martes, 28 de abril de 2009

una pequeña historia sobre mí


Una pequeña historia sobre mí

Como te dije una vez yo tuve una relación a distancia con un chico de Navarra, bueno no era un chico en ese momento, era funcionario de su Ayuntamiento, había estudiado Derecho en Barcelona, en aquel momento él podría tener unos cuarenta y tres años más o menos.

Mientras yo me escribía con él me había trasladado a un pueblo recóndito de Huelva para encerrarme a escribir mi tesis, de la que previamente me había documentado de abundante jurisprudencia, la que iba a analizar desde el punto de vista de mi investigación.

Esta relación, sin embargo, puso celoso a mi profesor de la Universidad, y en definitiva me aisló de la Universidad, me estaba aislando del grupo y de la sociedad. Pero en ese momento yo me guiaba por mi intuición y mi impulso ante la vida, y también mi padre me daba un gran apoyo para que siguiera con mi individualidad.

Sin embargo, la relación con este chico de Navarra sólo duró un año, él estaba cuidando a su madre que padecía un Alzheimer y por lo visto había tenido una aventura amorosa con una chica que se dedicaba a cuidarla allí en la residencia donde estaba acogida. El iba todos los días a visitar a su madre, pero al final terminó intimando con esa chica, y se hicieron tantas confidencias que terminaron teniendo una relación, pero me consta que después sólo fue algo esporádico, pues la misma chica tenía ya su novio, sin embargo, eso no le impidió caer en la debilidad.

Este chico era rubio, era guapo, con su coleta, era algo abanderado de las nuevas ideas. Pero en filosofía él hablaba de tesis conservadoras, con la del Derecho natural, cuando esta palabra en la filosofía española se relacionaba con un cierto sistema conservador. Le gustaba también mucho los toros. En aquel momento él también estaba conviviendo con una mujer, pero él me decía que se estaban separando.

Como la distancia era tanta, mis cartas tampoco dificultaron mucho la relación. Lo nuestro era una amistad siempre habíamos dicho. Sin embargo, él me ayudó mucho a abrirme mentalmente, porque aquí en mi ciudad yo me había rodeado de un ambiente demasiado serio, como el de la filosofía del derecho y el de mi universidad.
~

Lo cierto es que yo ya no volví a escribirle. Volví a Sevilla pero mi profesor empezó también a dificultarme el proceso de la tesis; pero yo seguí trabajando por mí misma en mi investigación.

~

A este amigo de Navarra no le volví a escribir hasta ocho años después, en que yo estaba cuidando de mi padre que tenía Alzheimer, y esta situación me lo recordaba a él mucho. Volví a escribirle para saber cómo seguía él su vida. En ese momento ya tenía cerca de cincuenta años, aunque no lo parecía, siempre había parecido más joven. Estuvimos cerca de dos años escribiéndonos sin vernos, mientras yo cuidaba de mi padre, él seguía cuidando de su madre, que llevaba diez años, todo un record, con la enfermedad y que ya estaba tumbada en una cama casi todo el día y muy delgadita.

Lo cierto es que fue al morir mi padre, cuando yo fui la que di el primer paso de ir a verle a él, a partir de ahí se sucedieron varios viajes míos a su tierra del norte. El, sin embargo, no quería venir a verme, al menos una vez ya vino la muerte de su madre también en aquel tiempo, justo cuando yo hice mi primer viaje, y me encontré con el duelo del día siguiente. Para él su madre había sido todo, porque prácticamente había estado toda la vida peleado con su padre, porque él se separó de su madre y se fue a vivir con otra mujer.

~
Pero sin embargo yo ahora me encontraba mejor con él, más al mismo nivel, podíamos hablar; sin embargo, poco a poco empecé viendo que él empezaba a arrastrar algunos vicios y manías que a lo largo de los años uno empieza a manifestar casi sin poder ocultar por la experiencia misma de la vida que se ha grabado en nosotros.

Una de las cosas que tenía es que empezaba a insultar a los socialistas por cualquier cosa, no se podía hablar de socialistas, era el insulto sistemático contra todo lo que era socialista. Era todo porque cuando el poder socialista llegó a su Ayuntamiento él que estaba en esos momentos en Urbanismo vio enriquecerse a muchos cargos, y cuando a él también se le propuso ascender de puesto se le ofreció un cargo de asesor de imagen que él rechazó. En ese momento él se sentía muy fuerte e individualista y también trabajaba de colaborador en la Universidad en la filosofía del derecho.

Pero todo esto al final lo perdería. Lo único que recuerdo era su gran odio a los socialistas. Había perdido ya también su admiración por la fiesta de los toros, aunque seguía hablando bien de Rafael de Paula que era la figura que él más estimaba.

Finalmente, estuvimos viéndonos durante un año y algo más, pero yo no aguanté más, porque él no hacía mucho por mí, y nos peleamos por estas cosas, estas manías, aparte fumaba mucho, y siempre había sido muy impulsivo, llevaba un ritmo acelerado, que yo creo que venía de su vida en Barcelona, de la música electrónica que a él le gustaba, y además tenía por sus gatos algo que era excluyente de todo, los quería más que a nadie, vivía para ellos; en fin, ya no era un hombre joven, yo empezaba a ver síntomas de no querer luchar y de que junto a él yo no sería feliz.

En ese momento me di cuenta que tenía que sacar fuerzas para salir por mi ciudad, para vivir mi vida, sin necesidad de depender de nadie. Y en ese momento empecé a salir más, empecé a conocer más gente de mi ciudad. A tener unos vínculos con ella y en verdad empecé a conocer gente, al par que yo iba organizando también mi vida aquí.

~
Pero ahora que estaba viendo la película “Recuerda” de Hitchcock pues me he puesto a recordar algunas cosas o síntomas que yo veo que se han repetido en la historia de mi vida. Esto era como el otro día que hablaba de la teoría del eterno retorno.

Intentaba crecer mentalmente, por eso también me uní a esta relación, porque la gente del norte tiene más fuerza mental que la del sur; sin embargo terminé sintiendo la necesidad del sur, que era como la necesidad de los sentimientos que aquí son mucho más manifiestos, me di cuenta que necesitaba de los míos, que yo era allí una extraña con él.

Por otra parte, ultimamente me han asaltado términos o palabras que me recordaban a mi pasado, no necesariamente a aquella relación sino a otras también. Palabras como “acoso”, “mal rollo”, “desgraciado”, estas palabras cuando me las dicen, por las personas que me las han dicho en el pasado, me hacen saltar y ponerme en vilo. Es cierto que yo soy pegadiza, que me pego a las personas cuando las conozco, sobre todo cuando me llenan de admiración, y que eso mismo es lo que les lleva a ellos a poner distancias hacia mí, pero después también yo me considero una persona independiente, siempre me he considerado fuerte e independiente, y mi madurez en cierta forma me viene de esa fortaleza mía por apegarme a quien en principio me rechazaría, pero eso mismo me ha hecho abrirme a entender ciertas realidades dificultosas, aunque parezca que he sido alocada también por ello, sin prever las consecuencias de todo.

~

Pero también por eso he desconfiado de las personas que están en un puesto institucional, aunque me llevó a abandonarme el abandonar la vida institucional, porque en cuanto a mi formación mental e intelectual la he abandonado en gran parte, pero no por abandonar la parte del poder institucional, puesto que aquí he encontrado personas no buenas he de decir y que me han hecho sufrir más en mi vida que otra cosa.

Y últimamente que intentaba retomar la vida intelectual, sin embargo, me he encontrado con esos grandes lastres de mi pasado, la dificultad de la distancia, la repetición de las palabras temidas o palabras tabúes, otra vez la disputa entre socialistas y liberales, llevada hasta extremos irracionales, sólo para hacerme daño, todo esto supongo que me crea una capa o una coraza en mis sentimientos para protegerme más, y me hace muy difícil decir algo sincero a partir de aquí, me vuelvo a aislar, y la misma lucidez no me deja abrirme a mis sentimientos.

Ahora estaba estudiando un buen libro de teoría económica y social, y mi pretensión de seguir con las teorías de las éticas de la responsabilidad era también una forma de seguir adelante, pero también necesitaba descansar ahora un poco, pero yo quería seguir avanzando en mi formación, para no dejarla, para ir sacando todo lo bueno que yo quería sacar.

~
Y ahora que estoy viendo la película de Hitchcock me doy cuenta que muchas de estas cosas no me dejan avanzar. Y que si la verdad es como es en esa película, tendrá que salir la verdad por una gran fuerza de amor, como la que demuestra la doctora psicoanalista con su paciente, amigo y amado, y esa gran fuerza es la que sin embargo hoy día no existe, no la hallo al menos en mi vida en estos momentos. Las relaciones al hacerse más tolerantes se diluyen, los lazos se rompen con facilidad; mientras que, en el caso contrario, se cae en relaciones por la fuerza o dogmáticas, dañadas por la dificultad de los lastres y las losas del tiempo, por las secuelas que arrastramos y que nos hacen no avanzar y estancarnos.

Y no hablo de progresar o de esa falsa ilusión, sino de un devenir evolutivo, no de una pura repetición, en que los lazos que cultivamos a nuestro alrededor son los que nos permiten crecer, pero donde tampoco las distancias que ponemos sean dolorosas ni enormes, sino que son distancias naturales que salvamos por la comunicación más o menos constante y duradera y que perdura por la fuerza de un sentimiento común.
~

Sin embargo, yo suelo portarme más como una niña que confía y que aprende del otro, esa es mi verdadera personalidad, siempre hablo como una niña, así es como yo soy feliz. Por eso, también en otra relación vivida ya con menos distancia creo que él malinterpretó todo, aunque a él le gustaba que yo quisiera aprender de él, pero no podía entenderme, su misma desconfianza le llevó a desconfíar de mí.

Y ahora también me resulta muy difícil mostrarme como yo soy.
~

No hay comentarios: