jueves, 30 de diciembre de 2010

sobre la felicidad

la vía de la felicidad

El camino de la felicidad no pasa por el yo y puede haber individualismo, yo creo que es el camino de la anulación del yo el que mejor conecta con las enseñanzas de la filosofía oriental queramos o no.
Y la felicidad no es algo que se pueda buscar directamente, casi siempre la buscamos a través del juego.
Un arte de vivir abarcaría no sólo la felicidad sino la comprensión de la adversidad sin caer en la renuncia, que nos permita vivir con el sufrimiento y contra él.
La felicidad como el sufrimiento hay que subordinarlos a la libertad, la felicidad es una emoción y como todas las emociones son transitorias, aún así todos tendemos a ella como a un bien natural, como decía Aristóteles.
Alguien me ha lanzado un golpe cierto pero yo no puedo construir mi felicidad a base de golpes.
A veces pienso que es mejor renunciar a ti, ¿pero cómo voy a convencerte yo a ti?, no sé siquiera cuál es el camino correcto para mi felicidad.
Hay tres sentimientos positivos a los cuales les tomamos el pulso con frecuencia, que son el placer, la alegría y la felicidad. Y la felicidad es como un estado superior a los dos anteriores, la felicidad es la suma, consiste en ilusión y en un cierto equilibrio y un cierto proyecto previo.
No hace falta decir que la felicidad es el verdadero antídoto contra la depresión, el insomnio y la tristeza, y que la melancolía es como un estado intermedio que nos puede recoger y nos salva cuando a veces la felicidad no nos llega del todo, porque la vida es muchas veces injusta con nosotros.
Alborotando el placer de ciertos viejos estremecimientos procura una cierta mansa felicidad. ¡Cuánto tiempo para esto, cuántos años buscando lo que estaba tan cerca!
Ay amado! Si sólo supieras el estruendo de mi lomo arqueado de flechas en esta tarde de nostalgia, si sólo supieras las muertes que muero a diario para posar mi cabeza sobre tu hombro.
Yo quiero algo que me dé la felicidad, no quiero sólo lo bello, quiero algo que me explique qué sentido tiene estar aquí y ahora y que no me deje por ello.
La mayor felicidad parece que está en la sala de espera de la felicidad, en la búsqueda de ella, la dopamina tiene mucho que ver con el placer y es que parece que el placer es mucho mayor cuando la recompensa no es segura que cuando lo es.
Podemos imaginar hechos desgraciados pero la imaginación aquí también juega un papel y esa fuerza del inconsciente hoy es lo que nos lleva a otro posible sentimiento. Las emociones son los resortes de nuestra conducta, no hay acción si no hay emoción, no hay decisión sin carga emocional.
No estamos solos ni abandonados, la felicidad es un deseo y una aspiración individual, a la sociedad no le interesa la felicidad, porque sólo busca que uno consuma más, la felicidad se conquista también, parece transitoria pero podemos conquistarla.
La felicidad es un estado de conciencia que integra el deber como la satisfacción.
Tenemos que luchar contra ese pasado de infelicidad, saber que la felicidad es una meta nuestra y que la historia sólo nos enseña siglos de aprender a sufrir como hombres castigos de la religión, tenemos que dejar atrás esos aspectos negativos de las creencias, aquello de que este mundo sólo está para penar y ganar el otro.


La mirada del otro es muy importante, hay miradas que son irresistibles, por su naturalidad, por su carácter enigmático, por su alegría constante, la mirada de la Gioconda por ejemplo.
Creo que tenemos una capacidad infinita para ser infelices y para buscarnos nuestra infelicidad. Yo misma me estaba ahogando, me estaba metiendo otra vez en la boca de un pez, pero seguía porque lo que no quería era pensar, lo que no quería era justificarme mi mala suerte.
Creo que hay dos vías para la felicidad, una es la vía cómoda, la del disfrute y del juego y la otra es la vía de la nobleza, la de reconocer un progreso, un mérito o un esfuerzo.
No se puede permanecer siempre en un estado emocional único pues las emociones están hechas para fluctuar como la aguja de una brújula, la felicidad es una emoción y sus resortes saltan cuando se produce una situación concreta.
A veces no sé si estoy haciendo bien las cosas, no esperar ya nada de la felicidad es lo que me queda también porque es en la antesala de la espera donde está la felicidad.
Las emociones pertenecen al cuerpo y los sentimientos a la mente pero la interacción es muy estrecha, por tanto hemos de cuidar las emociones para alcanzar nuestra felicidad como una meta y aspiración.
Pues si se elige la felicidad y el optimismo donde cabe una posibilidad vale la pena apostar por el lado positivo.
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