viernes, 6 de agosto de 2010

racionalidad y ciencia

  1. Aunque el problema de la ciencia sea insoluble, podemos siempre discutir sobre él, ponernos del lado de la contingencia o de la necesidad… Nuestros temperamentos y nuestros prejuicios nos facilitan una opción que zanja y simplifica el problema sin resolverlo.

    Sólo una intuición privilegiada nos instala en el corazón mismo de una teoría, a despecho de todos los argumentos inventados contra ella.

    La teoría, concebida en sus implicaciones últimas siempre proporciona un marco de referencias, pero siempre va por detrás de la realidad y lo que hace es integrarla en un universo de significados, intentando orientarla o adecuarse a ella postulando para ello un paradigma que pueda tomarse como bueno por la experiencia así acumulada hasta ese momento. Pero esta teoría como bien decís vosotros, maestros los dos, puede también introducir modificaciones en la realidad, por “logificación” de la realidad, por lo que se termina creando una nueva realidad y en ocasiones una perversión de la misma, como ha sucedido ahora.

    Esto también sucede por ejemplo en el campo del Derecho como ciencia social con el fenómeno de la institucionalización. Decimos que es una ciencia social porque se introducen parámetros de racionalidad y existen en él sistemas de códigos normativos.

    Pero sólo tenemos instantes para darnos cuenta de que todo depende de nosotros… la libertad o la liberalidad de unos principios que se han dado como buenos siempre comporta la doble posiblidad, la de salvarnos o de perdernos.
    Yo no creo que tengamos que buscar a otro Keynes. Es lo que decía el reciente nobel Krugman, el único problema estructural ha sido el de estar sujetos a una sola y única ortodoxia obsoleta.

    En cuanto a poner medidas de control institucional más reforzadas y a las medidas que se están tomando esperemos que puedan desembocar en algún resultado. En todo caso la gran intuición privilegiada esa de la que ha hablado el contertulio Fermín, sin caerse del guindo, es la que deberá venir de manos de grandes personas conscientes y de grandes políticos.

    Gracias, estos temas de filosofía de la ciencia, de sistemas o teorías de legitimación, siempre son áridos, por lo que don Gustavo le felicito por su buena exposición porque es difícil explicarlo con tanta claridad y rigor científico. Y siempre aprendo también de todos vosotros.

  2. Daven
    21 de Octubre, 2008 a las 8:34 am

    Querida Ishtar,

    No comprendo por qué comienza diciendo “Aunque el problema de la ciencia sea insoluble…” y termina por felicitar a Don Gustavo por “su buena exposición porque es difícil explicarlo con tanta claridad y rigor científico”. ¿Es una nueva forma de ironía?

    El problema de la ciencia no es insoluble. Existe la ciencia, y el método científico que se ha consolidado como la mejor forma de comprender la realidad física.

    Espero haber entendido mal.

    Suyo afectísimo, el pañuelo sangriento de

    Loch Daven

  3. Daven

  4. ishtar terra
    21 de Octubre, 2008 a las 10:34 pm

    ¿Tremenda ironía verdad? Una cierta contraposición entre racionalismo y empirismo.

    La distinción entre los principios lógicos seguros y vacíos y los principios científicos informativos y falibles. La lógica no es sino un conjunto de vaciedades -o de tautologías, relaciones de implicación: de igualdad, negación y tercio excluso-, pero vaciedades tan importantes que -de no ser por la seguridad que nos ofrecen- toda ciencia sería imposible.

    El neopositivismo -o “empirismo lógico” , como también se le llamó- aspiraba así a hacer justicia tanto a la lógica como a las ciencias empíricas, superando la vieja contraposición entre racionalismo y empirismo que durante unos cuantos siglos había dividido a la teoría moderna de la ciencia.

    Se trata como vemos de una concepción jorística de la lógica, pero una concepción jorística “al día” (khorismós, igual a división), concepción que a través de su énfasis en la conexión entre lógica y lenguaje -permitiría recuperar toda una tradición de larga antigüedad en la historia del pensamiento.

    Que los principios lógicos conquisten de nosotros un generalizado grado de consenso sólo quiere decir que, en tanto miembros de la comunidad de comunicación que constituimos los seres racionales, echamos mano de ellos por ninguna necesidad de tipo sobrehumano.
    ~

    Al definirte como un dialéctico tal vez has dado en la clave de todo ello, estimado amigo. Y aplaudo mucho tu discurso estratégico.

    Pero voy a citarte una vez más:

    “La corrupción se defiende como “contribución al margen de beneficio”, pero las palabras de leguleyo, de vendedor de alfombras persas no suponen nada más que maniobras dialécticas.
    Ellos y sus fastos terminarán por caer, y su usurpación será devuelta al pueblo.
    Nada más
    Lord Daven”
    ~
    Pero cuando haya liquidado todos sus vestigios, cuando la vida y la de los otros deje de parecerse a unos títeres de cuyos hilos tirará para reírse, una diversión de fin de los tiempos. Será entonces el ser puro, esa “unidad” dialéctica de la que habla el maestro Heráclito de Efeso.

    Por mi parte, aprendamos a construir una dialéctica de la razón o una dialéctica ilustrada, desde el diálogo y desde la comunicación. Es de urgente necesidad.

    Mientras yo al “hilo” de ese maldito “yo”, y de esos títeres, así es como yo me encuentro, mucho genio y fuerza al violín de ese Brahms que escucho ahora, así, bueno, como siempre te digo, lovely friend, que disfrutes de un agradable día.

    No sin antes dejarte con otra ironía de carácter masoquista, la de aquella del poema de Baudelaire “Yo soy la herida y el puñal”. Esta civilización parece haber sido nacida para el agotamiento humano, y ella misma en su devenir se ha llevado a ello.

    En ti hay cada vez más consciencia de lo in-temporal y creo que percatarme de ello fue lo que me salvó de todo ese devenir, ya no experimenté alegrías ni sinuosidades, sino un geometrismo, pero me negué a dejarte solo con tu idea de eternidad dialéctica en un mundo tan jadeante.


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