto lo llevásemos hasta un extremo produciríamos seres inhibidos, que como sugería Freud en su trabajo “El malestar de la cultura”, volverían contra sí mismos el odio que sentían hacia los demás.
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Andrómeda
En el papel de gozne o guardaagujas
Me gustaría establecer una pauta de conocimiento para que me podáis responder, y sobre todo tú, amigo Pasolosdías, a quien estoy muy agradecida por tus palabras.
Se trata de que tu confesado neoplatonismo es una forma de filosofía que yo no puedo compartir desde aquí contigo, aunque te admiro, y sé que tal vez hablas desde adopciones de ideas que no proceden directamente de la filosofía sino cuanto de la literatura y de romanticismo de una época más liberal.
Preferible un postmodernismo que no nos encierre en un idealismo neoplatónico ni neoaristotélico, en una comunidad encerrada y no nos exima de la moral kantiana.
Preferible es volver a la razón pero no a cualquier razón, a la Grecia que se llena de Tracia y de Fenicia, a los estoicos, por supuesto, incluso a los cínicos. A oriente también y a Pitágoras.
Siendo respetuosa con Aristóteles y exceptuando algún pensador de la corriente como Leo Strauss, mi propuesta por resumirla en dos palabras, propondría un "Mandemos a paseo a los neoaristotélicos”
(y por descartado se entiende también a los neoplatónicos)~
La razón, que la postmodernidad exclusivamente funda en el principio de subjetividad, y en que su transición al "nosotros" tiene un componente hegeliano, se reducirá para Nietzsche a “pervertida voluntad de poder” y, ya en nuestros días se ha visto sucesivamente sometida a la reivindicación de “lo heterogéneo” o irreductible a la razón como en Bataille, a la purga de toda pretensión racional de validez en el discurso que acompaña al “desenmascaramiento de las ciencias humanas” por parte de Foucault, o a la denuncia del “logocentrismo” a manos de Derrida.
El panorama con que se concluye es cualquier cosa menos alentador. Más bien se abre una predisposición abiertamente retrógrada a hacer fracasar el proyecto de la razón.
Pero para mí es preferible partir de aquí, de los “contrailustrados”, “antiilustrados” o “postilustrados”. En resumidas cuentas, postmodernos, a la cabeza de los cuales -en el papel de gozne, “tornavía” o guardaagujas responsable del cambio de dirección operado en el pensamiento de este siglo- habría que situar en el siglo pasado a Nietzsche.
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Andrómeda
17 comentarios - Escribe aquí tu comentario
lo dijo Pasolosdías 11 Mayo 2008 10:13 PM
Neoplatónico y anticalvinista, como los de la escuela de Cambridge, antihobbesianos, o como se pueda decir.
Gracias por mandarme a paseo, me gusta caminar, pasear, es el único deporte físico que hago -bueno, y otros que me callo, je, je-, aunque por mi oficio me echo unas carreras que ya quisieran muchos oficinistas sedentarios.
Bien, daré ese paseo, pero contigo, si me acompañas. Iré a buscarte luego a la noche, o quizá mañana a la mañana, y entonces por el camino te iré mostrando el paisaje, que siendo siempre el mismo varía con la virtud infinita de la esperanza de un niño.
Andrómeda, otras labores me entretienen ahora mismo, pero cojo al vuelo la patata ardiendo que me lanzas, ¡en qué compromiso me has metido, con esos jueces de libro de arena dispuestos al holocausto de todo un manicomio!
Eso sí, no esperes de mí un discurso disciplinado, mi pereza romántica no me lo permite. Ni tampoco que me base en autores, puede que cite a alguno, pero lo que se dijo está bien como está, la dialéctica propone ir saltando obstáculo tras obstáculo, no estancarse en lo que dijo Fulanosky, MacZutano o Mengánez.
Hasta ahora. O hasta mañana.
Hasta
lo dijo Andrómeda a Pasolosdias 12 Mayo 2008 12:01 AM
Sé que decir esto es cargarme buena parte de un pensamiento que se ha denominado en filosofía política también como un "iusnaturalismo".
Pero que conste que no ataco la versión "iusnaturalista" más influyente de los ultimos tiempos, la de John Finnis, pues ésta no parece ser incompatible con un iuspositivismo moderado.
Y en cuanto al Derecho en los ultimos años hemos asistido a una pléyade de visiones nuevas, el analisis económico del derecho, el feminismo jurídico, derecho y literatura, psicoanálisis y derecho, derecho postmoderno y semiótica jurídica, pero la mayor parte de ellas no pueden presentarse como concepciones alternativas a un normativismo o un positivsmo moderado, simplemente por su carácter parcial.
Pero tu alma de fuego, Pasolosdias, se ha convertido en una lengua de fuego, por tanto, llena de idealismo, tú no quieres beber en la fuente sobria del idioma, sino que escoges tus palabras con cuidado, pero no quieres confesar tu impureza (¿qué te ha hecho a ti el calvinismo?), y que tu lengua sea pura es preferible a que sea rica.
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Andrómeda
lo dijo Venus Calipigia 12 Mayo 2008 12:47 AM
¿Pasolosdías?
Es impuro.
De la escuela tenebrista, por mucho que diga que prefiere a los puristas como Joselito antes que a los payasos como Jesulín.
Y en cine, de la escuela histriónica a lo Robbin Patético Williams, aunque él dirá que prefiere al Henry Fonda de Las Uvas de la Ira, que con sólo caminar lo dice todo.
¡Oh, dies iriae!
¿Pasolosdías? Impuro. Aceite de girasol, sol, sol, seca tus pipas al sol, adulterado en Ucrania. Pero no hay que preocuparse, el ministerio de salud a mandado un comunicado diciendo que Pasolosdías no es peligroso, se puede consumir sin dramatismos. A mí al menos me divierte.
Te paso con él, que cómo, no viene siguiendo el rastro de mis piececitos desnudos de Dafne huyente. ¡Oh, Febo, "si la quieres gozar, paga y no alumbres" (Quevedo)
lo dijo Pasolosdiasvolviendomeloco 12 Mayo 2008 01:37 AM
"Cada espacio feliz es hijo o nieto de la separación
que ellos cruzan asombrados. Y Dafne, la transformada,
desde que se siente laurel quiere que tú te conviertas en viento".
(R.M.Rilke)
Si yo aquí no fuese un loco atendería a esa razón que me pides, Andrómeda, pero no es posible, sería negarme a mí mismo, y otro acompañante sería el que te llevara a ese paseo que te prometí.
Perdona el retraso, siguiendo los resultados de la liga que estaba, y luego, como buen cristiano, leyendo el evangelio según San Juan, justo en esa última oración con los apóstoles, a los que dice que antes de ser creado el mundo él ya era amado por el padre.
El neoplatonismo se escuda en eso, ¿no es así? en la no necesidad del mundo para que el Mundo exista.
Horas y horas podría estar cazando al vuelo ideas, pero sería poco caballeresco de mi parte, engañoso y tramposo, dar uso de ideas sueltas para defender algo que uno considera como parte de su autenticidad.
Así que ahorrémonos las reseñas filosóificas, y ya puestos, tambien las religiosas, porque al considerarme yo como neoplatónico no hago de esta corriente un imperativo universal, que haya de colocarse en todas las aulas junto al crucifijo y la fotografía de su majestad.
En mi caso no es una idea, sino una intuición, me sirve como filosofía vital de andar por casa. Así que dejaré aparte a San Agustín y a Ptolomeo, y más adelante a de la Mirandola y todos los de Cambridge, porque son gente a la que no tengo el placer de conocer en las distancias cortas.
Tú lo has dicho, Andrómeda: literatura, de eso hablo. No sé argumentar, para una discusión filosófica no me he preparado, a base de intuiciones no se llega a conclusiones. Tampoco busco conclusiones, abierto es el mundo, así lo quiero.
Rilke viene a cuento, es considerado como poeta neoplatónico, sus versos dan fe de ello, sus sonetos a Orfeo, sus elegías. Luego vendrán discípulos, serán simbolistas, y el paisaje entonces es particular, no valen las imágenes universales.
Lo que te quiero decir es que en filosofía no me meto, no sé. Sin embargo en poética soy invatible, y no porque me crea más fuerte que los demás, sino que soy invatible porque no compito. Corredor de fondo, la meta no está en un lugar lejano después del cansancio con la medalla y la azafata y el ramo de flores. El paisaje narrativo, ya lo dijo Umberto Eco con otras palabras, no se acaba nunca. Demasiado que mirar por los alrededores, una vida no basta, la biblioteca no se acaba nunca. Y ante todo tener el valor de perderse, porque para encontrarse hay que perderse, deviándose del camino las veces que hagan falta. En el simbolismo uno aprende que la libertad es absoluta, en el romanticismo el poeta era el intérprete de lo divino. En el simbolismo el poeta es el creador absoluto. Difícil es, entonces, salirse de los planteamientos subjetivos. Sin embargo en la expresión poética más pura sí es posible la universalidad, dentro tan sólo de la desnudez y la sencillez. Entonces el receptor lo lee como si lo hubiese sabido siempre, o lo soñó o lo vivió, ya lo sabía, y es un milagro el reencuentro con ese modelo original incorruptible.
En poética las cosas no son como en filosofía. Ya quisieron hacer de la sociología y hasta de la psicología una ciencia exacta. La filosofía tiene flirtreos con las verdades absolutas.
La poética me la reservan, hagan el favor, para el libre disfrute de patricios y plebeyos, como en carnaval. No hay resultados ni metas aquí.
Un príncipe difrutando de la plenitud del arquetipo del mendigo.
Un mendigo disfrutando de la plenitud del arquetipo del príncipe.
Vírgenes y prostitutas con el derecho a hallar su autenticidad en el intercambio de roles. Las máscaras son modelos originarios, eternos.
En poética neoplatonismo es poder ver tu reflejo y creerte un hermoso ángel, tú, poetilla, mediocre y disperso, difuso y cansado.
El paseo podría alargarse más, pero volvamos a casa, ya mañana vendrás y me dirás, ¿otro paseo?
lo dijo cyrano 12 Mayo 2008 09:49 AM
Al igual que Pasolosdias agradezco que me mande a paseo. Pero antes sugiero o digo varias cosas
1º Ponga y deje claro que no cree en el fundamento o naturaleza o razón de ser de La Declaración Universal de los Derechos Humanos (y su caracter de universalidad)
2ºTodo proyecto positivista-racionalista quiere trinchar y cortar la realidad según el buen entender de unos pocos. A mi el Estado no me cofiere derechos. Yo los tengo todos. INFINITOS. Yo tengo derecho a usar o no sombrero a levantarme a las 7 o a las 10, a regar o no regar las plantas de casa. Los tengo por el mero hecho de existir.El Estodo solo debe garantizar su permanencia.. ninguna estructura de poder me los otorga. es al contrario. Los limita . Y los limita en algunos casos por razon de necesidad en otros por razónes sociales. Estará bien o mal.. pero el Estado no otorga, el Estado limita y por lo tanto en mayor o menor medida es liberticida. O hay poder... o hay libertad (pero las dos cosas no)
Por último felicitar a pasolosdias por su comentario anterior. Se podrá estar o no de acuerdo con el.. pero es brillante
Un saludo
Cyrano
lo dijo Emperatriz 12 Mayo 2008 10:59 AM
¡Ay, qué vergüenza me hace pasar Pasolosdías! Una falta es despiste, dos faltas en la palabra que se vuelve a repetir es delito.
¡Imbatible, cabeza de alcornoque, imbatible! Un poeta "invatible" es como un camino sanparambintontinton, algo que ni existe ni es camino ni nada.
Otra cosa, en mi pequeño y humilde discursito sobre el aceite de girasol adulterado sobra una coma, quise decir: "Te paso con él, que cómo no, viene siguiendo el rastro de mis piececitos desnudos de Dafne huyente." Para que el mundo sepa lo que puede cambiar el sentido de toda una parrafada por el mal uso de una sóla coma.
Siguiendo el aroma de mi sexo venía.
Y con esto le digo al espadachín del verso señor de Bergerac:
¿Cómon no va a ser brillante, si Pasolosdías no es más, ni menos, que Apolo dios del sol?
Manicomio con todos sus satélites no es más que una libre interpretación del Apolo persiguiendo a Dafne:
http://iespluza.educa.aragon.es/Extraescolares/Clasicos%20LUNA/Pr...
Seguiré huyendo, moviendo salerosa mis caderas en esta fuga.
lo dijo andrómeda 12 Mayo 2008 11:40 AM
Estimado Cyrano:
España ratificó el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos en 1977. La Declaración Universal de 1948 se considera parte del derecho común internacional, y compromete a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas, entre ellos España. Lo mismo rige para los estados miembros del Consejo de Europa, en relación al Convenio Europeo (o "Convención Europea").
No todo el derecho emana directamente del Estado, sino que hay un derecho que pertenece al sector del Derecho privado que emana de la libre voluntad de las partes.
Por mi parte, aprendamos a construir una dialéctica de la razón o una dialéctica ilustrada, desde el diálogo y desde la comunicación. Es de urgente necesidad.
Estimado Pasolosdías,
no puedo compartir tu forma de pensar, pero comprendo la riqueza que incluye y el amor a la sabiduría y a la literatura que mencionas, citando a Rilke, de la cual nos das un modelo ejemplar.
Un abrazo.
lo dijo andrómeda a Emperatriz 12 Mayo 2008 12:14 PM
Lo de imbatible me temo que ha debido ser un lapsus linguae inocente, y si lo piensa un poco se daría cuenta.
¿En qué estaría pensando?, en vez de en batirse, tal vez en el "envisager" (considerar) francés, o en la "envie", la envidia del otro, tal vez, en el "envahir" invadir, etc.
Un saludo afectuoso!
lo dijo cyrano 12 Mayo 2008 01:03 PM
claro! Menudo licenciado en Derecho sería si no supiese eso.
Lo que me refería es a la naturaleza de las cosas. Al caracter de Universalidad de La Declaración. Me refería (por mucho que le duela) a que en La Declaración de los Derechos Humanos late el iusnaturalismo. Quite el iusnaturalismo y acabará con la grandeza de occidente, arrancará su corazón. En los cimientos de occidente hay dos pilares. Platón y Aristóteles, para bien y para mal
Y sobre la necesidad de tener un discurso lógico.. estoy hasta cierto punto de acuerdo (aunque defiendo la irracionalidad en ciertos campos como es por ejemplo el del amor ¿Existiría el amor si el amado no defiende a la amada de la razón?...
Ah... y una pregunta.. ¿el oraganon Aristotélico es entenoces un tratado sobre como jugar al parchís?
Saludos cordiales
Cyrano
lo dijo sobre Daven 12 Mayo 2008 01:03 PM
sí hombre yo modero mi lenguaje y Daven el suyo,ok? no estoy molesto,porque soy una persona bastante insensible,pero a muchos son los que ha intentado machacar el señor Daven en sus blogs,y harto de ver que nadie le para los pies,he tenido que decirle (la mitad de cosas las he guardado,si las escribo le da un patatús a más de un@)cuatro cosillas.
Aquí estamos para compartir textos,fotos,o lo que a uno le dé la gana,siempre haciendo uso del RESPETO,que él no tiene para con sus semejantes.
un abrazo y por cierto,un consejo,lo tomas o lo dejas:
El fascismo y el comunismo son dos enfermedades que se curan leyendo.
lo dijo andrómeda a Cyrano 12 Mayo 2008 03:44 PM
Estimado Cyrano:
Me recuerda usted a la ética intuicionista de Moore que se cimenta en valores puramente individualistas ya que lo que percibimos o intuimos como el supremo bien o lo bueno en sí que no precisa ningún otro aditamento para ser valioso, aquello que es, según sus propias palabras la raison d'être of virtue, está constituido por los placeres derivados de las relaciones entre los hombres (obsérvese la veta aristotélica y epicúrea en la alta valoración de la amistad y el goce de los objetos hermosos).
Posiblemente sea propio del hombre civilizado una “vida buena” en la que se satisfagan las demandas más elevadas del espíritu, una vida en la que los valores estéticos tengan el puesto más destacado.
Pero Moore se declara vinculado a su precursor Kant en el modo en que se hace esa escisión entre el mundo de los hechos y el de los valores, para ambos es preferible la construcción de un mundo mejor.
Pero también aquí su error estriba, como en Kant, en tratar de desvincular de lo natural el ámbito de la ética cuando la misión de la ética es desarrollarlo y mejorarlo, no ignorarlo.
Las críticas que se le hacen a Kant respecto a la forma de tratar a los sentimientos naturales es lo que va a condicionar toda la corriente de pensamiento crítico y de metaética que va a venir después de él, tanto en un intuicionismo como en un emotivismo, como también en una ética descriptivista o prescriptivista.
Pero sin duda hay que resaltar que lo que Kant puso en tela de juicio fue que las cosas por el hecho de tener una explicación natural tengan que ser así y no puedan ser de otro modo, es por ello que detrás de todas las corrientes críticas después vendrá otra corriente renovadora, el neokantismo, que volverá a retomar a Kant, precisamente porque se encontrará en él, en la formulación del imperativo categórico, una forma posible de fundamentar racionalmente la conducta humana.
~
La cuestión a debate radica precisamente en determinar en qué consiste mejorar el mundo y cuál es el mundo mejor, sobre qué base podemos justificar nuestras afirmaciones acerca del mejor y el peor de los mundos.
Es innegable que resulta de sumo interés esta hipótesis acerca de la propagación de creencias, criterios y normas éticas o morales, en sentido general o simpathetico. Pero si abandonamos la utilización laxa de tales términos y nos encontramos en lo que debería ser en lo moral o ético como axiológicamente paradigmático, encontramos que son posibles importantes objeciones a un tipo de conducta basada en el predominio psicológico, político económico de unos individuos sobre las ideas que los otros tengan acerca de cómo conducir sus vidas.
Por tanto no seré yo quien me desapegue de la naturaleza ni de lo natural, pero pondré también sobre ella serias objecciones de carácter axiológico o moral.
~
Por ejemplo debemos a Hume, el filósofo escocés naturalista, la original idea de la "empatía", en su Tratado de la naturaleza humana, a causa de su famoso pasaje del es-debe (Is Ought passage) donde se critica el tránsito de lo que es, más allá de los conocimientos humanos, a lo que debe ser; pues bien para Hume esto depende de nuestros sentimientos universales de "empatía", mediados por el punto de vista del espectador imparcial.
Es cierto que si nos comportásemos espontáneamente de una manera sympathetica la moral y la ética tendrían escaso papel socializador.
Sin embargo, los deberes sólo echan raíces cuando se interconexionan con esos sentimientos de empatía más o menos tímidos e incipientes que asoman en el subsuelo de nuestra personalidad.
De lo contrario no produciremos sino seres inhibidos que, como sugería Freud en su trabajo “El malestar de la cultura” volverán contra sí mismos el odio que sentían hacia los demás.
~
En cuanto a Aristóteles si usted lee bien mi texto: es un autor respetado, pero no por ello hemos de hacer aristotelismo con él.
Ya en Aristóteles, en su organon, encontramos los principos de la lógica, en cuanto que sólo podemos predicar la verdad y falsedad de las proposiciones enunciativas, y de los enunciados prescriptivos o emotivos sobre necesidad y contingencia (de segundo orden, así llamados despues por Austin y la filosofia analítica) tan sólo podemos predicar su necesidad/contingencia.
Por tanto se comete un sofisma cada vez que analizamos los enunciados de segundo orden y predicamos de ello su verdad/falsedad. Pues solo podemos predicar su necesidad/contingencia/obligatoriedad.
Con Aristóteles además nace el término de la “dialéctica”, o de la retórica (ésta en Cicerón), que hoy día ha dado lugar a lo que se llama la teoría de la “argumentación racional”. Por tanto estoy de acuerdo con usted en que estamos en deuda con Aristóteles.
Y en cuanto a un iusnaturalismo, he expresado que me encuentro afín al de John Finnis, que contiene una expresión moderada del mismo, no incompatible con un positivismo moderado.
La necesidad de un normativismo por otra parte es algo relevante, y debe esforzarse toda sociedad civilizada en construirlo, así como no se descarta la corriente hoy actual de un realismo normativista (el realismo americano o al estilo anglosajón) que está más anclado en el estudio del precedente judicial y de los casos of law.
~
Sinceramente de usted.
Andrómeda
lo dijo En cuanto a la cuestión añadida que se ha creado sobre arbitrariedad o tendenciosidad: 12 Mayo 2008 04:33 PM
Evidentemente si nos adentramos en un emotivismo o en un intuicionismo ético que ven la influencia que tienen los sentimientos en el hombre y la asumen bien como tendencias o influencias donde surgen corrientes o donde las personas más influyentes dirigen lo que debe considerarse como bueno o bien se trata de “actitudes” diferentes si se contradicen, en definitiva, cuando nos adentramos en estas otras éticas se cae, por un lado, en un relativismo escéptico en ética, no podemos demostrar lo que es bueno o malo salvo por intuiciones o autoevidencias.
Y en buena lógica también se cae en un dogmatismo o en una verdad dogmática al quererla imponer sin tener mas que una pura intuicion de ella.
Por tanto también desde una pura arbitrariedad podemos negar la libertad e imponer la tiranía, esto no lo podemos olvidar, los dos extremos son malos para el dogmatismo o los sistemas totalitarios.
~
Por otra parte no olvidemos que el sistema de valores común para quienes comparten una forma de vida constituye el presupuesto de racionalidad para la interpretación y la argumentación racional. Pero ante la comunidad social, como auditorio universal, la racionalidad se materializa a través de la persuasión.
Ya antes de que Perelman situara la persuasión en un plano diferente al del convencimiento, Wittgenstein afirmaba en “Sobre la certeza”: “El juez podría bien decir: 'ésta es la verdad -en lo que yo puedo conocerla-. Pero ¿qué efecto tendría esta coletilla? ('más allá de cualquier duda racional'). ¿Es erróneo dejarme guiar en mis acciones por las proposiciones de la física? ¿Debo decir que no tengo ninguna buena razón para hacerlo? ¿Y no es precisamente esto lo que llamamos una 'buena razón'? Supongamos que encontramos gente que no lo considera como una razón plausible. Diciendo que esto es erróneo, ¿no nos salimos ya de nuestro juego lingüístico para combatir el de los demás? ¿Y tenemos razón o sería injusto combatirlo? Naturalmente apoyaremos a nuestro modo de proceder con todo tipo de palabras de orden (de eslóganes). He dicho que “combatiría” el otro juego lingüístico, pero entonces, ¿no le daría quizá razones? Ciertamente sí, pero ¿hasta dónde llegan? Cuando acaban las razones está la persuasión” (Wittgenstein, 1969).
Y aquí quiero enlazar con el tema del postulado de la pureza o de un neopositivismo lógico para contraatacar y defender lo que se ha llamado una forma de racionalidad “institucional” en que las diversas investigaciones funcionales de carácter pragmático y político son esencialmente relevantes.
Por tanto en buen seguimiento con el llamado ultimo Wittgenstein y con el actual filósofo alemán Jurgen Habermas esa lógica de la argumentación o del discurso sería una “lógica pragmática” -más bien que sintáctica o semántica como la estricta lógica formal- que se ocupa de determinar en qué estriba la “capacidad de convencimiento” (Triftigkeit) de los argumentos.
El carácter precisamente pragmático es lo que hace que diviersas funcionalidades de tipo cultural, moral, psicológicas, de hábitos o de socialización estén presentes y sean interpretadas de acuerdo con el valor de la comunidad a que se pertenece.
Para decirlo en dos palabras, frente a la “monológica” razón centrada en el sujeto, Habermas nos invita a recurrir a una razon dialógica o “razón comunicativa” (kommunikative Vernunft) cuyo ejercicio implica el diálogo entre los miembros de una “comunidad de sujetos”.
~
Por supuesto, que ello no quiere que yo no esté preocupada por el estudio del sujeto, y de una ética intrasubjetiva, de hecho mis últimas ocupaciones estriban en ello.
Pero antes habría que alcanzar un nivel de racionalidad universal y unos criterios que hicieran posible la autonomía y la dignidad individual.
Que también en la lógica, quepa la posibilidad de que estalle un día el conflicto y nos veamos eventualmente privados -hasta que un hipotético consenso la restaure- de la racionalidad formal, he ahí una idea capaz de alimentar nuestras más angustiosas pesadillas. Pero que nada dice por sí misma en contra de la racionalidad.
Pues es precisamente en semejante tejer y destejer de estallidos conflictivos y acuerdos consensuales en lo que el diálogo consiste. Y ésa y no otra es la tarea de la razón.
Un abrazo también para ti!
~
Andrómeda
lo dijo Daven 12 Mayo 2008 11:43 PM
Solo dos comentarios, sobre el reto occidentalista de Cyrano el "payaso de Bergerac":
1. La Declaración de Derechos Humanos no es universal. No aplicó en la antiguedad, no aplica en el presente, ni mucho menos emana de la naturaleza. Es, sencillamente una declaración de unos señores sobre los derechos sociales. Basta de abusos contra la honestidad.
2. Platón es la enfermedad de Occidente, y su discípulo Aristóteles uno de los más grandes filósofos al que se le une el mérito de no haber seguido el idealismo estratificado de su maestro. Ambos están plenamente rebasados. Basta de anclajes.
Señores, estoy un tanto cansado de todos ustedes y sus santones, especialmente del tipo de la nariz de grulla. La filosofía es ante todo una actividad honesta, como lo es la investigación científica. Estas afinidades que defienden son patéticas. Muestren algo, no sus desequilibradas agallas de iguana. Yo no me asusto.
No hay nada en los hechos físicos de lo que se pueda decir "es bueno" o "es malo" sin tener una balanza. ¿Cuál es la balanza? ¿Donde está su vara de medir? Muéstrenla o dejen de cacarear, pollitos.
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo Daven 12 Mayo 2008 11:55 PM
Sacar a estas alturas el organon de Aristóteles después del siglo que ha recibido las aportaciones en lógica de: Gödel, Tarsky, Bertrand Russel, Whitehead, Pierce o Wittgenstein, es pura y sencillamente creer que el sumun de la lógica se concentra en el estagirita. Lo cuál no es honesto ni verdadero. El organon contiene errores en sus categorías, aunque su caracter fundacional es análogo al de Adam Smith en economía (también superado con creces por David Ricardo... hasta Alfred Marshall).
C'est Fini, arrêter de raconter des histoires.
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo cyrano a Dzerzhinsky 13 Mayo 2008 10:59 AM
Usted si que es un fraude
1º Yo no he propuesto ningún reto. Yo simplemente vivo felizmente mi vida en búsqueda de lo moral ,lo bello , lo inteligente y lo estético. Ahora no soy político. Ningún reto. A quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga
2º Usted si que vive anclado en 1917
3º Dudo si es que realmente no sabe o si al igual que su difunta madre soviética no cree en estas cosas de los Derechos Humanos. Me dacanto por lo segundo. Pero por hacerle un favor (qué generoso soy) le diré que el hecho de que no se cumpla no significa que la Declaración no tenga pretensión de... en este caso universal
3º Usted si que es un payaso, pero sin gracia. EL tono rojo de su sonrisa invertida se está decolorando ¿honestidad dice? ¿habla de balanzas? Usted es de las personas intelectualmente más deshonestas que me he encontrado. Un simple ejemplo de su comportamiento "honesto"
Después de haber escrito cientos de comentarios en mi blog. yo escribo uno en el suyo... Por cierto.. no muy bueno.Lo escribo sin insultos, sin ad hominen, sin faltas de ortografia.. sin nada que reprochar... pero usted no se atrevió a argumentar. Simplemente lo borró. Posteriormente vuelve a uno de mis blogs.. a insultarme... y culmina su jugada con una orden.. "no entres en mi casa" es decir.. ¿yo no y usted si? ¿me pone un bozal y luego me insulta? ¿ese es su dscurso argumentativo? Eso es típico de alguien como usted, intelectualmente deshonesto , vacio de cualquier contenido moral... un chekista sin escrupulos.. un adulador del gulag repugnante que trata a los demás como si estuvieran en un campo de concetración
He perdido un minuto de mi preciosa vida hoy con usted... ni uno más.. le dejo pataleando a solas
cyrano de Bergerac
lo dijo andrómeda 13 Mayo 2008 02:35 PM
Estimados amigos:
De los hechos físicos podemos decir que existen o no, es decir, que son reales, verdaderos o falsos. De los “hechos morales” decimos que son buenos o no. Pero no podemos decir que son verdaderos o falsos.
Podemos de los juicios “afirmativos”, de las aserciones valorativas, de los enunciados afirmativos solo predicar su “certeza”, en cuanto son ciertos o no, decir que son ciertos implica que existe una concordancia entre lo que se afirmó y lo que en el momento de la aprehension de la realidad sucedió en sí.
Para llegar a una verdad de evidencia o de certeza sólo hay un camino: pasar por el barrunto, indicio, duda, opinión y certeza.
En cuanto a la escision entre un mundo de hechos y un mundo de valores, he de hacer una apreciación que me parece honesta en este caso.
Se ha hablado de hechos físicos y de hechos morales o valorativos, ¿cuál es la diferencia entre ellos? ¿Existe de verdad esa escisión entre un mundo de hechos y otro de valores?
¿Qué carácter ontológico puede tener uno respecto al otro para diferenciarse? A primera vista sólo existe un mundo, que es el mundo físico, el que se presenta en aprehensión primaria, pues bien ésta es la realidad física, la fuente primaria de todo el conocimiento.
Los hechos se vuelven valorativos, no obstante, precisamente cuando ante su multiplicidad nos vemos obligados a elegir entre ellos.
A partir de ese momento, se crea el “logos”, que sería lo que he llamado tambien juicios de segundo orden, juicios de afirmación. Pero en tal caso el lenguaje no debe ser sino un instrumento de afirmación de la realidad primaria. Por tanto, no hemos de complicar la vida y en esto traigo a mención a la navaja de Occam, no hes de multiplicar con conceptos innecesariamente la realidad.
No creo en un idealismo absoluto y es esto lo que he atacado, como no creo en un subjetivismo.
Sin embargo, no puedo descartar el componente “eidético” que tiene la racionalidad, el momento de proyección sobre la realidad de la irrealidad. En el logos hay un momento en que estamos obligados a constrastar la realidad, a medirla, a compararla entre sí. Hay por tanto también un componente “eidético” o ideal de valoración.
En tal caso, este principio se ha llamado “principio de ponderación” entre un juicio y las diferentes pretensiones.
Para dar con la medida de equidad o con la medida justa de afirmación de una pauta de conducta hemos también de volver a la realidad y a la aprehensión actual de la misma. No podemos por tanto estar fuera de ella. De ahí que en este principio de ponderación hayan de tenerse en cuenta los intereses afectados de las partes, así como su idiosincrasia y cultura. En cuanto al lenguaje tendrá que medirse de acuerdo con las normalizaciones lingüísticas al uso, con normas pragmáticas.
Para poder argumentar por tanto hemos de explicar nuestros intereses en su parte afectada, elevar una norma que pueda servir como principio universal de fundamentación e intentar inferir en ella el argumento de validez para asegurar las condiciones de validez de las mismas, y la veracidad de la pretensión.
Por tanto, con esto espero contestar a Daven cuando nos requiere a mostrar un sistema de balanza.
Y por otra parte, espero haber contestado a Cyrano, pues me parece que si os esforzáis por argumentar no sería necesario llegar a estos debates ad hominem y porque se ha llevado demasiado lejos vuestra cuestión ideológica, cuando hoy día sabemos que convivimos entre diferentes signos de ideología y de multiculturalidad.
Sinceramente vuestra.
~
Andrómeda
lo dijo añadiendo 13 Mayo 2008 04:07 PM
El "logos" se podría definir como una modalidad física de la aprehensión de realidad "en distancia".
La razón sería además como otra modalidad física más recubierta de la aprehensión física de realidad, en conformación y confirmación de ella.
En definitiva, la realidad es sólo realidad física e impresión de sentir.
~
Andrómeda
lo dijo Daven
13 Mayo 2008 | 08:59 PM
Estimada Andromeda:
Pasando por alto el largo y pesado tercio de varas del "Liberal" Torquemado que ahulla ahogado en su vomitivo odio, me sorprende que podamos hallar un punto de encuentro entre nosotros.
1. No existen hechos morales de forma natural, solo sociedades que juzgan los hechos como "buenos" o "malos". Como corolario se deduce que cualquier pretensión de derecho natural es una manipulación mental con fines teleologistas. La capacidad linguistica y su grado de progreso de una cultura repercute directamente en aquello que juzga como moral o inmoral. El lenguaje de lo moral es puramente convencional y social. No hay ética sin comunidad.
2. La conexión ontológica entre verdadero y bueno o cualquier otra combinatoria es innecesaria y por tanto inexistente. Se debe a la ecuación de Platón y sojuzga la propia Realidad a los deseos de los dogmáticos. No vivimos en las apariencias.
3. El objetivismo de la percepción de los hechos efectivos se realiza mediante la transmisión de estos a través de un lenguaje asertivo. Tal lenguaje está desprovisto de sentimentalismos o afecciones. Es por ello que la Relatividad Especial define la Física independiente de dos observadores inerciales. En el fondo esta teoría es una teoría de la transmisión de información verificable en la Realidad y sus restricciones.
3. Cualquier atisbo de imperativo categórico, cualquier reminiscencia de universal o individual en el juicio moral se vuelve contra sí al estrellarse contra lo social. Pues no convive lo que se presupone "causa-sui" con su verdadero elemento genealógico.
5. Si hemos de mandar a hacer puñetas a Platón y Aristóteles, no dejemos en el plato a Kant. Kant, desde su modesta aportación a ¿el qué? resuelve en unos principios tan universales como caducos. Todas las hojas del idealismo han caído y se han pudrido en la tierra fértil de lo social. Y de ahí su peste.
Gracias por el confortable hospedaje, el precio ha sido compensado con la buena conversación
Suyo queda, estaca en mano
Lord Gordon Byron, vampiro redentor
lo dijo wnefron
13 Mayo 2008 | 09:18 PM
Después de leer detenidamente sus comentarios reconozco que no he entendido nada de nada. Menudo galimatías. Yo que pensaba que el obetivo más hermoso de la filosofía era básicamente la búsqueda de la felicidad...Y algunos hasta con estacas.País.
lo dijo Pasolosdías
13 Mayo 2008 | 09:20 PM
Este gusto por la polémica que ustedes tienen me gusta, como espectador, eso sí. Pero contestaré, para no parecer que mi ausencia aquí es provocada por pusilánime, miedica e ignorante. Vale que de estos tres pecadillos algo me toca, pero yo hago como los ortodoxos judíos de trencita y barbita cuando se les toca, les digo: ¡oh, por favor, tengan la amabilidad de no herir mis sentimientos!
Así que contestaré.
Señor de Bergerac:
Gracias por el elogio.
Emperatriz:
Vida mía, se dice escuela tremendista, no tenebrista. Anda que tú tampoco andas fina.
Andrómeda:
Dices que no puedes compartir mi manera de pensar. Puede que te confundas. A lo mejor sobre el mundo pensamos lo mismo. Yo he hablado de mi mundo, del neoplatonismo aplicado a mis afanes, cosa que no querría aplicar al vecino, pues, como se ha dicho por ahí arriba, el platonismo practicado en comunidad, como que no ha dado buen resultado.
Daven:
Vuelvo a repetir lo que ya dije, no tengo argumentos, a no ser para mis propios soliloquios mientras escarbo los cebollinos en le huerto que me da mi alimento, lo dije antes que usted escribiera su comentario, así que no es de mi incumbencia.
Con la cresta de punki cacareante en mis branquias de pez payaso, a la moda del basilisco, marcho cacareando el "God Save The Queen", versión de los Sex Pistols:
kokorokokuá
And there's no future
In England's dreaming
pero sí en mi jardín inglés...
lo dijo wnefron
13 Mayo 2008 | 09:25 PM
País.
lo dijo Emperatriz a Pasolosdías
13 Mayo 2008 | 09:29 PM
¡Qué monoooo!
¡Ay que me lo como a la sal, a mi pescadito rico!
Me voy siguiendo el paso e imitando el contonéo de gallito de pelea de Pasolosdías.
Venus Calipigia, la de las nalgas hermosas. Bomba de Hidrógeno.
lo dijo Daven
13 Mayo 2008 | 09:44 PM
El único elogio que se me ocurre sobre Platón y su obra es que mientras esta sobreviva, tendremos que realizar critica directa a su contenido y fines, y, por tanto, la tarea de la filosofía no cesará.
Su influencia ha creado la ilusión de los ultramundos y es enemigo del conociento y el progreso. Así pues, mientras perviva, habrá un marco revolucionario -por antítesis- a aquellos afines a sus mezquinos fines oligárquicos.
Lord Gordon Byron
lo dijo Daven a Pasolosdias
13 Mayo 2008 | 09:54 PM
Y aquel que defienda su "filosofía" sin aportar argumentos ¿qué intenta al comunicarse? ¿que fin persigue?
La autenticidad en el lenguaje y no en la actitud es gratuita, y por tanto, inexistente.
Quede pues bautizado: Cándido o Perceval.
Lovely, George
lo dijo Pasolosdías a Daven
13 Mayo 2008 | 10:17 PM
Repito: no defiendo su filosofía, la utilizo en su sentido poético como herramienta particular.
Destornillador en mano, silbando una emotiva canción, apretando mis propiso tornillos.
Me bautizo como David, rey sin santo en el santoral. El veintinueve de Diciembre, justo un día después del día de los inocentes. Por qué poquito, por los pelos me salvé.
lo dijo Daven
13 Mayo 2008 | 10:32 PM
Pueril
lo dijo andrómeda
14 Mayo 2008 | 01:41 AM
Todos estamos imbuidos constantemente en los conceptos de lógica aristotélica, porque es más fácil dividir en dos contrarios, porque seguimos pensando por la influencia aristotélico-tomista en conceptos como cuerpo y alma, razón y pasión, y porque seguimos usando esta lógica, no nos engañemos, porque es un recurso también inteligente y humano.
Por tanto, Pasolosdías, ruego no tomes este post como algo contrario a ti, ni mucho menos, entre risotadas y provocaciones ha estado la cosa.
Pero ¿qué somos sino una mezcla de nuestros sarcasmos y nuestras súplicas?
Y me sumo por ello también al elogio de Daven, en cuanto él sabe que yo valoro la forma de "diálogo" platónico -pero no prentendo hacer una apología de la sofística- y también valoro la Etica a Nicómaco y la Moral a Eudemo de Aristóteles.
~
Quede de todos ustedes
lo dijo Pasolosdías
14 Mayo 2008 | 06:17 AM
¿Pueril? Dícese de lo que es propio de un niño o del que se comporta como un niño. Me gusta.
No me callo ni de bajo del agua.
Pez volador.
Justicia, libertad, igualdad
Justicia e igualdad
La justicia que tiene lugar en la distribución de los honores y de las demás cosas que el Estado puede dividir entre los ciudadanos, teniendo en cuenta el mérito, el valor, el rango, etcétera (de manera que el trato entre uno y otro de esos ciudadanos puede ser igual o desigual), es la justicia distributiva. Mientras que la justicia a través de la cual se da a cada uno en igual medida la llama Aristóteles justicia sinalagmática, y la tradición escolástica medieval conmutativa. Esta última puede dividirse, a su vez, en voluntaria e involuntaria, según se aplique a relaciones que derivan de contratos (igualdad o equivalencia, por ejemplo, entre lo que se da y lo que se recibe) o a relaciones que sean producto de actos ilícitos (equivalencia o proporción entre el delito y la pena).
Hasta la época moderna, y especialmente hasta las revoluciones americana y francesa, la idea de igualdad no puede separarse del contexto de un mundo organizado estamentalmente. Es una igualdad relativa a las desigualdades de las posiciones sociales que ocupan los sujetos.
El cambio en esta concepción, el origen de la idea de igualdad en el sentido que hoy le atribuimos, proviene del renacimiento y se vincula con tres acontecimientos de una enorme significación para la historia de la cultura occidental.
Uno es el surgimiento de las nuevas ciencias experimentales -como la astronomía y la física- que niegan la superioridad del espíritu sobre la materia y elaboran leyes válidas para los fenómenos terrestres y celestes, los cuales resultan de esta manera “nivelados”. Otro es la reforma protestante; Lutero niega las diferencias entre la autoridad eclesiástica y los seglares. Y el tercero es la aparición de la burguesía y del modo de producción burgués o capitalista que, como hemos visto, exige la igualación de los individuos, aunque sólo sea en un plano formal y abstracto; por eso, en el mundo moderno será la burguesía la que canalice la ideología de los derechos humanos.
La igualdad puede considerarse, en términos generales, como un tipo de relación que se da entre dos o más seres a propósito de una o de varias circunstancias. Es importante distinguir entre dos nocions básicas de igualdad: la igualdad de características y la igualdad de trato. La primera hace referencia a una cuestión de hecho: A y B son iguales si comparten una serie de características: x, y, z. Se trata de un concepto relacional, puesto que la igualdad entre dos o más seres (personas o cosas) depende de las características en que basemos la comparación.
La igualdad de trato, por el contrario, es una noción normativa: significa que dos seres (A y B) “deben ser” tratados (por ejemplo, por el derecho) de la misma manera, siempre o en determinadas circunstancias.
Normalmente aceptamos que existe cierta conexión entre la igualdad de trato y la igualdad de características: la exigencia de que los hombres deben ser tratados de igual manera suele basarse en la idea de que son iguales con respecto a determinadas características consideradas esenciales.
También supone una combinación de estas dos nociones de igualdad una famosa definición de justicia formulada por Perelman en los años 50. Según él, desde el punto de vista formal, la justicia consiste en “tratar igual a los seres pertenecientes a la misma categoría”. Pero esta regla de justicia por sí misma es vacía, de manera que debe ir acompañada de algún criterio material que permita establecer cuándo dos seres pertenecen a la misma categoría y, en consecuencia, cuándo deben ser tratados de igual manera.
La respuesta, en su opinión, la encontramos en una serie de criterios, cada uno de los cuales define un tipo de sociedad e ideología. Por ejemplo, “a cada uno lo mismo”, que vendría a ser el principio característico de una sociedad anarquista extrema; “a cada uno según lo atribuido por la ley”, que definiría una sociedad conservadora (que identifica la justicia con el derecho); “a cada uno según su rango”, que se correspondería con una sociedad de tipo escalvista o estamental; “a cada uno según sus méritos y capacidad”, que vendría a ser el principio inspirador de las sociedades capitalistas basadas en la libre competencia económica; “a cada uno según su trabajo”, que sería el principio de justicia de la sociedad socialista; y “a cada uno seg´n sus necesidades”, que es la noción de justicia de las sociedades comunistas y que puede encontrarse formulada tanto en la obra de Marx como en algunos pasajes evangélicos.
Otra distinción importante, interna también a la justicia distributiva, se refiere a dos formas de entender lo que significa distribuir algo igualitariamente. Pues, en efecto, una cosa es establecer una regla igualitaria en cuanto al proceso o a la forma de distribuir; y otra cosa es que esa regla produzca de hecho un resultado igualitario. El establecimiento, por ejemplo, de una tasa igual para todos es un ejemplo de una regla igualitaria en cuanto al proceso de distribución, pero por el contrario la imposción progresiva es un ejemplo en el que la utilización de una regla desigualitaria en el proceso de la distribución de una carga está dirigida a lograr una cierta igualdad en cuanto al resultado.
En las constituciones de los sistemas jurídicos desarrollados suelen encontrarse tres nociones de igualdad que constituyen valores básicos de nuestras sociedades: la igualdad política, la igualdad ante la ley y la igualdad en la ley o a través de la ley.
La igualdad política se refiere básicamente al reparto o a la distribución de poder político en una sociedad, entre ellas la igualdad para participar en la producción de las normas jurídicas, d ellas leyes, en sentido democrático.
La igualdad ante la ley expresa la exigencia de que la ley no trate de manera diferente a quienes viven bajo un mismo sistema jurídico, lo cual supone que las normas jurídicas deben ser , al menos en principio, generales y aplicarse de manera no arbitraria.
Cuando se habla de igualdad “en” la ley o de que la igualdad debe ser “real y efectiva” se está apuntando a una noción de igualdad distinta a las dos anteriores. Lo que se pretende con ello es señalar que as leyes deben estar diseñadas de manera que su aplicación produzca resultados igualitarios en cuanto a las condiciones de vida de los ciudadanos.
Ahora bien, dado que las características de base de los individuos y de los grupos a los que la ley se dirige sond esiguales, esa noción o ese principio lleva en ocasiones a justificar medidas que pueden suponer ir en contra del principio de igualdad de trato abstractamente considerado y, en el fondo, en contra de la igualdad ante la ley. Esto es lo que ocurre en los supuestos de la llamada “discriminación inversa” (o “acción afirmativa”) en los que un individuo perteneciente a una determinada categoría que se considera socialmente relegada (una mujer, una persona de raza negra) es tratado mejor que otro individuo que no pertenece al grupo desfavorecido, de manera que, por ejemplo, a la mujer se le otorga una ventaja respecto de varón a la hora de cubrir un determinado puesto de trabajo y al estudiante de raza negra se le admite en tal universidad, aunque sus calificaciones académicas sean inferiores a las de otros candidatos excluidos no pertenecientes a esa raza.
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justicia y libertad
La noción del libertad y su significado actual proviene del mundo moderno.
Durante la Antigüedad y la Edad Media, el hombre libre es e no esclavo o no siervo, es decir, la libertad define un cierto estatus social, no la condición de hombre.
Con el “tránsito a la modernidad” se produce una serie de hechos paralelos a los que se producen con respecto a la igualdad: el funcionamiento del mercado exige no sólo igualdad, sino también libertad para contratar, para desplazarse de un sitio a otro, etcétera; el desarrollo de la ciencia sóo es posible en un clima de amplias posibilidades para la libertad de expresión y para la crítica de las ideas heredadas; y uno de los puntos centrales de la nueva teología luterana es la libre interpretación de las escrituras.
En nuestro ordenamientos jurídicos -particularmente, en el nivel constitucionala- pueden encontrarse dos o tres nociones diferentes (pero no totalmente desconectadas entre sí) de libertad.
Una es la libertad como facultad de hacer o no hacer determinadas acciones sin ser obstaculizado por los demás. Se habla entonces de libertad negativa, pues la obligación de los no titulares de la libertad, incluido el Estado, consiste en no hacer, en no intervenir en ciertas esferas de actuación de los individuos (o de los grupos). El Estado sólo deberá intervenir, excepcionalmente, para reprimir comportamientos de otros miembros de la sociedad que vayan contra el ejercicio de tales libertades, y viene a cumplir así una doble función: garantista con respecto a los titulares de las libertades, y represiva en relación con aquellos que pudieran pretender impedir tal ejercicio. La libertad religiosa, la libertad de expresión, de reunión, de manifestación, etc., son ejemplos de libertades negativas.
Ahora bien, esa noción de libertad responde a una concepción “liberal” que se basa en la idea de que los hombres son libres en cuanto no están sometidos a normas: cuantas menos sean las normas jurídicas (menor la intervención del Estado), más numerosas y más amplias serán las esferas en las que el individuo goce de libertad.
Pero la libertad se puede entender también de una manera distinta. Se puede pensar que libre no es quien no se ve coaccionado por los demás en su actuación, sino quien no tiene que obedecer otras normas que las que él mismo se ha impuesto.
Se trata ahora de una noción política de libertad que implica -en el contexto del Estado representativo moderno- el poder para participar en la designación y en el eventual control de los gobernantes y en la elaboración de las leyes.
Por contraste con la concepción liberal, se suele decir que ésta es una concepción democrática y positiva de la libertad que hace hincapié, no en la idea de abstención, sino en la de participación.
En fin, hay una tercera noción de libertad, la libertad material y real, según la cual se es libre si se tiene (y en la medida en que se tiene) capacidad real para actuar en cierto sentido.
La idea es que las anteriores nociones de libertad están dadas desde un plano abstracto o formal, de manera que cabe que alguien tenga libertad de expresión, aunque, de hecho, no pueda ejercerla (por ejemplo si es analfabeto), o que tenga libertad para votar, pero que ello no suponga una participación efectiva en la vida política (si lo único que puede hacer es elegir entre dos candidatos o dos listas que no representan una verdadera alternativa política).
La exigencia que expresa la idea de la libertad material se traduce en que es Estado debe poner los medios que permitan al individuo y a los grupos dotar de contenido a las otras libertades: por ejemplo, debe asegurar la educación de la gente, debe dar facilidades y establecer incentivos para que todos los intereses sociales cuenten en el proceso de formación de la voluntad política, etc.
Se ha discutico mucho sobre si estos tres tipos de libertad son compatibles entre sí.
En relación con los dos primeros, lo que cabe decir es que, desde el punto de vista conceptual, no sólo no parece haber incompatibilidad sino que, en muchos aspectos, las libertades negativas y las libertades políticas son interdependientes: la libertad de voto, por ejemplo, es incomprensible (resultaría adulterada) si no se diera en un contexto en el que existe también libertad de expresión.
Desde luego es posible que un sistema jurídico reconozca muchas o algunas libertades negativas sin que haya libertad política (por ejemplo, en el “despotismo ilustrado”) pero, en general, los dos tipos d elibertad van unidos: donde hay mayor libertad política es allí donde existe también mayor cantidad de libertad negativa, y viceversa.
Y por lo que se refiere a la relación entre estos dos tipos de libertad y la libertad material, lo que puede decirse es que la libertad entendida como capacidad no interfiere en realidad con las anteriores libertades, sino con las condiciones para su ejercicio.
Por ejemplo, el director de un periódico que no publica un artículo que le envío no atenta contra m libertad de expresión, sino que sencillamente limita mi capacidad para ejercer tal libertad.
Y el establecimiento de impuestos o la intervención del Estado en la economía no atenta contra la libertad económica de los particulares -como sostienen los neoliberales hoy- sino que, sencillamente, limita la capacidad de ciertos ciudadanos para ejercer dicha libertad. Como dice Laporta (1983), la única libertad que coarta un impuesto es la acción de no pagarlo.
Naturalmente una cosa es que en términos conceptuales no exista contraposición y otra cosa que podamos de hecho separar esas distintas nociones o esos diversos aspectos de la idea de libertad; así parece bastante razonable pensar que sin una efectiva capacidad para poder realizarlas, las libertades negativas o positivas dejan de ser valores estimables.
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Andrómeda y Manuel Atienza
Tao te king: retorno a la espontaneidad
XVIII Decadencia de las costumbres.Al declinar el gran Tao/ surgieron la "humanidad" y la "justicia"./ Cuando nació el conocimiento y la astucia,/ apareció la gran
hipocresía./ Al desaparecer los lazos familiares,/ aparecieron la "piedad filial' y el "amor"./ Cuando el reino cayó en la
anarquía,/ apareció el buen ministro./
XIX Retorno a la espontaneidad.
Corta con la sabiduría, rechaza la prudencia/ y la gente se beneficiará cien veces./ Corta con la "humanidad",/ rechaza la
"justicia" /y la gente recobrará la piedad y el cariño./ Corta con la habilidad,/ rechaza la ganancia/ y no habrá ladrones y
bandoleros./Estas tres normas son externas e insuficientes./ Que tenga el pueblo lo que le conviene./ Muestra tu simple
hondura y guarda tu naturaleza primordial./ Haz que tu "yo" sea más pequeño y limita tus deseos./
Lao Tsé, Tao te King.
¿Por qué tú me pides,
sensible en demasía, el sacrificio
de mi justa venganza?
Tal vez quiera
premiar tu corazón, hoy compasivo,
la piedad tierna del infiel
que sólo a ti quiso
perdonar en la lucha, sin que ciego
viese que más que tu vida, estimó
la reclusión de tu oculto albergue.
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Pink Floyd.- Hey you, escucho esta úsica de fondo.
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Andrómeda
lo dijo Andrómeda 17 Febrero 2008 11:14 PM
China, dilatándose durante milenios en la flor de su vejez, propone el único ejemplo a seguir; sólo ella ha llegado también desde hace mucho a una sabiduría refinada, superior a la filosofía: el "taoísmo" supera todo lo que el espíritu ha concebido en el plano del desapego.
Según toda evidencia estamos en el mundo para no hacer nada.
Y es demasiado tarde para que la humanidad se emancipe de la ilusión del acto, es sobre todo demasiado tarde para que se eleve a la ilusión del ocio.
Contamos por generaciones, y hemos perdido la conciencia de lo intemporal.
No viene de más que nos lo recuerdes así.
una neófita de zen
Andrómeda
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Comentarios:
lo dijo MiguelSoria
Interesante y agradable
Te interesa el budismo?
Saludos
(abrazos no, verdad?)
lo dijo Daven
No, nada de budismo.
Los taoístas despreciamos los ritos y las imágenes sagradas. No hay texto más ateo que el acaba de leer. Si lo hay, muéstremelo, para aprender de él.
No, Signore, me dejo abrazar por nadie, suele ser el anticipo de un recibo al cobro.
lo dijo sylphides
Las preguntas que carecen de "respuestas" no por eso carecen de "sentido", contra lo que siempre han creído los positivistas de todo género y condición, de suerte que la imposibilidad de contestarlas vendría a ser compatible en ocasiones con la vivencia más exacerbada de la necesidad de plantearlas, que es en lo que en definitiva consiste la perplejidad.
De ahí que el maestro zen no pudiera contestar sino con la acción o la práctica, de modo que en el momento de reaccionar el guerrero no tuviese duda de cómo era su acción.
Claro que un guerrero así -por cierto ha puesto usted a mi Jerónimo, lo cual me da mucha alegría- con su rudimentario artilugio o herramienta de cazar, entendería mejor así el propósito de su acción.
Pues la pregunta wittgensteiniana "¿Y qué si no hago lo que debo?" podría dar paso aún a la crucial pregunta "¿por qué debo hacer lo que debo?" o, para reformularla de otro modo, "¿por qué ser moral?", demasiadas preguntas, dirá usted.
Y por proseguir en nietzscheana vena se esconde siempre un humano, demasiado humano "¿qué quiero hacer?" y bajo la afirmación de lo que quiero llamada a responder a esa pregunta se esconde todavía la primordial afirmación de lo que soy, el "soy" del imperativo pindárico --distinto del imperativo kantiano, aun si no menos categórico que este último- "Llega a ser el que eres".
La escisión con la que kantianamente se inaugura la ética inextinguiblemente se alimenta de semejante tensión entre lo que históricamente somos o hacemos, a título individual o colectivo, y lo que moralmente -históricamente pero también trascendiendo a la historia.- juzgamos que debemos ser o hacer.
Y aunque sea la pregunta con la que empieza la ética "¿qué debo hacer?", tampoco es la pregunta con la que acaba la ética, "¿y qué si no hago lo que debo hacer?"
Pero son demasiadas preguntas para un maestro zen, aunque no dudo de su sabiduría para poder responderlas con su gran magisterio para el arte de la práctica y de la acción sabia.
lo dijo sylphides
He olvidado inmergida en el pensamiento absolutamente las normas de cortesía.
Por lo que me disculpo y le hago saber además de otra norma que me complace compartir aquí:
El "talante racionalista", elevado a actitud y hasta a estilo, que nos cautiva de un maestro, es menester decir que una misma es una discípula no escolástica de un maestro que detesta la idea de crear escuela.
Servidora de usted,
sylphides
Lo dijo daven:
El sabio oriental no explica con palabras, pone en crisis los conceptos -¿sofisma? No, utilizan la anthytesis como forma normal de pensamiento-: Si A no es A, entonces no es el verdadero A (que sería la síntesis del concepto y su negación). Ahí esta el potencial creativo del pensamiento oriental, el uso de una de las figuras retóricas del "logos" más desprestigiada en occidente salvo honrosas excepciones.
La sabiduría zen, su gran fuerza está en la acción y usan la acción de la palabra únicamente para centrar la sabiduría en la consciencia para elevar que esa acción constante que es la verdadera acogida de la calma mental.
Ni un sólo sabio oriental escuchó a Platón, por eso no están perturbados por el ficcionamiento de lo Real. ¡Qué gran lastre exhibimos con orgullo!: Consecuencia inevitable: El ultra-mundismo, la nigromancia, el placer en la evasión, el consuelo metafísico. Waste of mind.
Añadamos del mismo libro: "Quienes leen libros pero no ven la sabiduría de los sabios son esclavos de la letra"
Por eso se afirma que no existe filosofía oriental, hay libros si, pero su lectura no otorga nada. Solo la emancipación de consciencia de la enseñanza en la acción es la transmisión del maestro al aprendiz.
Añado finalmente que Ts'ai-ken t'an dijo :
"Es mejor practicar que hablar mucho".
"La quietud en la quietud no es la verdadera quietud."
Ts'ai-ken t'an
..
"Calm in quietude is not real calm; when you can be calm in the midst of activity, this is the true state of nature. Happiness in comfort is not real happiness; when you can be happy in the midst of hardship, then you see the true potential of the mind." -Huanchu Daoren "Retorno a los Origenes"
Lo siento, pero es mucho más comprensible en inglés donde la polisemia está más acotada y no prolifera la aliteración absurda.
Lo dijo daven:
El enemigo invisible está presente en la forma que realiza el aprendiz, está fuera de él, yo le puedo observar. Es lo interesante del ejercicio ¿Donde está? ¿Qué hace ahora?. Todos los movimientos de la forma son la conciliación de un ataque y una defensa.
Si tuviéramos unos problemas que no podemos discernir cómo afrontar, es prudente pedir ayuda. Cuando la niebla se empieza a disipar, cuando ya tenemos claro quién y cómo se mueve nuestro enemigo interior: Debemos hacerlo solos.
No nos debemos a nadie ni pidamos a nadie que se deba a nosotros.
Suyo siempre
Daven, aprendiz de Zen
lo dijo Luis Alfonso
¡¡¡Los Dioses!!!
Me pregunto:
¿Podemos nosotros determinar qué es lo que necesita el pueblo?
Me lo pregunto hoy por ciertas órdenes que nos llegaron a mi clase: un trabajo de investigación, entre el pueblo.
A mí me parece demagogía.
Los que tienen condiciones mentales desarrolladas pueden mentir. Aquellos que no son "maduros" mentalmente no mienten.
(Voy a quedarme un rato por aquí viendo los videos)
Pienso que la mejor forma de ayudar al pueblo es siendo factor de cambio, de transformación, ahora, ¿cómo se yo que mi trasformación sea la más adecuada o correcta?
¿Porqué yo y no otro?
Tu post me ha dado algunas luces.
¡Namaste!
lo dijo atenea
ohh, me lamento mucho por no haber pasado por aquí durante varios de tus posts...
ando jugando carreras contra el tiempo, que ha venido a ser un tirano para mí... estoy con exámenes...
con respecto a lo que nos traes hoy, me parecen acertadas las palabras que citas... pero con respecto a las demandas del pueblo, me encuentro con el mismo planteo que Luis Alfonso te dejò aquì arriba...
lo dijo Andrómeda
Hola, Luis Alfonso, comparto contigo tu inquietud.
Una ética universal como la que Apel, el filósofo alemán, nos propone -esto es, intersubjetivamente válida- de la responsabilidad colectiva parece hoy tan necesaria como imposible.
Lo que equivale a decir que de acuerdo con una bien conocida caracterización de la tragedia como punto de confluencia de la "necesidad" y de la "imposibilidad", la mentada situación paradójica es lisa y llanamente una situación trágica.
Entre esos balbuceos de los que Wittgenstein llegó a decir que era la ética (pues su silencio acerca de la ética habría constituido la mejor expresión de lo que muchos intentaron articular y a lo sumo sólo lograron balbucir, pues considera que la parte "no escrita" de su Tractatus era la importante, pues versaba sobre ética) y entre ellos Apel incluye los de tradiciones de pensamiento tan aparentemente alejadas de la que venimos considerando como el existencialismo, de Kierkegaard a Jaspers, de la misma manera que compara el decisionismo analítico con la ética sartriana de la situación, llegando incluso a hablar de “una complementariedad entre objetivismo ciencista y subjetivismo ético” -o, como alguna vez también se ha dicho, entre (neo)positivismo y (neo)romanticismo- en la que cabría ver una carácterística fundamental del pensamiento contemporáneo.
La acusada persistencia de actitudes neopositivistas en la filosofía de la ciencia y la presumible resurrección del existencialismo -o de actitudes existencialistas y en general neorrománticas, bajo otros ropajes filosóficos- en la filosofía moral de nuestra última hora contribuirían a confirmar, en opinión de Apel, aquella "complementariedad".
Yo no digo que filosofías colectivas que tengan una responsabilidad colectiva no sean necesarias, pero tal vez ahora debamos avanzar un poco más en el plano de la realización subjetiva o intrasubjetiva.
En cuanto a todo lo que viene de oriente, se encuentra también entre ese balbuceo de la ética y el silencio.
Desde luego el texto que traigo de un Lao Tsé no puede ser tomado sin algo de asombro, según él estaría de sobra el sistema de justicia y de la autoridad de un ministro, estaría de más incluso el concepto de una humanidad, se trata de volver pues a los lazos espontáneos naturales de la familia y de lo que tenemos cerca de nosotros y de no perseguir un poder por el simple hecho del poder, que nos aleje de nuestro orígenes.
Hola, Atenea, creo que lo principal es que tus exámenes hayan ido bien, y hay más amigas que están así ahora, estudiando, pero lo importante es poner interés, yo ahora estudio también así.
Un gran beso para los dos.
lo dijo gourmandise 18 Febrero 2008 08:12 PM
aún no leí. pero la música!!!
ue maravilla, se te extraña bastante cuando uno se aleja de estas arenas.
besos
lo dijo Andrómeda 19 Febrero 2008 01:31 AM
Gracias Gourmandise, sabes que me tenías preocupada, y me alegro de que volvamos a encontrarnos y de que aparezcas con buenas viandas y delicias.
Besos.
Sobre lógica y física
Mas lo cierto es que semejantes pretensiones del empirismo lógico se han visto contestadas desde sus mismos presupuestos lingüísticos, esto es, en el contexto de la propia filosofía analítica de la ciencia.
Un autor como Quine, según se sabe, ha contribuido a cuestionarlas, comenzando por cuestionar esa tajante división -ese khorismós- entre las dos clases de principios que nos servían antes de ejemplo, división que Quine describió un día como un simple “dogma del empirismo lógico”. Por lo pronto, no está del todo claro que la segunda ley de la mecánica clásica constituya un enunciado empírico, esto es, un enunciado que nos informa acerca de lo que acontece en el mundo extralingüístico, el cual por tanto habría de ser capaz de desmentirlo. ¿Cómo podría en efecto desmentirlo? No hemos de olvidar que “fuerza” y “masa” representan magnitudes teóricas, por lo que -dentro de esa teoría que es la mecánica clásica- hay motivos para dudar de que ningún hecho pudiera desmentir aquella ley.
Las magnitudes teóricas que intervienen en su formulación no se pueden medir más que en función de la teoría dentro de la que se articualn, de suerte que ninguna medición podría atentar contra tal ley dentro de tal teoría, pues semejante desajuste sería invariablemente atribuido a un
error de medida más bien que a la inadecuación de la ley misma.
Pero es que hay más. ¿Pues no cabría pensar que, más que un enunciado empírico, la segunda ley de la mecánica clásica sea simplemente una definición, es decir, una estipulación lingüística tendente a permitir que Newton dejara sentado el uso que iba a hacer en su teoría de un término clave como “fuerza”? En cuyo caso, ni tan siquiera habría lugar a confrontarla con los hechos.
Y, en general, cualquier principio científico podría ser puesto al abrigo de esa confrontación con sólo interpretarlo como una definición, lo que equivaldría a desplazarlo desde aquella zona periférica del sistema teórico en que el lenguaje contacta con la realidad al interior de dicho sistema, esto es, a aquella zona del mismo en que -lejos ya de la realidad- sólo queda el lenguaje.
Como contrapartida habría que añadir que ningún principio científico puede considerarse inmune o a salvo de revisiones, aunque no fuera más que porque toda definición es susceptible de ser sustituida por otra definición, según veíamos antes que ha ocurrido con la definición de “fuerza” a lo largo de la historia de la física.
¿Podría ocurrir algo por el estilo en la historia de la lógica, esto es, es concebible que un principio lógico -como el de tercio excluso- vea suspendida su vigencia y sea apeado de su condición de tal?
Vamos a ver que sí, al menos desde una concepción paratáctica de la lógica como la que estamos ahora considerando, para lo cual esos principios se hallarían a la par con los demás principios de la ciencia.
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El principio de tercio excluso presupone un principio lógico más básico -el llamado “principio de bivalencia”- que asegura que un enunciado tan sólo admite la doble posibilidad de ser considerado verdadero o falso, sin que quepa una tercera posibilidad al respecto.
Y es en virtud de ese principio por lo que el de tercio excluso se considera normalmente una “verdad lógica”: dado que X sería siempre un enunciado verdadero cuando no-X sea falso, y dado que la disyunción de esos dos enunciados es siempre verdadera con sólo que lo sea uno de sus miembros, el principio de tercio excluso será por tanto siempre verdadero. ¿Pero no cabría acaso discutir la estricta vigencia del principio de bivalencia y, por ende, la del principio de tercio excluso?
Imaginemos que, en lugar, de preguntarnos si es cierto que hoy llueve o no llueve, nos da por preguntarnos si es cierto que “mañana lloverá” o “no lloverá”, donde esos enunciados son los que en literatura filosófica se conoce como enunciados relativos a “futuros contingentes”, es decir, relativos a acontecimientos futuros que igual podrían tener lugar que no tenerlo, puesto que no es ni necesario ni imposible que acontezcan. Si fuésemos pacientes, lo natural sería aplazar nuestra respuesta a aquella pregunta hasta mañana, esperando a ver qué pasa.
Pero la gracia del asunto está en abandonarse a la impaciencia lógica -aun si quizás no demasiado “lógica” para la gente que se tiene a sí misma por sensata- e intentar responderla, como mejor podamos, hoy.
Alguien podría decir que no sabemos si mañana lloverá ni si no lloverá, pero que sí sabemos que ocurrirá una cosa u otra: tertium non datur.
Y quien diga así estará admitiendo, como nosotros antes lo hemos hecho que la verdad del principio de tercio excluso se halla en función de la verdad de sus dos enunciados componentes, que en nuestro caso ya sabemos relativos a futuros contingentes.
Ahora bien, quien diga hoy que el enunciado “mañana volverá” es verdadero parece estar diciendo que es necesario que mañana llueva, de la misma manera que quien diga hoy que ese enunciado es falso, lo que convierte en verdadera a su negación, parece estar diciendo que es imposible que ocurra tal cosa.
De suerte que, tanto en un caso como en otro, nos la habríamos con futuros necesarios e imposibles, no con futuros contingentes, lo que contradiría palmariamente nuestra hipótesis de partida.
La paradoja de los futuros contingentes puede dar la impresión de una paradoja algo tonta, mas sus implicaciones están lejos de ser instrascendentes.
Suspender la vigencia del principio de tercio excluso, por aludir a una prmera de esas implicaciones posibles, no es ninguna tontería.
Es lo que hace por ejemplo el matemático intucionista cuando rehusa pronnciarse acerca de la naturaleza par o impar de la enésima cifra decimal de un número irracional hasta no haber ejecutado todas las operaciones necesarias para obtener aquella cifra.
Como tampoco es ninguna tontería la suspensión de la vigencia del principio de bivalencia, que
equivale en rigor a la introducción de la “indeterminación” como un tercer valor a añadir a los dos valores clásicos de la “verdad” y la “falsedad”.
Una lógica trivalente de ese género pudiera ser la preferida por el físico que desea formalizar la relación de incertidumbre que para la mecánica cuántica se deriva de la imposibilidad de determinar simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula subatómica.
Pero, por lo demás, entre la verdad absoluta y la absoluta falsedad caben no sólo uno, sino múltiples peldaños intermedios, desde enunciados “más verdaderos que falsos” hasta enunciados “más falsos que verdaderos”, lo que abre paso a la construcción de lógicas trevalentes, pentavalentes, etc., etc. Y si admitiéramos una infinidad de esos peldaños, nada habrá que nos impida construir lógicas infinitamente polivalentes.
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Lo real y verdadero
Lo real y lo verdadero: se ha hablado tanto de eso, Kant decía que había objeto y razón, Husserl que sólo había objeto y sujeto. Hegel habla de que todo lo real es racional y todo lo racional es real.
En realidad, se trata de una constante de la humanidad, la de buscar qué es aquello de lo "absoluto" que nos permite "estar" y que nos enlaza con la vida.
Zubiri, un pensador original español, habla de que solo hay "realidad" e "impresión" de sentir (ni siquiera sujeto), y eso es "actualidad". Y además esas dos realidades son "una", y una se dan una "en" la otra.
Pues eso precisamente pienso yo.
No me quedo con la simple humanidad y busco la sabiduría, una en la otra, y lo hago en la actualidad.
En cierta forma, adopto la manera de pensar de Compte-Sponville, aunque su filosofía se debate en el mismo debate de los conceptos filosóficos. Y para los conceptos no hay universalismos que valgan, nos debemos a las convenciones.
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Compte Sponville:
¿Los sabios? Son aquellos que se contentan con esa vida, quiero decir que disfrutan de ella, sin renunciar por ello a cambiarla – ya que todo cambio forma parte de ella, puesto que una vida no es otra cosa, incluso, que un proceso ininterrumpido de cambio –. En realidad todos tenemos nuestros momentos de sabiduría y también todos, o casi todos, nuestros momentos de locura… El sabio lo acepta con toda tranquilidad. La humanidad, dice, importa más que la sabiduría.”
¿Qué hay más absurdo que esperar la eternidad? ¿Qué hay más triste que esperar la felicidad? Pero esto señala más bien el camino que el punto de llegada, en el que estamos ya. Lo verdadero es que no hay sabiduría: no hay más que la vida humana, tal cual es, tal cual pasa, abierta al todo que la contiene, a los que tiene a su lado, siempre presente, siempre efímera, conmovedora por su fragilidad, por su soledad (incluso en el amor – ¡sobre todo en el amor! - ) y, finalmente, en casi todos, a pesar del miedo y del cansancio, por su valor.
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Andrómeda
Etica de Spinoza
lo dijo Daven
La culpa no ocupa lugar alguno dentro de las figuras del "logos". Es una apelación persuasiva que pertenece al "pathos".
Tal y como aparece en la "Ethica" de Spinoza:
Proposición LIV:
El arrepentimiento no es una virtud, o sea, no nace de la razón, el que se arrepiente de lo que hace es dos veces miserable e impotente.
(Ethica - Parte IV)
La demostración viene después. Se trata sencillamente que la conmiseración es una tristeza y como tal, una represión de la alegría, y por tanto hablando de la naturaleza ineluctable de los hechos pasados, una conmiseración acerca de estos no es adecuada a los principios de la razón. Spinoza observa la utilidad tanto del arrepentimiento como de la humildad en las formas en que un Gobierno puede someter las pasiones de un pueblo y hacerlo más previsibles.
Señor Eleata, haga el esfuerzo de ponerse dos milenios y medio al día. Toda la escuela Eleata no es más que un vacuo intento por negar la realidad.
Sincerely yours
Lord Gordon Byron, fascinante facineroso
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lo dijo Andrómeda:
Me sorprende con sus silogismos en ética, "nacer de la razón", ahora resulta que usted va a ser más platónico que Platón.
El "pathos" es la impresión sentiente, el "logos" es el medio de relación de una impresión con otra, la "razón" es la postulación radical de la realidad a través del logos y del pathos.
Por mucho que Spinoza, judío emigrado con su familia de España a Holanda y vuelto a tener que exiliarse acusado de blasfemo, lo cual tal vez le honra más por los tiempos que les tocó pasar, y contemplando su obra con la distancia, su pensamiento, sin duda, es un avance en la ética. Incluso es una inteligencia muy refinada darse cuenta de la utilidad que tiene la manipulación del sentimiento culpable y entre otras cosas del arrepentimiento para las formas de gobiernos, pero eso es algo que ya se habían dado cuenta en el siglo XIII los escolásticos, basados en la filosofia de santo tomás.
Todos los sentimientos nacen del "pathos" y de ahí algunos llegan a la razón y otros se quedan en puras impresiones primarias. Se puede nacer de la razón, pero como una forma mas del sentir así estructurada. Es más hoy desde la psicología y la filosofía no se sabe dónde está el límite entre el logos y la razón.
Los que hablan de una tecnica procedimental e institucional, los ponen aquí.
Pero es más complicado, la razón también existe por simple "modelización" de la realidad. Es la fuerza pues de la realidad la que genera la necesidad de imposición de una razón por otra. Pues la razón también es plural y multiforme.
Sinceramente,
Andrómeda
Perdón, es la familia de Spinoza la que procedía de judíos sefardíes de la península pero el filósofo Spinoza ya nació en Amsterdam. Y murió en la Haya en 1677, se trasladó a esta ciudad, a pesar de que se le exigió unos requisitos para su producción filosofica, pero su obra fue perseguida por criticar la religión de una forma racionalista, de hecho él no aceptó una catedra, la de Heidelberg, para dar clases por condicionar las autoridades académicas su forma de pensar.
Para él la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual. Pero esta definición es paradójica porque al mismo tiempo afirma un determinismo universal, en que todo está determiado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de preservación de la vida. Aún así afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión. Pero no da una definición sino paradójica de razón. Siguiendo este planteamiento encontramos una de sus afirmaciones más importantes y que más problemas le trajo es que Spinoza afirma que los valores son creaciones humanas arbitrarias.
En su filosofía, basada en el mecaniscismo de Descartes, al postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo (negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual.
Spinoza se declara monista, esto es, no cree en la existencia de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente y todo en su conjunto es parte de una sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos, algo que da lugar a un "monismo neutral". También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío: asegura que el hombre está determinado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de la preservación de la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión.
En su Ética demostrada según el orden geométrico habla de Dios, del ser humano y del puesto que el hombre ocupa dentro de la naturaleza; así, dice que la forma correcta de entender a los hombres es como una parte más de la naturaleza y que las acciones humanas no se deben analizar como criterios morales, sino como partes necesarias de leyes que rigen el Cosmos, esto es, que existen leyes universales de la naturaleza a las que los hombres están sujetos, por lo que no se puede afirmar que el hombre es totalmente libre. Siguiendo este planteamiento encontramos una de sus afirmaciones más importantes y que más problemas le trajo: Spinoza afirma que los valores son creaciones humanas arbitrarias.
Su pensamiento traslada la visión del mundo de Galileo, que dice que el mundo está sujeto a unas leyes, a la sociedad, es decir, busca las leyes que regulan la sociedad. En este punto coincide en parte con Descartes y Hobbes, pero con la singularidad de que Spinoza además busca las leyes que rigen la moral y la religión. Así Spinoza entra de lleno tanto en la moral como en la religión, intentando introducir la razón en ambas esferas, para lo que usa un método racional.
Lo dijo Zenon:
A ti, oh culpa, pertenecemos desde algún instante de la historia. Causa final judeo-cristiana nos has de revelar el eterno destino tras el último juicio. El día después del Apocalipsis, seremos todos por fin uno: cada cual y su culpa. El Juicio es la gran catarsis; el noúmeno verdadero, el pecado de existir. Pues, desde el horizonte crepuscular, la luz de la culpa se extiende constituyendo, como insidiosa arena, el cemento de toda biografía. La imperfecta catarsis del confesionario o del palacio de justicia, es el desvaído reflejo de las miradas omnipresentes que nos atan vilmente en el centro de la existencia.
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Ya el amor y el perdón fugaz de la culpa del ser amado, ya su corrupción, es la madre terrible de las acusaciones. La telaraña de la culpa invade los hogares, las patrias y los laboratorios. ¡Oh, progenitora de la ciencia! Pues ¿no has engendrado la fructífera idea de la causalidad? Culpa y causa, religión o moral, ciencia o cierta filosofía...
lo dijo daven
lo dijo Daven 19 Marzo 2008 11:26 PM
No veo ninguna contradicción en el planteamiento de Spinoza. De hecho es él quien utiliza la expresión "nacer de la razón". Esto solo significa "ser consciente de su coherencia". Aquí Platón no tiene cabida.
Utilizando el "logos", el sentimiento es relegado a su debido sitio, aparte. Sus mixturas están muy bien, son muy bonitas, pero me son completamente ajenas. Llegará con la mezcla de "Logos", "Ethos" y "Pathos" al color gris ceniza de la vuelta a la astrología y la ignorancia.
Evidentemente, los valores son convenciones humanas. No hay hechos morales (Nietzsche). Si usted no lo soporta, no es mi problema. ¿Si la tierra estalla y nos convertimos en polvo cósmico se ha realizado algo "malo"? ¿Quién juzga y función de qué? No existen valores ultramundanos, solo sociales.
Termino como siempre con el dialéctico sin vicios, Heráclito de Éfeso
"No escuchándome a mí, sino a la Razón, concluiréis que todo es Uno y lo mismo"
Yours
Lord Gordon Byron, salami's machine
lo dijo andromeda
Los hechos son verdaderos o falsos, es decir, sólo se puede predicar la verdad/falsedad, no obstante, podemos postular un "tercio excluso" y encontrarnos con hechos que boedecen a otras valoraciones.
En cuanto usamos reglas para medirlos, así podemos decir que son necesarios/contingentes o posibles/ imposibles, facultativos/permisivos .
Y estamos todavía en las afirmaciones de hecho, pero no son del todo de hecho, sino que albergan un caracter valorativo. Luego existen hechos que son "reglas" y por tanto son de valor. Son reglas necesidad.
A partir de ahí: se puede predicar que sean necesarias o no y es cuando se entran en otras valoraciones de índole moral podemos llamar. Pero cómo ve no he efectuado una escisión en ellas, he ido relacionando unos hechos con otros.
Es decir la realidad entre hecho y valor no está escindida.
En el análisis del lenguaje se llaman afirmaciones i-locucionarias, pues producen una intencionalidad en el lenguaje.
El monismo mecanicista que propugna Spinoza deja lugar a una razón que sólo tiene que ver con el entendimiento humano, y no con las leyes de la naturaleza, a mi modo de ver esto es un determinismo absoluto, sacado de una escisión y una separación de la sustancia que además no sabe cómo explicar. Pero que le sirve para justificar la arbitrariedad de ciertos valores y la sumisión a la religión.
Heráclito habla de una dialéctica pero no va más allá de ella en la razón.
En definitiva qué es la razón.
A mi modo de ver nace no de la inteligencia separada de la impresion sensible sino de las dos unidas en aprehensión de realidad. Y para llegar a la razón hay que partir de aquí y es más hay que volver a la realidad primaria, de lo contrario estaremos construyendo sólo un mundo abstracto.
Tal vez no me entienda pero he intentado explicarme.
(De la astrología ya he dicho muchas veces que no me baso en los signos sino en los aspectos planetarios, es esto lo que más me interesa de mis estudios sobre los astros).
Quede suya.
Concepciones del derecho
lo dijo sylphides a domovilu
Entre el realismo, el normativismo y el iusnaturalismo las concepciones del derecho se han difuminado considerablemente.
El "realismo americano" se impuso en las decadas centrales del siglo XX, el "normativismo" hartiano incorpora las tesis menos radicales de los realistas y los iusnaturalistas, y la versión "iusnaturalista" más influyente de los ultimos tiempos, la de john finnis, no parece ser incompatible con un iuspositivismo moderado.
En los ultimos años hemos asistido a una pléyade de visiones nuevas, el analisis económico del derecho, el feminismo jurídico, derecho y literatura, psicoanalisis y derecho, derecho postmoderno y semiótica jurídica, pero la mayor parte de ellas no pueden presentarse como concepciones alternativas a las que hemos visto simplemente por su caracter parcial.
Finalmente como postpositivista (o antipositivista) es como hay que calificar la obra de norteamericano R. Dworkin, sin duda el jurista más influyente en las ultimas decadas del siglo, él contempla el derecho no desde la perspectiva del legislador sino desde la perspectiva del juez, da cuenta de los sistemas que están legitimados por ser "derechos de los estados democraticos", aunque por esto no se interesa demasiado por la construcción de una ciencia ni de las relaciones entre el derecho y el poder, fundamentalmente su tesis se basa en la concepcion del derecho como interpretación de las reglas y principios que contiene un sistema juridico.
Sus bases filosoficas son bastante eclécticas -la influencia de la hermeneutica o de la teoria del discurso habermasiana- pero desde el punto de vista politico se trataria de una concepcion que pretende dar cuenta de los derechos de los estados constitucionales y del paradigma constitucionalista, lo que pretende entender la validez en terminos sustantivos y no puramente formales y la integración entre las diversas esferas de la razon practica, el derecho, la moral y la politica y la importancia puesta en la argumentacion jurídica en la necesidad de tratar de justificar racionalmente las decisiones.
Con esto no quiero cansarte, pero se trata de una pregunta compleja y he intentado responderla lo mejor posible.
un saludo!
lo dijo sylphides
No es antisemitismo lo que tienen la naciones unidas, ante todo es generosidad con el pueblo de israel al que le dieron un territorio para cumplir su sueño sionista despues del holocausto, otra cosa es que mande a este país a cumplir sus resoluciones universales porque no las cumple y se aprovecha de su amistad con EEUU para hacerlo. No es colonización de terrenos lo que ha hecho sino pura invasión y eso conlleva la legítima defensa de una nación como la palestina. Se sabe muy bien dónde están las fronteras y dónde están las guerras que la produjeron.
Y lo que dice de que vamos a ser invadidos por los musulmanes eso ya parece un alarde de imaginación que es de donde parece saca la mayor parte de su discurso. Conozco y he tratado a chicos musulmanes aqui en mi ciudad y solo sé que vienen a trabajar igual que vienen también de su país.
No discuto los problemas que las diferencias de cultura pueden traer, pero tengo alguna experiencia y puedo decir que los he solucionado con buena voluntad y con respeto hacia ellos (y hablo por mi propia experiencia).
Y además me gustaría decirle: el derecho existe porque existe el conflicto o mejor dicho cierto tipo de conflictos: el que enfrenta no simplemente a individuos de la misma o diferentes sociedades, sino a grupos de individuos que forman parte de la misma sociedad. Ese conflicto parece haber existido siempre que se alcanza un cierto nivel de complejidad social y su solución -o apaciguamiento- requiere de la existencia de una o varias instituciones como la mediación, los tribunales, la policia y la legislacion. El derecho no es un mal, el mal en cada caso esta representado por el conflicto social.
No deja de ser inquietante mas bien la idea de una sociedad sin conflictos tal y como parece que la imaginas, la existencia del derecho no asegura una ordenación justa sin embargo ésta no está en algo distinto al mismo derecho, tal vez en un derecho alternativo.
El hecho de que tanto las utopias (desde Platón a Marx) como las antiutopías (como las de Huxley o las de Orwell) coinciden en ofrecernos modelos de sociedad en los que no hay propiamente lugar ni para el derecho ni para los juristas -Platón preconiza el gobierno de los mas sabios frente al de las leyes, y orwell presenta la transformacion de un movimiento de liberación en uno tiránico de la arbitrariedad- lo cual es significativo ya de que ni desde un punto ni desde otro se puede ofrecer una alternativa real y no fraudulenta.
espero que excuse todo este acopio de letras, un saludo!
Aarnio y la reconstrucción de la racionalidad
En su reconstrucción de la racionalidad a partir de la razonabilidad (The rational as reasonable, 1987), Aarnio ha hablado de dos tipos de conexión entre la idea de aceptación racional y el concepto wittgensteiniano de “forma de vida”. Por una parte, el concepto de forma de vida orienta hacia un mejor entendimiento de lo que significa la interpretación, que deberá comprenderse no sólo como fenómeno semántico, sino sobre todo como fenómeno pragmático perceptible en el contexto de una forma de vida determinada. “El análisis del lenguaje es el análisis de la forma de vida”, indica Aarnio remontándose a Wittgenstein. “Así podemos entender nuestra vida, cuyos actos componen nuestra forma de vida”.
Por otra parte, el concepto de forma de vida redefine la noción de valor. Dos individuos que comparten una misma forma de vida comparten también un mismo lenguaje que permite el entendimiento mutuo. Ello no implica que las dos representaciones del mundo de cada uno de esto individuos coincidan, sino que lo normal es que cada uno tenga sus preferencias valorativas, las cuales tratará de justificar racionalmente a través de diversos tipos de juegos lingüísticos. Pero se podría decir, volviendo a usar la terminología wittgeinteiniana que tales preferencias valorativas tienen un parecido de familia que facilita la intersubjetividad de los valores: “Los valores reciben específicamente su intersubjetividad de las formas de vida. Una forma de vida es siempre de alguna manera y en cierta medida una materi acomún. Es específicamente una forma de vida. Un individuo no puede desarrollar por sí mismo una forma de vida completamente privada, una representación del mundo y un lenguaje propios. Haciéndolo se aislaría a sí mismo de la interacción social. Es el aspecto común de la forma de vida lo que hace que la comunicación -y a través de ella, la interacción- sea posible”. (Aarnio, 1987).
El sistema de valores común para quienes comparten una forma de vida constituye el presupuesto de racionalidad para la interpretación y la argumentación jurídica. Pero ante la comunidad jurídica como auditorio universal, la racionalidad se materializa a través de la persuasión.
Ya antes de que Perelman situara la persuasión en un plano diferente al del convencimiento, Wittgenstein afirmaba en “Sobre la certeza”: “El juez podría bien decir: 'ésta es la verdad -en lo que yo puedo conocerla-. Pero ¿qué efecto tendría esta coletilla? ('más allá de cualquier duda racional'). ¿Es erróneo dejarme guiar en mis acciones por las proposiciones de la física? ¿Debo decir que no tengo ninguna buena razón para hacerlo? ¿Y no es precisamente esto lo que llamamos una 'buena razón'? Supongamos que encontramos gente que no lo considera como una razón plausible. Diciendo que esto es erróneo, ¿no nos salimos ya de nuestro juego lingüístico para combatir el de los demás? ¿Y tenemos razón o sería injusto combatirlo? Naturalmente apoyaremos a nuestro modo de proceder con todo tipo de palabras de orden (de eslóganes). He dicho que “combatiría” el otro juego lingüístico, pero entonces, ¿no le daría quizá razones? Ciertamente sí, pero ¿hasta dónde llegan? Cuando acaban las razones está la persuasión” (Wittgenstein, 1969).
Neil Maccormick y Otta Weinberger hablan de una racionalidad institucional, desde un positivismo jurídico institucional que añade al postulado de la pureza las diversas investigaciones funcionales de carácter pragmático y político.
Sylphides
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De la intolerancia y los intolerados, las tres culturas
A través de la historia de la filosofía la figura del cordobés Moshé Ben Maimón siempre me interesó, digamos que por razones patrióticas, esto es, en la medida en que una asume de buen grado su condición de vástaga de un país de “judíos, moros y cristianos”. Un país que los primeros consideraron desde antiguo como suyo y les fue dado a trechos vivirlo como tal. Así fue en la Córdoba musulmana al menos hasta la oleada de fanatismo religioso que trajo consigo la invasión de los almohades en el siglo XII o en el Toledo de un siglo más tarde, el Toledo del cristianísimo rey Alfonso X el Sabio, de quien era reconocida su fama de piadoso y era buen rey consciente de haber nacido en una península de filósofos como lo testimonia el caso de “Aristotil”, a quien le atribuye la naturalidad española y “salió moço de su tierra y fuesse para Grecia”.
Como quiera que sea y por más que alardee de cuna de filósofos, la península ibérica ha solido ser tierra asaz inhóspita para nuestros colegas del pasado, y el afán de saber no ha sido el único motivo que obligó a expatriarse a tantos de ellos o a sus respectivas familias.
En el caso de Maimónides fue empujado a hacerlo por causa de la intolerancia, gracias a la que aquél acabaría convirtiéndose con el tiempo en cortesano del sultán Saladino en la ciudad de El Cairo.
Pero análogas razones llevaron a otra familia de judíos, varias centurias después, a trasladarse desde la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros a Portugal y luego a Holanda, lo que explica la presencia de Baruch de Spinoza en la comunidad hebrea de Amsterdam, de la que también, ay, se vería segregado por blasfemo.
Y un filósofo menor pero conmovedoramente atormentado, como Juan Luis Vives, había ya arrastrado una centuria antes su desazonador exilio de descendiente de conversos por esos mismos Países Bajos.
Y me acordé de una novela acerca de Juan Cabezón Castilla, que era un hijo de Israel, que tras el Edicto de expulsión de los Reyes Católicos, se embarca como gaviero en la nao Santa María de Cristóbal Colón buscando hallar mejor fortuna en lo que luego sería América. El largo brazo de la persecución no dejaría de alcanzar tarde o temprano a estos escapados, algunos de los cuales, refugiados en Curaçao bajo la protección de los tolerantes holandeses, volverían a embarcar allí con destino a Nueva York, por aquel entonces Nueva Amsterdam.
Pero no es cosa, en fin, de denigrar a los españoles. Siendo admiradora de fray Bartolomé de Las
Casas, los españoles no prodigaron a los indios un trato más infame que el que acostumbraban a prodigarse entre ellos mismos, lo que prueba al menos su sentido de la equidad.
Algo que queda reflejado en una obra apasionante cuya lectura os recomiendo -”La conquête de l'Amerique”, de Tzvetan Todorov-, en la que se describe, con perspicacia histórica y profundidad filosófica poco comunes, el drama del “descubrimiento del otro”, un descubrimiento capaz de transformar el cruento enfrentamiento en interacción comunicativa.
En México, por ejemplo, en una inscripción en la Plaza de las Tres Culturas, en el corazón de la antigua Tenochtitlán, dice lo siguiente: “El 13 de agosto de 1521, heroicamente defendido por Cuauhtémoc, Tlatelolco cayó en poder de Hernán Cortés. No fue triunfo ni derrota. Fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy”.
Y en cuanto a la intolerancia los propios españoles la han seguido sufriendo de otros españoles hasta ayer mismo, por resumir en dos palabras las trágicas consecuencias de una guerra civil.
Eso fue lo que le permitió la “empatriación” mexicana de un maestro como José Gaos, otro filósofo desterrado -o “transterrado” como él prefería decir tratándose de México, uno de cuyos textos juveniles, antes de su desarraigo y nuevo arraigo, es “Filosofía de Maimónides”. Al parecer el texto obedecía a un proyecto orteguiano de elaboración de una Historia de la Filosofía en España, en el que no podía faltar lógicamente el pensamiento judío. Y parece ser que Gaos estaba estudiando árabe antes de partir, por ser la lengua árabe en principal vehículo de expresión de dicho pensamiento sefarad.
Maimónides escribió una “Guía de Perplejos”, donde se incorpora la versión española del título como “Guía de los descarriados” que se limita a reproducir el título francés de Munk “Le guide des egarés”. Pero la obra de Maimónides no fue escrita para los que hubieran echado a andar por un camino equivocado, sino para los que, bien encaminados, se encuentran desconcertados, inciertos, confusos; en una palabra, perplejos ante una encrucijada que les oprime el ánimo... La encrucijada que plantea el abandono de la razón o de la fe causa una perplejidad ecompañada de un dolor violento y una insostenible situación vital que exige un guía o una guía que lleve por el camino de la resolución, y este trabajo lo debe realizar el filósofo que se avoca a mostrar la conciliación posible, porque para Maimónides la fe y la razón están inseparablemente unidas.
Aunque al talante racionalista del hombre moderno lo que le caracteriza es haber dejado de vivir la razón y la fe como algo inseparablemente unidos. La razón podría seguir siendo definida de manera que resulte compatible con la fe pero semejante definición se tornará vacua sino incorpora un componente vivencial que sólo la experiencia histórica puede suministrarle, en cuyo caso lo más probable es que la definición se torne ociosa.
Pues el ocaso de la religión y su relevo por el racionalismo filosófico está muy lejos de haber sido un suceso de parva significación y la conmoción originada por su impacto en la conciencia humana se prolonga problemáticamente hasta nuestros mismísimos días.
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Mas el precedente elogio de la perplejidad y de la tolerancia ¿qué diablos puede significar aquí? Al fin y al cabo, España pasa por ser un país proverbialmente intolerante.
Por increíble que parezca intolerantes fueron allí hasta los propios hebreos convertidos a la fe cristiana, como aquel tristemente famoso Salomón Haleví, rabino que llegó a obispo bajo el nombre de don Pablo de Santa María y alentó matanzas de sus hermanos de raza en la Castilla de finales de la Baja Edad Media. Como se ha dicho con amargura a propósito del socorrido tema de las dos Españas: “Desengáñese, amigo. España sólo ha habido una, la intolerante. Y cuatro o cinco intolerados.”
Salvo los “cuatro o cinco intolerados” de que hablaba un viejo profesor -en realidad, algunos más de acuerdo con el censo de heterodoxos de don Marcelino Menéndez y Pelayo, que se prolongaría, prolongando la herencia de nuestros ilustrados, hasta incluir a los filósofos del exilio latinoamericano-, los españoles no supimos ser sabios.
De nosotros se cuenta que dijo Nietzsche, ya postrado, esta frase inquietante: “España, España es un pueblo que ha querido demasiado”, de hecho quiso ser como dios y poseer la clave para imponer a propios y extraños la tiranía de un único dios.
Pero me malicio que vamos a necesitar de aliviarnos de la bochornosa indigestión de pasadas glorias y debería exigir un serio examen de conciencia, como si los problemas que agitaron a cristianos, moros y judíos fuera un transunto del universo de hoy que multiverso y aglomerado se agita bajo una civilización de veras planetaria.
sylphides
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Un mito de la decadencia
En el siglo veintiuno es más fundamental afirmar lo que nos une en un proyecto común, hay más de común que de diferente, en los hábitos folcklóricos se ha exagerado el hecho diferencial, la historia es un compromiso también con la libertad y la justicia y hay que conocerla para trazar el horizonte. Una España de herejes y de inquisición, de nacionalismo y de centralismo, ésa ha sido la historia de España, la chapuza de la modernidad, la España caínita frente a la facilidad de hacer amigos, hay una falta de rigor pero nos sentimos bien, hay hospitalidad, nos interesa lo que le pasa al vecino, esta España es una España inacabada, hay que pensarla como un proyecto de futuro, no como pasado, como una nación viva, no de las cortes de Flandes ni de la división de Trento, ni de la bandera militante, no cuenta el pasado, cuenta el futuro, el plebiscito diario.
Siempre ha habido un mito de decadencia en nuestro país, no viene de ahora sino desde Roma, del año ochenta y dos antes de Cristo, siempre nos ha seguido la historia de un país negro, el mito de una decadencia. Los perderdores de la guerra civil fueron los anarquistas en verdad, porque ellos renunciaron después a un partido, ahora los perdedores son las víctimas de Eta. No, no tenemos que pensar en eso sino como pasado y abrir un proyecto nuevo.
Judaísmo, pensamiento antisemita
Si los judíos no tuviesen que afrontar más que el antisemitismo profesional, su drama se vería sensiblemente disminuido. Enfrentados de hecho con la casi totalidad de la humanidad, saben que el antisemitismo no representa un fenómeno de época, sino una constante, y que sus verdugos de ayer empleaban los mismos términos que Tácito...
Si atormentan su conciencia, lo hacen para procurarse sensaciones. Y se procuran aún más si atormentan la vuestra. En cuanto descubran algunos escrúpulos, algún desgarramiento o la presencia obsesiva de una falta o de un pecado, ya no os soltarán, os obligarán a exhibir vuestro problema o a gritar vuestra culpabilidad, mientras ellos asisten, sádicos, al espectáculo de vuestra zozobra. Llorad si podéis: eso es lo que esperan, impacientes de emborracharse con vuestras lágrimas, de chapotear, caritativos y feroces, en vuestras humillaciones, de regodearse con vuestros dolores.
Representa la existencia separada por excelencia o, para emplear una expresión con la que los teólogos califican a Dios, lo absolutamente otro. Consciente de su singularidad, piensa en ella sin cesar y no la olvida jamás; de dónde le viene ese aire forzado, crispado; o falsamente seguro de sí, tan frecuente entre los que llevan la carga de un secreto.
En lugar de enorgullecerse de sus orígenes, de exhibirlos y proclamarlos, los camufla: pero ¿acaso su suerte, distinta a cualquier otra, no le confiere el derecho de mirar con altanería a la turba humana? Siendo víctima, reacciona a su manera, como un vencido sui generis. Por más de un aspecto, se emparienta con esa serpiente de la que hizo un personaje y un símbolo. No vayamos, sin embargo, a creer que él también tiene la sangre fría: sería ignorar su verdadera naturaleza, sus apasionamientos, su capacidad de amor y de odio, su gusto por la venganza o las excentricidades de su caridad. (Ciertos rabinos hasidicos en nada ceden a los santos cristianos).
Excesivo en todo, emancipado de la tiranía del paisaje, de las ingenuidades del arraigamiento, sin ataduras, acósmico, es el hombre que nunca será de aquí, el hombre venido de otra parte, el extranjero en sí, y que no podría sin equívoco hablar en nombre de los indígenas, de todos. Traducir sus sentimientos, convertirse en su intérprete, ¡qué tarea le representaría, si lo pretendiese!
Mejor y peor que nosotros, encarna los extremos a los que aspiramos sin alcanzarlos: es nosotros más allá de nosotros mismos... Como su capacidad de absoluto supera a la nuestra, ofrece, para bien y para mal, la imagen ideal de nuestras capacidades.
Su soltura para el desequilibrio, la rutina que ha adquirido en él, le convierte en un desquiciado, experto en psiquiatría como en toda clase de terapéuticas, un teórico de sus propios males:
no es como nosotros, anormal por accidente o por esnobismo, sino naturalmente, sin esfuerzo y por tradición: tal es la ventaja de un destino genial a la escala de un pueblo. Ansioso entregado a la acción, enfermo incapaz de guardar cama, se cura mientras avanza. Sus reveses no se parecen a los nuestros; hasta en la desgracia rechaza el conformismo. Su historia es un interminable cisma.
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Pero me refiero, en todo ello, a mi apego al Antiguo Testamento, el culto que siempre he profesado a su libro, providencia de mis desenfrenos o de mis amarguras. Gracias a él comulgué con ellos, con lo mejor de sus aflicciones; también, gracias a él y a los consuelos que de él saqué, muchas de mis noches, por inclementes que fuesen, me parecieron tolerables. Esto no pude olvidarlo ni siquiera cuando me parecieron merecer su oprobio. Y es el recuerdo de ésas noches en las que, por los agudos rasgos de ingenio de Job y de Salomón, estuvieron tan a menudo presentes, el que legitima las hipérboles de mi gratitud. ¡Que otro les haga la ofensa de tener respecto a ellos opiniones sensatas!
A su lado, los primeros cristianos parecen oportunistas: seguros de su causa, esperaban alegremente el martirio. Exponiéndose a él, no hacían por lo demás sino reverenciar las costumbres de una época en la que el gusto por las hemorragias espectaculares hacía fácil lo sublime.
Completamente distinto es el caso de los judíos. Rehusando seguir las ideas de su tiempo, la gran locura que se apoderaba del mundo, escaparon provisionalmente a las persecuciones. Pero ¡a qué precio! Por no haber compartido los sinsabores momentáneos de los nuevos fanáticos, iban después a soportar el peso y el terror de la cruz, pues es para ellos, y no para los cristianos, para quien llegó a ser símbolo de suplicio.
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Negar su coraje es desconocer el valor, la alta calidad de su miedo, que en ellos es un movimiento, no de retracción, sino de expansión, comienzo de ofensiva. Pues este miedo, contrariamente a los asustadizos y a los humildes, ha sido convertido por ellos en virtud, en principio de orgullo y de conquista. No es fláccido como el nuestro, sino erguido y envidiable, hecho de mil espantos transfigurados en actos.
Lo que a nosotros nos inmoviliza, a ellos les hace caminar y saltar: no hay barrera que no escale su pánico itinerante. Son nómadas a los que el espacio no basta y que, más allá de los continentes, buscan no se sabe qué patria. ¡Fijaos en la soltura con que recorren las naciones! Fulano, que nació ruso, es ahora alemán, francés, después americano o cualquier otra cosa. Pese a estas metamorfosis, conserva su identidad; tiene carácter, todos ellos lo tienen.
¿Les complació el papel de indeseables? ¿Querían desde el principio estar solos en la Tierra? Lo que es cierto es que aparecieron durante largo tiempo como la encarnación misma del fanatismo y que su inclinación por la idea liberal es, más que innata, adquirida. El más intolerante y el más perseguido de los pueblos unió el universalismo al particularismo más estricto. Contradicción de su naturaleza: es inútil intentar resolverla o explicarla.
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Clitemnestra
De fondo suena Dimitri Shostakovitch por Leonard Bernstein
Gentiles y no gentiles
lo dijo Andrómeda a domovilu:
No es que haya que condenar en masa a los gentiles. Pero, a fin de cuentas, no tienen de qué estar tan orgullosos: forman tranquilamente parte del «género humano»... Esto es precisamente lo que, de Nabucodonosor a Hitler, no se ha querido conceder a los judíos; desdichadamente, estos últimos no tuvieron el valor de glorificarse de ello. Con una arrogancia de dioses, hubieran debido jactarse de sus diferencias, proclamar ante la faz del universo que no tenían semejantes ni querían tener, escupir sobre las razas y los imperios, y, en un ímpetu de autodestrucción, sostener las tesis de sus detractores, dar la razón a quienes les odian... Dejemos los pesares o el delirio.
Los habitantes del globo se dividen en dos categorías: los judíos y los no judíos. Si se sopesase los méritos de unos y de otros, sin disputa, serían los primeros los que prevaleciesen; tendrían bastantes títulos para hablar en nombre de la humanidad y considerarse sus representantes. No se decidirán a ello en tanto conserven cierto respeto, cierta debilidad por el resto de los humanos. ¡Vaya idea la de quererse hacer amar! Se atarean en ello sin lograrlo. Tras tantas tentativas infructuosas, ¿no les valdría más rendirse a la evidencia, admitir, finalmente, lo bien fundado de sus decepciones ?
Pero ¿para qué recensionar las taras de un dios cuando se extienden a todo lo largo del Antiguo Testamento, junto al cual el nuevo parece una pobre alegoría enternecedora? La poesía y la aspereza del primero en vano las buscaremos en el segundo, en que todo es amenidad sublime, relato dedicado a las «almas bellas». A los judíos les ha repugnado reconocerse en él: hubiera sido caer en la trampa de la felicidad, desproveerse de su singularidad, optar por un destino «honroso», todas ellas cosas extrañas a su vocación.
No concedían crédito más que a sus propios prejuicios: de ahí la acusación de «misantropía», crimen que les imputaban Cicerón, Séneca, Celso y, con ellos, toda la antigüedad. Ya en el 130 a. de J. C., durante el sitio de Jerusalén por Antíoco, los amigos de éste le aconsejaron «apoderarse de la ciudad por la fuerza, y aniquilar completamente la raza judía: pues, única entre todas las naciones, se rehusaba a tener ninguna relación social con los otros pueblos y los consideraba como enemigos» (Posidonio de Apamea).
A Cristo lo hubieran reconocido si no hubiese sido aceptado por las naciones y si no hubiera llegado a ser un bien común, un mesías de exportación. Bajo la dominación romana, fueron los únicos en no admitir en sus templos las estatuas de los emperadores; cuando les forzaron a ello, se sublevaron. Su esperanza mesiánica no fue tanto un sueño de conquistar las otras naciones como de destruir sus dioses por la gloria de Yahvé: teocracia siniestra erguida ante un politeísmo de marchamo escéptico.
Por grávido de consecuencias que haya sido, el rechazo del cristianismo sigue siendo la más estupenda hazaña de los judíos, un no que les honra. Si antes marchaban solos por necesidad ahora lo harán por resolución, como réprobos dotados de un gran cinismo, de la única precaución que han tomado contra su porvenir...
Andrómeda, especie de serpiente.
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lo dijo Andrómeda apostillando:
En la época en que vivían de la usura, ¿acaso no profundizaban en secreto la Cábala? Dinero y misterio: obsesiones que han conservado en sus ocupaciones modernas, complejidad inextricable, fuente de poder. ¿Encarnizarse contra ellos, combatirlos? Sólo el insensato se arriesga a ello: sólo él se atreve a afrontar las armas invisibles de las que están dotados.
lo dijo firmin
Domovilu, los escritores que adoro, la mayoría son judíos, los pintores, los cómicos, algunas actrices maravillosas como Lauren Bacall, o guapísimos como Paul Newman, o músicos que redescubren a Bach, como Mendelson.Esa falta de raíces terrestres o el estudio de la Torá o lo que sea,produce milagros y envidia . Casi siempre que veo leo conozco oigo algo interesante lo ha producido un judío. A veces también catástrofes como todos. ¿Te había mandado ya mi abrazo- bufanda de cachemire, cálida y suave?Por si acaso te la mando otra vez. Es azul.Si necesitas algo ´que pueda hacer, dímelo.
lo dijo FIRMIN A DOMOVILU
Querida Domovilu: sí, yo casi lo sabía y eso era un plus, ya ves como pienso sobre el asunto. Te tendré entre mis judíos favoritos que son tantos. Mucha gente no sabe cuantas personalidades en todos los campos, de los más serios a los más frívolos lo son y cuanta gente corriente y pobre también y cuanto han sufrido por ello.Te colocaré entre Mandelbrot (que voy a buscar quién es aunque me suena algo) y Leonard Berstein que me encanta, pero tengo cantidad de figuras de primera, estarías muy bien acompañada en mi "paraíso" judío. comeriamos bagels, que me gustan mucho con salmón y queso blando y oiríamos música judía de otro judío insigne, Ravel, que tengo en CD con ella.Si quieres algo que pueda hacerte...si me mandas la dirección te podría mandar algún libro. Estoy pensando que te voy a colocar también con Henry Roth, el autor de "Llámalo sueño", que es preferido y I.B.Singer. No sé si Salinger querría venir.Un abrazo , ya sabes bufanda de cachemire.
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FIRMIN
Tú… bueno, creo que lo sospechabas desde hacía tiempo, ¿verdad? Y no obstante respetaste mi silencio. Mereces pues un reconocimiento especial. Por lo demás, y si vas a ingresarme (un poco inmerecidamente, jí, jí) en tu lista de “judíos predilectos”, me honrarás mucho colocándome junto a Benito Mandelbrot. Es de los míos.
Ah!, casi me olvido de que tengo dos flancos. Puedes colocar a Mandelbrot a mi derecha, y a Leonard Bernstein a mi izquierda, ¿OK? Me harás muy dichosa así. Jí, jí.
Apropo, es cierto: amamos el estudio en profundidad. Lo llevamos en la sangre: hemos creado nuestro “Estudio” (eso es el Talmud) a nuestra imagen y semejanza, y luego él nos ha modelado en cuerpo y alma durante siglos…
lo dijo Daven
¡Menudo baño de auto-compasión!
Hemos detectado un patrón de comportamiento en esta señora: Bosqueja su salida por puro egoísmo para recoger la solidaridad de sus bienintencionados amigos de internet y en un segundo momento, ensoberbecida y armada con el apoyo de tantos, vuelve por sus reales degenerando en posiciones totalitarias y extremistas.
Espero con terror el siguiente artículo de la autora: "Por qué siempre tengo RAZÓN"
Previsible, fiu
Lord Gordon Byron;cuando usted va, yo ya volví con todo el jamón
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Clitemnestra
Casos semíticos
Heráclito dijo: "De no existir el sol, distinguiríamos la luz de la oscuridad gracias al brillo de las estrellas".
lo dijo daven:
Es el mismísimo monólogo de Shilock en el "Mercader de Venecia".
¿Cuantas libras de carne quiere cobrarse su excelencia a cambio de tanto odio comprimido?
Gently
Lord Gordon Byron, si fuera judío no me importaría decirlo, pero vamos, sin dramatizar.
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lo dijo Andrómeda
"¿a dónde me llama la tierra?", ¡qué profundo es este texto!
He soñado los mediodías y las medianoches del planeta, he languidecido por un mundo.
Pero la aventura humana tendrá ciertamente un término... la melancolía venida de esos mundos lejanos.
lo dijo margarita a Domovilu
Supongo que cada uno tenemos nuestras creencias, nuestras inclinaciones, ya sean religiosas, políticas, sexuales.
Y todo eso tiene cabida aquí.
No creo que exista nadie con el poder de juzgar a nadie.
Por otra parte, creo que todos tenemos el derecho a decir lo que pensamos, otra cosa es que, por el motivo qeu sea, lo hagamos o no.
Yo, personalmente no te voy a juzgar, ni a criticar, ni nada por el estilo.
Cuando pongas un post que me guste o interese, vendré de visita y cuando no esté de acuerdo, saldré de puntillas, para no molestar.
Porque no estar de acuerdo con algunas de tus ideas o afinidades, del tipo que sean, no me da ningún derecho ni a ofenderte, ni a juzgarte.
Cada debemos tener el derecho de ser, sentir y pensar como nos venga en gana, siempre y cuando no molestemos ni ofendamos a nadie.
Sigue igual que siempre, para mi nada ha cambiado.
Un besazo muy fuerte, Domovilu.
lo dijo Pasolosdías
¡Yo creí que eras más fuerte! Nada, todo lo que te critiquen siempre puede servirte para bien, ya sea para fortalecer tus ideas contrastándolas, o para cambiarlas, si uno se da cuenta del error.
Por cierto, judía como Amos Oz, ¡le amo! Supongo que habrás leído algo de él, si no es así te recomiendo Un Descanso Verdadero, con personajes inolvidables, reflexiones profundas, y un sentido del ritmo y de la lírica del que yo intento aprender. Siempre.
Si algún día te vas, que sea porque te da la gana, no porque alguien te moleste.
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más sobre pensamiento antisemita
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lo dijo Andrómeda
No concedéis crédito más que a vuestros propios prejuicios:
Lo que a mí me inmoviliza, a vosotros os hace caminar y saltar: no hay barrera que no escale su pánico itinerante.~
lo dijo Mahouista
Madrinaza, no puedo evitar el dedicarte estos versos de Jorge Manrique:
"Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha".
¡Y qué flecha la suya, señora mía!
lo dijo kitti a Andrómeda
Hija, que acabo de decir que no he llegado a las operaciones formales, ten piedad. Pues claro, que no me he enterado.
¿Es mejor la inmóvilidad o saltar?
Coño, si esto parece aquello de "La insoportable levedad del ser", de Kundera en su primer capítulo.
lo dijo andrómeda apostillando
La tontería, efectivamente, no encuentra cauce en los judíos: casi todos son inteligentes; los que no lo son, unas cuantas raras excepciones, no se limitan a la simple estupidez, van más lejos: son retrasados mentales.~
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lo dijo domovilu:
Europa... Europa....
"Alle Menschen werden Brüder"? JAJAJAJAJÁ! Quién se lo cree??????
lo dijo Daven
Lamentable ser humano:
Mitad ángel, mitad tirano. Duerme en sus sueños el alcanzar la inmortalidad del primero mientras que al despertar se comporta cruel y egoísta como el segundo.
Después de recibir tanta "solidaridad" usted misma se ha desenmascarado.
Traduzco: "Todos los hombres hermanos? JAJAJAJAJÁ! Quién se lo cree?????"
El verso es de Schiller y es una de las partes más doradas de la novena sinfonía de Beethoven, cuya partitura su alteza escupiría de pura soberbia.
Me llama la atención el acento en la última risa. Revela un tono histérico-compulsivo y un cinismo que emana, salpica, plenamente todo este auto-homenaje artificioso.
Usted no quiere a nadie, solo se quiere a si misma, y a la vez aborrece lo que es. Su ángel se difumina triste en la niebla de su ira. La compadezco profundamente.
Piense que la muerte nos hace iguales a todos, judíos y gentiles. ¡Qué gran liberación!
Lord Gordon Byron. prometheus
Ofensas caínitas
lo dijo menuda a Andrómeda y kitti
"La tontería, efectivamente, no encuentra cauce en los judíos: casi todos son inteligentes; los que no lo son, unas cuantas raras excepciones, no se limitan a la simple estupidez, van más lejos: son retrasados mentales."
"A mí los retrasados mentales solo me molestan si quieren hacerme creer que yo también lo soy, solo porque soy despistada."
Soy madre de un chaval que padece parálisis cerebral. No soy judía, pero al leerlos, por un momento he deseado serlo, para no ser como vosotras.
Podeis ver mi post de hoy. Ayer de madrugada me expresé mejor pero hoy es lo que me sale.
lo dijo kitti a Menuda 13 Marzo 2008 02:22 PM
Estás sacando las cosas de contexto.
Te diré que una amiga mía con parálisis cerebral acabó la carrera de derecho hace muy poco y está trabajando en un gabinete de abogados.
Te diré también que tengo el mayor respeto que te puedas imaginar hacia las personas que tienen retraso mental. Nunca olvido la frase de aquella mujer mayor, en la película "Tomates verdes fritos" cuando le dice a su amiga más joven al referirse a su hija retrasada ya fallecida: "¿Cómo podían decir que aquel ser tan maravilloso (su niña) era una desgracia?" Te lo digo porque yo tengo muy cerca a otro ser maravilloso del que, a menudo, oigo decir lo mismo. De verdad, no confundas las cosas.
Si no has visto la película, te la recomiendo.
Defiende lo que quieras sin hacer extrapolaciones atrevidas. Quizás si me conocieras mejor y supieras a qué me dedico no hablarías en los términos en que lo haces.
Tú y yo sabemos que tu hijo es una joya.
Un beso a los dos.
Añado, no soporto los chantajes emocionales. Quizá Domovilu lo hizo de forma inconsciente, pero lo hizo.
lo dijo Menuda 13 Marzo 2008 02:32 PM
Sí he visto la película y leído el libro, y he visto también muchas otras, hechas por personas que no han vivido en sus carnes esta experiencia. No vale el tengo un sobrino o el hijo de un amigo...No es lo mismo. Me gusta el diálogo, no la "machacada" por que sí. El chantaje siempre es cosa de dos (el que intenta hacerlo y el que se presta). No quiero dar lecciones a nadie, de veras, cuando hay lago que no me interesa o me molesta, paso de ello y yo, a lo mío. Cuando hay algo que me duele en el alma, no puedo callarme. A veces no nos damos cuenta que escribir en un teclado crea confusiones, porque no vemos la expresión del otro ni sus gestos, porque lo que uno lee, puede ser distinto a lo que el otro ha escrito. Pero también es real, porque le llega de esa manera, aunque no fuera la intención del escritor.
lo dijo Andrómeda
Que otro les haga la “ofensa” de tener respecto a ellos opiniones sensatas!
Gracias a el Antiguo Testamento comulgué con ellos, con lo mejor de sus aflicciones; también, gracias a él y a los consuelos que de él saqué, muchas de mis noches, por inclementes que fuesen, me parecieron tolerables.
Esto no pude olvidarlo ni siquiera cuando me parecieron merecer su oprobio. Y es el recuerdo de ésas noches en las que, por los agudos rasgos de ingenio de Job y de Salomón, estuvieron tan a menudo presentes, el que legitima las hipérboles de mi gratitud.
La “ofensa” de tener respecto a ellos opiniones buenas no se la haré yo.
lo dijo menuda a Andrómeda
Por la hora de cada mensaje, puedo ver que has escrito éste después que el de mi post. Eso me hace dudar todavía más. Me apena, de veras, porque creo que eres inteligente y capaz, pero tan equivocada...
lo dijo Daven a Mapache
Los gringos, ¿ya lo ha olvidado?, usan el siguiente acrónimo: S.O.B. (Son of Bitch).
Ayer estuve viendo, de nuevo, "El salario del Miedo", What a Film!. Henri-Georges Clauzot
Pensé en el viejo O'Brian de 1.984 y en Mr. O'Brian, jefe de operaciones de una petrolera gringa en algún lugar indefinido de sudamérica. ¿Había alguna diferencia? Mandar a cuatro desesperados a una misión casi suicida (riesgo 50%) en dos camiones (50% de éxito) con una tonelada de nitroglicerina. O'Brian dice: "Yo les conozco muy bien, al final nos lo agradecerán."
O'Brian es un S.O.B. y su sistema es Real, así han operado durante siglo y medio. Ahora se hunden. Yo no doy un euro por USA.
http://www.ft.com/cms/s/0/9c52348c-f036-11dc-ba7c-0000779fd2ac.ht...
Que muerdan el polvo, que vendan Hollywood, volveremos a las tierras sagradas de Dakota y las compraremos por 1 euro y, si somos justos, se las devolveremos a sus dueños legítimos: Sioux, Cherookes, Pies negros, Comanches... Lamento decirle que, en justicia, no es el caso de Israel (Los hechos sucedieron en el siglo XIII A.C. por la costa conquistaron los filisteos y por el Jordán los Hebreos, en medio pequeñas poblaciones cananeas).
Best regards
Lord Gordon Byron, socialiste
lo dijo EL Mapache a Daven
Esta vez no ha acertado, amigo Daven.... no escribi S.O.B...... solamente B.S. Que también es un acrónimo que usan los gringos.... uno muy común, por cierto. y que significa BULL SHIT.
"No se diga más este refrán entre mi pueblo: los padres comieron las uvas agrias y a los hijos les pegó la dentera"
Si a la historia vamos, pocas naciones pueden "levantar airosamente la cabeza".
Mis respetos, como siempre.
El Mapache, libertario, capitalista y calvinista
lo dijo andromeda:
Tengo que decir que yo me llamo Esther igual que mi madre. Y casi hago honor a la reina Esther.
También debo decir que he convivido con alemanes, ingleses, italianos... y además con dos chicas judías, una de ellas fugazmente, porque era de origen norteamericano, pero no se cortó nada en decirme un día de sorpresa que había quedado en reunirse en la sinagoga de aquí de mi ciudad. Tenía las virtudes y los defectos típicos de la clase burguesa y aun así, la admití, y le alquilé una habitación, porque me pareció agradable. Y de hecho lo era.
La otra chica era de origen argelino, bueno con ella tuve una historia parecida a las de Almodóvar, era un ser inclasificable.
Esto lo dejo a nivel personal, de lo que ha sido mi vida y continúa siendo, en cierta forma me sigo relacionando con personas de diferentes nacionalidades. Y ello me ha ayudado a enriquecerme mucho.
También tuve una vez un chico que era del líbano, pero no se me ocurrió preguntar su religión por respeto.
Gracias Kitti, por permtir expresarme. Lo que he querido reflejar sobre todo es la contradicción eterna en que han vivido algunos pueblos, y en ello me ratifico.
~
lo dijo Benjamín Salomón a kitti y Andrómeda
Cualquier parecido conmigo (judio), y el perfil de Domovilu (me he tomado la molestia de leer algunos de sus artículos) es mera coincidencia.
Tampoco entiendo la reacción de la persona que mete por el medio a su hijo afectado de parálisis, algo que se aprovecha también como chantaje emocional buscando adhesiones para ella y para Domovilu y, al mismo tiempo, buscando hostilidades hacia vosotras (Andrómeda y tú).
En Internet pasan esas cosas. Una pena porque hay muy buenos terapeutas disponibles. Recurrir a estos comportamientos no sirve de ayuda, solo produce un momentáneo placer al desplazar la culpa al otro. Además una herida no es el pasaporte para estar instalado en la verdad, más bien todo lo contrario.
Saludos
lo dijo andrómeda a benjamin salomón:
lo dijo Andrómeda
Aún me gustaría a mí también terminar agradeciendo la intervención de Benjamín Salomón y contribuyendo a comprender lo que él ha querido decir.
En efecto Menuda, permíteme que te cite, tiene algo a lo que sujetarse, y ese algo especial que le da sentido a su vida es su hijo, y ello lo puede vivir como la experiencia más gratificante o sentirse como una desterrada de esta vida.
Pues eso mismo es sentirse judío, sentir que ellos aman a un dios especial y que se compadecen de nuestra insignificancia por no darnos cuenta de ello.
Lo que ellos nos ofrecen, nos rebasa. Se sienten juntamente por encima y por debajo de nosotros, sin nunca ponerse a nuestro nivel.
De ¿quién es la culpa?
Jamás se desenredará la madeja inextricable en la que nos vemos envueltos los unos respecto a los otros.
No hay seres menos anónimos. Eficaces como el fermento y el virus inspiran un doble sentimiento de fascinación y malestar.
De ello proviene un malentendido trágico, inevitable, del que nadie es culpable.
Qué locura haberse apegado a algo tan especial! Y qué remordimientos!
Sólo el judío que parece hubiera retrocedido a nosotros, podría adoptar una humanidad convencional y efímera.
El "hombre" sería un judío que nunca hubiera llegado a realizarse. Como si fuera un ser frustrado. Y es significativo que ellos a los gentiles los consideraron menos que humanos. Es como un Job que caminaba y no encontraba respuesta. Se sienten víctima pero a la vez se reconocen como un vencido "sui generis".
Andrómeda, ex-legista romana y griega
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lo dijo clitemnestra:
Siendo víctima reacciona como un vencido “sui generis”.
En vez de exhibir su cara, la oculta, nos persigue hasta emborracharse con esas lágrimas feroces y caritativas que las convertirá en suyas.
¿De quién es la culpa, si es que hay alguna culpa?
De ello proviene un malentendido trágico, inevitable, del que nadie es culpable.
¿Qué comportamiento preciso conviene para acoplarnos a ellos, dado que se sitúan juntamente por encima y por debajo de nosotros, a un nivel que nunca es el nuestro?
¿Correr a socorrerlos? No tenemos nada que ofrecerles. Y lo que ellos nos ofrecen, nos rebasa.
Me refiero a esa locura del que se sitúa aparte, apegado a algo especial.
Como quien se vé apegado a un dios especial, qué locura y ¡qué remordimientos no deben experimentar cuando vuelven sus miradas hacia nuestra insignificancia!
Nadie desenredará jamás la madeja inextricable en la que nos vemos envueltos los unos respecto a los otros.
~
No hay seres menos anónimos. Sin ellos, las ciudades serían irrespirables; mantienen en ellas un estado de fiebre, a falta del cual toda aglomeración se convierte en provincia: una ciudad muerta es una ciudad sin judíos. Eficaces como el fermento y el virus, inspiran un doble sentimiento de fascinación y de malestar.
Nuestra reacción respecto a ellos es casi siempre ambigua: ¿qué comportamiento preciso conviene para acoplarnos a ellos, dado que se sitúan juntamente por encima y por debajo de nosotros, a un nivel que nunca es el nuestro?
De ello proviene un malentendido trágico, inevitable, del que nadie es culpable. ¡Qué locura por su parte haberse apegado a un dios especial, y qué remordimientos no deben experimentar cuando vuelven sus miradas hacia nuestra insignificancia! Nadie desenredará jamás la madeja inextricable en la que nos vemos envueltos los unos respecto a los otros.
¿Correr a socorrerlos? No tenemos nada que ofrecerles. Y lo que ellos nos ofrecen, nos rebasa. ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son? Abordémosles con un máximo de perplejidad: quien toma respecto a ellos una actitud neta, los desconoce, los simplifica y se torna indigno de sus extremismos.
Cosa notable: sólo el judío frustrado se nos parece, es de los «nuestros»: parecería que ha retrocedido hacia nosotros, hacia nuestra humanidad convencional y efímera. ¿Habrá que deducir que el hombre es un judío que no ha llegado a realizarse?
Clitemnestra
Un cauce para la reconciliación
lo dijo Domovilu a Andrómeda
Hi!
Don't worry! Ya se que la loca esa no eres tú. Jamás hubiese sospechado una cosa así, en primer lugar porque a esa ya la tengo identificada. Es una tal "MARÍA", una loca de atar que desde hace semanas se pasa por mi casa solamente para agredir sin ton ni son, e irse luego. Está realmente loca: se guarda copia de sus comentarios repugnantes, para volverlos a colgar en caso de que yo los quite.
He quitado los posts infectados, y la señorita se ofuscó, porque de súbito perdió el acceso a ellos, y a los "tesoros" que me dejó allí. Así que se qujó, y me dejó copia de sus tesoros por otros lados.
Mira, mujer: tú y yo podemos estar en desacuerdo en absolutamente TODO. Y sin embargo, tu siempre serás para mi una DAMA a respetar. Porque ARGUMENTAS. Y además, argumentas CON ESTILO Y ELEGANCIA. Y ese es tu inconfundible sello distintivo, que nadie aquí ha sabido imitar.
Siempre tendrás todos mis respetos, aunque no siempre comprenda lo que dices, já, já.
-Domovilu-.
lo dijo Andrómeda a Domovilu
Hola Domovilu:
Habría cosas en que quizás nos podríamos poner de acuerdo tú y yo, y de las fundamentales, no de las supérfluas.
Yo preferiría buscar el diálogo universal entre las religiones en el mundo. Ahí está la labor de teólogos como Hans Küng y de algunos otros que incluso han sido excomulgados por la iglesia católica.
Otras veces has sido tú quien ha hablado de nosotros, de los españoles como si tuviéramos diferencias irreconciliables.
De la España caínita frente a la facilidad de hacer amigos, pero habría que pensarla como un proyecto de futuro, no como pasado.
Aunque como ya te dije el futuro pensado como una continuación de la marcha de las civilizaciones, como algo grande, eso me da mucho miedo. “La marcha de los tiempos sólo seduce a los imberbes y a los fanaticos” y respondí así a esa pregunta que tú formulabas: “¿Jerusalén o Bagdad?”, que hizo sentirme ultrajada y agónica. Estamos conquistando pues el tamaño adecuado, la medida de lo humano, por fin.
A mí no me gusta disgustarme, incluso tus fractales me parecen originales y bonitos, excepto algunos en que las dimensiones son extravagantes o desporporcionadas para mí. Pero la mayoría me parecen artísticos.
Una vez tuve un gatito al que le puse de nombre Maimónides, pero también reconozco que no me hubiera importado ponerle Averroes. Lo que se trata es de ver que lo árabe también ha servido para recoger la filosofía de Aristóteles y para reintegrarla a la peninsula y luego a Europa, porque de lo contrario con los bárbaros se hubiera perdido. Y en ese punto tenemos una deuda impagable también con lo árabe.
A ti también te debo algunos de mis pensamientos filosóficos, más o menos acordes contigo, porque me haces pensar. ¿Te acuerdas cuándo me hiciste la pregunta sobre la genealogía de la moral en Nietzsche? Entonces a partir de ahí me hiciste un gran favor para poder comprender con más claridad en lo que había sido el devenir general de la humanidad.
Ojalá esto fuera el comienzo de una gran amistad. Todos tenemos nuestros sentimientos personales y nuestras pequeñas consolaciones.
A veces se te ha acusado de soberbia o de intolerante. No lo sé. Tú misma he visto has adoptado otras veces una posición de entrar en razón o de retractarte de ciertas cosas. Lo cual inquietaba mucho más a tu adversario. Yo no lo sé. Creo que era sincero tu arrepentimiento de no querer llegar a una confrontación.
Pero es cierto que hemos rebasado ciertos límites de lo tolerante.
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Siempre ha habido un mito de decadencia en nuestro país, no viene de ahora sino desde Roma, del año ochenta y dos antes de Cristo, siempre nos ha seguido la historia de un país negro, el mito de una decadencia.
Y la península ibérica ha solido ser tierra asaz inhóspita para nuestros filósofos del pasado, en el caso de Maimónides fue empujado a hacerlo por causa de la intolerancia, gracias a la que aquél acabaría convirtiéndose con el tiempo en cortesano del sultán Saladino en la ciudad de El Cairo.
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Pero no es cosa, en fin, de denigrar a los españoles. Siendo admiradora de fray Bartolomé de Las Casas, los españoles no prodigaron a los indios un trato más infame que el que acostumbraban a prodigarse entre ellos mismos, lo que prueba al menos su sentido de la equidad.
Algo que queda reflejado en una obra apasionante cuya lectura os recomiendo -”La conquête de l'Amerique”, de Tzvetan Todorov-, en la que se describe, con perspicacia histórica y profundidad filosófica poco comunes, el drama del “descubrimiento del otro”, un descubrimiento capaz de transformar el cruento enfrentamiento en interacción comunicativa.
Y -esto lo digo en honor de Aura- también, en México, por ejemplo, en una inscripción en la Plaza de las Tres Culturas, en el corazón de la antigua Tenochtitlán, dice lo siguiente: “El 13 de agosto de 1521, heroicamente defendido por Cuauhtémoc, Tlatelolco cayó en poder de Hernán Cortés. No fue triunfo ni derrota. Fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy”.
Aunque al talante racionalista del hombre moderno lo que le caracteriza es haber dejado de vivir la razón y la fe como algo inseparablemente unidos. La razón podría seguir siendo definida de manera que resulte compatible con la fe pero semejante definición se tornará vacua si no incorpora un componente vivencial que sólo la experiencia histórica puede suministrarle, en cuyo caso lo más probable es que la definición se torne ociosa.
Pues el ocaso de la religión y su relevo por el racionalismo filosófico está muy lejos de haber sido un suceso de parva significación y la conmoción originada por su impacto en la conciencia humana se prolonga problemáticamente hasta nuestros mismísimos días.
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Pero me malicio que vamos a necesitar de aliviarnos de la bochornosa indigestión de pasadas glorias y debería exigir un serio examen de conciencia, como si los problemas que agitaron a cristianos, moros y judíos fuera un transunto del universo de hoy que multiverso y aglomerado se agita bajo una civilización de veras planetaria.
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un saludo afectuoso
lo dijo Andrómeda a Aura maravillosa! 16 Marzo 2008 06:32 PM
Hola Aura:
At last but not least:
Creo que Guayaba me gusta y te hace especial.
Desde ahora serás mi fruta exótica, y como los Cinco Soles de México.
Ahora te voy a dedicar una cita de Carlos Fuentes:
“No nos atemos nunca a un dogma, a una esencia, a una meta excluyente. Ayudemos al mundo a recrear una modernidad incluyente, capaz de abrazar razas, culturas, aspiraciones diversas.
Abracemos la emancipación de los signos, la escala humana de las cosas, la inclusión, el sueño del otro.”
Pues eso, amiga mía y de todas nosotras, me has inspirado tú.
Un beso muy grande, y cuídate mucho!
Andrómeda
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Clitemnestra
La escuela de Zenón y el estoicismo
el estoicismo
El crepúsculo greco romano era empero digno de otro enemigo, de otra promesa, de otra religión. ¡Cómo admitir ni la sombra de un progreso cuando se piensa que las fábulas cristianas lograron sin esfuerzo ahogar al estoicismo! Si éste hubiera conseguido propagarse, apoderarse del mundo, el hombre se habría logrado, o casi. La resignación, habiendo llegado a ser obligatoria, nos habría enseñado a soportar nuestras desdichas con dignidad, a hacer callar nuestras voces a afrontar fríamente nuestra nada. ¿Que la poesía habría desaparecido de nuestras costumbres? ¡Al diablo la poesía!
A cambio, habríamos adquirido la facultad de soportar nuestros sinsabores sin un murmullo. No acusar a nadie, no condescender ni a la tristeza, ni a la alegría, ni al pesar, reducir nuestras relaciones con el universo a un juego armonioso de derrotas, vivir como condenados serenos, no implorar a la divinidad, sino, más bien, darle un aviso... Esto no podía ser. Desbordado por todas partes, el estoicismo, fiel a sus principios, tuvo la elegancia de morir sin debatirse. Una religión se instaura sobre las ruinas de una sabiduría: los manejos que emplea aquélla no convienen a ésta.
Siempre prefirieron los hombres desesperarse de rodillas que de pie. A la salvación aspiran su cobardía y su fatiga, su incapacidad de alzarse al desconsuelo y de extraer de él razones de orgullo. Se deshonra quien muere escoltado por las esperanzas que le han hecho vivir. Que las multitudes y los que las arengan repten hacia el «ideal» y se chapucen en él! Más que algo dado, la soledad es una misión: elevarse hasta ella y asumirla es renunciar al apoyo de esa bajeza que garantiza el éxito de toda empresa, sea la que sea, religiosa o de otra clase. Recapitulad la historia de las ideas, de los gestos, de las actitudes: comprobaréis que el futuro fue siempre cómplice de las turbas. Nadie predica en nombre de Marco Aurelio: como no se dirigía más que a sí mismo, no tuvo ni discípulos ni sectarios; sin embargo, no se deja de edificar templos donde se cita hasta la saciedad ciertas Epístolas. Mientras sigan así las cosas, perseguiré con mi rencor a quien supo tan astutamente interesarnos en sus tormentos.
Rebajarse a la sabiduría supone llegar a un acuerdo con el ritmo universal, con las fuerzas cósmicas, es saberlo todo y adaptarse al mundo, nada más. Todos los sabios juntos no valen una imprecación del rey Lear o una divagación de Ivan Karamazov. El estoicismo como justificación práctica y teórica de la sabiduría es lo más anodino y cómodo que pueda imaginarse. ¿Existe un vicio del espíritu mayor que la resignación?
El desacuerdo con las cosas es un signo evidente de vitalidad espiritual, y ello es aún más cierto tratándose del desacuerdo con Dios. Reconciliarse con El significaría dejar de vivir uno mismo para ser vivido por El. Asimilándonos a Dios, desaparecemos; rechazándole, perdemos toda razón de existir.
Si yo estuviese cansado de vivir, El sería mi único recurso; pero mientras consiga atormentarme, no podré dejarle en paz.
Su destino es acabar incomprendido.
Entre el epicureísmo y el estoicismo, ¿por cuál optar? Paso constantemente del uno al otro y la mayoría de las veces soy fiel a los dos a la vez, lo cual es mi manera de adherirme a las máximas que la Antigüedad practicó antes de la irrupción de los dogmas.
Vivir con el temor de hastiarse en todas partes, incluso en Dios... En la obsesión de ese tedio extremo veo yo la razón de mi fracaso espiritual.
Zenón, padre del estoicismo
Epicteto: "La felicidad no consiste en adquirir y gozar sino en no desear". Si la sabiduría se define por oposición al Deseo, es porque pretende hacernos superiores tanto a las decepciones corrientes como a las decepciones dramáticas, inseparables unas y otras del hecho de desear, de esperar. Especializada en el arte de hacer frente a los "golpes de la fortuna", la sabiduría intenta preservarnos sobre todo de las decepciones capitales. Quienes más lejos llevaron este arte fueron los estoicos.
Según ellos, el sabio ocupa una posición excepcional en el universo: los dioses están al abrigo del infortunio, el sabio está por encima de él, investido de una fuerza que le permite vencer todos sus deseos, mientras que los dioses siguen sometidos a los suyos, viven aún en la servidumbre. ¿Cómo alcanza el sabio lo insólito, cómo consigue ser superior a los demás seres? A primera vista no parece advertir el alcance de su situación: está muy por encima de los hombres y de los dioses, pero debe esperar algún tiempo para darse cuenta de ello. Podemos comprender que no le resulte fácil entender su posición, máxime ni nos preguntamos dónde y cuándo hemos visto una anomalía tan prodigiosa, un espécimen semejante de virtud y orgullo. Para Séneca, el sabio posee respecto a Júpiter el privilegio de poder despreciar las ventajas de este mundo, mientras que Júpiter no tiene ni la oportunidad ni el mérito de desdeñarlas, puesto que no las necesita y las rechaza de entrada.
Jamás el hombre ha estado mejor considerado. ¿Dónde buscar el origen de visión tan exagerada? Nacido en Chipre, Zenón, padre del estoicismo, era un fenicio helenizado que hasta el fin de su vida conservó su calidad de meteco. Antístenes, fundador de la escuela cínica (cuya versión mejorada o deformada, como se prefiera, es el estoicismo), nació en Atenas de madre tracia. Es evidente que hay algo de no griego en estas doctrinas, un estilo de pensamiento y de vida procedente de otros horizontes. Podría sostenerse que todo lo que atrae y repele en una civilización avanzada es producto de los recién llegados, de los inmigrantes, de los marginados ávidos de deslumbrar..., de un hampa refinada.
El culto de la sabiduría iba a eclipsarse.
Con la llegada del cristianismo, el sabio dejó de ser un ejemplo; en su lugar comenzó a venerarse al santo, variedad convulsiva de aquél y por ello más accesible a las masas. A pesar de su difusión y de su prestigio, el estoicismo continuó siendo el privilegio de los refinados, la ética de los patricios. Desaparecidos éstos, tenía que desaparecer él también. El culto de la sabiduría iba a eclipsarse por mucho tiempo, casi podría decirse que para siempre. En cualquier caso, no se encuentra en ninguno de los sistemas modernos, todos ellos concebidos no tanto por anti sabios como por no sabios.
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Clitemnestra
filosofía del lenguaje
En temas de lógica y filosofía del lenguaje he de decirte que todo viene del cuadrilátero de Aristóteles. Y me gustaría aclarar contigo este tema también para aclarármelo a mí.
Las proposiciones que son descriptivas se dice que son susceptibles de verdad/falsedad. Estas son las que se forman con el verbo ser: “es”/ “no es” un color, por ejemplo. Se basan en la impresión inmediata de la actualidad. Las utilizáis los científicos y os gusta a vosotros dominar este terreno de la verdad por lo que a veces rechazáis los restantes planteamientos que produce la lógica del lenguaje.
A continuación tenemos las proposiciones que no son descriptivas, es decir, que son afirmativas (se producen a partir de afirmaciones o juicios), son las valorativas e incluso las normativas.
Para éstas podemos establecer un segundo grado de relación que se basa en que no son susceptibles de verdad o falsedad pero sí lo serían de un grado de certeza o veracidad (o en su caso de su máxima evidencia).
Estas proposiciones se caracterizan por enunciar juicios de posibilidad/imposibilidad, necesidad/contingencia. A veces también las usáis los científicos, sobre todo cuando establecéis “reglas” o leyes científicas, es “necesario”, es “posible”, atribuís esos enunciados. Sobre ello cabe un juicio de certeza o veracidad, pues se trata de relaciones en función de valoraciones y de más de una persona. En estos casos empieza a hablarse de racionalidad de las medidas de necesidad o posibilidad.
Con las normas prescriptivas podemos establecer un tercer grado de relación que es que éstas tampoco son susceptibles de verdad o falsedad sino que lo son de juicios sobre su obligatoriedad/prohibición, permisión/no permisión (cuando interviene una voluntad pública), o son facultativas (si dependen de la voluntad privada), en estos casos tampoco se habla de veracidad de la norma y sólo se puede hablar de medidas de racionalidad acerca de la norma o su implantación. Y en todo caso con las normas establecemos un sistema de consensos donde es necesario tener unos procedimientos de aceptabilidad social.
La racionalidad se atribuye a todo aquello que abre la realidad hacia el futuro y por eso creamos esta serie de grados o fuerzas de imposición del lenguaje dentro de la realidad.
Todo esto está muy precipitadamente explicado, pero más o menos es así como yo lo aprendí.
Desde la corriente anglosajona se ha establecido después una separación entre un lenguaje ilocucionario y un lenguaje perlocucionario. El primero desvela una intencionalidad hacia otro, el segundo implica además actuar con una consecuencia. Se habla por eso de la realidad perlocucionaria por ejemplo de la publicidad y del lenguaje simbólico, a veces más real que la propia realidad, sobre todo en nuestro mundo moderno.
También se habla de un contexto de descubrimiento donde se encuentran las proposiciones o enunciados proposicionales de descubrimiento de la realidad perceptiva, y después se habla de un contexto de segundo orden y tercero para diferenciar el lenguaje valorativo y afirmativo dentro de un contexto de explicación y otro de justificación última, en donde se encuentran los juicios de afirmación, las normas, los principios y valores sociales. Los principios se diferencian de las normas en que éstos son maximizaciones de optimizaciones de realidad. Los positivistas los definen así, los naturalistas otorgan a estos además de un halo de esencialidad que va con la norma y los derechos fundamentales pero en verdad todos son grados de racionalidad del lenguaje.
Hoy lo estoy pasando mal y la imaginación se me va por cosas que no sé si son buenas para mí o para ti, como la falta que tengo de tocar las cosas reales.
Además te voy a poner un ejercicio:
Se trata de que debes ejercitar aquellos juicios que no son susceptibles de verdad/falsedad, porque a ti a veces te gusta hablar con autoridad sobre las evidencias de las leyes científicas o las percepciones sensoriales, pero ahora te recomiendo que empieces a establecer una retórica distinta, hablar más con juicios que se abren al futuro e implican un grado de racionalidad y veracidad de ciertas normas o afirmaciones, ir por un grado de la realidad más intangible, no confíar todo sólo a lo dado sino a lo que podemos crear de aquí en adelante, ir por esa parte de la realidad que es más sutil, que depende más de nosotros y de nuestra libertad.
Cuando me pongo a escribir de filosofía me entran de nuevo ganas de terminar con la maldita tesis.
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lo dijo averroes 18 Septiembre 2007 08:43 AM
una metodología propia de la sociología del conocimiento y de lo que se ha dado en llamar, las sociologías del “mundo de la vida”, (Lifeworld o Lebenswelt), cuya noción original corresponde a Husserl, a quien corresponde el estudio de los diversos unidades de sentidos a través del análisis del lenguaje, de su teoría analítica así como que toma los contextos de sentidos en unidades de vivencias y estás dentro de una teoría descriptiva y analítica del lenguaje lo que vierte un contenido que abunda en una teoría de la socialización y a su vez en la internalización de esa experiencia y en la transformación en experiencia subjetiva y en experiencia inmediata, ¿qué puedes decirme de todo ello? ¿hasta qué punto es posible la internalización de la experiencia y el análisis del lenguaje?
averroes
lo dijo Zarza 18 Septiembre 2007 02:46 PM
"....En el alma, por un lado, el amor eterno que evitaba consumarse, por otro, la lucidez del egoísmo que evita cualquier tipo de perdición......." P.J.Miranda.
Besitos.
lo dijo sylfide 18 Septiembre 2007 05:08 PM
Hola averroes:
La internalización de la experiencia tiene que ver más con la socialización primaria del individuo y de lo que llamamos las decisiones implícitas y funcionales del sujeto. Las unidades de vivencias se sitúan a través de los contextos institucionales del propio lenguaje y es así. Sobre todo por modelización de la experiencia y por homologación de sus sentidos.
Todo ello es más complicado sobre todo cuando se quiere relacionar con los grados de racionalidad del lenguaje y con los niveles de socialización del individuo.
Los límites de la racionalidad estarían puestos en el propio argumento de relevancia que da universalidad, en este campo de sentido, así como en otros límites institucionales, así lo sería el propio interés emancipativo y liberador de una práctica, su interés cognoscitivo en sí mismo, pero también los propios valores funcionales que guarda con ella. No podemos descartar la funcionalidad ideológica del lenguaje, ni simbólica ni cultural por ello.
besos.
Hola zarza, ya has visto cómo estoy, una de cal y otra de arena... gracias por esa cita tan bonita.
muchos besitos
sylfides
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Teoría del discurso
Se podría decir que las reglas del discurso definen un proceso de decisión en el que no está determinado qué debe tomarse como base de la decisión y en el que no todos los pasos están prescritos. Esto es, por una parte, un defecto, y, por otra, una ventaja. El defecto es evidente. La ventaja consiste en que la base de la decisión y una serie de pasos concretos de ésta no son determinados por cualquier teórico de la decisión, que a su vez tendría que partir de sus propias concepciones, sino que queda encomendada al afectado. Se puede considerar como tarea de la teoría del discurso, precisamente el proponer reglas que, por una parte, sean tan débiles, es decir, que tengan tan poco contenido normativo que personas con concepciones normativas totalmente diferentes pudieran estar de acuerdo con ellas, pero que, por otra parte, sean tan fuertes que una discusión realizada de acuerdo con las mismas pueda ser calificada como "racional".
La indicada debilidad de las reglas del discurso resulta todavía reforzada por el hecho de que algunas de estas reglas están formuladas de tal manera que sólo pueden ser cumplidas de manera aproximada. Todo esto, sin embargo, no priva de sentido a tales reglas. Es verdad que no pueden producir ninguna certeza definitiva en el ámbito de lo discursivamente posible, pero son de enorme importancia como explicación de la pretensión de corrección, como criterio de la correción de enunciados normativos, como instrumento de crítica de fundamentaciones no racionales y también como precisión de un ideal al que se aspira.
Sólo esto acredita ya a la teoría del discurso como una empresa interesante para la teoría del Derecho. Una norma, o un mandato singular, que satisfagan los criterios determinados por las reglas del discurso, pueden ser calificados de "justos". La teoría del discurso es, por tanto, una de las varias formas que probablemente son posibles de análisis de este concepto tan central para la Jurisprudencia.
Las reglas del discurso práctico racional no prescriben de qué premisas deben partir los participantes en el discurso. El punto de partida del discurso lo forman en un comienzo las convicciones normativas, deseos e interpretaciones de necesidades dadas (es decir, existentes fácticamente), así como las informaciones empíricas de los participantes. Las reglas del discurso indican cómo se puede llegar a enunciados normativos fundamentados a partir de este punto de partida, pero sin determinar completamente cada paso para ello. Puesto que son posibles, como punto de partida convicciones normativas, deseos e interpretaciones de necesidades completamente diferentes, y puesto que no está determinado por lo menos cómo se cambien las interpretaciones de necesidades, cómo deben ser modificadas las convicciones normativas y cómo se deben limitar los deseos, hay que concluir que son posibles diferentes resultados.
sylphides
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lo dijo Aomar 28 Noviembre 2007 12:06 AM
¿Me pregunto si caben las inferencias lógicas dentro del discurso de la razón y del Derecho, o sólo se puede hablar como tú hablas de reglas del discurso practico jurídico y además donde no está garantizado que la base de las premisas estén o no condicionadas?
lo dijo sylphides a aomar 28 Noviembre 2007 12:20 AM
sí caben las reglas de la inferencia lógica dentro del discurso de la racionalidad, la inferencia de analogía, e contrario, ad absurdum o a fortiori, pero veremos que muchas veces es necesario fundamentar la base de las premisas que configuran el silogismo, y que esto no siempre es fácil, a veces es problemático. Por eso, en estas situaciones ha sido necesario buscar unas reglas propias del discurso practico de la razón basadas no sólo en deducciones silogísticas sino en la pragmática del lenguaje y en lo que se ha dado en llamar, en expresión wittgensteiniana, las diferentes "formas de vida" de los interlocutores.
espero que este razonamiento te haya servido, y expreso mi gratitud por tu visita.
lo dijo . 28 Noviembre 2007 12:42 AM
Los pasos que aciertan a llevarte son los que tú dejas que se vayan, obviedad también, tanto como aquellos que te llevan consignado. Así también en el discurso.
La estética y dionisos, compañera, el pulso que se gasta la sustancia inquieta y caprichosa de las cosas.
De lo escrito, y parto del prejuicio de considerar que la razón tiene razón pero apenas importancia, me quedo en el paisaje que muestra la mirada, me quedo con el ritmo, con el modo, con la vida en las palabras, con la pugna que te traes en ser más rigurosa que exquisita (importa la lucha, no la causa)
A veces leo, me gustan esos textos donde desembocas y te implicas.
Un saludo y un chapó.
lo dijo sylphides 28 Noviembre 2007 02:33 AM
Y la verdad que desde entonces enseñoreóse de mi alma a ti se unió incontinente, y comenzó a tener sobre mí tanto ascendiente
y tal dominio, por la fuerza que le daría mi misma imaginación,
que vime obligada a cumplir cuanto se le antojaba.
Yo, pueril, andaba
a buscarla y la veía con aparecer tan digno y tan noble que ciertamente
podíansele aplicar aquellas palabras del poeta Homero: «No
parecía hija de hombre mortal, sino de un dios.»
un beso
Los postmodernos
En una célebre controversia sostenida en Valladolid en 1550, el erudito Juan Ginés
de Sepúlveda, traductor de Aristóteles, se apoyaba en la autoridad del filósofo para
conceder a los españoles la potestad de esclavizar a los indígenas de América, a lo
que el irritado padre Las Casas hubo de replicar con "Mandemos a paseo a
Aristóteles". Mi propuesta es más respetuosa con Aristóteles y exceptúa
expresamente a Leo Strauss. Por resumirla en dos palabras, propondría un
"Mandemos a paseo a los neoaristotélicos".
Mi propuesta es volver a la razón pero no a cualquier razón, a la escuela de elea, a los cinicos, a la grecia que se llena de tracia y de fenicia, a los estoicos, por supuesto. A oriente también y a Pitágoras.
Pero preferible un postmodernismo que no nos encierre en un idealismo neoaristotelico, en una comunidad encerrada y no nos exima de la moral kantiana.
Cada uno tiene que decir algo en su especialidad, creo yo.
Los postmodernos.-
A la hora de aplicar tales criterios de racionalidad a la organización de nuestra vida en una sociedad que ya Weber se adelantó a prefigurar como una “jaula de hierro”, los representantes de esta última tendencia, los hegelianos de izquierda, no se interesan ni poco ni mucho por la supervivencia de los viejos ideales emancipatorios de la razón ilustrada, el interés por los cuales ceden gustosamente a Habermas y a los representantes de la tendencia anterior.
Pero además de la presencia de semejantes izquierdas y derecha “hegelianas” residuales, Habermas no puede por menos constatar la de un inquietante "tertium quid" que, más que por su oposición a Hegel, habría que caracterizar en opinión de aquél por su reacción frente a la Ilustración, por lo que no vacila en calificar a sus representantes como “contrailustrados”, “antiilustrados” o “postilustrados”. En resumidas cuentas, postmodernos.
La postmodernidad que Habermas descalifica como irresponsable o perezosa renuncia a proseguir el proyecto de la modernidad, cuando no como predisposición abiertamente retrógrada a hacerlo fracasar, incluye tanto a Heidegger como a Bataille, Foucault o Derrida, a la cabeza de los cuales -en el papel de gozne, “tornavía” o guardaagujas responsable del cambio de dirección operado en el pensamiento de este siglo- habría que situar en el siglo pasado a Nietzsche, cuya influencia sobre Adorno y Horkheimer es subrayada un tanto maliciosamente, con la finalidad, al parecer, de marcar distancias entre su “dialéctica de la ilustración” y la habermasiana.
La razón exclusivamente fundada en el principio de subjetividad y en su transición al "nosotros" hegeliano, se reducirá para Nietzsche a “pervertida voluntad de poder” y, ya en nuestros días se ha visto sucesivamente sometida a la reivindicación de “lo heterogéneo” o irreductible a la razón como en Bataille, a la purga de toda pretensión racional de validez en el discurso que acompaña al “desenmascaramiento de las ciencias humanas” por parte de Foucault, o a la denuncia del “logocentrismo” a manos de Derrida.
El panorama con que se concluye es cualquier cosa menos alentador.
sylphides
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lo dijo otredad 30 Diciembre 2007 02:11 AM
Títeres. Uno mi cuerda a la tuya.
Sábia propuesta.
"...Será entonces el ser puro."
¿Cuándo?
La lechuza sigue teniendo los ojos abiertos.
lo dijo Diotima
Tal vez convenga no olvidar que una manera habitual y yo diría que ejemplar de dar por terminado eventualmente el diálogo socrático -o si se prefiere decir así de hacer una pausa en tal diálogo- es la manera como Sócrates y su interlocutor se despiden en el Crátilo donde el primero le dice al segundo: “Pues bien, amigo, hasta otra”, a lo que éste responde: “De acuerdo, Sócrates, pero no dejes por tu parte de seguir dándole vueltas al asunto”.
saludos y buenas noches!
lo dijo sylphides
Estimadas amigas,
Otredad:
Tal vez Ariadna, la señora del Laberinto, una diosa de la tejedura, con sus “hilos” y sus giros, no nos halla abandonado del todo. Aunque Dioniso la castigara por abandonarle por Teseo. Otras veces aparece como Aracne y con el mitema de la ninfa ahorcada. Pero su padre Dioniso la rescató del Hades y se la llevó con su madre, Sémele, todos juntos en el Olimpo.
Diotima:
El sueño de la razón y de este laberinto no nos ha dejado una visión sosegadora, ni demasiado convincente al respecto, el éthos y el lógos se hayan en disintonía.
Desde la polis griega y la ciudad ideal platónica, la razón ha legitimado la esclavitud y ha sido instrumento de sometimiento y humillación; ella ha vehiculado como principio patriarcal la violencia y la brutalidad viriles; ella ha sido medio de sometimiento de la naturaleza y de vejación en tanto que naturaleza de la mujer y el niño. Desde la ciudad griega, la razón ha sido el centro vacío, supraindividual y anónimo, idéntico al ejercicio del poder.
Hoy es en nombre de la razón que se constriñe a quienes tratan de resistir a las coacciones sociales; y los poderes sociales sacrifican como terroristas a los que todavía tienen el coraje de delatar la represión que entraña la univrsalidad falsa de la razón moderna. En nombre de la razón nadie es capaz de criticar las cárceles y mucho menos los manicomios. Ni la razón proporciona el medio por el cual puedan ponerse en entredicho los principios asfixiantes de rendimiento social, en la producción lo mismo que en el consumo. Ni ofrece las categorías capaces de desentrañar la miseria de la vida en los centros de la acumulación económica, ni la fuerza para suprimir el hastío, ni la crítica del sinsentido de la existencia, ni los medios para vencer el agotamiento vital...
Con las armas de la razón no es posible acometer la razón de las armas... En nombre de la razón no puede ponerse en cuestión las cadencias de un trabajo científicamente racionalizado.
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Gracias por venir y un beso!
lo dijo lucanor
Ufff ... si lees a Sabater, que nos hace ver la razón moderna - la razón ilustrada - como un logro inestimable de la modernidad, sin el cual estaríamos poco más o menos al nivel de la barbarie ...
Yo creo, como tú, que la razón ha engendrado un mundo lleno de contradicciones internas, cada vez más y mejor etiquetado, pero no más libre ni más sabio. Lamento no estar muy al día de las opiniones de Habermas, pero me parece obvio que su proyecto para el desarrollo de la modernidad no tiene por qué ser el de otros pensadores (aunque él en ocasiones tienda a creer que sí), e incluso dudo que alguien como Derrida tenga algo así como un "proyecto", fuera del de una crítica radical.
Si algún papel me parece que juega la posmodernidad en el pensamiento actual es una revisión del papel fundador de la razón en la sociedad humana. Como ejemplos, el multiculturalismo y su consiguiente alternativa a una razón única, o la derridiana denuncia del logocentrismo ...
Sin pretender estar a tu altura en cuanto a preparación filosófica, coincido contigo en que el horizonte de la razón kantiana-hegeliana se ve oscurito oscurito ...
Un saludo cordial y hasta pronto
lo dijo sylphides
Sí, se trataba precisamente de ver eso: cómo el proyecto de la modernidad había quedado inconcluso, el proyecto del ideal emancipatorio de la razón ilustrada.
Lo que se ha llamado postmodernidad se había convertido en un movimiento casi anti o postilustrado, y mas que eximirnos de hegel (él mismo se exime de sí ante su repliegue estoico en su absoluto), lo que nos planteaba era cómo no podíamos volver a ese encerramiento en una comunidad, a esa ética también llamada de las virtudes, de los neoaristótelicos. Al menos en Kant sigue despierto el ideal de la universalidad, como ideal de comunicación, y es como lo recoge Habermas, pero no como idea de sistema ni de abolutismo.
Se trata de volver al diálogo, y como Habermas también recoge de Rousseau, de su ideal de consenso, el de hacernos legisladores de nosotros mismos.
Gracias por tu aportación, un saludo afectuoso!
Lenguas muertas
Todo lo que había que aprender lo había aprendido dominando completamente las lenguas muertas: el latín, el griego y el hebreo; habiendo estudiado filosofía, y teniendo documentos con sus buenos sellos que atestiguaban que no había estado ocioso en el estudio de la teología sacra, «Studia theologica magno cum successo tractavít. Orationem sacrum recte elaboratam decenter recitavit.»
Mi vocación es sólo cantar lo sublime; por eso Dios me dio una lengua y puso el reconocimiento en mi corazón.
La lengua del pueblo, necesita elevación en su discurso, porte sacramental y la pureza propia de todo mensajero de dios, para que hable elevado.
La melancolía, presentimiento en la adolescencia, se convierte entonces en un dolor trágico y la elegíaca melancolía se transforma en poder hímnico. Las estrellas de su vida han caído. Ahora completamente solo en la oscuridad, eleva su canto de ruiseñor, canto que perdurará siempre, mientras perdure su lengua.
sylphides
lo dijo hans
No sabe hablar a los hombres más que cantando, es decir, las lenguas muertas no pueden ser de otro modo para que sean inteligibles; por eso la producción poética es algo que ha prevalecido como una necesidad absoluta para que sigan subsistiendo.
Hans
lo dijo sylphide
su alma de fuego, hans, se ha convertido en una lengua de fuego por tanto llena de idealismo, tú no quieres beber en la fuente del idioma, sino que escoges tus palabras sobriamente y con cuidado, que su lengua sea pura es preferible a que sea rica.
Sylphide
lo dijo Domovilu
Sorry, pero el hebreo no es lengua muerta. Y gracias al Talmud, diariamente estudiado por cientos de miles de personas en el planeta, tampoco su semítico hermano, el Arameo, lo es.
lo dijo sylphide a domovilu
sí, creo que debería decirse en su lugar arameo antiguo o lengua semítica bíblica. Llevas mucha razón, gracias por tu interés y corrección.
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Andrómeda
fin
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