el poder como potencia o puissance.-
Dos personas y una naturaleza, porque es a la vez dos en uno. Debe alcanzar ese imposible que secularizadamente intentan también alcanzar Tristán e Isolda. La pasión síntesis de amor y muerte, es pues lo más determinante y propio que conocemos de la divinidad.
“Ser filósofo, dice el joven Marx, consiste en ir hasta la raíz, y la raíz es el hombre”. Hegel a punto estuvo de pensar y determinar -conceptualmente- el Absoluto como síntesis de Amor y Muerte -desgarro y unión- en el Amor, pero ese esfuerzo reflexivo, filosófico, de conceptuación le sugirió que acaso no fuera Amor o Vida la palabra última del Absoluto sino Razón, Espíritu racional, llegando a traspasar la figura de la desventura amorosa a una estación de tránsito de la consciencia itinerante.
El cristianismo acertó a pensar a Dios más allá del límite de la sabiduría pagana, que cifró todas sus antinomias filosóficas y teológicas en su concepción del Uno (de ahí el surgir mismo de una dialéctica formal en el Parménides de Platón y en las especulaciones neoplatónicas). Dios sufre porque es a la vez Dos y Uno.
Sin referencia al Amor pensó esta misma idea el Nietzsche joven y romántico, wagneriano y schopenhaueriano, en su concepción sacrificial de un Dios que padece máximo tormento, cuya pasión determina la producción de un mundo, su concepción del dios Dionisios. Lo sugestivo de la concepción nietzscheana estriba en esta procedencia de la pasión o padecimiento del Dios respecto a su acción poética y productiva. Porque Dios padece, crea, no crea y después padece. La teología cristiana debe atreverse a profundizar en esta idea: pensar la pasión como la determinación y el nombre más propio que define internamente la divinidad y que expresa del mejor modo las “operaciones internas” de Dios. Dios sería, en y para sí, Dios sufriente y pasional. Sería sufriente en razón de ser un Dios dividido, un Dios dual, un Padre, un Hijo.
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El poder de la pasión: esta sola expresión mueve a reflexionar, debe movernos a reflexionar. Y esa reflexión debe ir en dos direcciones diferenciadas e interconexas: en primer lugar, en dirección a la idea, noción, concepto de poder. En segundo lugar, a la idea, noción, concepto de pasión.
Poder: el término encierra una polisemia que ha señalado en diversas ocasiones. En francés se muestra con toda su vivacidad en la distinción puissance, pouvoir. En la expresión nietzscheana Willen zur Macht, el término Macht (que recubre una connotación activa, de Machen, “hacer”) hace titubear a los traductores que ora vierten el término poder, ora por dominio o dominación. Caben por lo mismo dos interpretaciones, ambas legítimas, del Willen zur Macht, una de las cuales subraya el sustento de la fuerza (Kraft) en el que la “voluntad de poder” se apoya, y que tiende a retrotraer la W. z. M. a la puissance spinozista o leibnizeana, particularizada, en el modo finito de ser, en el célebre esfuerzo o conatus. En esta línea interpretativa se inscriben quienes, desde Gilles Deleuze acá, perciben un secreto vínculo entre el “empirismo” spinozista de la puissance y el “empirismo” nietzscheano de las fuerzas activas y reactivas. La segunda interpretación la que vierte W. Z. M. por voluntad de dominio, voluntad de dominación, tendría en Heidegger su paradigma interpretativo, quien como se sabe considera a Nietzsche y en particular a su filosofía de la W. z. M. como el exponente en el cual se revela conceptual, filosóficamente, la voluntad científico-técnica occidental de dominación de la fysis por parte de la subjetrividad, la relación de dominio que el sujeto de conocimiento (que es también sujeto de acción) establece sobre la naturaleza determinada y convertida en correlato objetivo (objeto) de esa su dominación.
No siempre ni necesariamente el que social e institucionalmente (o estatalmente) se designa como fuerza dominadora o principio dominador expresa un efectivo y real dominio; o dicho de otra manera, también el que se halla sometido a dominio a juzgar por el marco exterior visible puede ser, de hecho, efectivamente dominador.
Es más ni siquiera quien efectivamente domina puede considerarse necesariamente como aquel que expresa un mayor poder. Quien de verdad expresa poder se halla en condiciones de ejercer dominio sobre quien expresa menos. Pero el hecho de que ejerza o no ese dominio nada dice necesariamente ni nada prejuzga a priori respecto al mayor o menor poder de que dispone. El poder se ejerce muchas veces a través de “acciones a distancia” y su expresión es al modo de los Grandes Acontecimientos de que habla Nietzsche, con frecuencia silenciosa. El papel de verdugo y víctima no tiene correspondencia necesaria en la escala de las jerarquías de poder, de manera que la víctima es muchas veces quien, sin dominar, ejerce y expresa e poder, incluso silenciosamente o a través del más absoluto mutismo. Recuérdese la escena de Jesucristo ante Pilatos o la de cualquier mártir cristiano ante su verdugo sea éste hijo del prétor o centurión.
Respecto a lo que dice Nietzsche en la Genealogía de la moral: “ver sufrir produce placer, hacer sufrir, más placer todavía”, siendo el agente del sufrimiento “quien descarga su poder sobre un inferior”, hay que señalar que en ese contexto Nietzsche olvida que desde la posición de víctima se puede ejercer y descargar poder, pese al rol pasivo aparente de quien se halla en dicha posición. O que la víctima puede experimentar excelsos goces en un rol que lejos de rehusarlo, puede muy bien afirmarlo plenamente.
En toda la filosofía del poder de Nietzsche está ausente esa “perspectiva de la víctima” que permitiría producir el pasaje de una teoría unilateral, plana y lineal del poder (sobreentendido como fuerza, con la connotación de actividad) a una concepción o a una teoría “de la relatividad del poder”. Que así mismo permitiría una “teoría de la relatividad” respecto al goce. Ni que decir tiene que toda nuestra alusión al amor-pasión se debe al hecho de que el poseído por esa “bella fiebre” se sitúa inevitablemente en posición de víctima.
Sólo que en principio quien ejerce el dominio sobre ella no es el Otro real al cual se refiere su amor sino, acaso, el objeto o Idea que al propio sujeto se hace de ese otro, en oscura mixtura con la proyección objetivamente de su propia esencia. De hecho, quien domina es Amor, que en la literatura alegórica fue pensado como Dominador y como Tirano. Sin embargo, esa Tiranía ese Dominio hace que la víctima exprese y afirme máximamente su poder, puissance, de manera que el enamorado, cosa constatada por Platón y por la más reciente literatura psicoanalítica al respecto alcanza en ese estado una auténtica mutación que le reconduce a las fuentes de sí mismo, expresando “virtudes” escondidas y sepultadas que sólo entonces salen a la luz, embelleciendo su físico y refinando máximamente su inteligencia y si cabe ensanchando plenamente su atención (punto éste tergirversado plenamente por Ortega y Gasset). Eso hace pensar en cierta superación de la dualidad del rol activo y del pasivo en lo que aquí designamos como sujeto pasional, que sin embargo retiene del rol pasivo el estatuto de víctima sacrificial o de sujeto sometido a Pasión (esta vez en el sentido teológico de Pasión).
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Uno está en el mundo y oye los discursos del mundo, o para decirlo en términos de García Calvo, uno oye los discursos que el mundo se dice a sí mismo y a través de los cuales acaso se crea y se recrea. Esos discursos algo dicen respecto al hombre y a la mujer; por ejemplo, que el hombre es agente dominador y que la mujer está oprimida o que es sujeto paciente, dominada y víctima. Se habla del poder establecido y estatal como poder viril o poder del macho, ejercido sobre la hembra como poder subyugado y tiranizado. Pero dejemos el mundo, con sus pompas y vanidades. Dejemos pues que el mundo siga hablando consigo mismo en estruendoso soliloquio. Y al igual que nuestra pareja Tristán el Triste y la reina Isolda, Yseult la Blonde, según les llaman nuestros antecedentes medievales, juzguemos y condenemos ese mundo de la gloria, del honor y la disputa que es el mundo del Día y refugiémonos fuera del mundo en la misteriosa Cueva del Amor, esperando hallar en su interior claves y teclas escondidas que nos aproximen más a la verdad que aquí buscamos. Verdad que es al decir de Nietzsche, mujer, siempre mujer.
Tomemos como objeto de consideración por consiguiente la infraestructura que está en la base de todas esas superestructuras -jurídicas, morales, ideológicas, teológicas- que hablan a viva voz de la supremacía del varón sobre la hembra. Evitemos a toda costa la equivocación “feminista” de llevar el combate a ese plano apariencial, dejando intacta la raíz infraestructural de la cuestión.
En cuanto a esa infraestructura, no es otra, no puede ser otra, que la relación bien real bien empírica bien fenoménica, entre un hombre y una mujer.
Y si Platón preguntaba en el Fedro en boca de uno de sus dramatis personae, quién es más querido por los dioses, si el enamorado o el no-enamorado, yo preguntaría aquí, quién es el que tiene el poder, si el poseído o dominado por Amor, o el que siendo amado no se halla enamorado. Pregunta que nuevamente plantea la cuestión del dominio y del poder pregunta que nos lleva a reflexionar sobre el sintagma que dice y enuncia el poder de la pasión.
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Si aceptamos el crudo particularismo de una apariencia que habla de voces de mando en lo que se refiere a El y de tierna complacencia en sus labores en lo que se refiere a Ella y que acaso permite diagnosticar un primer reparto de roles activo y pasivo dominador y dominado, verdugo y víctima, la pregunta por el poder no puede hacerse esperar, ¿se corresponden los papeles activo y pasivo con las diferencias entre un poder mayor o menor entre una puissance que asciende o desciende?
LO que genéricamente podría denominarse el síndrome de los celos, acaso entonces brotara de pronto cierto relampageo de lucidez y autoconsciencia y se percibiera cuanto había acaso de farsa cotidiana y de conformación de lo real a lo institucional o legal -extraño voluntarismo de la infraestructura para adecuarse a la superestructura- en esa mascarada jugada día a día en términos de rol activo y dominador y rol pasivo y dominado.
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De estas constataciones extrae Ortega y Gasset sus célebres tesis respecto al amor-pasión como enfermedad de la atención. La pregunta que aquí se impone es si registran suficientemente la experiencia o por el contrario pueden ser refutadas por ésta.
Las reflexiones freudianas sobre la líbido dominante en el “deseo de saber” no harían sino reforzar desde otro punto de vista lo que aquí queremos decir, a saber que el estado de enamoramiento lejos de cerrar el camino de la razón, más bien parece abrirlo, lejos de ser vía de ceguera y de tiniebla, es vía de lucidez y conocimiento. O que la pasión lejos de ser ciega, es premisa de lucidez, con lo cual refutamos los lugares comunes corrientes respecto a un estado que en tanto duele escuece facilita todo orden de juicios condenatorios por las justicias filosóficas, poéticas o iconológicas Por no hablar de las justicias sociales, políticas y político-teológicas.
La razón que lo avala dice: el sujeto enamorado o pasional por razón de hallarse en posición de víctima se “deja hacer” por la totalidad de cosas que encuentra en su camino, con la sola condición de que le evoquen o recuerden -y desde luego de forma bien obsesiva y paranoica- al amado. Se deja poseer por ese mundo, se deja atacar por ese mundo.
El enamorado vive un estado en el cual se deja poseer o apoderar por la realidad con que se encuentra, realidad que se le ofrece, obviamente en el horizonte del ser que ama, alusiva a él de forma metafórica o metonímica.
Y bien en ese estado surge el conocimient o bien avanza este por caminos nuevos de progreso que es la vez de regreso.
Es pues ese padecimiento respecto a la realidad esa posición receptiva -pero no pasiva- lo que funda el orden del conocer, y en general el orden racional, en el cual queda inscrito el mundo, en síntesis conjuntiva con la propia realidad del sujeto cognoscente, el cual, a la vez que se deja hacer, se proyecta, o produce una correspondencia entre el objeto que se abre ante sí y su propia realidad, de modo que conocimiento externo e introspectivo se dan en ese estado cita, espoleados ambos, a la vez que simbiotizados, por la referencia al objeto del amor, que es a su vez síntesis de rasgos físicos reales del otro y proyecciones objetivantes de la propia esencia del sujeto pasional.
Con lo cual debe decirse que cuanto se diga respecto del narcisismo y la regresión, inclusive la propensión a la paranoia que produce dicho estado es cierto pero con el añadido de que esas nociones deben concebirse positivamente en la medida en que hacen referencia a experiencias mucho más amplias y comprensivas de las que suelen registrarse con estas nociones a veces harto estrechas y rebajadoras.
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No es lo mismo el dominio que el poder: en nada se pone de manifiesto de forma tan ostensible la verdad de este enunciado como en la experiencia amorosa; y en concreto en una relación entre un sujeto enamorado y otro que no lo está; o para decirlo de otro modo, más casuístico, en una relación entre un sujeto que quiere sucumbir en la pasión (dando a querer el sentido inconsciente y schopenhaueriano) y otro sujeto que quiere más su libertad.
El sujeto enamorado es víctima dominada por la pasión por su pasión que se manifiesta materializa o concreta en el objeto de la misma. Desde un punto de vista crítico o trascendental, ese objeto se retrotrae al proceso pasional que la constituye. Ese proceso pasional expresa poder, puissance, cosa que he intentado mostrar. Y ese poder se muestra o manifiesta bajo la forma de objetivación del anhelo en el objeto que polariza la atención y la voluntad del enamorado, enajenando en consecuencia esa voluntad y constituyéndola en víctima sacrificial.
Respecto al sujeto libre y autárquico que es amado sin amar a su vez el sujeto enamorado se constituye en el plano llamado real, en situación inexorable de perdedor, de looser, toda vez que aspira a un imposible, comulgar con el otro, hacer del Dos un Uno, imposible acentuando en razón de la voluntad contraria del otro.
El sujeto enamorado es pues expresión del poder de la pasión, poder que se muestra en la relación, interna a la subjetividad, entre un agente dominador y un paciente dominado: la esencia del sujeto pasional se desdobla en una parte de sí, que aparece objetivada en forma de objeto de la pasión, bajo el carácter de dominador, y otra parte de sí, que es reconocida como subjetividad strictu sensu, bajo el carácter de víctima sacrificial. De hecho, el que verdaderamente domina es Amor, figura a la vez subjetiva y objetiva, o lo que es lo mismo, alegórica, que se apropia del sujeto hasta poseerlo por entero. El verdadero Señor es Amor (no la Muerte, como quiere el Hegel de la Fenomenología; dice El Cantar de los Cantares que sólo Amor es tan fuerte como la Muerte). Y bien es el poder de la pasión lo que funda un dominio que es de hecho autodominio o una enajenación que es de hecho autoenajenación o una posesión que es autoposesión. De ahí que dijera que el máximo poder es posesión, y que ésta es en esencial autoposesión pasional. En cuanto al dominio externo cabe decir de él como todo el orden de lo externo y objetivo que es efecto producto y resultado de esta productividad esencial que tiene por base el sujeto pasional.
La sustancia física del mundo es pasional, siendo por consiguiente amor lo que subsiste como “ser” de cuanto existe, incluso más allá de muerte y ultratumba, un poco en el genial sentido del más estremecedor de los sonetos de Quevedo, ése en el que se dice en qué queda reducido el cuerpo del poeta enamorado una vez descompuesto despues de la muerte: un polvo, ciertamente, “mas polvo enamorado”...
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La filosofía spinozista parece pues una filosofía de la acción. Spinoza piensa una distinción que recorre su teoría de los afectos, la distinción entre acción y pasión: “Obramos -dice Spinoza- cuando ocurre algo, en nosotros o fuera de nosotros, de lo cual somos causa adecuada, cuando de nuestra naturaleza se sigue algo, en nosotros o fuera de nosotros, que pueda entenderse clara y distintamente en virtud de ella sola”. Por el contrario, “padecemos, cuando en nosotros ocurre algo, o de nuestra naturaleza se sigue algo, de lo que nos somos sino causa parcial” Eso que nos ocurre deriva, en última instancia, de la causa primera e inmanente de todo lo que hay, la sustancia, el dios-sustancia.
La pasión está pues conceptuada como deficiencia respecto de la acción y respecto al conocimiento. Pese a lo cual debe diferenciar entre pasiones que elevan nuestro conocimiento, nuestra potencia de hacer y en general nuestra puissance, las llamadas pasiones alegres, y otras pasiones que deprimen y entorpecen nuestra potencia de conocer y obrar, las llamadas pasiones tristes. Ya que la alegría es el afecto que registra el alma en todo aumento de puissance, mientras la tristeza expresa una disminución de fuerza o de potencia.
En cuanto al amor es entendido por Spinoza como pasión alegre, sólo que de una alegría acompañada de una causa exterior. Padecer, en consecuencia, expresa un déficit de acción y de razón. Siempre que subsiste lo pasional, algo que permanece en nosotros como barrera o frontera de finitud e inadecuación: somos pasionales en la medida en que somos finitos. El esfuerzo ético consiste en reconvertir las pasiones tristes en pasiones alegres y éstas en acciones, es decir, en progresar en la escala del poder, que es a la vez progreso en la escala de conocer. Mientras padecemos mientras somos sujetos de pasión, mientras estamos sujetados al dominio de las pasiones, somos cautivos, dependientes, carecemos de autarquía y de libertad. La causa de lo que nos pasa no es concebida, en consecuencia, por nosotros, no haciéndosenos presente la razón del afecto que condiciona el curso de nuestra actuación ni de nuestra reflexión.
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Lo que Platón llamaba óntos ón, lo realmente real, que no es Idea Separada sino virtualidad real pasada al acto a través de expresión.
Pues así expresa poder, puissance, la cual puissance debe entenderse como aquel punto de intensidad cualitativa que logra singularizarse del recorrido extensivo del campo de fuerzas en cuestión.
El arte en tanto que evidencia tiene la modalidad de lo necesario, pero su necesidad es cualitativa, irreductible a la necesidad legal y lógica. Se trata de una necesidad más fuerte e incuestionable que la necesidad legal y lógica, dado que ésta, en tanto es reductible a memoria y hábito, puede ser siempre corregida por la singularidad, mientras que la necesidad artística brota del poder propio de la cosa singular, o es necesidad en tanto vincula sin remisión la virtualidad de esa cosa y su expresión.
De hecho, la ley es resultado y efecto, por vía de la mímesis generadora de costumbre, y ésta de memoria y hábito, de la expresión artística. Esta es una interpretación necesaria de la cosa, una perspectiva del mundo a partir o desde la singularísima expresión de una cosa del mundo, una pauta desde la cual podemos ver y medir el mundo. Esa mónada por propia irradiación de poder, por ser centro estratégico de poder, desencadena imitación en otras mónadas, entendiendo por imitación toda posesión pasional.
A la larga decanta en fuerza cultural: Platón se vuelve platonismo histórico, Jesucristo termina por ser iglesia cristiana, primero perseguida, luego encumbrada, la tragedia griega pasa a ser regla de las tres unidades, la acción de unos cuantos pioneros o fundadores termina por ser una “nación”, la bella fiebre de Tristán el Triste y de Isolda la Rubia termina siendo amor romántico, y finalmente carnaza de toda cultura popular televisiva, fílmica o de todo consultorio sentimental, las ocurrencias geniales termina siendo cultura, cuando no historia y sociedad, al menos hasta que nuevos décalages o entrecruzamientos críticos produzcan, con las revelaciones, nuevas mociones pasionales, nuvas expresiones, nuevas interpretaciones, nuevas leyes, nuevas dominaciones.
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“Que otros se lamenten de que los tiempos son malos; yo me quejo de su mediocridad, puesto que ya no se tienen pasiones. Las ideas de los hombres son sutiles y frágiles como encajes, y ellos mismos son tan dignos de lástima como las muchachas que manejan el bolillo. Los pensamientos de su corazón son demasiado mezquinos para que se les dé la categoría de pecaminosos. Quizá tales pensamientos en un gusano constituyeran un pecado, pero no en un hombre hecho a imagen y semejanza de Dios. Sus placeres son circunspectos e indolentes; sus pasiones, adormiladas. Estos mercedarios cumplen sus obligaciones, pero se permiten, como los judíos, achicar un poquito la moneda. Y hasta piensan que aunque Dios lleva una contabilidad muy ordenada, no tendrá mayores consecuencias el haberse burlado un poco de El. ¡Que la vergüenza caiga sobre ellos! Por eso mi alma se vuelve siempre al Viejo Testamento y a Shakespeare. Aquí se siente en todo caso la impresión de que son hombres los que hablan; aquí se odia y se ama de veras, se mata al enemigo y se maldice a su descendencia por todas las generaciones; aquí se peca!”
Kierkegaard, Diapsálmata.
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Sumisión y poder
-Eres como un varón sin machismo pero otras veces hay un amante en ti fetichista que goza en la sumisión: Una fantasía erótica ajena a represión
-Que soy qué? lo primero me cuadra pero lo segundo no me mola mucho .
-A un lado, lo luminoso y la sumisión de los místicos, al otro, ajena a represión, porque es ímpetu oscuro de la libertad materna y su fuerza vital. Donde represión se entiende que es represión educativa sexual:
Los hechos son mucho más variados y complejos que los dos comportamientos sexuales únicos permitidos por la cultura
oficial: el macho y la hembra, cada uno de ellos heterosexual cien por cien sin
resquicios, encarnando respectivamente el poder y la sumisión.
Pero por mucho que todas las demás variantes sean declaradas perversiones, la vida
en la naturaleza sigue produciendo los casos y matices más diversos... Supongo que
no necesito demostrártelo.
?Últimamente sólo me ha dolido el desprecio: El desprecio lo temen los poderosos porque les debilita; ellos prefieren ser odiados porque eso es reconocer su fuerza. Los débiles nos conformamos en ese desprecio ajeno porque es nuestra identidad.
-"El que se humilla será ensalzado", lo dicen hasta los
que necesitan dios, y es que al instalado en la sumisión no se le puede rebajar más.
-Me extraña, con la vida que has llevado. Cuando el sumiso se encara con el fuerte,
retándole a que le degrade y el fuerte reacciona maltratando y humillando, hace
precisamente lo que desea el sumiso. Es decir le obedece, se convierte en su
instrumento, aunque crea estar dominando... Mientras no te desprecies a ti mismo
ríete del desprecio ajeno y vive según tu propia verdad. Yo he conocido mujeres así, felices en la sumisión.
-El modelo oficial sólo tolera la castidad o la
dominación del varón y la sumisión de la hembra en la pareja heterosexual. Los
demás experimentos de la Vida se ven forzados a adaptarse, fingir, frustrarse o sufrir
las etiquetas de "pecadores" o "pervertidos", con todas las consecuencias.Como
escribió Jean Lorrain, "llaman vicio al placer que la sociedad no admite".
-Mi sexo es masculino, pero mi género es femenino, atraído hacia las mujeres y, para
concluir, sumiso. Así es que resulto un amante pasivo.
El sonriente, oprime mi mano entre las suyas. Siento su cuerpo muy al lado del
mío, fraternal, comprensivo todo él y no sólo en la expresión y la sonrisa. Hay una
acogida carnal en su actitud.
Su voz es tiernísima:
Bienvenida a tu verdadera vida: te felicito .
Casi siempre el dolor nos conmueve a todos y huimos del dolor. Decimos que uno es masoquista, que es sumiso.
Pero aunque no trato de convencer a nadie ni a mí misma yo creo que en el dolor hay muchas sensaciones y formas de acogerlas.
Habría eso sí que ampliar la capacidad de comprensií³n. Tendemos a ignorar muchas cosas que tienen que ver con esto porque hemos dicho y hemos juzgado una forma de placer y esa es la que admite la sociedad.
El dolor es agente de individuacií³n y de separacií³n pero por eso mismo es una energía transformadora
-Nos quedan muchos prejuicios; aprendamos a rechazarlos. Dentro del dolor hay muchas más sensaciones y formas de acogerlas... Pero no trato de convencerte; sólo procuro ampliar tu capacidad de comprensión.
-A comprender no me resisto, supongo, ¡soy la comprensión total!
-Te he agradecido que me humillases: al hacerlo te has ocupado de mí, te me has entregado. Me he jactado, incluso, de toda degradación impuesta por tu mano, por tu voluntad, por tu placer.
Adorarte incluye lo que otros llamarán envilecimiento: pero lo vivo de modo que en ese abismo me exalte hasta saberme indigna de tanto bien, hasta ansiar más humillación y desprecio. Imitaré a los místicos, los más altos vividores del amor aunque lo ofrezcan a un altar imaginario: muchos quieren ser los más degradados a los ojos del mundo para sentirse más seguros en su bajeza, más esclavos de lo que adoran.
-Ésa es la entrega del sumiso y más aún de la sumisa entregada a su dios.
-Yo sé que no eres para mí sino para ella, más que yo misma y, ya ves, no me ofendo, porque contribuyo a hacerte Tú. Yo soy tu espíritu. Pero ella es señora de tu aliento, de tu carne, de tu sangre.
Vívidamente recuerdo en un segundo el final de mi tía Alicia que era monja: Humillada y orgullosa, escarnecida y dichosa. Así es, no hay mayor felicidad al final de la sumisión.
Mi silencio se prolonga para memorizar, asimilar esas sentencias irrefutables. Pero, al final de mi cavilación, siento miedo al vacío: el dolor de mi actual soledad me estremece.
-He tratado de mandarte mi mensaje, pero te habías ido a tu taller de teatro e improvisación.
-Me han dicho en el taller de improvisacion que deje de hacer el loco!!! no me siguen!!!
-¡Si estás ansioso de vivirlo, de vivirte como eres! Te entregarás a fondo: te conozco mejor que tú. Y serás otra magnífico precursor en la evolución de la Vida. Gozarás de la embriaguez de todos los adelantados, los descubridores de lo antes nunca conocido: el sexo futuro.
Me mira sin comprender, está claro, la sociedad, el mundo marcha impulsado por los disidentes, como tú y también como ella, tu diosa carnal.
-Cierto, no soy nada, pero ahora sé querer, de verdad, con agonía: soy esa chispa de vida que tú me describiste una vez...Nunca lo supe antes. Hacia la mujer sólo sentí dependencia y además rechazada. Su amor era dirigido a un hombre que yo no era. Era ciego. Me quería deformado, por eso fue fingimiento con todo lo demás. Y ahora que he descubierto a alguien a una diosa se va y me deja solo. ¿Te asombra?
?No pero... no te cuadra... Yo te siento muy distinto. Guía, inspirador, Gran Maestro de un culto esotérico, mágico...
Oprime mi mano, entregándose.
-Y los lugares del cuerpo, de sensibilidad tan diferente... Un campo infinito... Pero, sobre todo, me ejercité en el dolor. Comprendí que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte.
Pero hoy lo he pasado muy mal porque tú no llegabas del taller de improvisación, y al final me he declarado a mi amigo, le he dicho la verdad, no podía soportarlo más.
He comprendido que tú me has rechazado siempre, que he sido tu espíritu, tu guía todo lo más. Y él es el amor carnal para mí, él es mi dios, aunque él no lo reconocerá tampoco y me humillará tanto como tú me has humillado a mí, pero es mi amigo es quien tengo mas cerca de mi. Y necesita de mí, al venir a mí tambien él se ha entregado.
- El cerebro puede interpretar diversamente una misma sensación como placer o dolor: por eso el dolor sufrido no depende sólo de cómo los golpea el dominante sino, sobre todo, de cómo lo recibe y acepta el sumiso, el 'bottom'. Viví el umbral del dolor y también su frontera, donde se confunde con el placer y a partir de ahí se transforma del todo en éste: una vez más el erotismo conecta con los místicos y con los mártires, dichosos en la tortura.
- A veces el dolor excesivo conduce a la inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, en nuestro cuerpo, de áreas, fibras y músculos que habitualmente ignoramos.
-Conocí, en fin, el dolor como puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia más alta: enamorada. Porque la relación amorosa entre dominante y dominado, cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de aquél.
?Me cuesta trabajo entenderlo. Tú no eres masoquista. Pero me has hecho sufrir mucho. Pienso que es tu mente que quiere estar por encima de todo, esa es tu forma de entregarte, pero yo no te he entendido, o me han cegado todos. No he entendido tu forma de orgullo. Seguramente es así.
Tú te burlas de mí. La sumisión es reducirse a la voluntad del dominante; anonadarse para ser lo que quiera y como nos quiera nuestro dueño. No lo quieres reconocer pero te gusta jugar a ese juego pero con la ?mente? sobre todo, ahí es donde me dominas.
Pero crees que eres tú el que domina pero al final eres tú el dominado por asomarte a ese cielo abismal. Nunca me has querido por eso. Porque me has tratado más allá de todo, no por mis convicciones sino por todo, por mi cuerpo agonizante, por mi ojos qu se humillaban, cuando yo ya me había entregado tú no me veías a mí. Y ahora ya es tarde, porque no has sido tú, tú ya eres otro. Aunque me hicieras sufrir no puedo remediarlo. O tal vez sí. No, pero no, vete con tu diosa... Estoy destinada a otro. A ser un ser insignificante, a vivir como todos.
?¿Tan poco me amas?
-A veces te gusta mostrar la faceta mas terca de tu carácter pero no sé, es muy difícil volar con esa mente tuya.
-Mucho, soy agotador.
-A quien tú quieres es a ella, lo que pasa es que tú eres muy orgulloso para reconocerlo. Y yo también debo ser sincera conmigo misma. Ya no puedo más sufrir contigo. Me has humillado hasta el fin.
Yo atisbé algo muy bello en ti, en tu voz, que me recordó como si fueras alguien sabio de muchos años, tienes sabiduría en tu voz, y no sé todo lo que habrás sufrido para llegar hasta ahí. Pero has ido muy rápido. Y te has asustado de que haya podido acompañarte tanto hasta aquí, pero ahora aún todavía me exiges demasiado.
-Sí, pero no me amas.
Confundida, turbada, enmudezco, se ha convertido en sumiso a su diosa.
Por favor, coño, que cuando te hagan el amor te besen en el clítoris y te besen en la boca, es que hay amantes que ya no hacen ni eso.
Aunque yo ya he dicho que soy autosexual y que todo esto me toca imaginármelo con la cabeza. Al menos por el momento.
Pero es que es así, los hay que se creen que van por segunda o tercera vez contigo y ya no te hacen nada mas, o que eres tú quien tienes que hacérselo a ellos. Por supuesto esto no se puede consentir.
Otros los que cultivan mucho el intelecto, perdí³name pero estos tampoco te hacen el amor bien, estos se muestran fríos, y eres tú quien tienes que sacarles partidos a ellos a traves de las posturas mas cí³modas y que son tambien aquellas en que se estrecha el cuello del utero, entonces puedes sentir algo. Bueno si alguien quiere que le explique estas posturas por favor que me mande un email privado
Algunas veces también estos frígidos mentales hasta se asustan cuando descubren que hemos conseguido sacar placer de ellos, entonces a partir de ahí todo empieza a tener un derrotero de decadencia.
Y es que en épocas de decadencia y de crisis lo que se produce en verdad es un resecamiento afectivo.
Pues los recursos del sentimiento tambien son agotables, aunque a veces se produce la "falsa ilusií³n" de riqueza y de que son inagotables. Que es lo que nos está pasando que nos hemos confiado demasiado.
Una civilizacií³n comienza a decaer a partir del momento en que la Vida se convierte en su única obsesií³n. Las épocas de apogeo cultivan los valores por sí mismos: la vida no es más que un medio de realizarlos.
El individuo no sabe que vive, él vive, esclavo feliz de las formas que engendra, mima e idolatra. La afectividad le domina y le llena. Ya que no hay creacií³n alguna posible sin los recursos del «sentimiento».
Bueno, os dejo con esta reflexií³n.
Gracias Luz Marina, eres una mujer de coraje y de fuerza, se nota que eres de esa tierra tan exuberante como es la tuya!!! Muchos saludos para ti tambien y gracias por pasarte
Muchas de estas reflexiones están entresacadas de mi lectura de la novela de Jose Luis Sampedro, El amante lesbiano. Pero también he intentado combinarlas con mi propia experiencia y con vivencias biográficas.
Me gusta esa pasií³n oscura y agonizante que pones en tus palabras, es un buen reflejo de lo que he querido tratar, hay en el deseo algo de inquietante, y en el placer tambien hay dolor, no creo que se pueda escapar fácilmente de ninguno de los dos. Están los que persiguen la ataraxia o una forma de serenidad final pero hay que encontrarla a través del dolor y de esa expresií³n final que se transmuta en felicidad.
Gracias también por tus sabias palabras, angel de alas negras, yet unforgiven, yet damned!!!
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la genealogía de la moral
Nietzsche es uno de los filósofos que critican la moral vigente a partir del estudio del origen de los principios morales que rigen Occidente desde Sócrates.
La genealogía de la moral pretende responder a las preguntas que él mismo se plantea: ¿En qué condiciones se inventó el hombre esos juicios de valor que son las palabras bueno y malvado? ¿Y qué valor tienen ellos mismos? ¿Han frenado o han estimulado hasta ahora el desarrollo? ¿Son signo de indigencia, de empobrecimiento, de degeneración de la vida?
Nietzsche es contrario a todo tipo de razón lógica y científica, y por ello lleva a cabo una crítica feroz a la razón especulativa y a toda la cultura occidental en todas sus manifestaciones: Religión, Moral, Filosofía, Ciencia, Arte...
Nietszche se preocupa primero de la cuestión de cómo nace el judaísmo, y consiguientemente, cómo el cristianismo nace también de aquí y de una transgresión de los valores.
Nietzsche distingue dos clases: la de los señores y la de los esclavos. La clase de los señores a su vez está compuesta de dos castas: la guerrera y la sacerdotal, las cuales valoran aristocrática o sacerdotalmente.
Ambas castas son rivales. De esa rivalidad se da el salto de una moral de señores a una moral de esclavos, ya que los sacerdotes movilizan a los esclavos (débiles, enfermos) contra los guerreros (clase dominante). Esa movilización es posible invirtiendo los valores aristocráticos, creando una moral de esclavos (con los judíos comienza la moral de los esclavos) heredada y asumida por el cristianismo. Solo así el sacerdote triunfa sobre el guerrero.
Me ha aportado mucho que traigas esta mención,
el primer tratado de esta obra se titula «Bueno y Malo» (Gut und Böse). Bueno y malvado, es una psicología del cristianismo, donde hace un análisis del surgir del espíritu del resentimiento contra los valores naturales o nobles. Este análisis es un primer paso para llegar a la transvaloración de todos los valores.
El Segundo tratado es una psicología de la conciencia: «culpa», «mala conciencia», etc. El ateísmo consiste en no tener deudas con los dioses: en una segunda inocencia. La crueldad aparece como uno de los más antiguos trasfondos de la cultura.
El tercer tratado es una psicología del sacerdote: ¿Qué significan los ideales ascéticos? El ascetismo es una crueldad consigo mismo y con los demás. Hasta ahora no ha habido en la tierra más que un ideal ascético. Pero ahora hay un nuevo ideal: El Superhombre.
Como ves Nietzsche también se contradice consigo mismo, se da cuenta de que la cultura nace de una transvaloración de los valores pero ese ideal guerrero para él sigue siendo el fundamento primigenio del orden, pero despues habla de un superhombre y de un ideal ascético, es decir, él mismo tiene un orden de valores que se impondría también al ideal guerrero.
Pero lo indudable de su aportación es que sa da cuenta antes que nadie de cómo se configura esa inversión del orden para que pueda nacer la cultura.
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Por una parte hay que distinguir la edad media y estado fuedal con la antigüedad.
El judaísmo no es que se distinga en su ideal por una virtud, el judaísmo el su origen responde a la realidad de su éxodo, pueblo que es llevado primero a egipto y luego a persia y babilonia donde sólo le queda el destino de su esclavitud.
Por tanto, los valores nobles no pertenecen al judío sino a los señores de las otras grandes civilizaciones que los acogen.
Lo que pasa es que la rivalidad entre la casta sacerdotal y la casta guerrera es lo que conduce a la rebelión de los esclavos alentada por los señores. Esto es lo que dice Nietzsche y de ahí la transvaloración de todos los valores.
Una moral de esclavos, sí, pero con todo el refinamiento de los textos de la antiguedad hebraica. De ahí nace una moral también del resentimiento, por haber sido esclavizados.
Cuando después se impone el cristianismo sobre el judaismo y sobre las culturas paganas de roma, entonces ya empieza otra lógica diferente.
Una vez vence el cristianismo como ideal de valor universal es cuando tras cierto momento de oscurantismo después se impone con el imperio carolingio la etapa de una gran cruzada y a su vez la escolastica medieval con su estado eclesiastico que se refugia en los monasterios erige toda una labor de comentario del texto y de fundamenteación del poder a través de la ley.
A partir de aqui nunca le deberá tanto occidente al derecho romano y al derecho de la escolatica medieval, de donde proceden todas las grandes burocracias.
Lo importante aquí es que ya esto no se puede invertir porque esta es la señal de la cultura. Ahora se ha cambiado el estado eclesial por el estado laico, pero los motivos de la unidad siguen elaborando sus doctrinas.
El ideal guerrero no es un buen ideal y tampoco para Niezsche, el habla mas bien de una voluntad de poder, de un superhombre que debe tener ciertas cualidades.
Y también por este orden quiere invertir los valores, porque lo que el denuncia es la inversión primera. La que llevó al judaismo a rebelarse.
Después Freud mas bien lo que hace es ver en esta fuerza el motivo de cómo vence la idea del monoteísmo, y al mismo tiempo busca en la violencia cultural también el modo como el cristianismo ha triunfado.
Luego ya a partir de ahí la historia de los distintos pueblos europeos o proximos a oriente se han ido elaborando pero siguiedo el impulso de la modernidad y de los nuevos estados.
Hoy ya no podemos decir que ninguna etica o religion reponde a una inversion de valores, hoy responden a sus propias concepeciones simbolicas, a un universo de legitimacion del orden, ya no buscan la revolución, no.
Lo que paso después de la segunda guerra mundial con los judios es una cuestion de definicion de fronteras dentro del contexto de la comunidad internacional. Pero lo importante es ver cómo se afirma una definicion global y universal al mismo tiempo que se van derivando las singularidades etnicas de cada pueblo, y hoy dia avanzamos cada vez mas en este otro sentido aunque integrado con el resto.
Por tanto hay que tener en cuenta no sólo el origen de esa moral, sino el momento en que se erige como triunfante, donde a partir de ahí todo el pasado se censura y no tiene nada que ver con el futuro. Esto es así como propio de los grandes artilugios portadores con los que opera el poder y su ciencia. Lo demás ya es historia y es pasado, queramoslo o no es así.
bueno, gracias por tu mención y este tema que es de gran interés al menos filosófico y antropológico y un saludo!
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el mecanismo del perverso y la víctima:
(el mecanismo del perverso y la víctima)
Nuestros compañeros son seres humanos, como nosotros, que pasan por el proceso normal de crecimiento. Nadie está jamás terminado... Cuando renunciamos a la obsesión pueril de escudriñar el planeta en busca de la persona perfecta, podemos empezar a cultivar la habilidad de tener relaciones compasivas. Dejamos de juzgar a los demás para relacionarnos con ellos. Antes que nada reconocemos que no nos relacionamos para concentrarnos en lo bien o lo mal que los demás aprenden sus lecciones, sino para aprender las nuestras.
¿Por qué tendemos a vernos envueltos en relaciones que no son constructivas? Para el ego -es decir, para las defensas que presentamos frente a los demás- aceptarnos como somos, sin defensas ni protecciones, implica que ya no es necesario. La autoaceptación, dice Marianne Williamson, es la muerte del ego. Pero las personas confían mucho en ese ego supuestamente protector y suelen regirse por sus dictados: “Por eso nos atrae la gente que no nos quiere. Desde el principio sabemos que no están con nosotros. Más tarde, cuando estas personas nos traicionan y se van, tras una estancia intensa pero bastante breve, fingimos que eso nos sorprende, pero lo sucedido encaja perfectamente en el plan de nuestro ego: No quiero que me quieran. ¿Por qué las personas agradables y bien dispuestas no nos parecen agradables? Porque el ego confunde la excitación con el riesgo emocional y concibe una persona amable y accesibe como no suficientemente peligrosa. La ironía es que la verdad es lo opuesto: las personas accesibes son las peligrosas, porque nos confrontan con la posibilidad de una intimidad auténtica. Son personas que en realidad podrían frecuentarnos durante tanto tiempo que llegarían a conocernos. Podrían socavar nuestras defensas, valiéndose no de la violencia, sino del amor”.
En cuanto al tema de la violencia psicológica hacia la mujer que hemos tratado estos días te diré que yo hasta ayer mismo he vivido la violencia de género y ¿sabes por qué? porque fui a decirle " te quiero " a un amigo al que quiero mucho y ¿sabes lo que me respondió?: "No vuelva a empezar por favor"; y estaba a punto de darle todo de mí, de enseñarle mis ultimas enseñanzas para ganar dinero en la bolsa, todo ha sido además, la contestación, por internet, porque él no se atreve a venir a verme, está como reservando el momento de cogerme y sacar lo que a él le interesa de mí. Por supuesto le he dicho que no vuelva a llamarme en toda mi vida, porque ya no le aguanto más.
He sido muy vulnerable, le he estado aguantando muchas cosas pero ya no más.
Aquí en libro de arena con los amigos es donde yo siempre me desahogo, pero también aquí encuentro algunos estereotipos, en el librodearena me encuentro mucho el tipo de hombre que es un voyuger, que es el mirador, un tímido perverso, que disfruta solamente mirando, viendo las partes más notables y físicas de la mujer, incluso cuando habla de ella, sólo la destaca por sus rasgos físicos y ninguno por los intelectuales, que es una forma de degradación a la larga psicológica de la mujer, yo se lo he advertido pero sigue haciendo igual, porque lo que quiere es provocar.
Y hay otro modelo también el provocador con la palabra, el provocador que quiere sacarme de quicio, el típico perverso que se considera a sí mismo un seductor, si alguien te dice: " yo soy un encanto ", por favor no le hagas caso, ese también te está diciendo que te quiere utilizar. Perdona pero estoy muy crítica estos días.
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El mecanismo del perverso.-
Es fácil y seguro manipular a quien te ama o a quien depende de ti: apagar la chispa de la vida en el otro, romper su voluntad, quebrantar su espíritu crítico para que no te pueda juzgar. Conocer el perfil de un perverso debería formar parte de una buena -pero en la actualidad completamente inexistente- educación afectiva.
El perverso no es un enfermo,se ha forjado con probabilidad en la infancia cuando no pudo realizarse, dice la psiquiatra francesa Marie France Hirigoyen en su libro “El acoso moral”. Creó férreas defensas contra los demás para protegerse y así una actitud que podía haber sido simplemente defensiva y aceptable se convierte con el paso de los años en una personalidad incapaz de amar y convencido de que el mundo entero es malvado. Insensibles, sin afectos: ésa es su fuerza, así no sufren. Agreden para salir de la condición de víctima que padecieron, dividen su mundo en malo y bueno, temen la omnipotencia que imaginan en los demás porque se sienten profundamente impotentes, por ello necesitan protegerse hasta destruir.
Todos los encantos no son perversos; pero todos los perversos son en la primera etapa de una relación unos grandes seductores. Así atrapan a su víctima, así logran mantenerla en un intricado proceso plagado de silencios, mentiras y dudas que la paralizan. Así pretenden llenar su propio vacío, extraer la vida que sienten que no palpita en ellos y que contemplan resentidos en otros. Al perverso no le agradan las palabras cariñosas porque busca la repulsa para confirmar lo que ya sospecha: que la vida es ausencia de amor y negritud. Cuanto más transparente y generosa sea su víctima, cuando mejor intente tratarlo, mayores serán su rabia y el desprecio del perverso.
Los procedimientos perversos son procedimientos defensivos que, de entrada, no se pueden considerar como patológicos. Es importante ser consciente de que todos podemos ejercer, en algún momento, un comportamiento perverso: sólo significa que intentamos protegernos de manera exagerada. De hecho, son dinámicas que aparecen con mucha frecuencia durante los divorcios y las separaciones. Pero las personas que no son perversas sienten remordimientos cuando manipulan y maltratan psicologicamente al otro y logran desterrar ellas mismas este comportamiento de sus vidas.
Lo que resulta destructivo y peligroso es el aspecto repetitivo y unilateral del proceso. Por ello hay que aprender a no tener una paciencia eterna ante los pequeños desprecios, disimulados un día por el mal humor, otro por el disgusto, un tercero asestado ya sin explicación. Si quien nos acompaña nos está dañando, ha de ser capaz de rectificar. La tolerancia no puede alargarse hasta el infinito.
Otro rasgo característico de una relación perversa es la sensación de soledad que siente la víctima. Porque si el perverso logra aplacar sus tensiones interiores con una persona, se comportará de forma normal con el resto del mundo. Sólo necesita una víctima y la suele elegir entre aquellos que más saben gozar de la vida -no en el sentido material, sino afectivo y psíquico-, alguien con dones musicales, literarios, alegría de vivir, sensibilidad, comunicación, creatividad... Alguien que detenta algo que podría llenar su vacío existencial. Así, quienes rodean a la víctima probablemente no llegan a sospechar la realidad de la relación perversa en la que está inmersa.
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El mecanismo de la víctima.-
Otro rasgo muy característico de la relación perversa es que la víctima nunca llega a pisar suelo firme y saber qué se le reprocha, para así encontrar una salida. El perverso manipula y recurre al descoloque para paralizarla: se contradice, niega y miente. Como la víctima considera que tiene la llave para ayudar a su agresor, que sólo ella puede llenarlo con su vida y con su amor, intentará adaptarse. Está convencida de que el diálogo será parte de la solución, pero no logrará comunicarse. Por ello la víctima acumula grandes dosis de estrés y de tensión interior que fomentan los trastornos crónicos, la ansiedad y el agotamiento. Suele pasar de ser una persona llena de vida a una persona deprimida que se siente vacía.
Se instala en la sumisión psíquica por su tendencia a culpabilizarse, por el miedo a decir o hacer algo que enfurezca al perverso y que le acarree un castigo cualquiera, por evitar tener que soportar más silencio, más desprecio, más palabras hirientes. O también, de forma más inconsciente porque le cuesta demasiado reconocer que su verdugo nunca la quiso, o renunciar al ideal de que ella podía salvarlo.
No se puede vencer a un perverso. Tal vez se pueda, dice la doctora Hirigoyen, con esfuerzo y tiempo aprender algo acerca de uno mismo. La única victoria es alejarse sin haberse contagiado de su agresividad y malevolencia. Las víctimas siempre esperan que el agresor se disculpe porque la batalla ha sido siempre profundamente desigual e injusta. Pero eso nunca ocurre porque el perverso excluye de sí mismo el sufrimiento y la duda. A la víctima sólo le queda identificar el proceso perverso que pretende hacerla cargar con toda la responsabilidad del conflicto y analizar el problema dejando de lado la cuestión de la culpabilidad, porque no fue débil al principio, sino demasiada confiada: se creyó salvadora, redentora. Se sintió demasiado responsable y por tanto infinitamente culpable. Tendrá que abandonar el ideal de tolerancia absoluta que enarbolan tantas víctimas y reconocer a tientas que a quien amaba le aqueja, en mayor o menor medida, un trastorno de personalidad peligroso para ella y para los suyos.
Una diferencia clara entre una víctima de un perverso y un individuo masoquista es que cuando la primera tras un enorme esfuerzo consigue separarse de su verdugo, siente una enorme liberación: Ha intentado la labor imposible de resucitar a los muertos. Ahora puede abandonar su posición de víctima inmovilizada y permitir que la vida renazca.
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" Sólo un ser humano enferno -psicópata- tolera cómodamente su propia maldad. Para acallar el ruido de la disonancia interna resultante hemos desarrollado mecanismos que justifican casi cualquier acto o decisión, por injusta que pueda resultar. Así hemos abierto la espita de muchas de las paradojas y sinsentidos históricos del comportamiento humano: el abuso, la tortura, la degradación y la mentira. Porque en realidad casi nunca mentimos, sino que nos autojustificamos y para ello nos autoengañamos. El colmo del cerebro humano es que consiga mentirse tan bien a sí mismo: suavizamos las verdades crudas de la vida, ignoramos aquello y aquellos que conviene ni ver ni escuchar, minimizamos los deseos incómodos o conflictivos. La mente humana pone a nuestra disposición un abanico amplio de recursos automáticos para distorsionar la memoria, las percepciones y la lógica: tomamos decisiones en función de sesgos cognitivos automáticos, filtramos eficazmente la información circundante, reinventamos la realidad para acomodarla a nuestros deseos y a nuestras necesidades. Retomar nuestras memorias y alterarlas, revisarlas y acomodarlas es un proceso tan corriente que pasa inadvertido."
En fin ella dice que mentimos para sobrevivir, porque estamos porgramados para la supervivencia, pero también para amar, para compartir, por eso cuando mentimos, robamos o manipulamos, nos angustiamos, y cuando no amamos nos entristecemos.
Te dejo estas reflexiones ultimas. También hay un psicólogo, Nassim Taleb que ha sido entrevistado por Eduardo Punset, el padre de Elsa, que ha estudiado precisamente este mecanismo de defensa del cerebro. Este pensador dice que no importa cuanta estadística se haya acumulado, que el cerebro racional no se guía por la heurística de la estadística, no toma en serio lo que es abstracto, que cuando se trata del mundo real, el cerebro pasa a ser acción, a menos que el problema se plantee como en un libro de texto, que se soluciona bien si se han preocupado de estudiarlo o mal si se plantea de una forma diferente a la que se ha aprendido. El dice que se aprende interactivamente, con el calor humano. Y dice que estamos confundidos sobre lo que es arriesgado o no y sobre lo que es peligroso y no, al mismo tiempo que estamos confundidos sobre lo que hace la felicidad, el dice que lo que hace feliz a la gente no es la riqueza, con la excepcion de ayudar a rebajar la ansiedad, sino que lo que hace feliz son los amigos, y que el confort físico tampoco hace esta.
En fin, estos son otros divulgadores de moda que están explicando la conducta a través del cerebro humano y lo que sabemos de él.
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Como este artículo dice muchas cosas sobre librodearena y sobre compañeros no he querido personalizar, pero sí he pedido que no seáis demasidado críticos, eso sí, porque bueno, ya ves como filtramos la información cuando nos sentimos algo avergonzados o despreciados, así es y así nos sentimos.
lo dijo virginiawoolf 05 diciembre 2009 2:30 PM
gracias, Lainmeta, por tu apoyo,
yo creo que la maldad existe pero se sabe que sólo es un 4 % de toda, lo que existe es la bondad, lo que pasa que muchas veces es que no hacemos nada por los demás, permanecemos en la indiferencia.
Yo no me considero una víctima con el síndrome de salvadora y esas cosas pues me gustaría poder no dar más de lo que tengo pero sí estar con la gente que me puede necesitar mas que otras que no. Al final se crea un círculo vicioso porque tú necesitas cosas que el otro tiene y el otro también te regatea, y esto ya es muy feo, ¿sabes?
Pero yo creo en la bondad natural de las personas, lo que pasa es que muchas veces no sabemos expresarla.
Incluso se ha estudiado de que la maldad proviene de la pobreza pero esto no siempre es así, se sabe que hay entornos pobres que son pacíficos, la maldad se basa más bien en un tipo de cultura, como la del consumo y también la de la violencia machista entre otras, esto es lo que nos hace ser como somos.
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