viernes, 15 de enero de 2010

patentes, mecanismos vicios privados-beneficios públicos

patentes

Hacia finales del siglo XV -en la época en que Colón llegó a América- los venecianos crearon, a partir de la comprensión del progreso como un subproducto de la guerra y el gasto público, una nueva institución: las patentes. Al conceder a quien inventaba algo su monopolio durante siete años -el periodo normal para el aprendizaje de un artesano- los inventores podían gozar de los beneficios de los nuevos conocimientos obtenidos hasta entonces principalmente como subproducto de inversiones públicas muy meditadas. El progreso era la consecuencia de una competencia dinámica imperfecta. Una institución gemela de las patentes, conscientemente creada poco más o menos en aquella misma época, era la protección arancelaria, destinada a facilitar que las invenciones arraigaran en nuevas áreas geográficas.
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mecanismo vicios privados-beneficios publicos
El mecanismo vicios privados-beneficios públicos puede funcionar también a la inversa; vicios públicos-beneficios privados. Los vicios del gobierno -excesivo nacionalismo y belicosidad- inducían a menudo indirectamente beneficios privados a largo plazo. Muchos nuevos inventos importantes para la vida civil nacieron como subproducto de la guerra: los alimentos enlatados (guerra napoleónicas), la producción en masa con piezas estandarizadas (armas durante la guerra civil americana), el bolígrafo (fuerza aérea estadounidense durante la segunda guerra mundial), las alarmas antirrobo (guerra de Vietnam), los satélites de comunicación (el programa de “guerra de las galaxias”), etc. Si esto se entiende adecuadamente, se puede generar progreso económico evitando vías indirectas. Una vez que aceptemos que un factor importante del desarrollo económico es una gestión de recursos que exige rendimientos al borde de lo que es tecnológicamente posible, podremos invertir más dinero directamente en el sector sanitario, por ejemplo, y evitar totalmente la guerra.

También se puede observar la tercera alternativa: vicios privados-virtudes públicas: lo que en primera instancia aparecen como virtudes públicas pueden de hecho convertirse en vicios sistémicos. Como veremos la ayuda sistemática al desarrollo puede convertirse en “colonialismo del bienestar” y en un instrumento para “gobernar a distancia” mediante el ejercicio de una forma particularmente sutil de control social neocolonial, no ostentosa y generadora de dependencia. Los objetivos de Milenio constituyen un caso paradigmático a este respecto. Recordemos el caso de Etiopía: dejando a un lado la intención inicial de apoyar generosamente a un gobierno, cuando éste deja de gozar del favor de los países donantes éstos tienen en sus manos la posibilidad de dejar de suministrar alimentos al país pobre. Sea un efecto pretendido o no, la virtud de ayudar a los pobres -impidiéndoles a la vez incorporarse a un capitalismo productivo- ha generado un sistema que puede alimentar vicios privados de corrupción y beligerancia. El colonialismo del bienestar impide la autonomía local mediante políticas bien intencionadas y generosas, pero en último término moralmente equivocadas. Crea en los países periféricos dependencias paralizantes del centro, un centro que ejerce el control mediante incentivos que crean una dependencia económica total, obstaculizando así la autonomía y la movilización política.
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patentes

Parece que hemos olvidado la lógica que subyacía bajo los instrumentos políticos del desarrollo económico. Las patentes y los aranceles modernos nacieron aproximadamente al mismo tiempo, a finales del siglo XV. Esas instituciones manipuladoras del mercado se crearon a partir de la misma concepción del proceso de desarrollo económico a fin de proteger los nuevos conocimientos (en el caso de las patentes) y de producir en nuevas áreas geográficas (en el caso de los aranceles). Tanto las patentes como los aranceles representan una manipulación del mercado legalizada para promover objetivos no alcanzables en condiciones de competencia perfecta.
Pero ¿por qué no se aplican los argumentos de la manipulación del mercado y el compadreo a las patentes, y sólo se esgrimen contra los aranceles y otros instrumentos políticos empleados por los países pobres? Con cierta justificación se puede decir que los países ricos están estableciendo reglas que legalizan una manipulación constructiva del mercado en sus propios países, pero la prohíben en los países pobres.



La diversidad como condicion para el desarrollo.-

Otro punto ciego en la economía es su incapacidad para entender la importancia de la diversidad para el crecimiento económico. La diversidad es un factor clave del desarrollo por varias razones: Primero, una diversidad de actividades con rendimientos crecientes -el número de profesiones en la economía- es la base para los efectos de sinergia que llevan al desarrollo económico, algo bien entendido desde el siglo XVII. Segundo, la economía evolucionista moderna subraya la importancia de la diversidad como base para la selección entre distintas tecnologías, productos y métodos organizativos, todos ellos elementos clave de una economía de mercado en evolución. Tercero, la diversidad es una importante explicación de ls “excepcionalidad” europea, en la que la competencia mutua entre un gran número de Estados fomentó la tolerancia y la demanda de diversidad. Un intelectual cuyas opiniones no gustaban a cierto rey o gobernante podía encontrar empleo en otro país, lo que promovía una mayor diversidad de idea.


Definición de capitalismo.-
Werner Sombart consideraba el capitalismo como una especie de coincidencia histórica en la que confluyen determinados factores debido a todo un conjunto de circunstancias. Sin embargo, deja muy claro que la riqueza económica es el resultado de una decisión, de un plan consciente. Las fuerzas impulsoras, que crean tanto los fundamentos como las condiciones para el funcionamiento del sistema son, en su opinión, las siguientes:

1.El empresario, que representa lo que Nietzsche llamaba “el capital del ingenio y la voluntad”, el agente humano que toma la iniciativa de producir o comerciar con algo.
2.El Estado moderno, que crea las instituciones que permiten mejoras en la producción y distribución, y los incentivos que hacen coincidir los intereses del empresario con los del conjunto de la sociedad. Las instituciones abarcan todo, desde la legislación a la infraestructura, patentes para proteger nuevas ideas, escuelas, universidades y estandarización de las unidades de medida, por ejemplo.
3.El proceso de maquinización, esto es, lo que se llamó durante mucho tiempo industrialismo: mecanización de la producción que da lugar a una mayor productividad y cambios tecnológicos con innovaciones bajo economías de escala y sinergias. Este concepto es muy próximo a lo que hoy día llamamos “sistema nacional de innovación”.

En la definición del capitalismo de Sombart, los países ricos son aquellos que emulan a las principales naciones industriales incorporándose a la “era industrial”. Con esa definición Martin Wolf tiene efectivamente razón cuando proclama que los países ricos son los que adoptaron el modo de producción llamado capitalismo. Sin embargo es más probable que él tuviera en mente la definición de la Guerra Fría.
Cuando están presentes esos elementos, el capitalismo requiere para poder funcionar -también según Sombart- que se puedan desarrollar libremente ciertos factores auxiliares: capital, trabajo y mercados. Esos tres factores -el verdadero núcleo de la teoría económica estándar- no son para Sombart las fuerzas impulsoras del capitalismo, sino sólo accesorios. Si faltan las principales fuerzas impulsoras, esos factores auxiliares -capital, trabajo y mercados- son estériles. Tanto el conservador Schumpeter como el radical Marx estarían de acuerdo en que el capital por sí mismo, sin innovaciones y sin empresariado, es estéril. Los perros de los que hablaba Adam Smith, por muy inclinados al trueque que estuvieran, no podrían haber creado el capitalismo aun disponiendo de capital, horas de trabajo y mercados. Sin la voluntad y la iniciativa humana, el capital, el trabajo y los mercados son conceptos sin sentido.

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