jueves, 14 de octubre de 2010

Henry Bergson, alma y cuerpo

Henry Bergson, el alma y el cuerpo

servido por  virginiawoolf 11 agosto 2009 9 comentarios


Henry Bergson fue uno de los filósofos que más influyó en Virginia Woolf y en el grupo de Bloomsbury, al que pertenecían ella, a esa época que también englobaba a Freud, y a ese grupo, con otros intelectuales, como Wittgenstein y Russell. Quiero traer por eso algo aquí de la filosofía de Henry Bergson, es uno de los primeros intelectuales que se dan cuenta de que si ha habido algún error en la filosofía racionalista hasta los tiempos ha sido el de separar el alma y el cuerpo como si fueran cosas distintas y no lo son, aun sin caer en un materialismo reduccionista, porque este autor no hace eso, sino que busca conciliar ambos, ni siquiera Spinoza hizo eso con su mecanicismo universal, no, no es eso. Y Virginia Woolf toma la infuencia y la dirección de esta autor que no desprecia para nada el cuerpo, ni la sensualidad, ni las formas del cuerpo, sino que todo confluye como iremos viendo a partir de ahora, presentamos a este autor que influyó en Virginia, como también traeremos a otras filósofas mujeres en quien esta autora influyó también.


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"Al lado del cuerpo que está confinado al momento presente en el tiempo y limitado al lugar que ocupa en el espacio, que se conduce como un autómata y reacciona mecánicamente a las influencias exteriores, captamos algo que se extiende mucho más allá del cuerpo en el espacio y que perdura en el tiempo, algo que reclama o impone al cuerpo movimientos ya no automáticos y previstos, sino imprevisibles y libres: eso que desborda el cuerpo por todos lados y que crea actos recreándose a sí mismo continuamente es el “yo”, es el “alma”, es el espíritu -siendo precisamente el espíritu una fuerza que puede sacar de sí misma más de lo que contiene, devolver más de lo que recibe, dar más de lo que tiene. Esto es lo que creemos ver. Tal es la apariencia."

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Henry Bergson, El alma y el cuerpo, Conferencia pronunciada en Foi et Vie en 1912.



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9 comentarios  -  Escribe aquí tu comentario

lo dijo virginiawoolf 11 agosto 2009 | 11:32 AM
Ultimamente os tengo que decir que yo he visto hombres muy inteligentes que pierden la cabeza por las mujeres, y que no razonan nada cuando están con ellas.

No sé si leyeran un poco de esta filosofía si se curarían algo.
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lo dijo joan 11 agosto 2009 | 11:43 AM
esperaremos a ver que más se asoma a esta ventana de luz. No creo que se curaran, este texto más bién les excusa, y mal leido antepome el espiritu al pensamiento.
un abrazo, me voy pensado, seguro que lo comento otra vez más adelante
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lo dijo Luz Marina 11 agosto 2009 | 1:48 PM

" si ha habido algún error en la filosofía racionalista hasta los tiempos ha sido el de separar el alma y el cuerpo como si fueran cosas distintas y no lo son, aun sin caer en un materialismo reduccionista ".

No se como se concibe eso, pues al fin y al cabo, el uno es extensión de la otra, es decir, el cuerpo existe, por la existencia del alma y por ende influyen notablemente en ésta y viceversa.

Linda, ¿ como estas? . Hoy voy a ver como se agregan amigos, pues a veces cuando entro a LDA no te consigo y no puedo ver como hacerlo para comentarte. Saludes y cuidae mucho/ 
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lo dijo virginiawooolf 11 agosto 2009 | 10:45 PM
Llevo con la filosofía de Bergson horas y comprendo que es difícil, porque quizás lo que él llama las representaciones que nos hacemos de la realidad, por un idealismo, no puede excusar de la materia ni la mente en su extensión puede excusar de la actividad cerebral y del cerebro, en lo que tiene de función orgánica.

Pero necesito volver a este lenguaje para explicarme más cosas del mecanicismo humano, de la libertad, de lo que somos en suma, qué es esto de un cuerpo, y por qué no lo tratamos bien, por qué tanta locura. Seguiré por eso pensando.

Gracias joan y Luz Marina por venir, y espero que sí se pueda encontrar hoy día tal vez con mas claridad, con los modernos estudios de neurociencia, que mente, emoción y cuerpo todo está interconectado, aunque todavía queda esa oscuridad sobre el origen de la vida, y sobre eso querría tratar.

Luz Marina no te preocupes, espero te llegase mi email y pudieses comprobar el funcionamiento, si no dímelo y te lo vuelvo a poner.

un besito para los dos.
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lo dijo maparo55 13 agosto 2009 | 9:47 PM
Tampoco he leído nada de Bergson; pero el fragmento que nos traes de él, se observa muy interesante. Siempre es importante el ambiente, el espacio, la gente que rodeó o influyó a algún escritor de nuestra preferencia, para entender mejor los por qués de su obra. Un beso para ti.
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lo dijo Lady Byron 14 agosto 2009 | 1:50 AM
VirginiaWoolf,
Desde mi desconocimiento de Bergson sólo te digo que yo siento y presiento mi alma, que intento mostrarla siempre (aunque sea una temeridad) porque siento el cuerpo "cojo" si es lo único que los demás ven de mí...
(Nos ilustras, nos instruyes, qué gozada... 
Besos,
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lo dijo Exotérico 14 agosto 2009 | 3:19 AM
También suele ocurrir al contrario:mujeres muy inteligentes que pierden la
cabeza por hombres o por mujeres, dependiendo de su inclinación.Esto último le ocurría a Virginia con Vita.
En ninguno de los dos casos, queda claro cuál es la razón i las personas inteligentes se vuelven más estúpidas cuando están enamoradas o si,
por el contrario, las personas estúpidas nunca comprenderán a las inteligentes.Saludos
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lo dijo virginiawoolf 14 agosto 2009 | 10:58 PM
Bueno Vita no era una persona estúpida, era de la aristocracia, era una escritora, y poeta conocida, en ese momento se sabe que influyó en Virginia en su novela Orlando, que también habla de un cambio de sexo, en su personaje central, y juega con esas imágenes lésbicas o algo fuera de lo normal para ese tiempo, y en verdad, ambas pertenecían al grupo de Bloomsbury, yo creo que Vita era mucho más sofisticada que Virginia, y sí perdería la cabeza, es muy probable, pero no le hizo perder su talento, la prueba está en su novela, en que ella siguió cultivando su esfuerzo personal por el escribir, en Orlando ella también habla de lo que cuesta este esfuerzo, y más en una persona que lo tiene todo, tierras, posición, lujo. Tal vez todo esto le encandiló y hay mucha sofisticación, es cierto.

Bueno, lo digo para Exotérico, hay como un destino fatal; no sé si son contradictorios opuestos los que se atraen, dualidades que hay pero no dicotómicas sino complementarias, creo que hay también cierta necesidad, no es sólo azar, en buscarse, por eso surgen las aventuras, un affair fue solo al parecer lo de Virginia, lo dificil a veces es encontrar una estabilidad ante dos mundos diversos, pero siempre puede haber comunicación que es de lo que se trata.

Yo no sé si perder la cabeza, pero las personas digamos que son estudiosas pueden ser débiles con otras que no lo son, y por ello mismo todavía más las que son orgullosas, en este caso, caen en más errores tal vez, pero no creo que sea este tu caso Exotérico.

Y también Lady Byron, siempre tan sagaz y voluntariosa, te encuentro cada día más inspirada, gracias, amiga y a maparo le digo lo mismo.

Un besito a cada uno.
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lo dijo Exotérico 15 agosto 2009 | 1:45 AM
No pretendía señalar, ni mucho menos, que Vita fuera estúpida-está claro que
no lo era-Pero, si lo hubiese sido, eso na habría sido un obstáculo para que
Virginia se enamorara de ella, puesto que fue la primera persona que le hizo
descubrir intensamente su sexualidad.Y somos más esclavos de nuestros
instintos primarios de lo que nos gustaría reconocer:ese fue el gran mérito
de Lawrence que no tuvo otra solución que proclamarlo a gritos para que sus
relamidos coetáneos pudieran entenderlo.
Sin duda es palpable la influencia de Bergson en Virginia pero lo es todavía
más en Proust.Gracias por el besito.

ishtar dice:

Todo gira en torno de la entrada de la angustia en escena. El hombre es una síntesis de lo psíquico y lo corpóreo, pero una síntesis inconcebible cuando los dos términos no son unidos en un tercero. Este tercero es el espíritu...


no tenemos, sólo somos es, somo su cuerpo.



Es lo único que tenemos: la vida y acaso una remota posibilidad de saber la verdad. 

Pero hablar así del hombre y de la mujer en abstracto me huele a rancio, este hombre, esta mujer, se gustan o no se gustan, o estos dos hombres o estas dos mujeres, eso es lo único interesante, o por lo menos es lo único que me interesa a mí. -Quizá tienes razon, no sé si con ironía-. 

Hoy día nuestras cosas son cosas de mujeres, lo que le interesa al hombre son las mujeres más que nuestras cosas. 

El sexo del hombre está claro, visible, agente y ostentoso. Y su función también: su deseo y su oficio es penetrar. El sexo nuestro es pequeño, oculto y sobre todo doble: clítoris y vagina, actividad y pasividad, placer localizado y una especie de sexualidad total. 

En ese caso yo habría elegido ser lo que soy, mujer y autosexual. 

Lo peor es que ellos nos llevan ventaja en casi todo lo que es el sexo, es de eso de lo que yo estoy hasta el coño. El hombre crea y folla cuando se inspira, cuando está poseído. ¿Se necesita estar inspirada para eso? 

Yo soy mucho menos complicada, y más dócil, prefiero ser utilizada si es que me gusta la persona que me utiliza. Egoísta por pasiva y por activa. 

Pero hay algo mejor utilizar el hombre a nuestro modo, como un consolador, cuando creamos que es mas conveniente. 

No deja de ser un reto aceptable, aunque no sé si da resultado, como consolador el hombre es un poco rebelde suele tener mas fuerza que nosotras. El secreto está en saber utilizar esa fuerza en nuestro beneficio. Haciéndole creer que es en el suyo por descontado. 

Se necesita haber sido poseída, bien o mal . Tendríamos que llegar a la autoposesión, recuperar para nosotras ese pequeño y escondido espacio que el hombre avasalla, ese espacio interior. Tendríamos que conseguir encontrar en nuestro propio cuerpo la inspiración y el placer, al mismo tiempo. A mí no me ha resultado tan difícil, por eso os dije que yo era autosexual. 


Las mujeres eran más maduras, quizá más dominantes... Lo que hoy llamamos femenino era para ellas un defecto, ha habido tiempos en que los dos sexos eran a la vez pacíficos y femeninos pero también destructivos y masculinos. No creo que nosotras hayamos nacido en el mejor momento, ni en el más natural. 

Quizá porque hoy nuestros problemas son individuales, porque cada uno o cada una es un caso singular que cada uno o cada una tiene que resolver. 

Hasta hubo una época en que los hombres eran sensibles y delicados como mujeres, primorosos y desconfiados entre ellos; engalanados y presumidos, con largas melenas rizadas muy dados a conversar junto al fuego en invierno y a reír de cualquier cosa. 

Herodoto visitó Egipto y cuenta de los habitantes del Nilo que eran las mujeres las que compraban y vendían en el mercado mientras que los hombres tejían en casas. Las mujeres transportaban las cargas sobre los hombros; los hombres en la cabeza. Ellas orinaban de pie; ellos sentados o en cuclillas. 

Quiero decir entonces que hoy hemos inventado el psicoanálisis. O quizá algo peor. Nos hemos enfrentado unos y otras. -Qué redicha eres, hija mía-. 

La que tiene amor para dar que lo dé. Sin poner condiciones. Y el amor que se prolonga hasta la muerte es ya la muerte misma. Es el amante siempre: quien amaba es quien deja de amar. 

-Bebe, bebe, por lo menos, bebe. 

Porque el amor engaña siempre. Engaña, sobre todo, cuando dice la verdad. Quizá nace tan sólo con el fin de engañar... El sexo en cambio es elemental sencillo y evidente: él no sabe mentir... Salvo cuando las mujeres por dinero y también quizá por amor fingimos los orgasmos. 

O quizá es que el amor nace sólo para engañar si se pronuncia. El sexo, por el contrario, aparte de hablar poco, es natural, evidente, básico y obvio, él no sabe mentir, se nota cuando miente, se acepte o no la trápala. 

Ellos los infelices que confunden la erección con la pasión y la eyaculación con la salvación del alma... 

Sin embargo, esto no me agrada, preferiría que me pretendieran ellos pero no cualquiera, sólo el que yo quisiera. 

La guerra de los sexos es más una paz armada. 

El gran motor del mundo es, sin necesidad de hacerlo productivo ademas de gozoso, el sexo por sí mismo. Sólo su olor atrae a algunas mariposas hembras a kilómetros y kilómetros de distancia. Intuyen a los machos y los excitan contagiándoles las mismas feromonas que nosotros. 

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