miércoles, 8 de septiembre de 2010

las emociones positivas y el sistema parasimpático, por Elsa Punset

Las emociones positivas

Las emociones positivas en principio son las que nos permiten sentirnos felices. Pero las emociones generan fácilmente otras emociones y se transforman de positivas a negativas, y viceversa, con relativa facilidad. Las emociones se alimentan a sí mismas y siguen vivas, aunque sean transformadas en emociones del signo opuesto: el amor puede generar compasión, ternura y alegría; o también desconfianza, celos e incluso odio. Lo más opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. La indiferencia es ausencia de emoción.
El quid de la cuestión radica en reconocer que no existen los estados emocionales neutros. Desde el punto de vista fisiológico y neurológico ninguna emoción es neutra. Las emociones nos afectan positiva o negativamente y con ellas conformamos el ambiente que respiramos en nuestras casas y en nuestros centros de trabajo.
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El flow
El flow (fluir). El concepto de flow, acuñado por el psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi, describe el estado en el que la persona está absorta en una actividad que le produce gran satisfacción, perdiendo así el sentido del tiempo y de cualquier estímulo externo. El flow es una vivencia intensa, pero controlable y no dolorosa.
Es difícil que podamos ser felices sin alcanzar experiencias de flow, pero que estos estados de satisfacción profunda son relativamente sencillos de conseguir si elegimos objetivos claros y acordes con nuestras capacidades personales, que tengan cabida en nuestra vida cotidiana. La felicidad que da la experiencia del flow es más bien retrospectiva: la sentimos cuando salimos del estado de ensimismamiento y concentración del flow.

Se enumeran los siguientes componentes de la experiencia de flow, aunque todos no son necesarios para experimentar el flow.
1.Tener metas claras. Las expectativas y las reglas han de ser nítidas y las metas deben ser realistas de acuerdo con nuestras capacidades y habilidades.
2.Una concentración intensa en un campo de atención limitado. La persona podrá así concentrar profundamente toda su atención y energías.
3.La pérdida de la autoconsciencia, el fundirse la acción y la consciencia.
4.Un sentido del tiempo distorsionado -la experiencia subjetiva del tiempo se altera-.
5.Una retroalimentación directa e inmediata (los éxitos y los fracasos durante el curso de la actividad son evidentes, y el comportamiento se ajusta a medida que ocurren).
6.Mantener el equilibrio entre la habilidad y el reto (una actividad que no sea ni demasiado fácil ni demasiado difícil para el ejecutante).
7.El sentido de controlar personalmente la situación o la actividad.
8.La actividad es intrínsecamente gratificante, por lo que la acción para realizarla es fluida.
9.Cuando las personas están en el estado de flow, la acción se lleva a cabo sin esfuerzo y nuestro foco de consciencia se reduce únicamente a la actividad.

Fomentar la curiosidad.-
Estamos programados, como todas las especies, para sentir atracción por la novedad. Esta motivación innata por la novedad nos empuja a explorar e interactuar con nuestro entorno; así aprendemos a sobrevivir en él. La curiosidad es un antídoto contra la desesperanza y la depresión (ésta se caracteriza por el desinterés por el mundo exterior). Aunque tendemos a creer que aprender es una experiencia compleja que exige mucho esfuerzo, aprender no tiene por qué ser siempre doloroso o difícil si no oponemos resistencia al cambio y si fomentamos el sentido del humor y otras emociones positivas.

Desarrollar la creatividad.-
La creatividad es la capacidad de plasmar ideas y sentimientos de forma original y estética. Es una de las estrategias fundamentales de la evolución natural porque estimula la resolución de problemas y fomenta la mejora del entorno.
Todas las personas nacen con una capacidad creativa que podría estimularse en el sentido que mejor les convenga: artes plásticas, música, literatura, ciencia, manualidades, artes escénicas, gastronomía… En el desarrollo de la capacidad creativa de cada persona está la posibilidad de vivenciar el sentimiento de flow, importante para desarrollar un sentido de conexión con el mundo exterior. La creatividad es también una importante fuente de comunicación con los demás.

Disfrutar conscientemente del momento presente.-
Resulta útil hacer frente de manera consciente a una tendencia escapista muy común: el deseo permanente de adquirir o probar cosas nuevas, que impide a menudo disfrutar del presente. Cuando las personas deciden anclarse en lo positivo que tienen en sus vidas, serenan la mente y posibilitan el disfrute de lo que sí tienen. Ésta es una interpretación constructiva de la recomendación de muchas corrientes religiosas o filosóficas cuando dicen que hay que “renunciar a los deseos”. Estar presentes aquí y ahora requiere no proyectarse de forma constante en el futuro y disfrutar en cambio, a consciencia, de los aspectos positivos que nos rodean, que de otro modo pueden desperdiciarse por falta de atención.

Modificar deliberadamente nuestro entorno.-
Tenemos la capacidad de luchar de manera consciente contra el miedo atávico del humano al cambio, detectar qué eventos o personas nos hacen felices y evitarlos deliberadamente. También podemos desaprender conductas y creencias que nos hacen felices. Esta capacidad es una potente herramienta de cambio y de desaprendizaje en las vidas de los seres humanos.

El dinero no da la felicidad.-
A veces construimos nuestras vidas en función de mitos erróneos. La búsqueda del dinero suele ser uno de ellos. Sin embargo, las investigaciones en este sentido son meridianas: si los ingresos de una persona no alcanzan el mínimo necesario para sobrevivir, el dinero influye poderosamente en su nivel de felicidad; pero en cuanto se sobrepasa este límite el impacto del dinero sobre la felicidad decrece de forma espectacular. Una visión consumista de la felicidad tiene dos escollos contundentes: a medida que incrementamos nuestra renta, necesitamos automáticamente aumentarla de nuevo para volver a sentir la misma felicidad o placer; y la tendencia de las personas a compararse socialmente con los demás crea una frustración que el dinero no puede paliar.

Fomentar el optimismo.-
El optimismo es una característica de la personalidad que filtra nuestra interpretación de los acontecimientos. En general las personas optimistas esperan que el futuro les sea favorable. Este optimismo es útil, porque ayuda a las personas a enfrentarse a las dificultades con fuerza, buscando lo mejor y más positivo de cada persona o situación. La persona optimista suele confiar en sus capacidades y en la buena disposición de los demás.

La persona optimista tiende a intentar encontrar la parte positiva de cualquier situación y busca soluciones para mejorar su vida. El optimismo repercute así en mayores posibilidades de éxito y disfrute personal y a tenor de las investigaciones, en una mejor salud: las personas con altos niveles de optimismo y esperanza tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficios incluso en situaciones traumáticas y estresantes.

Practicar el humor y la risa.-
El humor sirve como una válvula interna de seguridad que nos permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones, relajarnos y olvidarnos de todo, afirma el doctor Lee Berk, profesor de Patología en la Universidad de Loma Linda en California, uno de los principales investigadores en el mundo sobre la salud y el buen humor. Según los estudios llevados a cabo por Berk, la risa es una herramienta curativa que fortalece el sistema inmunológico del cuerpo y reduce las hormonas que pueden causar tensiones.
La risa libera endorfinas conocidas como las hormonas de la felicidad, además de serotonina, dopamina y adrenalina. La explosión de carcajadas provoca algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad -se activan muchos músculos antes inactivos-, energía e incrementa la actividad cerebral. Es un estímulo eficaz contra el estrés, la depresión y la tristeza. Los niños están mucho más dispuestos a reírse que los adultos: un pequeño se ríe un promedio de 300 veces al día, mientras que un adulto lo hace entre 15 y 100.

Soñar.-
Kant afirma que cualquier tipo de pensamiento acerca de la naturaleza final de las cosas sólo puede hacerse por analogía. Joseph Campbell, el mejor especialista en mitos del siglo XX, asevera que el juego del “como si” libera nuestra mente de las presunciones del dogma que pretende conocer las verdades ocultas, y también nos libera de las limitaciones de la razón, cuyas leyes se aplican tan sólo en los límites conocidos de la experiencia humana: “como en el juego infantil, donde no se tienen en cuenta las realidades banales de las flacas posibilidades que ofrece la vida real, existe el impulso espontáneo del espíritu de identificarse con algo más allá de uno mismo, por el simple gozo de jugar, y éste tranmuta el mundo -en el que, después de todo, nada es tan real, permenente, terrible, importante o lógico como parece.”

Fomentar activamente nuestra visión personal.-

Richard Boyatzis, uno de los mejores especialistas del mundo inteligencia emocional y catedrático de la Case Western Reserve University, habla de la distancia que la educación y el estrés crean entre nuestro ser ideal (el que alberga nuestro mejor potencial y nuestros sueños) y nuestro ser real (aquél en el que nos convertimos a medida que asumimos las expectativas de los demás y nos adaptamos a las limitaciones de la vida real). El reto consiste en evitar que estos dos seres se distancien demasiado. Para ello Boyatzis recomienda en su libro Becoming a Resonant Leader (Harvard Business School Press, 2008) una serie de ejercicios prácticos para plasmar en la vida real sueños y aspiraciones.

Convivir con las limitaciones y las restricciones.-
La obstrucción y la frustración dificultan o anulan las posibilidades de salir e una determinada situación. Si uno mantiene una distancia objetiva de un problema, sin llegar a confundirse con él, resultará más sencillo mantener la calma y utilizar las oportunidades que se presenten para resolver el problema.

Para enfrentarse a cualquier cambio suele ser necesario aceptar que no todos los sentimientos, ni los propios ni los de los demás, serán positivos. Esto implica el desarrollo de una cierta tolerancia frente a la frustración y los reveses para poder aceptarlos como parte integrante de la vida. Los reveses sólo son verdaderamente problemáticos cuando la persona no consigue utilizarlos de forma positiva, por ejemplo para detectar o cambiar aspectos de su vida que no lo hacen feliz, estancándose en situaciones negativas sin salida.
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Elsa Punset

la intuición y el sistema parasimpático
08
SEP
2010
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by estherllull in carta Etiquetas: ciencia [Editar]

El sistema parasimpático.-

Lo importante es recrear conscientemente estados de renovación para poder enfrentarnos sanamente a los retos estresantes de la vida diaria.
Para ello existen dos condiciones básicas: el autoconocimiento, que es la piedra de toque del manejo positivo de las emociones.
A pesar de su importancia, debido a un enfoque educativo trasnochado, crecemos con un profundo desconocimiento de nuestra naturaleza emocional.
Aprender a guiarse por el mundo emocional -es decir, desarrollar una mayor inteligencia emocional- o el primer paso para un mayor control y disfrute de la vida.
La segunda condición es reconocer que el soporte fisiológico afecta de forma profunda a nuestra mente y nuestras emociones; una vida saludable requiere dormir las horas necesarias, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio moderado.
Aunque esto resulta muy evidente, en la práctica muchas personas no cumplen estas normas básicas.
Un cuerpo cansado y maltratado, sin embargo, difícilmente puede albergar fuerzas y recursos suficientes para el fomento de las emociones positivas.
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Convivir con las limitaciones y las restricciones.-

La obstrucción y la frustración dificultan o anulan las probabilidades de salir de una determinada situación.
Si uno mantiene una distancia objetiva del problema, sin llegar a confundirse con él resultará más sencillo mantener la calma y utilizar las oportunidades que se presentan para resolver el problema.

Para enfrentarse a cualquier cambio suele ser necesario aceptar que no todos los sentimientos ni los propios ni los de los demás, serán positivos.
Esto implica el desarrollo de una cierta tolerancia frente a la frustración y los reveses para poder aceptarlos como parte integrante de la vida. Los reveses sólo son verdaderamente problemáticos cuando la persona no consigue utilizarlos de forma positiva, por ejemplo, para detectar o cambiar aspectos de su vida que no lo hacen feliz, estancándose en situaciones negativas sin salida.
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La intuición.-

Las personas que conocen y confían naturalmente en sus sentimientos o saben que estos son una guía infalible para elegir y desechar los distintos elementos que componen sus vidas. Para quienes no han perdido la confianza natural en sus sentimientos, la fidelidad al propio ser en momentos revueltos de cambio y dificultades ofrece una brújula y facilita la resolución de problemas en una dirección coherente.
La intuición, su capacidad instintiva para elegir nuestro camino, es una guía muy segura cuando está anclada en patrones emocionales sanos y acordes con nuestra forma de ser y de sentir.
Mantener los ojos fijos en una visión -una persona, una forma de vida, unas prioridades meridianas- significa poder avanzar hacia la vida que deseamos y que encaja mejor con nuestro potencial-.

Si por el contrario nuestro ser emocional está cargado de normas inflexibles, ya no hablamos de intuición sino de habituación y etiquetaje.
Estos describen el mundo de acuerdo a una serie de prejuicios que nos llevan de forma automática por un camino inflexible.

Transformamos así la herramienta de la intuición en una rígida estructura que reacciona en milésimas de segundos, cargando a la persona con decisiones y prejuicios automáticos y dañinos.
La peor cárcel puede ser otra forma rígida de juzgar el mundo, que nos impide percibir nuestras propias necesidades.
Para desarrollar la intuición es necesario estar a la escucha, ralentizando el ritmo cuando sea necesario para reconectar con las necesidades y prioridades reales de cada uno.

Las emociones choque y las emociones contemplación.-
Las emociones-choque se generan con los estímulos presentes en las discotecas, las atracciones de ferias, los juegos de videoconsola, la crudeza de los reality shows… Producen emociones efímeras y dopantes y matan la sensibilidad. Un adolescente que mira la televisión una media de tres horas al día -una medida habitual en Europa- habrá visto 40.000 asesinatos y 3.000 agresiones sexuales. Como no es capaz de asimilar tanta gresividad desconecta, se torna más pasivo y disminuye su capacidad de sentir empatía por la realidad que lo rodea.

Las emociones-contemplación en cambio se generan escuchando un concierto, leyendo poesía, meditando, soñando, en contacto con la naturaleza, a través del deleite estético… su cultivo produce sentimientos y vivencias internas que son recuperables cuando se las necesita. Son la base de una auténtica educación emocional. Sin embargo cada día resulta más difícil educar para las emociones-contemplación, en parte porque presuponen tiempo y dedicación (exigen ralentizar el ritmo) y porque su disfrute requiere una sensibilidad y una capacidad de abstracción que a menudo está embotada por el consumo masivo de emociones-choque.
Este tipo de emociones choque son muy corrientes en nuestra sociedad, se basa sobre el impacto violento, que genera sensaciones inmediatas por su crudeza o porque el estímulo se suministra con una repetición adictiva. Este tipo de emociones-choque no requieren un esfuerzo por parte del espectador, que se somete pasivamente a estímulos de rápida recompensa.
Las emociones-contemplación, en cambio, requieren una interacción activa y personal entre el estímulo y la persona que lo recibe, y conforman un bagaje cultural y estético para el que las disfruta.
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Más sobre la intuición.-

El psicólogo Jean Piaget aseguraba que empezamos la vida siendo niños intuitivos y que nos convertimos en adultos analíticos. Otros investigadores proponen en cambio que el estilo analítico es dominante durante la infancia y la adolescencia. Con la madurez y la experiencia el pensamiento intuitivo es cada vez más prominente. Tomamos decisiones al margen de los detalles anecdóticos que podrían distraer y filtramos los datos a través de nuestra experiencia, nuestras emociones, nuestros valores y otros factores. Así la tendencia a tomar decisiones de forma intuitiva crecería con la edad.
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Elsa Punset

el tiempo de calidad y el autocontrol, por Elsa Punset
08
SEP
2010
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by estherllull in Uncategorized [Editar]

El tiempo de calidad

El tiempo de calidad es simplemente un tiempo de atención sostenida. En esta sociedad apresurada el tiempo de calidad que compartimos es un regalo generoso porque supone el sacrificio de tiempo para uno mismo. Es más sencillo ofrecer contacto físico y palabras de afirmación a nuestros seres queridos porque no requieren tanto tiempo.

El factor decisivo en el tiempo de calidad no es tanto la actividad que se lleva a cabo, sino el hecho de compartir algo juntos, sin presiones ni obligaciones, por puro placer.

El tiempo de calidad permite aprender a conversar y a escucharse sin prisas, tal vez sin un sentido claro de dónde se quiere llegar, sin un objetivo que cumplir. Nuestro tiempo se mide en función de mi rendimiento y el rendimiento ha de ser evidente.

Con el tiempo de calidad no le pedimos cuenta a nuestro tiempo, lo regalamos por amor.

En una sociedad donde las personas son cada vez más espectadoras en vez de participantes, la atención personalizada es cada vez más importante.

Pero las personas que necesitan especialmente la experiencia del tiempo de calidad para percibir y demostrar amor, emprender este camino compartido con los demás es fundamental. Encontrar el tiempo necesario para conversar es clave para aprender a comunicarse de una forma íntima y sosegada.
Si solamente hablamos con nuestros seres queridos para corregirles, no aprendemos el valor emocional de la atención positiva y concentrada.

Los lenguajes de amor resultan útiles -los actos de servicio, los regalos, el contacto físico, las palabras de afirmación y el tiempo de calidad según ha estudiado el doctor Chapman-. Y son convenientes para desbrozar el camino que nos permite tejer una comunicación emocional directa y crear un ambiente más cálido y seguro para la convivencia diaria y para la resolución pacífica y creativa de los conflictos, que forman parte ineludible de la convivencia humana.

El gesto de cariño -un abrazo, una palmada en la espalda, una caricia, una mirada- ayuda a reconfortar al otro y a transmitirle nuestro afecto de forma casi instantánea. También existen maneras lúdicas de expresar este afecto a través del contacto físico.

Algunas personas evitan el contacto físico o lo convierten en algo puramente utilitario. Despojan así de contacto físico cualquier carga emotiva.

A veces tratamos nuestro cuerpo como una barrera, algo que nos protege de los demás en vez de ayudarnos a comunicarnos.

Porque es directo y cálido, el contacto físico es muy importante cuando una persona está enferma o triste.

Y las palabras son la expresión explícita de nuestra aprobación o desaprobación de los demás. Para expresar nuestro amor a través de las palabras utilizamos palabras de afirmación: elogios, palabras de aliento, palabras de apoyo o de afecto. El poder de nuestras palabras es mucho mayor del que solemos tener en cuenta. Casi todos recordamos palabras fugaces que sin embargo marcaron nuestras vidas de forma más o menos implacable. Como una madre cuando nos dijo que nos teníamos que vestir bien. Los niños creen que pensamos sinceramente todo lo que les decimos.

Si somos conscientes de ello, sopesaremos mejor el poder de nuestras palabras, sobre todo para comunicar amor o desprecio.

Las palabras de afecto, cariño, de felicitación o de ánimo apoyan a los demás de forma positiva.
Tras cada palabra de aliento y de reconocimiento comunicamos en silencio a la otra persona “te quiero y me interesas de verdad”.

Estas palabras alimentan el sentido de valor y de seguridad. Las palabras de amor y cariño se dicen casi sin pensar, pero su huella es duradera. Al contrario cuando las palabras son hirientes y se espetan a raíz de una frustración o enfado pasajeros pueden dañar a nuestra autoestima y hacernos dudar de nuestras habilidades.

Si a pesar de los intentos por evitar las palabras negativas éstas se profieren, es preferible disculparse, decir al niño que se lo quiere y que se está intentando mejorar la forma de comunicar este amor.

Aunque estas palabras hirientes no podrán borrarse del todo, las disculpas sinceras paliarán en parte el efecto negativo.
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el autocontrol

El autocontrol es uno de los indicadores más certeros del éxito de la vida de una persona. Las personas con capacidad para el autocontrol serán capaces de controlar sus emociones, serán mejores estudiantes, controlarán mejor sus impulsos, serán capaces de seguir una dieta, no beberán de forma excesiva, podrán ahorrar, tendrán menos probabilidades de sufrir enfermedades mentales, tendrán mejor autoestima y mantendrán relaciones personales, más estables, entre otras razones probablemente sean capaces de resistirse a la infidelidad.
El autocontrol es una herramienta muy poderosa porque ayuda a las personas a conseguir sus metas. Pero ¿se puede tener demasiado autocontrol? A pesar de lo beneficioso que puede resultar el ejercicio de un cierto control emocional, psicólogos y psiquiatras advierten del peligro que representa un autocontrol exagerado.
Existen situaciones antre que el control emocional férreo podría renunciar o disfrutar de una relación amorosa si ésta no cumple determinadas expectativas o le infunde el miedo a perder el control de sus emociones.
El autocontrol lo estaría tornando demasiado rígido.

El verdadero control emocional, apunta el doctor Persaud, implica la flexibilidad de adaptarse a la situación y al entorno.
A pesar de los peligros del autocontrol excesivo las investigaciones de la doctora Tangney son muy claras, cuanto más alto se puntúa en control emocional, más fácil y exitosa resulta la vida. No parece que un autocontrol excesivo afecte negativamente al éxito de un individuo.

Aunque el control emocional está relacionado con el éxito, los amigos de una persona con mucho autocontrol tienden a discutir a esta persona como eficaz y equilibrada, pero algo inexpresiva y poco espontánea. Los individuos que ejercen un control emocional alto suelen contar con menos afectos en sus vidas.

En otras palabras, el control emocional excesivo puede hacer a las personas menos atractivas para los demás y puede implicar un disfrute más limitado de las emociones y de los afectos.
Las emociones pueden doler y matar el sentido pero hacer a las personas únicas e irrepetibles y a veces muy atractivas.
¿Por qué existen los desórdenes alimentarios y problemas de control de impulsos en el comportamiento, como el alcoholismo?
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La resiliencia, una forma creativa de control emocional

Esta capacidad de resistencia a la adversidad se consideró durante mucho tiempo como una respuesta extraña e incluso patológica, pero las investigaciones revelan ahora que la resiliencia es una respuesta ante la adversidad más común de lo que se pensaba y que no implica patología alguna sino al contrario, un saludable ajuste ante los reveses de la vida y la capacidad personal de no dejarse abrumar por las emciones negativas y estresantes. El estrés continuado en la mayor parte de las personas, provoca una respuesta defensiva, limita las capacidades cognitivas y dificulta la resolución de los conflictos.
Como tal, la resilencia puede considerarse una forma de autocontrol creativo porque implica el coraje de superar la adversidad y el sufrimiento sin renunciar a convivir con las emociones de forma intensa y libre.

Las experiencias estresantes no crean en las personas resilientes patrones emocionales negativos que les impidan arriesgarse en el futuro a exponerse a situaciones donde pueden sentirse vulnerables.
Es decir, estas personas mantienen la capacidad, a pesar de sus experiencias negativas pasadas, de confiar en que la vida puede irles mejor en el futuro y arriesgarse a sufrir.

Esto podría deberse a que las personas resilientes tienen la sensación de que pueden controlar los acontecimientos que les acaecen y son además receptivas a los cambios. Les produce menos temor que a la mayoría de las personas porque aceptan que forman parte de la vida y que tienen aspectos positivos.
En general, suelen ser personas que destacan por su sentido del compromiso, su madurez emocional, con un buen autocontrol y el deseo y la capacidad de enfrentarse a los retos aun cuando estos son de seguro negativos porque los percibe com parte natural de la vida y fuente de aprendizaje y de transformación.

Se trataría de personas que en principio y de acuerdo a las reacciones de la mayoría debería haberse tornado desconfiadas y resentidas o haber enfermado ante determinadas desgracias y traumas personales, ellas en cambio parecen capaces de utilizar sus experiencias emocionales para fortalecerse y transformarse.
Esa capacidad de resistencia a la adversidad se consideró como una respuesta extraña o incluso patológica pero las modernas investigaciones arrojan que la resiliencia es más común de lo que se pensaba y que no implica patología algunas al contrario es saludable.
Sería un ajuste saludable ante los reveses de la vida y la capacidad personal de no dejarse abrumar por las emociones negativas y estresantes.
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Una autoestima saludable

Una autoestima saludable no implica que el sujeto se crea invencible o perfecto, sino que confía en sus capacidades para salir adelante.
Si hemos aceptado con naturalidad sin condiciones pero sin pretensiones, a salir adelante, uno aprenderá a confiar en sí mismo y a respetar sus capacidades.
La autoestima no debe desarrollarse a cualquier precio. Resulta muy perjudicial intentar consolidar la autoestima, sobre todo la de un niño, en función de cumplidos o de afirmaciones que no responden a la verdad. Al cabo de un tiempo la realidad asestaría un duro golpe a la persona cuya autoestima depende de mentiras o de medias verdades. Como un castillo de naipes esta persona se derrumbaría ante las primeras dificultades de la vida.

Una autoestima saludable implica en cambio que el sujeto se conoce bien a sí mismo y que acepta quién es.

Desde su base se puede aprender el valor y la utilidad del esfuerzo y de la superación.

Por el contrario, la persona con baja autoestima piensa que no está a la altura de los demás. Y temerá enfrentarse a los retos, porque está convencida de que no está a la altura de las circunstancias. Este sujeto tiene miedo a fracasar. “No puedo, no puedo”, será su cantinela inconsciente.

Ante la posibilidad de fracaso y la decepción se volverá reatraído y desconfiado y temerá enfrentarse a cualquier reto.
¿Cómo transmitir seguridad y amor a las personas en especial a los niños?

De entrada hay que recordar que los niños tienden a pensar e forma concreta: expresar nuestro amor verbalmente no basta.

Por ello es importante que los ayudemos a asociar sensaciones precisas a nuestras palabras. Seremos más convincentes si asociamos las palabras a un hecho concreto: una caricia por ejemplo o tiempo compartido que refuerce el significado de las palabras “te quiero”.

Los niños perciben el amor principalmente a través de nuestros actos diarios. Esta forma de percibir amor resulta muy práctica porque significa que podemos de forma deliberada expresarles nuestro afecto en cualquier momento.

Al margen de otros sentimientos, si hemos tenido un mal día, incluso si nos sentimos poco amorosos, podemos expresarles afecto de forma concreta mediante actos y gestos sencillos.
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