viernes, 31 de diciembre de 2010

Los nietos de los jasónidas lemnios

Los nietos de los jasónidas lemnios


Los nietos de los jasónidas lemnios, que fueron expulsados por los pelasgos de la isla tras el rapto de las Brauronias, navegaron hacia Lacedemonia, pero de allí partieron hacia la isla de Tera con sus mujeres laconias, de manera que Jasón y el pueblo uxoricida de las mujeres lemnias también son mecionados en las Píticas sobre Arcesilao, rey de Cirene, y los propios Bato y Arcesilao descendenrían de los hijos minios de las Amazonas lemnias. En el rapto de las mujeres atenienses por los pelasgos asentados en el Brauron y en su emparejamiento con ellas se repite la relación de los sintios con las concubinas tracias. De la unión con las mujeres extranjeras surge un linaje de parthenios, que suponen un peligro para el pueblo dominante, y por lo tanto, es entregado a la muerte. Como antiguamente las tracias y sus hijos, así derraman su sangre las madres atenienses y los suyos. Un segundo crimen, no inferior al primero, justifica la costumbre griega de distinguir cada atrocidad con el nombre de crimen lemnio.

Herodoto, pone especialmente de relieve en su descripción que los hijos de las mujeres atenienses adoptaron la lengua y las costumbres de sus madres, y no cultivaron las de raíz pelasga. Aquí se manifiesta un aspecto del matriarcado que se ha expresado también en otros relatos. Así, el dialecto escita que hablan los saurómatas se atribuye a las Amazonas, que forman su linaje materno (Herodoto). La influencia de la madre sobre las costumbres y la lengua de los hijos no fue eclipsada en ninguna época y bajo ninguna circunstancia. Debe distinguirse tanto más poderosamente cuanto más acreditada está la posición de la mujer.

Por esto, el Derecho materno es una garantía para la pureza de la lengua y las costumbres, al igual que por lo general actúa como una fuerza conservadora en la vida del Estado. El conservadurismo dorio en la lengua, el Estado y la vida está en exacta correlación con la elevada influencia de las mujeres dorias, y también Cicerón aporta datos sobre el mismo fenómeno, como veremos más tarde.

El principio de la maternidad telúrica primitiva fue lesionado con el asesinato de las madres atenienses. Por esto la propia Tierra se alza para vengar el crimen. No produce frutos, e impone la misma esterilidad a los vientres de animales y mujeres. Esta idea de tramos en el mito de Orestes y en la acción de Esquedaso, se repite con frecuencia, y encuentra eco en muchas concepciones del Derecho. Virgilio (Egloga) habla en el sentido de la religión antigua cuando dice:

“Déjome, tiempo atrás, estos despojos,
caras prendas entonces, aquel pérfido;
que yo ahora, en el umbral mismo te doy,
¡Oh Tierra!; a Dafnis me deben estas prendas”.

Las pruebas culpan a Dafnis; la Tierra, las que son entregadas, asume la obligación de obtener el pago de la culpa. Cuanso Servio añade: Veneficium autem ita administratur, tu in limine ponantur ejus exxuviae, cui veneficium fit, aquí está presente la misma idea de un castigo ejecutado por la Tierra.

Según la religión pelasga, el sacrilegio contra la maternidad no puede ser expiado de ninguna manera. En su base está entonces el principio del telurismo. La reconciliación debe partir de la elevada potencia apolínea. Así los cadmeos vencen Dodona al principio materno con ayuda del trípode apolíneo. Aquí, también las Erinnias de Clitemnestra son aplacadas solamente por la fuerza apolínea suprema, y vuelven a ser favorables a Atenas.

Del mismo modo los pelasgos italianos buscan la protección de Zeus, Apolo y los Cabiros contra la esterilidad de sus campos y de sus mujeres (Dioniso). Así también los pelasgos lemnios después del matricidio no se dirigieron a su oráculo pelasgo, sino aal del dios délfico, cuyo principio del fuego masculino superior era el único que podía expíar el sacrrilegio del matricidio y apaciguar el rencor de la Tierra. Pero esta expiación supone la unión de la tierra lemnia con la ática. Como país pelasgo independiente, Lemnos sólo puede colocarse bajo el Derecho pelasgo, y en éste predomina el telurismo maternal. La ley apolínea debe brillar, y así Lemnos tiene que convertirse en una tierra pelasga ateniense. Parece cumplido el requisito cuando Milcíades navegó hasta Lemnos desde el Quersoneso en un día, ayudado por el viento del Norte. ¿Qué significa este realzamiento del viento del Norte? A primera vista, parece del todo enigmático. No obstante, en relación con la religión apolínea alcanza enseguida un significado adecuado. El culto apolíneo es de origen hiperbóreo. Las doncellas hiperbóreas lo trajeron a Delos desde el Norte, desde donde llegan anualmente las ofrendas. Del norte procede la salud, el puro héroe luminoso que venció al telurismo, y a cuyo poder más puro y superior las Erinnias telúricas sacrifican gustosamente su insaciable misión. De esta expiación también participa ahora Lemnos. Como tierra ática disfruta de la redención apolínea. Como hicieron con la persecución de Orestes, las Erinnias de las atenienses asesinadas renuncian a la de los pelasgos. Devuelven su favor al suelo hasta ahora maldecido, le conceden de nuevo fecundidad, y las mujeres y los animales dan a luz.

Unida al Atica, Lemnos es ahora bendecida con todas las riquezas; la isla aparece como la mesa que los atenienses ponen en el Pritaneo, que cargan con todos los dones de la tierra, y colocan ante los ojos de los pelasgos como representación de su país. Así en la relación de la pelasga Lemnos con la Atenas apolínea se repite el contraste entre ambas religiones en el mismo sentido, tal y como nos lo mostró la Orestíada de Esquilo. El sistema pelasgo es el nivel más bajo del telurismo, cuyo poder frecuentemente es concebido como una potencia ctónica del agua, y en el que predomina el punto de vista material, y por lo tanto la maternidad material de la Tierra. El sistema apolíneo, por el contrario, es el nivel más elevado del principio luminoso paterno, que lleva la expiación y la redención allí donde no es posible la purificación según el culto más antiguo. Orestes obtuvo su absolución de este Derecho superior, por el que también fue perdonado el asesinato de la sacerdotisa de Dodona y también ahora el matricidio de los pelasgos. El principio paterno de los jasónidas encuentra su más elevada perfección y ejecución en el culto apolíneo.

En el mito lemnio, que hemos relatado a partir de Apolodoro, ocupa un lugar muy significativo Toante, el padre de Hipsípila. Se le supone hijo de Dioniso y Ariadna. También aquí destaca la victoria del patriarcado sobre el Derecho materno, que se asocia a Hipsípila. En su naturaleza afrodítica, Aridana constituyue la oposición al amazonismo hostil a los hombres. Lo mismo que Hipsípila protege a Toante, Hipermestra salva a Linceo; lo mismo que Electra se coloca al lado de Orestes, así Ariadna, empujada por el amor, salva al héroe solar ateniense, Teseo, y lo sigue. Pero por orden de Atenea, éste la entrega al gran dios del poder masculino del sol y del agua, Dioniso, a cuya naturaleza material corresponde mejor la maternidad afrodítica. En ambas relaciones, una con Teseo y otra con Dioniso, Afrodita-Ariadna aparece como representante de la mujer que sigue dócilmente al hombre y se somete libremente al mayor esplendor de su naturaleza superior; es decir, es la negación del amazonismo. Así en la unión Dionisio-Ariadna se consigue reconocer aquel mismo principio que ya fue trazado para el salvamento de Toante. El amazonismo, entre cuyos vencedores Dioniso ocupa un destacado lugar, sucumbe aquí ante el hijo del mismo, Toante, y lo mismo que en Ariadna, también en Hipsípila el amor lleva en sí la victoria sobre la virilidad amazónica. Thóas fue derivado de théo por los antiguos, y puesto en relación con la rapidez en la carrera. Esta cualidad se explica por la idea de la divinidad dionisíaca. En la rapidez en la carrera, el mundo antiguo veía ante todo la imagen de la agitación del agua. El correr incansablemente en medio de una creación por lo demás inmóvil forma la cualidad que distingue al húmedo elemento, que lleva en sí el poder generador. En la carrera de los corredores, en los concursos de caballos, se representa aquella cualidad del agua. Por esto la carrera de carros está consagrada preferentemente a Neptuno. Pero la rapidez en la carrera corresponde también al más alto nivel del poder. Está considerada como potencia luminosa celeste, y según esto su fuente originaria está colocada en la luna, y en último lugar en el sol; así la carrera se convierte en una representación de la carrera circular de los cuerpos celestes, ante todo la luna, y también el sol. Pero con esto todavía no están agotadas las relaciones simbólicas de la carrera. Puesto que representa en su movimiento a los portadores del poder, el agua y la luna junto con el sol, entonces también simboliza la vida de la creación visible -que se produce mediante aquel poder-, en la que nacimiento y muerte corren eternamente en círculo.

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