sábado, 24 de julio de 2010

el realismo de los universales, falacia de la generalización, universalización, pragmatismo, intuición



realismo de los universales



Pues mientras la mujer ha de permanecer ajena a la singularidad de la apetencia, el hombre tendrá derecho a ella, esto es, su “individualidad” se constituye en fundamento de “la cana al aire” masculina. En su condición de género, en cambio, a la mujer “debieran” serle indiferentes un individuo u otro, de donde se desprendería la intolerabilidad de su adulterio que sería “un atentado contra el realismo de los universales”.

Nos tropezamos con la cuestión del “nominalismo” que para Celia Amorós vendría a representar el polo opuesto de cualquier reificación de la esencia de lo femenino. Pero no todo feminismo se encuentra reluctante a hablar de dicha “esencia”, esto es de la feminidad.



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El mismo mal -en e supuesto de que nosotras tuviésemos también derecho al mal y se nos igualase "por abajo"- se devaluaría cuando pudiesen practicarlo “todos por igual”.

O dicho de otra manera cuando se pueda tener acceso a un privilegio “en condiciones de igualdad”, el privilegio habrá dejado de ser un “privilegio”.

Lo que invita a meditar sobre si la igualdad “genérica” no será a la postre un objetivo tan inane como lo sería la “genérica” desigualdad o diferencia.

Nos igualaríamos en la competitvidad en la rapacidad, en todo lo malo que pudiera haber en el otro género.

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En última instancia, lo “nominalísticamente” decisivo no son los géneros, sino los individuos. Más allá del discurso de la igualdad o de la diferencia -que, según acabamos de comprobar, pudieran verse ambos afectados por ese exceso de respeto hacia los géneros bajo el que trasluce el realismo de los universales-, el de Celia Amorós propone un programa nominalista, programa que se reitera una vez y otra a lo largo de su libro: “La verdadera diferencia es la de los individuos, no la de los géneros”, “Creo que en realidad no se iguala ni por arriba ni por abajo. La condición de posibilidad de que la operación misma de igualar se plantee es que el punto de referencia ya no sea idéntico a sí mismo, que todo esté desplazado y trastocado. Presupone la crisis de los géneros y que la igualdad misma esté minada profundamente en lo que alguna vez pudo ser su univocidad”, “El feminismo aspira a un nominalismo radical, a una sociedad de individuos en que la diferenciación sexual no constituya géneros”, etc., todo lo cual concuerda con la aspiración de su racionalismo a “una razón, en fin, menos esencialista, más nominalista, más orientada al valor intrínseco de todo lo individual”. ¿Querrá decir lo mismo entonces “nominalismo” que individualismo?


En un cierto sentido la respuesta tendría que ser obviamente afirmativa. Y yo misma me he preguntado alguna vez por qué Celia Amorós prefiere hablar de nominalismo en lugar de hacerlo de “individualismo ético”. Después de todo, el individualismo ético vendría a sostener que no hay otros protagonistas morales que los individuos y que, por ende, sin individuos no habría ética posible.


Ley de vasos comunicantes:

No creo que Celia Amorós disintiera de este último aserto, pero le añadiría a buen seguro una apostilla en que para ella se cifra ni más ni menos que la razón de ser del feminismo: a saber, que sin feminismo tampoco podría haber auténticos “individuos” (por lo que a las mujeres concierne, cabría incluso decir que el feminismo está llamado a proporcionarles su conciencia de tales individuos y constituye -sociohistóricamente hablando- la condición de posibilidad de su “principio de individuación”; y en lo que concierne a los varones, sería cosa de pararse a pensar si la individualidad no está sometida a una especie de “ley de los vasos comunicantes” que impide a cualquier individuo alcanzar plenamente su estatura sin que a la vez lo hagan el resto de sus semejantes, incluido naturalmente ese cincuenta por ciento de la humanidad cuya lucha por el reconocimiento ético trata de articular el feminismo). Quizás el individualismo ético se precipite, por lo tanto, al dar por supuesto un individuo que espera todavía a ser construído. Y para su construcción resulta indispensable, desde luego, el concurso femenino.


La cuestión del “nominalismo” para Celia Amorós vendría a representar el polo opuesto de cualquier reificación de la esencia de lo femenino. Pues pudiera ser que no todo feminismo se muestre reluctante a hablar de dicha “esencia”, esto es, de la feminidad.
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existencialmente


En la actual literatura feminista, el universo del discurso se divide por mitad entre el denominado “discurso de la diferencia” y el denominado “discurso de la igualdad”. Si no abiertamente esencialista, el de la diferencia es un discurso que insiste cuando menos en la reivindicación de valores característicamente femeninos, valores que, por lo demás, pudieran ser no tanto “esencialmente” femeninos cuanto serlo “existencialmente”, esto es, como el producto resultante de la experiencia de las mujeres a lo largo de la historia.


Ahora bien, el discurso de la diferencia admite a su vez una diversidad de formulaciones, de entre las que hace al caso destacar dos fundamentales: la de una radicalización de la diferencia que, en último extremo, llevaría a configurar aquel discurso como un discurso “autometabólico” y hasta “autofágico”; y la de una propuesta de universalización de la diferencia, propuesta que suscita la pregunta acerca de bajo qué condiciones sería posible considerar las elaboraciones de determinados datos de la experiencia histórica de la mujer como “valores universalizables”.
Por lo que se refiere al primer punto, Amelia Valcárcel -a quien Celia Amorós remite- ha puesto de relieve, a propósito de las tesis de Valérie Solanas, cuáles pudieran ser las consecuencias de un extremoso radicalismo diferencialista: Abogar maniqueísticamente por una sociedad exclusiva de mujeres liquidando al macho -lo que lleva consigo la destrucción de las condiciones de reproducción de esa misma sociedad, ¡tanto peor para la autoperpetuación como producto de la megalomanía machista!- es constituir el discurso de la diferencia como discurso de la liquidación al mismo tiempo que liquidar el discurso de la diferencia”.


Si no se desea regresar a la neutra indiferenciación del “estado inorgánico”, paradójica conclusión de un hincapié excesivo en la diferencialidad, no queda otra salida que someter la diferencia femenina a la prueba de la universalidad, pues “el discurso ético feminista o se universaliza o se pudre, y no precisamente para fecundar la tierra”.


Pero la propuesta de universalizar la diferencia tampoco se halla libre de paradojas para Celia Amorós: “Basta con representarse el espectáculo de una manifestación de mujeres reivindicando militantemente -y no veo cómo ello sería posible sin carga alguna de agresividad- los valores femeninos de la dulzura, la ternura y la emocionalidad”. En estas condiciones, se impone preguntarse “desde qué criterios determinar aquello que, del totum revolutum que constituye la subcultura femenina en la que consiste el ser social de la mujer, será promocionado al deber ser”.


Pero la pregunta misma vendría a resultar ociosa si se toma en serio la siguiente afirmación de Simone de Beauvoir: “En verdad, las mujeres no han opuesto jamás valores hembras a los valores machos. Esa división ha sido inventada por hombres deseosos de mantener las prerrogativas masculinas, que sólo han querido crear en él a la mujer; pero, más allá de toda especificación sexual, el existente busca su justificación en el movimiento de su trascendencia, y la misma sumisión de la mujer provee una prueba.


Lo que ellas reivindican hoy es ser reconocidas como existentes al mismo título que los hombres.”



Quien opine que afirmar tal no es sino aprobar al vencedor, podrá seguir pensando que “del mismo modo que los negros en determinado momento gritaron black is beautiful, las mujeres están autorizadas a reivindicar el serlo como una forma no menos digna y presentable en sociedad que cualquier otra de representar al ser humano que realmente existe.”
Pero si es el varón quien ha inventado las diferencias, empecinarse en su reivindicación no sería sino otro modo de aceptar las definiciones patriarcales, lo que lleva a Celia Amorós a formular esta advertencia:


La reconciliación con nuestra propia diferencialidad es absolutamente necesaria en la medida en que ninguna lucha es posible ni nada podría ser construido desde la propia desvalorización, desde la depresión, producto de interiorizar la opresión del otro, el autoodio y la asunción como propia de la inferioridad que se nos atribuye.


Ahora bien, no nos hagamos demasiadas ilusiones acerca de que el discurso de la diferencia vaya a darnos mucho más juego. Aunque no hubiera otras razones para sospecharlo, el entusiasmo que los hombres suelen manifestar ante nuestras declaraciones de que ser mujer es hermoso debería, al menos, ponernos en guardia con respecto a su ambigüedad” A fin de cuentas, hay más de una forma de “aprobar al vencedor”, y una de ellas “consiste en aceptar sus definiciones de la cultura, los valores, la trascendencia y la universalidad, y exigir, sencillamente, que se nos apliquen en los mismos términos”.


Igualación por el discurso radical de la diferenci a o por el definidor de la universalidad


Tendríamos así no ya la reivindicación de una diferenciación radical sino la de una no menos radical igualación -igualación que, extremadas de nuevo las posiciones, llegaría en Amelia Válcarcel a reivindicar para las mujeres “el derecho al mal”, es decir, la aceptación por parte de éstas, sin paliativos ni tapujos, del código moral de los varones, con su bien conocida carga de competitividad, rapacidad y brutalidad, igualándose “por abajo” más bien que “por arriba” en “un discurso moral feminista verdaderamente universal en el que nose pretende mostrar la excelencia, sino reclamar el derecho a no ser excelente”-, reducción al absurdo de la polémica entre los discursos diferencialista e igualitarista ante la que Celia Amorós no puede por menos de conceder:


“Ciertamente el varón es el portador y el definidor de la universalidad y un movimiento feminista con garra reivindicativa no puede dejar de tener presente como Amelia Válcarcel señala que por ese lado no hay más cera que la que arde y sacar las consecuencias prácticas oportunas”.


Ello no obstante y aun si el discurso de la igualdad ostenta la ventaja indudable de librarse de ambigüedades, no se ve libre de la complejidad impuesta por el hecho de que la política de tierra quemada practicada por todo sistema de dominación en crisis acaba “desvalorizando el terreno que cede”: el mismo mal se devaluaría cuando pudiesen practicarlo “todos por igual”. O dicho de otra manera cuando se pueda tener acceso a un privilegio “en condiciones de igualdad”, el privilegio habrá dejado de ser un “privilegio”. Lo que invita a meditar sobre si la igualdad “genérica” no será a la postre un objetivo tan inane como lo sería la “genérica” desigualdad o diferencia.
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Pero si los eventuales elementos soteriológicos y escatológicos del marxismo son justamente lo más caduco y lo más desacreditado, por favor ¡que no se lo endosen ahora al feminismo! (Los faraones y los escribas egipcios con su mitología de la diosa Isis eran según eso, vaya, feministas avant la lettre...) Ya está bien de vocación masoquista de la mujer y de heredar bancarrotas... Ya es hora seguramente de que se ponga en cuestión toda la filosofía de la historia soteriológicamente inspirada y fundamentada en supuestos tributarios de un problemático realismo de los universales (el proletariado, la feminidad), de que empecemos a pensar que, si no la salvación, al menos el adecuado encarrilamiento está en orientarnos hacia un sano nominalismo”.




















Sobre la falacia de la generalización, y la universalización



un sano nominalismo


Frente a la “monológica” razón centrada en el sujeto, Habermas nos invita a recurrir a una razon dialógica o “razón comunicativa” (kommunikative Vernunft) cuyo ejercicio implica el diálogo entre los miembros de una “comunidad de sujetos”.

Se trataría de llevar esa generalizacion no al infinito sino a los límites del discurso y de los comunicantes que están afectados por una pretensión.

La teoría de la argumentación racional sólo puede estar basada en el diálogo, y en el reconocimiento de éste es donde se muestra nuestra capacidad de racionalidad.
Y podemos defendernos acudiendo a las herramientas de la persuasión y el convencimiento.

Para ello no sólo necesitaríamos de un principio de corroboración o de inducción o como quiera que la filosofia de la ciencia le llame, sino que sería necesario un principio de “universalización”, destinado a colmar la aspiración de nuestras máximas morales, para decirlo en términos kantianos, a ser también consideradas leyes universales, o bien, a aquello que de “común acuerdo” puedan querer también los demás.

Pero sí caben aquí también las reglas de la inferencia lógica dentro del discurso de la racionalidad, la inferencia de analogía, e contrario, ad absurdum o a fortiori, pero veremos que muchas veces es necesario fundamentar la base de las premisas que configuran el silogismo, y que esto no siempre es fácil, a veces es problemático.

Tambien Wittgenstein después reconoció y dejó claro en sus Investigaciones filosóficas que era posible hablar de la diversidad de lenguajes y diversidad de códigos morales y cada código es un lenguaje como lo pueda ser un paradigma científico.

El lenguaje sería como el hombre un producto a la vez histórico y natural, en tanto que histórico su consideración nos pondría a salvo de cualquier veleidad absolutista, en tanto que natural y dado que -con él- los hombres somos lo que somos y estamos hechos como lo estamos nos permitiría escapar al relativismo.

Luego entonces ahora tendríamos que el ejercicio de la racionalidad ética parece hallarse confinado al interior de un código moral. Cuando hablo de una concepción intralingüítica o convencional quiero decir que en ella el bien y la verdad no nos vendrían dados o impuestos desde fuera sino que serían construídos por nosotros, pero tendríamos una referencia puesta en el principio de universalización también, puesto esto dotaría de consistencia racional a la argumentación moral.
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Y te doy la razón en cuanto a la premisa que has sentado, desde el principio, en estricta lógica “ad subaespecie aeternitatis” se sentaría un mal precedente, de ser así.

Por tanto es mejor explicar los motivos a que han llevado el construirla así e intentar buscar otros valores o funciones a la consideración subjetiva del trabajo de la mujer.
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Las mujeres a veces no somos sino los rehenes de la reproducción de la especie, su derecho a la vida exige que afirmemos su subjetividad, sorprende que los hombres dependientes de la mujeres durante su infancia y vivos gracias a esa dependencia se permitan trastocar hasta ahí las cosas. Desde luego los hombres se apresuran a reconocer que ser madres es dedicarse a cosas materiales y no espirituales. En un increíble gesto de desconfianza se han hecho sospechosas de negarse a preservar la vida el día en que adquieran el derecho a ser ellas. Todas estas generalizaciones las he afirmado en mi propio juicio ético porque lo que quiero en realidad es sentar una realidad racional contrafáctica, un principio de ética que tenga en cuenta la subjetividad y la igualdad de las mujeres, como principio universal.

Y hoy día lo que compromete a nuestra libertad individual (lo que, por descontado, no garantiza que no continúe habiendo alienación, como tampoco garantiza que no continúe habiendo causalidad social)- sigue siendo apremiante, y lo es incluso más que nunca, en la tecnología social de nuestros días, so pena de que ésta se reduzca lisa y llanamente a “ingeniería social”. El problema por tanto no es sólo de las mujeres, también es de los hombres en su identidad y género.

Pero se está poniendo la cosa de una forma que se tendrá que regular muy claramente, la protección o penalización provisional y parcial contra todas las formas de violencia pública o privada que se ejerce sobre las mujeres, lo que debe ser un objetivo que ha de estar regulado claramente en el Código Civil y Penal; así como la regulación del abuso del cuerpo femenino con fines publicitarios o pornográficos; la discriminación en la definición y el uso sexista del cuerpo, de las imágenes, del lenguaje; las violaciones, secuestros, muertes y explotación de niños.

Se trata de encontrar la fórmula jurídica para definir la vida de las mujeres como ciudadanas.
Me dices que he intentado aprovechar un error para “publicitar una causa” y créeme que no tengo a nadie que me siga ni gano nada explicando estas cosas salvo el disfrute que me produce la reflexión ética.

O ¿es que el ser científico te da una conciencia de la realidad superior a la de muchas otras personas que también sufren como tú o que esperan que alguien se acuerde de ellas?

Veo ultimamente mucha violencia y además entre vosotros también, a veces las cosas se solucionan a golpes todavía, lo que yo intento es darle, por eso, autoestimación y confianza a la mujer, esto es muy importante para nosotras, ¡no sabes cuánto lo es! Ya sé que me puedes decir que esto es un argumento emotivista que se mueve por la persuasión psicológica.

Se tiene la creencia de que fuera del terreno de lo científico sólo nos movemos entre la persuasión y el convencimiento -en el mejor de los casos- y en el peor, entre un puro intuicionismo en ética y un emotivismo, que se mueve por corrientes de ideas de acuerdo con la fuerza de ciertas personas más influyentes.

Pero no olvidemos que el sistema de valores común para quienes comparten una forma de vida constituye el presupuesto de racionalidad para la interpretación y la argumentación racional. Pero ante la comunidad social, como auditorio universal, la racionalidad se materializa a través de la persuasión y el convencimiento (Perelman, Habermas y también Wittgenstein).
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Hombres y mujeres están ahora igualados o en vías de estarlo, pero hombres y mujeres no son iguales y orientar el progreso en ese sentido me parece problemático e ilusorio. Por tanto si no sabemos encontrar una racionalidad donde descanse el respeto de la “diferencia” seguiremos actuando con ese sentimiento de incoherencia por ambas partes.

Sé que este tema también está relacionado con la “globalización, con la cultura y las identidades” y si queréis en un futuro se puede emplazar ahí el estudio de este mismo tema, para no estar siempre discutiendo sobre la identidad femenina. Tal vez sea mejor reconducirlo a este otro tema que tiene también una problemática y una visión actual.

En cuanto a ti, Daven, te pido perdón si he herido tu susceptibilidad como científico, pero no me parece bien que al menos en tu fuero interno practicamente me hayas dejado sin derecho a una palabra, estimo por ello que ahora aquí puedo compensarme de ello y espero que en nuevas ocasiones podamos seguir hablando de ética y racionalidad.

Depressive greets from Ishtar, doom or be doomed eternally!!

*(Ishtar, no está considerada en la mitología mesopotámica una diosa madre, ni de la tierra, porque su inspiración no sirve de refugio, sino más bien de inspiración celeste para la acción vital).
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el pragmatismo



logica de la argumentación


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La filosofía analítica del lenguaje por eso hoy día pone el énfasis en la “intencionalidad” de lo que quiso decir el sujeto comunicante, más que en lo que dijo realmente, de ahí que se diferencie entre un lenguaje ilocucionario y un lenguaje perlocucionario, donde lo relevante estaría en la reacción que queremos provocar en los demás (Austin y Searle, sobre todo).

Y esto tambien se puede analizar así en el llamado ultimo Wittgenstein y en buen seguimiento después con el actual filósofo alemán Jurgen Habermas en tanto a esa lógica se la llama lógica de la argumentación o del discurso que sería una “lógica pragmática” -más bien que la sintáctica o semántica de la estricta lógica formal- que se ocupa de determinar en qué estriba la “capacidad de convencimiento” (Triftigkeit) de los argumentos en orden a la obtención discursiva de un consenso en torno a un juicio dado.

Por “argumento” habría ahora que entender la base o justificación que nos motiva a reconocer como satisfecha la pretensión de validez de dicho juicio, tanto si éste consiste en un aserto como si en un precepto.

Por tanto es muy necesaria la argumentación, cosa que a los científicos o matemáticos os cuesta a veces, pues todo lo medís como si fuese el resultado de una operación, y es necesario la explicación de los motivos que dieron lugar a la base del establecimiento de nuestras premisas.

El carácter precisamente pragmático es lo que hace que diversas funcionalidades de tipo cultural, moral, psicológicas, de hábitos o de socialización estén presentes y sean interpretadas de acuerdo con el valor de la comunidad a que se pertenece. Y con este valor deben ser interpretadas.

Y esto es lo que te permite afirmar que en racionalidad se ha cometido una “falacia de generalización”.


En la base de nuestras premisas:



Se cometería una falacia de generalización o post-hoc, en tanto mi premisa o base para el juicio no esté legitimada racionalmente por un principio o por una ley universal, de acuerdo con un código ético moral.

Pero otra cosa es la afirmación de la realidad racional contrafáctica, por la que puedo cambiar las reglas del lenguaje y esa realidad, y por tanto poder oponer una objeción a esas leyes de generalización.

Todo esto desde una ley científico-causal cuesta verlo porque tiene que apreciarse con otros elementos como el consenso, o con la realidad racional contrafáctica y pragmática. Y con lo que también Wittgenstein diferenciaba con el nombre de argumentos de validez y argumentos de poder. O la distinción entre un consenso fáctico o “convención” y un “consenso racional” o contrafáctico.

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La filosofía analítica del lenguaje por eso hoy día pone el énfasis en la “intencionalidad” de lo que quiso decir el sujeto comunicante, más que en lo que dijo realmente, de ahí que se diferencie entre un lenguaje ilocucionario y un lenguaje perlocucionario, donde lo relevante estaría en la reacción que queremos provocar en los demás (Austin y Searle, sobre todo).

Y esto tambien se puede analizar así en el llamado ultimo Wittgenstein y en buen seguimiento después con el actual filósofo alemán Jurgen Habermas en tanto a esa lógica se la llama lógica de la argumentación o del discurso que sería una “lógica pragmática” -más bien que la sintáctica o semántica de la estricta lógica formal- que se ocupa de determinar en qué estriba la “capacidad de convencimiento” (Triftigkeit) de los argumentos en orden a la obtención discursiva de un consenso en torno a un juicio dado.

Por “argumento” habría ahora que entender la base o justificación que nos motiva a reconocer como satisfecha la pretensión de validez de dicho juicio, tanto si éste consiste en un aserto como si en un precepto.

Por tanto es muy necesaria la argumentación, cosa que a los científicos o matemáticos os cuesta a veces, pues todo lo medís como si fuese el resultado de una operación, y es necesario la explicación de los motivos que dieron lugar a la base del establecimiento de nuestras premisas.

El carácter precisamente pragmático es lo que hace que diversas funcionalidades de tipo cultural, moral, psicológicas, de hábitos o de socialización estén presentes y sean interpretadas de acuerdo con el valor de la comunidad a que se pertenece. Y con este valor deben ser interpretadas.

Y esto es lo que te permite afirmar que en racionalidad se ha cometido una “falacia de generalización”.























Andromeda y mi amiga la gorgona


A mi amiga la Gorgona te la mando desde aquí, tres hermanas monstruosas llamadas Esteno, Euríale y Medusa. De ellas, Medusa era mortal, las otras dos inmortales. Las tres tenían el mismo aspecto espantoso: las serpientes se enroscaban por encima de sus cabezas y alrededor de sus cinturas, poseían alas, garras y unos afilados colmillos.
Su mítica existencia está estrechamente vinculada a la del héroe Perseo, hijo de Zeus y Dánae, que dio muerte a Medusa y esta petrificó con su mirada al Monstruo Marino.

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Hails ….till Satan!!!! Evil never dies!!!!

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Ishtar, on a car thrown by seven lyons!!

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mas sobre la falacia de la generalización:



ishtar terra
7 de Agosto, 2008 a las 7:05 pm
Estimado Lucifer:

El Wittgenstein de que hablo es el Wittgenstein maduro de las “Investigaciones filosóficas” publicadas postumamente en los años cincuenta. Pero con anterioridad al filo de la primera guerra mundial había publicado otra gran obra, el “Tractatus Logico Philosophicus” que no siendo en manera alguna una obra positivista influyó decisivamente en el neopositivismo.

Para volver al Tractatus de Wittgenstein si el mundo es la totalidad de los hechos está claro que en él no caben los valores, puesto que los valores no son hechos. De donde se desprende que, si el lenguaje y realidad son isomorfos, tampoco en el lenguaje quedará ya lugar para la ética. La ética, por consiguiente, se hallará más allá de lo que se puede decir y habrá que emplazarla a ella también en el dominio de lo inefable, de lo que llamará Wittgenstein lo “místico”, a saber, aquello sobre lo que, no siendo posible hablar más vale guardar silencio.

Los neopositivistas que aplaudieron la consigna wittgensteiniana de silencio la interpretaron en el sentido de que en efecto más vale callar más no porque haya algo acerca de lo cual guardar silencio, sino porque en rigor no hay nada que decir.

Para decir todo esto me baso en textos de filosofía, entre ellos el de Javier Muguerza, “Desde la perplejidad”, catedrático de la Uned de Madrid y miembro de CSIC, actualmente se encuentra ya jubilado, con 72 años, es una de nuestras mejores cabezas.

Y también me baso en un intérprete tan sagaz del pensamiento de Wittgenstein como Derek L. Phillips. La expresión argumentos de validez y argumentos de poder por tanto se refiere a este autor posterior en sus comentarios y no al mismo Wittgenstein, he de corregir.

Solo citaré un párrafo textual de Wittgenstein donde situará la persuasión en un plano diferente al del convencimiento, y por la importancia que tiene para las teorías de la racionalidad:

“Sobre la certeza”: “El juez podría bien decir: ‘ésta es la verdad -en lo que yo puedo conocerla-. Pero ¿qué efecto tendría esta coletilla? (’más allá de cualquier duda racional’). ¿Es erróneo dejarme guiar en mis acciones por las proposiciones de la física? ¿Debo decir que no tengo ninguna buena razón para hacerlo? ¿Y no es precisamente esto lo que llamamos una ‘buena razón’? Supongamos que encontramos gente que no lo considera como una razón plausible. Diciendo que esto es erróneo, ¿no nos salimos ya de nuestro juego lingüístico para combatir el de los demás? ¿Y tenemos razón o sería injusto combatirlo? Naturalmente apoyaremos a nuestro modo de proceder con todo tipo de palabras de orden (de eslóganes). He dicho que “combatiría” el otro juego lingüístico, pero entonces, ¿no le daría quizá razones? Ciertamente sí, pero ¿hasta dónde llegan? Cuando acaban las razones está la persuasión” (Wittgenstein, 1969).
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La interpretación de los neopostivistas (que repito es una corriente que surge a partir de Wittgenstein) es que ellos aceptaron la inmersión de la ética en el más absoluto irracionalismo. Sólo cabe que intentemos contagiar emocionalmente a nuestro interlocutor de nuestras propias actitudes o persuadirle -mediante un hábil despliegue de nuestra capacidad retórica- para que se comporte como nosotros deseamos que lo haga.

Pero ya en las Investigaciones filosoficas y en los inicios de dicho giro lingüístico en la obra de Wittgenstein a quien hemos presentado como un pionero de la concepción del lenguaje como comunicación, esto es, de la concepción pragmática del lenguaje, es lo que marca la ruptura de la filosofía analítica con el positivismo.

La posición de Wittgenstein difiere en consecuencia de la del relativismo ético para el que el lenguaje determinaría lo real y la del absolutista que simplemente invertiría esta relación.

Todos los esfuerzos han venido despues de la filosofia analitica del lenguaje así como también y muy destacadamente de la ética comunicativa de Habermas y la escuela de Frankfurt, en cuanto a la racionalidad y la posibilidad de racionalidad en la ética. Es lo que se ha llamado: “cognoscitivismo y no cognoscitivismo” en ética.
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Evidentemente por todas las cosas que me has dicho o integras la lógica formal en el discurso ético y por tanto hemos de hablar de racionalidad, y partir desde otras filosofias subsiguientes. O por el contrario te quedas con los neopositivistas y a partir de ahi nos abstenemos de hacer un juicio valorativo ético de las cosas.

Sólo serían posibles hacer juicios de hecho, en tal caso.

Arrojaríamos a la ética al mundo de lo inefable y de lo inexistente, pero en buena gnoseología no me parece de recibo y creo que a ti tampoco, porque veo que quieres llevar la logica hasta sus ultimas consecuencias y a veces hasta un formalismo causal que vendría a negar el historicismo y el naturalismo.

O desde luego, no has alcanzado a expresarte, y tengo que deducir de tus entrelíneas los argumentos. Por eso a veces yo me he aplicado en escribir más, para no ser malinterpretada.

Y ¿a qué causa te refieres, entre ellas, a la de la mujer o a la de razón? Pues ambas me importan igualmente, como comprendrás.

En mi forma de entender ni siquiera cabría aquí la escisión entre un mundo de hechos y un mundo de valores. A primera vista sólo existe un mundo, que es el mundo físico, el que se presenta en aprehensión primaria, pues bien ésta es la realidad física, la fuente primaria de todo el conocimiento.

Los hechos se vuelven valorativos, no obstante, precisamente cuando ante su multiplicidad nos vemos obligados a elegir entre ellos. A partir de ese momento, se crea el “logos”, que sería lo que tambien se llaman juicios de segundo orden, o juicios de afirmación. Pero en tal caso el “lenguaje”, el “logos” debe ser un instrumento de afirmación de la realidad primaria. Y no solo eso, el “logos” es también una modalidad física de la realidad, aun cuando tenga su propia caraterización.

Luego si queremos que haya logica e inferencias de razonamiento deberá exitir el mundo valorativo acerca de los hechos físicos. Siendo que la realidad fisica (ethos y pathos) es la que mueve al logos y no el logos el que mueve a la realidad fisica, al menos en su primera aprehensión -esto seria una forma de historicismo o de realismo-.

Por tanto, si de verdad te interesa la filosofia y el razonamiento logico, hay que decir que la division entre logos, ethos y pathos está superada radicalmente por la filosofia fenomenológica a partir de Husserl, si tu prefieres seguir con la filosfía aristotelica y spinoziana allá tú, eres tú el que te condenas al solipsismo en ética y a la logica de las dicotomias. Y es muy probable que la lechuza de Minerva te haya expulsado de sus bosques.

De todas formas, no creo que sea un error partir de todas estas filosofías como tu haces y he elogiado tu intuición para las mismas muchas veces.

Pero reconoces y asumes que hay muchos autores que no has leído. Yo tampoco he leido a Gödel o a Tarsky, pero sí he tenido que leer a los filosofos de la lógica jurídica como Von Wright, Amadeo Conte, Jerzy Sztugold, Jorgen Jorgensen, Eugenio Bulygin. Es reconocer la existencia de diversidad de lenguajes en lógica y diversidad de códigos atendiendo a una comuniad de intereses.

Llegados a este punto tengo que decir que si vas a seguir en ese tono hablando conmigo yo no voy a seguir con esta conversación, puesto que lo considero una falta de lealtad hacia mi persona que se me trate con esa increíble desconfianza. Creo que nos conocemos desde septiembre pasado, ya va a hacer casi un año. Y aunque sé que te gusta reflejar la intensidad de tu emoción en tus razones y argumentos no creo que pueda tolerarlo, mas cuanto la demagogia para mí sería esto, el no querer mostrarse abierto a ningún tipo de razonamiento o diálogo. Y ademas la imposibilidad de alcanzar ningún consenso aunque sea mínimo.

Ahora estoy leyendo o releyendo “Etica minima” de Adela Cortina, en nuestro país tenemos buenos filósofos y pensadores. Y ella es una mujer para mí ejemplar, catedrática de Etica en Valencia. Y en cuanto a las teorias de la argumentacion racional se pueden leer a Habermas, Alexy y a Manuel Atienza.
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las concepciones del derecho:


Entre el realismo, el normativismo y el iusnaturalismo las concepciones del derecho se han difuminado considerablemente.


El "realismo americano" se impuso en las decadas centrales del siglo XX, el "normativismo" hartiano incorpora las tesis menos radicales de los realistas y los iusnaturalistas, y la versión "iusnaturalista" más influyente de los ultimos tiempos, la de john finnis, no parece ser incompatible con un iuspositivismo moderado.


En los ultimos años hemos asistido a una pleyade de visiones nuevas, el analisis economico del derecho, el feminismo juridico, derecho y literatura, psicoanalisis y derecho, derecho postmoderno y semiótica jurídica, pero la mayor parte de ellas no pueden presentarse como concepciones alternativas a las que hemos visto simplemente por su caracter parcial.
Finalmente como postpositivista (o antipositivista) es como hay que calificar la obra de norteamericano R. Dworkin, sin duda el jurista más influyente en las ultimas decadas del siglo, él contempla el derecho no desde la perspectiva del legislador sino desde la perspectiva del juez, da cuenta de los sistemas que están legitimados por ser "derechos de los estados democraticos", aunque por esto no se interesa demasiado por la construcción de una ciencia ni de las relaciones entre el derecho y el poder, fundamentalmente su tesis se basa en la concepcion del derecho como interpretación de las reglas y principios que contiene un sistema juridico.
Sus bases filosoficas son bastante eclécticas -la influencia de la hermeneutica o de la teoria del discurso habermasiana- pero desde el punto de vista politico se trataria de una concepcion que pretende dar cuenta de los derechos de los estados constitucionales y del paradigma constitucionalista, lo que pretende entender la validez en terminos sustantivos y no puramente formales y la integración entre las diversas esferas de la razon practica, el derecho, la moral y la politica y la importancia puesta en la argumentacion jurídica en la necesidad de tratar de justificar racionalmente las decisiones.




el derecho existe porque existe el conflicto o mejor dicho cierto tipo de conflictos: el que enfrenta no simplemente a individuos de la misma o diferentes sociedades, sino a grupos de individuos que forman parte de la misma sociedad. Ese conflicto parece haber existido siempre que se alcanza un cierto nivel de complejidad social y su solución -o apaciguamiento- requiere de la existencia de una o varias instituciones como la mediación, los tribunales, la policia y la legislacion. El derecho no es un mal, el mal en cada caso esta representado por el conflicto social.
No deja de ser inquietante mas bien la idea de una sociedad sin conflictos tal y como parece que la imaginas, la existencia del derecho no asegura una ordenación justa sin embargo ésta no está en algo distinto al mismo derecho, tal vez en un derecho alternativo.
El hecho de que tanto las utopias (desde Platón a Marx) como las antiutopías (como las de Huxley o las de Orwell) coinciden en ofrecernos modelos de sociedad en los que no hay propiamente lugar ni para el derecho ni para los juristas -Platón preconiza el gobierno de los mas sabios frente al de las leyes, y orwell presenta la transformacion de un movimiento de liberación en uno tiránico de la arbitrariedad- lo cual es significativo ya de que ni desde un punto ni desde otro se puede ofrecer una alternativa real y no fraudulenta.
espero que excuse todo este acopio de letras, un saludo!





































Aarnio y la reconstruccion de la racionalidad


En su reconstrucción de la racionalidad a partir de la razonabilidad (The rational as reasonable, 1987), Aarnio ha hablado de dos tipos de conexión entre la idea de aceptación racional y el concepto wittgensteiniano de “forma de vida”. Por una parte, el concepto de forma de vida orienta hacia un mejor entendimiento de lo que significa la interpretación, que deberá comprenderse no sólo como fenómeno semántico, sino sobre todo como fenómeno pragmático perceptible en el contexto de una forma de vida determinada. “El análisis del lenguaje es el análisis de la forma de vida”, indica Aarnio remontándose a Wittgenstein. “Así podemos entender nuestra vida, cuyos actos componen nuestra forma de vida”.



Por otra parte, el concepto de forma de vida redefine la noción de valor. Dos individuos que comparten una misma forma de vida comparten también un mismo lenguaje que permite el entendimiento mutuo. Ello no implica que las dos representaciones del mundo de cada uno de esto individuos coincidan, sino que lo normal es que cada uno tenga sus preferencias valorativas, las cuales tratará de justificar racionalmente a través de diversos tipos de juegos lingüísticos. Pero se podría decir, volviendo a usar la terminología wittgeinteiniana que tales preferencias valorativas tienen un parecido de familia que facilita la intersubjetividad de los valores: “Los valores reciben específicamente su intersubjetividad de las formas de vida. Una forma de vida es siempre de alguna manera y en cierta medida una materi acomún. Es específicamente una forma de vida. Un individuo no puede desarrollar por sí mismo una forma de vida completamente privada, una representación del mundo y un lenguaje propios. Haciéndolo se aislaría a sí mismo de la interacción social. Es el aspecto común de la forma de vida lo que hace que la comunicación -y a través de ella, la interacción- sea posible”. (Aarnio, 1987).



El sistema de valores común para quienes comparten una forma de vida constituye el presupuesto de racionalidad para la interpretación y la argumentación jurídica. Pero ante la comunidad jurídica como auditorio universal, la racionalidad se materializa a través de la persuasión.



Ya antes de que Perelman situara la persuasión en un plano diferente al del convencimiento, Wittgenstein afirmaba en “Sobre la certeza”: “El juez podría bien decir: 'ésta es la verdad -en lo que yo puedo conocerla-. Pero ¿qué efecto tendría esta coletilla? ('más allá de cualquier duda racional'). ¿Es erróneo dejarme guiar en mis acciones por las proposiciones de la física? ¿Debo decir que no tengo ninguna buena razón para hacerlo? ¿Y no es precisamente esto lo que llamamos una 'buena razón'? Supongamos que encontramos gente que no lo considera como una razón plausible. Diciendo que esto es erróneo, ¿no nos salimos ya de nuestro juego lingüístico para combatir el de los demás? ¿Y tenemos razón o sería injusto combatirlo? Naturalmente apoyaremos a nuestro modo de proceder con todo tipo de palabras de orden (de eslóganes). He dicho que “combatiría” el otro juego lingüístico, pero entonces, ¿no le daría quizá razones? Ciertamente sí, pero ¿hasta dónde llegan? Cuando acaban las razones está la persuasión” (Wittgenstein, 1969).



sylphides
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más sobre la generalización


lo dijo Ishtar a Elora 20 Octubre 2008 | 07:01 PM

Gracias, Elora, siempre que hacemos una generalización estamos un tanto abocados a equivocarnos.

Sin embargo, a veces no tenemos más remedio que hacerla cuando nos referimos a colectivos o grupos afectados por algún hecho o circunstancia objetivos, es el caso del lenguaje normativo o prescriptivo, que intenta orientar la acción humana.

Pero todos estos supuestos heredados de la filosofía de un supuesto realismo de los universales (proletariado, feminidad) han venido a encontrar un problema, ya es hora de que empecemos a pensar que si no la salvación, sí un adecuado encarrilamiento sería orientarnos hacia un sano nominalismo. En este sentido el lenguaje tiene un uso pragmático y hemos de ver las generalizaciones en su contexto. No obstante este caso es burdo, como tú dices, precisamente, porque se nos trata por reducción. En el lenguaje común se hace pero hemos de luchar contra estas formas o tácticas que conllevan una discriminación clara.

En cuanto a mí, he tenido como un decaímiento, yo quisiera encontrar como mi ave fenix, ese animal que te hace resurgir de las cenizas. Pero la necesidad de escribir siempre es mayor, aunque en mí se trata de buscar una estilización y de hablar más directo, así me gustaría encontrarme. Con mis contradicciones, con esa intuición, en fin.

Muchas gracias, Elora, sabes que tienes mi admiración. Muchos abrazos!!







la intuición





La intuición está después que el barrunto, es decir, que cuando vemos oscura la cosa, pero está antes que la duda, es decir, tampoco con ella podemos tener una certeza de las cosas o una evidencia, pero es una forma de encauzar el pensamiento y el conocimiento a través de ella. Así que yo creo que debemos estar a favor de la intuición pero siempre como elemento encauzador no como fundamento único.



Se dice que la intuición es la facultad de conocer o conocimiento obtenido si recurrir a la deducción por razonamiento.

Entiendo que algunas personas la desarrollan más que otras. Es cuestión de estar más alerta a nosotros mismos y basado en la experiencia adquirir más seguridad en las actuaciones diarias.

Aparte de definiciones -seguro que habrá muchas más- alabo tu post y el lugar de importancia que das a las percepciones. Comparto contigo esa visión.



Lo importante para llegar al conocimiento a veces es llegar a la comprobación por medio de la experiencia compartida de otros. En cuanto las experiencias son sólo del dominio único de nosotros se tornan esotéricas o dentro de un mundo dudoso, pero eso no quiere decir que el día de mañana puedan surgir a la luz y se manifiesten como una prueba de su naturaleza de verdad.









La conciencia de culpa





el mal está en algo colectivo, a pesar del principio de individuación de la pena



Estimado Cyrano:

Como diría el reciente galardonado nobel de economía, Krugman, el único problema estructural de todas las economías es creer en una sola y única ortodoxia obsoleta.

Y se ha demostrado, por eso yo siento que hay falta de rigor científico en tus palabras, porque sigues diciendo “liberalizar” y “liberalizar”, cuando las empresas una a una, ayer las automovilisticas, antesdeayer las de la construcción siguen cayendo.

Aquí lo unico que ha pasado es que nadie quiere pagar sus culpas, y en cuanto uno ha metido la mano en el objeto de la misma y lo ha convertido en estrategia, todos se han convertidos en ladrones de rapiña, y esos pocos que se han quedado con todo son muchos de esos politicos que tambien defenestra el filosofo Gabriel Albiac.

Agapito está muy lúcido y muy bien pero siempre tira para su orilla.

Pero qué pasa con el millón de muertos de la guerra civil, no se trata de ajusticiar a los ministros sino de indemnizar a las familias de los desaparecidos tanto de un bando como de otro. Las víctimas de Eta serían tambien las víctimas de la democracia y así son tratadas. Pero siempre es mucho mayor el dolor de los “vencidos”, y es esa la sensibilidad que noto que falta en ese vídeo. Cuando los vencidos fueron muchos más, cuando el despropósito de la guerra que fue fratricida arrastró al grito de viva la muerte a un sinfin de inválidos y víctimas y que se haga la cuenta, basta ver la película “Morir en Madrid”. Que esto jamás se vuelva a repetir.

Me parece muy bien que se diga que el principio de culpabilidad responde a un principio de subjetividad de la pena como así recoge el articulo nº 9 del código penal y el principio de individuación de la pena, todo ello de acuerdo con un principio de humanización de la pena.

Pero si buscamos realmente las causas de la culpa nunca podremos encontrar un mal que no esté en la naturaleza común de todo.

Y esto mismo es lo que dice lúcidamente Albiac cuando habla de que todos somos criaturas que estamos sometidas al flujo del tiempo, e intentamos confrontar situaciones que a veces no dominamos u otras veces imponer nuestro criterio moral, cuando no somos arrasados por el torrente del mal, ese mal que no podemos suprimir, mal que es el permanente combate en el que estamos todos y cada uno de nosotros.

Cada uno de nosotros arrastra la culpa de no haber podido, sabido o querido confrontar adecuadamente a ese mal.

Y añade al final: y es la “conciencia” de esa culpa la que nos permite corregir.

Estamos aquí otra vez en el problema de la conciencia que es individual, por eso la culpa depende de la conciencia individual.

Para ello se citan a un montón de autores:

“Paga la culpa unas a otras y la reparación de la injusticia, según el ordenamiento de tiempo”, Anaximandro.

Isaiah Berlin, Kant, Simone Beil, Hanna Arendt, Jean Améry, PrimoLevi.

Las leyes internacionales sólo establecen una excepción para el caso de genocidio y de crímenes contra la humanidad, de este modo sí se puede ajusticiar a los líderes responsables, como ocurrió con Saddam Hussein, hasta hace poco. Y en el juicio de Núremberg. Y esto no es culpa organizada es que los crímenes han sido tan sistematizados y ordenados que responden directamente a la cabeza de los criminales que los crearon.

Pero hemos delimitado el concepto y si hay entendimiento tiene que ser una lucha entre bandos y expiar e indemnizar las culpas de ambos bandos, estamos de acuerdo, porque se cometieron injusticias por ambos bandos. Y lo legítimo es que se contemple el principio de personalidad, tipicidad y subjetividad de la pena.

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Pero cuando Isaiah Berlin habla del fuste torcido de la humanidad y de que el mal radical está en el hombre, no puedo dejarme de dar cuenta de la dimensión colectiva que tiene el mal. No sólo Dostoievski se dio cuenta al decir: si Dios ha muerto todo está permitido, sino que es el campo de estudio de la última obra de Freud y de otros psicólogos, como Kolakowoski. La conciencia de culpa podría definirse como algo que no me afecta sólo a mí, en cuanto a infractor, sino al universo entero, al que amenaza con sumirlo en el caos y la incertidumbre.

Es por este motivo que se introyecta la culpa en el sujeto, porque existe una amenaza del caos total, es muy importante entender esto para entender la psicología humana.

Se trata de una amenaza total que tiene que ver no con el mundo de la moralidad o de la legalidad simplemente sino con el mundo de los tabúes y del reino de lo sagrado, tal como dice Freud. Esto es lo que sume al hombre, en el caos total, como está pasando ahora. En que sólo nos va a quedar la fe. Y a los ateos su dignidad.

Sin esta adhesión vivida a un orden de tabúes, los lazos humanos entre sus miembros se disolverían, nos viene a decir Freud, y no bastaría la pura “coerción legal”.

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Pero decir que se puede hacer de la culpa instrumento de lucha ético y que se puede erigir en nosotros como una lucha contra aquello de lo cual la culpa nos da testimonio, es lo más honroso que finalmente se puede decir, tal como concluye Gabriel.

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Por ultimo gracias, Cyrano, siempre me gusta con fruición aprender de estos vídeos sobre filosofía que nos pones, aunque también siempre intento verlos con sentido crítico.

Saludos cordiales!!


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lo dijo cyrano 21 Octubre 2008 | 11:45 PM

Antes de nada Ishtar quiero hacer especial mención a tu ingenio y dedicación en tus comentarios. Realmente son buenos aunque no coincidamos a veces

Hablas de un tema muy interesante, la ortodoxia y la heterodoxia.

Realmente salvo excepciones individuales en este mundo pocas cosas han sido ortodoxas (en el fondo)

¿Llamas a una intervención estatal del 40% del pib ortodoxia liberal?¿a 35`000 normas jurídicas que envuelven el ordenamiento jurídico español lo llamas ortodoxia liberal? o miremoslo desde el lado opuesto ¿se cumplen esas leyes? ¿quieren realmente los políticos que se cumplan?¿son simplemente un lavado de cara a la suciedad del hombre?¿o son espejos politicmnte correctos que alivian la sensacion de culpa?

La unidad de acto socialista en un mundo globalizado y logicamente egoista es cada día menos viable. La población mundial avanza. En concreto en España la onu advierte que en 35 años tendrá la poblacón más envejecida del mundo. ¿crees que en ese panorama- donde habrá más mayores que cotizantes- se puede mantener el sistema de pensiones?

Por experiencia y conocimiento Se algo del arte de la política, que es el arte de lo perverso. NUNCA ES LO QUE PARECE. Es un juego de ajedrez en donde el órgano rector va siempre dos partidas por encima de la actualidad.

Por ponr un ejemplo.Tengo el convencimiento que de aui a no muy tarde se aprobará la eutanasia. No porque exista una demanda social, no porque se quiera aumentar la libertad de decisión. Si no porque es necesario adelgazar el número de mayores. El político de forma perversa lo disfrazará de lo contrario Y creará debates públicos y "plurales" para concienciar y "tomar conciencia" de lo que la sociedad "ha demandado" Fundiendoasí el objetivo último con el disfraz

Y si la actualidad se vuelve contra ella ....o la transforman o cambian de camisa

SObre tu concepción de obsoleto. casi todo en la política esta inventado. Lo obsoleto o actual depende donde te situes. La república era algo obsoleto en tiempos del imperio romano. El imperio era lo nuevo

Me parece curioso este argumento

"Aquí lo unico que ha pasado es que nadie quiere pagar sus culpas, y en cuanto uno ha metido la mano en el objeto de la misma y lo ha convertido en estrategia, todos se han convertidos en ladrones de rapiña, y esos pocos que se han quedado con todo "

Sabes que yo no soy partidario de la inyección de dinero ni otras medidas que se han tomado.

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"Pero qué pasa con el millón de muertos de la guerra civil, no se trata de ajusticiar a los ministros sino de indemnizar a las familias de los desaparecidos tanto de un bando como de otro"

Debería pero no se queda ahi el auto de garzón. Las indemnizaciones hacen muchos años que se pagan. EL auto de garzón es simplemente una locura. Porque deshace la transición. Si ya el "tejido constitucional" ha quedado roto en la última legislatura. Ahora está simplemente para el desguace

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Dostoievsky dijo eso. Pero en Raskolnikov se vió como la culpa salía de lo genuinamente individual. No colectivo. La historia no es un proceso sin sujeto que decían los marxistas. En raskolnikov se ve como aflora el sentimiento de culpa de un crimen que planificó friamente... pero que luego por ese sentimiento fue un desastre

Agradecido siempre por tu presencia y tus buenos comentarios

Juan



















Estimado Cyrano,



te he puesto un largo comentario en tu blog que habla sobre el sentimiento de culpabilidad.



En este caso que te toca vivir a ti personalmente se podría reflejar muchos sentimientos de culpa entre los miembros de una familia, y yo creo que esto sucede en casi todas, por un motivo o por otro, arrastramos las culpas de las personas más cercanas.



Se está volviendo a un retroceso de los valores morales, pero lo peor no es la moralidad o la falta de ella, lo peor es la amenaza de un sentimiento que se apodera con la fuerza exclusiva, con el temor de un caos universal.



Freud puede así caracterizar la culpa como la “ansiedad que sigue a la transgresión no de una ley sino de un tabú”.



La presencia del tabú es a la vez el pilar inamovible de cualquier sistema moral, en cuanto diferente de un sistema penal, que aspire a ser viable y un componente integral de la vida religiosa. Sin esta adhesión vivida a un orden de tabúes, los lazos humanos entre sus miembros se disolverían, nos viene a decir Freud, y no bastaría la pura “coerción legal”.





Todo esto son palabras mayores. Porque ni el orden de la moralidad ni nada tendría efecto, como se ve hoy día que está pasando en que se han disuelto todos los valores morales, sino lo único que Freud infiere que tendría efecto sería el orden de los tabúes que él ubica en el reino de lo “sagrado”. Efectivamente Dostoievsky no iba desencaminado tampoco al volver a la conciencia de Dios y al decirnos que si Dios ha muerto todo está permitido. Esto es efectivamente lo que tiene fuerza para el hombre. Incluso para el que ha perdido la fe, aunque sea una tremenda y contradictoria paradoja. Esta conciencia de culpa está también clara así en Nietzsche cuando habla de una moral de esclavos.



Sólo te puedo decir lo que te digo en tu blog y las palabras fortalecedoras que dedica también el filósofo Albiac.



Decir que se puede hacer de la culpa instrumento de lucha ético y que se puede erigir en nosotros como una lucha contra aquello de lo cual la culpa nos da testimonio, es lo más honroso que finalmente se puede decir.



Pero no simplifiquemos no se trata de una lucha contra una opción sexual, sino de una lucha contra aquello que nos hace odiar a la persona que elige su libre opcion o su forma de pensar o de vivir su moral, siempre que no nos haga daño a nosotros directamente o invada nuestra intimidad, en tal otro caso, la lucha sería mas bien la del derecho a la privacidad.



La madre está siempre también en el lado más receptivo y sufre porque se disuelven los lazos de la familia y ella no puede luchar. Sin embargo ella es la que tiene en este caso la capacidad comunicadora mejor para buscar o intentar buscar de nuevo los lazos de afectos que puedan todavía sobrevivir.



Los hermanos cambiamos mucho con el tiempo y ahora yo ya no puedo reprochar a los miembros de mi familia las cosas que les reproché antes sencillamente porque la vida nos lleva así en ese combate o lucha por una vía que no nos permite consolarnos con lo que nos faltó de los demás sino con lo que nosotros hemos sido capaces de dar a los demás, de hacer posible para poder sostener la coexistencia, y te hablo de sacrificios y te hablo desde mi propia experiencia.





Pero ahora mi lucha familiar con la distancia la veo con una visión desdramatizada, y en cierto sentido trivializadora de lo que fueron mis deseos de orgullo, prefiero que nos veamos ahora con al menos ese sentido de haber sabido permanecer en unión y comprendernos de alguna manera.



Creo que ese es el logro más importante de la vida y no el sentido de orgullo y valor que se posee en sociedad o en otros sitios de la vida pública.



Suya encarecidamente,



esther







los sentimientos como un “balance” de las emociones


Estimada argia:

Esto lo explica muy bien un filósofo como Jose Antonio Marina, los sentimientos son un “balance” de mi estado emocional, y en cuanto es un balance implica una toma de distancia ya, aunque todavía no mucho acerca de mis emociones, las emociones así serían una aprehensión primaria de la realidad, estarían relacionada con los deseos o los apetitos y con las percepciones primarias.

Pero ello no quiere decir que no podamos tener aprehensión primarias de la realidad distanciada, es decir, de los sentimientos, y también del logos o de la razón. En este caso nos moveríamos haciendo un balance de balances, es decir, de sentimientos, de lenguajes diversos por comparación. Los sentimientos se dice que son al corazón lo que la razón a la mente, porque en la razón todavía la realidad está más distanciada, porque lo que medimos o comparamos son valores o jucios afirmativos o proposiciones linguísticas, y dentro de ellas las que tienen carácter valorativo, estamos jugando con valores y normas, y por ello es la realidad más compleja aquí.

Pero la racionalidad debe terminar en una decisión o en una respuesta, y en ella hay que dar un salto hacia la pura y primaria realidad, por eso la racionalidad implica un salto hacia el futuro y un grado de predicción o de predecibilidad.

Con ello estoy complicando mucho el asunto.

Lo cierto es que lo que yo quería hacer notar es como ante la falta de afectividad y de los recursos del sentimiento sólo nos queda la idea y la sensación, que es lo que hace acto de presencia cuando nos visita la desilusión y el resecamiento.

Ese fenómeno de la idea de sensacionalismo en que a veces estamos envueltos en una sociedad donde predominan los mensajes publicitarios, las imágenes y las ideas es algo que nos afecta a todos de un modo u otro. De algún modo debemos resguardarnos de ella. A veces, buscando significados más profundos y más afectivos.





Lo universal compatible con la actualización del mundo y la razonabilidad



Estimado Cyrano:

Teoricamente somos el ser racional por definición sin embargo somos la especie más emocional.

No se puede permanecer siempre en un estado emocional único pues las emociones están hechas para fluctuar como la aguja de una brújula, la felicidad es una emoción y sus resortes saltan cuando se produce una situación concreta.

Pero la razón sin emociones es tan perjudicial como la emoción sin razón. Las enfermedades sobrevienen cuando la razón está obnubilada por las emociones pero también a la inversa, cuando las emociones están hipotecadas a la razón.

Las emociones pertenecen al cuerpo y los sentimientos a la mente pero la interacción es muy estrecha, por tanto hemos de cuidarlas las dos.

Hoy día por tanto se habla de razón sentiente y de inteligencia emocional o inteligentencia sensible. Porque las valoraciones que hacemos son sobre nuestras percepciones, y estas son subjetivas, por ello lo racional nos lleva a objetivarlas y ponerlas en comparación con otras percepciones, y es en este juicio o valoración donde la mente cobra distancia pero siempre la razón es un salto hacia la pura y primaria impresión, de lo contrario estaríamos siempre perdidos en el mundo de las ideas, que fue lo que le pasó a Platón y a todas las filosofías de corte idealista.

A mí no me gusta hablar de absolutos o de universales como realismo prefiero un sano nominalismo, y en todo caso lo universal compatible con la actualización y la pretensión actual de universalidad, porque me interesa lo que le pasa al mundo de hoy también. Y todo esto nos hace ser razonables, en mi opinión.







por eso enfoco la vida desde un prisma más intuitivo, para sentirme como una niña con zapatos nuevos. Y aunque es cierto que mi pereza física existe pero se puede compensar con mi inquietud mental. Y todo ello estimula la imaginación, la música, la poesía. Es como si me sentase a la orilla del mar o me fuese como a mí me gusta a pasear por el río. Hoy además me ha lloviznado un poco y me ha calado los botines, porque una nube casi negra me pasó por encima justo cuando las brumas de mi cabeza que me sirven de máscara se estaban dispersando.

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una base genuina en la confianza





Una base genuina de confianza




1.El problema es, vuelvo a señalar, que no hemos aprendido a relacionarnos de forma sutil, a través de los sentimientos, las afinidades, las necesidades afectivas espontáneas.
Esto es lo que se trata de aprender, y no es difícil tanto, y todos tenemos capacidad. Se trata de persistir y en no reemplazar los vínculos genuinos entre seres humanos, la simpatía o el amor que brotan de forma espontánea.
Y si tenemos que pagar un alto precio en soledad porque la seguridad que nos ofrece la pertenencia a un grupo humano es tan importante, entonces es cuestionable toda esa forma de estructura y de seguridad y de los intercambios estructurados en torno a ella.
Vuelvo a redundar en la comunicación, y en la forma como esta necesita de una buena base espontánea también para llegar al otro y para comunicar, que es de lo que se trata también con el lenguaje y no de confundir.
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1.A veces el mecanismo por el que tomamos decisiones es un mecanismo oscuro, y esto desvela que no estamos preparados en nuestros condicionantes emocionales, y eso es así por un lado.
Por ejemplo, el papel de la intuición en nuestra vida diaria, en cómo funciona la memoria, en la fuerza de los patrones emocionales latentes tras nuestros actos, en el poderoso mecanismo de la auto-justificación...
Y por el otro lado, está el papel del que tú hablas, Elora, sobre el de nuestra educación infantil, el de qué trauma infantil dices tú, que no recuerdas.
La verdad es que cuando somos niños, los adultos no parecen respetarnos demasiado: se nos dice implícitamente que tenemos que formarnos de acuerdo a sus indicaciones, porque somos imperfectos e ignorantes. A veces tenemos la sensación de que todo lo hacemos mal. Y desde aquí se nos está formando y condicionando emocionalmente en ese sentido negativo y represivo, por eso Elora tienes razón en lo que dices.
Eres una persona que quieres entregar de ti lo mejor de tus emociones o hablar de ellas o exponerlas pero en este mundo actual nos toman por locos si lo decimos o si nos descubren que lo que nos gusta es escondernos a leer un libro o a escribir de algo raro como la filosofía.
En fin, todos creo que alguna vez hemos sentido los condicionantes de esta sociedad y no es para menos, salir de ella y de esa espiral; y más cuando nuestra familia no nos apoya o son nuestros amigos también los que no nos permiten crecer como queremos.
Por eso al final hablo del triste recurso de la soledad y de cómo nos aislamos, tendríamos que saber y aprender a tejer una gran red de comunicación, y afrontar bien los mecanismos por lo que tomamos decisiones, para poder aprender a conocer nuestras emociones genuinas, y poder sentirnos más libres.
No se trata de reprimir el sentir por peligroso, sino de todo lo contrario, de abrirlo, de liberarlo para ser más verdaderos y mas equilibrados emocionalmente.

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hay sentimientos que son demostrados y demostrables a lo largo del tiempo y que no necesitan ni de palabras, y aunque tú dices que en algun momento tu familia no te apoyó seguro que después te volvió a abrir su comprensión, porque la familia está en esos sentimientos más hondos, y que más guarda nuestro subconsciente.

Si vale la pena amar tenemos que darlo por bueno.

No sé si sabes que tu planeta regente es Venus, de ahí el carácter apacible que tenéis los tauros, pero que también sois persistentes, no os gusta empezar algo nuevo hasta que no véis todos los lados de una cosa y estáis seguro. Yo creo que eso te hace precavido también. Lo que pasa es que en el amor somos ciegos muchas veces, pues ahí es donde nos liberamos de esa coraza que podemos manifestar ante otros.

Pero seguro que sí, que esa coraza te la has quitado ya hace mucho tiempo, porque eres una persona de esas de las raras que se expresan genuinamente, que dicen lo que sienten y lo que piensan.


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Hay que elogiar mucho la forma sutil, como un niño en que habla Borges, es ese sentimiento o afinidad de la compasión, del amor, y de la ternura con que habla lo que nos acerca a él, además de su vasta cultura e inteligencia. Pero como él dice ademas de toda la obra que ha creado, ser ciego lo que le ha dado es que la gente le mira con ternura, siente por él algo de amor.

Por eso vuelvo a decirte, que la soledad o el abandono no es el fin de uno mismo, ni de la obra de uno mismo, debiéramos tener una obligación moral con los demás, de saber hacer un esfuerzo inteligible por alcanzar una meta solidaria con los demás; hoy sabemos que las relaciones humanas son importantes para alcanzar la inteligencia emocional, para ser más felices. Por eso aunque estemos estudiando ahora o haciendo un sacrificio debemos enfocarlo para el bien de los otros, y darle un sentido o una meta más general y humana.

Recuperemos esa forma de candor juvenil de inocencia con la que habla Borges, pero al mismo tiempo no nos apartemos del grupo, sigamos siendo de él, sigamos intentándolo hasta que nos convenzamos de que estamos en el camino correcto.

Normalmente las convenciones sociales se crean por normas de conducta establecidas pero que han nacido de patrones inconscientes también e irracionales del pasado, o de la memoria, de una forma de seguridad o de pertenencia que se fue formando en un momento histórico determinado, por tanto hay que tener el valor de denunciar esas formas que ahora son encorsetadas o ya no nos sirven por otras que sí serían más inteligibles y más sensibles a nuestros tiempos.





La muerte no nos iguala lo que nos iguala es el amor.



La muerte de Isolda, genialmente escenificada por Wagner, es una ascensión, de ahí que sea impensable representarse, al término mismo de la ópera, a Isolda “cayendo” en el suelo: Isolda asciende a través de oleajes de sublime voluptuosidad hacia el espacio-luz, a modo de mariposa de fuego, cual si fuera un ascua ardiendo. La muerte de amor sugiere por eso el término Consumación y sólo puede ser simbolizada por la llama.
No todas las muertes son iguales y es falsa la idea, hoy muy prestigiada -por lo menos desde Hegel- de que la Muerte nos constituye a todos por igual, en tanto es lo que todo lo iguala, la suprema abstracción, lo que nivela y, si vale decirlo así, lo que “generaliza” todas las cosas. Ya Heráclito sugería que nada tiene que ver la muerte del que muere en el combate y la de que muere de enfermedad. Y bien, la muerte de Tristán e Isolda, querida, deseada, gozada, que es propiamente la culminación de la pasión, debe diferenciarse diametralmente de otras situaciones que traen a la boca también la palabra “muerte”, con las que nada guarda o casi nada en común.
Podría decirse, pariodando a Heidegger,que el sujeto pasional difiere del Dasein de este filósofo en que no se resuelve a ser en el horizonte de la nada desvelada por la muerte sino en el horizonte del ser que, en toda su fuerza y poder, es desvelado por una pasión vencedora de la muerte en la misma medida en que trama relación intrínseca con ella. La nada es revelada ciertamente en la pasión que la incorpora y la hace suya, pero asímismo le da otra forma y figura, la transforma y la transfigura. O dicho en toda su pregnancia teológica: la nada es redimida, y por consiguiente lo es también la muerte. De este modo queda transmutado el sentido espontáneo y obvio de estos términos, siendo la muerte de amor verdadera vida, siendo entonces muerte, en el sentido negativo y pavoroso que este término sugiere, la “muerte en vida”, la muerte de quien deja de vivir, la muerte del que deja de padecer, de sufrir, de amar: la muerte del sujeto pasional, la muerte de la pasión.
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Tratado de la pasión de Eugenio Trías


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el amor es una intuición





En el mundo solo cuenta el amor, aunque manifestemos tan poco amor. Es una intuición que casi todos llevamos dentro, tenaz y callada.

Sin embargo, querrán que les diga que a pesar de todo, a pesar de los atropellos, de la mezquindad, de las traiciones y de la maldad, de las tropelías, los asesinatos, el desprecio y las mentiras, a pesar del desamor y de la falta de atención, de los abusos físicos, de las violaciones, de las aberraciones y de las mutilaciones, del castigo y del puñetazo, a pesar del odio y del conflicto, querrán que les diga que en este mundo sólo cuenta el amor.

Gandhi predicó la total fidelidad a los dictados de la conciencia y la convicción de que la violencia sólo podía derrotarse por la no violencia: “Cuando me siento desesperado, recuerdo que a lo largo de la historia el camino de la verdad y del amor siempre han ganado. Ha habido tiranos y asesinos y por un tiempo parecen invencibles, pero al final siempre caen; piénsalo, siempre”. Gandhi soportó burlas, desprecios, violencia y encarcelaciones a lo largo de gran parte de su vida, pero las sobrellevó con enorme dignidad y entereza. “Primero te ignoran. Luego se ríen de ti. Después te atacan. Entonces ganas”, decía.

¿Está el miedo en la raíz de la ausencia de amor? El miedo a no tener lo suficiente, a tener que arrebatar para conseguir algo, a la soledad, a los cambios y la inseguridad, a las pérdidas, a la tristeza, al desamor.... Marianne Franke-Gricksch asegura: “El miedo forma parte de nuestras vidas. Esto ocurre porque hemos sido separados: de nuestras madres, de nuestros padres, del conocimiento y, por encima de todo, del amor”. La psiquiatra suizo-alemana Elizabeth Kübler-Ross también habló extensamente del miedo y lo opuso a la necesidad universal y fundamental que tienen los seres humanos de recibir, y de ofrecer, amor, algo que ninguna máquina, ninguna posesión, ninguna distracción ni ningún especialista pueden reemplazar. Aseguraba que “...tenemos que enseñar a nuestros hijos desde el principio que son responsables de sus vidas. El mayor don de los humanos puede también ser su peor maldición, la libertad de elección. Podemos elegir en función del amor o del miedo”.

El amor no es un comportamiento aprendido: es una necesidad profunda e instintiva. En cambio cómo saciamos esta necesidad, a través de qué complejas redes de lealtades y responsabilidades recíprocas, sí es una conducta aprendida que determinará la naturaleza y la esencia de nuestros vínculos de afecto. Si no son satisfactorios, construiremos estrategias compensatorias para no sentir la soledad humana, aunque ésta quedará acentuada por los límites estrechos de la red afectiva que pretendemos acotar.

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“Inocencia radical”, de Elsa Punset






solo una intuicion privilegiada



el problema de la ciencia







  1. Aunque el problema de la ciencia sea insoluble, podemos siempre discutir sobre él, ponernos del lado de la contingencia o de la necesidad… Nuestros temperamentos y nuestros prejuicios nos facilitan una opción que zanja y simplifica el problema sin resolverlo.

    Sólo una intuición privilegiada nos instala en el corazón mismo de una teoría, a despecho de todos los argumentos inventados contra ella.

    La teoría, concebida en sus implicaciones últimas siempre proporciona un marco de referencias, pero siempre va por detrás de la realidad y lo que hace es integrarla en un universo de significados, intentando orientarla o adecuarse a ella postulando para ello un paradigma que pueda tomarse como bueno por la experiencia así acumulada hasta ese momento. Pero esta teoría como bien decís vosotros, maestros los dos, puede también introducir modificaciones en la realidad, por “logificación” de la realidad, por lo que se termina creando una nueva realidad y en ocasiones una perversión de la misma, como ha sucedido ahora.

    Esto también sucede por ejemplo en el campo del Derecho como ciencia social con el fenómeno de la institucionalización. Decimos que es una ciencia social porque se introducen parámetros de racionalidad y existen en él sistemas de códigos normativos.

    Pero sólo tenemos instantes para darnos cuenta de que todo depende de nosotros… la libertad o la liberalidad de unos principios que se han dado como buenos siempre comporta la doble posiblidad, la de salvarnos o de perdernos.
    Yo no creo que tengamos que buscar a otro Keynes. Es lo que decía el reciente nobel Krugman, el único problema estructural ha sido el de estar sujetos a una sola y única ortodoxia obsoleta.

    En cuanto a poner medidas de control institucional más reforzadas y a las medidas que se están tomando esperemos que puedan desembocar en algún resultado. En todo caso la gran intuición privilegiada esa de la que ha hablado el contertulio Fermín, sin caerse del guindo, es la que deberá venir de manos de grandes personas conscientes y de grandes políticos.

    Gracias, estos temas de filosofía de la ciencia, de sistemas o teorías de legitimación, siempre son áridos, por lo que don Gustavo le felicito por su buena exposición porque es difícil explicarlo con tanta claridad y rigor científico. Y siempre aprendo también de todos vosotros.

  2. Daven
    21 de Octubre, 2008 a las 8:34 am

    Querida Ishtar,

    No comprendo por qué comienza diciendo “Aunque el problema de la ciencia sea insoluble…” y termina por felicitar a Don Gustavo por “su buena exposición porque es difícil explicarlo con tanta claridad y rigor científico”. ¿Es una nueva forma de ironía?

    El problema de la ciencia no es insoluble. Existe la ciencia, y el método científico que se ha consolidado como la mejor forma de comprender la realidad física.

    Espero haber entendido mal.

    Suyo afectísimo, el pañuelo sangriento de

    Loch Daven

  3. Daven

  4. ishtar terra
    21 de Octubre, 2008 a las 10:34 pm

    ¿Tremenda ironía verdad? Una cierta contraposición entre racionalismo y empirismo.

    La distinción entre los principios lógicos seguros y vacíos y los principios científicos informativos y falibles. La lógica no es sino un conjunto de vaciedades -o de tautologías, relaciones de implicación: de igualdad, negación y tercio excluso-, pero vaciedades tan importantes que -de no ser por la seguridad que nos ofrecen- toda ciencia sería imposible.

    El neopositivismo -o “empirismo lógico” , como también se le llamó- aspiraba así a hacer justicia tanto a la lógica como a las ciencias empíricas, superando la vieja contraposición entre racionalismo y empirismo que durante unos cuantos siglos había dividido a la teoría moderna de la ciencia.

    Se trata como vemos de una concepción jorística de la lógica, pero una concepción jorística “al día” (khorismós, igual a división), concepción que a través de su énfasis en la conexión entre lógica y lenguaje -permitiría recuperar toda una tradición de larga antigüedad en la historia del pensamiento.

    Que los principios lógicos conquisten de nosotros un generalizado grado de consenso sólo quiere decir que, en tanto miembros de la comunidad de comunicación que constituimos los seres racionales, echamos mano de ellos por ninguna necesidad de tipo sobrehumano.
    ~

    Al definirte como un dialéctico tal vez has dado en la clave de todo ello, estimado amigo. Y aplaudo mucho tu discurso estratégico.

    Pero voy a citarte una vez más:

    “La corrupción se defiende como “contribución al margen de beneficio”, pero las palabras de leguleyo, de vendedor de alfombras persas no suponen nada más que maniobras dialécticas.
    Ellos y sus fastos terminarán por caer, y su usurpación será devuelta al pueblo.
    Nada más
    Lord Daven”
    ~
    Pero cuando haya liquidado todos sus vestigios, cuando la vida y la de los otros deje de parecerse a unos títeres de cuyos hilos tirará para reírse, una diversión de fin de los tiempos. Será entonces el ser puro, esa “unidad” dialéctica de la que habla el maestro Heráclito de Efeso.

    Por mi parte, aprendamos a construir una dialéctica de la razón o una dialéctica ilustrada, desde el diálogo y desde la comunicación. Es de urgente necesidad.

    Mientras yo al “hilo” de ese maldito “yo”, y de esos títeres, así es como yo me encuentro, mucho genio y fuerza al violín de ese Brahms que escucho ahora, así, bueno, como siempre te digo, lovely friend, que disfrutes de un agradable día.

    No sin antes dejarte con otra ironía de carácter masoquista, la de aquella del poema de Baudelaire “Yo soy la herida y el puñal”. Esta civilización parece haber sido nacida para el agotamiento humano, y ella misma en su devenir se ha llevado a ello.

    En ti hay cada vez más consciencia de lo in-temporal y creo que percatarme de ello fue lo que me salvó de todo ese devenir, ya no experimenté alegrías ni sinuosidades, sino un geometrismo, pero me negué a dejarte solo con tu idea de eternidad dialéctica en un mundo tan jadeante.





La intuición es la capacidad instintiva para elegir



Intuición


Cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cuaquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda, y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve” Susana Tamaro, Donde el corazón te lleve.


Nos convertimos en adultos analíticos, pero otros investigadores proponen que con la madurez y la experiencia el pensamiento intuitivo es cada vez más prominente.


Tomamos decisiones al margen de los detalles anecdóticos que podrían distraer y filtramos los datos a través de nuestra experiencia, nuestras emociones, nuestros valores y otros factores. Así la tendencia a tomar decisiones de forma intuitiva crecería con la edad.


Las personas que conocen y confían naturalmente en sus sentimientos saben que éstos son una guía infalible para elegir y desechar los distintos elementos que componen sus vidas. Para quienes no han perdido la confianza matural en sus sentimientos, la fidelidad al propio ser en momentos revueltos de cambio y dificultades ofrece una brújula y facilita la resolución de los problemas en una dirección coherente. La intuición, esa capacidad instintiva para elegir nuestro camino, es una guía muy segura cuando está anclada en patrones emocionales sanos y acordes con nuestra forma de ser y de sentir. Mantener los ojos fijos en una visión -una persona, una forma de vida, unas prioridades meridianas- significa poder avanzar hacia la vida que deseamos y que encaja mejor con nuestro potencial.


Si por el contrario nuestro ser emocional está cargado de normas inflexibles, ya no hablamos de intuición sino de habituación y etiquetaje. Éstos describen el mundo de acuerdo a una serie de prejuicios que nos llevan de forma automática por un camino inflexible. Transformamos así la herramienta de la intuición en una rígida estructura que reacciona en milésimas de segundos, cargando a la persona con decisiones y prejuicios automáticos y dañinos. La peor cárcel puede ser esta forma rígida de juzgar el mundo, que nos impide percibir nuestras propias necesidades.


Para desarrollar la intuición es necesario estar a la escucha, ralentizando el ritmo cuando sea necesario para reconectar con las necesidades y prioridades reales de cada uno.


~


Porque no basta con amar: hay que amar de forma incondicional. No basta con llorar: hay que aprender a superar el dolor. No basta con intentar resolver los problemas de quienes amamos: hay que ayudarles a responsabilizarse y a sobreponerse a los obstáculos.


~


Lo dijo Virginiawoolf:

Sí me gustaría decirte una cosa: No hace falta reglas ni circunstancias perfectas, sólo la luz que se desprende de una pasión desnuda de prejuicios, de odios y de miedos, donde pueda crecer una búsqueda, una visión.

En la desnudez de esas certezas, y yo creo que esto Virginia Woolf lo sabe alcanzar muy bien, es en la fluidez y en la intuición de lo que queda por llegar donde reside la libertad de ser sin cercenar, de elegir sin odiar, de expresar y de resolver sin juzgar.

Vivir de espaldas al inconsciente reduce la vida a su mínima expresión, pero cuando vivimos no contra los instintos sino con ellos, arrancamos una mirada de comprensión y se abre el territorio consciente donde vivimos. Desde luego vivimos con más o menos certezas, porque hasta ahora habíamos vivido de dogmas, pero arrancados los dogmas, seguimos mirando a los misterios con esa necesidad de estar armados de certezas, y también éstas nos condicionan, porque en alguna medida se contraen a las garras del instinto de protección de la vida, que dicta una visión sesgada y compulsiva muchas veces.

Si abrimos nuetros dones y vemos nuestras certezas desnudas de prejucios, y vamos ligeros y fluidos tal vez lo que se esconda detrás de ese misterio sin resolver que tiene la vida pueda servirnos de camino, lo que no podemos es ir camino a la nada, y sin certezas, porque decía Carl Jung, que los que van sin un camino y sin un arquetipo, vamos todos sin certezas, pero unos, es decir, estos irán contra sus instintos y los otros, los que construyan su camino, irán con ellos. Esa es la diferencia.

Yo creo que Virginia Woolf tiene por ello ese don de la ligereza y de la fluidez, no cansa, siempre deja una huella en los corazones pero de una forma muy sutil, como si alcanzase desnuda la otra orilla, de forma frágil y misteriosa siempre.

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