viernes, 14 de enero de 2011

cultura y civilización, la reconstrucción de las identidades

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enero 14, 2011
el repliegue identitario y las nuevas identidades
By estherllull
La reconstrucción de las nuevas identidades surgidas en el proceso de globalización pueden definirse dentro de las identidades culturales y nacionales que emergen como consecuencia de la inadecuación o caducidad del Estado-nación en el contexto de la globalización y del final del monopolio identitario en el plano cultural y nacional y de las nuevas identidades producidas por los procesos migratorios.La globalización, a su vez, es entendida como el proceso de globalización neoliberal de la técnica y de la economía y los diversos proyectos de recreación de los discursos identitarios con vistas sobre todo a examinar la transformación del vínculo social y del contrato político que se manifiesta en la redefinición de la igualdad, en la fragmentación de la ciudadanía y en la transformación de la soberanía.A pesar de la decadencia de las identidades compartidas que acostumbra a ligarse al triunfo del proceso de la globalización, el diagnóstico de desaparición o al menos de irrelevancia de la identidades se ha revelado precipitado como ingenuo. Y del mismo modo resulta errónea la creencia de la identificación acrítica entre globalización y universalidad. Contrariamente a lo que puede sostener una caracterización tentadora no es éste un rasgo definitorio del proceso. Sí, es cierto que la cuestión identitaria experimenta transformaciones notables y que quizá no disponemos todavía de respuestas adecuadas, más allá de intuiciones, para explicar el intrincado juego de adaptación y lucha por construir una coherencia compleja como la que caracteriza al proceso experimentado por los inmigrantes, por ejemplo.

El repliegue identitario, la identidad de la resistencia frente a la globalización



Aceptaré la tesis de Castells (1977) para quien la clave interpretativa de la tensión acerca de la identidad es el proceso de “construcción de sentido, atendiendo a un tributo cultural o un conjunto relacionado de atributos culturales a los que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido”, cosa que implica la centralidad de las identidades culturales.
El repliegue identitario, la identidad de resistencia frente a la globalización aparece como una enfermedad de la democracia, una patología reactiva ante la globalización, según el paradigma de las “identidades asesinas” y de los “inintegrables culturales”.
Hay confusiones acerca del riesgo que comportaría el incremento de la multiculturalidad con vistas al mantenimiento del pluralismo y de la misma democracia. Se discute por un lado el modelo de interculturalidad tantas veces propuesto como una especie de ungüento mágico de tan escasa entidad conceptual como de dudosa virtualidad política, y por otra parte, está la controvertida cuestión de la lealtad política, todavía impregnada de cierto prejuicio hobbesiano que traduce no tanto un estrecho republicanismo cívico al estilo de rousseau como un comunitarismo simplista y esencialista, ajeno tanto al liberalismo como al comunitarismo pluralista o comunitarismo liberal.
Los retos que estas cuestiones plantean frente al principio de igualdad y la formulación de este principio en el constitucionalismo contemporáneo radica en la supuesta universalidad que supera todo presupuesto etnocultural particularista. Hoy parece claro que esta universalidad está “contaminada”, que no arranca de un superación del humus cultural, dicho de otra manera, el precio de la igualdad ha sido la uniformidad impuesta y el sacrificio de las identidades que no responden al canon nacional estatal y que han sido sustituídas por la imposición de una identidad de legitimidad que, al fin y al cabo, no resiste la crisis del estado-nación y es manifiestamente inadecuada ante los retos de la democracia (plurinacional, pluriétnica).
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enero 14, 2011
los ácidos del individualismo
By estherllull
Cuando la sociedad se vio corroída por lo que se ha llamado los “ácidos del individualismo”, semejante individualismo cobraría aspectos muy diversos y tanto positivos como negativos, desde el libre examen de los textos sagrados al egoísmo interesado del homo economicus de la “Fabula de las abejas” de Mandeville.Pero lo decisivo era la remisión a la conciencia individual de cualquier determinación del bien moral, Kant cuya ética había recogido la pretensión de universalidad se hace cargo mejor que nadie de esta nueva exigencia. Ya no se trata de un codigo moral o de la institucion eclesiástica encargada de preservarlo como ocurría en la sociedad medieval.

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enero 14, 2011
tecnocracia y burocratización
By estherllull
Sin embargo, todo lo que significa burocratización, tecnocracia y desideologización política parece ser una caraterización actual de la racionalización de las sociedades postindustriales y volver a pensar éstas características en los términos del revisionismo marxiano y en términos habermasianos, nos da una nueva concepción mucho más crítica y realista.

Donde Kant y Marx se mueven todavía en un determinismo científico-social, que determinaba leyes sociales a partir de leyes causales, esto sí es criticado aquí, pero no lo que es su aportación fundamental a la teoría social, como elemento sustentador de las sociedades, y en tanto los sujetos son lo que interactúan de un modo libre y no alienado.

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enero 14, 2011
la irrupción de los facismos y el hombre social
By estherllull
La noción de pluralismo cultural es algo que debería cundir en este blog. Esto de Mare Nostrum pues también nos identifica dentro de un marco cultural y dentro de más de una civilización.

La irrupción de los fascismos en la escena europea de nuestro siglo no sería, como tantas veces ha sido interpretada, sino una acentuación extrema de una tendencia: el movimiento obrero organizado en el que se asociaban quienes no tenían otra propiedad que su fuerza de trabajo, lo que a su vez obligaría a las clases socialmente dominantes a organizar su propia clase política y hasta, en caso necesario, a subordinar a esta última el aparato estatal mismo.
Pero fue entonces cuando el individualismo posesivo -que hasta el siglo pasado parecía suficiente, o cuando menos indispensable, para fundamentar el cuerpo entero de la teoría política liberal- hizo crisis, con la aparición en la sociedad política de esa fuerza obrera hasta entonces existente sólo en la sociedad civil.
Desde un punto de vista teórico, sin embargo, cabría decir que el individualismo así entendido era ya insuficiente desde el instante mismo de su surgimiento, pues, como Marx oportunamente había hecho ver, la inoperancia de la abstracta concepción liberal del individuo -que permite hablar de robinsonianos individuos, naturalmente independientes, que conciertan contratos entre sí cuando hace al caso- se pone de evidencia si se piensa, son sus propias palabras, que “el individuo, el hombre, no es posible sin la sociedad”.
En Rousseau hay también la invitación a que los individuos acorten cuanto puedan la distancia que separa al hombre del ciudadano, invitación que lleva hasta el extremo de repudiar el gobierno representativo y otorgar la soberanía a una asamblea de individuos en la que estos puedan hacerse oír sin mediaciones.
Y de ahí que ni siquiera tenga nada de extraño que -pese a una aversión hacia Marx posiblemente basada en idéntico prejuicio o interpretación insuficiente de su pensamiento- hasta éste mismo acabará haciendo un hueco a la teoría del contrato en la tradición marxista.~

La fuente de inspiración de Marx parte de la formulación del mito de la identidad de este modo: “Sólo cuando el hombre individual reabsorba al ciudadano abstracto del Estado, sólo cuando el individuo haya reconocido y organizado sus “forces propres” como fuerzas sociales y, en consecuencia, no vuelva nunca a separar de sí mismo la fuerza social bajo la forma de fuerza política, sólo entonces se habrá dado cima a la emancipación humana” ¿Cómo no reparar en que la alusión, en francés, a las “propias fuerzas” del hombre constituye una cita literal de Rousseau, se trata de un texto literalmente impensable sin Rousseau.
Pues dejando a un lado a Aristóteles -que nunca tuvo pese a alguna apariencia mas bien superficial, veleidades contractualistas y se opuso firmemente al convencionalismo político de los sofistas- y a Marx -que pasa por un resuelto crítico del contractualismo, lo que no empece a su estrecha vinculación, aun si inconfesada, con el pensamiento rousseauniano-, ¿qué es Rousseau además de lector atento de Aristóteles y precursor de Marx en más de un punto, sino un teórico -y hasta el teórico por antonomasia- del contrato social?

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enero 14, 2011
la noción de pluralismo cultural
By estherllull
Queremos contribuir a revisar un falso antagonismo: el que enfrenta las aspiración a la universalidad que definiría la democracia global al particularismo/relativismo del narcisismo de las pequeñas identidades, de ámbito local. Esto significa discutir la noción de pluralismo cultural teniendo como eje de reflexión la necesidad de transformar la democracia y la política.Esto significa corregir postulados importantes del modelo de legitimidad de la democracia liberal, como el principio de neutralidad cultural en la esfera pública o la irrelevancia de la cuestión identitaria para la ciudadanía y el reconocimiento de la pluralidad de marcos hermenéuticos de la situación prepolítica.

Esto nos obliga al mismo tiempo a reconocer que el principio-guía de autonomía moral no puede ser presentado como si fuese ajeno al individuo que es indefectiblemente identidad histórica y singular. Y eso a pesar de las innegables dificultades de este concepto que justifica el dictum de Wittgenstein sobre el “infierno de la identidad”.

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enero 14, 2011
la ciudadanía cosmopolita y la ciudadanía mutilada
By estherllull
Es importante revisar el impacto de la globalización en la crisis de la noción de soberanía y, en particular, en la necesidad de abandonar una definición monista. Esta fue una exigencia histórica del momento fundacional del estado-nación que, sin embargo, se suele presentar como un postulado lógico, quizá habría que reconocer que lo que nos ha de importar más no son tanto las condiciones de transformación del estado como las condiciones de transformación y garantía de la democracia.Podemos discutir aquí un modelo de ciudadanía, la ciudadanía cosmopolita, supuestamente favorecida por la globalización frente a la ciudadanía fragmentada, de definición comunitaria anclada en las identidades primarias. La confusa relación entre ciudadanía e identidad cultural se abre aquí.

El concepto de ciudadanía convierte al ciudadano frente al extranjero en sujeto privilegiado de derechos y en particular de los políticos. La ciudadanía es un vínculo de identidad, de pertenencia y de reconocimiento, y es esta dimensión básica de la “pertenencia” la que parece más necesitada de justificación. La condición de pertenencia parece un bien privilegiado, accesible tan sólo mediante la posesión de una identidad previa, prepolítica, vetada a los que quedan fijados en la condición de no-ciudadanos por su identidad esencialmente diferente, ajena por alógena, o bien ajena por anómica o desviada respecto al canon normal “nacional”.

Estamos en expresión de Petrella ante un incremento de la ciudadanía “mutilada”, por este motivo, una globalización fragmentada como la que vivimos no puede dejar de agudizar la crisis del vínculo social, la marea creciente de lo que ha sido denominado como el mundo de los sin, de los que caen a través de las mallas cada vez más deshilachadas de la red social.

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enero 14, 2011
cultura y civilización
By estherllull
En lo que respecta a los derechos humanos, a la democracia, al respeto a las diferencias entre cultura y civilización, todo eso hay un acuerdo mayoritario, por medio de tratados internacionales de derechos humanos, en que se debe respetar.

Y es cuestión de asimilación de una generación a través de otra. Lo cierto es que es innegable el respeto de los derechos humanos, y además hay que desechar el modelo robinsoniano, de neoliberalismo, donde la única logica es la del beneficio puro, habría que hacer alguna distinción entre cultura y desarrollo de civilización para poder respetar desde el valor de la diferencia, el enriquecimiento y la integración, para evitar el desarraigo identitario, la clandestinización de ciertas prácticas.

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enero 14, 2011
el cosmopolita
By estherllull
El cosmopolita no es quien pertenece al ámbito cosmopolita, sino quien se construye como tal desde la múltiple pertenencia; cosa que en lugar de surgir del desarraigo identitario (substituido por la condición de consumidor global), parte de estas raíces para insertarse en el mundo.

Es quizá también el sentido de la conocida propuesta de bauböck sobre ciudadanía transnacional que paradójicamente empieza como empezó por aquello que es local, por las ciudades, que pueden recuperar la residencia como condición de ciudadanía y hacer posible una ciudadanía múltiple, transnacional.

Pero con relación a los efectos sociales no es necesario profundizar demasiado para encontrar efectos negativos de esta tensión (o falsa tensión) entre cultura y civilización: clandestinización de ciertas prácticas, aparición del síndrome de resistencia y victimización del grupo frente a la mayoría, perjuicios para la auténtica víctima, que en los casos de escisión ve destruida la unidad familiar y cuestionados sus lazos con la misma familia, experimenta el rechazo del propio grupo y con el rechazo, la negación de su identidad.

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enero 14, 2011
exigencia de reconocimiento de identidades particulares
By estherllull
Y este universalismo ha de hacer frente a críticas como aquellas que provienen del incremento y de los cambios cualitativos del fenómeno de la multiculturalidad.

Por todo ello quizá es más fructífero el planteamiento del cosmopolitismo plurinacional por complejización. Este modelo que tiene en cuenta las diferencias entre cultura y civilización puede ofrecer un buen punto de partida para matizar el debate sobre la falsa tensión entre universalismo y exigencias de reconocimiento de identidades particulares.

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enero 14, 2011
el único universalismo aceptable
By estherllull
El único universalismo aceptable es el que sigue la ratio de la universalización de los derechos humanos y del reconocimiento de la condición de sujeto de todo ser humano como tal. Pero este “como tal” a diferencia de lo que a veces se sostiene, no lo hace intercambiable con cualquier otro, sino que subraya su particularidad, que es lo que lo individualiza y por eso no es defendible un modelo robinsoniano de exención de supuestos como hoy nos predican algunos liberales.

Pero tampoco es defendible aquel modelo que sólo incluye una religión. Decir que Europa es cristiana, también se podría decir que es judeo-cristiana, y persa, fenicia, tracia, licia, lemnia, y bárbara, y cántabra, e ibera, y un conjunto de pueblos prehelénicos y una amalgama politeísta, y algunos de ellos con culturas ginecocráticas en sus inicios. Y también árabe, porque los árabes fueron quienes salvaron a Aristóteles de que se perdieran sus textos, ellos fueron quienes lo rescataron y del árabe depues se tradujo al latín y al griego en las escuelas de traductores, que se iniciaron en la península ibérica, en Córdoba y Toledo. Luego hay raíces que también nos unen con ellos.

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Las diferencias entre conceptos de religiones no son tan distintas a veces, sobre todo cuando se comparte una misma cultura, y se comparten las necesidades de verdad cotidianas de la vida, la vida se hace común en muchos casos.

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