lunes, 20 de diciembre de 2010

tratado de la pasión

tratado de la pasión, Eugenio Trías
¿está el miedo en la raíz de la ausencia de amor?



No es la muerte lo que nos iguala con el resto del mundo, sólo nos iguala el amor cuando surge y desarma.

Dido, el Sr. Rochester, Heathclif, Lady Macbeth, Madame Bovary, Anna Karenina o Werther, todos estos héroes y heroinas de novelas pasaban sin excepción de ser personas sobradas que creían que lo tenían todo a constatar de la noche a la mañana que nada de lo suyo les importaba. Parecía una locura. Una frase descubierta al hilo de mis lecturas confirmó mis sospechas: “Un seul être vous manque et tout est dépeuplé”, aseguraba el poeta Lamartine. La ausencia de un solo ser -¡un solo ser!- podía vaciar el mundo entero de contenido y de sentido.

Pero esto me pareció un perfecto dislate que confirmaba la deriva mental de mis personajes atormentados, con la de personas que hay en el mundo, yo musitaba tónita, o se me escapa el fondo de la cuestión o aquello no tenía sentido.

Pero es que solo se puede comprobar en carnes propias y cuando te enamoras no a medias, ni con cordura y ternura, sino como un estruendo y a lo grande, entonces es cuando se hace el más profundo ridículo casi hasta perder la razón. El mundo se queda absolutamente en nada. A día de hoy todavía no entiende este extraño fenómeno pero lo cierto es que nada ni nadie puede consolarte. Lamentablemente sólo atinamos a repetir el triste espectáculo literario de nuestras novelas, que me habían dejado tan perpleja: amor, desamor, plegarias, deseos, espera, frustración y una tristeza infinita, no por la fuerza de la enfermedad o de la muerte, no porque el destino me hubiese arrancado de la unión perfecto, no, sino porque él cambió de opinión, y no me quiso, aunque tardase tiempo en admitirlo. Como advertían aquellas novelas universales, no reparamos en detalles mezquinos y amé donde no me amaban, sin razón aparente y por un tiempo inmisericorde, me torné insegura, dependiente, pálida y desgraciada. Los clásicos habían acertado.

Pudiéramos hablar aquí de las raíces evolutivas del amor, de su perfilo biológico, de sus efectos fisiológicos, de su procedencia, sus manifestaciones física, mentales y culturales y su previsible temporalización. O describir las etapas evolutivas del amor, para explicar que a veces deseamos cubrir un instinto maternal o cumplir un designio reproductor. Sobre ello han hablado con gran maestría psiquiatras y médicos.

En Occidente pretendemos que la disección del amor es suficiente para explicar la esencia, pero de momento ni la biología explica el misterio de la vida ni la disección de la vida revela su esencia, sino que sólo describe el fenómeno, así como el análisis evolutivo del amor.

Pero dónde está el amor, dónde podemos encontrarlo.

Cuando no elegimos el amor, cuando olvidamos o rechazamos darle forma, calla hasta volverse invisible, cuando lo esperamos de manera pasiva, sólo se manifiesta por su áspera ausencia. Sólo necesita que lo materialicemos, que lo expresemos, que lo manifestemos de forma palpable, es una elección visible, deliberada.

Porque el amor está en todas partes, más tenaz y corriente que la materia, sólo que callado e invisible, a la espera de que alguien o algo le diese raíces y alas.

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En el mundo solo cuenta el amor, aunque manifestemos tan poco amor. Es una intuición que casi todos llevamos dentro, tenaz y callada.

Sin embargo, querrán que les diga que a pesar de todo, a pesar de los atropellos, de la mezquindad, de las traiciones y de la maldad, de las tropelías, los asesinatos, el desprecio y las mentiras, a pesar del desamor y de la falta de atención, de los abusos físicos, de las violaciones, de las aberraciones y de las mutilaciones, del castigo y del puñetazo, a pesar del odio y del conflicto, querrán que les diga que en este mundo sólo cuenta el amor.

Gandhi predicó la total fidelidad a los dictados de la conciencia y la convicción de que la violencia sólo podía derrotarse por la no violencia: “Cuando me siento desesperado, recuerdo que a lo largo de la historia el camino de la verdad y del amor siempre han ganado. Ha habido tiranos y asesinos y por un tiempo parecen invencibles, pero al final siempre caen; piénsalo, siempre”. Gandhi soportó burlas, desprecios, violencia y encarcelaciones a lo largo de gran parte de su vida, pero las sobrellevó con enorme dignidad y entereza. “Primero te ignoran. Luego se ríen de ti. Después te atacan. Entonces ganas”, decía.

¿Está el miedo en la raíz de la ausencia de amor? El miedo a no tener lo suficiente, a tener que arrebatar para conseguir algo, a la soledad, a los cambios y la inseguridad, a las pérdidas, a la tristeza, al desamor.... Marianne Franke-Gricksch asegura: “El miedo forma parte de nuestras vidas. Esto ocurre porque hemos sido separados: de nuestras madres, de nuestros padres, del conocimiento y, por encima de todo, del amor”. La psiquiatra suizo-alemana Elizabeth Kübler-Ross también habló extensamente del miedo y lo opuso a la necesidad universal y fundamental que tienen los seres humanos de recibir, y de ofrecer, amor, algo que ninguna máquina, ninguna posesión, ninguna distracción ni ningún especialista pueden reemplazar. Aseguraba que “...tenemos que enseñar a nuestros hijos desde el principio que son responsables de sus vidas. El mayor don de los humanos puede también ser su peor maldición, la libertad de elección. Podemos elegir en función del amor o del miedo”.

El amor no es un comportamiento aprendido: es una necesidad profunda e instintiva. En cambio cómo saciamos esta necesidad, a través de qué complejas redes de lealtades y responsabilidades recíprocas, sí es una conducta aprendida que determinará la naturaleza y la esencia de nuestros vínculos de afecto. Si no son satisfactorios, construiremos estrategias compensatorias para no sentir la soledad humana, aunque ésta quedará acentuada por los límites estrechos de la red afectiva que pretendemos acotar.

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“Inocencia radical”, de Elsa Punset






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No es la muerte lo que nos iguala con el resto del mundo, sólo nos iguala el amor cuando surge y desarma.

Dido, el Sr. Rochester, Heathclif, Lady Macbeth, Madame Bovary, Anna Karenina o Werther, todos estos héroes y heroinas de novelas pasaban sin excepción de ser personas sobradas que creían que lo tenían todo a constatar de la noche a la mañana que nada de lo suyo les importaba. Parecía una locura. Una frase descubierta al hilo de mis lecturas confirmó mis sospechas: “Un seul être vous manque et tout est dépeuplé”, aseguraba el poeta Lamartine. La ausencia de un solo ser -¡un solo ser!- podía vaciar el mundo entero de contenido y de sentido.

Pero esto me pareció un perfecto dislate que confirmaba la deriva mental de mis personajes atormentados, con la de personas que hay en el mundo, yo musitaba tónita, o se me escapa el fondo de la cuestión o aquello no tenía sentido.

Pero es que solo se puede comprobar en carnes propias y cuando te enamoras no a medias, ni con cordura y ternura, sino como un estruendo y a lo grande, entonces es cuando se hace el más profundo ridículo casi hasta perder la razón. El mundo se queda absolutamente en nada. A día de hoy todavía no entiende este extraño fenómeno pero lo cierto es que nada ni nadie puede consolarte. Lamentablemente sólo atinamos a repetir el triste espectáculo literario de nuestras novelas, que me habían dejado tan perpleja: amor, desamor, plegarias, deseos, espera, frustración y una tristeza infinita, no por la fuerza de la enfermedad o de la muerte, no porque el destino me hubiese arrancado de la unión perfecto, no, sino porque él cambió de opinión, y no me quiso, aunque tardase tiempo en admitirlo. Como advertían aquellas novelas universales, no reparamos en detalles mezquinos y amé donde no me amaban, sin razón aparente y por un tiempo inmisericorde, me torné insegura, dependiente, pálida y desgraciada. Los clásicos habían acertado.

Pudiéramos hablar aquí de las raíces evolutivas del amor, de su perfilo biológico, de sus efectos fisiológicos, de su procedencia, sus manifestaciones física, mentales y culturales y su previsible temporalización. O describir las etapas evolutivas del amor, para explicar que a veces deseamos cubrir un instinto maternal o cumplir un designio reproductor. Sobre ello han hablado con gran maestría psiquiatras y médicos.

En Occidente pretendemos que la disección del amor es suficiente para explicar la esencia, pero de momento ni la biología explica el misterio de la vida ni la disección de la vida revela su esencia, sino que sólo describe el fenómeno, así como el análisis evolutivo del amor.

Pero dónde está el amor, dónde podemos encontrarlo.

Cuando no elegimos el amor, cuando olvidamos o rechazamos darle forma, calla hasta volverse invisible, cuando lo esperamos de manera pasiva, sólo se manifiesta por su áspera ausencia. Sólo necesita que lo materialicemos, que lo expresemos, que lo manifestemos de forma palpable, es una elección visible, deliberada.

Porque el amor está en todas partes, más tenaz y corriente que la materia, sólo que callado e invisible, a la espera de que alguien o algo le diese raíces y alas.

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En el mundo solo cuenta el amor, aunque manifestemos tan poco amor. Es una intuición que casi todos llevamos dentro, tenaz y callada.

Sin embargo, querrán que les diga que a pesar de todo, a pesar de los atropellos, de la mezquindad, de las traiciones y de la maldad, de las tropelías, los asesinatos, el desprecio y las mentiras, a pesar del desamor y de la falta de atención, de los abusos físicos, de las violaciones, de las aberraciones y de las mutilaciones, del castigo y del puñetazo, a pesar del odio y del conflicto, querrán que les diga que en este mundo sólo cuenta el amor.

Gandhi predicó la total fidelidad a los dictados de la conciencia y la convicción de que la violencia sólo podía derrotarse por la no violencia: “Cuando me siento desesperado, recuerdo que a lo largo de la historia el camino de la verdad y del amor siempre han ganado. Ha habido tiranos y asesinos y por un tiempo parecen invencibles, pero al final siempre caen; piénsalo, siempre”. Gandhi soportó burlas, desprecios, violencia y encarcelaciones a lo largo de gran parte de su vida, pero las sobrellevó con enorme dignidad y entereza. “Primero te ignoran. Luego se ríen de ti. Después te atacan. Entonces ganas”, decía.

¿Está el miedo en la raíz de la ausencia de amor? El miedo a no tener lo suficiente, a tener que arrebatar para conseguir algo, a la soledad, a los cambios y la inseguridad, a las pérdidas, a la tristeza, al desamor.... Marianne Franke-Gricksch asegura: “El miedo forma parte de nuestras vidas. Esto ocurre porque hemos sido separados: de nuestras madres, de nuestros padres, del conocimiento y, por encima de todo, del amor”. La psiquiatra suizo-alemana Elizabeth Kübler-Ross también habló extensamente del miedo y lo opuso a la necesidad universal y fundamental que tienen los seres humanos de recibir, y de ofrecer, amor, algo que ninguna máquina, ninguna posesión, ninguna distracción ni ningún especialista pueden reemplazar. Aseguraba que “...tenemos que enseñar a nuestros hijos desde el principio que son responsables de sus vidas. El mayor don de los humanos puede también ser su peor maldición, la libertad de elección. Podemos elegir en función del amor o del miedo”.

El amor no es un comportamiento aprendido: es una necesidad profunda e instintiva. En cambio cómo saciamos esta necesidad, a través de qué complejas redes de lealtades y responsabilidades recíprocas, sí es una conducta aprendida que determinará la naturaleza y la esencia de nuestros vínculos de afecto. Si no son satisfactorios, construiremos estrategias compensatorias para no sentir la soledad humana, aunque ésta quedará acentuada por los límites estrechos de la red afectiva que pretendemos acotar.

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“Inocencia radical”, de Elsa Punset


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La muerte no nos iguala lo que nos iguala es el amor.



La muerte de Isolda, genialmente escenificada por Wagner, es una ascensión, de ahí que sea impensable representarse, al término mismo de la ópera, a Isolda “cayendo” en el suelo: Isolda asciende a través de oleajes de sublime voluptuosidad hacia el espacio-luz, a modo de mariposa de fuego, cual si fuera un ascua ardiendo. La muerte de amor sugiere por eso el término Consumación y sólo puede ser simbolizada por la llama.
No todas las muertes son iguales y es falsa la idea, hoy muy prestigiada -por lo menos desde Hegel- de que la Muerte nos constituye a todos por igual, en tanto es lo que todo lo iguala, la suprema abstracción, lo que nivela y, si vale decirlo así, lo que “generaliza” todas las cosas. Ya Heráclito sugería que nada tiene que ver la muerte del que muere en el combate y la de que muere de enfermedad. Y bien, la muerte de Tristán e Isolda, querida, deseada, gozada, que es propiamente la culminación de la pasión, debe diferenciarse diametralmente de otras situaciones que traen a la boca también la palabra “muerte”, con las que nada guarda o casi nada en común.
Podría decirse, pariodando a Heidegger,que el sujeto pasional difiere del Dasein de este filósofo en que no se resuelve a ser en el horizonte de la nada desvelada por la muerte sino en el horizonte del ser que, en toda su fuerza y poder, es desvelado por una pasión vencedora de la muerte en la misma medida en que trama relación intrínseca con ella. La nada es revelada ciertamente en la pasión que la incorpora y la hace suya, pero asímismo le da otra forma y figura, la transforma y la transfigura. O dicho en toda su pregnancia teológica: la nada es redimida, y por consiguiente lo es también la muerte. De este modo queda transmutado el sentido espontáneo y obvio de estos términos, siendo la muerte de amor verdadera vida, siendo entonces muerte, en el sentido negativo y pavoroso que este término sugiere, la “muerte en vida”, la muerte de quien deja de vivir, la muerte del que deja de padecer, de sufrir, de amar: la muerte del sujeto pasional, la muerte de la pasión.
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Tratado de la pasión de Eugenio Trías


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tristan e isolda.

Leaving some love!

Thank you, my friend!

Los amantes, por fin solos y libres de las ataduras de la vida cortés, se declaran su mutua pasión. Tristán desprecia la realidad del día ya que es falsa, irreal y los mantiene separados. Es únicamente durante la noche cuando ellos pueden estar verdaderamente juntos, y sólo durante la larga noche de la muerte podrán estar eternamente unidos. Brangania les avisa en repetidas ocasiones durante su encuentro de que la noche se está acabando, pero ellos la ignoran. Finalmente se hace de día y Melot lleva a Marke y sus hombres para encontrar a Tristán e Isolda uno en los brazos del otro. Esta imagen rompe el corazón de Marke, ya que no sólo ha sido traicionado por su sobrino Tristán, sino que el Rey se ha enamorado también de Isolda.

Tristán pregunta a Isolda si ella está dispuesta a seguirle a la realidad de la noche y ella le contesta afirmativamente. Melot y Tristán luchan y en el momento decisivo, Tristán es herido de muerte por Melot.
Publicado por Ishtar Sylphide en 22:39 0 comentarios Enlaces a esta entrada
idea de alma y cuerpo, el alma griega
Según distintos momentos de la Historia, el alma se ha enlazado preferentemente con una zona del universo y ha estado relacionada con las otras cosas que en el hombre no son alma. Atrayente sería ir descubriendo el alma dejando aparte por el momento lo que ha dicho el intelecto acerca del alma que cae bajo él. Descubrir esas razones del corazón, que el corazón mismo ha encontrado, aprovechando su soledad y abandono.
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Esto que se llama “psique”, que se llama alma ¿qué se ha hecho con ella? Se encargó a la psicología científica de su estudio. Y al alma aplicó la psicología sus métodos cientificos. ¿Qué hemos sabido de sus resultados?
En realidad, quedaba el alma como un reto. Por una parte la Razón del hombre alumbraba la naturaleza; por otra, la razón fundaba el carácter trascendente del hombre, su ser y su libertad. Pero entre la naturaleza y el yo del idealismo, quedaba ese trozo del cosmos en el hombre que se ha llamado “alma”.
En Grecia encontramos los oráculos, que nos hablan del alma o al menos aluden a ella. ¿Qué son los oráculos en la vida griega? Si la Filosofía de Thales comienza con su pregunta: ¿qué son las cosas?, el oráculo vendrá a llenar la necesidad de esta otra pregunta: ¿Qué soy yo?, ¿cuál es mi destino?, ¿qué tengo que hacer ante tal o cual situación? Y vemos hasta a Sócrates consultando el oráculo de Delfos, le oímos escuchando su “daimon” interior. Iban los griegos a consultar al Dios habitante del santuario, breve templo que no separaba a la deidad del paisaje que rodeaba; preguntaba al Dios y se entregaba a una orgía de purificación.
El alma griega, cuando comenzaba a sentirse separada del cosmos, acude en los misterios de Eleusis y en culto a Dionysos buscando una reconciliación, con la esperanza de librarse de sus dolores; también con la alegría de quien se reencuentra con sus orígenes. Orgía, purificación, abandono por un momento de los dolores de la naciente soledad.
El romántico, por el contrario, no pretende sumergirse en lo dionisíaco de la naturaleza, sino que se enlaza con lo plástico de ella. Busca el ímpetu, sí, pero en la figura traspasada por él. El romántico enlaza su alma con la naturaleza para llenarla de ella, para dejarla empapada como en esas noches de luna, que tanto gustaban describir.
Pero el oráculo significaba otra cosa en su dirección de la “catharsis” órfica y de la orgía. Era más bien una ansiedad del alma por lo racional, una esperanza de salir de la duda más que de librarse de los dolores, de resolver la indecisión del individuo ante los asuntos de la vida: un afán de conocerse para saber qué hacer. Precursores del “conócete a ti mismo” socrático.
Entre el yo y el fuera de la naturaleza se interpone lo que llamamos alma. Ya hemos observado brevísimamente de qué diferente manera el alma se ha buscado a sí misma a través de la naturaleza en las religiones de Grecia y en el arte romántico. Pero también se ha dicho: “Dios está en el fondo del alma”
Se ha predicado insistentemente del alma la pureza, la transparencia. ¿No indicará este hondo anhelo humano de “catharsis”, este perenne deseo de poseer un alma clara y transparente, alguna honda necesidad? Transparente es algo que decimos en alabanza de un cristal, por ejemplo, de una cosa que es el medio para dejar pasar otra. Y no es condición contraria, la profundidad, cualidad que igualmente adjudicamos a un alma superior. Un alma clara y profunda… ¿para qué última función de su vida necesita el hombre el tenerla?, ¿qué tiene que dejar pasar el alma a través de su transparencia, qué hondas raíces tiene que albergar en su profundidad?
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Amor y conocimiento, esclavitud y alma, y despertar por la filosofía salvadora
El alma lo que se entiende por alma humana, ha sido siempre esclava y a la vez no quiere otra cosa. Mientras el hombre no se quede totalmente desalmado subsiste algo de esta esclavitud.
Y sin embargo, no podemos permanecer en esta esclavitud. Al menos un día en Grecia, se decidió dejar de estar sumido en ella; dejar de vivir pasivamente bajo el juego terrible de ángeles y demonios.
El alma griega también antes de que comenzara la Filosofía, estaba sumida en la esclavitud. Por eso “el mundo estaba lleno de ángeles y demonios”, como decía Aristóteles, refiriéndose a Thales. Y el mismo Thales aún creía que todo estaba penetrado de almas. Dos siglos después, en tiempo de Demócrito, todo estará vacío. Antes de que el demonio de la Filosofía, el extraño demonio que hizo huir a todos los demás, tomara posesión del hombre, la tierra estaba llena de Dioses, de ángeles; estaba habitada y llena de sentido. Porque basta quedar prendido en la confianza, basta esclavizarse en la adoración, para que todo comience a animarse, y comencemos a recibir mensajeros. Ángeles y demonios son el sentido de las cosas más allá de ellas mismas, la fuerza inexplicable y eficiente, las fuerzas de su estado de pureza y son l apureza y la unidad del ser de cada cosa que desprendiéndose de ella la anuncia y hace visible a las demás; su idea y su virtud.
El que seamos, tengamos que se inexorablmente esclavos de algo, es una verdad encubierta por el horror y por la belleza. Horror y sublimidad que la han encerrado sin permitir que se muestre desnudamente. Ya que en unos casos ha sido atribuida sin más, al abuso de poder, a esa capacidad ilimitada de aplastamiento y destrucción de que hace uso el hombre para otro hombre, y que sólo puede fructificar sobre la falta de reconocimiento, sobre el no saberse semejante. En el otro, a la sublimidad del amor, al amor llevado a su extremo, en algunas almas, cuyo secreto, según las creencias dominantes de la época, se ha interpretado de diversa manera. Mas, lo cierto es que ambas situaciones extremas se dan sobre la condición esencial de la vida humana de ser esclava siempre de algo en alguna manera.
La confianza llevada a su plenitud trae este aquietamiento del ánimo, esta suspensión y olvido que es el umbral de la esclavitud. Y cuando somos esclavos el mundo se ofrece en su máxima plenitud y riqueza.
Pero muchas cosas nos engañan. Engaño que es la experiencia necesaria para que algo se transforme en objeto. El objeto, quiere decir, según es sabido, algo frente a nosotros, algo que tiene independencia, que se ha desprendido de nosotros y existe desde sí mismo.
Al despertar del engaño producido por las apariencias es cuando realmente encontramos los objetos, cosa que, como se sabe, no todos los hombres ni todas la culturas han sabido ni querido hacer. Grecia es también en esto nuestro origen, pues sus pensadores elevaron la realidad a objeto, más allá de las fantasmagóricas apariencias, en vez de relegarla definitivamente al reinado de las sombras. La historia de este proceso, tan dramático y aun conmovedor, por ser uno de los mayores actos de generosidad que el hombre haya realizado en su historia, es en realidad, la historia de la Filosofía griega desde Parménides a Plotino.
Hay una objetividad en crisis, objetividad quizá muy pulida y acabada por el trabajo del pensamiento, que ya no es el depósito de la esperanza, ni promete ese nuevo engendramiento de que hemos hablado. Hay instantes de disolución de toda objetividad en que el hombre ya no acepta nada, ni se hace solidario de cosa alguna.
No permite que nada permanezca y sea verdaderamente, porque ya no quiere esclavizarse. Y toda objetividad nos esclaviza de algún modo. Son los más terribles conflictos, éstos que tienen lugar entre la objetividad ya establecida razonablemente y la esperanza. La esperanza por la que quiere realizarse nuestro inacabado ser.
Se trata de la relación entre amor y conocimiento, sobre la cual poco se ha dicho desde Platón. Y en definitiva lo que él nos dice vendría a ser que el enamorarse de un ser concreto, de un semejante, sería la experiencia necesaria para llegar a encontrar las ideas, el conocimiento de la verdadera realidad: la realidad invulnerable.
Y parece ser de esta manera. Es el género de amor que funda las ideas -ideas que nos dan la máxima objetividad-, un amor formado en un fracaso de la realidad inmediata, y que ante él no sucumbre sino que se afirma y extrema y quiere encontrar una realidad que no puede ser vencida, a cubierto de todos los riesgos, aun de los que puede sobrevenirle a causa de nuestra condición.
Sobre esta escondida fuerza religiosa, sobre esta esperanza que engendra nuestras creencias, creencias en que se afirma un orden del mundo, en que la realidad oscura ha adquirido transparencia, permanencia y sentido, surge la Filosofía. Y Filosofía es razón, lo fue al menos en su comienzo. Y éste es el drama.
Están en crisis la esperanza y la objetividad; también la Filosofía y la Religión. Porque Filosofía y Religión se vienen disputando la realización de las esperanzas humanas. La Filosofía ha sido tradicionalmente razón, el intento de hacer el mundo habitable, rebajando de las esperanzas humanas su delirio, para lograr en cambio aquello que es posible: “la posibilidad” de que tanto habla la Filosofía, en la que quizá tenga su íntimo sentido. Filosofía es, ha sido más que nada, “entrar en razón”, como lo entiende el pueblo, al menso el pueblo español que entiende por Filosofía lo que llega después de la ilusión desenfrenada, la medicina amarga y saludable.
Filosofía medicinal, que no es siempre la Filosofía, pues hay otra, que lejos de querer moderar la esperanza, ha sido su depositaria en algún momento. Tratándose de Grecia, la ha sometido siempre a razón; tal Platóny Plotino. Filosofía salvadora de la esperanza, de salvar el mundo por la justificación de las apariencias, y de engendrar por entero al hombre en la inmortalidad del alma.
Hay una Filosofía del renacer, dudamos que la haya del desnacimiento. Lo que las separa es el cómo, la manera como acogen la esperanza y prometen cumplirla. Y este cómo es lo más grave, tan grave, que ciertas esperanzas, las más entrañables y verdaderas, han podido por ello, quedar al margen de la Filosofía.
Porque la historia es una lucha entre el desengaño y la esperanza, entre realidades posibles y ensueños imposibles, entre medida y delirio. Pero a veces, es la razón la que delira.
Cuando se llega a la embriaguez del delirio se hace necesario despertar, volver a despertar. El despertar de la filosofía fue primariamente “entrar en razón”. Mas cuando la razón se ha embriagado, el despertar es “entrar en realidad”; tal vez sea por el momento hacer memoria, hacer historia, recoger de las tribulaciones, la experiencia.
Véase también sobre el alma y el cuerpo, en Bergson y María Zambrano:
http://www.librodearena.com/post/virginiawoolf/maria-zambrano-el-amor/77526/10498
http://www.librodearena.com/post/virginiawoolf/henry-bergson-el-alma-y-el-cuerpo/77163/10498
Según María Zambrano el amor nos ha salvado de la dispersión de la carne:
“El amor se ha salvado por su “idea”, es decir, por su unidad. Se ha salvado porque partiendo de la dispersión de la carne lleva a la unidad del conocimiento, porque su ímpetu racional es divino ya que hacia lo divino asciende. La idea primera que del amor se crea, es ya mística. Por eso es un gran error lo que tantas veces se ha dicho: que el amor místico es un trasunto del amor carnal tal y como se da. Es todo lo contrario: el amor carnal, el amor entre los sexos, ha vivido “culturalmente”, es decir, en su expresión, bajo la idea del Amor platónico que es ya mística. Y en las épocas en que el amor ha sido una fuerza social, en esos brillantes momentos del final de la Edad Media y del Renacimiento, todo enamorado manifestaba su amor en términos platónicos, más o menos, y lo que es más grave: si así lo decía el enamorado era porque él mismo así lo sentía, porque así se lo decía a sí mismo. Y así era. Gracias al platonismo el amor ha tenido categoría intelectual y social. Se ha podido amar sin que sea un hecho escandaloso”.
Ahora llevo con la filosofía de Bergson horas y comprendo que es difícil, porque quizás lo que él llama las representaciones que nos hacemos de la realidad, por un idealismo, no puede excusar de la materia ni la mente en su extensión puede excusar de la actividad cerebral y del cerebro, en lo que tiene de función orgánica.
Pero necesito volver a este lenguaje para explicarme más cosas del mecanicismo humano, de la libertad, de lo que somos en suma, qué es esto de un cuerpo, y por qué no lo tratamos bien, por qué tanta locura.
Hay como un destino fatal; no sé si son contradictorios opuestos los que se atraen, dualidades que hay pero no dicotómicas sino complementarias, creo que hay también cierta necesidad, no es sólo azar, en buscarse, por eso surgen las aventuras, un affair fue solo al parecer lo de Virginia, lo dificil a veces es encontrar una estabilidad ante dos mundos diversos, pero siempre puede haber comunicación que es de lo que se trata.
Yo no sé si perder la cabeza, pero las personas digamos que son estudiosas pueden ser débiles con otras que no lo son, y por ello mismo todavía más las que son orgullosas, en este caso, caen en más errores tal vez.
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Pero sigo con María Zambrano para ver aquí una idea de salvación, en la idea de cuerpo y alma.
“Agradezcamos a Platón El Banquete, Fedro. Por ellos el amor quedó a salvo de su total destrucción. En el ascetismo dominante que enlazó filosofía griega y religión cristiana, el amor y su culto, la religión del amor, la antigua religión del amor, de los misterios, tuvo un lugar. Por el pensamiento platónico, no solamente se unen filosofía griega y cristianismo, sino la religión del amor y del alma, que bajo diversos nombres existía, y el cristianismo. Sin este pensamiento mediador hubiera quedado completamente aniquilada, oculta, y tal vez, produciendo graves trastornos con inexplicables apariciones parciales y desesperadas.”
“Con esto está logrado lo que parecía más imposible, la generalización de lo sensible. Lo sensible era contrario y rebelde a la unidad, unidad en que, una vez hallada, participan todas las cosas que antes veíamos dispersas, cada una viviendo por sí. Por la belleza se ha logrado esta unidad. El mundo sensible ha encontrado su salvación, pero más todavía, el amor a la belleza sensible, el amor nacido en la dispersión de la carne”.
“Y ahora, después de leer El Banquete, se presenta la duda de que haya, en realidad, dos caminos de salvación: el de la dialéctica y el del amor, esta otra dialéctica amorosa, esta purificación del alma dentro del amor mismo, sin que sea menester su aniquilación”.
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Más sobre el pensamiento platónico y la idea del alma como ascetismo, recuperada así por otras culturas:
Es muy importante este texto y lo que dice María Zambrano, sin duda, la dependencia del amor respecto de la idea mística, y sobre todo, respecto de la cultura, sea religiosa o filosófica. Creo que de aquí se extrae una nueva forma de entenderlo que quizás hoy día nos pasa desapercibido, porque vivimos bajo una inmediatidad, que hace que toda concepción filosófica desaparezca, pero es todo lo contrario, esto forma parte de nuestras concepciones y todavía tenemos que ver remotas raíces en esto que dice aquí María Zambrano, acerca de la salvación de la idea del amor.
Voy a rescatar otro texto de ella en que pone de relieve que no es la religión sino la filosofía de Platón bajo la idea de ascetismo y del mito órfico lo que hace que se salve la idea unificadora del Amor:
“Porque el cristianismo, religión triunfante que ha vivido en la cultura triunfante de occidente, anuló a algunas religiones anteriores, cuyo rastro no tiene hoy forma, ni nombre, pero que sin duda, se entrelazan con la religión católica que tuvo la flexibilidad de absorber las particularidades en donde las había. Y hay sin duda cultos olvidados a deidades desconocidas que viven obscuramente bajo otros nombres. Así hubiera pasado con el amor, de no haber mediado el pensamiento realmente mediador de Platón”.
Y más adelante dirá: “Y este ascetismo había de ser el lazo más fuerte y profundo que se tendiera entre religión cristiana y pensamiento griego. Y si en alguna parte el ascetismo se dibujaba con mayor firmeza y claridad, no cabe duda que era en el pensamiento platónico tan vivo y creciente en el momento en que el cristianismo aparecía”.
Luego después intenta justificar este ascetismo platónico, que significa ante todo la Dialéctica, no en un conocimiento sino en recobrar la “naturaleza humana”, rescatar el alma, lo que hace Platón es teología y mística. Sin querer ser poesía, que María Zambrano dice que es el vivir según la carne o más bien vivir en la carne, la filosofía se justificaba en querer separarse de ella, de lo que dirá en Fedón, la locura del cuerpo, y de una sabiduría también para morir, esto es así. En cierta manera no hay contraposición, es más bien una mística dirá María Zambrano, es la violencia misma que engendra la filosofía, y la misma violencia o angustia que engendra la poesía al verse presa de la carne. Hay como dos saberes que se pretenden conciliar a través de la dialéctica o de una mística, un ejercicio, que al mismo tiempo acerque a la naturaleza humana y no nos aleje de ella.
El pueblo griego no rechazó la idea del cuerpo cuando San Pablo intentó explicar su doctrina, sino más bien la idea de la resurrección de la carne, esto es lo que no entendió. Sin embargo, sí dice María Zambrano, el pueblo griego necesitaba de alguna idea que le hiciese separarse del cuerpo, de la propia condenación en que la poesía caía, esto no lo rechazó el griego. Lo que hizo Platón es fundamentar todas esas ideas órficas que ya circulaban antiguamente, y les dio luz y también habló del conocimiento y del mito de la Caverna. A partir de ahí, es cuando se crea la “teoría del alma”, que hoy podemos interpretar a la luz de los nuevos conocimientos con escepticismo, pero desde luego, también se ve que la mente, el cerebro, son nuevos conceptos que hoy vienen también a rescatar esta teoría, al mismo tiempo que su lazo y la interconexión que hay entre cuerpo y alma, que es la idea de nuevo que reaparece, desde que inicié el tema con Henry Bergson, y que también enlazaba con la forma de escribir aquí de Virginia Woolf.
Fíjese también lo que dice María Zambrano:
“Si Platón condena las pasiones es sencillamente porque quiere salvar la sede donde las pasiones se asientan, porque quiere salvar el alma. Y de antiguo, parece que germinaba este concepto salvar el alma. Y no ciertamente en los poetas, sino entre ciertos círculos religiosos que ya hemos mentado. Platón parece ser su instrumento, quien racionalizó y por tanto, dio seguridad a estos anhelos, un tanto delirantes. Llevó la seguridad del pensamiento -ser, unidad, idea- a lo que latía como gemido, como ansia irrenunciable en los cultos órficos y dionisíacos. Por primera vez se pensó claramente sobre lo que tan osbcuramente se sentía. Los símbolos se tornaron en pensamientos claros y a los misterios sucedieron las ideas. Matemática y anhelo irracional se unieron por primera vez. Platón hizo teología”.
Bueno, pues esta idea de unir los símbolos, de ver con claridad los anhelos, de unir alma y cuerpo, creo que vuelve otra vez, porque estamos pasando tiempos en que necesitamos dar claridad a muchos de estos anhelos y no lo conseguimos por falta de seguridad y de afirmación, tal vez porque estamos viviendo unos momentos no de mucha libertad o de muchas experiencias, sino más bien de falta de raíces con el pensamiento humano y con la historia, donde hemos perdido bastante la noción de nuestra cutura y de la memoria cultural.
Esto también es muy importante insistir, mirad en otro texto de María Zambrano:
“’En el amor está la cuestión verdadera. El amor es cosa de la carne; es ella la que desea y agoniza en el amor, la que por él quiere afirmarse ante la muerte. La carne por sí misma, vive en la dispersión; mas por el amor se redime, pues busca la unidad. El amor es la unidad de la dispersión carnal, y la razón de la “locura del cuerpo”. Así lo da a entender Platón, por dos caminos: el de la belleza y el de la creación. El primero en el Fedro, el segundo en El Banquete. Belleza y creación son la redención de la carne mediante el amor’”
Otro texto que he encontrado en este caso de Jose Luis Sampedro, lo dice de un modo más actual:
“’El machismo solo siente el amor como un anejo al sexo pero es al revés el “sexo es dependencia del amor”, una expresión, una caricia. ¡El dichoso orgullo masculino! La potencia, la procreación, el amor es más que eso, no lo necesita, yo no quiero hijos y si los quisiera los adoptaría.’”
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Más sobre reivindicación del amor:
El amor se ha salvado por su idea, por su unidad, esto es lo que le debemos a Platón, que la religión cristiana, hubiera aniquilado todo vestigio de carne, por la idea de pecado y de caridad, es así, pero en Platón todavía no se roza esta idea, lo que pasa es que este filósofo se interpreta mal, porque su pensamiento ha hecho mucho daño también pero más al sistema político que a otra cosa, en este caso, es el aristotelismo o neoaristotelismo mal entendido lo que yo he denunciado aquí, por su comunitarismo cerrado.
Platón se puede poner a la misma altura que un Lao Tsé, que un filósofo antiguo, en él la mística o visión ya he procurado señalar que no está en un conocimiento, y sobre esto no voy a discutir, él intenta rescatar la sede de las pasiones humanas, salvarla, no aniquilarla, y acercarse a la naturaleza humana, es cierto que estamos en un momento de la filosofía que se separa de la poesía homérica y otras poesías griegas y que es una filosofía que está llena de mitos, de fábulas, de enseñanas órficas y religiosas, no podemos pretender de esta filosofía sacar ciencia.
Pero la interpretación de María Zambrano, queriendo ver en el amor platónico en punto de enlace que salva al amor de pervivir dentro del amor cristiano me parece una interpretación muy plausible y no sé en qué manera personal suya, porque despues habla de otras épocas del Renacimiento en que el amor sigue vivo debido a esa raíz, y esto ya es conocido por los estudios filológicos de la época.
No puedo estar de acuerdo con tu discutibilidad, no hemos venido a discutir, porque hemos venido a sentir y Platón en este terreno es un filósofo que no destruye el sentir y la mística o su delirio, es como una primera violencia pero que tiene mucho de inocente de querer ser ante todo y nada más, establecer ya todo lo demás como patológico me parece una exageración.
El amor es un sentimiento hermoso, pero no me gusta la expresión de “es o no es”, tal vez porque ultimamente la han usado conmigo para echarme hacia atrás, porque me parecía racista, así es como yo lo sentí cuando me lo dijeron. En cierta manera Platón cuando se le ha acusado de un mal que es el del idealismo, de una forma de racismo, sí, vamos a decirlo claramente, pero aquí, “es o no es”, el amor es mucho más que eso y Platón es mucho más que una idea de pureza o de raza, es mucho más, creo que ante todo, es la idea unificadora del amor, es unidad, y eso es lo que lo salva. La gente que dice que “no es” es porque no sabe nada del amor, esa sí es la gente que aniquila, la gente que divide entre uno y otro, aquí es donde nace el odio y la violencia siempre. Y Platón, ¿dónde está su división? Yo no la veo, intenta rescatar a Sócrates de la oscuridad de la Caverna, intenta rescatar el conocimiento vivo no el muerto, intenta rescatar las ideas órficas y pitagóricas porque están en el uso y en el subconsciente de su cultura y darle razón; ahí es donde ganó la batalla Platón, en querer conciliar la razón con la naturaleza humana, lo consiguió a su modo, y todavía estamos en el intento a decir verdad, pero sólo por eso, él lo ganó, porque nos puso en el camino de la filosofía.
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Henry Bergson:
Quiero traer por eso algo aquí de la filosofía de Henry Bergson, es uno de los primeros intelectuales que se dan cuenta de que si ha habido algún error en la filosofía racionalista hasta los tiempos ha sido el de separar el alma y el cuerpo como si fueran cosas distintas y no lo son, aun sin caer en un materialismo reduccionista, porque este autor no hace eso, sino que busca conciliar ambos, ni siquiera Spinoza hizo eso con su mecanicismo universal, no, no es eso. Y Virginia Woolf toma la infuencia y la dirección de esta autor que no desprecia para nada el cuerpo, ni la sensualidad, ni las formas del cuerpo, sino que todo confluye como iremos viendo a partir de ahora, presentamos a este autor que influyó en Virginia, como también traeremos a otras filósofas mujeres en quien esta autora influyó también.
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“Al lado del cuerpo que está confinado al momento presente en el tiempo y limitado al lugar que ocupa en el espacio, que se conduce como un autómata y reacciona mecánicamente a las influencias exteriores, captamos algo que se extiende mucho más allá del cuerpo en el espacio y que perdura en el tiempo, algo que reclama o impone al cuerpo movimientos ya no automáticos y previstos, sino imprevisibles y libres: eso que desborda el cuerpo por todos lados y que crea actos recreándose a sí mismo continuamente es el “yo”, es el “alma”, es el espíritu -siendo precisamente el espíritu una fuerza que puede sacar de sí misma más de lo que contiene, devolver más de lo que recibe, dar más de lo que tiene. Esto es lo que creemos ver. Tal es la apariencia.”~
Henry Bergson, El alma y el cuerpo, Conferencia pronunciada en Foi et Vie en 1912
Publicado por Ishtar Sylphide en 22:36 0 comentarios Enlaces a esta entrada
yo soy la herida y el puñal
Virginia Woolf ya escribió A room of one’s own, Una habitación propia, claro que ella estaba pensando en la condición social de muchas mujeres, pero aquí se nos dice que no, que es indiferente la condición social.
Por otro lado, bueno, yo creo que se nos quiere sumir a todos en una especie de “estado de sueño” o de letargo. Realmente cuando estamos con las parejas, ya no somos nosotros mismos, a veces porque queremos ser perfectos o nos exigimos con respecto al otro.
A veces incluso yo he compartido piso con personas de otras culturas, porque esto también me compensa; y así también creo que lo mira el autor de este artículo cuando habla de que se puede extrapolar a otro tipo de relaciones.
Lo cierto, es que eso. Estamos más allá del jardín, porque esperamos una trascendencia que nos ligue al mismo tiempo.
Y es que me ha recordado la novela de Antonio Gala “Más allá del jardín” de la que extraigo una cita:
“Puede que sólo me quede ya de la vida una breve noche -breve e inacabable, porque no se mide con el tiempo-; pero, en ella, este amor mío y suyo es un irreprimible impulso que no destituye la individualidad de ninguno, sino que la subraya, porque yo lo quiero a él exactamente como es, y él a mí exactamente como soy. Y los dos queremos también como son a los que cohabitan nuestro mundo… Sólo de este amor, de este inesperado y sorprendente amor, puede afirmarse que es el motor del universo, que es la causa que mueve el sol y las demás estrellas. »
El jardín en este caso representa no una libertad sin orden, sino el propio orden que quiere imprimir el autor en su vida y ligarla a la naturaleza de algún modo; pero él dice que no podemos vivir sin una cierta organización y esta viene o brota de la razón; de ahí que nos limitamos, en nuestra madurez.
También me recuerda el jardín de Epicuro pero este estaba pensado mas bien para la amistad entre hombre y mujer, y es que esto es una base fundamental para todo lo demás.
El mismo autor citado antes, Antonio Gala, dice:
“No deseo engañarme más: mi jardín, el pequeño jardín en el que me he movido, es lo contrario de la naturaleza, como lo contrario de un río es un pantano. Quizá el pantano sea más práctico y más útil, pero el río no es él; el río, con sus avenidas y sus estiajes, es algo vivo y fluyente. La naturaleza es la selva, la jungla, la aridez o la feracidad: lo opuesto a los recortados macizos de un jardín, lo opuesto a la artificialidad domesticada de los setos y de las podas. El desorden de fuera no lo entendemos porque es más grande que nuestro corazón. Lo que entendemos es el orden del jardín, siempre tan confortable.”
~
Por otra parte, cuando yo he hablado antes de sumirnos como en un “estado de sueño”, tal vez sea para engañarnos. Porque no podemos tampoco soportar el orden de la razón.
La liberación sería liberar en cierta manera a la persona de su pequeña historia sacrificial, y en cierta manera emanciparla de ese estado de sueño, de ese letargo histórico que ha construido precisamente con las categorías racionales de la razón, donde se ha sumido; de ahí que vive en pareja, ese concepto del matrimonio que da tanta tranquilidad; al fin y al cabo, ¿qué se busca cuando nos casamos -aunque no es mi caso-? En ese letargo ocurre la inmolación de los ídolos de la razón; de ahí que sea necesario “despertar soñándonos”, asumiendo los rincones oscuros de nuestra historia y dialogando con ellos. Lo que se busca es una razón que dialogue con nuestros “ínferos” -como diría la filósofa María Zambrano-, es otro tipo de diálogo; porque en vez de querer subyugar a la naturaleza y sujetarla, lo que hacemos es darle salida a la realidad interior o “inférica”. Es como un estado de sueño provocado pero al mismo tiempo ensoñado, donde estamos nosotros. Y lo que es nuestro infierno o nuestro paraíso se doblega ante nosotros.
La seguridad que nos da vernos insertos en un relato y esas grandes verdades pues ahora ya las relativizamos y nos vemos como somos por dentro, seres contingentes, tanto como lo es el tiempo humano. Y salimos a pasear y a disfrutar por el poco tiempo que ya nos queda.
Muchos besitos!!!
virginiawoolf: 14 Mayo 2010 a las 1:34 pm
Publicado por virginiawoolf en el blog de inteligencia emocional.-
Josep López dice:
Hay un espacio de intimidad que es necesario respetar, un jardín secreto (o privado, si prefieres esta palabra) emocional y creativo, que nos hace crecer como personas, que nos permite refugiarnos sin huir, desear sin miedo a los juicios, y hasta reinventarnos, si es preciso. Cada uno/a de nosotros/as tiene que velar por su jardín secreto, una parcela de nuestra vida que es básica para nuestra estabilidad emocional.
La mayor novedad que, modestamente, creo que aportamos es la constatación empírica y la explicación científica de la necesidad de ese espacio propio en todas las personas. Y la descripción, a partir de casos reales, de cómo se puede lograr una mejor relación de pareja (independientemente del origen, el nivel social o la orientación sexual), lo que extrapolado puede servir también para las relaciones entre países o culturas.
Pero Antonio Gala, con su sabiduría, nos dice, quizá porque sabe que si nos miramos a nosotros mismos en el amor podemos precipitarnos, porque no vemos sino el ídolo y podemos inmolarlo en nosotros:
“El dueño de la herida es el verdugo y es la víctima; es el idólatra y es su ídolo; pero, sobre todo, aquello que los vincula o los enfrenta, sea cual sea su nombre. Porque hay amores que no saben el suyo verdadero.”
Sigue el autor Josep:
Muchas veces la añoranza o la inexistencia de ese “espacio propio” es esgrimida como un argumento de peso, como una razón que al parecer justifica la separación. O bien, sin llegar a la separación, esa falta de espacio aparece indirectamente en forma de agresividad o tristeza, e incluso de enfermedad, según las diferentes estructuras de personalidad, o dicho de forma más sencilla, según la forma de ser de cada uno.
Alguien podrá decir que éste es un invento más de la sociedad egótica (centrada en el ego) del siglo XXI, una creación intelectual al servicio de unos impulsos poco o nada intelectuales. Dicho de otra manera: la justificación de algunas personas para no tener que comprometerse, o para “hacer su vida” sin tener que dar explicaciones a la pareja. Nada más lejos de la realidad, que se encarga pertinazmente de demostrar, tanto dentro como fuera de la consulta del psicólogo/a, que el respeto absoluto hacia el espacio íntimo del otro o la otra no sólo es compatible con el amor, el altruismo y la compasión, sino que es una condición sine qua non para que una pareja funcione verdaderamente como tal. Y es así porque la persona que conoce su propia intimidad y la valora es capaz de construir desde esa intimidad, mientras que la que no la posee, porque la ignora o porque renuncia a ella, poco o nada puede aportar a la intimidad de la pareja o al desarrollo de la sociedad.

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Y os dejo con esta cita de Cioran:
A lo máximo, concebimos la dicha; nunca la felicidad, privilegio de las civilizaciones fundadas sobre la idea de salvación y sobre la negativa a saborear sus males, a deleitarse en ellos; pero no como sibaritas del dolor, retoños de una tradición masoquista.
¿Quién nos columpiará entre el Sermón de Benarés y el Heautontimoroumenos? «Soy la herida y el puñal»: tal es nuestro absoluto, nuestra eternidad. (Verso del poema de Baudelaire «Heautontimoroumenos») .
Así todos debiéramos tener nuestro espacio interior, nuestro espacio íntimo, además del espacio que dedicamos a la pareja o a la convivencia. Sí pero esto me parece puede llegar a ser algo mágico pero también destructible, como aquel verso de Baudelaire: ”yo soy la herida y el puñal… el verdugo y la víctima”. Sí, porque fíjate es una realidad tan íntima la que tenemos todos que encontrar estando con nosotros mismos.
Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio, Todavía no han bordado con sus ojos …¡Yo soy la herida y el cuchillo! ¡Yo soy la bofetada y la mejilla! …Baudelaire-Charles-Las-Flores-Del-Mal

LXIII El Heotontimorumenos
(Pieza de Terencio)
Yo te golpearé sin cólera
y sin odio, como un leñador,
¡Como Moisés la roca!
Y haré de tus párpados,
para abrevar mi Sahara,
brotar las aguas del sufrimiento,
mi deseo preñado de esperanza
sobre tus lágrimas saladas flotará.

Como un navío de zarpa,
y en mi corazón que embriagarán
¡Tus queridos sollozos resonarán
como un tambor que bate a la carga!

¿No soy yo un falso acorde
en la divina sinfonía,
gracias a la voraz ironía
que me sacude y me muerde?

¡Ella está en mi garganta, la grita!
¡Es toda mi sangre, este veneno negro!
¡Yo soy el siniestro espejo
donde la furia se contempla!

¡Yo soy la herida y el cuchillo!
¡Yo soy la bofetada y la mejilla!
¡Yo soy los miembros y la rueda,
y la víctima y el verdugo!

Yo soy mi corazón de vampiro,
-uno de esos grandes abandonados
a la risa eterna condenados,
¡Y que no pueden más sonreír!
~

(A J.G. F.)
LXIII L’Héautontimorouménos
Je te frapperai sans colère
et sans haine, comme un boucher,
comme Moïse le rocher
et je ferai de ta paupiére,
pour abreuver mon Saharah
j’aillir les aux de la souffrance.
Mon désir gonflé d’espérance
sur tes pleurs salés nagera.

Comme un vaisseau qui prend la large,
et dans mon coeur qu’ils soûleront
tes chers sanglots retentiront
comme un tambour qui bat la charge!

En suis-je pas un faux accord
dans la divine symphonie
grâce à la vorace ironie
qui me secoue et qui me mord.

Elle est dans ma voix, la criarde!
C’est tout mon sang le poison noir!
Je suis le sinistre miroir
Où la mégère se regarde.

Je suis la plaie et le couteau!
Je suis le soufflet et la joue!
Je suis les membres et la roue,
et la victime et le bourreau!

Je suis de mon coeur le vampire,
-un de ces grandes abandonnés
au rire éternel condamnés
et qui en peuvent plus sourire!
~


lo dijo virginiawoolf 14 mayo 2010 | 9:34 PM
También os dejo por si queréis echar un vistazo este post sobre Stephen Hawking, que está extraído de una entrevista a Elsa Punset, en sus reflexiones en la radio:
http://klytemmnestra.blogspot.com/2010/05/stephen-hawking-su-vida-y-su.html
Porque lo interesante de él, volvemos a decir, es la capacidad humana de superación ante las dificultades; pero sobre todo lo que más llama la atención es cómo este ser humano, este científico tan brillante, lo que más le sigue preocupando es el estudio y la visión del cosmos, y no le pasa como a los demás humanos que estamos todo el tiempo pensando en nuestros mundos emocionales. En fin, es una contradicción, pero merece la pena traerla, sí claro.
Aquí se dicen muchas frases y citas del científico que delatan su calidad humana. Aparte que nos pone sobreaviso sobre los peligros y materias oscuras del universo.
Pero en definitiva él tiene esa capacidad de ensoñación, de proyectar más allá, que quizá es tan necesaria para poder llevar la vida, y también para vivir el presente, como él lo vive, y dice que más intensamente así de esta manera. En fin, no sé, es otro ejemplo humano
Publicado por Ishtar Sylphide en 22:24 0 comentarios Enlaces a esta entrada
reflejos de dolor
todas las cosas que tú ves que yo he reflejado aquí malas de mí y de ti, en realidad son eso reflejos, los budistas por ejemplo pensarían que son espejismos, es decir, no estamos condicionados por nada de ello, si lo pensamos, no están en nuestra mente; la hemos traído aquí y no sé por qué han venido a mí de este modo; y no me gusta, sé que este pensamiento negativo no lleva a nada, y no tiene importancia, tomémosle como reflejos.

Aun sí lo que me duele a mí tal vez te duela a ti, son reflejos de dolor. Y yo no sé por qué me duelen, no tendría, tendría que ser todo mas fluido y mejor; al menos en el viaje todo salió bien porque los dos pusimos de nuestra parte, pero no nos hagamos la vida tan difícil, no. Porque yo soy una persona positiva casi siempre, soy intensa a mi manera, eso es lo que soy, sé que he luchado por ti porque hay muchas cosas bonitas y yo las veo, lo que pasa es que no podía comprenderte ni creo que aun pueda, porque necesito tiempo para estar conmigo misma para poder seguir mi vida, eso es lo que te quería decir solamente.

Que no es fácil no ha sido fácil hablar contigo estas ultimas veces, porque eras tú el que te querías alejar, y que son muchas las condiciones que tú ponías, y tampoco me has hecho fácil a mí aceptar, pero no, porque yo creo que la comunicación está ahí, son esos reflejos mayormente, esas realidades que se cruzan, esos espejismos. Y eso es lo que flota del pensamiento, y no hay más. La vida por otra parte no quiere darme nada, eso es lo que me ocurre a mí, y es muy dificil para mi encontrar a alguien como tú, casi no creo que exista nadie, ahora mismo, me vuelvo muy negativa, y de hecho no he optado por no buscar a nadie, porque es imposible.
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me río de la filosofía
Hola Esther:

A mi no me parece que tu vida sea triste, me parece que tienes una vida muy plena y además una cultura tremenda. Cultura creo que viene de cultivo, de trabajar una cosecha, y das la sensación de recoger muchos frutos.

Por cierto, que dices que los tecnólogos creeemos que lo importante es la ciencia y que me río de ti por estudiar filosofía, nada más lejos de mi realidad, sí que hay ingenieros que piensan que su campo es lo más grande a que llega el ser humano, para mí, precisamente lo más grande es entender lo más pequeño, desde una neurona a un sentimiento o una creación humana o natural.
~

Vosotros creeis que todo es el conocimiento cientifico, pero más alla de eso no hay mas, y te ríes de mi, porque he dedicado mi vida a la filosofía o a la ética. Cuando yo también podía haber estudiado una carrera cientifica porque mi profesora de quimica me puso una matricula y me decia que yo servia, pero yo quería estudiar algo más humano, pensaba yo, creía que con las palabras también podríamos entendernos y crear cosas nuevas. El problema ha sido esa contestación, el momento ese de las palabras en alteración ,cuidar todos esos momentos, y tal vez pueda llegar el amor otra vez, es que yo no lo veo de otra manera, porque esto debe ser lo correcto, por favor inténtalo.
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el amor grande es contemplativo
Sobre la muerte

Cuando las personas logran atesorar una vida larga en la que van cubriendo sus distintas fases, necesidades y tareas a enfrentar, así como sus realizaciones y frustraciones, una visión panorámica de la totalidad de su vida se manifiesta con claridad en su conciencia. Para muchos representa el balance previo al final que se acerca, cuando se experimenta que ya no hay apenas futuro en la tierra y sí, en cambio, mucho pasado.
Cuando la vida declina, la mirada se orienta al pasado y trata de dar sentido a la vida vivida, ponerse en paz con lo obrado, con lo realizado y con lo no realizado, con los afectos y los seres queridos, con los aciertos y los errores, las ternuras y las culpas, lo que ha sido y lo que pudo haber sido, los logros y las frustraciones. Debemos, en fin, enfrentarnos a nosotros mismos y encontrar sentido. Ello requiere varias direcciones:

1.Asentir al pasado y a la propia vivencia de los tres pecados.
2.Lograr el orden y el amor en el Alma Gregaria.
3.Y rendirse a los enormes poderes de la existencia.

Frente a las miles de decisiones que creímos tomar, las que nos llevaron a vías de expansión o de retracción, de amor o de lucha, ante todas sin excepción y a pesar de los pellizcos de dolor que puedan seguir activos, esbozamos la sonrisa del que puede mirar como observador privilegiado y asentir a sus pecados y a sus logros. Inclinados ante el crepúsculo de poniente nos llenamos del amor que siempre estuvo en todo, en su trasfondo. En lo que dimos, en lo que hicimos, en lo que recibimos.

Morimos en paz cuando estamos en sintonía con la vida vivida y en paz con todos aquellos que contribuyeron a nuestro camino o nos acompañaron en él: padres, abuelos, hermanos, hijos, parejas, amigos, compañeros, socios, colaboradores, maestros, todos aquellos con los que tuvimos algún tipo de nexo o ontercambio. Logramos la paz a través del asentimiento y del movimiento emocional de amarlos a todos, con independencia de lo que nos dolió, o incluyendo precisamente lo que nos dolió.

La muerte nos verifica, o sea nos confronta con la verdad. No con la verdad que se parece a un argumento más para tener razón en nuestras cuitas, sino con la verdad que nos hace tomar la perspectiva adecuada y ver todo como un baile con sentido. Ante la perspectiva de la muerte concordamos con el sentido de lo que nos tocó tal como fue. En ella también amamos a los que parecían nuestros enemigos, porque la muerte no sólo verifica sino que también iguala.

De repente comprendemos que todos somos iguales, uno y el mismo, y que en la coreografía que nos tocó ejecutamos nuestros movimientos de la forma que pudimos y que la vida quiso igualmente que los otros ejecutaron los suyos.

Al fin la tarea es sencilla: ponerse en paz con todos, restaurar el equilibrio de lo que injusto y podemos compensar, asumir nuestras culpas y dejar las de los demás como parte de su camino, deshacer los secretos mantenidos, alegrarse por todo lo maravilloso realizado, bendecir la vida que sigue a través de nuestros hijos y bendecirlos a ellos (o a otros, si no hemos tenido hijos), dar por fin el lugar que le corresponde a cada uno.

Porque ante la muerte se agudiza el miedo pero también la valentía. Ya poco tenemos que perder y por fin somos un poco más libres para un últio intento de deponer la lucha, de rendir las armas y dejar caer la máscara del ego. Entonces ganamos tanta perspectiva que amamos con mayor facilidad.

Es la ultima oportunidad para lograr el orden en el Alma Gregaria. Es muy simple: reconocer y darle su lugar a todos y cada uno de aquellos que forman parte de nuestra red de vínculos, y que todos sin excepción puedan ser amados y dignificados, con total independencia de los hechos que hubieran sucedido. El orden encauza aquellas relaciones y vínculos que el amor encendió para crear las sinapsis de nuestra Alma. En una de sus facetas imperativas el orden es copulativo, se limita a sumar e incluir.

Y rendirnos a los grandes poderes, a la sexualidad y la muerte, es una de nuestras última tareas. Ambos son poderes que nos trascienden en mucho y ante ellos sentimos nuestra pequeñez. La vida se nos brindó como regalo durante un tiempo a través de la sexualidad de nuestros padres. Tomando la vida recibida mostramos nuestra rendición al gran poder de la sexualidad, puerta de entrada en la vida. Para encarnar la vida ha sido necesario encarnar una identidad, una profesión, un nombre, un proyecto, ser hijo de, o ser blanco o negro o judío o cristiano o mormón, y tener una historia personal. Ahora se nos exige el gran reto de liberar esa identidad y rendirnos al poder de la muerte, la puerta de salida de la vida, la gran niveladora. Rendirnos a su voluntad y entregarnos.

Joan Garriga

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yo creo que la muerte es como volver al origen.

Esta es una idea que extraigo también de Joan Garriga: “La meta es como el regreso a casa, como enseñaba Kavafis, en Itaca. Ya no vivimos en nosotros mismos, sino que somos vividos por la vida. La vida deja de pertenecernos porque hemos depuesto la presidencia del yo y algo más grande nos ha tomado a su servicio. Entonces nos volvemos espontáneamente benévolos y amorosos, y sensibles al sufrimiento y a la belleza del mundo. “

Entonces podemos sembrar semillas para el futuro pero solamente si hemos sabido ser vividos por la vida, o por esa otra vida que nos hace ver lo diminuto y pequeño que es el yo, y lo poco que sirve. Así podemos comprender mejor esa transición.

Uno ya parece libre de sí mismo, y al mismo tiempo pleno de algo mas grande. Y la muerte pues es como esa gran liberación, que nos inunda de amor y de un silencio infinito.
~

En el tema de Opeth : Harvest. La muerte se ve como una salida.

En el huerto ando mirando detenidamente el camino por delante de la puerta.
Escenas marchitadas para nosotros que no podíamos esperar.
Agotado por la caricia más fría, acechando sombras delante.
El halo de muerte, todo lo que yo veo es la salida.
El lamento del doliente pero soy yo el que soy el mártir.

~
Into the orchard i walk peering way past the gate.
Wilted scenes for us who couldn’t wait.
Drained by the coldest caress, stalking shadows ahead.
Halo of death, all i see is departure.
Mourner’s lament but it’s me who’s to martyr.

Es musica de black metal o de down tempo, doom metal, que es una música más suave o lenta pero que tiene ritmos oscuros que penetran esa idea lánguida de una cercanía con la muerte. Este estilo puede llegar incluso a tener grandes solos de guitarra y muchos temas armónicos, por eso a mí me gusta.
~

Por otra parte, no siempre morimos en paz, no todas la muertes son iguales, aunque digamos que nos iguala. Hay también algo tocante a este punto oscuro y difícil de explicar. La muerte siempre nos confronta con la verdad. Pero yo creo que si superamos este dolor, como dice Joan Garriga, podemos amar con mayor facilidad.

Por otra parte también es como bendecir la vida que también continua a través de los hijos, o de los seres que nos dan testimonio, como también se ha dicho en algun que otro comentario. Es una especie de amor transitivo que se va traspasando de unos a otros, y que se comunica.

Pero la muerte no sólo verifica sino que nos iguala también, en el sentido de que descubrimos que todos somos iguales, y que lo otro era como una coreografía que nos había tocado danzar. Aunque esta idea, como las demás, pueden darse a interpretaciones personales. Aun así, nos verifica, es decir, nos pone en un juicio ante la verdad. Lo cual ya es un contrasentido, de la misma idea.

En realidad todo esto se debe a tradiciones espirituales y de sabiduría. Porque como dice, vuelvo a citar al mismo autor, del que he quedado impresionada por su libro, Joan Garriga: “Logramos la paz a través del asentimiento y del movimiento emocional de amarlos a todos, con independencia de lo que nos dolió, o incluyendo precisamente lo que nos dolió.”

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Y también agradecer a Paloma y a Elsa esta manera o este espacio para poder responderos y poder reflexionar cada día sobre temas tan bonitos y profundos.

muchos besitos!

virginiawoolf:
9 Julio 2010 a las 11:00 pm
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También sobre el dolor nos dice Joan Garriga:

“Penas, enfados, vergüenzas, culpas, angustias, negaciones, deseos de destruir o de destruirse, retos a la muerte o al destino, sacrificios, etc. constituyen huéspedes emocionales que pueden alojarse en nosotros durante el recorrido por el laberinto. Debemos aceptarlos hasta que, en su tramo final, el proceso se complete en el dolor, al que nos rendimos. Un dolor que nos vuelve humildes y reverentes ante la realidad. Abrirse plenamente al dolor es el último movimiento que precede a la expansión súbita de la sonrisa natural que preside la vida. Aunque pueda parecer un contrasentido, vemos que en el dolor se asienta la alegría de vivir, que las personas genuinamente alegres no han estado exentas de tragedias, y que pudieron superarlas con sentido. “Lo que no nos destruye nos hace más fuertes”, dijo Nietzsche.”
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Amar lo que es, dice este autor:

“La oposición a la realidad, que siempre es el momento presente, nos debilita. Y provoca que se esfume nuestra sonrisa del fondo de la conciencia y nos atrape un amargo rictus. ¿Por qué es tan importante la sonrisa? Porque nos hace felices y celebra la vida tal como es, porque sí, sin más. Cuando nos visita lo difícil, el desamor, las pérdidas, las tragedias, nuestra sonrisa queda entre paréntesis por un tiempo. Entonces enfrentamos la proeza interior de lo que supone “amar lo que es” y conectarnos con nuestro ser profundo. Si después de recorrer ese laberinto emocional encontramos la salida, palpamos el trofeo y saboreamos el fruto de un viaje que desemboca de nuevo en la sonrisa esencial.”

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Sobre la idea mística del amor, también digo algo, en el texto de María Zambrano, que está relacionado con la muerte, con la distancia.
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Sobre el amor dice también Joan Garriga:

“Al ir suspendiendo los juicios, que siempre vienen del pequeño yo, se hace sitio el silencio y, consecuentemente, el amor. Ya que el amor, el amor grande, viene del silencio y no evalúa, sólo acoge. El amor es básicamente apreciación y conformidad profunda con la naturaleza de las cosas tal como son, tal como suceden, y de las personas como son y como actúan. El amor grande es contemplativo.”

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Vincent:
7 Julio 2010 a las 12:47 am
A Juan (comentario nº 4): para los que no creeis én después de la muerte, sirve el consejo de El rey León y el ciclo de la vida. Cada persona que muere alumbra un nuevo nacimiento. Servimos de semilla para que florezcan nuevas formas de vida que dan abundancia y color a la tierra que todos hemos de cuidar. Yo es lo que transmito a los míos cuando sale el tema y quiero cree que cuando los padres faltemos, realmente habremos sembrado una buena semilla en nuestros hijos. Así, que, aunque pueda ser metafórico, irse para permitir a los que vienen detrás florecer me parece una buena explicación, teniendo en cuenta que al menos a mí, tener hijos me ha hecho sentir más responsable (y por tanto más maduro y más arriba en miciclo vital y por ende mayor), y la falta de mis padres me hace sentir más próximo a la muerte y más conservador y cuidadoso con todo lo que quiero, incluyéndome a mi mismo. Bueno, y claro, todo esto tan bonito no significa que no duela muchísmo a todos cuando ocurre.

Vincent:
7 Julio 2010 a las 12:55 am
A Victoria: tanto si es creyente como si no, además de lo del ciclo vital que comento antes, creo sirve y es bonito decir que los que faltan nos miran y nos cuidan desde alguna estrella que vemos por la noche. Si podeis localizar una concreta con tu hijo ahora en verano que puedes tumbarte con él a ver el cielo puede ser un rato fantástico. Tal vez no haga falta digas el abuelo está allí. Tal vez conq ue digas que era su estrella favorita yq ue seguro que os mira a través de ella por un agujerito para cuidaros. Bueno, tal vez, lo descubrirá más adelante,… pero no creo te lo tenga en cuenta sino todo lo contrario, recordará como lo reconfortaste gracias a tu historia. Y es todo caso, si tampoco sirve, si que servirá para pasar un arto tú y tú hijo juntos, relajados, con confianza y seguro sentirá que le das el cariño que en este momento de desorientación necesita. Cuídalo mucho.

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el amor de pareja, a través del alma y el cuerpo
Esto de encontrar pareja en la vida se está convirtiendo en un arte difícil.

Lo que mueve y dirige a las personas es el amor y el dolor. Somos mamíferos, y lo principal es estar conectados y el principal sufrimiento también es los problemas de relación o de conexión. Esto es lo que nos mueve, todo lo demás viene a continuación por añadidura.

Probablemente no tenemos suficiente percepción del bien que hacemos y de cómo nos quieren y como queremos nosotros porque nos paramos sólo en lo material. Sí, es la percepción de la fuerza del amor.

Nos aferramos a este pasado y nos volcamos en este futuro. Y nos cuesta vivir centrados en el presente, en lo que podemos hacer hoy, hoy por hoy.

Hay una herramienta muy poderosa y es que nos planteamos, quién sería yo sin este pensamiento. A menudo nos dejamos atrapar por cosas pues ya que no tienen remedio. Y realmente la vida es un proceso de transformación, yo creo que eso a veces lo olvidamos.

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No puedes llevar una vida basada sobre el odio.
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Hay que amar lo que es, es decir, apoyarnos en la realidad tal como es, amar lo que somos, porque he visto a muchas personas sufrir porque luchan contra sí mismos.

No se puede construir sobre el odio o la exclusión. Simplemente sobre el amor a los demás y el reconocimiento que cada uno hace lo que puede. A lo mejor son cosas que a ti te han dolido pero hay que reconocer que es lo que se ha podido hacer en muchos casos.
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Quejarse baja la vitalidad de las personas. Sí.
Como quien se opone a los hechos sufre.

Y a veces hay algunos hechos que nos lleva un tiempo integrarlo pero ahí a veces uno tiene que luchar contra los hechos.

Sí, contra los hechos que pueden suceder mañana. No los que sucedieron hace veinte años. Ni los que sucedieron ayer, es decir, la realidad actúa y actúa a veces sin saber por qué. Y podemos cambiar lo que ocurrirá mañana.

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Dicen que cada vez más existen lo que llamamos matrimonios de amigos, un 20% en España, pero en Japón hasta un 40 %, y esto es así porque la mujer se siente muy sola muchas veces y porque existe también en este país una cierta tolerancia del hombre hacia la prostitución. Así que entre estas dos sagradas instituciones vamos sobrellevando la convivencia en la pareja.

Lo que sí es cierto es que un matrimonio que funcione sin sexo, esto hace que no sea satisfactorio del todo, y es que el sexo es muy potente en la relación de pareja. Y realmente lo que sucede es que en las parejas estables ese amor apasionado del principio termina mutando hacia una relación estable y con una relajación del deseo.
No obstante, si hay cierta ternura y cierta intimidad personal yo creo que eso es lo que se está buscando, y con eso ya es satisfactoria una relación entre personas adultas, pues no se le puede pedir lo mismo a unas personas jóvenes que empiezan que a unas personas maduras que deciden casarse.

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Razón y fe

Releer a Maimónides y su Guía de Perplejos y encontrarme que es tan actual hoy día. Descubrir que fe y razón no son absolutamente incompatibles, porque la razón tiene que ver con el futuro y la fe es la que nos da esperanza, a su vez, para confíar en la razón.

Y por otra parte ese camino de los descarriados que traza Maimónides, incluso para los que, bien encaminados, se encuentran desconcertados, inciertos, confusos. Y busca la conciliación posible la búsqueda de esa posible por ambas partes complementariedad.

Y cuando Séneca, Epícteto, hablan de algo que nos previene de los futuros males, de un desconsuelo vital, no hacen sino lo mismo. Otorgar un papel a la razón -pero que es una razón que nace del escepticismo, una razón que ya nace negada.

Pero esa misma razón no deja de serlo porque busca ciegamente sino precisamente por eso es una razón en tentativa de razón, y tiene más razón de ser. No deja todo al deseo ciego, ni a la afanosidad ni a la extenuación vital.
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Dejar de juzgar a la pareja

Si dejas de investirla de “yoidad”, la mente pierde su cualidad compulsiva, formada básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es, creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas de juzgar y acepta lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para el amor, para la alegría, para la paz. Primero dejas de juzgarte a ti mismo; después dejas de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la aceptación total de tu pareja tal como es, dejando completamente de juzgarla y de intentar cambiarla. Eso te lleva inmediatamente más allá del ego. A partir de entonces todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. Ya no hay víctimas ni verdugos, ni acusadores ni acusados. La aceptación total también supone el final de la condependencia; ya no te dejas arrastrar por el patrón inconsciente de otra persona, favoreciendo de ese modo su continuidad. Entonces o bien os separáis -con amor-, o bien entráis juntos más profundamente en el ahora, en el Ser. ¿Es así de simple? Sí, es así de simple.

El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera; está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, no puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa. En la quietud de tu presencia puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas. Miras más allá del velo de la forma y la separación. Esto es alcanzar la unidad. Esto es amor.

Ekhart.
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La conexión afectiva:

El entendimiento sexual es fundamental en la pareja, no es accesorio. El sexo es un elemento de comunicación emocional que ayuda a compensar otros problemas de comunicación; es una expresión de unión y fusión mutua que expresa la complicidad y la solidaridad entre dos personas.

Comprender el contexto emocional del sexo ayuda a no instrumentalizar a los demás, a no utilizar a la otra persona, al menos sin su consentimiento explícito. Aprender a amar no significa sólo conocer los rudimentos de la sexualidad, sino la riqueza emocional que puede comportar y el peligro de herir a los demás. Se ama desde el respeto al otro, desde la empatía a sus necesidades y sentimientos.

Si pretendemos en cambio que el sexo es una necesidad puramente biológica y lo despojamos de su dimensión emocional, lo relegamos a un nivel menor en la relación de pareja. El sexo en la pareja es un nexo de unión fortísimo.

Explicar el sexo también desde esta perspectiva emocional y psíquica ayudaría a darle la relevancia que tendrá en el futuro para su vida en pareja.

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Respetar los límites:

Seguimos muchos de los textos de inteligencia emocional de Elsa Punset y a través de su libro “Brújula para navegantes emocionales”Amar no da derecho a apropiarse o invadir el espacio privado de otro individuo.

Tampoco resulta lícito asimilar la vida y las emociones de otra persona como si nos perteneciesen. Estamos invitados a compartir esta vida, no a arrollarla. De forma similar el adolescente debe aprender no sólo a respetar el espacio de los demás, sino a hacer respetar su propio espacio. Una pareja que exije que el otro renuncie a ser él o ella mismo, a sus amigos, a sus aficiones o intereses, está mostrando una evidente falta de respeto hacia los demás.

Las personas tienen distintas capacidades para asimilar y aprender. Respetar a los demás implica también el respeto a su particular ritmo de asimilación y de crecimiento, y ese elemento debe estar presente en los juicios acerca del comportamiento de los demás. A veces el ego puede resultar susceptible y desconfiado y hacernos reaccionar de forma brusca ante los errores de los demás (“esto yo no me lo merezco”, “si cedo ahora no habrá marcha atrás”…) Conviene aprender a no juzgar a los demás desde esa perspectiva egocéntrica, sino desde un lugar menos posesivo, más empático y más compasivo. De nuevo un adolescente o un adulto con una buena autoestima, a gusto con sus emociones, tendrá la intuición natural de lo que es aceptable y de lo que no lo es y podrá apartarse de determinadas situaciones sin entrar en espirales de emociones negativas, como la tristeza o la ira. La solidez emocional lo ayudarán a refugiarse, en tiempos difíciles, en los afectos de su entorno cercano, en su sentido de pertenencia al mundo, en sus aficiones y en la lealtad a su propia persona.

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el amor condicional

Poco a poco olvidamos lo que es el amor sin condiciones. Cuando llegamos a la edad en la que establecemos relaciones íntimas, hemos olvidado cómo se ama de forma natural e inocente. El amor se ha convertido en moneda de trueque y se crean los patrones emocionales negativos, entre ellos los de dependencia y de dominación: seguridad y protección a cambio de cuidados emocionales. Los adultos renuncian así a relaciones entre iguales, sin condiciones, que les permitan crecer y fortalecerse, apoyando a la pareja, pero centrados en su propia individualidad.

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Epicteto dijo: “No nos hacen sufrir las cosas sino las ideas que tenemos de las cosas”.

Uno de los obstáculos fundamentales a los que se enfrentará el adulto en sus relaciones íntimas será aprender a amar de nuevo desde el amor incondicional, tal y como se ha descrito.

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El miedo a las inundaciones emocionales

La inundación emocional es el miedo de los hombres a verse abrumados por sus emociones. Esto es una desventaja emocional para vosotros, los hombres, porque la mujer no se siente inundada del mismo modo.

Lo que hace que ocurra esto muchas veces es precisamente el hecho de que vosotros interceptáis aquellos sentimientos que son especialmente más potentes como el miedo, la ira, la tristeza o la ansiedad, pero por lo mismo tenéis más probabilidades que las mujeres de verse engullidos por estas emociones porque teméis perder el control.

Por eso a veces os cerráis en banda, porque tenéis miedo a perder el control. En general esto se supera con una buena educación emocional, enseñando a reconocer que la emoción no es debilidad. Estoy hablando del papel de los hombres o el de la inhibición masculina, de modo general, pero no quiere decir que se pueda generalizar a todos los hombres y mujeres.

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Esta sociedad nos da facilidades para hacer el amor pero no para enamorarnos, dice Antonio Gala

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La ecuación entre amor romántico y amor de pareja

La ecuación que solemos hacer entre amor romántico y autoestima personal es errónea aunque nos resulte casi automática. Porque amar al otro, o ser amado por alguien tiene muy poco que ver con nuestra valía personal y mucho en cambio con la conexión, imaginaria o real, entre dos personas. El amor se parece más a una respuesta química instintiva que a una evaluación objetiva de las personas. Nuestra autoestima no debería depender de los vaivenes del amor romántico que siguen su propia lógica.

Todo esto en la madurez se controla mejor ya, pero en la juventud nos sigue como un espejismo. Y proyectamos lo que buscamos o lo que nos da valor.

Lo fantasioso o propio de los santos:

Lo que me interesa de la santidad, quizá sea el delirio de grandeza que esconde detrás de sus delicadezas, pero yo nunca me consideré una santa. Los apetitos inmensos disfrazados de humildad, la insatisfacción que oculta su caridad.

Todo esto que tú ocultas o que me achacas a mí, mi enamoramiento inmaduro es para disimular esa otra locura tuya propia de los santos, reconócelo así, o ¿no?

Mis enamoramientos aunque sean fantasiosos, yo no lo creo así, son el alimento real en el que yo pongo toda mi ilusión. Y es lo único que me sostiene. A veces el hombre no quiere verlo porque casi siempre hay una lucha de poder, o le estoy disputando algun sitio. Pero es así, está alimentándole a él más de lo que él cree.

El alma

Comprender es una gran maldición pues se experimenta el sentimiento de que todo está permitido. En lo indefinido uno experimenta un estremecimiento sagrado sin dios, casi uno ya no tiene nada que perder. Y eso enseña la poesía también, y tal vez mi inmadurez o ensoñación, por eso no la rechazas del todo.

Mi espíritu de polémica y de renunciación es el eco de tus rabias y de tu resignación.

Me dices que fantaseo o que soy enamoradiza.

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Mi enamoramiento en verdad era lo único noble que él tenía de mí, en cuanto lo perdió, todo lo perdió él.

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Sublimación.-

Lo que hacemos es crear una sublimación.

Creamos fantasías e ilusiones y todavía no nos hemos enfrentado a una prueba real en la vida. Hacemos proyecciones sobre la pareja de la parte oculta de nosotros.

Y luego además está la respuesta química instintiva del amor, el sexo, que es lo que suele predominar también cuando somos jóvenes, más que la evaluación objetiva de la otra persona.

Si el joven es muy idealista -como es tu caso, a veces el caso es el contrario-, lo que haces en esta situación es sublimar la respuesta química instintiva, y sublimarla en amor, precisamente para interceptar el sentimiento, volvemos al principio, para inhibir la fuerte pulsión de la libido.

El miedo a la intimidad

Tememos descubrir la intimidad del otro.

La intimidad asusta a muchos adolescentes y a bastantes adultos. Les resulta más seguro enamorarse de sus proyecciones -pretendemos que el otro es exactamente lo que nosotros queremos que sea- o intentar convertirse en la proyección de la pareja: si pretendemos ser lo que él o ella desea, es probable que no deje nunca de querernos. En ambos casos no existe una intimidad real y evitamos ver partes de nosotros que nos asustan o desagradan. La debilidad, la inmadurez, la inexperiencia sexual o emocional, todo sale a la luz en una relación íntima.

Cada descubrimiento acerca del otro da cancha a la realidad para hacer añicos nuestra fantasía. Cualquier cosa que la persona diga o haga de forma diferente a la imaginada por nosotros destruye nuestro mundo inventado. Demasiada fantasía proyectada en el otro resulta incompatible con una relación de amor. Una mirada objetiva y una buena dosis de sentido del humor ayudan a poner las cosas en perspectiva.

La pareja y la adolescencia:

La proyección.-

La proyección es otro elemento de reconocimiento del otro.

La proyección es otro mecanismo muy habitual en las relaciones humanas. Cuando nos enamoramos a veces reconocemos un elemento de nuestra personalidad en el otro. Inmediatamente proyectamos elementos adicionales e imaginados en el amado: si él nos dice, por ejemplo, que le gusta la literatura, imaginamos que también le ha de gustar la poesía, como a nosotros, y que, por tanto, se trata de un ser tierno y apasionado.

Lo irónico de esta situación es que aunque sentimos amor pasional, en realidad no amamos a la otra persona sino a nuestra parte oculta, a través del amado. Creemos que amamos a la otra persona porque la necesitamos para sentirnos completos. A lo largo de esta relación amorosa podrían ocurrir dos cosas:

-que intentemos agarrarnos a la relación porque necesitamos sentirnos completos, aunque la realidad probablemente rompa la magia y la fantasía. En ese caso intentaremos empezar de nuevo con otra persona similar.

-que intentemos asimilar o expresar aquello que amamos en nuestra pareja (y que nos cuesta manifestar). A medida que integremos los elementos ocultos de nuestra personalidad necesitaremos cada vez menos a nuestra pareja. La viabilidad de la relación dependerá entonces de qué otros elementos nos unen.

Ánima-animus: sentimos amor pasional cuando conocemos a una persona que refleja aquellos elementos que no expresamos de nuestra personalidad. Los hombres se enamoran de una mujer que refleja su ánima, o lado femenino oculto. Las mujeres se enamoran cuando conocen a un hombre que refleja su animus, es decir el lado masculino oculto de su personalidad. Conocer a nuestra ánima o nuestro animus nos hace sentir completos, como si por fin hubiésemos conseguido algo que nos ha faltado toda la vida.

Existen también personas que se empeñan en esperar a la persona “adecuada”. Pasan los años y esta persona nunca llega. O tal vez sí llega, pero no son capaces de reconocerla porque están demasiado inhibidos emocionalmente. Un ejemplo de este tipo de comportamiento se da con relativa frecuencia en la adolescencia, en el amor no correspondido.

Una herramienta eficaz para tener buenas relaciones afectivas es hacer realidad nuestro sueño de vida sin depender de la persona amada.

Un ejemplo es cuando el chico proyecta su ánima sobre una chica, pero ella no hace lo que él espera de ella. La imagen que él tiene de esta chica y la verdadera chica no concuerdan. Esto descoloca al chico, que decide que prefiere querer a su enamorada desde la distancia. La chica no sabe qué pensar: si se interesa por su pretendiente, él se aleja. Si no le hace caso, éste tiene fantasías absurdas acerca de ella. En otras palabras, no quiere estar con una pareja real.

Es decir, evitamos proyectar nuestros deseos de una vida determinada sobre el ser amado. En lugar de esto resulta mucho más eficaz ponerse manos a la obra e intentar llevar a cabo la vida que deseamos por nosotros mismos.

Cuando hayan aprendido a expresarse tal vez ya no se necesiten, podrán emparejarse con alguien que les haga más felices, en cualquier caso si siguen enamorados ya no serán personas dependientes, sino complementarias.

Elsa Punset, Brujula para navegantes emocionales~

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La pareja, cuando se muere la pasión o vivir sin pasión.-

¿Qué pasa hoy día? Pues que vivimos en un mundo si te das cuenta en que lo que queremos es que todo sea muy seguro.

Y entonces ¿qué pasa en este mundo tan seguro donde no queremos tomar ni un sólo riesgo, donde realmente el placer es rey pero nada más?

Bueno realmente a base de distraernos, de pasárnoslo bien, perdemos la pasión.

Vivir sin pasión creo que es una característica de nuestro siglo. Que realmente hemos querido vivir tanto y tanto sin tomar un sólo riesgo que vivimos encerrados en nosotros mismos.

La pasión es fundirse con algo que es como mayor que tú ¿no? Y si tú vives en un mundo muy limitado, muy seguro, hecho de pequeñas cosas diarias, pues pierdes esa capacidad. Y yo creo que eso realmente es una de las claves de nuestro tiempo.

A veces los matrimonios o las relaciones de pareja, por ejemplo, se encuentran atrapados en un mundo que no habían imaginado.

A veces una se siente atónita, cuando contempla como muchas parejas que vivían juntas desde el momento que piensan en casarse es cuando empiezan a separarse.

¿Por qué una convivencia legal puede hacer que el amor, el enamoramiento, o bueno la concuspicencia, muera también? Fíjate, yo no creo que ése sea el caso. Que ese sea el tema realmente.

Yo creo que el tema es que dónde buscamos la pasión en esta vida tan segura que nos hemos organizado. La buscamos básicamente en el sexo.

Y ¿qué pasa con la pareja?

Pues que en una pareja de larga duración, en una pareja segura, normalmente el sexo es mucho menos arrollador y apasionado, es decir, se pierde esa pasión. Se gana una complicidad, si todo va bien se gana un amor muy estable, se gana mucha seguridad, de nuevo.

Pero ahí no está realmente esa sensación de vivir peligrosamente con tu marido, con tu mujer estable.

¿Es que a lo mejor vivir peligrosamente es también una utopía, no? Es posible y lo podemos plantear. ¿Oye hace falta irse a Paris o a Nueva York o irse lejos a otro sitio para ser feliz?

Pero fíjate que dentro de esta especie de utopía en que pensamos que dentro de la pareja está el único lugar realmente apasionado de nuestras vidas lo que hacemos es caer en la dependencia emocional. Y es tremendo porque lo que ocurre entonces es que le pedimos a la otra persona que nos dé lo que no tenemos.

Es un poco lo que le pasa a la protagonista de la película “Revolutionary Road”, ella no puede ser actriz y entonces de alguna forma tiene que conseguir que su marido haga realidad sus sueños y si él no quiere ¿en qué se convierte él? en un verdugo, ella en una víctima, él en un verdugo, que es una dinámica típica de las relaciones de pareja.

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¿Qué pasa? Que nadie quiere ser verdugo, nadie quiere ser víctima, pero si realmente pones tu felicidad en manos de los demás y esperas que los demás cumplan ese sueño para ti, entonces entras en esa dinámica tan peligrosa del verdugo y de la víctima, que es tan destructiva para la pareja.

Ella sacrifica sus sueños, para su vida, para casarse, para tener hijos. Y es que ella no consigue ser actriz. Eso es otra cosa de la pasión.

Vivir la pasión en la vida:

¿Solamente podemos vivir la pasión en la vida a través de la realización creativa? Es decir, hay que ser un genio, un gran actor, un gran pintor? ¿No hay otros talentos en la vida? Vivir bien, amar a los demás bien, dar lo que tienes, no lo que no tienes ¿no?, saber que es lo que tienes que dar a los demás y vivir eso intensamente.

¿Eso no podría ser una cosa apasionada en la vida de las personas? ¿Por qué solamente la pasión parece que es para unos pocos?

Ella, en la película, está muy frustrada porque no puede ser actriz, pero realmente no intenta nada más.

Hay un hombre que trepa como un mono ¿no?, y además es una cosa, es un hombre que sufre de vértigo, bueno, y le preguntaban: “Y bueno ¿por qué hace usted algo tan peligroso?”, porque se juega la vida cada vez, y él contestó: “Cuando uno necesita hacer algo así para sentirse vivo es porque dentro algo está realmente muerto”.

Cuando uno se arriesga tanto es porque la vida necesita esa excitación, para seguir viviendo, fíjate qué frase, porque te sientes muy muerto por dentro.

¿Por qué no aprendemos a ver la plenitud, la contundencia de la vida en otras cosas?, no solamente en lo que nos dicen que vale la pena, no solamente en ser un gran algo a los ojos de los demás, de alguna forma siempre es como vivir de las expectativas de los demás, de lo que los demás nos dicen que te da plenitud.

La plenitud está en mil otros lugares pero no sabemos encontrarlo.

(Elsa Punset, entrevista en Afectos en la noche).
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La fecha de caducidad propia del amor:

No podemos controlar todos los aspectos del amor. No podemos vivir de espaldas al hecho de que es un sentimiento que responde a una realidad evolutiva y que su dimensión pasional tiene una fecha de caducidad que nos enfrenta tarde o temprano a revisar la letra pequeña de nuestra convivencia.

Aprender debería aplicarse a todo, en cualquier momento. Aprender -transformarse, evolucionar- es la base del fluir de la vida. Da sentido a nuestras experiencias. En el amor nos enfrentamos a los brotes de posesividad que implican una falta de respeto a la libertad del otro; a la obsesión, que nos impide ver la realidad y nos encierra en un mundo subjetivo; al deseo de controlar y de dominar, porque nos da la sensación de ser menos vulnerables; a las trampas múltiples que nos tiende el ego, que quiere utilizar al otro para sentirse mejor.

La manipulación:

La manipulación de la pareja a través de la palabra, las emociones, los contratos legales, los hijos… son una tentación constante para aquellos que no han reflexionado acerca del amor y que no se han preparado para ello. Y sus consecuencias no son sólo nefastas para la persona amada y la relación de pareja, sino que impiden la transformación de uno mismo y arrastra una carga de sufrimiento personal estéril y dolorosa. A veces el amor es tan excesivo que marca, o incluso rompe psíquicamente a la persona que lo padece.

Colaborar con estos rasgos y convertirlos en herramientas que trabajan a nuestro favor puede ayudar a que el amor no se convierta en una experiencia dolorosa y desconcertante.

Podemos revisar algunos credos, a menudo equivocados, que lastran nuestras expectativas y nos impiden disfrutar del amor cuando éste llega a nuestras vidas.
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El amor en realidad es una extraña forma de intuición

La gente subestima gravemente el amor cuando afirma que el amor es ciego, en el sentido de que los enamorados no ven de manera objetiva al otro. En realidad el amor es una extraña forma de intuición. El amor verdadero y recíproco -no la fantasía amorosa que nos “cuelga” de alguien- nos permite ver al otro sin juzgarlo, traspasando las barreras de la coraza del ego. Cuando miramos a alguien con amor vemos más allá de las interferencias de su ego.

Desde el amor incondicional a otra persona lo que captamos en realidad es el potencial positivo de esa persona. Vemos, o más bien intuimos, lo que esta persona podría llegar a ser sin las interferencias de sus patrones emocionales negativos y de su ego. Goethe lo describía diciendo: “Trata a las personas como si fueran lo que deberían ser, y ayúdalas a convertirse en lo que son capaces de ser”.

Cuando amamos a alguien y esa persona percibe nuestro amor incondicional se siente plenamente aceptada. Esa aceptación del otro, que percibimos a través del amor incondicional, da fuerzas al que es amado para creer en sí mismo y abre de golpe canales de expresión de la persona.

El amor es el reconocimiento del potencial del amado y actúa como una energía que transforma. La mirada y el amor del otro nos dan vida y nos ayudan a transformarnos. Por eso la persona enamorada irradia esta seguridad al mundo exterior: los enamorados “brillan”. El amor del otro les ayuda a creer en sí mismos.

Es el mecanismo similar entre padres e hijos:

El mecanismo es similar entre padres e hijos: cuando el amor que ofrecen los padres es incondicional y, por tanto, no proyectan sus expectativas y miedos en el hijo, perciben intuitivamente el potencial de cada niño con claridad, y pueden ayudar a cada niño a realizar este potencial. El amor incondicional implica la aceptación total de la persona amada, adulto o niño. Ese sentimiento no se puede fingir. Es un magnífico regalo que damos a los seres que amamos: creemos en ellos y les amamos tal y como son, esperando naturalmente lo mejor de ellos. Esta visión es un reto que les ayuda a expresar lo más positivo que hay en ellos.

Si comprendemos que la fuerza del amor radica en mantener esta visión positiva del otro, evitaremos caer en la crítica y en el reproche constantes. Tal vez por ello dicen algunos psicólogos que el desprecio de la pareja es la muerte del amor. Cuando perdemos la visión positiva de la pareja perdemos el sentimiento de amor incondicional que sentimos por ella.

Si queremos evitar dañar nuestra relación afectiva y lastrar la confianza y autoestima del otro, hay que procurar no caer en las actitudes que implican desprecio hacia la pareja. Existen indicios recurrentes que indican que una relación entra en una fase difícil: la crítica constante al otro, el desprecio, estar a la defensiva frente a la pareja y finalmente la cerrazón emocional. La crítica y el desprecio no son compatibles con el amor. El desprecio mata el amor.

Aprender a amar y a ser amado de forma incondicional es una de las herramientas más poderosas que existen de transformación personal y de reconciliación de una persona consigo misma.

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Sobre las parejas de ahora y sobre la monogamia secuencial.

María dice:
Creo que este modelo que estamos viendo en la actualidad, genera demasiado gasto energetico en nuestra estructura. Siguiendo las pautas de conducta de los paises nordicos,donde las familias son monoparentales, no podemos olvidadr que el mayor indice de suicidios tambien los tienen ellos, no sabemos si esto influye en el ánimo de sus habitantes o es debido al clima, pero no cabe duda que un estabilidad en al pareja, genera más felicidad y equilibrio.(Seligman. Estudios sobre la felicidad) (J.A. Marina. Rompecabezas de la sexualidad)

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Publicado por Ishtar Sylphide en 22:06 0 comentarios Enlaces a esta entrada
hay que superar el dolor
Sin emociones no hay nada

Las emociones aunque son algo natural, son algo que tenemos que aprender a conocer, es decir, esa masa informe de emociones tenemos que aprender a comprenderla y a hacer de ella nuestra aliada.

-Tampoco basta con escuchar.

-No, hay que escuchar atentamente, porque a veces escuchamos y oímos más que escuchamos. Hay que aprender a escuchar de verdad.

-Y tampoco basta con llorar…

-No, porque hay que superar el dolor.

-Hay que llorar y luego hay que superar el dolor.

-Sólo así se supera.

-No hay que estancarse en esas emociones negativas.

-Y no hay receta mágica tampoco.

-No, no hay receta mágica pero no es tan difícil como las personas piensan. Yo creo que la receta mágica está en perder el miedo a sufrir. Perder el miedo a cambiar. Y ver la vida en vez de como una línea recta del nacimiento a la muerte, verla como un paisaje que tendrá sus momentos álgidos y tendrá esos desiertos en que no queremos estar pero que sin embargo nos ayudan a seguir el camino.

-Eso de no basta con llorar y hay que aprender a superar el dolor, es tanto como decir: el duelo.

-Claro porque todas estas emociones tan duras intentamos distraernos de ellas. Y es imposible. La vida está llena de emociones buenas y malas.
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Dice Josep Lopez, un psicólogo: “En seguida me sentí indignado por esa discriminación hacia el dolor emocional. ¿Acaso duele menos la pérdida de un ser querido que una piedra en el riñón? ¿Duele menos el rechazo de un amante que una torcedura de tobillo? Es más, ¿hay alguna diferencia real entre un dolor y otro? Decidí seguir leyendo para ver qué había detrás de aquel titular tan sugerente y descubrí con asombro el siguiente subtitular: “Un equipo de científicos de EE.UU. afirma que la zona del cerebro que procesa el dolor físico también se encarga de procesar el emocional”.”
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Las emociones son casi nuestra piedra de toque, repercuten directamente en nuestro comportamiento. Somos mente, cuerpo y emociones. Lo que no podemos hacer es a las emociones ignorarlas porque luego pasan al inconsciente y entonces nos controlan ellas como marionetas.

Es un espejismo creer que la infancia y la juventud nos iguala, en una sociedad donde la juventud es muy importante y además la juventud tiene esta sensación de poder comerse el mundo y a menudo no nos explican cuando somos jóvenes que esto se termina y se termina muy deprisa y luego te encuentras con la vida que has elegido tal vez a una edad muy temprana.

Los conocimientos académicos no sirven para vivir la vida, la procedencia social y académica no sirve a las personas para sentirse bien consigo mismas que es lo más importante. Serán muy inteligentes pero no tienen inteligencia emocional, no saben comportarse.

Está el miedo a las emociones negativas, porque no nos enseñan la introspección, nos enseñan distrayéndonos, a distraernos de ellas, pero no a ir a cada paso de cada emoción vital, conociéndonos.
Las emociones hemos de aprender a conocerlas. Nos puedes decir entonces que no basta con amar, ¿por qué no basta con amar? Porque las emociones aunque son algo natural, hay que aprender a conocerlas, a comprenderlas porque es una masa informe, para hacer de ellas nuestra aliada.
Y distinguimos entre emociones positivas y negativas, aunque realmente es una mala distinción, la distinción tendría que ser entre emociones útiles y perjudiciales. Porque algunas emociones nos ayudan a transformarnos y parte de la vida es la transformación. No hay que estancarse.

En nombre de un ideal o una ilusión eso ya es muy personal podemos ir. Yo creo que todos no hemos venido aquí para lo mismo, cada uno tiene que seguir su camino.

En el caso de los griegos intentaron contestarnos y nos dijeron: lo más importante es “conócete a ti mismo”. Yo creo que nos equivocaron, no terminaron de decirnos cómo, pero ya digamos que a medida que fuimos avanzando en la historia de la filosofía nos decían menos y menos lo que teníamos que hacer, lo más que escuchábamos era “renuncia a tus deseos” y yo creo que desde luego en ningún caso hay que renunciar a los deseos y a las emociones.

Las emociones son una especie de masa negra, por eso nada de reprimirse. Las emociones son la vida. Sin emociones no hay nada.
Estas cosas que parecen normales que no les prestemos atención pero que a todos nos abruman en algún momento de nuestra vida. Claro, es que vivimos con ello minuto a minuto. Es que las emociones son algo, es de lo que estamos hechos, de emociones. Para ser dueños y no cautivos de nuestras emociones, como hubiese dicho Shakespeare.

Cuando nacemos nos dicen que no somos creativos, que la creatividad es un don de unos pocos, y a mí me dijeron que todos somos creativos, que había que encontrar una forma de expresarse.

“La sensación que yo tuve es que se podía hablar de las emociones de una forma más práctica como con la piel. Yo soy una persona muy emocional y a lo largo de mi vida me daba cuenta de que me habitaban todas estas emociones, pero que con todo lo que me habían enseñado, no me habían enseñado tal vez una de las cosas más importantes, es a reconocer estas emociones, a ponerles nombre y a convivir con ellas. Y claro el problema con eso es que si tú no te conoces bien a ti mismo y no conoces bien tus emociones, no controlas bien tu comportamiento. Esto es algo que muchas personas no se dan cuenta. Entonces no comprenden en qué emoción estamos navegando en un determinado momento del día o en una determinada etapa de la vida, es una pena porque realmente entonces nos dejamos llevar ciegamente por una corriente. Por eso tengo que lograr realmente transmitir lo que es una emoción y cómo podemos lograr a través de esta emoción una mejor vida. Todos tenemos una brújula, y es una brújula interior, cada uno tiene la suya. No pensamos, sino sentimos, estamos hechos de emociones. Al ignorarlas ellas nos controlan, y no hace falta rebelarse, hace falta conocerlas y entonces las podemos guíar. Muchas personas se sienten perdidas, expresando esta falta de rumbo, es la necesidad de encontrar una brújula.” (Elsa Punset)

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Cito a Cioran:

El ser mismo no es más que una pretensión de la Nada.

Y es que no hay vida más que en la falta de atención a la
vida. El espíritu se aja al acercarse a la salud: el hombre
es inválido o no es.

Pero continúa prefiriendo su propio fracaso a la
naturaleza que fracasa eternamente en la salud.
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Sabiduria para la existencia.

Los pueblos jóvenes sacrifican la dicha a la eficacia, y no admiten la legitimidad de ideas contradictorias, la coexistencia de posiciones antinómicas.

Todos sus éxitos les vienen de su salvajismo, pues lo que cuenta en ellos no son sus sueños, sino sus impulsos.

¿Que se inclinan a una ideología? Aviva su furor, hace valer su trasfondo bárbaro y les mantiene despiertos. Cuando los pueblos viejos adoptan una, les embota, mientras les dispensa esa pizca de fiebre que les permite creerse vivos de algún modo: ligero empujón de lo ilusorio…
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Ya no más aventuras colectivas, no más ciudadanos, sino individuos lívidos y desengañados, capaces todavía de responder a una utopía, a condición, sin embargo, de que venga de fuera, y de que no deba tomarse la molestia de concebirla. Si antaño morían por el sinsentido de la gloria, ahora se abandonan a un frenesí reivindicador; la «felicidad» les tienta.

Apostar a la desaparición de los instintos guerreros, creer en la generalización de la decrepitud o del idilio, el ver lejos, demasiado lejos: la utopía es presbicia de los pueblos viejos.

A lo máximo, concebimos la dicha; nunca la felicidad, privilegio de las civilizaciones fundadas sobre la idea de salvación y sobre la negativa a saborear sus males, a deleitarse en ellos; pero no como sibaritas del dolor, retoños de una tradición masoquista.

¿Quién nos columpiará entre el Sermón de Benarés y el Heautontimoroumenos? «Soy la herida y el puñal»: tal es nuestro absoluto, nuestra eternidad. (Verso del poema de Baudelaire «Heautontimoroumenos»).

Hemos elegido desaparecer por nuestras obras, no por nuestros silencios: nuestro futuro se lee en la risotada de nuestros rostros, en nuestros rasgos de profetas mortecinos y afanosos.
Mientras teníamos el prejuicio de la vida, abrazábamos un error que nos ponía en pie de igualdad con los otros…

Pero nos hemos evadido de la especie…
Desacostumbrados de ser hombres, rompiendo nuestra osamenta, nos ha reducido a una existencia fofa, invertebrada extendiéndose sobre la materia para mancharla de baba.
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The being himself is not any more than a pretension of Nothing. And it is why there is no life any more than in the lack of attention to the life. The spirit gets messed up on having approached to the health: the man is invalid or is not. But he continues prefering his own failure than the nature that fails eternally in the health.

While we had the life’s prejudice embraced a mistake that was putting us in foot of equality with others… But we have escaped of the specie…

Broken of the habit of being men, breaking our skeleton, it has reduced us to a spongy, invertebrate existence spreading on the matter to stain it with slobber.

We have chosen to disappear by our works, not by our silences: our future is read in the guffaw of our faces, in our characteristics of dim and laborious prophets.

Embrace the life’s prejudice.

Already not more collective adventures, not more citizens, but individuals livid and disillusioned, capable still of answering to a Utopia, to condition, nevertheless, that it should come from of out, and that they should not take to them the inconvenience to conceive her.

If long ago they were dying for the senseless of the glory, now they give up to a frenzy replevisor; the “happiness” tempts them.

To bet on the disappearance of the warlike instincts, to believe in the generalization of the decrepitude or of the idyll, to see far, too far: the Utopia is a farsightedness of the old peoples.

Wisdom for the existence.

The young peoples sacrifice the happiness to the efficiency, and do not admit the legitimacy of contradictory ideas, the coexistence of antithetic positions. All their successes come from their savagery, so what they counts in them are not their dreams, but their impulses.

Do they incline that to an ideology? It intensifies their rage, is been worth its Barbarian background and keeps them awake. When the old peoples adopt one, it dulls them, while it give dispensation this pinch of fever that allows them to believe alive somehow: light push of the illusory thing…

To the maximum thing, we conceive the contentment; never the happiness, privilege of the civilizations founded on the idea of salvation and on the denial to savour its evil, to be delighting in them; but not since like sweetoothed of the pain, shoots of a masochistic tradition.

Who will swing us between Benarés’s sermon and the Heautontimoroumenos? “I am the wound and the dagger “: such it is our absolutly, our eternity. (Verse of Baudelaire’s poem “Heautontimoroumenos”.
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Los grandes solitarios de antaño eran felices, no conocían la doblez, no tenían nada que ocultar: no se relacionaban más que con su propia soledad.

Ya no esparces a tu alrededor una vaga irradiación fúnebre, y no dejas al pasar un rastro de melancolía.

Tú arrastras tu desierto en las ferias y despliegas tus talentos de cancerígeno sonriente, de comediante de lo irreparable.

Pues el dolor, agente de separación, principio activo de individuación, niega las delicias de un destino normal.

Yo me dirijo sin fin, para descubrir un dios abandonado, y dormirme a la sombra de sus últimas dudas.
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Es curioso el dolor que puede llegar a producir algo que no es físico y si encima le sumamos la apatía que ese estado nos produce……entonces ya podemos hacernos a la idea de que vamos a cargar con una buena mochila cargada de peso y dolor en la espalda durante un largo periodo de tiempo.
Animos a todos lo que sentimos “dolor en el corazón”.

El comentario me ha recordado que la psiquiatra Elizabeth Kubler-Ross decía que “cuando aprendemos nuestras lecciones, el dolor se va.” El psiquiatra Boris Cyrulnik también sugiere que las personas que superan mejor su dolor logran “insertarlo en una historia”, es decir, dotarlo de sentido. Son dos sugerencias… un abrazo: dice Elsa.

Curiosamente, eso es un cerebro que nos engaña, nos engaña porque él quiere que logremos sobrevivir en un mundo que percibe como muy agresivo y entonces nos está diciendo constantemente que hay peligros por todas las partes. Y nos fijamos tanto en esos peligros. Y los inventamos tanto a menudo que tenemos esta capacidad prodigiosa que no tienen los demás animales de inventar peligros (tanto de cosas buenas, también), y entonces a menudo los seres humanos se estancan en estos miedos, en estas iras mal expresadas, en vez de realmente dedicarse a fomentar sus emociones positivas y a vivir.
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En un mundo donde todo se mide, los afectos, también se miden los juicios morales, por ejemplo, lo hace la Universidad de Harvard, a través de eso que llamamos la encuesta del “juicio moral”.
Y yo me pregunto cómo deciden los humanos y cómo se puede saber qué es bueno y qué es malo.

-Hay varias teorías, este test en particular que mencionas de la Universidad de Harvard es de un biólogo llamado Marc Hauser, que es digamos uno de los grandes especialistas en moralidad. El ha escrito un libro que se llama “mentes morales” para saber si naturalmente somos morales o no. Su impresión es que sí y la impresión en general de los expertos es que los humanos son naturalmente empáticos y tienden a la justicia social siempre y cuando el entorno y el cerebro no les esté diciendo “cuidado, esto es peligroso”. Es decir, el humano cuando siente que está en un entorno justo, democrático, transparente, lo que nos dicen los expertos es que tendemos a reaccionar de forma justa, democrática y transparente.

Ahora bien, si pensamos que tenemos delante una banda de ladrones o de tramposos, entonces hacemos trampas y tratamos mal a los demás.

Por eso, el entorno es tan importante en nuestras tasas de felicidad.
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atreverse a cambiar la realidad
lo dijo virginiawoolf 28 marzo 2010 | 10:25 PM
la realidad que experimentamos es el reflejo de nuestras expectativas, si proyectamos todos los días las mismas imágenes, nuestra realidad será idéntica día tras día.

Yo creo que hay que atreverse a cambiar esa realidad, y a abrir esas expectativas, por etapas, como te digo, en cada una nos regocijamos de eso que tenemos y no nos aferramos a lo que ya no podemos tener, el niño se hace adulto, el botón se abre a la flor, eso es, y así poco a poco, la vida se va abriendo y no tiene que reducirse, se puede sumar, ¿no es así, abuela normanda?

Muchos besitos, me alegra mucho verte, en esta noche de domingo de Ramos, y ya pues te deseo que empieces una feliz semana!!!

Love and blessings!!!!
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transmutar el dolor por amor
lo dijo virginiawoolf 30 abril 2010 | 5:49 PM
hola, Conrwall,

sí, es así, fíjate que lo que se dice es que de una misma sensación se puede extraer dolor y placer, se puede interpretar, es como una elaboración alquimista, y los místicos yo creo que son los grandes experimentadores. Aunque no todos podemos llegar ni lo pretendo tan hondo. Porque esto parecería el sadomasoquismo o el colmo del mecanismo perverso, que ya estudiamos por ahí está.

Entonces, de lo que sí se trar es de saber despegarnos de las emociones, sobre todo de aquellas que nos hacen daño, porque son ellas las que nos dominan a nosotros, de eso se trata, y esto se logra con una cierta madurez personal. Transmutar, el proceso de al alquimia sentimental, el odio por amor, esto sí se puede hacer, y entender que en todo proceso de dolor también hay un aprendizaje, porque todo aprendizaje es doloroso, y tiene que ser así. Y que la relación amorosa muchas veces tenemos que sacar de ella lo bueno, como un aprendizaje, esto ya sé que es dífícil decirlo o pensarlo, pero se puede hacer.

Por supuesto, hay emociones dolorosas que dependen de una causa , de un trauma doloroso, y que son especiales, y que llevan pasar un duelo, estas merecen ser objeto aparte, pero muchas otras veces, nos apegamos a las emociones dolorosas sin un motivo, realmente, y las vamos transmutando, nos van achicando, pero también podemos revertirlas, como decía antes Giacomo, creo entender.

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Lo que pasa por otra parte es que nos empeñamos en repetir errores, en caer en esquemas. Y realmente esto es una respueta en base a algo que nos preocupó del pasado, nos dolió cuando éramos pequeños. Y creamos una respuesta tipificada, repetida en la vida. Y por eso decirmos, que no somos amados, por ejemplo. O que todo el mundo nos abandona, somos presa del abandono de los demás.

Y estos sentimientos repetitivos te hacen perder tu tranquilidad , tu paz, porque no los controlas. Es algo mecánico, inconsciente que provoca una reacción fuerte.

A veces por eso no sabemos estar solos, porque pensamos que nos abandonan, y preferimos sacrificarnos antes de estar solos, y no elegimos bien.

O pensamos que a nadie le importamos, que no le importan nuestras necesidad, y es curioso porque hay muchas personas que piensan así. Y por eso nos volvemos tan exigentes.

Y está también el esquema de la dominación, del que hablamos en el post, y es curioso porque nuevamente es lo mismo pensamos que nuestras necesidades no tienen prioridad. Es como una sensación de impotencia, de decir " Nunca me salgo con la mía " .

Y o te resignas o te rebelas casi agresivamente. Para que no te sometan o te manipulen. A veces lo que intentamos es contentar al otro. Son respuestas diversas.

Pero realmente ni te comprometes nunca, que es lo que pasa, ni te implicas, ni te enfrentas al sentimiento de resentimiento que hay en el fondo de todo esto, cuando nos sentimos presas de un esquema de dominación.

Hay que reconocer que tenemos que ser asertivos con nuestros deseos.

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Los esquemas se producen por razónes objetivas, y nos defienden probablemente de personas que nos atacaron. Pero no podemos pensar que tenemos que desconfíar de todo el mundo, o bien pensar por el contrario, que hay alguien que puede ser un ángel o un salvador. Que sería el antódoto contrario. Eso no es.

Y en realidad, volvemos a lo mismo, las emociones nos disparan como un mecanismo de alarma, pero debemos entenderlas, no se trata de confundir el dolor con el placer, sino de saber conmutarlo, de saber el origen probable de cada uno de ellos.

Porque la gente no es ángel ni demonio, dominador o sumiso, al cien por cien. Tenemos que ir trazando nuestro propio esquema.

Y lo que necesitamos muchas veces es hacer conscientemente ir contra los esquemas porque son respuestas automáticas. Yo creo que estas respuestas matan muchas veces la capacidad de amor de las personas.


Y terminamos al final diciendo lo que digo al principio de mi post: " No soy digno de amor " y es triste vivir así también. Porque se tiene una autoestima muy baja.

Hay que enfrentarse pues con esos pensamientos. Ser más realista acerca de quienes somos. Y no ser tan duro con uno mismo. Siempre hay una parte luminosa en nosotros y tenemos que sacarla afuera, no vivir de espalda a ella.

Y nosotros somos los únicos que podemos cambiar, los demás te pueden ayudar en algo, abrir una puerta o una ventana o dar alguna indicación. Te pueden dar este destello en el que dices: Ah, pues sí esto ya no tiene ningún sentido para mí.

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Gracias, por venir Crnwall, fíjate todo lo que te he escrito, porque hay cosas que van saliendo a partir de todo esto que hablamos porque las tenemos ahondadas y guardadas, y es necesario analizarlas de nuevo.

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lo dijo virginiawoolf 30 abril 2010 | 1:47 PM
yo no sé en qué fase estoy, no me gustan que me clasifiquen como si fuese un objeto y tú muchas veces te prestas a todas estos tópicos.

Es como lo de comparar a los hombres con los cabestros, yo me esfuerzo por inventar un lenguaje distinto pero no para eso. Claro que los hay tontos y estúpidos, y como las mujeres, pero es que siempre es lo mismo, igualarnos por lo inferior, ahí supongo que nosotras ganamos todas.

Y es que desde luego, no es eso, Giacomo.

Ni fases ni fosas, ni fusas. Yo creo que no. Es de un grado más de tolerancia, de saber tratar el dolor del cuerpo, no es más, de mirar al cuerpo, no despreciándolo porque los místicos lo miran con desprecio, pero por lo menos se detienen a contemplarlo, crean un medio de mortificación.

Lo que yo trato es de superar el dolor, otra cosa es superar el desamor o la tristeza o el maltrato producido. Considerarse una humillada al fin y al cabo, si lo somos en algo que hemos elegido, tenemos que apechar con ello, como hacemos las más de las veces.

Que yo me humillaba, y él creía que lo hacía por él, sí, bien, y seguía, y creía que lo hacía por él, pero yo creo que todos nos humillamos, e incluso es que nos sentimos que necesitamos ser como esclavos de algo a lo que nos entragamos. El alma nace para ser esclava, dice María Zambrano, no para esclavizar, aunque algunos parece que son siervos siendo dominantes.

La lucha por superar las diferentes etapas de la historia es también una lucha del hombre por una continua liberación, de trabajos serviles o cada vez menos serviles, oficios mas o menos libres y nobles, en eso consiste la historia de la humanidad, y por eso las guerras.

Lo que sí es cierto es que en esta sociedad nos hemos acostumbrado a genitalizar el placer, se genitaliza todo, se sexualiza el placer, y no sabemos percibir los placeres de la mente o del esfuerzo de otro modo; yo creo que hay que reeducarnos en el dolor también, hay que saber convivir con el dolor, es como un aprendizaje también para el bien morir y para la vida.

También Cioran dice que el sexo es algo de lo que nunca nos cansamos, así como de las otras cosas nos cansamos; pero por otra parte dice que las civilizaciones están en un momento de apogeo cuando viven sin pensar en la vida, viven para cultivar los valores por sí mismos, cuando viven esclavas y feliz; pero cuando se vive solo para alimentar la vida, obsesionados de vida, las civilizaciones decaen. Y por otra parte, no sabemos cómo usar esta sexualidad, parece que estamos tarados si no hablamos de ella, si no la llevamos. Y no sabemos hacer una práctica culta de ella, sino que es un objeto de intercambio más puramente mercantil. Cuando la hemos desacralizado de todo, el sexo ha perdido su misterio. Y mientras en otras sociedades como la americana tratan de volver a un puritanismo, y tampoco es esto.

Y en cuanto al amor, yo creo que se tiene que comunicar así, como una relación amorosa entre dominante y dominado, y cuando esto no funciona así, o cuando al final llegamos a un punto de unión en que se difumina dónde está el dominante y el dominado, ahí es cuando yo creo que el amor es más perfecto que todo. Hay que cuidar por tanto mucho las relaciones, pero hay que aprender, y a veces desprenderse de los malos aprendizajes y todo eso lleva un tiempo, y soledad, sin duda, y mucha.

En fin, todas estas cosas se me ocurren decirte.

Gracias por pasarte, Giacomo.


lo dijo virginiawoolf 01 mayo 2010 | 12:18 AM
gracias ante todo por vuestros comentarios que son muy enriquecedores todos y me hacéis pensar más de lo debido y seguir buscando explicaciones a las cosas.

Lo cierto es que creo que estamos en unos momentos vitales en que el realismo ha superado a toda ficción, por optimista o por pesimista que esta fuera, lo cierto es que yo le diría al Hombre del traje gris, que tenemos que pensar que la vida, esta realidad que vivimos, es posible porque la vivimos a caballo entre el mundo real y el imaginario, así es como funcionamos los seres humanos, estamos a caballo entre lo real y lo imaginario. De forma que como Mary Poppins con una cucharada de azúcar hacía que la medicina pasara mejor, creo que tenemos que buscar elementos en el mundo imaginario para que la realidad pase mejor.

Y algo que se ve de ti es que te gusta cultivar cierto género realista o negro de novela ¿no? Pues bueno, intenta también introducir otros elementos imaginativos y creativos.

En cuanto a lo que dice Giacomo, yo creo que estás claramente interponiendo razones de tipo evolutivo, que se forman a través de elementos muy antiguos, probablemente es una forma muy antigua de juzgarnos los seres humanos. Y tú sabes que hay una razón de la evolución de la especie en defender, por ejemplo, cuestiones de honor, el mismo instinto maternal en la defensa de los hijos; todas estas cuestiones avolutivas hace que sí arremetamos contra los demás de una forma instintiva y animal; defendemos también la fidelidad de la pareja, pero a veces esto simplemente se hace así por una cuestión de que la hembra necesita retener al varón para el mantenimiento y el cuidado de la descendencia; mientras que en el hombre los motivos evolutivos cambian y la especie le lleva a procrear y a sentir la necesidad de estar con el máximo número de mujeres posibles. Y otodas estás razones quedan en un poso de la memoria genética y las transmitimos por generaciones, y en algún momento de nuestra vida saltarán o nos veremos arremetidos por ellas, y responderemos de acuerdo también a nuestra educación, nuestro entorno vital. Pero muy seguramente daremos respuestas instintivas vitales, y a veces sin tener ningun motivo o ninguna lógica.

Lo cierto, es que entonces lo racional ¿qué función tiene aquí? ¿Viene a perturbar la especie? Hay quien opina que el misterio del amor tiene sus propias razones, mejor que no trastoquemos demasiado los elementos instintivos. Sin embargo, el mirar con objetividad, el saber distanciarnos de las emociones que nos perturban, no creo que tiene que ser un elemento perturbador de la relación amorosa, sino al contrario. Porque psicológicamente el ser humano necesita amar, y es bueno para él vivir en pareja, más bien se diría que lo racional debería hacernos más tolerantes o más capaces de tener una inteligencia flexible. Y la razón no tiene por qué alejarnos de nuestras necesidades afectivas, creo yo, sino reforzarlas en todo caso.

Por otra parte, lo que dice la Abuela Normanda, que esta vez no has querido hablar mucho pero agradezco mucho tu visita, porque siempre nos enriquecemos mutuamente, con las vivencias de cada uno, lo cierto es que sí, el sacrificio puede ser algo que hace a las personas víctimas de sus propios esquemas, porque sacrifican su ser esencial, pues para protegerse del mundo. Es una respuesta protectora y eso es algo que los seres humanos tendemos a hacer muy fácilmente, sacrificar quiénes somos a nuestras necesidades de afecto, de lo que sea, con tal de sobrevivir.

Y tenemos a veces que ser más comprensivos con todo ello para poder vivir en paz y tranquilamente.

Esperando entonces contestaros a todos vosotros,
Publicado por Ishtar Sylphide en 21:29 0 comentarios Enlaces a esta entrada
la entrega del sumiso, dolor y placer
Nunca me has querido. Porque me has tratado más allá de todo, no por mis convicciones y mis sueños sino por mi cuerpo agonizante, por mi ojos que se humillaban, cuando yo ya me había entregado tú no me veías a mí. Y ahora ya es tarde, porque no has sido tú, tú ya eres otro. Aunque me hicieras sufrir, no puedo remediarlo. O tal vez sí. No, pero no, vete con tu diosa… Estoy destinada a otro. A ser un ser insignificante, a vivir como todos.

Tú te burlas de mí. Me sometes y no te gusta sin embargo verme así, y la sumisión es reducirse a la voluntad del dominante; anonadarse para ser lo que quiera y como nos quieras tú, mi dueño. No lo quieres reconocer pero te gusta jugar a ese juego pero con la “mente” sobre todo, ahí es donde me dominas. Ahora no eres mi dueño y por eso ya no te importa lo que había pasado entre nosotros, ahora no puedo sostenerme ya así del mismo modo.

Estaba enamorada, pero loca de mí, por esa pasión o proyección mía. Conocí, en fin, el dolor como puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia más alta: enamorada. Porque la relación amorosa entre dominante y dominado, cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de aquél.

A veces el dolor excesivo conduce a la inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, en nuestro cuerpo, de áreas, fibras y músculos que habitualmente ignoramos. Y los lugares del cuerpo, de sensibilidad tan diferente… Un campo infinito… Pero, sobre todo, me ejercité en el dolor. Comprendí que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte.

Pero hoy lo he pasado muy mal porque tú no llegabas del taller, y al final me he declarado a mi amigo, le he dicho la verdad, no podía soportarlo más.

He comprendido que tú me has rechazado siempre, que he sido tu espíritu, tu guía todo lo más. Y él es el amor carnal para mí, por eso mismo él es mi dios y tiene poder sobre mí, aunque él no lo reconocerá tampoco y me humillará tanto como tú me has humillado a mí o más todavía, porque este dolor el del placer carnal es aún más doloroso, pero es mi amigo, quien tengo mas cerca de mi. Y necesita de mí, al venir a mí tambien él se ha entregado.

Pero cierto no soy nada, mañana le diré igual que a ti, que ya no le quiero. Aunque puede seguir llamándome. Pero ahora sé querer de verdad, sí con agonía. Soy esa chispa de vida que tú me describiste una vez… Nunca lo supe antes. Hacia el hombre sólo sentí dependencia y además rechazada. Su amor era dirigido hacia una mujer que yo no era. Me quería deformada, por eso todo fue fingimiento, y ahora que ha descubierto a su diosa, se va y me deja sola. ¿Te asombra?

-Ésa es la entrega del sumiso y más aún de la sumisa entregada a su dios.

-¿Qué es eso? Eso no me parece posible, que se pueda extraer placer digamos del dolor, de la sumisión, ni tampoco sólo de una diosa carnal, ni nada así, necesitamos entrañarnos en la carne pero también ser personas, ser dignas.

-No, no es así. Yo siempre te he agradecido que me humillases: al hacerlo te has ocupado de mí, te me has entregado. Me he jactado, incluso, de toda degradación impuesta por tu mano, por tu voluntad, por tu placer. Ahora como tú dices, necesitamos oír otras voces.

Imitaré a los místicos, los más altos vividores del amor aunque lo ofrezcan a un altar imaginario: muchos quieren ser los más degradados a los ojos del mundo para sentirse más seguros en su bajeza, más esclavos de lo que adoran.

No, no soy masoquista y no he hecho la experiencia. Pero asomarse a ese cielo abismal, y no a tus armas mercantiles vendiendo un simulacro, es otra de las exaltaciones humanas, como la del poder máximo, la del arte supremo, la del descubrimiento científico y, desde luego, la del amor. La sumisión es reducirse a la voluntad del dominante, estamos acostumbrados a que sea la vida porque ella es más grande y nos domina, pero yo prefiero que seas tú, no me da miedo; anonadarme para ser lo que quiera y como nos quiera nuestro dueño. Y si éste nos somete al dolor, entonces el látigo es un cable comunicante: su chasquido en la piel receptora repercute en el brazo hiriente, que así se entrega al sumiso… Dar y recibir, ese goce completo de la vida, se cumple a la vez en ambos.

En su silencio adivino recuerdos. ¡Cómo me gustaría asomarme a ellos, saber hasta el

fondo! Aunque me hicieran sufrir. Lo cierto es que he sufrido mucho ese dolor, sin someterme, y hubiera sido mejor someterme, ahora me doy cuenta, sí, pero he sido tonta, ay , tonta, yo creía que eso no era amor y sí lo era, era un juego comunicante, era así, al que me sometía involuntariamente; hubiera sido mejor quererlo, hubiera gozado más, creo que sí.

Cuánto tenemos que aprender de los místicos, que por cierto estuve en la exposición del Joven Murillo, y vaya rostros místicos, algunos infundidos del espíritu de la escuela de Jose Ribera, y otros por su vivencia con los franciscanos, qué vida era esa, y sin embargo, tan sencilla y tan gozosa.

~

El cerebro puede interpretar diversamente una misma sensación

como placer o dolor: esto hay que saberlo y que aprenderlo.

Por eso el dolor sufrido no depende sólo de cómo nos golpea el dominante sino, sobre todo, de cómo lo recibe y acepta el sumiso, el ‘bottom’. Viví el umbral del dolor y también su frontera, donde se confunde con el placer y a partir de ahí se transforma del todo en éste: una vez más el erotismo conecta con los místicos y con los mártires, dichosos en la tortura. Y a veces, como dije antes, el dolor excesivo conduce a la inconsciencia, pero también, en cambio, nos hace conscientes, de nuestras partes del cuerpo, que habitualmente ignoramos. Conocí, como dije, el dolor como puerta de acceso a una experiencia física y como meta de llegada a otra experiencia más alta: enamorada.

Porque la relación amorosa entre dominante y dominado, cualesquiera que sean sus sexos, llega a su hondura hasta la unidad de ambos celebrantes, allí donde el sumiso es tan dueño como el amo y éste es un servidor de aquel. Porque el dueño obedece al sumiso cuando le increpa así a su sostén.

Aprendí a dosificar los grados y modos de la humillación, de la represión, del dolor. La diferencia entre el látigo, el azote, el murmullo, el grito, pues cada objeto causa efectos distintos, como la tímbrica de los

instrumentos musicales. Valorar las resistencias y texturas de la piel humana y sus reacciones a cada golpe o a cada sonido. Y es que el placer y el dolor están tan juntos como lo están la vida y la muerte, como antes dije también.

Sólo he vuelto a la ascesis de la sumisión para reencontrarme. Créeme, no soy radicalmente sádica.

Pero aquí hay un mundo superficial y machista, en el fondo, y pronto supe que aquí yo no me encontraría tampoco bien. Por eso lo perfeccioné, intenté introducir la idea, la filosofía en él, los sueños, la ciencia y la innovación, la astrología.

Por eso yo también no sólo me humillé sino que he humillado sin escrúpulos, y con un desprecio que a algunos les movía a desearme más, pero sabía que así no encontraría mi compañero de viaje ideal.

~

Lo lógico sería encontrar un varón sin machismo, y a veces sería como un amante fetichista que goza en la sumisión. Con una fantasía erótica ajena a toda represión.

-Sí, así. A un lado, lo luminoso y la sumisión de los místicos, al otro, ajena a represión, porque es ímpetu oscuro de la libertad materna y su fuerza vital. Donde represión se entiende que es represión educativa sexual.

“Ya sabe que soy suya!” proclamó silencioso el deseo en mi corazón, pero mi humildad, intimidada ante su grandeza, me prevenía

contra excesivas ilusiones…

- “¡Me has vaciado

de mí!¡Lléname de ti!”

- Te preguntas quién soy, un ser humano que como tantos lo callan, no lo digo por ti y por eso eres tu quien me asombra a mí, por tu limpia transparencia, tu elemental integridad. Pero ahora ya no veo en ti orgullo sino humildad, lo sentí lo vi todo cuando hable aquella vez contigo y oí tu voz.

~

” Hundida, sí pero no transformada. Lo amaba con la locura lúcida, frenética y embriagadora que manda Dionisos, con el amor furioso… ¿Debí amarlo y convencerlo con discursos platónicos? El no me escuchaba, él nunca hablaba de amor. Y el amor que se prolonga hasta la muerte es ya la muerte misma. Debió serlo. Quiero como Rilke morir mi propia muerte. Es mi única salida, así mi muerte morirá conmigo. Y el dios, complaciente, y cruel y desdeñoso, hizo que el bosque ardiera y murieron los dos. Qué castigo tan duro es el amor.” Antonio Gala, en Los Papeles de agua.

—¡No vuelvas a marcharte! ¡Y si te vas, llévame! Aunque sea para servirte siempre. Lo digo como lo siento. Llévame como un perrito, como un collar. O, mejor, márcame

con tu tatuaje… No vuelvas a dejarme sola.

” Me enlaza; me muevo sobre nubes, atenta a no defraudarle. Asombro, ilusión, entusiasmo, vértigo. Su brazo en mi cintura, su mano asiendo la

mía, me guían. Su cuerpo me toca y se aleja, su calor me traspasa, su

aliento en mi cuello, su mejilla incendia la mía, su muslo abre mis piernas, me

arrebata la embriaguez… Su muslo entre mis piernas ¿será verdad?…

—Llevarte es una delicia.

Me sofoco de júbilo. ¡Que el momento se eternice!

Giro como él me manda; me alejo y le reencuentro, doy unos pasos a su lado y me

vuelve hacia él, me estrecha… ¡Seguir, seguir!, pero se acaba, los acordes sonoros

son finales. El lo detecta y me dobla hacia atrás; no caigo porque me sujeta, me

retiene con sus brazos… y entonces, ya sin música, se dobla sobre mí y me besa muy

suave en la boca. Tiene entonces que sostenerme en vilo; mis piernas se desmayan.

Quedo de rodillas ante su figura. Me toma la mano para alzarme hasta él. ” Jose Luis Sampedro en El amante Lesbiano.

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