viernes, 12 de noviembre de 2010

Jeremy Rifkin: la empatía humana y la tercera revolución industrial

Jeremy Rifkin: la empatía humana y la tercera revolución industrial
elEconomista.es22/03/2010 - 12:43

Jeremy Rifkin (1943, Denver,Colorado, EE. UU.) es un sociólogo, economista, escritor, orador, asesor político y activista.
Jeremy Rifkin.
Jeremy Rifkin ha vuelto. Después de seis años sin publicar, este economista, escritor y asesor de varios presidentes de la UE, incluido el español José Luis Rodríguez Zapatero, regresa con La civilización empática, una obra publicada por Editorial Paidós que habla de la necesidad de una conciencia planetaria que revitalice la economía y acabe con la progresiva destrucción del Planeta.

Para ello, el autor cree que se debe hacer una reconsideración de la naturaleza humana a partir de la empatía, una capacidad que hasta el siglo XX no ha sido debidamente analizada y que, en su opinión, ha ejercido una poderosa influencia en el desarrollo humano y probablemente determinará el futuro de la especie.

Rifkin explica que recientemnete ha habido dos grandes colapsos que han marcado el fin de la era contemporanea. El primero sería el que se produjo en julio de 2008, cuando el precio del crudo alcanzó en los mercados un récord histórico de 147 dólares el barril. Algo que, según el autor, hizo que se disparasen los precios de los alimentos y otros bienes en lo que fue el punto de partida del terremoto económico. Para Rifkin, el colpaso de los mercados que se produjo dos meses después con la 'crisis subprime' no fue más que una réplica de este gran sismo del que él ya había hablado en una obra anterior también publicada por Editorial Paidós, La economía del hidrógeno.

El segundo hito al que se refiere Rifkin fue la cumbre del clima celebrada el pasado mes de diciembre en Copenhague, donde 192 países se reunieron para abordar el problema del calentamiento global. Las reuniones fracasaron y el mundo salió de la ciudad danesa sin un acuerdo que permitierá la sostenibilidad del planeta.

El autor achaca este fracaso a la concepción que los políticos y los estados, inspirados en pensadores ilustrados como Locke o Adam Smith, tienen del hombre y su esencia: ambición y utilitarismo que busca un ilimitado progreso material a costa del agotamiento de recursos.

Según esta visión, el ser humano sería egoísta y materialista y buscaría el progreso a cualquier precio, algo que Rifkin niega basándose en las modernas teorías de los científicos sociales, que están revisando la historia a partir de "una lente empática" que dejaría ver que la evolución humana no se explica tan sólo por el dominio de los recursos, sino también por el incremento de la empatía entre los seres humanos en ámbitos cada vez más complejos.

Hacia la tercera revolución industrial
¿Cúal es la fórmula para crear una economía compatible con el desarrollo sostenible de la biosfera? Ante esta pregunta el escritor americano aboga por la necesidad de dar un salto, en menos de una generación porque después ya sería tarde, hacia una conciencia empática mundial, para lo que es necesario dar un vuelco a la conciencia humana.

Rifkin habla de una tercera revolución industrial basada en la convergencia de la energía y las nuevas comunicaciones.

La revolución de Internet iría de la mano con la diseminación de las energías renovables haciendo posible una economía sostenible. El autor cree que en el siglo XXI cientos de millones de personas transformarán sus viviendas en fuentes de energía que a su vez producirán energías renovables, almacenándolas en forma de electricidad compertida e hidrógeno e intercambiándola a través de redes sociales que podrán ser locales, nacionales o mundiales.

En este sentido, Rifkin confía en el surgimiento en el campo energético de fuentes de código abierto que darán lugar a una colaboración similar a la que han surgido en Internet con la Wikipedia o Linux, y que por su misma textura implicarán a los ciudadanos en la asunción de problemas y en su resolución colectiva.

Rifkin insiste en aprovechar la sensibilidad empática para crear una nueva ética mundial que supere los actuales supuestos utilitaristas y egoistas que en su opinión son los que actualmente dominan el ordén nacional e internacional, en pro de una nueva era que define como 'de la política de la biosfera'.

El escritor advierte que el cambio ya se está produciendo en el presente, pero la gran pregunta que se hace es la siguiente: ¿seremos capaces de alcanzar esta nueva conciencia antes de que el daño a la biosfera sea irreparable?

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